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UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA

ESCUELA DE TRABAJO SOCIAL


(ARGENTINA)

Tercer Encuentro Argentino y Latinoamericano de Trabajo Social


“Escenario político de Latinoamérica, el desafío del pensamiento crítico en las Ciencias
Sociales y el Trabajo Social”

Eje Temático:
Movimientos sociales, proyectos populares y democracia en América Latina.

Título de la Ponencia:
“Los pobladores de Santiago y su lucha por una ciudad democráctica en el Chile de la dictadura”

Autor:
Héctor Hugo Parra Fraile

Institución:
Escuela de Trabajo Social, Universidad Federal de Rio de Janeiro, Brasil

Correo Electrónico:
parrafraile@gmail.com

Teléfono:
55-21-83156194
INTRODUCCIÓN
Las múltiples transformaciones de la sociedad, junto con uma acelerada urbanización, modificaron
los modos de utilización del espacio urbano, social y económicamente. La división social de la
ciudad trajo consigo, entre otras cosas, la separación de barrios de acuerdo com el ingreso de sus
pobladores, la instalación de una infra- estructura y de equipamientos colectivos, la creación
de una red vial, para facilitar la comunicación entre los diversos sectores de la ciudad, como
indústrias, comercio, zona residencial, y outros. Portanto, la cuestión urbana está relacionado al
consumo de bienes y servicios colectivos, que son necesarios tanto para el proceso productivo
como p a r a l a r e p r o d u c c i ó n de la fuerza de trabajo y de la sociedad de clases.
La Dictadura Chilena que transcurre entre los años 1973 y 1989, tiene como protagonistas a
militares en la administración del Estado, implementando un modelo económico que generó
enormes niveles de exclusión de chilenos y chilenas más pobres. Estos últimos en su mayoria
pertenecientes a la clase trabajadora, y a su vez, habitantes de las llamadas “poblaciones” (barrios
pobres de las diferentes ciudades chilenas), quienes reciben el nombre de “pobladores”, fue en tal
condición material e histórica que se consituyeron en el principal actor social y protagonista de la
resistencia a la dictadura, a su modelo económico y la lucha por la vivienda y la democracia en
Chile.

MOVIMIENTOS SOCIALES URBANOS Y CIUDAD

Para comprender la ciudad es necesario visualizar y entender como sus habitantes se organizan,
como conviven colectivamente en el espacio urbano y como construyen su habitat. La palabra
“ciudad” refleja una creación histórica particular de un ambiente, que se va
transformando de acuerdo a las relaciones que ahí se producen , por una parte la ciudad
ha significado fuente de esperanzas y de utopias, de otro, prevalece la violencia y los
miedos sociales. Los datos históricos han demostrado que uno de los puntos significativos, pero
no el único, para la formación de las primeras ciudades fue la producción de excedente alimenticio,
pues contribuyó para la aparición de poblaciones separadas de las áreas productivas, aún que no
tuviese inicialmente un caracter económico. (LEFEBVRE, 1999).

A partir de la antiguedad prevaleció la función política de las ciudades, como espacio de


