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TALLER

DESCUBRIENDO VOCACIONES
LA PASTORAL EN CLAVE VOCACIONAL
Llamados a llamar
Les decía el Papa Francisco a los voluntarios de la Jornada de la Juventud en Brasil:
“Cada uno de ustedes ha sido un medio que ha
facilitado a miles de jóvenes tener preparado el
camino para encontrar a Jesús. Y éste es el servicio
más bonito que podemos realizar como discípulos
misioneros: Preparar el camino para que todos
puedan conocer, encontrar y amar al Señor. A
ustedes les quisiera decir: Sean siempre generosos
con Dios y con los otros. No se pierde nada, y en
cambio, es grande la riqueza de vida que se
recibe”.1
El Papa nos hace recordar que tenemos una hermosa
vocació n: “ser un medio para que otros se encuentren con Jesú s”, podernos decir que el Señ or nos
llama a llamar.
Todos somos parte de la Iglesia desde el bautismo y toda actividad, toda oració n, toda pastoral en la
Iglesia es vocacional. La Iglesia, como buena madre, ofrece el á mbito dó nde cada persona descubre
la misió n que Dios le ha confiado. La pastoral vocacional es la misió n de la Iglesia, y de algú n modo,
toda pastoral es vocacional.
Pero aú n má s, Dejemos que la reflexió n de Juan Pablo II nos ayude a comprender mejor que toda
pastoral juvenil es pastoral vocacional:
- “La dimensión vocacional es parte integrante de la pastoral juvenil, hasta el punto de que
podemos afirmar: la pastoral de las vocaciones encuentra en la pastoral juvenil su espacio
vital; y la pastoral juvenil es completa y eficaz cuando se abre a la dimensión vocacional”.
- “Hacer posible el encuentro del joven con Jesús… Hacer descubrir a los jóvenes su llamada
personal a ser Iglesia y a hacer Iglesia... Los proyectos de pastoral juvenil no pueden
prescindir de este objetivo y de estos contenidos.” - “Es deber acompañar la maduración de
las diversas vocaciones, teniendo especial cuidado de las vocaciones al sacerdocio y a la
vida consagrada. Sostenido por la certeza de que el Padre celestial continúa llamando a
muchos jóvenes a seguir más de cerca las huellas de Cristo, su Hijo, en el sagrado
ministerio, en la profesión de los consejos evangélicos o en la vida misionera.” - “Confío a
todos los responsables y agentes de la pastoral juvenil y vocacional el fascinante y, al
mismo tiempo, exigente deber de la animación vocacional.” 2
Por lo tanto toda pastoral, y en especial la juvenil, es pastoral vocacional.
Cultura vocacional
Por este motivo y porque la cosecha es abundante hemos de poner todo nuestro empeñ o en
generar una Cultura Vocacional. ¿Qué es la cultura vocacional? Es parte de un proceso que se está
gestando, una mentalidad que está creciendo, un aire que está empezando a soplar.
Una dió cesis, una parroquia o una comunidad juvenil que empieza a cultivar una cultura vocacional
es aquella que vive esta convicció n: “todos tenemos una vocació n y hemos de ser ayudados a
1
Discurso en el encuentro con los voluntarios de la JMJ en “río centro”, Domingo 28 de julio 2013.
2
Mensaje del Santo Padre Juan Pablo II. Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, 7 de mayo de 1995
descubrirla”. Vivir la cultura vocacional es vivir en un ambiente dó nde todos se sienten llamados y
todos asumen la responsabilidad de ayudar a que las vocaciones “se manifiesten y crezcan”, como
nos decía el Papa en una carta al Seminario, atender que todos se encuentre con Jesú s y puedan
responderle con alegría y generosidad.
Es tarea de todos generar cierta sensibilidad espiritual por la cuestió n vocacional. Es decir, llegar al
punto en que todos tengamos como algo natural el hecho de que mi vida es un don, un regalo de
Dios y de que me llama a construir la Iglesia y servir a los hombres desde una vocació n personal y
ú nica.
El Papa Francisco, en la Evangelii Gaudium, después de exclamar ¡qué bueno es que los jó venes
sean «callejeros de la fe», felices de llevar a Jesucristo a cada esquina, a cada plaza, a cada rincó n de
la tierra!, se refiere a la cultura vocacional:
“En muchos lugares escasean las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada.
Frecuentemente esto se debe a la ausencia en las comunidades de un fervor apostólico
contagioso, lo cual no entusiasma ni suscita atractivo. Donde hay vida, fervor, ganas de
llevar a Cristo a los demás, surgen vocaciones genuinas. Aun en parroquias donde los
sacerdotes son poco entregados y alegres, es la vida fraterna y fervorosa de la comunidad
la que despierta el deseo de consagrarse enteramente a Dios y a la evangelización, sobre
todo si esa comunidad viva ora insistentemente por las vocaciones y se atreve a proponer a
sus jóvenes un camino de especial consagración.” 3
Debemos trabajar para generar comunidades con fervor apostó lico que entusiasmen y atraigan, de
esas comunidades surgirá n vocaciones. Má s allá de los sacerdotes, es la vida fraterna y fervorosa
que despierta el deseo de entregarse al Dios y a la evangelizació n.
Resumiendo:
-Todos somos llamados.
-Todos, renovando nuestra propia vocació n, debemos
ayudar a que otros escuchen la llamada del Señ or y lo
sigan.
-Todos debemos crear una cultura vocacional.
-Todos nos ponemos manos a la obra para construir la
Iglesia y juntos ponernos al servicio de todos los
hombres.
“Encender la chispa vocacional, ayudar a todo creyente a
escuchar la voz del Señ or que siempre llama, que lo llama todos los días de su vida” (Amadeo
Cencini).
Manos a la Obra
No basta con saber que tenemos que trabajar por las vocaciones, es necesario ponernos manos a la
obra como aquellos que está n llamados a hacer una revolució n, nuestra misió n es “hacer lío”.
Debemos pedirle a Dios tener valentía para trabajar con libertad, para anunciar con fortaleza y
convencimiento de que será muy bueno generar una culturar vocacional. Nos ponemos en camino
para:
 -Asumir el riesgo de “hacer lío”: todos llamados a construir la Iglesia y servir a
los hombres.

