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Apunte Derecho Penal I PDF
Apunte Derecho Penal I PDF
⎯ La pena del partícipe se fija en relación con la parte del proceso ejecutivo cumplida por
el autor.
⎯ Comenzar un acto de participación sin consumarlo -tentativa- no es punible.
FORMAS DE COMPLICIDAD.
Complicidad necesaria (o primaria) Según el art. 45 de nuestro Código Penal es cómplice
primario el que presta al autor o autores un auxilio o cooperación sin los cuales no habría
podido cometerse el hecho.
Complicidad NO necesaria (o secundaria) Según el art 46 de nuestro Código penal es
cómplice secundario el que coopera de cualquier otro modo, al previsto para el cómplice
primario, a la ejecución del hecho o preste una ayuda posterior cumpliendo promesas
anteriores a éste.
En cuanto a la pena que le corresponderá podemos decir que:
Los autores, coautores, autor mediato, cómplices necesarios e instigadores les
corresponderá la pena establecida para el delito.
En cambio solo a los cómplices no necesarios o secundarios tendrán una pena menor (si
la pena establecida para el delito fuere divisible en razón de tiempo o cantidad, los
cómplices no necesarios serán reprimidos con la pena correspondiente al delito,
disminuida de un tercio a la mitad; si la pena establecida para el delito fuese de reclusión
perpetua, al cómplice secundario se le aplicará reclusión de 15 a 20 años, y si fuere de
prisión perpetua, la del cómplice secundario será prisión de 10 a 15años.
En cuanto a los CRITERIOS DE DISTINCIÓN en la actualidad, la doctrina se inclina por
la denominada teoría de los bienes escasos.
Si el partícipe coopera al delito con un objeto difícil de obtener, con uno del que el autor
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material no dispone (bien escaso) es Cómplice necesario.
CONCURSO DE DELITOS.
La idea central sobre la que reposa la diferencia entre unidad y pluralidad delictiva es la
unidad o pluralidad de hechos.
Son manifestaciones de unidad delictiva el concurso ideal de delitos y el delito continuado.
En tanto que el concurso real configura una pluralidad delictiva.
CONCURSO IDEAL DE DELITOS. CONCEPTO Y PENALIDAD.
Existe concurso IDEAL de delitos cuando el autor comente un hecho que cae bajo más de
una sanción penal.
Sanción penal no significa pena, sino que se refiere al tipo delictivo y su pena respectiva.
Los dos componentes del concurso ideal son la realización de un hecho único y la
pluralidad de tipos delictivos en los que encuadra.
EJEMPLO: El pariente de una menor que la accede carnalmente, supuesto que el incesto
esté castigado, incurre por su conducta carnal en la sanción del estupro, pero por la
circunstancia de ser pariente de la víctima, también cae bajo la sanción del incesto.
Pena aplicable: principio de la absorción, unifica la pena en la pena mayor conminada
para el hecho por la ley.
La mayoría de la pena depende, en primer lugar, de su naturaleza.
a) Si las penas de los distintos tipos delictivos son de la misma naturaleza, por ej. dos
tipos penales reprimidos con prisión:
⎯ es mayor la pena cuyo máximo es mayor.
⎯ si los máximos son iguales, la mayoría de la pena se determina por el mínimo mayor.
⎯ Si los máximos y los mínimos son iguales, pena mayor es la que establece una pena
conjunta por ej., prisión e inhabilitación.
b) Si las penas son de distinta naturaleza, pena mayor será la de naturaleza más grave
(reclusión, prisión, multa e inhabilitación).
DELITO CONTINUADO CONCEPTO. REQUISITOS. CONSECUENCIAS JURÍDICAS.
El delito continuado es la concurrencia de varios hechos - cada uno de ellos delictuoso en
sí mismo - que, por su dependencia entre sí, están sometidos a una sola sanción legal.
Elementos
1. pluralidad de hechos; Exige que la misma persona cometa dos o más hechos
discontinuos, incluso en tiempos y lugares distintos.
2. la dependencia de los hechos entre sí: los varios hechos deben concurrir o proseguir en
relación con una sola y misma delincuencia que no se ha agotado (homogeneidad
delictiva).
3. su sometimiento a una misma sanción legal: Esta es la condición que le confiere unidad
legal a los hechos que materialmente no son independientes. La totalidad de esos hechos
merezcan la misma calificación delictiva de que, en el caso de pluralidad de ofendidos, la
naturaleza de los bienes lesionados admita esa unificación delictiva.
Ejemplo: el ladrón que en una misma noche sustrae varios objetos del mismo negocio
penetrando una y otra vez al lugar; en tal caso, la consumación delictiva representa una
unidad material y subjetiva, pues el propósito del autor fue uno solo (sustraer las
mercaderías existentes en ese comercio), pero no pudiéndolo hacer de una sola vez porque
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cuenta con un vehículo pequeño, lo hace en varios "viajes".
El delito continuado genera como principal consecuencia que los plurales hechos
dependientes son sancionados con una pena única.
No hay dificultad alguna cuando se trata de los mismos tipos delictivos en juego, pero la
cuestión puede 'complicarse en el caso de continuidad delictiva entre hechos tentados y
consumados, o entre hechos simples y agravados. En tales casos se impondría el principio
de absorción debiéndose aplicar la pena mayor.
CONCURSO REAL DE DELITOS. CONCEPTO.
Existe un concurso real (o material) de delitos cuando concurren varios hechos
independientes cometidos por una misma persona. Si los varios hechos independientes se
adecuan al mismo tipo penal estamos en presencia de un concurso real homogéneo; de lo
contrario, es heterogéneo.
El concurso real presupone: dos o más hechos; la independencia de esos hechos; su
concurrencia; su enjuiciamiento en un mismo proceso judicial.
Los hechos son independientes entre sí cuando no están vinculados, como partes, de una
misma empresa delictiva. De modo que, si suprimimos uno de ellos, el otro subsiste
porque es independiente de aquel.
Los hechos son concurrentes sí, no habiendo condena firme, son imputables al mismo
autor. El enjuiciamiento en un mismo proceso penal requiere que los delitos
independientes no hayan sido juzgados con anterioridad.
Penalidad.
La pena del concurso real varía, pero siempre rige el principio de la pena única.
a) Si se trata de hechos reprimidos con una misma especie de pena (ej. Todos reprimidos
con prisión).
