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Hoy te vamos a hablar de la gastritis – qué es, síntomas, causas y tratamiento.

Una dolencia que, no por conocida, deja de ser


molesta, dolorosa y, por desgracia, más común de lo que nos gustaría. Y es que la calidad de los productos que tomamos es cada vez
peor, lo que influye en que los problemas gástricos sean cada vez más habituales.

Qué es la gastritis

Empezamos por dejar claro qué es la gastritis. Para que no haya dudas. La gastritis no es más que la hinchazón de la mucosa
gástrica. Es decir, la cobertura a base de células que envuelve el interior del estómago y cuya razón de ser es evitar que la acidez de
los jugos gástricos afecte al propio estómago.

Al comentar qué es la gastritis, también hay que dejar claro lo que no es. Y es que la gastritis no es lo mismo que la dispepsia.
Tampoco está siempre causada por la comida. Eso sí, lo que es la gastritis es que resulta, en ocasiones, extremadamente dolorosa en
la zona del abdomen. Las personas aquejas de esta dolencia, tienen una constante sensación de presión que, por momentos, puede
ser intolerable.

Gastritis: ¿Cuánto dura?

Gastritis: ¿Cuánto dura? La gran pregunta que todo el mundo se hace, cuando se coge esta enfermedad. Y lo cierto es que la
gastritis: ¿Cuánto dura? Depende de la gravedad con que la hayamos cogido. Estos son los casos que se pueden dar.

 Gastritis leve – Hablamos de una gastritis leve cuando hay más molestia que dolor, lo cual no quita para que estos sean
continuados. Es más, la gastritis leve es la que más fácilmente se convierte en crónica, por lo que se puede dilatar incluso
años.
 Gastritis aguda – Hablamos de una gastritis aguda cuando el dolor es intenso y viene acompañado de ardores, mareos y
náuseas o vómitos. Suele estar derivada de una alimentación poco saludable, pero también por el estrés y la ansiedad. Lo
más habitual es que remita en 48-72 horas.
 Gastritis nerviosa – Hablamos de gastritis nerviosa cuando nuestro ritmo de vida afecta a nuestra salud. Estrés, ansiedad y
nervios son los causantes, y no remitirá hasta que no desaparezcan. Es decir, se puede ir a varios meses incluso años.
 Gastritis por infección – Hablamos de gastritis por infección cuando coges la bacteria Helicobacter Pylori. Tan complicada
de tratar como que el tiempo estimado de curación es entre 60 y 90 días.
 Gastritis por intoxicación – Hablamos de gastritis por intoxicación cuando la mucosa gástrica es dañada por algo que
hemos comido. En caso de ser severa, la duración del tratamiento oscila entre 90 y 150 días.

Causas de la gastritis

Las causas de la gastritis, como ya hemos comentado, no es exclusiva de la comida. Es más, son muchos los elementos que
pueden ser causas de la gastritis. Elementos que, en algunos casos, son altamente nocivos para la salud en general y el estómago en
particular.
Además de la comida, las causas de la gastritis más comunes son el tabaco, el alcohol, la anemia perniciosa, el reflujo
biliar, el estrés, la enfermedad de Crohn, los medicamentos, las infecciones o algunas intervenciones quirúrgicas de cierta
relevancia. En todos los casos, y según los expertos en la materia, las causas de la gastritis están relacionadas con el Helicobacter
Pylori. Se trata de una bacteria en la úlcera gastroduodenal responsable de más del 50% de gastritis que se dan en todo el mundo.

Así lo demuestran las pruebas realizadas durante los últimos 20 años. En más de la mitad de afectados por la dolencia, las causas de
la gastritis estaban vinculadas a esta bacteria que se transmite entre humanos. De hecho, se estima que más de la mitad de la
población tiene esta bacteria en su organismo. Por suerte, sólo 1 de cada 5 personas la llega a despertar. En este caso, quienes no
cuiden su propio organismo tienen más papeletas.

