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Ciudad Bolívar, corazón del conflicto

Bogotá
3 Oct 2014 - 10:23 PM
Santiago Valenzuela
El asesinato de cinco personas el fin de semana pasado preocupa a las
autoridades. Defensoría del Pueblo emitió una alerta temprana que demuestra
casos de desaparición forzada y sicariato. Advierten por consecuencias del
microtráfico.
En Ciudad Bolívar se repiten las escenas de sicariato, amenazas, extorsión y
desaparición forzada. Hablar de esta realidad causa molestia entre las autoridades
locales, porque estigmatiza, pero es difícil de ocultar. El fin de semana pasado
asesinaron con arma de fuego a cinco personas, al parecer por riñas. La
Defensoría del Pueblo emitió una alerta temprana por los episodios violentos, que
han aumentado desde 2013, y la Secretaría de Gobierno confirmó que el índice
de homicidios se ha incrementado este año.

Hasta el 17 de septiembre, Medicina Legal registró 167 homicidios en Ciudad


Bolívar, 17 más de los que se presentaron en el mismo período de 2013, es decir,
aumentaron 11,3%. Las lesiones comunes, como lo demuestran las cifras
reportadas por la Dijín y la Policía Metropolitana, pasaron de 911 a 951 en el
mismo período. Estas cifras aparecen en un informe reciente que emitió el Centro
de Estudio y Análisis en Convivencia y Seguridad Ciudadana (Ceacsc) de la
Secretaría de Gobierno. Según el documento, después de Suba, la localidad de
Ciudad Bolívar es donde se presentan más homicidios y lesiones personales.

La Defensoría del Pueblo ahondó en estas cifras, recopiló los casos y detalló las
causas de algunos homicidios. Es así como aparece un acto violento del 14 de
mayo de este año, en el barrio Potosí: “Un grupo de jóvenes que departían en una
esquina de la calle 82B sur No. 46A-03 se vieron sorprendidos por un sujeto que
llegó con una subametralladora y disparó causando la muerte a un joven de 18
años, identificado como Andrés Vásquez, y otros dos, de 27 y 24 años, quedaron
gravemente heridos”. Unas semanas más tarde, se repitió la escena, en el mismo
barrio: “En la noche del lunes, aproximadamente a las 7:40, sujetos en una moto
dispararon contra cuatro jóvenes que estaban departiendo en la transversal 44A
No. 78 sur”.

La alerta de la Defensoría señala que los lugares en donde los jóvenes están más
propensos a la muerte son: Las Brisas, Arborizadora Alta, Bellavista, Verona,
Caracolí, Tres Esquinas, Ismael Perdomo, Sierra Morena, 3 Reyes, María Cano,
Bellaflor, Paraíso y Potosí. Es recurrente, como lo explica el documento, que los
menores desaparezcan. “La desaparición de niñas y adolescentes es una situación
que las autoridades manifiestan desconocer, entre otros factores, por la falta de
denuncia. En relación con la desaparición se han planteado dos hipótesis: es con
fines de reclutamiento, en la que particularmente los niños y jóvenes varones
serían conducidos a otros puntos de la localidad o de la ciudad, e inclusive, a
otros departamentos para llevar a cabo actividades ilícitas o por explotación
sexual”.

El 8 de marzo de este año, relata el informe, Tatiana Vera, una joven de 18 años,
“fue encontrada con vida por las autoridades en un potrero del barrio Arabia con
signos de tortura”. A pesar de que fue trasladada de inmediato al hospital de
Meissen, falleció. La Policía relata que en 2013 se presentaron tres casos de
secuestro que “podrían estar relacionados con el no pago de extorsiones”. Las
bandas los Rastrojos, los Urabeños y las Águilas Negras estarían detrás de estos
casos. El año pasado, dice la misma fuente, fueron reportadas 119 amenazas en la
localidad. La Defensoría agrega que los grupos ilegales suelen intimidar “a
quienes impulsan procesos educativos, sociales y culturales”.