El máximum surge de la suma aritmética de las penas máximas; sin embargo, este
máximo no puede exceder de 50 años de reclusión o prisión
El mínimo de la escala del concurso real es el mínimo mayor de las escalas penales de los
tipos en juego, aunque pertenezca a un tipo cuyo máximo de pena sea inferior al de los
otros.
b) Si se trata de hechos reprimidos con distinta especie de pena (ej. Prisión y reclusión)
se aplicará la pena más grave, teniendo en cuenta los delitos de pena menor. La más grave
es la pena de reclusión. Hay que hacer aquí una conversión jurídica. Es decir, convertir
la pena a la más grave, ej., convertir la prisión a reclusión -tomando como base el art., 24
teniendo en cuenta que 2 días de prisión equivalen a 1 de reclusión-.
Una vez que tenemos ambas escalas penales homogéneas-ambas reclusión- se aplica
como mínimo el mayor y como máximo la suma aritmética de las penas máximas.
La inhabilitación y la multa se aplicarán siempre
ACCION PUBLICA Y ACCION PRIVADA
LA ACCIÓN PÚBLICA: Por regla, la acción penal es pública y se ejerce de oficio (art., 71
CP). Excepcionalmente la acción penal es pública, pero de instancia privada, o es privada.
El titular del ejercicio es el órgano del Estado (Ministerio Público o Fiscal), el cual debe
iniciar su ejercicio de oficio (principio de la oficialidad de la acción).
Una consecuencia del ejercicio de oficio de la acción pública es que su ejercicio está regido
por los principios de legalidad e indivisibilidad.
El principio de legalidad le exige al órgano público que inicie ese ejercicio si prima facie
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resulta que se ha cometido un delito perseguible por acción pública, salvo que, debido a
la función pública del autor, ese ejercicio esté constitucionalmente supeditado a la
resolución de un antejuicio. Éste puede consistir en un procedimiento de desafuero, o de
juicio político o de enjuiciamiento ante un jury.
El ejercicio de la acción pública es indivisible, porque debe realizarse en contra de todos
los participantes en el delito y no sólo de algunos; y es irretractable.
ACCIÓN PÚBLICA DEPENDIENTE DE INSTANCIA PRIVADA: Es una acción pública cuyo
ejercicio corresponde al órgano público, pero no de oficio, sino que sólo corresponde
formar causa contra el imputado a instancia (esto es, denuncia o acusación) del agraviado
por el delito.
El ofendido en consecuencia no tiene el ejercicio de la acción penal, pero sí un derecho
preprocesal de provocar su ejercicio.
Son acciones dependientes de instancia privada las que nacen de los siguientes delitos: •
Violación, estupro, rapto y abuso deshonesto, cuando no resultare la muerte de la persona
ofendida o lesiones gravísimas
• Lesiones leves, sean dolosas o culposas. Sin embargo, en los casos de este inciso se
procederá de oficio cuando mediaren razones de seguridad pública o interés públicos;
• Impedimento de contacto de los hijos menores con sus padres no convivientes;
ACCIÓN PRIVADA: Aquellas que en atención a la preponderancia del interés del ofendido
o agraviado por el delito en el castigo o impunidad del hecho, su ejercicio está reservado
a él o, siendo incapaz, a sus guardadores o representantes; o tratándose de calumnias o
injurias, a los sucesores de aquél; o, si la ofendida es una persona colectiva, a sus
autoridades representativas.
Son tales las emergentes de los delitos de: • calumnias e injurias, • violación de secretos,
salvo en los casos de concurrencia desleal e • incumplimiento de los deberes de asistencia
familiar, cuando la víctima fuere el cónyuge.
A pesar de que en los casos de delitos de acción privada se proceda por querella o
denuncia, sólo la querella es procesalmente apta para hacerlo, pues la segunda no
significa ejercicio de la acción, ni liga al denunciante al procedimiento. El ofendido o
agraviado tiene el gobierno pleno de la acción.
Puede querellar a uno o a todos los culpables, o renunciar la acción, y después de la
condena, puede extinguir la pena por perdón.
SUB EJE TEMÁTICO 3
PENAS. Concepto.
Desde un punto de vista absolutamente formal, la pena constituye “un mal con el que
amenaza el derecho penal para el caso de que se realice una conducta considerada como
delito”.
Se alude a un mal, porque su aplicación se refiere a la restricción coercitiva de derechos
del autor del delito, como sucede con la libertad en las penas de prisión, el patrimonio en
las de multa, etc.
TEORÍAS ABSOLUTAS Y RETRIBUTIVAS (SOBRE EL FUNDAMENTO DEL FIN DE
LAS PENAS). CARACTERIZACIÓN Y ALCANCE.
Teorías absolutas o retributivas: Para esta corriente, la pena se orienta exclusivamente
hacia el pasado. Su fin se satisface con la respuesta al delito cometido, es decir, se causa
un mal (PENA) al autor de un delito, a los fines de compensar el mal causado por él.
Ventaja: Así se garantiza el respeto de la dignidad del hombre, la pena es la retribución
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del injusto cometido, respetando un fin en sí mismo.
Desventaja: El Estado no logra alcanzar la idea “metafísica” de justicia, ya que la pena se
limita a la retribución por el delito cometido, y no previene nuevos delitos.
Teorías relativas o preventivas: La pena se orienta hacia el futuro ya que su función no se
limita a ser una respuesta al delito cometido, sino que busca prevenir nuevos delitos
dirigiéndose a sus posibles autores para que no los cometan.
En este caso, la pena es un medio para prevenir futuros delitos.
Ahora bien, ese objetivo puede lograrse dirigiéndose a toda la comunidad para evitar que
surjan delincuentes de la sociedad como sostienen las concepciones de prevención
general; o sólo el autor del delito como refieren las concepciones de prevención especial.
INDIVIDUALIZACION DE LA PENA EN SUS DISTINTAS ETAPAS O FASES
Primera Etapa. Individualización legal.
El legislador, cuando crea una ley, define la conducta típica reprochable y las sanciones
que le corresponderán.