Síntomas de la gastritis

Los síntomas de la gastritis son los que nos dirán si es lo que tenemos o es otra cosa. Al ser una zona de dolores habituales, es más
que recomendable conocer los síntomas de la gastritis y aprender a distinguirlos de otras enfermedades.

De hecho, algunos síntomas de la gastritis son altamente comunes. Es más, algunos no suelen presentarse de forma habitual,
pero conviene conocerlos para estar preparado.

Así, los síntomas de la gastritis son náuseas, dolor abdominal, vómitos, indigestión, malestar permanente, ardor, pinchazos en
el estómago, vómitos con sangre, hipo, pérdida del hambre, heces oscuras, cansancio, mareo, pérdida de peso, sudores fríos,
aceleración del pulso y palidez en la piel.

Lo dicho, es posible que no se den todos los síntomas de la gastritis pero sí se pueden presentar media docena de ellos, que nos
darán pistas sobre nuestra dolencia.

Tratamiento de la gastritis

El tratamiento de la gastritis viene dado por un diagnostico previo. Para ello, es importante acudir al médico cuanto antes, pues
será necesario un análisis de sangre y heces que tardará unos días. También habrá que hacer una endoscopia y enviar al paciente
con un especialista gastroenterólogo. Vamos, que irás para un rato en el hospital.

En el centro sanitario, si se llega al extremo, te harían la prueba del helicobacter pylori, comprobarían si tienes anemia, analizarían
orina y heces y, casi seguro, te tocaría gastroscopia. Si eres una mujer, también comprobarán si estás embarazada, pues los
síntomas de la gastritis, a veces se confunden con los de la gestación.

Si no dan con nada, podrías tener que pasar por rayos X o por un TAC, para comprobar el estado de tu aparato digestivo. No es lo
habitual pero tampoco es descabellado.
Eso sí, es posible que en una primera exploración, el médico dé con el diagnóstico y puede aplicar el tratamiento de la gastritis antes.
Para ello, preguntará al paciente sobre su historial médico, su alimentación, su estilo de vida o los medicamentos que consume
habitualmente. Por tal motivo, es muy importante dar la información al médico con la mayor precisión posible. Básicamente, es saber
lo que haces con tu cuerpo. No todo el mundo lo sabe.

Para comenzar el tratamiento de la gastritis, el sanitario debe estar al día de las medicinas que tomas, incluso las naturales que
puedas comprar en herbolario.

Una vez localizada la dolencia, el tratamiento del a gastritis buscaría dos objetivos principalmente. El primero, disminuir el ácido que
tienes en el estómago y, una vez hecho, curar la causa de la dolencia

Disminuir el ácido

El tratamiento de la gastritis comienza con la reducción del ácido en el estómago, lo que ayuda a la mucosa a curarse antes. Para
conseguirlo, disponemos de varios tratamientos:

 Antiácidos – Como su nombre indica, acaba con el ácido. Puede ser sal de frutas, puede ser bicarbonato o puede ser un
fármaco concreto, según la gravedad del caso. No obstante, en casi todas las opciones, magnesio, calcio y aluminio son las
sales básicas usadas para rebajar el nivel de ácido. Lo hacen al combinarse con iones de hidróxido o bicarbonato. Eso sí,
este tratamiento de la gastritis suele derivar en estreñimiento.
 Bloqueadores H2 – Ranitidina, cimetidina y nizatidina son los más conocidos. Se usan para rebajar el nivel de ácido en
bebés y mayores, aunque también en adultos.
 Inhibidores de la bomba de protones (IBP) – Desde el omeoprazol al pantoprazol, pasando por el esomeprazol. Eso sí, son
muy fuertes y requieren receta y control médico.