organización, dominación, protección, administración y explotación de territorrios. El ùnico
conflicto importante de ese período estaba relacionado con la divergencia entre esclavos y
ciudadanos, pues era la única relación de clase, una vez que las relaciones sociales aún dependían
de la división social del trabajo y la apropiación del excedente productivo por varias ciudades, que
era destinado a la población administrativa, militar y religiosa. La cuestión de la propiedad estaba,
r e l a c i o n a d a a l a n o c i ó n d e c i u d a d a n í a o sea, quien era propietario era cidadano y
suficientemente claro para escojer sus representantes, con conocimiento de causa, independiente
de las presiones, era, entonces, sobre todo, un propietario de tierras e inmuebles, porque en la
época era la propiedad quien determinaba quien era ciudadano.
Lefebvre (1999) explica que l a ciudad política, durante siglos, resistió al libre comercio en el
espacio de la ciudad, solamente existian fuera de los muros, los llamdos faubourgs, osea, locales
de comercio localizados fuera de los límites de las ciudades. “En el curso de esta conquista, la
lucha de clases contra los señores poseedores y dominadores del territorio, se crea una nueva
historia, pues la plaza del Mercado se torna central”. (LEFEBVRE, 1999, p.22)
La mercantilización de la tierra y la constitución de la burguesia como clase social, apresuró el
desarrollo de la división social del trabajo, expandiendo el Mercado, dando las primeras señales de
la acumulaciõn del capital, y con esto un modo de producción, marcando así el inicio de un período
para establecer a la ciudad una función económica.
La cuestión urbana es um aspecto de la cuestión social, lo urbano es uno de los lugares decesivos
en la lucha de clases, las formas de urbanización son ante todo, formas de división social y
territorial del trabajo, ya que la urbanización es um elemento clave en las relaciones de producción.
(LOJKINE, 1997). La urbanización está relacionada con las condiones generales de la producción,
así la ciudad realiza um papel fundamental em el desarrollo del capitalismo. La ciudad es
formateada de acuerdo a las necesidades de la acumulación capitalista y la división monopolista
del trabajo. Segun Engels (en LEFEBVRE, 1999), mientras mayores la ciudad, mayores son los
beneficios de la aglomeración, o sea, el espacio citadino, por albergar el conjunto de elementos
necesarios a la industrialización, crea los efectos utiles de la aglomeración, agrupando las
condiciones generales de la produción capitalista. Es también, en la ciudad donde se establecen las
condiciones favorables para el desarrollo de la técnica y del conocimiento, con la ampliación del
mercado y sobre todo la concentración de la población y del capital.
La clase burguesa en la medida en que construye el espacio urbano, privatizándolo, a través, de la
lógica de la reprodución de su capital, crea segregación socioespacial. Ese proceso de segregación
creciente pone desafíos al desarrollo de políticas habitacionales que intentan compatibilizar
intereses del mercado inmobiliario y de los pobres de la ciudad. En este contexto los pobres
históricamente han intentado resolver el problema de la vivienda generando asentamientos
precários, ocupaciones ilegales, etc. La problemática urbana es aquella que se basa en el
espacio y la política del espacio, reflejando las relaciones pautadas en las
desigualdades y en las formas de resistencia utilizadas por los sujetos como
contrapunto. (LEFEBVRE, 1999).
América Latina a partir del inicicio del S. XX vivió un proceso de migración campo ciudad, en el
cual los nuevos pobres de la ciudad, llevan a cabo diferentes estrategias para abastecer la ausencia
de habitación. Los convetillos fueron las forma colectiva de dar solución al deficit habitacional,
luego los pobladores buscan nuevas alternativas, luego vienen sucesivas ocupaciones o tomas de
tierras que fueron configurando amplios sectores de resistencia ante el coflicto del acceso a la
ciudad.

“Las tomas de sitios, invasiones, ocupaciones ilegales, es decir, la apropiación del suelo urbano
sin respetar las leyes que protegen la propiedad privada o fiscal, vienen ocurriendo en América
Latina como arte constitutiva del proceso de urbanización a lo largo y ancho del siglo XX. En unos
casos dan origen a “favelas” como en Brasil, “pueblos jóvenes” en Perú, “villas miserias” en
Argentina” y “poblaciones” en Chile. Se trata entonces, de estrategias compartidas por los sin
casa o los más pobres de las principales ciudades latinoamericanas, pero más ampliamente y como
han indicado algunos estudios, propias de las grandes ciudades del tercer mundo”. (GARCÉS, M.
2002: 4).

