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La primera cosa que haremos al estudiar este tema, es ver el significado de la palabra
“evangelista”.
Evangelista significa: “Uno que anuncia las buenas nuevas de salvación”.
Por tanto, el ministerio evangelista está dedicado a predicar el mensaje de salvación
permanentemente.
EL LLAMAMIENTO: Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros,
evangelistas; a otros, pastores y maestros. A fin de perfeccionar a los santos para la obra
del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la
unidad de la fe y del conocimiento del hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la
estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por
doquiera por todo viento de doctrina, por estratagemas de hombres que para engañar
emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor,
crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo,
bien concertado unido entre sí por las coyunturas que se ayudan mudamente, según la
actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para irse edificando en
amor.”(Efesios 4:11-16).
En todo ministerio, la base de su autoridad se fundamenta en el llamado.
Nadie puede arrogarse el derecho de ser evangelista sin ser llamado por Dios. (Esto no
quiere decir que nadie más puede evangelizar) Así que podemos decir: que el llamado es
la base principal de la autoridad de un ministerio evangelìstico.
La iglesia no puede establecer evangelistas sin tener en cuenta el llamado de Dios. La
obligación de la iglesia es identificar quien ha sido llamado. Y al reconocer el llamado en
una persona debe estimularla hacia el ministerio.
Dado que la iglesia no puede dotar de autoridad a un ministro; el ministro que sea
establecido por ella, sin ser llamado por Dios, carecerá de autoridad que le ayude a
cumplir y desarrollar su ministerio con poder y eficacia.
Pero si Dios es quien llama y establece, entonces el ministro tendrá la unción para
desarrollar su ministerio con poder del Espíritu.
EL EVANGELISMO ES LA PUNTA DE LANZA DE LA OBRA DE LA IGLESIA:
Al comenzar el estudio de los ministerios de la iglesia, hablamos de la misión de la iglesia,
y dijimos que la iglesia tiene la misión de alcanzar al mundo con el evangelio del reino.
Es precisamente en esta misión, donde el ministerio evangelìstico encuentra su propósito
o razón de ser.
En el presente hay una alarmante escasez de este ministerio en la iglesia. Y digo
alarmante; porque si no hay verdaderos evangelistas, entonces la iglesia no tiene la
eficacia de cumplir una de sus más importantes tareas: Alcanzar al mundo con el
evangelio del reino: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda
criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.
Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fura demonios; hablaran
nuevas lenguas; tomaran en sus manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les
hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanaran”. (Marcos 16:15-18).
El establecimiento de la iglesia en cualquier lugar comienza con la predicación del
evangelio. Por eso decimos que el ministerio evangelìstico es la punta de lanza de la
iglesia.
EL MINISTERIO EVANGELISTICO NUTRE Y SOSTIENE LA IGLESIA:
No podemos descuidar el ministerio evangelìstico, pues es una misión sagrada que nos fue
encomendada por nuestro Señor Jesucristo
En verdad, el ministerio evangelista es más que la punta de lanza de la obra de la iglesia; el
ministerio evangelista es parte vital de la vida de la iglesia; pues la iglesia se nutre con los
frutos de la obra de este ministerio.
Así que no exageramos cuando decimos que la iglesia es nutrida por los frutos del
evangelismo y que, inclusive, subsiste por la labor del ministerio evangelistico. Lo
explicaremos de esta manera: Si la evangelización no se lleva a cabo; no habría nuevos
creyentes; sin nuevos creyentes la iglesia desaparecería. Porque el crecimiento de la
iglesia se haya en los nuevos convertidos.
Ciertamente los hijos de los creyentes influyen en el crecimiento de la iglesia. Pero
tenemos que considerar algunas tristes realidades como, por ejemplo: Algunos hijos de
cristianos abandonan la fe; las familias son cada vez menos numerosas etc. Pero
podríamos preguntarnos ¿Es que acaso la evangelización recae exclusivamente sobre los
evangelistas? Enfáticamente tenemos que decir que NO.