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GEOGRAFÍA DE ESPAÑA. CURSO 2008-2009 EL TURISMO.- TEMA.

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EL TURISMO EN ESPAÑA Y SU SIGNIFICADO GEOGRÁFICO.


LOS ATRACTIVOS TURISTICOS COMO FACTOR DE DESARROLLO EN CASTILLA Y LEÓN

El desarrollo del turismo, tanto interior como exterior, en España es un fenómeno reciente por lo que se
refiere a la gran importancia económica que ha llegado a adquirir y a la fuerte impronta espacial que presenta
en determinadas zonas. De todos modos, los movimientos de ocio en España tienen ya una duración suficiente -
unos 40 años- como para que se estén produciendo cambios en sus rasgos, los cuales están configurando un nuevo
modelo de turismo.

A.- IMPORTANCIA ECONÓMICA Y TRANSCENDENCIA SOCIOECONÓMICA DE LA ACTIVIDAD TURÍSTICA.

ƒ La gran importancia de España en el ranking internacional del turismo se pone de manifiesto tanto por el
número de visitantes extranjeros como por el volumen de divisas que aportan. Así, con un porcentaje que
supone en ambos conceptos un 7% aproximadamente respecto al total mundial, España se coloca en el tercer
lugar, después de Francia (11%) y de EEUU (9 %). Sin embargo, la importancia económica del turismo para
España es mayor de la que revela la posición de nuestro país en el ranking turístico internacional. En efecto, el
peso que tiene el empleo turístico en el empleo total y los ingresos turísticos en el PIB dobla, en términos de
porcentajes, al que tiene este sector en países tan importantes en este campo como son los EEUU, Francia o
Italia. Es decir, en España la dependencia económica del sector turístico es mucho más fuerte que en
aquellos países desarrollados que destacan por su actividad turística.
ƒ La transcendencia socio-económica es además muy grande por tres razones.
- Los ingresos procedentes del turismo exterior fueron una fuente constante y creciente de inversiones que
contribuyeron al desarrollo económico de los años sesenta y han vuelto a ser un elemento fundamental en
la recuperación económica del quinquenio 1985-1990. Actualmente las divisas ingresadas por turismo
vienen a financiar en los últimos años el 150% del déficit comercial, y suponen una cuarta parte del valor
de la importaciones españolas.
- El turismo es, además, una fuente fundamental de ocupación de la población activa, especialmente en las
zonas turísticas más características, aunque en parte adolezca del problema de su estacionalidad. En el
conjunto de España proporciona empleo directo a casi tres cuartos de millón, que se ve incrementado con
otros 500.000 puestos de trabajo indirecto, totalizando un 8,5 % de la población activa española.
- A ello hay que añadir el fomento de la actividad constructora a que ha dado lugar, con su ocupación de
personas y la creación de industrias complementarias en torno a la construcción, como son las del
cemento, cerámica, muebles, etc. Por ello ha tenido también un valor estabilizador de la población cercana
a las zonas turísticas, al darle ocupación en la construcción y en las actividades turísticas propiamente
dichas, reduciendo así las migraciones de determinadas zonas andaluzas, levantinas o de las Baleares.
ƒ Efectos negativos. Sin embargo, no todos son efectos beneficiosos; la actividad turística supone sus
contrapartidas económicas. Así, por ejemplo, es evidente que la acumulación turística durante el verano ha
contribuido a incrementar el índice de inflación, al producirse una acumulación espasmódica de la demanda, la
cual, por otro lado, no siempre se dirige a los productos nacionales, lo que puede contribuir a un incremento de
la importación y, por tanto, del déficit comercial. En otro orden, el turismo también representa gastos que han
de ser asumidos por el Estado en los Presupuestos Generales, en forma de financiación de infraestructuras
que se han de levantar, como autopistas o aeropuertos, o de campañas de propaganda internacional que se han
de llevar a cabo a través de ferias internacionales o de oficinas creadas en los diversos países.

B.- EL POTENCIAL TURÍSTICO DE ESPAÑA.

El potencial turístico de España se apoya hoy en una amplia gama de aspectos, que van del ámbito natural
al humano o cultural, aunque en un primer momento se apoyara en unos elementos físicos muy concretos para la
captación del turismo exterior. Ahora bien, no basta con disponer de unas potencialidades de disfrute directo por
los turistas, sino que son necesarios también otra serie de factores técnicos y económicos, al igual que una
determinada “situación” geográfica e histórica para que tales potencialidades se conviertan en realidad.

