Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
GUION
PERSONAJES
Víctor: Hijo de Fernando, hombre de 33 años enamorado de una joven humilde llamada
Mariana.
Mariana: Muchacha humilde de buen corazón, de unos 18 años, que correspondía al amor de
Víctor.
Ama de llaves: Inés, mujer anciana que trabajaba para Fernando y que en el pueblo era
conocida por pertenecer a una familia gitana.
PRIMER ACTO
Narrador: Es una noche de otoño de 1920 y en la gran mansión del Señor Fernando, se
encuentra Víctor en la habitación de su hermana.
Víctor: *Mientras golpea la puerta suavemente* Elisa soy yo, Víctor, por favor abrime, necesito
hablar. (Susurra).
Elisa: *Sonido de pasos* (Sonido al abrir la puerta) -Víctor, mira la hora que es ¿Qué pasó?
Víctor: (Sonido de pasos al entrar a la habitación). Elisa, debo confesarte algo, estoy
enamorado desde hace tiempo de una joven que he conocido y estoy pensando en pedirle
matrimonio.
Elisa: Pero Víctor, no entiendo cuál es problema de eso, ¡me parece una noticia fantástica!
Víctor: Lo que sucede, Elisa, es que Mariana no tiene padre y ha quedado sola con su madre,
no tienen la posición económica que nuestro padre desearía, y por eso estoy seguro de que él
la rechazará. Ayúdame a pensar cómo convencerlo.
Elisa: Tranquilo, Víctor, pensemos. Siéntate y toma un poco de agua (le sirve). Mañana por la
tarde yo misma te acompañaré a hablar con él.
SEGUNDO ACTO
Inés: Eso es muy cierto, creo que lo mejor que podría hacer es conseguirse una esposa.
Fernando: ¿Esposa? Las esposas son solamente un gasto de dinero, ¡siempre pidiendo ropa
nueva a medida que cambia la moda, perfumes franceses costosos y encima otra boca que
alimentar!
Inés: Yo no lo pensaría como un gasto, Señor, sino como una inversión, piense en negocios.
Fernando: ¿Negocios?
Inés: Pues claro, usted ya está algo mayor y sus hijos no vivirán aquí con usted por siempre, el
resto de los empleados y yo también estamos envejeciendo y dudo mucho que con su carácter
consiga nuevos servidores o ama de llaves. En cambio, si desposara a una joven muchacha
tendría quien lo cuide y acompañe.
Fernando: ¿Y cómo un hombre como yo podría conseguir una joven muchacha que quiera
casarse conmigo? ¡¡De todos modos, ya te he dicho que no pienso gastar dinero!!
Inés: ¡Es que no debe hacerlo! Mire Señor, conozco a una muchacha muy joven y guapa, es
una chica muy humilde y no conoce una vida de lujos, ella se conformará con tener un techo,
comida y ropa limpia. Es una chica que sabe cocinar, planchar y demás hacer otros quehaceres
necesarios para la mantención de un hogar. Usted sabe que me he criado en una familia de
gitanos y he aprendido algo de brujería, fácilmente podría hacer que ella se enamore
perdidamente de usted. Solamente necesito algunas monedas a cambio, puesto que los
hechizos tienen su costo…
Inés: Con tres monedas de plata sería suficiente para comenzar. Pero venga y déjeme contarle
más…
TERCER ACTO
Narrador: El mismo día por la tarde, se encuentra Fernando en su despacho reunido con sus
hijos, Víctor y Elisa.
Fernando: Bueno, aquí me tienen, ¿qué es lo que sucede? Hablen rápido por favor que saben
que no me gusta perder mi tiempo.
Elisa: Con Víctor tenemos algo muy importante de lo que quisiéramos hablarte.
Víctor: Padre, lo que necesito contarte tiene que ver con el amor….
Fernando: ¿El amor? (risas) Ese es un negocio que ya está establecido para ustedes dos.
Víctor: ¿Negocio?