En esta fase, mediante la desaprobación legislativa de ciertas conductas, se busca
alcanzar dos finalidades preventivas:
- Prevención General: mediante la amenaza explícita de la sanción;
- Prevención Especial: de manera accesoria, al disponer la exención de pena, como
en el caso de la tentativa desistida, por entenderse que el sujeto sintió los efectos de
la prevención general.
Segunda Etapa: La Individualización Judicial.
Corresponde aquí al juez individualizar qué pena será la que se aplique al reo en el caso
concreto, tanto en su especie como en su cantidad.
Tercera Etapa: individualización Ejecutiva de la Pena.
En esta etapa, se ejecuta efectivamente la pena en la modalidad prevista en la sentencia.
Judicialmente, está a cargo de un Juez de Ejecución Penal, quien tiene a su cargo el
control, autorización y toda resolución que sea de su competencia desde el día que el
condenado ingresa al instituto hasta su egreso definitivo.
Su principal función es garantizar al interno el cumplimiento de normas constitucionales,
tratados internacionales con jerarquía constitucional y en general, los derechos no
afectados por la condena o la ley.
CLASES DE PENA EN EL CÓDIGO PENAL ARGENTINO.
Por su naturaleza o el bien jurídico afectado.
a) Penas restrictivas de la libertad.
Consiste en una limitación de la libertad ambulatoria del condenado. Ej.: la prisión, la
reclusión y la expulsión del país.
b) Penas pecuniarias.
La pena recae sobre el patrimonio del condenado. Ej.: la multa y el decomiso.
c) Penas impeditivas o privativas.
Éstas importan la pérdida, la imposibilidad de ejercer o la suspensión del empleo, cargo,
derecho o profesión. Ej.: la rehabilitación.
d) Penas humillantes.
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Afectan el honor del condenado, tal la retractación en las calumnias e injurias.
Según la forma en que se encuentran conminadas por la ley.
Hay casos en los que el legislador, procurando brindar mejores posibilidades de
individualización judicial, conmina varias penas en forma paralela para un mismo delito.
Atendiendo a este caso, las penas pueden clasificarse en:
a) Penas conjuntas.
En principio, las penas deben “imponerse acumulativamente”. Por lo general, en su
redacción legal aparecen unidas por la conjunción copulativa “y” (Arts. 143 – ley 14.626 –
y 175 bis del Código Penal), pero a veces se emplean otras expresiones (Art. 260, 2° parte,
del Código Penal). Sin embargo, la acumulación también puede ser facultativa. Tal es lo
que sucede en los casos de inhabilitación especial del Art. 20 bis y de la multa del Art. 22
bis del Código Penal.
b) Penas alternativas.
Son aquellas previstas simultáneamente en las que la aplicación de una excluye la de la
otra. Normalmente, se encuentran separadas con la conjunción disyuntiva “o” (v. gr. Arts.
79, 94 y 142 del Código Penal).
Por su divisibilidad.
Este tipo de penas se divide en:
a) Penas indivisibles.
Se contemplan como “una magnitud única”, es decir, sin ninguna posibilidad de
graduación, como sucede con las penas perpetuas (v.gr. Art. 80 del Código Penal).
b) Penas indivisibles.
Son las que permiten al Juez “seleccionar la que considera adecuada entre distintas
magnitudes, observando los máximos y los mínimos fijados por la ley”. Tal es lo que sucede
con las penas privativas de la libertad temporales (v.gr. Art. 79 del Código Penal).
Por su duración.
Este tipo de penas se divide en:
a) Penas perpetuas.
En principio, significa que se trata de una pena indivisible que se aplicará mientras viva
el condenado. Pueden tener ese carácter la reclusión, la prisión y la inhabilitación (v.gr.
Art. 80 del Código Penal). Sin embargo, en el Derecho Penal argentino, la reclusión y la
prisión perpetuas pueden cesar a los veinte años por libertad condicional (Art. 13 del
Código Penal) y la inhabilitación perpetua a los diez o cinco años, según se trate de
inhabilitación absoluta o especial (Art. 20 ter del Código Penal).
b) Penas temporales.
Son aquellas que “duran un cierto tiempo”. En nuestro ordenamiento, encontramos la
reclusión, la prisión y la inhabilitación (v.gr. Arts. 79, 162, 164, 172 del Código Penal).
Las penas temporales también son, por su naturaleza, divisibles. Aunque “el Código Penal
no establece en su Parte General cuál es el máximo y cuál es el mínimo de las penas
temporales” el examen de las distintas escalas previstas en la parte especial nos permite
afirmar que mientras “el mínimo legal de la reclusión y la prisión es de veinticinco años,
el mínimo legal de la prisión es de cuatro días” (Art. 96 del Código Penal), y el de la
reclusión, de quince días (Art. 93 del Código Penal).
Penas principales y accesorias.
Se pueden clasificar en:
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a) Penas principales.
Son las que se aplican autónomamente, por sí solas. Es decir, sin depender de la
aplicación de otras penas (v.gr. son penas principales las privativas de libertad de los Arts.
79, 162, 164, 172, etc.; las de inhabilitación de los Arts. 84 y 94, o las penas de multas
de los Arts. 110, 155, 156, todas del Código Penal). Se trata de la regla.
b) Penas accesorias.
Su aplicación está subordinada a la imposición de una pena principal. Es decir, son
inherentes a una pena principal y, por esta misma razón, suele entenderse que no es
necesaria su expresa imposición en la sentencia. Son sanciones de esta clase la
inhabilitación absoluta accesoria prevista en el Art. 12, 1° supuesto del Código Penal, el
decomiso, contemplado en el Art. 23 del Código Penal, y la pérdida de la carta de
ciudadanía y la expulsión del país (ley 12.331 de profilaxis antivenérea, Art. 17).
PENAS PRINCIPALES.
Enumeradas en orden de gravedad decreciente por el Art. 5 del Código Penal, son las
siguientes:
a) Penas privativas de libertad.
Ya se indicó que son aquellas sanciones en las que el mal impuesto al condenado consiste
en la restricción de su libertad ambulatoria. Como penas principales, la legislación
argentina contempla la prisión, la reclusión y la expulsión del país prevista por el Art. 17
de la Ley N° 12.331.
b) Reclusión y prisión. (Código Penal y Ley 24.660).
La reclusión y la prisión constituyen las únicas penas de encarcelamiento vigentes.