1.- La variedad de los recursos turísticos españoles.

a.- Los recursos naturales.


España es, en términos naturales, una especie de continente en pequeño, dada su gran variedad de medios
físicos, y esto le proporciona fuertes atractivos turísticos.
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- Así, en un primer momento, el aspecto más valorado por los turistas extranjeros y españoles fue la abundancia
de sus costas con excelentes playas en medio de un fuerte calor estival; es decir, se valoraba el clima
mediterráneo de España y su carácter peninsular o insular. Por otro lado, cada vez se aprecia más el clima
atlántico, sobre todo por parte del turismo español, así como las playas del Estrecho de Gibraltar gracias a sus
olas, propicias a la práctica del surfismo.
- Actualmente tiene también gran atractivo la diversidad paisajística española, sobre todo aquella que va unida a
un relieve de montaña, donde además se pueden practicar tanto deportes de verano -senderismo, montañismo,
deportes de aventura...- como deportes de invierno -esquí, sobre todo-. A ello se une una variedad de
ecosistemas de naturaleza distinta, en los que predominan las asociaciones vegetales de tipo arbóreo y que
actualmente son espacios protegidos, los cuales están siendo cada vez más centros de atracción turística.

b.- Los recursos culturales.


España ha acumulado a lo largo de su historia un caudal cultural muy importante, que constituye otro de
sus atractivos turísticos. Está constituido sobre todo por un patrimonio artístico, que se concentra en forma de
conjuntos arquitectónicos en las ciudades patrimonio de la Humanidad, en los cascos históricos de gran parte de
sus ciudades y en conjuntos de escultura y pintura en multitud de museos provinciales, entre los que destaca el
Museo del Prado. A ello se suman determinadas rutas de carácter histórico-artístico y en ocasiones también
religioso, como la del Camino de Santiago, con sus ramales, entre los que destaca la ruta de la Plata. También hay
muchas ciudades e incluso pueblos que disponen de fiestas muy características de naturaleza normalmente
religioso-profano, como las Semanas Santas, las Ferias de Sevilla, los Sanfermines, etc. En los últimos años se
están construyendo además en las ciudades más importantes de cada región edificios emblemáticos dedicados a
la celebración de Congresos de diverso tipo, de festivales teatrales, musicales, etc., que han ampliado los
motivos de atracción turística de un gran número de ciudades españolas,.

2.- Factores que permiten el aprovechamiento de los recursos potenciales.

Todos estos recursos potenciales se han convertido en recursos turísticos porque ha existido una serie de
factores que han hecho posible el acercamiento entre oferta y demanda turística, tanto española como extranjera.
Entre ellos cabe citar los factores económicos, los técnicos y la propia situación de España.

a.- Factores económicos.


España se convirtió en los años sesenta y setenta en un país turístico para Europa Occidental y para los
propios españoles debido a que se dio una elevación del nivel de vida de las poblaciones europea primero y
española más tarde, que implicaba la existencia de un mes de vacaciones pagadas junto a precios baratos de los
productos turísticos españoles. Estos precios eran posibles por el retraso relativo de España y por la proliferación
de una muy abundante oferta turística en forma de alojamientos y restaurantes.
En la actualidad, el diferencial de precios se va recortando cada vez más, pero la oferta turística española
sigue careciendo de competidores en relación al turismo masivo, ya que nuestros potenciales competidores del
sur del Mediterráneo son países árabes, muchos de los cuales están sujetos a un proceso político de radicalización
islámica, que los convierte en peligrosos para los turistas extranjeros. Para el turismo de calidad media o alta,
España sigue teniendo un atractivo todavía grande, aunque ha de hacer un esfuerzo aumentando la variedad de
actividades turísticas e incrementando el nivel cualitativo de su oferta.

b.- Factores técnicos.