3
Papa Francisco, “Evangelii Gaudium”, 107
 -Proponer con claridad las diversas vocaciones y como Elí alentar y ayudar a
los jó venes a que aprendan a escuchar al Señ or.
 -Ser valientes, como san Pablo, para enfrentar a los jó venes con la llamada del
Señ or: ¿qué quiere Dios para tu vida?
 -Llamar. Hoy se dice que no faltan vocaciones, sino que faltan “llamadores”.
Interpelar en el momento oportuno con una invitació n precisa. Hacer la invitació n a
todos en nombre del Señ or: llamar por el nombre, acercarse, motivar, insinuar, siempre
con delicadeza, respetar la libertad y la conciencia del otro.
 -Atenció n en la propia familia y en nuestros grupos. Aquí es el lugar por
excelencia en donde se descubre la vocació n, estar muy atentos para acompañ ar en este
proceso.
 -Sembrar, siempre y en todo lugar, en cualquier situació n, y en el corazó n que
se nos cruce el kerigma vocacional: “Dios te ama y por eso te llama; escuchando su voz
encontrará s tu verdad, tu felicidad; É l te invita a construir la civilizació n del amor desde
una vocació n ú nica”.
 -Sobre todo acompañ ar, estar presente y orientar a los jó venes hacia otros que
podrá n ayudarlo, por ejemplo, el cura de la parroquia, del Seminario, una hermana, un
referente de la comunidad, etc.

ORACION PAPA FRANCISCO:

Padre de misericordia, que has entregado a tu Hijo por nuestra salvación y nos sostienes
continuamente con los dones de tu Espíritu, concédenos comunidades cristianas vivas,
fervorosas y alegres, que sean fuentes de vida fraterna y que despierten entre los jóvenes el
deseo de consagrarse a Ti y a la evangelización. Sostenlas en el empeño de
proponer a los jóvenes una adecuada catequesis vocacional y caminos de
especial consagración. Dales sabiduría para el necesario
discernimiento de las vocaciones de modo que en todo brille la
grandeza de tu amor misericordioso. Que María, Madre y
educadora de Jesús, interceda por cada una de las comunidades
cristianas, para que, hechas fecundas por el Espíritu Santo, sean
fuente de auténticas vocaciones al servicio del pueblo santo
de Dios.

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