Para demostrar que existe extorsión en la localidad, la Defensoría cuenta que en


septiembre del año pasado circuló un panfleto “entre más de 150 comerciantes
del barrio El Paraíso, en el cual un grupo armado autodenominado la Unión
exigía el pago de una cuota semanal de $50 mil. El documento indicaba que la
organización la conformaban más de 100 hombres entre exparamilitares,
exguerrilleros y gente del común que busca hacer limpieza social”. Para la
Defensoría no existe duda alguna de que en Ciudad Bolívar operan bandas
criminales. Este año, en barrios como Sierra Morena, San Francisco y Tres
Esquinas circularon panfletos firmados por el grupo “Bacrim-Opción al
paramilitarismo” y otros firmados por “Águilas Negras-Bloque Capital”. De
hecho, la entidad llama la atención por la presencia de los Rastrojos Comandos
Urbanos y de las “milicias urbanas de las Farc”.

La Defensoría concluye que el riesgo “sigue siendo alto”. Recomienda un


aumento de puntos de atención al ciudadano, el fortalecimiento de las unidades
de policía de infancia y adolescencia y el incremento de pie de fuerza. Pide
también que la alcaldía “aplique la ruta de prevención y protección” y un plan
especial “orientado a superar las condiciones socioeconómicas de la localidad”.
De otro lado, señala que es necesario promover campañas para evitar la trata de
personas y estructurar programas para mejorar la cobertura de educación en la
zona.

La percepción de inseguridad también está en las calles: “Los desmovilizados


entraron a residir en la localidad después del proceso de Justicia y Paz. Desde
entonces ha aumentado el microtráfico y por ende se han dado más disputas por
control del territorio. En la parte de Los Alpes, corredor militar clave de
Sumapaz, hay grupos armados. Es fácil acceder a un arma de fuego en la
localidad y usted lo puede ver con los chicos que se están empezando a dedicar a
la delincuencia común”, dijo un líder comunal.

En la Junta Administradora Local (JAL) han discutido el problema. El edil Juan


Carlos Toro, del movimiento Progresistas, considera que “la alerta de la
Defensoría tiene una implicaciones complicadas: aparte del estigma que le trae a
la localidad, demuestra que hay un incremento de criminalidad por dos factores:
microtráfico y riñas callejeras asociadas con el consumo de licor. Nuestro
llamado es que la Secretaría de Gobierno aplique el plan 75Cien de manera
integral. Que los barrios más peligrosos sean intervenidos por diferentes
entidades”.
Según un estudio de la Secretaría de Gobierno, las estructuras delincuenciales,
pandillas y parches se concentran en San Francisco, Lucero, Jerusalén y El
Tesoro. Allí operan 21 que se disputan el territorio. Algunas están asociadas al
expendio de drogas y el sicariato. La que más preocupa es la banda criminal los
Paisas. Tienen como zona de operación el sector de Altos de Cazucá, pero desde
allí tienen contactos e integrantes en casi todos los barrios, especialmente en la
UPZ de San Francisco.

A esta le sigue otra conocida como los Warner, que tiene presencia en varios
barrios de Ciudad Bolívar y se asocia con la distribución de estupefacientes.
También están los Popeyes, los Primos, los del Chinche Cristian y Juan Pablo II,
que se ubican en barrios como Compartir, Juan Pablo II, Candelaria, Nueva
Candelaria, la plaza de mercado de San Francisco y la urbanización Padre García
Herreros (conocida como La Urba).