Junto a los factores económicos están los técnicos, que son aquellos que hacen posible el transporte de los
turistas hasta sus destinos y el alojamiento de todos ellos.
- El gran desarrollo durante los años sesenta de los medios de transporte en España y sobre todo en las zonas
turísticas, en función, por un lado, de una buena red de carreteras (autopista del Mediterráneo), y, por otro, de
la aviación comercial, con grandes aeropuertos, como Madrid, y también Barcelona, Palma de Mallorca,
Málaga, Tenerife y las Palmas.
- Al mismo tiempo se llevó a cabo la dotación de infraestructuras de alojamiento, originando en ocasiones
auténticas nuevas ciudades , como Benidorm. Sin embargo, éste no siempre se apoyaba en plazas hoteleras,
sino en otras formas, como viviendas en alquiler, campings y otras, que no siempre eran adecuadas ni legales.
- Sin embargo, la relación entre los turistas potenciales y los destinos españoles se hacían sobre todo a través de
los tours operadores, de nacionalidad extranjera, que, aunque facilitaron la llegada de turistas a España,
también derivaron gran parte del valor añadido del turismo hacia sus propios países.
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c.- Factores de situación.


Otro aspecto que facilitó enormemente el desarrollo turístico es el hecho de que España, con un cierto
retraso económico, y con buenas potencialidades turísticas, está situado en la proximidad de los países más
desarrollados y por tanto emisores de turistas -renta de situación-. Este factor sigue actuando en los momentos
actuales con gran fuerza, si bien a medida que pasa el tiempo se consolida una tradición turística que asegura la
vuelta de los turistas a lo largo de los años, crea el hábito a sus hijos e incluso contribuye a que una parte
importante se conviertan en residentes permanentes al jubilarse y adquirir un alojamiento propio en España.

C.- LA DIVERSIDAD DE ESPACIOS TURÍSTICOS

1.- Las áreas tradicionales.

Son aquellos espacios en los que se desarrolla el turismo masivo entre los años sesenta y ochenta y que hoy
sigue teniendo un gran atractivo (Ver mapa de la página 255 del Libro de texto).

a.- La polarización espacial del turismo en las áreas tradicionales y sus causas.
Cualquiera que sea el indicador que se use, un rasgo distintivo del espacio turístico español es su fuerte
polarización, pues la inmensa mayoría de las zonas especializadas en la actividad turística, con una cierta
continuidad en el territorio, se localiza en el reducido espacio del arco mediterráneo desde la frontera francesa
hasta Gibraltar, al que se ha de añadir la costa de la bahía de Cádiz, las islas Baleares y las Canarias. A su lado, la
costa cantábrica presenta una intensidad y una continuidad mucho menor, de igual manera que sucede con el
turismo de montaña y, más aún, con el turismo rural, solamente iniciado en pocos puntos con cierta garantía. Por
lo demás, también hay que contar con el caso singular de Madrid y de ciudades como Toledo, Salamanca,
Zaragoza, Sevilla, Granada y Santiago de Compostela.
Esta localización tan restringida de las zonas turísticas obedece a determinados factores. Esencialmente
responde a un factor físico: La mayoría de los visitantes europeos y muchos de los nacionales demandan sobre
todo sol y playa, elementos que se unen en el Mediterráneo y en las Islas Canarias.
Ahora bien, la mayor o menor densidad turística dentro de tales zonas se debe a factores humanos. Así, por
ejemplo, el menor desarrollo turístico de la costa murciana y almeriense es fruto, en buena medida, de la falta de
continuidad de la Autopista del Mediterráneo después de Alicante, que se resolvió en parte gracias al uso del
avión. De igual manera, en la costa mediterránea la opción turística ha sido más decidida en aquellos espacios en
que no existía apenas huerta y estaban dominados por un secano de escasas posibilidades agrarias, por lo que el
turismo se presentaba como una alternativa económica de gran solidez. Y, a otro nivel, influye también la propia
tradición turística anterior, aunque fuera restringida y de calidad; es el caso de Costa Brava, Baleares, Málaga,
Alicante o, a otra escala, de Santander o San Sebastián, donde se desarrolla lo que previamente ya existía.

b.- La diversidad dentro de las áreas tradicionales.


