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El desarrollo del turismo, tanto interior como exterior, en España es un fenómeno reciente por lo que se
refiere a la gran importancia económica que ha llegado a adquirir y a la fuerte impronta espacial que presenta
en determinadas zonas. De todos modos, los movimientos de ocio en España tienen ya una duración suficiente -
unos 40 años- como para que se estén produciendo cambios en sus rasgos, los cuales están configurando un nuevo
modelo de turismo.
La gran importancia de España en el ranking internacional del turismo se pone de manifiesto tanto por el
número de visitantes extranjeros como por el volumen de divisas que aportan. Así, con un porcentaje que
supone en ambos conceptos un 7% aproximadamente respecto al total mundial, España se coloca en el tercer
lugar, después de Francia (11%) y de EEUU (9 %). Sin embargo, la importancia económica del turismo para
España es mayor de la que revela la posición de nuestro país en el ranking turístico internacional. En efecto, el
peso que tiene el empleo turístico en el empleo total y los ingresos turísticos en el PIB dobla, en términos de
porcentajes, al que tiene este sector en países tan importantes en este campo como son los EEUU, Francia o
Italia. Es decir, en España la dependencia económica del sector turístico es mucho más fuerte que en
aquellos países desarrollados que destacan por su actividad turística.
La transcendencia socio-económica es además muy grande por tres razones.
- Los ingresos procedentes del turismo exterior fueron una fuente constante y creciente de inversiones que
contribuyeron al desarrollo económico de los años sesenta y han vuelto a ser un elemento fundamental en
la recuperación económica del quinquenio 1985-1990. Actualmente las divisas ingresadas por turismo
vienen a financiar en los últimos años el 150% del déficit comercial, y suponen una cuarta parte del valor
de la importaciones españolas.
- El turismo es, además, una fuente fundamental de ocupación de la población activa, especialmente en las
zonas turísticas más características, aunque en parte adolezca del problema de su estacionalidad. En el
conjunto de España proporciona empleo directo a casi tres cuartos de millón, que se ve incrementado con
otros 500.000 puestos de trabajo indirecto, totalizando un 8,5 % de la población activa española.
- A ello hay que añadir el fomento de la actividad constructora a que ha dado lugar, con su ocupación de
personas y la creación de industrias complementarias en torno a la construcción, como son las del
cemento, cerámica, muebles, etc. Por ello ha tenido también un valor estabilizador de la población cercana
a las zonas turísticas, al darle ocupación en la construcción y en las actividades turísticas propiamente
dichas, reduciendo así las migraciones de determinadas zonas andaluzas, levantinas o de las Baleares.
Efectos negativos. Sin embargo, no todos son efectos beneficiosos; la actividad turística supone sus
contrapartidas económicas. Así, por ejemplo, es evidente que la acumulación turística durante el verano ha
contribuido a incrementar el índice de inflación, al producirse una acumulación espasmódica de la demanda, la
cual, por otro lado, no siempre se dirige a los productos nacionales, lo que puede contribuir a un incremento de
la importación y, por tanto, del déficit comercial. En otro orden, el turismo también representa gastos que han
de ser asumidos por el Estado en los Presupuestos Generales, en forma de financiación de infraestructuras
que se han de levantar, como autopistas o aeropuertos, o de campañas de propaganda internacional que se han
de llevar a cabo a través de ferias internacionales o de oficinas creadas en los diversos países.
El potencial turístico de España se apoya hoy en una amplia gama de aspectos, que van del ámbito natural
al humano o cultural, aunque en un primer momento se apoyara en unos elementos físicos muy concretos para la
captación del turismo exterior. Ahora bien, no basta con disponer de unas potencialidades de disfrute directo por
los turistas, sino que son necesarios también otra serie de factores técnicos y económicos, al igual que una
determinada “situación” geográfica e histórica para que tales potencialidades se conviertan en realidad.
- Así, en un primer momento, el aspecto más valorado por los turistas extranjeros y españoles fue la abundancia
de sus costas con excelentes playas en medio de un fuerte calor estival; es decir, se valoraba el clima
mediterráneo de España y su carácter peninsular o insular. Por otro lado, cada vez se aprecia más el clima
atlántico, sobre todo por parte del turismo español, así como las playas del Estrecho de Gibraltar gracias a sus
olas, propicias a la práctica del surfismo.
- Actualmente tiene también gran atractivo la diversidad paisajística española, sobre todo aquella que va unida a
un relieve de montaña, donde además se pueden practicar tanto deportes de verano -senderismo, montañismo,
deportes de aventura...- como deportes de invierno -esquí, sobre todo-. A ello se une una variedad de
ecosistemas de naturaleza distinta, en los que predominan las asociaciones vegetales de tipo arbóreo y que
actualmente son espacios protegidos, los cuales están siendo cada vez más centros de atracción turística.
Todos estos recursos potenciales se han convertido en recursos turísticos porque ha existido una serie de
factores que han hecho posible el acercamiento entre oferta y demanda turística, tanto española como extranjera.