“Esencialmente” consisten en la privación de la libertad ambulatoria del condenado
mediante su internación “en un establecimiento cerrado, en el cual debe permanecer
durante el tiempo que la sentencia determine”. Sin embargo, debe aclararse que dicho
concepto, bueno para definir el “núcleo” de la sanción, no caracteriza con toda exactitud
al régimen vigente que busca, precisamente, limitar el encierro progresivamente, en la
medida de lo posible y de lo necesario.
Las diferencias entre ambas sanciones provienen de la antigua división entre crímenes y
delitos. Mientras la reclusión se aplicaba a los primeros (crímenes), y revestía carácter
infamante (“quitaba la fama, la reputación, privaba del honor”), la prisión se reservaba a
los delitos y se satisfacía con el encarcelamiento. Luego, la reclusión nació como una pena
más gravosa que la prisión.
Pero la forma de cumplimiento de ambas clases de sanción privativa de la libertad se
encuentra equiparada por la Ley de Ejecución penitenciaria (Ley N° 24.660). En ese
sentido, su Art. 8° prescribe que las únicas diferencias en la ejecución obedecerán al
tratamiento individualizado; y el Art. 57, que los penados se llamarían “internos”, sin
importar la clase de sanción que cumplan (la equiparación está vigente desde 1958, antes
de la ley N° 24.660, a través del derogado Decreto ley N° 412/58).
Sin embargo, aún subsisten algunos institutos, ajenos a la forma de cumplimiento del
encierro, que determinan que la reclusión siga siendo una pena más severa que la prisión.
Estas diferencias se advierten en:
a) Detención domiciliaria.
Contemplada en el Art. 10 del Código Penal. Este régimen más beneficioso, sólo resulta
aplicable para el condenado a pena de prisión que no exceda los seis meses y se trate de
“mujeres honestas” o de “personas mayores de sesenta años o valetudinarias”.
Pero no debe confundirse con la prisión domiciliaria prevista en los Arts. 33 y concordantes
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de la Ley N° 24.660, en los que no se hace referencia entre condenados a prisión o
reclusión.
b) Libertad condicional.
Prevista en el Art. 13 del Código Penal. Para ejercer este derecho se exige, en caso de
condenas privativas de libertad de tres años o menos, que el penado haya cumplido un
año si la pena es de reclusión; mientras que, si es de prisión, sólo necesita cumplir un
encierro de ocho meses.
c) Condena de ejecución condicional.
Normado por el Art. 26 del Código Penal. Este beneficio puede ser otorgado
facultativamente por el Tribunal en los casos de primera condena a pena de prisión que
no exceda los tres años; no así para la pena de reclusión.
d) Cómputo de pena preventiva.
El Art. 24 del Código Penal establece que el tiempo durante el cual el condenado estuvo
encarcelado por prisión preventiva antes de la sentencia, debe computarse a los fines del
cumplimiento de la pena impuesta por la condena que lo declare culpable del delito.
Al precisar las equivalencias entre el encierro preventivo y el impuesto por la pena,
computa un día de prisión preventiva para considerar cumplido un día de prisión (1 x 1);
mientras que se requieren dos días de prisión preventiva para considerar un día de
reclusión (2 x 1). Esta diferencia se advierte, aunque con equivalencias distintas, en el
cómputo previsto por la ley N° 24.286; pero, desde el caso CSJN GRAMAJO, la reclusión
por tiempo indeterminado está derogada tácitamente (no por una ley); por lo tanto, la pena
se cumple 1 x 1.
Luego, en ambos casos, el condenado a prisión goza de un cómputo más beneficioso que
aquel al que se le ha impuesto una pena de reclusión.
REINCIDENCIA. CONCEPTO.
Habrá reincidencia siempre que quien hubiera cumplido, de forma total o parcial, una
pena privativa de libertad cometiere un nuevo delito punible también con esa clase de
pena.
No dará lugar a reincidencia la pena cumplida por delitos políticos, los previstos
exclusivamente en el Código de Justicia Militar, los amnistiados o los cometidos por
menores de 18 años.
Efectos.
- El reincidente no tiene el beneficio de la libertad condicional;
- En el caso de quien tenga condena de cumplimiento condicional, quien reincida perderá
también el beneficio y deberá cumplir de manera efectiva la condena en suspenso de la
que gozaba;
- La reincidencia es una pauta que el Juez toma en cuenta a los fines de la determinación
de la pena.
CONDENA DE EJECUCIÓN CONDICIONAL.
Es la condena dictada a pena privativa de libertad de corta duración, suspendiendo en el
mismo pronunciamiento su efectiva ejecución, con un plazo en que el condenado deberá
observar ciertas conductas y abstenciones.
La finalidad perseguida es la redención del delincuente no habitual, otorgándole el
beneficio como estímulo para su esfuerzo de reinserción a la vida normal, bajo la condición
determinante de que no cometa otro delito durante el tiempo a prueba.
Pero, la ley no ha previsto únicamente un beneficio estimulante de la voluntad del
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delincuente (basado en la buena fe), sino que lo acompaña con el apercibimiento de
ejecutar la pena impuesta en su totalidad, si en el lapso acordado, la conducta posterior
demuestra que no hubo arrepentimiento por el delito cometido. A esta amenaza, se agrega
que, en el caso de comisión de un nuevo delito dentro del plazo legal, sufrirá íntegramente
la pena que estaba suspendida, junto con la del último delito (ambos en concurso real).
La falta de arrepentimiento se patentiza por la recaída en el delito, o por la inobservancia
de las reglas de conducta fijadas por la ley y por el Juez, conforme lo dispuesto por el Art.
27 del Código Penal.
El Código dispone su procedencia para los casos de condena a pena de prisión (no
reclusión) que no exceda los tres años, haciendo referencia a la pena fijada en concreto y
no al máximo conminado en abstracto para cada delito, excluyendo las penas de multa e
inhabilitación.
- Requisitos.
El Tribunal está facultado, es decir que valorará el caso concreto y sus circunstancias,
luego de lo cual y de acuerdo con expresos fundamentos, puede conceder el beneficio u
ordenar que la pena sea de cumplimiento efectivo.
Para que el Juez pueda suspender el cumplimiento de la pena impuesta, la ley exige como
requisito, que se trate de una primera condena a la especie de prisión no mayor de tres
años (aunque se trate de un concurso de delitos).