El coronel Fernando Benavides, comandante de la Estación de Policía de Ciudad


Bolívar, admite que “hoy la localidad vive un desaforado índice de violencia,
producto del microtráfico, vendettas, riñas y otra serie de situaciones que han
aumentado en los últimos meses el homicidio. Hemos venido adelantando una
serie de allanamientos, pero lamentablemente acabamos una olla y llega otro
expendedor a cubrir ese espacio”. Hipótesis que comparte el director del Ceacsc,
Rubén Ramírez, quien señala que ahora existen expendios móviles y los ganchos
(estructuras delincuenciales) que antes operaban en el Bronx , se trasladaron a los
barrios periféricos”.

svalenzuela@elespectador.com
@santiagov72
2016

20 Abril 2016 

Recientemente en distintas regiones del país han vuelto a


circular panfletos en los que con nombres propios y adjetivos
denigrantes, Águilas Negras y Autodefensas Gaitanistas, amenazan de
muerte a hombres y mujeres, anunciando la llegada de la mal llamada
'limpieza social'; fenómeno que se expandido en 356 municipios
de Colombia desde los años 60, gracias al profundo silencio estatal, a
la legitimidad social y a la falta de tipificación jurídica, según
refiere Carlos Mario Perea, historiador integrante del IEPRI.

Perea asegura que no es acertado llamar 'limpieza social' al "fenómeno


de homicidios sistemáticos contra identidades socialmente
estigmatizadas" que se ha afincado en las principales ciudades de
Colombia, entre ellas Bogotá, Cali, Pereira y Barranquilla, como
un "ejercicio de poder para regular la convivencia a través de la
muerte", porque termina legitimándose; para el historiador y diversas
organizaciones de derechos humanos, se trata de "exterminio o
aniquilamiento social".

Pese a que en el marco de esta "práctica horripilante, que quiebra los


fundamentos del Estado social de derecho", han sido asesinadas por lo
menos 5000 personas desde los años 80, y según afirma Perea, el único
debate que ha habido en el Congreso se dio en 1987, a mediados de
los 90 se publicaron dos libros sobre el tema y desde entonces, tanto el
Estado como la academia no han vuelto a hablar del asunto que se ha
convertido en un "fenómeno de la vida cotidiana de muchos barrios
populares".

El mayor número de casos de 'exterminio social' en Bogotá, se han


presentado en Ciudad Bolívar, localidad que fue analizada por el
historiador, para la concreción del más reciente informe del CNMH,en el
que se establece que los grupos de exterminio han cometido el 77% de
los asesinatos, los paramilitares el 18% y la guerrilla el 3%; contando con
el apoyo y tolerancia de juntas de acción comunales, comerciantes y
miembros de la Policía.
La mal llamada 'limpieza social' "no es una expresión más del
conflicto armado", afirma Perea e insiste en que hay que comprenderla
en la especificidad que demarca la urbanidad, teniendo en cuenta que el
impacto de la confrontación armada "ha impedido que se vean otros
escenarios y otras violencias" como las que suceden en el día a día de
las ciudades y que demuestran la "degradación de la guerra en
Colombia".

La pregunta entonces es qué va a suceder con la violencia urbana en


un eventual escenario de posconflicto, expresa el historiador, porque
sí de un lado en los barrios hay un sector que legítima el exterminio
social, del otro hay organizaciones y personas que trabajan para que
cese la 'limpieza social' y no siga operando en "total impunidad".

El historiador concluye asegurando que este fenómeno debe llegar a ser


un problema de debate público y preocupación estatal, pues tanto la
legitimidad como el silencio han permitido su consolidación y
propagación, por lo que extiende el llamado para que se cree una
política pública que permita enfrentarlo, pues sólo la sanción pública,
estatal y judicial llevará a que la gente comprenda que esta práctica
horripilante no puede seguirse cometiendo.

2009

Ciudad Bolívar sigue con miedo por


amenazas de limpieza social
Cada noche, poco antes de las 10 p.m., sucede lo mismo en los barrios Bogotá, Casa de
Teja, Sotavento, Vista Hermosa y El Paraíso, en Ciudad Bolívar: suena una sirena y por
altavoz le piden a la gente que entre a sus casas, que se vaya a ‘descansar’.
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Por: REDACCION EL TIEMPO
 
30 de marzo 2009 , 12:00 a.m.