Entre ellos cabe citar los factores económicos, los técnicos y la propia situación de España.
Son aquellos espacios en los que se desarrolla el turismo masivo entre los años sesenta y ochenta y que hoy
sigue teniendo un gran atractivo (Ver mapa de la página 255 del Libro de texto).
a.- La polarización espacial del turismo en las áreas tradicionales y sus causas.
Cualquiera que sea el indicador que se use, un rasgo distintivo del espacio turístico español es su fuerte
polarización, pues la inmensa mayoría de las zonas especializadas en la actividad turística, con una cierta
continuidad en el territorio, se localiza en el reducido espacio del arco mediterráneo desde la frontera francesa
hasta Gibraltar, al que se ha de añadir la costa de la bahía de Cádiz, las islas Baleares y las Canarias. A su lado, la
costa cantábrica presenta una intensidad y una continuidad mucho menor, de igual manera que sucede con el
turismo de montaña y, más aún, con el turismo rural, solamente iniciado en pocos puntos con cierta garantía. Por
lo demás, también hay que contar con el caso singular de Madrid y de ciudades como Toledo, Salamanca,
Zaragoza, Sevilla, Granada y Santiago de Compostela.
Esta localización tan restringida de las zonas turísticas obedece a determinados factores. Esencialmente
responde a un factor físico: La mayoría de los visitantes europeos y muchos de los nacionales demandan sobre
todo sol y playa, elementos que se unen en el Mediterráneo y en las Islas Canarias.
Ahora bien, la mayor o menor densidad turística dentro de tales zonas se debe a factores humanos. Así, por
ejemplo, el menor desarrollo turístico de la costa murciana y almeriense es fruto, en buena medida, de la falta de
continuidad de la Autopista del Mediterráneo después de Alicante, que se resolvió en parte gracias al uso del
avión. De igual manera, en la costa mediterránea la opción turística ha sido más decidida en aquellos espacios en
que no existía apenas huerta y estaban dominados por un secano de escasas posibilidades agrarias, por lo que el
turismo se presentaba como una alternativa económica de gran solidez. Y, a otro nivel, influye también la propia
tradición turística anterior, aunque fuera restringida y de calidad; es el caso de Costa Brava, Baleares, Málaga,
Alicante o, a otra escala, de Santander o San Sebastián, donde se desarrolla lo que previamente ya existía.
costa cantábrica tiene más atractivo que entre los extranjeros; por otro lado, se usa más el apartamento o chalet,
propio o alquilado, que el hotel, y se hace escaso uso de los restaurantes.
En la última década sobre todo se asiste a nuevas formas de turismo que guardan relación con factores
diversos.
Finalmente habría que poner de relieve el doble papel que el turismo ha desempeñado en relación con el
medio ambiente.
Inicialmente ha tenido un indudable papel destructor del medio ambiente, sobre todo en gran parte de la
Costa Mediterránea. Ello se debió tanto a la urgencia en satisfacer una demanda turística en continuo aumento en
medio de una tolerancia constructiva excesiva, como a que el turismo de masas de esa época no exigía más que la
existencia de sol y playa y que los precios fueran baratos.
Hoy, sin embargo, pasada esta primera fase y allá donde la recuperación es más factible, el turismo se está
GEOGRAFÍA DE ESPAÑA. CURSO 2008-2009 EL TURISMO.- TEMA.- 6
convirtiendo en un regenerador de la preocupación por el medio ambiente, sobre todo porque la conciencia
ecológica de los turistas está aumentando y, por ello, se alejan de aquellas zonas que, sin ofrecer los precios
baratos de antes, tampoco ofrecen ahora posibilidades de contacto gratificante con la naturaleza. Ejemplos en tal
sentido existen ya en determinadas lugares de las Islas Canarias -de la mano del arquitecto César Manrique- y en
la propia Costa del Sol, que, por otro lado, tiene la ventaja de estar al pie de una montaña que proporciona agua
abundante y espacios naturales.
El turismo es una de las principales apuestas de futuro de Castilla y León, por su capacidad para
generar desarrollo económico e incrementar el empleo, así como para mantener la población rural y elevar la
calidad de vida de los habitantes de esos espacios.
En los últimos años ha crecido considerablemente el número de turistas que visitan la región, en una
proporción superior al que registra la media nacional y la de la mayoría de las comunidades autónomas. La
participación del turismo en el VAB regional se mantiene en torno al 7 por ciento. En términos de empleo, se
acerca al 6 por ciento del total. Entre 1990 y 2003, el número de plazas de alojamiento ha aumentado en un
40 por ciento, muy concentrado este crecimiento en establecimientos y plazas de calidad. Pero es necesario
aumentar la estancia media de los turistas en Castilla y León; esta estancia media es de 4 días en casas
rurales (frente a una media nacional de 5), y de 3,7 días en hoteles (5,2 en el conjunto de España).
