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Angie julieth Corchuelo ochoa

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Un evento tan trágico e inesperado como el rápido contagio de miles de


personas en todo el mundo y, desgraciadamente, la muerte de muchos, ¡terrible!
está consiguiendo que nuestras economías se tambaleen. Los acontecimientos se
desarrollan con tal rapidez que las cifras de afectados van cambiando hora a hora.
Nos enfrentamos a una pandemia. Sin inmunización previa, ni vacunas ni
retrovirales, por el momento, nuestra única forma de prevención es mucha higiene,
y más responsabilidad aún para evitar los contagios.

Este es un caso donde hay una clarísima externalidad negativa y donde la


coordinación en las respuestas, gestionada por los poderes públicos, es
imprescindible para poder salir de esta crisis económica, que ya está aquí.

Actualmente nuestros gobiernos están tomando medidas severas para


prevenir contagios (teletrabajo, limitación de la posibilidad de viajar, prohibición de
aglomeraciones). El objetivo fundamental, como tanto se está insistiendo desde la
Administración Pública y los medios de comunicación, es que el sistema de
Sanidad no colapse: para ello, el flujo de infectados en un momento dado no
puede ser desorbitado. De ahí la necesidad de observar estrictamente las medidas
de prevención, aislamiento y distancia social.
Por ejemplo, la estrategia de Corea del Sur para monitorizar a los
potenciales enfermos vía App a la vez que haciendo chequeos masivos a la
población en espacios públicos abiertos habilitados al efecto, en vez de casa por
casa o en hospitales y, con ello mitigar contagios y colapsos, ha sido
tremendamente exitosa.

Desde nuestro punto de vista todos los países deberíamos aprender de


ellos. En cualquier caso, la distancia social es fundamental para disminuir la tasa
de crecimiento de los contagios.
Y esto así poder tornar que las alternativas económicas fuesen más fácil de
reactivar así aprender a sostener la producción. Antes de cerrar los servicios,
como en Lombardía, puede explorarse subir el IVA, temporalmente, a aquellas
actividades que lleven a la aglomeración y así desincentivar su consumo (tanto
más justificado cuanto menos populares sean dichas actividades).
El gobierno ya está tomando medidas asimilando las cuarentenas a bajas
por accidentes laborales. Pero hay que tener un plan global. Para ello debe estar
muy claro que esta no es una crisis como en 2008. Esta crisis se debe a que
tenemos que paralizar la economía real para frenar los contagios. Y mientras que
la economía real esté parada, la economía financiera no puede seguir al albur de
las expectativas. Aunque la economía financiera no tuvo disciplina en el 2008 nos
parece que este, sin duda, es el momento para que la tenga y, para que quien
tiene la autoridad para exigírsela, lo haga.

Los países tienen grandes necesidades de financiamiento, y una gestión


sólida y transparente de la deuda es crítica para asegurar el pago futuro de la
deuda actual y para mantener los costos de endeudamiento bajo control,
restablecer la sostenibilidad de la deuda y contener los riesgos financieros. Si los
bancos centrales contribuyen al financiamiento fiscal, la aplicación de normas que
garanticen una vuelta a la política monetaria previa a la pandemia puede estimular
la confianza de los inversionistas. Los acreedores, incluidas las instituciones
financieras internacionales, pueden dirigir los esfuerzos en esta área promoviendo
normas comunes
En conclusión Los políticos pueden ver con cierto temor la eventual
consolidación de las finanzas públicas tras la crisis de la COVID-19, dadas las
complicadas decisiones presupuestarias que se verán obligados a tomar. Sin
embargo, la consolidación fiscal articulada mediante reformas tributarias no tiene
por qué tener un alto costo político. Los costos electorales pueden evitarse, o por
lo menos reducirse considerablemente, si el diseño de las medidas tiene en
cuenta consideraciones económicas y políticas

Recuperado
https://www.imf.org/external/pubs/ft/fandd/spa/2020/06/pdf/fd0620s.pdf
MARTIN WOLF es editor asociado y comentarista económico principal del
Financial Times.
Agur, I., y S. Sharma. 2015. “Rules, Discretion, and Macro-Prudential Policy”. En
Institutional Structure of Financial Regulation—Theories and International
Experience, editado por Robin H. Huang y Dirk Schoenmaker. Londres: Routledge

Kupers, R. 2020. A Climate Policy Revolution: What the Science of Complexity


Reveals about Saving Our Planet. Cambridge, MA: Harvard University Press

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