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Tema: El marxismo en América Latina

Sumario:

Objetivos:

El marxismo llega a AL con los emigrantes europeos que desde mediados del siglo XIX
comienzan a llegar masivamente, fundamentalmente a Suramérica. La no existencia de
buenas traducciones de los textos marxistas clásicos determina la lenta difusión de las
ideas marxistas en los primeros años.

Juan Mata Rivera, mexicano, publica la primera traducción al español del Manifiesto
Comunista en 1884.

En 190... Juan B. Justo, traduce por primera vez al español el Primer Tomo de El
Capital. Juan B. Justo es también fundador del Partido Socialista Argentino, uno de los
primeros en la región y que influye en la fundación de otra serie de partidos en el Cono
Sur.

También juega un papel importante en la difusión de estas ideas, sobre todo atendiendo
a la historia posterior, el cubano Carlos Baliño, quien en una estancia en Estados Unidos
se había relacionado con estas ideas.

Es importante señalar que el marxismo en sus primeros asimiladores va a estar


mezclado con una cultura teórica que en el caso de AL tenía tintes muy diversos,
predominando fundamentalmente el positivismo, el liberalismo y el indigenismo. Esta
última corriente, sintetizado de forma muy peculiar con el marxismo, en la figura de
Víctor Raúl Haya de la Torre, da origen al moviento aprista (APRA-Alianza Popular
Revolucionaria Americana) Este movimiento, el primero en proclamar la relevancia de
los indígenas en el cualquier revolución latinoamericana, va a acabar degenerando con
el tiempo en un movimiento sectario y corto de miras, cuya principal influencia se
reducirá al Perú. Mariategui, que en un primer momento se siente atraído por el
movimiento, romperá luego críticamente con él y también Mella lo cuestionará.

Posterior al triunfo bolchevique de 1917 recibe un mayor impulso el marxismo en la


región. Nuevos partidos comunistas sustituyen a los anteriores partidos socialistas, de
un corte socialdemócrata más cercano a la II Internacional.

Con la III Internacional, a partir de 1919, comienzan a circular una mayor cantidad de
textos marxistas en español y se da una mayor coordinación de los PC en la región.

En esta etapa inicial cabe señalar, dentro de un universo de autores menores, dos figuras
fundamentales:

-Mariátegui ():
• Consolida su formación teórica y se hace marxista durante un viaje a Europa. En
Italia va a asimilar a Marx y va a estar muy influido por Croce.

• Al regreso a América, realiza el primer intento teórico serio que se da en la


región por interpretar la realidad americana en clave marxista. Ver sus Siete
Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana.

• Va a postular el hecho de que en los países latinoamericanos, por su escaso


desarrollo económico, el proletariado no puede, por sus propias fuerzas, llevar
adelante la revolución. Por ende en AL el sujeto revolucionario será otro.

-Julio A. Mella ():

• Su contacto con Estados Unidos a una edad temprana es vital en su formación


política.

• También hace un esfuerzo por interpretar en clave marxista y antiimperialista la


realidad americana.

• Le da un enfoque continental a su pensamiento, intentando varias veces en su


vida integrar en una organización latinoamericana las diversas fuerzas de
izquierda.

Conviene en este punto apuntar la advertencia que hace Agustín Cueva:

«Con frecuencia suele presentarse un panorama del desarrollo inicial del marxismo en América
Latina dividido en dos fantasiosas etapas: a) una especie de edad de oro que se extinguiría con
la muerte de Mariátegui, en 1930; y b) una supuesta edad oscura que se extendería desde ahí
hasta 1959, en que se produce la Revolución Cubana.

