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La infancia como estrategia narrativa en Twin Peaks (2017) de David Lynch

Eugenia Guevara (UADE)

En este trabajo intentamos reflexionar a partir de un personaje de la tercera temporada (y última) de

la serie Twin Peaks, dirigida por David Lynch, de 2017. Teniendo en cuenta la forma axiomática de

hablar de un film, según la propuesta de Alain Badiou (2005:30), esto es “examinar las

consecuencias del modo propio en que una idea es tratada así por ese film”, creemos que el trayecto

del personaje Dougie Jones resulta atractivo para observar y analizar la forma en que el concepto

de infancia se presenta en la serie. Creemos que en Dougie Jones, el “ser niño” o siguiendo

Deleuze, el “devenir niño” (2005), es un rasgo de identidad muy definido, en el que nos interesa

profundizar.

Convertida en una reciente área del saber, los interdisciplinarios “estudios de la infancia” permiten

explorar desde diferentes perspectivas la categoría de infancia y sus posibilidades inagotables. En

este caso, recurriremos a la filosofía, a partir de Walter Benjamin y Giorgio Agamben; así como

también a André Bazin, el filósofo del cine, pionero en abordar el tópico “cine e infancia”.

Regreso a Twin Peaks

Twin Peaks se estrenó en 1990 por la cadena norteamericana ABC. Tuvo dos temporadas, la primera

de 8 y la segunda de 22 capítulos. Se suspendió y dejó de emitirse en septiembre de 1991 debido a

los bajos índices de audiencia, luego de su éxito inicial. Veinticinco años después, David Lynch,

consagrado director de culto, y Mark Frost, el co-guionista original, retoman la historia en esta

tercera temporada llamada Twin Peaks: El regreso producida para Showtime. Fueron 18 capítulos

de una hora de duración aproximada que se emitieron semanalmente.

Dirigida en tu totalidad por Lynch, a diferencia de lo que ocurrió en la temporada 2, donde lo hizo
en pocos capítulos, la serie no solo se exhibió por televisión, también fue programada en teatros y

en el Museo de Arte Moderno. En el marco de la producción reflexiva que generó, por parte de la

crítica y los fanáticos, se produjo un debate interesante sobre su pertenencia al cine o a la

televisión.1

La historia transcurría en un pueblo de montaña llamado Twin Peaks, donde habían asesinado a la

adolescente Laura Palmer. El detective del FBI Dale Cooper, el héroe y protagonista, llegaba para

investigar. La trama mutaba de una estructura narrativa clásica que entrelazaba al policial con

toques cómicos, a lo fantástico y lo inesperado. Pronto, la búsqueda del asesino de Laura Palmer

dejaba de ser el objetivo y la serie se centraba en la lucha entre el bien y el mal, que es el tema más

importante de Twin Peaks: el regreso, una serie que entra y sale de los géneros; de lo clásico, lo

moderno y lo posmoderno; del teatro y del recital en vivo; de las artes plásticas y las vanguardias.

La acción se retoma donde finaliza en 1991, en las entrañas de La Logia Negra, un lugar de otro

mundo (infierno, purgatorio, limbo), en contacto y en conflicto con el mundo de lo “real”, donde

queda atrapado el agente Cooper, o más bien, el buen agente Cooper, porque un doble suyo (un

doppelganger) lleno de maldad sale en su lugar. Veinticinco años después, el buen Cooper intenta

volver al mundo del agente especial del FBI, pero para lograrlo necesita que el Cooper malo regrese

a la Logia Negra. El Cooper malo tiene sus propios planes, se resiste y el Cooper bueno termina

ocupando un envase transitorio: el cuerpo del empleado de seguros de Las Vegas Dougie Jones.

Dougie aprende a hablar

En el caso de Dougie Jones, un hombre mayor de 50 años, lo infantil no puede considerarse desde

criterios objetivos como lo biológico o lo jurídico. Dougie es transición, lo que forma parte de la

esencia de la infancia. Además, adquiere capacidades que lo constituyen como sujeto, como hablar.