Pero dentro de las zonas turísticas -con una cierta continuidad espacial- o de los lugares turísticos -referidos a
sólo un municipio- hay que diferenciar tipos diversos según su duración, la función específica y el propio tipo de
la demanda.
- Existe un tipo de zonas turísticas de temporada, sobre todo estival, que son aquellas más cercanas a Europa,
pero cuya temperatura invernal es algo más fría que en las zonas meridionales. Es el caso de las Baleares, La
Costa Brava y la Costa Dorada (en torno a Tarragona).
- A su lado, existen unas zonas o lugares turísticos estabilizados, es decir, que tienen una ocupación turística a
lo largo de todo el año. Se pueden diferenciar lugares de visitas puntuales, como Granada, Córdoba, Sevilla,
Toledo, Madrid y Salamanca, y zonas turísticas de estancias prolongadas, como sucede en Las Canarias,
Costa Blanca de Alicante, Costa del Sol de Málaga y la propia ciudad de Madrid.
- También existen refugios de la "jet", adonde acude un abigarrado conjunto de aristócratas, artistas, etc., para
cumplir con lo que se denomina el turismo-exposición. Es el caso de Ibiza o de Marbella. Tales lugares poseen
un evidente interés geográfico, pues suelen ser centros difusores del turismo, masivo ya, hacia sus zonas
colindantes.
- Finalmente hay que reseñar los espacios de ocio del turismo nacional, en el que se han de diferenciar dos
modalidades. Una es la correspondiente a los fines de semana (Sierra de Madrid, Pirineo Catalán y zonas
inmediatas a las ciudades de más de 100.000 habitantes, que aparecen salpicadas de residencias secundarias.
La otra es la de verano o vacaciones, que coincide con las del turismo internacional, si bien con algunas
peculiaridades: mientras que a las islas acuden grupos más restringidos y con gran capacidad adquisitiva, la
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costa cantábrica tiene más atractivo que entre los extranjeros; por otro lado, se usa más el apartamento o chalet,
propio o alquilado, que el hotel, y se hace escaso uso de los restaurantes.

2.- Los otros espacios turísticos: espacios emergentes y espacios potenciales.

En la última década sobre todo se asiste a nuevas formas de turismo que guardan relación con factores
diversos.

a.- Nuevos modelos turísticos.


Entre los factores que están contribuyendo a la emergencia de estos nuevos modelos se pueden citar los
siguientes: Un turismo más exigente, que desea un medio natural más rico, diversificado o pintoresco, o que
demanda una oferta cultural cada vez más depurada en su contenido histórico, artístico o cultural; unas mayores
exigencias en cuanto a condiciones de habitabilidad y actividades complementarias de las visitas turísticas, un
deseo de proximidad al espacio natural originario en una especie de búsqueda de la naturaleza perdida y los
temores en relación con los inconvenientes naturales que produce el sol excesivo sobre la piel.
Surgen así nuevos modelos turísticos que aún distan de alcanzar la importancia del turismo tradicional.
Así, frente al turismo de playa mediterránea, se extiende cada vez más el turismo de costa cantábrica, con un
clima más suave, aunque no tenga asegurado el sol, y cercano a paisajes más atractivos visualmente. En el turismo
de interior destaca cada vez más el turismo de montaña, que se extiende progresivamente por los Pirineos
catalanes y aragoneses, y en menor medida por el resto de los sistemas montañosos, aprovechando las diversas
posibilidades de actividades en invierno y en verano que ofrecen estos parajes. Finalmente se está desarrollando,
sobre todo en el interior, aunque no en exclusiva, el turismo rural y el ecoturismo, que se aloja en casas de
labranza, que utiliza rutas verdes a caballo o en bicicleta, practica el senderismo o visita espacios naturales
protegidos, buscando con ello un contacto con la naturaleza y con la vida humana más tradicional. Esta modalidad
se ha desarrollado sobre todo en Navarra y está en aumento en otras regiones, como Castilla y León, Aragón y
Extremadura.

b.- Las áreas no turísticas y su capacidad de atracción turística.