Tratamiento de la causa

Una vez rebajado el nivel de ácido, toca aplicar el tratamiento de la gastritis. En este caso, curaríamos la infección para evitar una
úlcera, si el paciente tiene el helicobacter pylori.Cuando es el estrés el causante, basta con recetar algunos medicamentos
relajantes. Y si lo que tiene es anemia perniciosa, toca tomar vitamina B12.

Tratamiento natural de la Gastritis

La gastritis: tratamiento natural es una alternativa que, cada vez más, está siendo aplicada. Y es que la gastritis: tratamiento natural
es, en este caso, uno de los remedios más efectivos. Además, al haber muchas alternativas, siempre hay alguna que guste a cada
afectado por una gastritis. Estos son algunos de los tratamientos naturales más efectivos contra la gastritis.

 Mezcla el zumo de un limón con un vaso de agua templada justo después de comer. La acidez del limón le dirá al estómago
que no produzca jugos gástricos, minimizando el dolor. De paso, ayudarás a mejorar tu estómago, pues el limón es tremendo
cicatrizante.
 Muele una patata pequeña y mézclala con un vaso de agua. Déjala reposar 15 minutos y bebe en ayunas.
 Durante 24 horas, no comas nada sólido. Tan sólo toma agua de coco y notarás mejoría al día siguiente.
 Tómate una gelatina neutra nada más levantarte, otra de postre en la comida y la última, una hora antes de irte a la cama.
 Haz una manzanilla y tómatela al terminar cada una de las comidas que hagas.
 Antes de desayunar, tómate una cucharadita de aceite de oliva.
 Hierve un litro de agua y échale cuatro cucharadas de semillas de linaza. Déjalos reposar 24 horas, cuélalo y tómate un vaso
después de cada comida. La linaza es ideal para los problemas del aparato digestivo.
 Hierve un litro de agua y échale cuatro cucharadas de granos de cebada. Déjalos reposar 24 horas, cuélalo y tómate un vaso
después de cada comida.
 Licúa media cebolla blanca, 500 ml de zumo de naranja, cinco hojas de chaya y dos pencas de aloe vera. El combinado
resultante debes beberlo día sí, día no, durante un mes para mejorar de forma considerable tu gastritis.

 Combina una papaya, un plátano y un vaso de leche y tómalo por la mañana, en ayunas, y por la noche, antes de irte a la
cama.
 Licúa varias hojas de repollo y mézclalas con agua. Si lo tomas en ayudas, notarás como el dolor de estómago se reduce de
forma casi inmediata.
 Licúa una patata media, una zanahoria, dos ramas de apio y bebételo en cuanto lo termines de hacer. Eso sí, que sea en
ayunas. Hazlo todos los días durante un mes.
 Licúa 600 ml de leche, siete ramas de berro y cinco ramas de perejil. Tómatelo después de comer y cenar durante seis meses
y notarás una mejoría tremenda.

Gastritis: Dieta

Gastritis: dieta son dos conceptos que suelen ir de la mano. No queda otra. Lo primero que te dirá el doctor que diagnostique la
gastritis, será mandarte dieta blanda. El objetivo es no empeorar la situación.

Lo habitual es que la gastritis: dieta se tome con calma. Es decir, que el paciente empiece a tomar comida en pequeñas cantidades,
aunque lo haga más a menudo. Unas 5 o 6 veces al día. También es aconsejable tomarse tiempo para masticar y, sobre todo,
hacer la digestión antes de dormir, para no favorecer la pesadez.

Obviamente, evitar cualquier situación de estrés es obligatorio. Casi tanto como aquellos medicamentos que ataque, directamente, a
la mucosa gástrica. Sin ir más lejos, aspirinas y antiinflamatorios, tan habituales en todas las casas.