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La incluyeron como mejores películas de 2017 Cahiers du cinema (N °1) y la encuesta de críticos en Sight & Sound
(N °2).
Siguiendo la etimología de infancia, que proviene del latín infans -ntis, que significa literalmente

‘no hablante’, Agamben afirma que el sujeto se constituye en el lenguaje y a través del lenguaje.

Esto conlleva la apropiación de la experiencia “muda” de la infancia, que no desaparece en la vida

adulta si no que permanece y es la que intentaremos reconstruir, a través de la memoria.

Para el análisis de Dougie Jones tomamos los capítulos del 3 al 16 2, donde lo vemos nacer, crecer,

madurar y morir. En paralelo, existen otras subtramas protagonizadas por niños o relacionadas con

la infancia, que pondremos en diálogo con la concepción de infancia que encarna Dougie.

¿Cómo nace y crece Dougie? Cuando el buen Cooper sale de la Logia Negra, viaja por terrenos

surrealistas, conducido por la electricidad, mientras en Las Vegas, el Dougie Jones original, de saco

verde y pantalón marrón, finaliza su encuentro con una prostituta. En un instante, es abducido por

un enchufe que va a devolver en su lugar al buen Cooper que permanecerá recostado en el piso,

recién nacido, con su traje negro de agente del FBI. Cuando la prostituta lo ve, nota el cambio, pero

no le presta atención. Termina de vestirlo, lo lleva en su auto, lo deja en la puerta del Casino donde

le repite: “Pide por ayuda”. Y eso es lo Dougie hace: repetir y pedir ayuda.

En el Casino ve a un jugador ganar en el tragamonedas. El hombre grita Hello! y hace un gesto

estrafalario. Dougie, que habita más bien un umbral entre dos mundos, tiene un poder que le

permite ver cuáles son las máquinas que tienen premio asegurado. Así va insertando monedas en

cada una, moviendo la palanca, ganando, y gritando hello y haciendo un gesto estrafalario en

repetidas oportunidades. Imitación y repetición le hacen ganar casi 500 mil dolares.

Imitando y repitiendo, es como se adquiere el lenguaje, Dougie aprende quién es y donde vive.

Tiene una familia: su esposa, Janey E. lo recibe enojada porque ha estado ausente por días, pero

olvida todo al ver el dinero. Es protectora como una madre, y Sonny Jim, su hijo, se convierte en un

maestro y un compañero de juegos. Arrastrado por el mecanismo de lo cotidiano, Dougie es llevado

a su trabajo en la compañía de seguros, donde sin necesidad de tener que hablar, y de la misma

forma que ganó en el Casino (viendo lo que solo él puede ver) desarticula una red interna de
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La excepción son el E 8 y el E 14. En el E 12, la aparición de Dougie se limita a un plano.
corrupción, lo que lo convierte en un héroe para su jefe.

Poco a poco, del mundo le llegan reminiscencias: el café y el pastel de cerezas, la bandera

americana, unos zapatos rojos de mujer, las placas policiales y una estatua de James Stewart en La

historia del FBI (1959)3. También se emociona al ver de lejos a Sonny Jim, al escuchar una canción

interpretada al piano, y reacciona a la sonoridad de ciertas palabras. En el capítulo 10, Dougie tiene

relaciones con Janey E, lo que acelera su proceso madurativo.

En el capítulo 11, escucha una expresión (“damn good”) que usaba constantemente el agente

Cooper., lo que es decisivo. En el capítulo 15, Dougie mira Sunset Boulevard por televisión,

mientras come uno de sus pasteles. En pantalla Cecile B deMille dice: “Hay que llamar a Gordon

Cole”. Al escuchar el nombre de Gordon Cole, su jefe del FBI, Cooper toma conciencia y busca la

salida. Introduce el tenedor en un enchufe lo que produce un cortocircuito que lo deja en coma y

cuando despierta, ya es “ciento por ciento” el agente Cooper (Cap. 16) y su capacidad de hablar.

