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Cómo escribir un ensayo filosófico

Por Ronald de Sousa (University of Toronto) (Trad. Hernán Severgnini)

En tu ensayo deberías esforzarte por lograr tres OBJETIVOS GENERALES

a) Formular una presentación clara de los problemas y cuestiones a tratar, dando al


lector un sentido del interés e importancia filosóficos que tienen. El lector no debería
quedarse con la pregunta “¿Por qué debería preocuparme por esto?” Al intentar hacer esto,
deberías exhibir una interpretación precisa de algunos textos en los que se basa tu
discusión, incluyendo tesis ya sugeridas y argumentos que se aducen para sostenerlas. Los
enigmas y dilemas son buenos puntos de partida.
b) Ofrecer una perspectiva crítica personal cuidadosamente argumentada acerca de
las ideas centrales que se discuten. “Personal” no significa “completamente original y
propia”, sino que implica que has adoptado una posición y estás preparado para explicarla y
defenderla. (Si la posición proviene de alguien diferente, cita la fuente.)
c) Llegar a hacer una evaluación de las cuestiones, basándose en una discusión en la cual
deberías señalar la mejor defensa posible de la posición que crees más satisfactoria. No se
te pide, sin embargo, que llegues a una conclusión establecida. Presentar tu propia posición
muy bien puede querer decir presentar un dilema vigoroso que sin embargo no estás
capacitado para resolver. Muchos artículos (incluso publicados) son valorados precisamente
porque presentan ambigüedades y dificultades contundentes en la interpretación del
argumento. Incluso puedes presentar una multiplicidad de perspectivas incompatibles, entre
las cuales, por buenas razones, quizá no puedes decidirte.

Al estructurar tu ensayo filosófico, te debes guiar por lo siguiente:

1. Introducción: presenta el argumento o pregunta a desarrollar, e indica brevemente tu


método de abordaje.
2. Exposición: comienza con las visiones, tesis o afirmaciones que desarrollarás y/o
examinarás. Debes construir el artículo ya sea alrededor de una tesis propia, o bien
alrededor de visiones sostenidas por otros autores que hayas leído. En cualquiera de los dos
casos, las visiones de otros deben incluirse como parte de tu propia discusión. Asegúrate de
sustentar tus afirmaciones acerca de las visiones de otros autores mediante citas precisas.
Pero NO CITES EXCESIVAMENTE: más bien, haz paráfrasis. Cita las páginas de las
referencias, de modo que tus lectores puedan verificarlas.
Cuando discutas el argumento de otro autor, asegúrate de mostrar la estructura del
argumento: premisas, presuposiciones no explicitadas necesarias para que el argumento
funcione, y conclusión(es).
3. Señala cualquier punto crucial de la interpretación: define todo término especial, y
discute cualquier definición alternativa que pudiera ser apropiada. Precisa cualquier
dificultad que consideres que sugiere una interpretación alternativa contraria. Si algo no
queda claro, no lo pases por alto: pon atención en ello. Esta estrategia es ventajosa incluso
para aquello que no entiendes.
4. Discusión: Críticas de las visiones expuestas en la parte 2.
Considera posibles objeciones (quizá tomadas de los mismos autores, si estás remarcando
una tesis tuya), y haz lo posible por defenderte de tus autores, oponiéndote a ellos. Si uno o
varios argumentos de estos autores son malos, explica por qué:
¿Alguna de las premisas es falsa? (esto hace que el argumento sea imperfecto.) ¿Se sigue
la conclusión? (Esto implica que el argumento es inválido, si es deductivo. Si no lo es, las
premisas pueden ser razones demasiado pobres para sostener la conclusión). A veces lo
mejor que puedes hacer es señalar que las visiones que estás criticando tienen
consecuencias altamente improbables.
¿El argumento descansa sobre una asunción inaceptable, o arbitraria, o debatible?
¿El argumento contiene ambigüedades cruciales? ¿La retórica sustituye a algún
argumento en algún momento crucial?
(En 2 y 3, usa los métodos sugeridos en “Cómo escribir sumarios críticos”)
5. [Sólo si has comenzado considerando las visiones de otras personas] Sección
constructiva: Aquí tienes que dejar sentada tu propia evaluación de las cuestiones bajo
consideración, y mostrar cómo tal evaluación no cae bajo las críticas que le has hecho
previamente a los autores considerados. También debes defender tu visión contra cualquier
objeción obvia que podría surgir o ha sido ya presentada contra ella.
6. Conclusión: Aquí puedes recapitular brevemente la cuestión principal de tu argumento y
presentar nuevamente el “mensaje” central que tu artículo intentó establecer.

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