Si exceptuamos las zonas turísticas que hemos ido señalando -las islas y el litoral mediterráneo incluyendo
todas las provincias andaluzas y el área metropolitana madrileña-, el resto no podría ser considerado como tal
tanto por su carácter puntual en el espacio como por su reducida incidencia económica.
Sin embargo, dentro de las áreas no turísticas existen espacios con una atracción potencial que podría
hacerse realidad si se les dota de los recursos necesarios: organización, infraestructura de alojamiento,
comunicaciones y equipamientos adecuados, además de la publicidad. Estos espacios pueden pertenecer tanto al
medio rural como al urbano.
En el caso del medio rural, éste puede resultar atractivo para los habitantes urbanos que buscan el contacto
con la naturaleza. Para ello sería necesario que, además de las infraestructuras señaladas, se extienda socialmente
la valoración de la diversidad de combinaciones entre elementos naturales, humanos e históricos que los paisajes
rurales representan, tanto en sus espacios productivos como en sus núcleos de población más o menos originales.
Por otro lado, al tratarse de una oferta turística dispersa se haría necesaria la coordinación entre núcleos cercanos
tanto para darse a conocer como para organizar actividades lúdicas o culturales que puedan resultar atractivas a
capas más amplias de población.
La potencialidad turística de los núcleos urbanos no situados en las áreas turísticas está desarrollándose en
gran medida, pues una gran parte de ellos cuentan ya con planes estratégicos de desarrollo que integran el
conjunto de sus cascos históricos como fuentes de dinamización de su economía urbana y como reclamos
publicitarios. Ello debería completarse con una gama lo más amplia posible de actividades culturales y artísticas,
así como con una plantilla de guías y rutas que completen los aspectos culturales con los gastronómicos.
También los espacios de alta montaña, unidos con frecuencia a espacios naturales protegidos, presentan
una gran potencialidad para un determinado tipo de turismo, tanto el amante de la naturaleza, como el que practica
el esquí, si bien en este último caso la buena organización espacial es fundamental para evitar que con las
aglomeraciones se produzcan daños en los medios naturales. Por ello se trataría de otro tipo de turismo, menos
masivo y que ocuparía el espacio de forma discontinua.
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D.- EL IMPACTO TERRITORIAL DE LAS ACTIVIDADES TURÍSTICAS.

El impacto del turismo en el espacio se manifiesta sobre todo en el desarrollo de infraestructuras de


transportes, en el acondicionamiento del propio espacio turístico, tanto en el interior del mismo como en las zonas
inmediatas, así como en la atracción inmigratoria sobre la población cercana. A ello hay que añadir sus
repercusiones sobre el medio ambiente.

1.- Cambios en la ordenación del espacio español.

a.- La modificación en la red de transportes.


La construcción de la autopista del Mediterráneo guarda estrecha relación con el papel que representa la
costa mediterránea en la atracción de turistas, de igual manera que muchos de los aeropuertos de esta zona y, muy
especialmente, los de las diversas islas mediterráneas y atlánticas deben su importancia al turismo. Además en el
futuro inmediato juega también un papel importante el desarrollo de los trenes de alta velocidad, que daría
facilidades al turismo en general y, más concretamente, al juvenil, así como la creación de una nueva red de
puertos deportivos de calidad, destinados a una clientela selecta.

b.- Acondicionamiento del espacio turístico:


En su interior, las zonas turísticas, especialmente las más densificadas, han contribuido a crear en
ocasiones auténticas ciudades, con grandes volúmenes de edificación, torres elevadas de muchos pisos, y un
aprovechamiento avaricioso del terreno, sin haber dejado apenas espacios verdes, de tal manera que han originado
auténticos muros de cemento al lado de las playas. Un ejemplo en tal sentido puede ser Benidorm, donde la
especulación desatada fue mayor, debido a la permisividad urbanística del momento y a la propia urgencia
constructiva. La falta de previsión ha sido muchas veces de tal calibre que no se ha previsto ni la capacidad de
abastecimiento de agua en el futuro próximo.
En los alrededores de las zonas y centros de interés turístico también se han dejado notar su efectos, en
parte positivos, al contribuir a la mejora de los accesos, sobre todo por carretera, pero a veces también de forma
negativa, al llenarse los alrededores de elementos poco respetuosos con el medio ambiente, que pueden haber
propiciado una sobrecarga humana sobre los ecosistemas naturales inmediatos (canteras, movimientos de tierra y
deforestación).
Hoy estos planteamientos están cambiando y se trata de construir con mayor respeto al medio ambiente, tal
como se destacará más adelante.

c.- Capacidad fijadora de población en el espacio.