Esta versión carece de toda seriedad. Es justamente a partir de los años treinta cuando cobra
cuerpo un movimiento intelectual inspirado en el marxismo, y de tanto vigor y envergadura que
bien podría considerárselo como el fundamento de toda la cultura moderna de América Latina.
A él pertenecen poetas de la talla de Neruda, vallejo o nicolás guillén, novelistas como Jorge
Amado o Carlos Luis Fallas, pintores como los del muralismo mexicano y hasta arquitectos
como el gran niemeyer. Sin duda lo mejor de nuestra cultura.» p.182-183

La difusión del marxismo en el continente y su influencia en amplios sectores de la


intelectualidad artística y cultural, determinan un auge de un arte comprometido con el
proyecto social marxista.

Sin embargo, a partir de la década del 20 se da un proceso de dogmatización al interior


de la Internacional comunista, coincidente con el ascenso del estalinismo en la URSS.
Como resultado de este proceso, una parte importante de los teóricos dentro de los PC
latinoamericanos van a asumir, acriticamente, tesis de la nueva ortodoxia marxista-
estalinista.

Ejemplo de esto es la separación entre Diamat e Hismat. Pero quizás la más costosa
desde el punto de vista práctico sea la asunción del etapismo. Según esta concepción,
todas las regiones del mundo, en su desarrollo, debían atravesar poco más o menos, por
la mismas etapas que Europa. Así, se consideraba a AL como una sociedad feudal o
feudal con visos capitalistas, que aún debía pasar por el capitalismo para llegar al
comunismo. Esto, como es lógico, desnimaba todo esfuerzo revolucionario comunista,
pues una revolución contra la implacable lógica histórica era imposible.

Al menos dos excepciones fundamentales se dan a esta corriente dominante en la


década del 30. Una va a estar encarnada en la oposición trotkysta. Aunque las ideas de
este movimiento no tuvieron tan amplia difusión en la región, si se hicieron fuertes en
algunas plazas: En Estados Unidos, entre jóvenes intelectuales y estudiantes, en Bolivia
entre el movimiento obrero, principalmente minero.

La otra va a ser la frustrada insurrección de 1932 en El Salvador, encabezada por el PC


salvadoreño y su líder Farabundo Martí. Esta fue la única revuelta, en la historia de la
región, que encabezara un PC. Más detalles en Lowy, pp. 24-26.

En Brasil ocurrió algo similar en el 35, pero como tiene marcadas diferencias con El
Salvador, no lo veremos en clase.

Para finales de la década del 30 y principios del 40 se da un cambio en la orientación del


Comintern a los partidos de la región. El auge del fascismo llevó a que la anterior
política de dialogar con las fuerzas progresistas dentro de cada país, fuera sustituída por
una nueva política que se conoció como el Frente Popular. En esencia: formar grandes
coaliciones con casi cualquier actor de la sociedad, excepto los fascistas, para openerse
a estos. En Cuba el PC participó en el gobierno de Batista.

Esta política de conciliación vino acompañada con una mejoría de las relaciones entre la
URSS y Estados Unidos, producto del interés contra un enemigo común. La propaganda
antisoviética se relajó e incluso se proyectaron películas soviéticas en cines
norteamericanos. Pareció, por un breve lapso, que la guerra habría de resolver las
diferencias. En este contexto, Earl Browder, líder del PC norteamericano, el mayor y de
más recursos en la región, lanzó la política que se conocería como Browderismo.

La esencia del browderismo era desmovilizadora. Propugnaba que, puesto que las
principales diferencias estaban en proceso de resolverse, los PC en su concepción
anterior ya no eran necesarios, con los cual inició un proceso de disolución y
confraternización clasista que resultó nocivo para el movimiento comunista en AL.

Aunque el movimiento fue rápidamente criticado en el seno de la Comintern acusándolo


de lo que era: oportunista y disolucionista, ya el daño estaba hecho. Muchos partidos se
fragmentaron y perdieron fuerza, especialmente el norteamericano, que fuera el más
importante y que nunca se recuperó.
En los cuarenta y cincuenta se da un movimiento, en algunos intelectuales marxistas
que, en ocasiones al margen de los partidos, comienzan a aplicar el marxismo al estudio
de las realidades regionales. Destaca en este sentido la obra de un grupo de historiadores
brasileños, entre los que destaca Caio Prado Junior.

