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La parada indefinida que inició ayer General Motors de Venezuela (GMV) llena de
dudas el futuro de la industria automotriz. Una deuda de 1,2 millardos de dólares con
sus proveedores y cuatro meses sin reponer inventarios obligaron a la empresa a tomar
la decisión.
Asimismo, la cifra resulta insuficiente para los compromisos que tienen las siete
ensambladoras con sus suplidores debido a los retrasos de Cadivi. En febrero la Cámara
Automotriz de Venezuela (Cavenez) reportó una deuda de 2,2 millardos de dólares.
Desde entonces la misma ha ido aumentando y hoy se ubica en 3,2 millardos de dólares.
"El problema está en el pago de la deuda. La solución real no la hemos visto, está en
construcción", afirmó una fuente ligada a la industria.
Según explicó, Cadivi ha liquidado recientemente divisas a cada compañía, pero "nunca
liquida los requerimientos reales", por lo cual la deuda con los proveedores no se
detiene.
El riesgo que afrontan los fabricantes es que, tal y como le ocurrió a GMV, se corten las
líneas de crédito y se supenda el suministro de materiales.
Los datos de Cavenez reflejan que la producción acumulada de automóviles cayó 9,7%
con respecto a 2008. La brecha podr´´ia ampliarse ya que tres ensambladoras están
reduciendo sus ritmos de trabajo para evitar paralizaciones. "Pedimos como industria
que nos dejen producir, esta es una actividad que agrega valor en Venezuela", indicó la
fuente.