El significado de primera condena comprende: tanto una primera condena sufrida por el
sujeto, como en una segunda condena después de trascurrido el término legal de diez
años si ambos delitos fueron dolosos, u ocho años cuando uno de ellos fuera culposo. En
ambos casos, a partir de que la sentencia quede firme (Art. 27 del Código Penal).
- Condiciones.
Para la procedencia de la suspensión de la ejecución penal, el Juez deberá fundar, bajo
pena de nulidad, su decisión. Los fundamentos consisten en la valoración que haga el
juzgador en la misma sentencia, de circunstancias subjetivas y objetivas, “que demuestren
la conveniencia de aplicar eficazmente la privación de la libertad” (Art. 26 del Código
Penal).
Las circunstancias que deberá valorar el Juez son las relacionadas en el Art. 26 con
carácter meramente enunciativo. Son relativas al sujeto: su personalidad moral, actitud
posterior al delito, motivos que lo impulsaron a delinquir y, respecto al hecho, la
naturaleza de éste.
La apreciación que deberá realizar el Juez deberá estar apoyada por informaciones que le
permitan formar criterio. Estos auxilios al juzgador provienen de su propio requerimiento
o de lo que las partes (fiscal, imputado) puedan arrimar al proceso (Art. 26, párrafo 1, 3°
enunciado).
- Revocación.
La suspensión de la ejecución de la pena será revocada si el condenado no cumple con las
condiciones impuestas. Tanto puede ser la comisión de un nuevo delito dentro del término
de cuatro años, como el incumplimiento persistente o reiterado de las reglas de conducta
que el reo debe observar cabalmente durante el tiempo ordenado (Art. 27 del Código Penal).
Tales reglas de conducta (todas o algunas) podrán ser modificadas, en la misma sentencia,
de acuerdo con la conveniencia en el caso concreto.
El plazo de cumplimiento de las reglas de conducta, entre dos y cuatro años, puede
extenderse por su interrupción: si el condenado no cumple con alguna regla, el Tribunal
puede disponer que no se compute todo o parte del tiempo transcurrido, iniciándose
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nuevamente el cómputo.
DERECHO PENAL PENITENCIARIO. LEY DE EJECUCION DE LA PENA PRIVATIVA
DE LA LIBERTAD.
El Derecho Penal Penitenciario es el conjunto de normas que determina los modos de
cumplimiento de la condena. Se refiere al contralor en la administración de la pena. La
sentencia penal de condena es sólo declarativa, no ejecutiva. Es este derecho el que regula,
como etapa final, la efectiva aplicación del derecho penal. Sus disposiciones están
contenidas en la ley de ejecución de pena privativa de libertad N° 24.660 y los decretos
reglamentarios 18/97, sobre disciplina de los internos; 1058/97, sobre alternativas para
situaciones especiales y prisión domiciliaria; y 1136/97, sobre relaciones familiares y
sociales de los internos.
- Derechos y deberes de los internos.
La denominación interno está establecida en el Art. 5 de la ley 24.660 para la persona
condenada o sujeta a medida de seguridad que se aloje en instituciones previstas en esta
ley.
En cuanto a los derechos de los internos, la citada ley establece genéricamente en el
Artículo 2: “El condenado podrá ejercer todos los derechos no afectados por la condena o la
ley y las reglamentaciones que en su consecuencia se dicten…”.
En forma específica, podemos citar:
a) Bienestar psicofísico (Art. 58), asistencia médica (Art. 143); asistencia espiritual
(Art. 153);
b) Instalaciones sanitarias y elementos indispensables para su higiene (Art. 60);
c) Alojamiento individual o conjunto de internos cuidadosamente seleccionados (Art.
62);
d) Vestimenta digna, acorde al clima y a la estación (Art. 63);
e) Alimentación adecuada a sus necesidades, y sustentada con criterios higiénico-
dietéticos (Art. 65);
f) Información de sus derechos (Art. 66);
g) Formular peticiones (Art. 67);
h) Trabajar (Art. 106);
i) Formación profesional (Art. 114);
j) Remuneración (Art. 120);
k) Educación (Art. 133);
l) Mantener relaciones familiares y sociales (Art. 158 y ss.);
m) Asistencia post penitenciaria (Art. 172).
En cuanto a las obligaciones, el mismo Art. 2° de la ley 24.660 establece genéricamente
que el interno debe cumplir “con todos los deberes que su situación le permita y con las
obligaciones que le su condición legal le impone”.
En forma específica, el Art. 79 dispone: “El interno está obligado a acatar las normas de
conducta para posibilitar una ordenada convivencia, en su propio beneficio y para
promover su reinserción social determinen esta ley y los reglamentos que se dicten”. Tiene
derecho-deber de trabajar (Art. 106). El trabajo del interno tiene caracteres, finalidades,
limitaciones y prohibiciones específicas (Art. 107).
PROGRESIVIDAD DEL SISTEMA PENITENCIARIO.
Sobre las características del régimen penitenciario, dispone el Art. 6° de la ley 24.660: “El
régimen penitenciario se basará en la progresividad, procurando limitar la permanencia del
condenado en establecimientos cerrados y promoviendo, en lo posible y conforme a su
evolución favorable, su incorporación a instituciones semi-abiertas o abiertas, o a secciones
separadas regidas por el principio de autodisciplina”.
Se consagra la conveniencia de un tránsito pausado, continuo, desde los establecimientos
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cerrados a los abiertos; desde la máxima seguridad a la autodisciplina.
- Períodos.
El régimen penitenciario aplicable al condenado, cualquiera fuere la pena impuesta, se
caracterizará por su progresividad y constará de los siguientes períodos:
1) Periodo de observación.
Se realizan los estudios, diagnóstico y pronostico del condenado, según el Art. 13;
2) Periodo de tratamiento.
Éste podrá ser fraccionado en fases que importen al condenado una paulatina atenuación
de las restricciones inherentes a la pena, previstos por el Art. 14;
3) Periodo de prueba.
Este período comprende, de forma sucesiva: a) la incorporación del condenado a
establecimiento abierto o sección independiente de éste, que se base en el principio de la
autodisciplina; b) la posibilidad de obtener salidas transitorias del establecimiento; c) la
incorporación del interno al régimen de semilibertad, dispuestos en el Art. 15;
4) Periodo de libertad condicional.
