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ENSAYO ARGUMENTATIVO SOBRE LA ACCIÓN DEL ESPÍRITU EN EL

EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN

ANDRES CAMILO PAEZ SIERRA

FR. ANDRÉS ZAMBRANO RODRÍGUEZ

UNIVERSITARIA AGUSTINIANA

CORPUS JOÁNICO

PROGRAMA DE TEOLOGÍA

BOGOTÁ D. C.

2020
1. Introducción

A lo largo de la historia el Espíritu no ha ocupado el lugar que se merece, no porque


no tenga la importancia sino por las distintas connotaciones que conlleva la
Pneumatología, se ha hecho un discurso en el que se pone al Espíritu como aquel alejado o
aislado, quizás por su incomprensión o complejidad en tanto a sus cualidades ya que en
comparación con el Padre y con el Hijo, el Espíritu se torna más abstracto haciendo
referencia a una fuerza o a un soplo; en el siglo xx ha recobrado un impulso en la reflexión
teológica, incluso algún papa hacía mención del Espíritu como “el gran olvidado” a fin de
darle más importancia. Ha sido la misma teología que se ha esforzado por reflexionar
acerca de la acción del Espíritu al igual como se hace con las otras dos personas de la
Trinidad (Padre y el Hijo).

La tesis principal que atraviesa este ensayo en su totalidad es mostrar al Espíritu


como actor al igual que se ha hecho con el Padre y el Hijo. Téngase presente que Juan
muestra al Espíritu como aquel que dará plenitud a lo dicho por Jesús, de ahí que la nueva
alianza de Jesús está basada en la ley del Espíritu. Prácticamente el Espíritu desde el
evangelio según san Juan es la “presencia personal” de Jesús junto a las distintas
comunidades mientras Jesús está con el Padre.

El Espíritu es protagonista desde el inicio de la creación, se describe en el génesis al


Espíritu como un sujeto activo y dinámico, el Espíritu es quien se encarga de organizar el
caos y vivificar la creación, es el que dinamiza y está constantemente actuando en la
creación, dinamiza la vida del cosmos, dinamiza la vida de la comunidad y dinamiza la vida
del cristiano. A lo largo de los distintos libros de la biblia se le da una participación al
Espíritu, no obstante, es una participación un poco pasiva pero es el evangelio según san
Juan el que abre un escenario espectacular, el que hace hincapié para darle preeminencia y
protagonismo a la acción del Espíritu, a medida que transcurre el evangelio según san Juan
el Espíritu recobra más fuerza y se hace un sujeto activo revelador del Padre. “En ninguno
de los cuatro evangelios ocupa el Espíritu santo un lugar tan central como en el de Juan. El
evangelista la llama también Espíritu de verdad y defensor (paráclito)” (Porsch, 1983, p.
11).
2. Espíritu de la verdad y paráclito

El evangelio según San Juan se desborda al hablar sobre el Espíritu, es todo un


tratado inabarcable sobre la presencia y sobre su acción específica en el plan salvífico; dos
horizontes de comprensión que nos presenta el mismo evangelio con relación al Espíritu,
dos acciones (paráclito y verdad) que dan solidez al protagonismo del Espíritu en la nueva
creación y lo largo de la existencia.

El primer horizonte de comprensión es el Espíritu en cuanto (paráclito), son


bastantes textos bíblicos que describen al Espíritu como abogado o sostén del plan salvífico
de Dios.

Desde una lectura teológica la acción del Espíritu en el evangelio de san Juan se
puede entender como una Pneumatología cristológica dejando claro que Jesús como
paráclito prepara para que venga otro paráclito( el Espíritu).Desde esta perspectiva la
intención del autor del evangelio es darle el protagonismo al Hijo y al Espíritu para que den
a conocer al Padre. Según Congar (2003) “en san Juan es otro Paráclito (Jn 14, 16) como
Jesús lo ha sido y sigue siendo (1 Jn 2, 1); él nos enseña (Jn 14, 26)” (p. 98).

El segundo horizonte de comprensión es el Espíritu en cuanto verdad, de ahí que es


mediante el Espíritu que san Juan deja ver la nueva alianza de Jesús, una alianza que está
basada precisamente por la ley del Espíritu, un Espíritu de verdad que actualiza la nueva
creación y regenera el cosmos. Por tanto se puede interpretar el evangelio según san Juan
como una actualización del génesis ya que la acción del Espíritu es recrear y dar vida. Es el
Espíritu que defiende el itinerario de la verdad.

Espíritu de la verdad en cuanto revela (a Dios Padre) y paráclito en cuanto cumple


la función “personal y presencial” de Jesús continuando con la misma tarea de dar a
conocer al Padre.
2.1 Espíritu( paráclito)

Paráclito en su raíz etimológica hace denotar o hace significar a “uno llamado al


lado de” es una de sus significaciones literales; a lo largo de la iglesia se ha hecho
referencia al paráclito como el abogado, ayudador, auxiliador, intercesor y mediador quizás
dándole una denotación con el mismo Espíritu Santo. Para Brown (2000):

La tradición cristiana identifica esta figura como el Espíritu Santo, pero


algunos investigadores como Spitta, Delafosse, Windisc, Sase, Bulmann y
Betz, dudan de que esta identificación sea fiel a la imagen original y
sugieren que el paráclito fue en otro tiempo una figura salvífica
independientemente que más tarde se confundió con el Espíritu santo (p.
1666).