El turismo cultural. Sin duda el turismo cultural es un factor estratégico para Castilla y León. El
turismo cultural, además de generar nuevas actividades económicas en su entorno, impulsa la recuperación
del patrimonio y sirve de estímulo para nuevas creaciones culturales. La oferta de Castilla y León es
abundante, de elevado valor, ventajosa en comparación con otras comunidades, y repartida por los ámbitos
urbanos y rurales en todo su territorio. El problema es que no proporciona un valor económico en sí misma,
por lo que resulta imprescindible acompañar las labores de rescate del patrimonio cultural con las de
restauración y mantenimiento, así como con la mercantilización de productos y servicios derivados. Es
posible, sin embargo, comercializar esta oferta cultural sobre la base de los recursos culturales del
patrimonio, pero también aprovechando nuevos productos como el turismo gastronómico, el turismo
idiomático, festivales culturales, acontecimientos y conmemoraciones especiales, etcétera. Y aprovechar
además factores externos, como las nuevas infraestructuras de comunicación, en especial la línea de alta
velocidad con Madrid, que sitúa a gran parte de Castilla y León en la proximidad de una gran aglomeración
urbana, de una demanda potencial muy importante
En términos generales el sector cultural empresarial en Castilla y León está poco desarrollado, y
sólo despuntan algunas experiencias como Las Edades del Hombre o la promoción incipiente de rutas
culturales. Con todo, la región acapara el 10,5 por ciento del turismo cultural de España y esta actividad
supone la cuarta parte del turismo llegado en general a la región. Su potencial es muy grande, como lo
demuestran datos aislados: el impacto económico de Salamanca 2002 (Ciudad Europea de la Cultura) ha sido
3,2 veces superior al efecto del Museo Guggenheim de Bilbao en el mismo año.
El turismo rural. Castilla y León es la primera comunidad española en el segmento del turismo rural.
En Agosto de 2003 registró 160.000 pernoctaciones (el 95 por ciento de las mismas fueron de residentes
españoles), superando a Cataluña, Cantabria, Asturias y Galicia, por tanto superando a comunidades con un
atractivo añadido en agosto, como es el mar y la playa.
Esto se ha conseguido tan sólo con una oferta de alojamiento abundante, pero creada de forma
precipitada en los últimos diez años, atomizada y dispersa, con evidentes carencias de organización y
profesionalidad y con una relación calidad/precio en general poco competitiva. Han sido la fuerza de
atracción del territorio, la cultura, el patrimonio artístico, la situación geográfica y el clima los factores que
han favorecido la elección. Pero todos los territorios rurales españoles están trabajando en la misma
dirección de atraer con su oferta, por lo que en el futuro no bastará con una idónea divulgación, si detrás de
ella no existe una oferta profesional y de calidad.
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PRÁCTICAS .
♦ Comentario del mapa de las áreas turísticas.
- Análisis y comentario del mapa de la página 255 del libro de texto
♦ Comentario de cuadros estadísticos sobre la evolución del turismo en España (número de visitantes,
ingresos por turismo).
- Análisis y comentario del siguiente cuadro estadístico sobre evolución del turismo en España.
AÑO MILLONES VISITANTES MILLONES DE DÓLARES
1955 1,5 90
1960 6,1 297
1965 14,3 1.157
1970 24,1 1.681
1980 38,0 6.968
1990 52,0 18.593
2001 75,7 32.003
EN
250
DC FB
200
150
NV MR
100
50
OC 0 AB
SP MY
AG JN
JL
- Ver también gráfico de página 253 del libro de texto. (Estacionalidad de 1960 a 2000)
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PARQUES NACIONALES:
− Picos de Europa (montaña cantábrica − Doñana (Humedal costero de Sevilla)
− Ordesa y Monte Perdido (montaña pirenaica aragonesa) − Archipiélago Cabrera (ecosistema marítimo Baleares)
− Aigües Tortes y San Mauricio (montaña pirenaica − Teide (montaña de Tenerife)
catalana) − Timanfaya (vulcanismo de Lanzarote)
− Tablas de Daimiel (Humedal de Ciudad Real) − Cadera de Taburiente (vulcanismo de La Palma)
− Cabañeros (ecosistema mediterráneo de Ciudad Real) − Sierra Nevada (montaña mediterránea de Granada)
COSTAS ESPAÑOLAS
- Costa Brava (Gerona) - Costa de la Luz (Andalucía Atlántica)
- Costa Dorada (Tarragona) - Costa Gallega (Rías Bajas y Rías Altas)
- Costa Azahar (Castellón-Valencia) - Costa Verde (Asturias)
- Costa Blanca (Alicante) - Costa Esmeralda (Cantabria)
- Costa del Sol (Granada-Málaga) - Costa Vasca (Vizcaya-Guipúzcoa)
Localizar también las Centrales nucleares, utilizando el mapa del libro de texto, pág. 197.