Son numerosas las tomas de terrenos en Chile y América Latina, reflejan conflictos y movimientos
sociales que defienden la poseción de la tierra y el derecho a la vivienda, así como derecho a la
ciudad y todo lo que ellos implica. Los denominados movimientos sociales urbanos, son formas de
contesatación directa, no sólo en relación al poder económico, centrado en la clase dominante, sino
también al modo de reproducción del conjunto de la formación social de la sociedad generando
“...una serie de innovaciones en las esferas públicas (estatal o no) y privadas, participan directa o
indirectamente en la lucha política de un país y contibuyen para el desarrollo y la transformación
de la sociedad civil y política” (CASTELLS en GONH, 2006, p. 251).
Por lo tanto, los movimentos sociales urbanos participan de los cambios sociales e históricos de
nuestros países y junto com el apoyo y coordinación con otras organizaciones pueden construir
transformaciones societales e incidir en las decisiones de un gobierno y país.
La naturaleza del capitalismo monopolista y sus crisis, se manifiestan en las crisis urbanas y en las
luchas de las clases sociales. (CASTELLS, 1972), la producción intelectual de este autor tuvo gran
eco en Chile y en el estudio del “movimiento de pobladores”..
En Chile, la consolidación del capitalismo implicó deterioro en la calidad de vida de los más pobres
de las grandes ciudades, la clase trabajadora solucionó su problemas de habitación con arriendo en
cités o conventillos, o la formación de poblaciones callampas en las riberas de ríos, fenómeno
similar a lo ocurrido en la ciudad de São Paulo y que L. Kovarick (1980) denominara “Espoliação
urbana”.

CONFIGURACIÓN HISTÓRICA DEL MOVIMIENTO DE POBLADORES


Los estudio de la acción poblacional en Chile, a lo largo del siglo XX nos permiten comprender el
carácter de la acción poblacional frente a la históricamente deficiente acción del Estado. Desde
fines de la década de los cincuenta, grupos de pobladores comenzaron a organizarse en base a una
nueva lógica de ejercicio del derecho a la vivienda donde “la nota dominante de la situación de los
pobladores fue la reiteración de promesas de construcción incumplidas” (ESPÍNOZA, 1988), que
llevó a los pobladores a salir del marco legal-institucional, para buscar por sí mismos soluciones a
sus necesidades y conflictos. La voluntad de actuar directamente para conquistar el derecho a la
vivienda fue configurando a los pobladores como un nuevo actor social y político, que comienzan a
identificarse como tal y a ser considerados como un actor más en la vida urbana y nacional. A partir
de la demanda material de habitaciones, se construyó una reivindicación política que consideraba
los aspectos sociales y culturales de esta carencia histórica de las clases populares y que era capaz
de enrolarse con las luchas políticas, potenciarlas y complejizarlas.
El período iniciado en 1957 con la conocida Toma que dió origen a la población “La Victoria” se
caracterizó por dos elementos: la dimensión local-territorial de la política y la subversión del
principio de propiedad privada del suelo.
En primer lugar, la acción política comenzó a desplazarse desde espacios clásicos de representación
política (instituciones estatales, partidos políticos, sindicatos) hacia nuevos espacios definidos por
un territorio específico donde se expresaban los conflictos, contradicciones y anhelos de sus
habitantes. Las tomas aparecen como una nueva propuesta de participación de la sociedad en los
asuntos públicos. Los pobladores actuaron sin depender de la representación, sino interpretando sus
deseos y necesidades de manera directa, buscando apoyo y mediación sólo en una segunda etapa.
Esto es posible, en primer lugar, por condiciones materiales de la existencia de los pobladores, que
fortalecieron su voluntad de acción, dándole carácter de urgencia a sus conflictos. Por otra un
profundo nivel de organización comunitaria, al tratarse de actividades colectivas y concertadas,
característica que los identificó respecto a otras experiencias de apropiación extralegal del espacio,
los pobladores generaron organizaciones propias, desde el nivel vecinal-local, hasta organizaciones
de carácter regional e incluso nacional.
Un segundo elemento junto con las tomas, fue la aplicación de una censura al principio de
propiedad privada en base al cual se organizan las sociedades capitalistas, subvirtiendo la relación
entre poder y legalidad al hacer primar el valor de uso de la tierra antes que su valor de cambio, de
ahí el conflicto de legitimidad que supuso para el Estado acciones de este tipo, en cuanto se
cuestionaban las bases mismas del poder vigente.
Durante los gobiernos de Eduardo Frei Montalva (1965-1969) y Salvador Allende (1970-1973), la
difusión de las tomas fue creciendo y llega a ser aceptado como un mecanismo legitimo de solución
habitacional en el gobierno de la Unidad Popular. Aparecieron nuevas organizaciones de carácter
territorial como los campamentos revolucionarios, cordones industriales y comandos comunales que
marcaron la tónica política de los últimos días del gobierno, promoviendo además un debate a nivel
teórico (CASTELLS, 1972) y otro a nivel político entre los distintos partidos que conformaban el
pacto de gobierno, en cuanto el despliegue organizativo de los pobladores comenzó a constituirse
como amenazante para el gobierno, cuando cobra relevancia la premisa “de la toma de terreno, a la
toma de poder”, si no constituyó una amenaza estructural para el Estado, al menos concitó la
inquietud de políticos e intelectuales, además de movilizar un considerable número de pobladores.
La vinculación de este hecho con el proceso político nacional, quedó truncada con el golpe de
Estado de 1973, cuando el proyecto político de la UP (Unidad Popular) y la territorialización de la
política fueron interrumpidos y se reemplazó por un nuevo proyecto social y político..