Revolución Cubana

La revolución cubana sin duda fue un elemento revitalizador del pensamiento marxista
en la región. Este proceso había roto varios de los dogmas establecidos, entre ellos la
concepción de que era imposible una revolución contra el ejército y, por si fuera poco,
había declarado el inicio de la construcción del socialismo en una pequeña isla del
Caribe.

Para la historia del marxismo en AL conviene destacar dentro de la revolución la figura


y el pensamiento del Ernesto Che Guevara:

• imputó algunas de las concepciones ortodoxas del marxismo de la época.

• dedujo de la experiencia cubana la importancia de la guerrilla como método de


lucha revolucionario en sociedades subdesarrolladas y el papel que habría de
tener el campesinado como clase llamada a ser la base social de la revolución en
el continente.

• criticó el énfasis puesto exclusivamente en el elemento económico de la


construcción socialista y propugnó la importancia del elemento moral en este
proceso y la necesidad de, a la par de una nueva sociedad, ir formando el
hombre nuevo que dicha sociedad necesitaba.

• criticó el marxismo soviético, que convertía en verdades universales del


marxismo lo que no eran más que experiencias particulares del socialismo en la
URSS

• dio relevancia al individuo en el proceso revolucionario, con lo cual el elemento


voluntarista adquiría también relevancia.

A partir de la década del sesenta, una generación de marxistas formados en la década


posterior hace su irrupción en el contexto del pensamiento marxista latinoamericano.
Muchos de ellos se van a adscribir dentro del denominado marxismo crítico
latinoamericano, término más bien vago y difuso, que precisa aún de una buena
investigación que lo defina.

Cabe señalar algunas figuras:

En México:
-Sánchez Vázquez y Bolívar Echevarría

En Venezuela:

-Teodoro Petkoff y Ludovico Silva

En Chile:

-Marta Harnecker (esta es althusseriana y manualista) y Luis Corvalán (Secretario del


PC chileno)

En Uruguay:

-Rodney Arismendi

Hay muchos más. Algunas características comunes:

• algunos de ellos representan variantes de algunas de las principales corrientes


del marxismo europeo (Althusser, Sartre, etc)

• muchos van a tener un carácter fundamentalmente académico, desvinculados de


procesos políticos reales.

• van a ocuparse de temas que pertenecen al espectro del marxismo crítico y la


teoría crítica: el lenguaje, la cultura, la ideología, la filosofía y van a desatender
los estudios económicos y políticos.

El derrumbe del socialismo en Europa, la emergencia de corrientes oportunistas como el


Neomarxismo, el auge del neoliberalismo, etc, van a marcar el desarrollo del marxismo
en la región. Esta etapa posterior está muy mal sistematizada. Hay mucha confusión,
tergiversación y abandono de algunos de los núcleos teóricos básicos del marxismo,
tales como el enfoque clasista, la lucha de clases y la economía política marxista.

Conclusiones

-Se construyen colectivamente en la clase.

Bibliografía

-Pablo Guadarrama (1999) Bosquejo histórico del marxismo en América Latina. En


Despojados de todo fetiche. La autenticidad del pensamiento marxista en América
latina. (Colectivo de autores.) Universidad INCCA de Colombia. Bogotá. 1999. (ISBN:
958-9009-27-1) pp. 1-72

-Juan Maiguashca (2013) Historia marxista latinoamericana: nacimiento, caída y


resurrección. En Procesos. Revista Ecuatoriana de Historia. II semestre 2013, Quito
ISSN: 1390-0099. Pp 95-116

-Agustín Cueva (1987) El marxismo latinoamericano: historia y problemas actuales.


En La teoría marxista: categorías de base y problemas actuales, Planeta-Letraviva, 1987,
pp. 177-200.

-Michael Lowy (1982) El marxismo en A.L. Ediciones ERA: México DF

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