A lo largo de distintos estudios es complejo saber con total certeza si el término


paráclito hace referencia a una figura salvífica o hace referencia al Espíritu Santo, incluso
el mismo término paráclito es muy difícil saber si corresponde a un término concreto del
hebreo o del arameo o es del griego, la posibilidad más cercana es el griego (parakletos) y
desde el griego se debe mirar sus dos posibilidades en cuanto a su voz (diátesis). Parakletos
puede ser visto desde dos perspectivas, la primera perspectiva es pasiva (para/kalein),
Brown utiliza el guión diagonal para separar el verbo de la preposición y la segunda
perspectiva es activa (parakalein).

Cuando se habla de paracletos como una forma pasiva se refiere precisamente a


“llamar al lado de alguien” es decir, que tiene una función clara de mediación (abogado)
haciendo mención de un defensor, de entrada dejar claro que esta perspectiva en san Juan se
ve muy poco ya que el Espíritu no es visto como el abogado.

Desde la perspectiva en sentido activo el término hace referencia al que intercede,


suplica y apela, es decir, que tiene la función clara y es la de ser mediador y portavoz de
una tarea específica. Por ello, “el paráclito es un testigo que actúa en defensa de Jesús y un
portavoz que habla en su nombre cuando es juzgado” (Browm, 2002, p. 1679)
En definitiva la imagen del paráclito desde san Juan tiene un carácter personal
alejándose un poco de la figura del Espíritu Santo que presenta el nuevo testamento, claro
está que en algunos pasajes también se le da la denotación en cuanto al Espíritu Santo.
Cuando el evangelio de san Juan habla del paráclito como el Espíritu Santo no se debe
entender como un error sino que simplemente corresponde a las distintas semejanzas y
similitudes.

2.2 Espíritu( verdad)

La verdad aparece unas 25 veces en el evangelio según San Juan dando a entender
que esta palabra es importante en su teología, se hace hincapié en decir que la verdad no es
algo que está aislado de la existencia humana, como se entendía en la filosofía griega sino
que san Juan ve la verdad como algo que es cercano a nuestra existencia y que el ser
humano debe testificar la verdad y vivir desde ella; precisamente la acción del Espíritu
consiste en acercar al hombre a la verdad, de ahí que el Espíritu de la verdad atestigua al
Padre mostrando un camino de acercamiento a la verdad con el único fin de que el hombre
sea libre. En Jn 8, 32 “y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”

El paráclito es llamado el Espíritu de la verdad, en cuanto da testimonio de Jesús y


de todo su itinerario salvífico. El paráclito oye las palabras de Cristo, las recibe y las
anuncia a los discípulos. Y como dice Dold (1978) que el evangelio según san Juan se
refiere a la verdad en cuanto a un conocimiento que lleva a la libertad, de ahí que los
hombres libres se apartan de la carne, del mundo, de lo de abajo, cuyo signo es el pecado y
quien comete pecado es esclavo y vive en la mentira (p. 184).

“Juan quiere decir que el conocimiento de lo que es verdaderamente real es lo que


hace a los hombres libres, porque los aparta de la sujeción a la “carne”, al “mundo” o a
“lo de abajo”, cuyo signo es el pecado, “quien comete pecado es esclavo”.(C.H. Dodd.
Pág. 184.)

En síntesis se utiliza el término verdad para hacer referencia al Espíritu como aquel
que revela la “realidad eterna” y “el conocimiento de lo real” es un acercamiento al
conocimiento de Dios, o como dice Dodd es una aprehensión de la realidad última, aquella
realidad que está por encima del mundo, de los fenómenos y solo es conocida por Cristo,
de ahí que esa misma realidad ya se ha manifestado por Cristo quien es el logos y portador
no solo de la gracia sino también de la verdad siendo el revelador de la verdad y la misma
verdad, pero debido a la limitación humana el hombre necesita de otro paráclito que es el
Espíritu de la verdad para seguir acercándose a Dios y conociendo cada vez más la verdad,
pero no es una mera aprehensión intelectual y teórica sino que es la inmersión de toda una
existencia humana.

3. Textos bíblicos

En estos textos bíblicos se hace mención del Espíritu en cuanto es paráclito y en


cuanto es el Espíritu de la Verdad, son textos que de entrada dejan ver la acción del
Espíritu como relevante e importante en el plan salvífico que Juan quiere mostrar a sus
destinatarios.

Desde el evangelio de san Juan y a partir del capítulo 14 se encuentra la acción del
Espíritu; se encuentran cuatro textos que especifican la acción del Espíritu como Paráclito y
tres textos específicos que hablan del Espíritu en cuanto verdad.