LOS POBLADORES PARA LA DICTADURA


El período anterior que va desde el Golpe de Estado de 1973 hasta las primeras protestas de 1983
permanece poco estudiado, siendo justamente en esta etapa donde se originan procesos como la
instauración del neoliberalismo, la privatización del aparato público y la construcción de ciudad,
cuyo conocimiento aportaría en la comprensión del Chile contemporáneo. Al indagar en la historia
de los pobladores durante la dictadura, nos aproximamos a las expresiones cotidianas de las políticas
gubernamentales para entrever como son experimentadas por sus destinatarios. Período en el cual,
nos aproximamos además a una historia de la ciudad, al apreciar cuales fueron los mecanismos y las
lógicas que primaron en su constitución actual.
Con los militares en el poder, la reorganización política chilena se realizó mediante el
desmantelamiento de los movimientos sociales y la supresión del espacio público bajo la idea del
orden y la libertad. El gobierno militar generó conocimiento técnico para enfrentar demandas
sociales, interponiendo criterios objetivos en la relación entre Estado y sociedad; así, este último
adquiría el beneficio de utilizar este saber como el argumento más fuerte a la hora de responder
objeciones: nadie conocía mejor la situación socioeconómica del país que el Estado y cualquier
demanda o propuesta estaría sometida desde ahora, al criterio científico ofrecido por el Mapa de la
Extrema Pobreza y la Ficha de Estratificación Social.
En adelante, el discurso oficial no se refirió a la figura de los “pobladores”, sino a “chilenos pobres”
en tanto la pobreza se asumía como una falla del sistema producto de políticas excesivas o
ineficientes del pasado, que ahora se remediarían “caso por caso” (VALDÉS, 1987).
Entre 1979 y 1984, período de vigencia de la Política Nacional de Desarrollo Urbano, significó la
conjunción de la normativa urbanística con las nuevas políticas liberalizadoras de la economía que
impulsó el Régimen. La neoliberazación del suelo urbano de Santiago, fue la principal caraterística
en materia urbana durante el período de Dictadura, lo cual promovió la elaboración de una política y
programas de “erradicación de campamentos”, que como consecuencia, fue acrecentando
paulatinamente una segreación social y espacial abismante de los pobres de la ciudad, junto a la
consolidación de una ideología de la “casa propia” y la reconfiguración del movimiento de
pobladores. La erradicación también es vivida para algunos como un castigo o “una sanción
latente” (RODRÍGUEZ, 1983) de quienes quedaron “desvinculados de los sectores poblacionales
históricamente más estructurados” (MORALES, 1987), lo que no significó una desarticulación total
del tejido social. Por el contrario, la década de los ochenta engendró un nuevo escenario social que
generó nuevas condiciones de vida para los pobladores, que crecientemente se movilizaron
aparecieron en el escenario político. Se señaló que la aspiración final de toda política habitacional
era “hacer de Chile un país de propietarios y no de proletarios” (MINVU, 1980). Esta re-
conceptualización tenía su sustento material en la entrega de viviendas legalizadas y un correlato en
el campo de lo simbólico, reemplazando el sujeto histórico del marxismo y la izquierda en general
“el proletariado” por el “propietario”, principal actor de una economía capitalista.