Las zonas turísticas, sobre todo aquellas que se sitúan dentro o al lado de comarcas o provincias
económicamente menos desarrolladas, han tenido la gran virtud de contribuir a la fijación de la población en el
espacio, impidiendo la emigración de contingentes importantes de personas que han encontrado empleo en el
propio sector turístico o en el de la construcción. Al lado de esta población, constituida sobre todo por adultos
jóvenes o adultos maduros, existe además una inmigración de personas mayores o jubilados, procedentes de
Europa o de territorio nacional, a la que se unen empresarios o profesionales acomodados que pueden llevar sus
negocios a distancia. En todos los casos, el crecimiento demográfico es tal que los vecinos autóctonos representan
sólo una minoría, modificándose así sus pirámides demográficas según que domine uno u otro grupo de edades.
Es el caso de Benidorm, en el que domina la población infantil y adulta joven nacional, o de Alfaz del Pi, en la
que domina la población vieja y extranjera, ambos municipios en la Costa Blanca.

2.- El turismo y el medio ambiente.

Finalmente habría que poner de relieve el doble papel que el turismo ha desempeñado en relación con el
medio ambiente.
Inicialmente ha tenido un indudable papel destructor del medio ambiente, sobre todo en gran parte de la
Costa Mediterránea. Ello se debió tanto a la urgencia en satisfacer una demanda turística en continuo aumento en
medio de una tolerancia constructiva excesiva, como a que el turismo de masas de esa época no exigía más que la
existencia de sol y playa y que los precios fueran baratos.
Hoy, sin embargo, pasada esta primera fase y allá donde la recuperación es más factible, el turismo se está
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convirtiendo en un regenerador de la preocupación por el medio ambiente, sobre todo porque la conciencia
ecológica de los turistas está aumentando y, por ello, se alejan de aquellas zonas que, sin ofrecer los precios
baratos de antes, tampoco ofrecen ahora posibilidades de contacto gratificante con la naturaleza. Ejemplos en tal
sentido existen ya en determinadas lugares de las Islas Canarias -de la mano del arquitecto César Manrique- y en
la propia Costa del Sol, que, por otro lado, tiene la ventaja de estar al pie de una montaña que proporciona agua
abundante y espacios naturales.

D.- TURISMO CULTURAL Y RURAL EN CASTILLA Y LEÓN.

El turismo es una de las principales apuestas de futuro de Castilla y León, por su capacidad para
generar desarrollo económico e incrementar el empleo, así como para mantener la población rural y elevar la
calidad de vida de los habitantes de esos espacios.
En los últimos años ha crecido considerablemente el número de turistas que visitan la región, en una
proporción superior al que registra la media nacional y la de la mayoría de las comunidades autónomas. La
participación del turismo en el VAB regional se mantiene en torno al 7 por ciento. En términos de empleo, se
acerca al 6 por ciento del total. Entre 1990 y 2003, el número de plazas de alojamiento ha aumentado en un
40 por ciento, muy concentrado este crecimiento en establecimientos y plazas de calidad. Pero es necesario
aumentar la estancia media de los turistas en Castilla y León; esta estancia media es de 4 días en casas
rurales (frente a una media nacional de 5), y de 3,7 días en hoteles (5,2 en el conjunto de España).

El turismo cultural. Sin duda el turismo cultural es un factor estratégico para Castilla y León. El
turismo cultural, además de generar nuevas actividades económicas en su entorno, impulsa la recuperación
del patrimonio y sirve de estímulo para nuevas creaciones culturales. La oferta de Castilla y León es
abundante, de elevado valor, ventajosa en comparación con otras comunidades, y repartida por los ámbitos
urbanos y rurales en todo su territorio. El problema es que no proporciona un valor económico en sí misma,
por lo que resulta imprescindible acompañar las labores de rescate del patrimonio cultural con las de
restauración y mantenimiento, así como con la mercantilización de productos y servicios derivados. Es
posible, sin embargo, comercializar esta oferta cultural sobre la base de los recursos culturales del
patrimonio, pero también aprovechando nuevos productos como el turismo gastronómico, el turismo
idiomático, festivales culturales, acontecimientos y conmemoraciones especiales, etcétera. Y aprovechar
además factores externos, como las nuevas infraestructuras de comunicación, en especial la línea de alta
velocidad con Madrid, que sitúa a gran parte de Castilla y León en la proximidad de una gran aglomeración
urbana, de una demanda potencial muy importante
En términos generales el sector cultural empresarial en Castilla y León está poco desarrollado, y
sólo despuntan algunas experiencias como Las Edades del Hombre o la promoción incipiente de rutas
culturales. Con todo, la región acapara el 10,5 por ciento del turismo cultural de España y esta actividad
supone la cuarta parte del turismo llegado en general a la región. Su potencial es muy grande, como lo
demuestran datos aislados: el impacto económico de Salamanca 2002 (Ciudad Europea de la Cultura) ha sido
3,2 veces superior al efecto del Museo Guggenheim de Bilbao en el mismo año.