Las infancias de Dougie

Una de las lecturas más recurrentes que se ha hecho de Dougie tiene que ver con la infancia. “Es un

niño descubriendo el mundo, y también es un ser carente que busca algo que desconoce y donde los

demás, como en un espejo, reflejan lo que quieren ver...” (Vaca, 2017).

Desde nuestro punto de vista en Dougie, integrante de una familia nuclear, que ha trastocado sus

roles pero que intentará reequilibrarlos, encarna una visión de la infancia naturalmente buena e

inocente, ligada a las ideas de Rousseau. Él es un salvador, un redentor, aunque no se da cuenta de

lo que producen sus acciones puras y sinceras. Esta idealización de la infancia entra en conflicto

con otras posibilidades que aparecen en paralelo. En contraposición a un Dougie infante de 50 años,

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En uno de libros que complementan la historia (Twin Peaks fue pionera en su carácter transmedial, desde

los 90), Mi life my tapes: the autobiography of F.B.I. Special Agent Dale Cooer (1991), Cooper cuenta que en su

habitación de infancia tenía un póster de esta película en la cabecera de su cama.


inocente y soñador, veremos a cinco niños, cuyas experiencias los enfrentan a la muerte, al

abandono y a la violencia. Cuando Dougie nace y vive su primera infancia, el Niño 1 (Caps 3 y 5)

es ignorado por su madre adicta a la heroína y corre el riesgo de morir en una explosión; cuando

Dougie dibuja y muestra el fraude en la empresa, el Niño 2 (Cap. 6) muere atropellado por un

camión conducido por un joven iracundo; mientras Dougie salva su vida con un pastel de cerezas y

reacciona frente a las palabras que le recuerdan quien fue (Cap 11), el Niño 3, vestido con ropa de

camuflaje militar igual que su papá, dispara por la ventanilla de su auto un arma que acaba de

encontrar y el Niño 4 parece estar enfermo y vomita. Cuando el Niño 5 (Cap 12) encuentra a su

padre recién asesinado a balazos en la puerta de su casa, Sonny Jim intenta enseñarle a Dougie a

jugar al béisbol, sin lograr ni un movimiento de su parte.

Curiosamente, cuando Dougie “madura”, desaparecen los niños y las referencia a la infancia, que en

algunos casos son explícitas: por ejemplo, el doctor Jacoby clama en su programa pirata de

televisión “Salven a los niños”, al tiempo que Dougie descubre su sexualidad.

De esta forma, es posible ver que el tratamiento de la infancia en Twin Peaks expone dos

posibilidades: por un lado lo que Chombart de Lauwe (1979: 34) denomina un niño idealizado, que

“expresa una simbolización de la infancia más que la imagen de un niño”, en Dougie, y por el otro,

retratos de niños “aparentemente realistas” (1979: 57), cuyas tipologías incluyen algunas de las

referidas como el niño enfermo o cerca de la muerte (Niño 1 y niño 4) o el “buen pequeño diablo”

(Niño 3).

Sueño, juego y tiempo

Otras lecturas que se han hecho sobre Dougie tienen que ver con la pérdida de la memoria y el

estado sueño. Por eso, se habla de él en términos de despertar o recordar. La variante del sueño es

obligada tratándose de Lynch. El director describió una vez a Paul Atreides, el protagonista de
Duna, también interpretado como Dougie, por el actor Kyle MacLachlan, como “el durmiente que

debe despertar y convertirse en lo que tiene que ser” (Rodley, 2017: 138) , lo que se aplica a

Dougie. Sin embargo, el sueño no es ajeno a la infancia - como tampoco la memoria - si no que la

constituye. Lynch ha expresado que la mente de un niño funciona con el 75 % de sueños y un 25 %

de realidad (Rodley, 2017: 22), lo que se aplica a Dougie, y se ve reforzado cuando Cooper dice

estar de vuelta al 100 %.