3.1 Textos principales (Paráclito)

Jn 14,16 "y yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros
para siempre".

Jn 14,26 "Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os


lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho".

Jn 15, 26 a "Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré de junto al Padre".

Jn 16-7 "Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no


vendrá a vosotros el Paráclito; pero si me voy, os lo enviaré".

Cuatro textos específicos que hablan acerca del Espíritu como paráclito, en el
evangelio de san Juan se habla de dos paráclitos en Jn 14, 16 se muestra a Jesús pidiendo e
intercediendo para que venga el otro paráclito, es decir, que Jesús mismo también se da a
conocer como un paráclito y como precursor del próximo paráclito (Espíritu). Jesús abre el
escenario del Espíritu para que venga y dinamice constantemente la existencia, por lo tanto
la acción del Espíritu es llevar a plenitud el mensaje de Jesús, la acción de enseñar y
recordar todo lo que ha dicho Jesús como lo muestra Jn 14, 26. Finalmente Jesús ve la
necesidad de ir al Padre porque que el Padre enviará al espíritu Jn 16 ,7.

3.2 Textos principales( verdad)

Jn 14-17"El Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no le


ve ni le conoce. Pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros"

Jn 16,13"Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa;


pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de
venir."

Jn 15, 26 b" El Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de
mí."

Tres textos que describen la acción del Espíritu como aquel que guía hasta la
Verdad completa, es decir, conducir la humanidad hacía el Padre, es la tarea específica del
Espíritu, por ende el constante testimonio del Padre que da el Espíritu.

Desde el evangelio según san Juan se propone como protagonista principal al Padre
y posteriormente se le da ese protagonismo al Hijo y al Espíritu; el evangelio muestra al
Padre como el protagonista por excelencia ya que la acción del Espíritu y la acción de Jesús
es conducir al Padre.

4. Acción del Espíritu

En definitiva el Espíritu dinamiza y recrea la creación hecha por Dios como acción
específica y desde el evangelio según san Juan la acción del Espíritu se concretiza en
cuanto el Espíritu continúa la obra de Jesús. “Nuestra tesis es que Juan presenta al paráclito
como el Espíritu Santo en un cometido especial, concretamente como la presencia personal
de Jesús en cuanto a los cristianos mientras el mismo Jesús permanece junto al padre”
(Brown, 2000, p. 1673).

En resumidas cuentas el Espíritu es continuador de la revelación que ha hecho Jesús


dando a conocer al Padre; Dios desde su infinita gracia opta por que su acción sea la de
estar presente en su creación y nunca abandonar al hombre, Dios actúa en la vida del
hombre mediante distintas fuerzas sin violentar al hombre, fuerzas que algunos denominan
Espíritu Santo.

Consiguientemente la concreción de la acción del Espíritu radica en ir aclarando y


develando el misterio de Dios, desde el evangelio según san Juan el Espíritu es visto como
revelador de la Verdad, es aquel que acompaña al hombre al encuentro con el Padre.
5. Conclusiones

De este ensayo se concluye lo siguiente sobre el Espíritu en el evangelio según san


Juan, cuando se habla acerca del Espíritu no se puede entender al Espíritu como el que está
“al lado de” cumpliendo una función de mediador sino que es una presencia personal
(Jesús), en el evangelio según san Juan se hace referencia a dos paráclitos (Jesús y el
Espíritu), Jesús primer paráclito pide al padre que envíe al segundo paráclito y continúe con
la misma misión y es la acción específica de seguir revelando al Padre.

Además la ley de Jesús está basada en la plenitud del Espíritu, de ahí, la petición de
Jesús al Padre para que envíe el Espíritu y cuando el Espíritu es enviado por el Padre es
visto como el remplazo de la ausencia física de Jesús con una nueva presencia en el
Espíritu. Desde esta perspectiva Jesús es dador del Espíritu.

Finalmente se concluye que el Espíritu desde el evangelio según san Juan cumple
una única acción y es la de testimoniar al Padre, pero el Espíritu realiza esta acción
mediante distintas manifestaciones divinas, para revelar al padre el Espíritu dinamiza la
creación, regenera la vida y conduce a la comunidad a la Verdad.
6. Bibliografía

Brown, R. (2000). El evangelio según San Juan XIII – XXI. Ed. Cristiandad

Congar, Y. (2003). Sobre el Espíritu Santo. Sígueme

Dodd, C.H. (1978). Interpretación del cauto evangelio. Ed. Cristiandad

Horts, B. – Schneider, G. (2012). Diccionario exegético del Nuevo Testamento II.


Sígueme

López, M. Revelación sobre un desconocido. Gregorianum 97, 2(2016) 307-322

Pikaza, X. (2015). Gran diccionario de la Biblia. Verbo Divino

Porsch, F. (1983). El Espíritu santo: defensor de los creyentes. Sígueme

Tuñí, J. – Alegre, X. (1995). Escritos Joánicos y cartas católicos. Verbo Divino

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