Así las cosas, en la gastritis: dieta hay algunos alimentos que sí, otros que no y otros que tal vez.
 Alimentos permitidos gastritis: dieta – carnes bajas en grasa (pavo o pollo); pescado blanco o azul; huevos (sin aceite y, a
ser posible, cocidos); cereales y legumbres combinados con arroz, verdura o patata; fruta (ni muy madura ni demasiado
ácida); verduras y hortalizas (hervidas); agua, infusiones y caldos (sin grasa y lo más suave posible).
 Alimentos intermedios gastritis: dieta – Leche (desnatada) y derivados (natillas, yogures, queso…); carne semigrasa
(jamón york); cereales (siempre que no sean mueslis o barritas de cereales); zumos comerciales (con pocos azúcares);
mermelada (en pequeñas cantidades); pan o bollería artesanal (en pequeñas cantidades).
 Alimentos prohibidos gastritis: dieta – Leche (entera, condensada o derivados con mucha grasa); carnes (procesadas y
embutidos); pescados (en escabeche); verduras (col, repollo y aquellas que produzcan gases); café y té; alcohol; zumos (con
exceso de azúcar); grasas (desde bollería industrial, a tocinos, pasando por crema pastelera o galletas

Qué es

La gastritis es la inflamación de la mucosa que recubre las paredes del estómago. El revestimiento del estómago contiene células que
segregan enzimas y ácido que ayudan en la digestión y que cuando se inflama ocasiona molestias.

Causas

Las causas que pueden provocar la inflamación del revestimiento del estómago son:
Algunos fármacos, como ácido acetilsalicílico, naproxeno o ibuprofeno.

Infección del estómago con la bacteria Helicobacter pylori.

Abuso de alcohol o ingesta de sustancias corrosivas, como algún tipo de veneno.

Ingesta de alimentos picantes

Consumo de cocaína.

Fumar.

Reflujo de bilis hacia el estómago o reflujo biliar.

Trastornos autoinmunes.

Infección viral, sobre todo en personas con déficits en el sistema inmunológico.

Estrés excesivo.

Otras causas menos comunes que pueden causar gastritis son el hecho de haberse sometido a una cirugía mayor o sufrir alguna
enfermedad gástrica que pueda inflamar la mucosa del estómago.

Evalúa tus síntomas

Síntomas

Aunque en algunas ocasiones esta patología no presenta síntomas, las personas que la sufren pueden experimentar las siguientes
molestias:

Dolor abdominal.

Náuseas y vómitos.

Acidez de estómago.

Aerofagia.

Ausencia de hambre o inapetencia, que en ocasiones puede producir pérdida de peso.

Heces de color negro y vómitos con sangre, en el caso de que la gastritis cause sangrado en el revestimiento del estómago.

Prevención

La prevención de la gastritis pasa por evitar el uso de las sustancias que pueden inflamar la mucosa del estómago. Evitar el uso
prolongado de medicamentos como el naproxeno, el ibuprofeno o el ácido acetilsalicílico, así como reducir o suprimir la ingesta de
alcohol y de comidas que puedan irritar el revestimiento estomacal, evitará que se desarrolle una gastritis causada por este tipo de
agentes.

Tabletas de pastillas

La mucosa del estómago puede deteroriorarse por el consumo prolongado de fármacos.

Tipos

La gastritis se puede clasificar según la duración de la patología y según sus síntomas y consecuencias. Según la duración, la gastritis
puede ser:

Gastritis aguda: Una gastritis es aguda cuando dura algunos días y desaparece cuando lo hace el agente causante. La gastritis aguda
suele estar causada por el consumo prolongado de algunos fármacos, como el ibuprofeno, la ingesta excesiva de alcohol o el estrés.

Gastritis crónica: Se produce cuando la enfermedad dura meses o incluso años. La principal causa de la gastritis crónica es la
infección por la bacteria Helicobacter pylori. También puede deberse a una alcalinización del pH del estómago que se origina por el
reflujo biliar.