LA ACCIÓN DE LOS POBLADORES


La acción poblacional que se desarrolló en la década de los años 80´, se caracterizó por un lado por
acciones de orden político, rescatándose aquí un tremendo potencial de lucha y protesta y por otra
parte acciones de orden económico, fundamentalmente de sobrevivencia, ayuda mutua. Teniendo en
común en ambas un sentido de apropiación del “territorio” y altísimos níveles de conciencia en que
su lucha no acababa con la obtención de un sitio o vivienda, sino que se ampliaba al ejercicio del
“derecho a la ciudad” y una “ciudad democrática” (RODRÍGUEZ,1983).
Hacia fines de 1983 había un consenso crítico frente a la política urbana y de vivienda. Los
pobladores habían debido enfrentar el desarraigo y desplazamiento espacial debido al cambio del
valor del suelo que generó áreas de alto valor que expulsaron de sí a quienes no eran capaces de
acceder a dichas transacciones. Las políticas de subsidiariedad, por otro lado, no habían sido
capaces de integrar al mercado a gran parte de los pobladores que no tenían posibilidad de ahorro
debido a sus bajos salarios o a la inexistencia de éstos, y por ende, quedaban excluidos del sistema
de acceso a la vivienda. Otra categoría, la de vivienda social, era sólo una mejora básica cuyo costo,
para la mayoría de los pobladores, era el traslado a áreas periféricas con malas instalaciones
sanitarias y urbanísticas. Dentro de este panorama, la mejor opción para miles de familias habían
sido la reconsideración de las tomas como la potencial oportunidad de obtener un sitio donde
construir una vivienda, aunque muchas veces se buscó un remezón simbólico de denuncia y presión
política para las autoridades. Para gran parte de los pobladores la liberalización del mercado del
suelo había significado la modificación de sus patrones históricos de asentamiento, la precarización
y la exclusión del sistema legal de obtención de viviendas.
La ingerencia de los pobladores en este proceso se remitió al clima de presión que se generó en
torno a sus acciones organizadas y reiterativas, sin lograrse un reconocimiento legal ni político de
los pobladores como un interlocutor válido frente a las políticas estatales. Relacionando este hecho
con la historia de la acción política de los pobladores durante el siglo XX, es posible observar cómo
se vincularon las demandas de mejoras en las condiciones materiales de subsistencia con su
constitución como un interlocutor válido para el Estado, proceso que fue interrumpido junto al
desmantelamiento del proyecto de la Unidad Popular. Sin embargo, es posible observar líneas de
continuidad antes y después de 1973, sobre todo en lo relativo a la tradición organizativa que logró
forjarse en los años sesenta a nivel comunitario y local y sobrevivir durante Dictadura en base a las
redes sociales a las que la Dictadura no accedió. A esta ‘tradición organizativa’ sería posible
adjudicar la constancia de los pobladores en la acción política incluso durante los momentos más
álgidos del gobierno militar.
Pero la vinculación de los pobladores y la política no se da en forma de “explosión”. Así como su
experiencia de los efectos de la dictadura y del modelo económico son cotidianos, sus actitudes
reivindicativas también lo son. Por eso la historia de su aparición en escena pública se cruza con los
distintos métodos con los que buscaron enfrentarse al Estado y la opinión pública: cartas a la
autoridad, petición de reuniones, organizaciones de deudores y de ‘sin casa’, tomas terreno, iglesias
y embajadas, agotando opciones. Sólo en esta última etapa recibieron la atención de las autoridades
y los medios de información, lo que no significa que toda su actividad previa carezca de sentido
social y político.
La reaparición de las tomas se vincula a acciones delictuales o políticas, en un escenario social
donde lo político era tachado de ilegal y por ende, delictual. La vinculación entre tomas de terreno y
militancia política se hizo particularmente en referencia al MIR, debido a su presencia en acciones
de este tipo durante la Unidad Popular: “Es de conocimiento del país el manejo que se esta
haciendo para sembrar inquietudes entre las familias de poblaciones marginales y provocar
situaciones de hecho que alteran el orden publico y atropellan la propiedad privada… No deja de
ser sintomático el hecho de que se busque violentar a los pobladores justo en los momentos en que
el gobierno acaba de anunciar uno de sus más importantes logros en materia habitacionales: la
congelación del déficit habitacional y el comienzo de la absorción paulatina del mismo…” 1, el
documento responsabilizaba de las tomas a supuestos elementos infiltrados que conducirían “el
manejo que se esta haciendo” 2, para promover el desorden y “atropello a la propiedad privada” 3.
Se llamó a los pobladores a abstenerse de participar en organizaciones colectivas que no obtendrán
ningún tipo de beneficios: “ni a los ‘Comités Sin Casa’, ni a ninguna otra organización similar, le
reconoce este Ministerio la representación de los pobladores. Este tipo de organizaciones son sólo