El Juez de Ejecución, o Juez competente, podrá conceder la libertad condicional al
condenado que reúna los requisitos fijados por el Código Penal, previo los informes
fundados del organismo técnico-criminológico y del Consejo Correccional del
establecimiento. Esta facultad está prevista por el Art. 28.
- Libertad asistida: Requisitos y Condiciones.
La libertad asistida permitirá al condenado sin la accesoria del Art. 52 del Código Penal, el
egreso anticipado y su reintegro al medio libre seis meses antes del agotamiento de la pena
temporal.
El Juez de Ejecución o Juez competente, a pedido del condenado y previo los informes del
organismo técnico-criminológico y del Consejo Correccional del establecimiento, podrá
disponer la incorporación del condenado al régimen de libertad asistida (Art. 54 de la ley
24.660).
La jurisprudencia ha interpretado este instrumento en estos términos: “La concesión de
la libertad asistida constituye un beneficio del que puede gozar el interno, que exige una
especial valoración de las condiciones personales en que se encuentra, a los fines de
descartar la existencia de grave riesgo para el condenado o la sociedad. Las exigencias
para su concesión son mayores que las previstas para la libertad condicional, la que se
acuerda a quienes no son reincidentes y a los cuales sólo se les exige haber “observado
con regularidad los reglamentos carcelarios (Art. 13 del Código Penal)”.
“Se trata de una forma de ejecución rodeada de todas las garantías procesales, decidida y
controlada por la magistratura competente y sujeta a restricciones mucho más rigurosas
que las propias de la libertad condicional”.
“Es verdad que el beneficio pretende, con esta libertad anticipada antes del agotamiento
de la pena, evaluar cuál es el grado de reinserción logrado y a ello se dirigen las
condiciones que se imponen y la supervisión que se exige (Art. 55 de la ley 24.660). Pero
ello no importa su concesión en forma automática sin efectuar el pronóstico de
peligrosidad que prevé la ley: posibilidad de daño para sí o para la sociedad en base a los
informes criminológicos que se poseen”.
“La situación no es asimilable a la concesión de la libertad por agotamiento de la pena,
que no es precedido de ningún pronóstico, pues en ese caso se ha extinguido la facultad
del Estado para mantener al sujeto privado de su libertad, aun cuando no se hayan
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alcanzado los objetivos perseguidos con la pena (Art. 1°, ley 24.660)”.
El condenado incorporado al régimen de libertad asistida deberá cumplir las siguientes
condiciones:
1. Presentarse, dentro del plazo fijado por el Juez de Ejecución o Juez competente, al
Patronato de presos y Liberados que le indique para su asistencia y para la
supervisión de las condiciones impuestas;
2. Cumplir las reglas de conducta que el Juez de Ejecución o Juez competente fije, las
cuales sin perjuicio de otras que fueren convenientes de acuerdo a las
circunstancias personales y ambientales del condenado, podrían ser: a)
Desempeñar un trabajo, oficio o profesión, o adquirir los conocimientos necesarios
para ello; b) Aceptar activamente el tratamiento que fuere menester; c) No frecuentar
determinadas personas o lugares, abstenerse de actividades o de hábitos que, en el
caso, se consideren inconvenientes para su adecuada reinserción social. Salvo
expresa indicación en contrario, siempre regirá la obligación señalada en el inciso
a) de este apartado.
3. Residir en el domicilio consignado en la resolución judicial, el que podrá ser
modificado previa autorización del Juez de Ejecución o Juez competente, para lo
cual éste deberá requerir opinión del patronato respectivo.
4. Reparar, en la medida de sus posibilidades, los daños causados por el delito, en los
plazos y condiciones que fije el Juez de ejecución o Juez competente. Estas
condiciones regirán a partir del día de egreso hasta el agotamiento de la condena
(Art. 55 de la ley 24.660).
- Periodo de libertad condicional: concepto; finalidad.
Es el periodo durante el cual el penado sale de su encierro, pero está sometido a una serie
de obligaciones. Es una característica del sistema progresivo y forma parte de la pena.
Esto marca la diferencia entre la libertad condicional y la gracia, que establecía el antiguo
Código (el de 1886), según la cual, el penado, después de cumplir los dos tercios de la
pena, podía pedir gracia del resto, y si ésta le era concedida, quedaba en libertad pura y
simple, y no en libertad condicional.
La libertad condicional es una suspensión condicional del encierro que se cumple como
pena (Art. 13 del Código Penal) o medida de seguridad (Art. 53), la cual, por consiguiente,
no es una ejecución de la pena o medida, sino precisamente lo contrario. El liberado
condicionalmente no ha cumplido su pena o medida, pero tampoco la está cumpliendo en
libertad. Sólo está sometido a un término de prueba destinado a decidir si la sanción ha
de declararse extinguida por el encierro sufrido (Arts. 16 y 53 del Código Penal) o si el
condenado la debe seguir cumpliendo (Arts. 13 y 63 del mismo cuerpo legal). Pero la
libertad condicional no modifica la condición de penado o de sometido a medida de
seguridad del que goza de ella, ni influye en el sistema de la pena o medida más allá del
ámbito de encierro y de lo relacionado con el cese de éste (Art. 12 del Código Penal).
- Requisitos.
De acuerdo con expresa disposición del Art. 13 del Código Penal, autoridad competente
para otorgarla es la judicial, previo informe de la dirección del establecimiento
penitenciario sobre la conducta del interno.
La autoridad judicial competente es el Juez de la condena. En caso de unificación de penas
(Art. 58 del Código Penal), es el Juez que impuso la pena única.
Se trata en realidad del periodo de ejecución de la pena, la cual corresponde al Juez de la
causa, que en el caso es el de la ejecución de la sentencia. A ese Juez lo designa la
respectiva ley procesal (Art. 537 – actual Art. 515 – del Código Procesal Penal de Córdoba).
La solicitud o instancia de libertad condicional es indispensable, porque el obtenerla es
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un derecho del condenado. Por consiguiente, el trámite para su obtención no puede
iniciarse de oficio por la autoridad administrativa ni por el Tribunal. Deberá presentarse
por escrito firmado por el penado. El escrito debe cursarse al Tribunal por la dirección del
establecimiento o la autoridad que designe la ley y el reglamento pertinente. Así queda
autenticada la solicitud.