Según la sintomatología y las consecuencias que pueda acarrear, la gastritis también se puede clasificar en:

Gastritis erosiva: Se produce cuando se origina una ulceración en la mucosa del estómago, debido a la debilidad de las mucosas que
las protegen, que dejan pasar los ácidos. Tiene una gran relación con el abuso de tabaco y alcohol. Las erosiones pueden llegar a
producir sangrado.

Gastritis atrófica: En este caso la capa protectora del estómago resulta afectada, incrementando el riesgo de sufrir cáncer de
estómago. La causa más común de afectación de esta capa es la presencia de la bacteria Helicobacter pylori. La gastritis atrófica
presenta otro tipo de síntomas, además de los comunes, como anemia, déficit de alguna vitamina o mala absorción de los nutrientes
durante la digestión.

Diagnóstico

La gravedad de la enfermedad y su duración dependen del agente causante, por lo que en la mayoría de las ocasiones la gastritis se
cura cuando desaparece la sustancia, enfermedad o afección que la provoca. Las principales complicaciones que se pueden presentar
son el sangrado y el aumento del riesgo de sufrir cáncer de estómago. En ocasiones, si la mucosa que recubre el estómago
permanece demasiado tiempo alterada, los ácidos pueden llegar a causar úlceras.

Entre las pruebas y exámenes que se pueden realizar para detectar una gastritis está el análisis de sangre, con el objetivo de analizar
el nivel de glóbulos rojos y detectar una posible anemia que puede derivar en un debilitamiento del revestimiento del estómago; una
gastroscopia para comprobar el interior del estómago y el estado de las mucosas; un análisis de heces para verificar si hay sangrado,
que puede ser un signo de hemorragia digestiva causada por gastritis y también para detectar la presencia de la bacteria Helicobacter
pylori.

Tratamientos

La sustancia o afección que causa la inflamación de la mucosa del estómago será el factor del que dependa el tratamiento. Aunque lo
normal es que la gastritis se cure cuando desaparezca el agente causante, en ocasiones, dependiendo de la incidencia de los
síntomas y de la gravedad de la enfermedad, se utilizan algunos medicamentos, como antiácidos e inhibidores de la bomba de
protones, que reducen la cantidad de ácido gástrico producido por las glándulas que cubren las paredes del estómago, como
omeprazol, pantoprazol o esomeprazol, entre otros. En la mayoría de los casos el tratamiento con fármacos sólo es necesario cuando
hay infección bacteriana.

¿Cuándo acudir al médico?

Si el dolor abdominal es muy fuerte y no desaparece, las heces son negras o en el vómito aparece sangre o una sustancia parecida al
poso del café, se debe acudir a un especialista.

Alimentos prohibidos para la gastritis

En el caso de sufrir gastritis, es recomendable evitar una serie de alimentos que pueden agravar la enfermedad y sus síntomas. Los
alimentos prohibidos en estos casos son:

Algunas verduras y hortalizas: En especial aquellas consideradas flatulentas, es decir, que pueden provocar gases, como el brócoli, la
coliflor o los pimientos.

Frutas ácidas o poco maduras: Sobre todo los cítricos, como el limón o el pomelo.

Lácteos enteros: Hay que tratar de evitar en lo posible la leche entera, la nata y el queso curado

Carnes ricas en grasas: Principalmente los embutidos, como el chorizo o el salchichón.

Bebidas con gas: Las bebidas carbonatadas no están recomendadas en estos casos

Bebidas con cafeína: Como el café o el té.

Salsas y condimentos picantes: La ingesta de alimentos y condimentos picantes es una de las causas que puede producir gastritis, por
lo que su consumo agrava los síntomas de la enfermedad y puede hacer daño al estómago.

Alimentos recomendados para la gastritis

Los alimentos que no causan ningún perjuicio en el estómago en el caso de sufrir gastritis son:

Pasta y arroces.

Pan blanco.

Verduras cocidas.Pescados.

Productos lácteos desnatados.

Bebidas sin cafeína.

Carnes magras, como pollo, pavo o conejo.

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