El turismo rural. Castilla y León es la primera comunidad española en el segmento del turismo rural.
En Agosto de 2003 registró 160.000 pernoctaciones (el 95 por ciento de las mismas fueron de residentes
españoles), superando a Cataluña, Cantabria, Asturias y Galicia, por tanto superando a comunidades con un
atractivo añadido en agosto, como es el mar y la playa.
Esto se ha conseguido tan sólo con una oferta de alojamiento abundante, pero creada de forma
precipitada en los últimos diez años, atomizada y dispersa, con evidentes carencias de organización y
profesionalidad y con una relación calidad/precio en general poco competitiva. Han sido la fuerza de
atracción del territorio, la cultura, el patrimonio artístico, la situación geográfica y el clima los factores que
han favorecido la elección. Pero todos los territorios rurales españoles están trabajando en la misma
dirección de atraer con su oferta, por lo que en el futuro no bastará con una idónea divulgación, si detrás de
ella no existe una oferta profesional y de calidad.
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PRÁCTICAS .
♦ Comentario del mapa de las áreas turísticas.
- Análisis y comentario del mapa de la página 255 del libro de texto

♦ Comentario de cuadros estadísticos sobre la evolución del turismo en España (número de visitantes,
ingresos por turismo).
- Análisis y comentario del siguiente cuadro estadístico sobre evolución del turismo en España.
AÑO MILLONES VISITANTES MILLONES DE DÓLARES
1955 1,5 90
1960 6,1 297
1965 14,3 1.157
1970 24,1 1.681
1980 38,0 6.968
1990 52,0 18.593
2001 75,7 32.003

♦ Comentario de cuadros estadísticos o de gráficos sobre la distribución temporal de la afluencia


turística.

CAMBIOS EN LA ESTACIONALIDAD DEL TURISMO. ESPAÑA 1980 y 2000


(Media mensual anual = 100)

EN
250
DC FB
200

150
NV MR
100

50

OC 0 AB

SP MY

AG JN

JL

AÑO 1980 AÑO 2000

- Ver también gráfico de página 253 del libro de texto. (Estacionalidad de 1960 a 2000)
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Cuestión: A partir de la lectura e interpretación del mapa adjunto,


explicar la desigual importancia relativa del turismo en las
distintas provincias, medida a través del número de pernoctaciones
en establecimientos reglados.

PARQUES NACIONALES:
− Picos de Europa (montaña cantábrica − Doñana (Humedal costero de Sevilla)
− Ordesa y Monte Perdido (montaña pirenaica aragonesa) − Archipiélago Cabrera (ecosistema marítimo Baleares)
− Aigües Tortes y San Mauricio (montaña pirenaica − Teide (montaña de Tenerife)
catalana) − Timanfaya (vulcanismo de Lanzarote)
− Tablas de Daimiel (Humedal de Ciudad Real) − Cadera de Taburiente (vulcanismo de La Palma)
− Cabañeros (ecosistema mediterráneo de Ciudad Real) − Sierra Nevada (montaña mediterránea de Granada)

COSTAS ESPAÑOLAS
- Costa Brava (Gerona) - Costa de la Luz (Andalucía Atlántica)
- Costa Dorada (Tarragona) - Costa Gallega (Rías Bajas y Rías Altas)
- Costa Azahar (Castellón-Valencia) - Costa Verde (Asturias)
- Costa Blanca (Alicante) - Costa Esmeralda (Cantabria)
- Costa del Sol (Granada-Málaga) - Costa Vasca (Vizcaya-Guipúzcoa)
Localizar también las Centrales nucleares, utilizando el mapa del libro de texto, pág. 197.

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