1
El Mercurio, Domingo 27 de Julio de 1980
2
Ibídem.
3
Ibídem.
una clara expresión de manejos demagógicos en busca de ejercer presiones ilimitas
instrumentalizando a los pobladores, quienes en definitiva son los más perjudicados”4
Pero también existe en los mismos pobladores una voluntad de actuar en política, para la
modificación de su espacio cotidiano y capacidad de aportar y decidir en la confección de políticas
sociales. “El espacio local poblacional es claramente percibido como un espacio social de
problemática y bien común” (ROSAS, 2004:52).
El Intendente Carol Urzúa, señalaba que “las tomas son de la extrema izquierda. Estas acciones no
serán permitidas por el Gobierno… las denominadas tomas de terrenos son ‘netamente políticas’,
que cumple planes ideados en otros países para desestabilizar al Gobierno nacional”5
En el discurso del Gobierno, las reivindicaciones de los pobladores se explicaban al ligarlas a
elementos ideológicos externos como el marxismo, clásico discurso de la Doctrina de Seguridad
Interior con la que operaron los gobiernos militares en Latinoamérica- , como señalara el general
Guillard en una entrevista:“Ellos están manejados por un grupo marxista… Mire, yo les tengo
soluciones a todos los que están en esas ‘tomas’, pero ellos no quieren soluciones. Entonces, si
usted se mete dentro de mi casa –yo puedo reconocer que usted tiene un problema muy grave, que
está allegado, etc., pero usted se metió en mi casa, y es mía pues, es mi propiedad privada…
entonces, usted está cometiendo un robo…”6
El grito de “morir luchando, sin casa ni cagando” expresa una disposición a asumir métodos más
comprometidos de movilización para la obtención del objetivo final “la casa”, para lo que se
utilizaron todos los recursos disponibles. Muestra de ello es la publicación de una Carta Pública
dirigida a los Ministros de Estado y en especial a la cartera de Vivienda, donde diversas
organizaciones de pobladores se opusieron directamente a “la entrega de responsabilidades a la
iniciativa privada, [que] sólo ha despertado el afán de lucro, generándose a la vez el rotundo
fracaso de este esquema, como ha quedado claramente demostrado en la construcción de
‘conjuntos habitacionales’ que hoy día permanecen desocupados”7. Junto con cuestionar la política
de vivienda, se interpeló a las autoridades a dar cuenta de su gestión: “pedimos una respuesta a las
autoridades, ya que como pobladores, no nos acostumbraremos jamás a perder lo más preciado que
tenemos, como es el derecho a vivir dignamente” 8, es decir, apelaron al Estado en busca de
4
Ibídem.
5
El Mercurio, 16 de Octubre de 1982
6
La Segunda, 30 de Septiembre de 1983. Intendente de Santiago, Roberto Guillard
7
Hechos Urbanos Nº 35, agosto de 1984
8
Ibídem.
soluciones concretas, utilizando para ello el espacio público para satisfacer su necesidad de casa y
dignidad, es decir, su acción los transforma de objetos en actores.
La historia de los pobladores durante la dictadura suele fundirse con la historia de la llamada “vuelta
a la democracia”, en cuanto aparecen espacios con crecientes grados de democratización que
permiten el desarrollo de un debate público en torno a las distintas vías de transición política. Como
hito fundamental, las primeras Jornadas de Protesta Popular en 1983, aparecen como el fin de la
contención social luego de una década de autoritarismo y desestructuración del movimiento social y
político, donde una verdadera explosión sorprende al conjunto de la sociedad. Por su grado de
participación y la intensidad de sus manifestaciones, los pobladores fueron percibidos
unánimemente como un grupo social lleno de potencialidades: potenciales “constructores” de una
nueva democracia para grupos políticos y cientistas sociales y potenciales “destructores” del sistema
social para el gobierno y la opinión pública hegemónica.