Dice el Art. 13: “El condenado a reclusión o prisión…”.
Esto significa que el beneficio sólo corresponde a los condenados, vale decir, a quienes
una sentencia firme les ha dado tal calidad.
En cuanto al tiempo que debe transcurrir para peticionarlo, se deben enumerar
situaciones diversas:
a) El condenado a reclusión o prisión perpetua deberá haber cumplido veinte años de
condena;
b) El condenado a reclusión o prisión por más de tres años, dos tercios de aquella;
c) El condenado a reclusión por tres años o menos, un año;
d) El condenado a prisión por tres años o menos, ocho meses;
e) Si hubiere correspondido la aplicación de la accesoria de reclusión por tiempo
indeterminado, 5 años de cumplimiento de ésta (Art. 5 del Código Penal).
“Las condenas a un año de reclusión u ocho meses de prisión no dan lugar a libertad
condicional. Para tales casos está la condena condicional; no existe, ni tendría razón de
existir, una libertad condicional basada en la observancia regular de los reglamentos
carcelarios por un término inferior a ocho meses”.
A los efectos del cómputo de la condena cumplida se cuenta, según lo dispuesto por el
Artículo 24 del Código Penal, el tiempo de prisión preventiva que haya sufrido el penado
a raíz del delito que motivó su condena, vale decir por cada dos días de prisión preventiva
uno de reclusión y uno a uno para la pena de prisión. Eso significa que al simple encierro
preventivo se le asignan los efectos correctivos del régimen carcelario. De allí que la
observancia regular de los reglamentos carcelarios (buena conducta) sea un requisito
exigible desde el momento mismo de la detención y no solamente a partir de que el
condenado empieza a cumplir la pena. Aun no existiendo autoridad administrativa
competente, la buena conducta del detenido se comprueba por la ausencia de sanciones
disciplinarias. Existen sobre el particular diversidad de opiniones (recordar el caso CSJN
GRAMAJO).
Pero para que ese tiempo integre el cómputo del término a los fines de la libertad
condicional, la prisión preventiva tiene que haberse cumplido el local o establecimiento
sometido a una dirección administrativa que pueda informar sobre si el detenido cumplió
con el reglamento, pues de otra manera faltaría el antecedente administrativo
indispensable para resolver sobre la liberación.
El término de observancia de los reglamentos carcelarios comienza con la iniciación del
encierro, preventivo o definitivo, y termina al cumplirse el lapso establecido por el Art. 13
para el caso. El término no es prorrogable en contra ni a favor del penado. La solicitud de
libertad condicional no es, por tanto, reiterable, salvo que la denegatoria se haya fundado
en no haberse cumplido el término legal. El beneficio de la libertad condicional no sólo
supone un primer período determinado de prueba para concederla, sino también un
segundo igualmente determinado de prueba de la conducta del penado en libertad, el cual
se disminuye si se prorroga el momento de iniciación del encierro.
Dice el Art. 17 del Código Penal: “Ningún penado cuya libertad condicional haya sido
revocada podrá obtenerla nuevamente”.
A diferencia de la condición de reincidente del condenado (Art. 14), la revocación de la
libertad condicional obtenida por un preso no es un obstáculo permanente para la
obtención de la libertad condicional, sino que únicamente impide que el liberado cuya
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libertad condicional fue revocada de acuerdo con Art. 15, párrafo 1, pueda recuperarla.
Cuando la reparación civil no se hubiere cumplido durante la condena, el Juez, en caso
de insolvencia, señalará la parte de los salarios del responsable que debe ser aplicada a
esas obligaciones, antes de proceder a concederle la libertad condicional (Art. 29 inc. 4 del
Código Penal). Concuerda con la obligación que se impone al liberado de adoptar, en el
plazo que el auto de soltura determine, oficio, arte, industria o profesión, si no tuviere
medios propios de subsistencia (Art. 13 del Código Penal). El precepto supone una
condena a reparar, dictada en sede penal o civil. El incumplimiento de esta obligación no
produce la revocación de la libertad, ni el descuento del término de la condena de todo o
parte del período de libertad (Art. 15 del Código Penal). “Se trata de una obligación sin
sanción. Incluso carece de efectos especiales desde el punto de vista civil, porque a todos
los efectos procesales que le puedan asignar ya los posee la sentencia civil condenatoria”.
- Condiciones.
Se encuentran enumeradas por el Art. 13 del Código Penal; y se pueden clasificar en
condiciones compromisorias y condiciones de inspección.
Las condiciones compromisorias son:
1. Residir en el lugar que determine el auto de soltura;
2. Observar las reglas de inspección que fije el mismo auto, especialmente la obligación
de abstenerse del consumo de bebidas alcohólicas y/o (por carácter extensivo)
sustancias estupefacientes;
3. Adoptar, en el tiempo que el auto determine, oficio, arte, industria o profesión, si no
tuviere medios propios de subsistencia;
4. No cometer nuevos delitos;
5. Someterse al cuidado del patronato, indicado por las autoridades competentes.
Por reglas de inspección se entiende el efectivo sometimiento a los modos de vigilancia
impuestos, como el deber de presentarse ante el Tribunal cada treinta días, comunicar
todo cambio de domicilio (permanente o transitorio), etcétera.
La última parte de esta misma condición se trata de una regla que tiende a evitar la
influencia de un importante factor de desarreglo de conducta y de delincuencia en nuestro
país. Aunque la letra de la ley limita el compromiso a la no ingestión de bebidas
alcohólicas, la finalidad del precepto y la idéntica o más perniciosa influencia del uso de
estupefacientes demuestra que este uso está comprendido.
Estas condiciones regirán hasta el vencimiento de los términos de las penas temporales y
en las perpetuas hasta cinco años más, a contar desde el día de la libertad condicional.
Aquí parece haberse deslizado un error, pues ciertas penas temporales pueden tener un
término mayor de condicionalidad que las perpetuas: la pena de 25 años de prisión tiene
8 años y 4 meses de pruebas.
- Consideración y crítica del Art. 14 del Código Penal.
Dice el Art. 14 del Código Penal: “La libertad condicional no se concederá a los
reincidentes…”.