El objetivo es que no haya muertos pues en casi toda la localidad de Ciudad Bolívar y
también en distintos sectores de siete localidades más (véase recuadro), siguen circulando
panfletos amenazantes de unas supuestas autodefensas que avisan que harán una limpieza
social.

Dicha limpieza incluye, según los panfletos, a drogadictos, vendedores de droga, prostitutas
y ladrones. Pero la lista ha ido creciendo: los nuevos amenazados son integrantes de las
barras bravas Pero eso no es lo peor, la semana pasada y a través de correos electrónicos,
los supuestos grupos de limpieza se comunicaron con varios colegios de la localidad para
pedirles que saquen de los planteles a varios alumnos que están en las listas.

Por eso, el próximo miércoles habrá una reunión, a las 8 a.m., con los rectores de los casi
100 colegios de la localidad, para analizar las amenazas.

“Estamos sitiados”, dice un habitante de Ciudad Bolívar, que pidió mantener su nombre en
reserva. “En tres días, en más de 100 barrios fueron repartidos comunicados. Eso no lo hace
un grupo de ladrones que busca generar pánico.

Eso lo hace un grupo organizado y con muchos recursos”, agrega.

Adicionalmente, se sabe que en una reciente reunión de personas de distintos barrios hubo
un consenso sobre lo que ocurre cada noche en algunos sectores: aparecen vehículos
blindados y motos de alto cilindraje. Los conductores toman fotos y disparan.
En Casa de Teja, hace unos diez días, en un parque donde se reúnen jóvenes a consumir
droga, el saldo fue de tres muertos.

“Las calles de los barrios periféricos de Ciudad Bolívar quedan vaciadas a las 10 p.m.”,
agregó la fuente.

Pero, según comenta, las noches no son tranquilas. Entre las 10 p.m. y las 5 a.m. –horas
decretadas en los panfletos para que no haya nadie en la calle–, se oyen disparos.

Habla la Policía El general Rodolfo Palomino, comandante de la Policía Metropolitana de


Bogotá, manifestó que hubo dos capturados (en distintos sectores de la ciudad) y dos
investigaciones en curso en torno a este tema, “para llegar a la fuente de estos hechos”.

Agregó que dos jóvenes que aparecieron muertos en Usme y que, supuestamente, hacían
parte de una de las listas distribuidas en el sector, murieron, hasta donde van las
investigaciones, por hechos relacionados con una riña.

Lo cierto es que en las zonas más alejadas de Ciudad Bolívar el miedo sigue y para los
habitantes de los barrios salir a la calle se ha vuelto un problema.

“Muchas personas que estudian en la noche han tenido que cambiar de residencia, en
semana porque no alcanzan a llegar a sus casas antes de las 10 p.m.”, dijo la fuente.

“Los habitantes de estos barrios se sienten en un toque de queda obligatorio, impuesto por
unas personas que nadie conoce, pero que ahí están”.

PANFLETOS DE PUERTA EN PUERTA.


El viernes pasado, en un conjunto residencial de la localidad de Bosa, con más de 200
apartamentos, sus habitantes se despertaron con una hoja que había sido lanzada por debajo
de la puerta de ingreso.

No era una cuota extra de administración sino un panfleto de amenaza de supuestos grupos
de autodefensas anunciado limpieza social e ‘invitando’ a todo el mundo a estar en su casa
por tarde a las 10 p.m.

En la localidad de San Cristóbal circula un listado con 24 nombres, la mitad de ellos de


mujeres. Es un listado de personas que hacen parte de distintas barras bravas.

En Suba han aparecido amenazas similares en los barrios Tuna Alta, Casa Blanca, Aures II,
Lisboa, San Pedro y Santa Rita, entre otros, y en las últimas semanas aparecieron
asesinados cinco jóvenes de esa localidad.

Del mismo modo, se ha denunciado que en la carrera 7a. entre calles 22 y 26 se han hecho
requisas selectivas a jóvenes.

También han aparecido amenazas en Kennedy, Usme y Rafael Uribe

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