El sueño, así como el juego, y la infancia, funcionan como pausas o bloques de tiempo puros, no

mensurables, una memoria permanente. La distinción entre pasado y presente se disuelve gracias al

juego. Desde que Dougie debuta en el Casino, que más que juego de azar funciona como

representación teatral, el juego construye su identidad. Juega con su hijo, en el trabajo, y lo que más

disfruta es la repetición: prender y apagar la luz aplaudiendo, abrir y cerrar la puerta del ascensor.

Como dice Benjamin (1989: 93) es la gran ley que rige el mundo de los juegos, el alma del juego.

Una de las máximas del tópico infancia y cine es la idea de André Bazin (2012: 232), sobre la

imposibilidad de descifrar el enigma que encierra el rostro del niño. “Los signos del juego y de la

muerte pueden ser los mismos sobre un rostro de niño, los mismos al menos para nosotros que no

podemos penetrar en su misterio”. De la misma forma, Benjamin (1989:104) consideraba el gesto

infantil como “orden y señal de un medio del cual solo unos pocos hombres abrieron una

perspectiva” y Agamben (2007: 71) se ha referido a lo inefable como infancia: “La experiencia es el

mysterion que todo hombre instituye por el hecho de tener una infancia”.

De esta forma, si consideramos infante a Dougie no podemos penetrar en el misterio de su rostro.

Qué es, quién es, cuántos años tiene, si perdió la memoria o está dormido, queda fuera de nuestro

conocimiento. Nos queda interpretar. En su “Carta de amor para Dougie”, JC Hotchkiss (2017), una

fanática colaboradora del sitio 25 Years Later, resalta precisamente la dimensión temporal del

personaje al que define como “el tiempo que necesitaba Cooper para volver”: “Necesitabas tomar

tiempo para restablecer tus partes que habían sido suprimidas durante 25 años. Esas partes que te
permitieron ser Dougie, mientras Dale se estaba curando, despertando a una nueva realidad”.

Para finalizar, creemos que la infancia es una de las claves para leer la obra de David Lynch, aunque

en muchos de sus films no haya niños propiamente dichos. Desde sus primeros cortometrajes, sí

protagonizados por niños, El alfabeto y La abuela, hasta Twin Peaks, pasado por sus películas más

personales como Eraserhead o Terciopelo azul y las más comerciales como El hombre elefante y

Duna, la infancia es central. Como dice Chris Rodley (2017: 15) sobre algunas de su criaturas

híbridas, siempre en búsqueda de su identidad, por ejemplo, Henry en Cabeza borradora y Jeffrey

en Terciopelo azul, se trata de: “alter ego lynchianos por excelencia: inocentes (o niños) que luchan

por comprender sus entornos inmediatos y lo que les sucede”.

Bibliografía

Agamben, Giorgio (2007), Infancia e historia, Buenos Aires, Adriana Hidalgo.

Badiou, Alain (2005), Imágenes y palabras. Escritos sobre cine y teatro, Buenos Aires, Manantial.

Bazin, André (2012), ¿Qué es el cine?, Madrid, Rialp.

Benjamin, Walter (1989), La literatura infantil, los niños, los jóvenes, Buenos Aires, Nueva visión.

Chombart de Lauwe, Marie J. (1979), Un monde autre: l’enfance, Payot, Paris.

Deleuze, Gilles (2002), Mil mesetas: capitalismo y esquizofrenia, Valencia, Pre-Textos.

Frost, Scott, My life, my tapes. The autobiography of F.B.I. Special Agent Dale Cooper (1991),

Pocket books, Estados Unidos, disponible en ttp://www.glastonberrygrove.net/texts/dalecooper.pdf

Consultado: diciembre de 2017.

Hotchkiss, J.C. My Love letter to Dougie, https://25yearslatersite.com/2017/08/29/my-love-letter-

to-dougie/ Publicada: 29 de agosto de 2017. Consultada: diciembre 2017.

Rodley, Chris (2017), Lynch por Lynch, Buenos Aires, El cuenco de plata.

Vaca Alejandra, 2017, David Lynch el mago entre dos mundos,

http://continuidaddeloslibros.com/david-lynch-mago-dos-mundos/

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