Esta disposición interpretada sistemáticamente en el conjunto de normas que establece
el ordenamiento represivo resulta incongruente con lo dispuesto en el Art. 53 del mismo
cuerpo legal, desde que coloca en situación de privilegio a los multireincidentes, es decir,
aquellos condenados a los cuales se les hubiere aplicado una medida de seguridad en los
términos del Art. 52 del mismo cuerpo legal, quienes sí gozan del beneficio de la libertad
condicional. En pocas palabras, en nuestro sistema penal el reincidente simple no tiene
derecho al beneficio de la libertad condicional mientras que el multireincidente sí lo tiene.
- Revocación.
El Art. 15 del Código Penal establece: “La libertad condicional será revocada cuando el
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penado cometiere un nuevo delito o violare la obligación de residencia. En estos casos no se
computará, en el término de la pena, el tiempo que haya durado la libertad”.
“La revocación deberá ser resuelta por el Juez a cargo de la ejecución de la pena, si se debe
a que el penado ha violado el deber de residencia, porque únicamente está en juego un
asunto de su incumbencia. Por el contrario, si la causa de la revocación fue la comisión de
un nuevo delito, es aplicable el Art. 58 del Código Penal. En principio, es competente el Juez
del nuevo delito, que lo deberá hacer en la pertinente sentencia condenatoria. Si ese Juez
no lo ha hecho, es competente el Juez que haya dictado la pena mayor”.
La violación de las condiciones establecidas por los incs. 2, 3 y 5 del Art. 13 carece de
efectos revocatorios respecto de la liberación, pero los puede tener si el Tribunal así lo
decide, sobre el cómputo de la condena. El Tribunal podrá disponer, mientras el
condenado no cumpla o en tanto interrumpa el cumplimiento de lo dispuesto en alguno o
todos los incisos, que no se compute en el término de la condena todo o parte del tiempo
que hubiere durado la libertad (Art. 15, 3° disposición del Código Penal). De esta manera,
el Juez puede ampliar el término de prueba del liberado, sin que éste descuente al mismo
tiempo la pena que le fue impuesta.
No obstante, a los fines de verificar el cumplimiento de cualquiera de las obligaciones
impuestas al liberado, es importante que el Tribunal (o Juez de Ejecución) mantengan
fluida comunicación acerca de las actividades que aquél desarrolla en libertad.
- Extinción de la pena.
Dice el Art. 16 del Código Penal: “Transcurrido el término de la condena, o el plazo de cinco
años señalado en el Art. 13 sin que la libertad condicional haya sido revocada, la pena
quedará extinguida, lo mismo que la inhabilitación absoluta del Art. 12”.
“Esas extinciones pueden producirse más allá de esos términos si el Tribunal, debido al
incumplimiento de las condiciones establecidas por los incs. 2, 3 y 5 del Art. 13, han
extendido la duración de la libertad vigilada, no computando el término de la pena todo o
parte del tiempo de ese incumplimiento. En este caso, esa extinción se operará por el
vencimiento del nuevo plazo resultante del descuento ordenado por el Juez”.
- Alternativas para situaciones especiales.
a) Prisión domiciliaria.
Establece el Código Penal que la pena de prisión que no exceda de seis meses puede
hacerse cumplir por simple detención domiciliaria, cuando se trata de mujeres honestas o
de personas mayores de sesenta años o valetudinarias, esto es, enfermizo, delicado, de
salud quebrantada (Art. 10).
Concretamente, la ley 24.660, en su Art. 32, dispone: “El Juez de Ejecución o Juez
competente confiará la supervisión de la detención domiciliaria prevista en el Artículo 10 del
Código Penal a un Patronato de Presos y Liberados o Servicio Social calificado, de no existir
aquel. En ningún caso estará a cargo de organismos judiciales o de seguridad”.
Si el condenado a prisión con beneficio de detención domiciliaria llegara a quebrantarlo,
le será revocado el beneficio y quedará sometido al régimen de prisión discontinua (Art.
35 inc. a).
MEDIDAS DE SEGURIDAD. Concepto.
Son los medios de que dispone el derecho penal moderno, distinto de las penas y que
cumplen una función de prevención especial.
Es otra forma de reacción penal dirigida a aquellos sujetos inimputables o en los cuales
la pena no ha cumplido el efecto esperado.
Sólo partiendo de la peligrosidad y de la defensa social, es posible la aplicación de ciertas
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sanciones a los inimputables y a ciertos imputables peligrosos.
- Las medidas de seguridad en el derecho penal argentino.
En nuestro derecho penal positivo, existen tres clases de medidas de seguridad:
a) Educativas.
También llamadas tutelares; se aplican a los menores buscando completar su educación
y en ciertos casos propender a su reeducación.
Consisten en la internación de la persona en un establecimiento de corrección.
En este tipo de medidas, el cese está representado por el paso de la minoridad a la mayoría
de edad.
Para ordenar la cesación de una medida de seguridad o tutelar, el Tribunal deberá oír al
Ministerio Público, al interesado o, cuando éste sea incapaz, a quien ejercite su patria
potestad, tutela o curatela, lo mismo que en su caso, al Consejo Provincial de Protección
al Menor. Además, deberá requerirse el informe técnico oficial del establecimiento en que
la medida se cumpla y el dictamen, por lo menos, de dos peritos.
b) Curativas.
Son eminentemente terapéuticas, cuyo fin es la curación o mejoramiento de la salud
mental. Por ej., la internación en un nosocomio o un tratamiento ambulatorio.
Claramente, la medida se sostiene hasta que se comprueben la desaparición de las
condiciones que lo hicieron peligroso, y si bien nada se dice sobre la forma de esa
comprobación, se deduce que ello debe verificarse por resolución judicial con audiencia
del Ministerio Público y previo dictamen de peritos como en el caso anterior.
c) Eliminatorias.
Se aplican a reincidentes y tienden a lograr un mejoramiento de la conducta del interno.
Se impone a delincuentes imputables y consiste en la reclusión por tiempo indeterminado
(o perpetua de los incorregibles) en un establecimiento especial nacional. Presuponen el
cumplimiento de la pena establecida en la última condena y el transcurso de 5 años más
con la especial consideración del grado de peligrosidad del condenado.
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