RELEVANCIA PARA EL TRABAJO SOCIAL


Este trabajo, de caracter historiográfico es muy interesante e importante desde el punto de vista del
trabajo social, por la necesidad de conocer y comprender una experiencia de lucha popular y
transformación societal. Entendiendo la profesión como “producto histórico” (IAMAMOTO, 1996),
inserto en la dinámica de la producción capitalista, pues ahí cobra sentido nuestra praxis, inserta
en los intereses y luchas de las clases subalternas.
Dicha configuración profesional nos exige la tarea de problematizar la realidad, sus relaciones
sociales, considerar el componente histórico en el desarrollo de las contradicciones de clase. En el
caso particular de los movimientos sociales y particularmente el “Movimiento de pobladores en
Chile”, sin perder de vista su particularidad, la de sus demandas y su contexto, nos cabe el desafio
de rescatar su historia, dotar de memoria al pueblo, a los sujetos populares en un contexto actual, en
el cual tenemos la consolidación de un modelo, que como pueblo aún nos explota, excluye y
segrega, y que como trabajadores sociales, nos precariza nuestras fuentes laborales, limita y
condiciona nuestra acción profesional.

BIBLIOGRAFÍA

CASTELLS, MANUEL: “Movimiento de pobladores y lucha de clases”, Centro de Desarrollo


Urbano y Regional, Santiago, 1972
ESPÍNOZA, VICENTE: “Para una Historia de los Pobres en la Ciudad.”. Santiago, Ediciones Sur,
Santiago, 1988.
GARCÉS, MARIO: “Tomando Su Sitio.” Editorial LOM, Santiago de Chile. 2002 .

G0HN, MARIA DA GLORIA, “Teorias dos movimentos sociais: paradigmas clássicos e


contemporâneos”. 5 ed. Sào Paulo: Loyola, 2006.

HIDALGO RODRIGO: “La Vivienda Social en Chile y la construcción del espacio urbano en el
Santiago del siglo XX” (CIDBA, 2005).
IAMAMOTO,MARILDA, “El debate comptemporaneo del Servicio Social y la Ética
Profesional”, Cortez, São Paulo,1996
KOWARICK, LÚCIO, “A espoliação urbana”. São Paulo: Paz e terra, 1979.
LEFÈBVRE, Henri: “ A Revolução Urbana” Trad. Sérgio Martins. Belo Horizonte:
UFMG,1999.
LOJKINE, JEAN, “O Estado capitalista e a questão urbana”, Martins Fontes, São Paulo, 1997
MORALES, EDUARDO: “Erradicados en el régimen militar una evaluación de los beneficiarios.”
FLACSO, Santiago, 1987
RODRÍGUEZ, ALFREDO: “Por una ciudad democrática,” Ediciones Sur, Santiago, 1983
VALDÉS, TERESA: “El movimiento de pobladores: 1973-1985. La recomposición de las
solidaridades sociales” en Descentralización del Estado, Movimiento Social y Gestión Local,
FLACSO, CLACSO e ICI, 1987 .
ROSAS, PEDRO,“Rebeldía, Subversión y Prisión Política: Crimen y castigo en la transición chile-
na”,1990-2004. Santiago, LOM, 2004
Prensa de Santiago:
- El Mercurio, años 1980-1982
- La Segunda, año 1983
- Revista Hechos Urbanos, Nº 1 al 35
Documentos oficiales:
- MINVU, Vivienda social para sectores de población de menores ingresos, 1975
- “El Ministerio de Vivienda y Urbanismo a los Pobladores de Campamentos y a la opinión publica
en general” [Inserto en Periódicos]. El Mercurio, 27 de Julio de 1980.

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