Fernando: Sí, para ti, querido hijo, ya he encontrado la mujer con la que te haz de casar. Ella
tiene una muy buena posición y será la adecuada para la familia. Y contigo, Elisa, las cosas
están mucho más avanzadas. Tengo un gran amigo con el cual contraerás matrimonio, él se
llama Anselmo.
Elisa: (preocupada y sorprendida reacciona rápidamente) ¡Padre! ¿Cómo vas a decirme que me
voy a casar con un tal Anselmo que ni siquiera conozco?
Fernando: Ya está todo arreglado, hija, él es el hombre ideal. Anselmo es amigo y tiene nada
más que unos 50 años de edad, es un hombre maduro para ti. A parte su posición es
muchísimo mejor de la que podríamos pensar.
Fernando: Me alegro que hayamos tenido esta conversación, organizaré una reunión para la
próxima semana donde podrán conocerlos y aprovecharé la ocasión para presentarles también
a mi futura esposa. Ahora debo retirarme y seguir con mis asuntos.
CUARTO ACTO
Elisa: ¡No puedo creer esta situación, yo no pienso casarme con un hombre desconocido! ¿Lo
has visto? ¡Ese hombre es demasiado mayor para mí!
Víctor: ¡Pues yo tengo peores noticias para darte! Hoy por la mañana escuché a Inés hablar
con el cocinero… ¿Adivina a qué joven nos presentará nuestro padre como su futura esposa en
la fiesta que hoy ha organizado? ¡A mi amada Mariana!
Elisa: ¿Qué dices, Víctor? Crees que… ¿Inés tiene algo que ver en todo esto?
Víctor: ¡Claro que sí! Pero descuida, Elisa, porque ya tengo un buen plan para resolver este
problema, ya verás. Ahora vamos a la fiesta antes de que papá salga de su despacho a recibir
los invitados y se dé cuenta de que no estamos ahí. (Salen de la habitación como se escucha
eso?)
PAUSA
Fernando: (pasos) Hijos, permítanme presentarles a alguien, ella es Mariana. Los dejaré que
hablen y se conozcan mientras debo retirarme unos segundos. Vuelvo pronto, trátenla con
gentileza, pronto será su madrastra.
(Fernando se retira)
Víctor: Mariana ¿Cómo es que vas a casarte con mi padre? ¡Explícame por favor!
Mariana: Quise hablarte sobre esto. Mi madre no me ha dejado opción. A ella a su edad nadie
la desposaría, en cambio yo soy aún muy joven. Prácticamente, he sido obligada a hacerlo, y
fue ella quien entregó mi mano convencida por una anciana gitana y ¿cómo podría ir en contra
de ella? Sólo busca lo mejor para las dos.
Víctor: ¡No puedo creerlo! Pero, calma, he planeado algo y con suerte hoy mismo esto estará
solucionado.
Víctor: ¡¡Basta!! ¿Así que quieres tu miserable dinero? Pues yo lo tengo, ninguna de las
personas aquí presentes tiene que ver con lo que está pasando más que yo.
Fernando: ¿Tú? ¿Mi propio hijo me ha robado? ¿Pero qué disparate es todo esto?
Víctor: Sí, fui yo. Tú quieres tu dinero, pues yo quiero la mano de Mariana. Tú apenas la has
conocido esta noche y yo llevo enamorado de ella hace tiempo.
Fernando: ¿Haces todo esto por una simple mujer que ni siquiera te ha de convenir?
Elisa: No es una simple mujer para él. Víctor la ama y eso es algo que tú jamás entenderás.
¡Sólo piensas en ti y tu dinero! ¿Acaso nuestros sentimientos te importan? ¡Víctor ama a
Mariana y yo no deseo casarme! ¡Muchos menos con aquel hombre!
Fernando: ¡Usted, Anselmo, cállese la boca y dime Víctor dónde está mi plata ya mismo!
Anselmo: ¡No, Señor! ¡A mí no me calla nadie! Yo vine aquí a conocer a mi esposa, pero jamás
obligaría a nadie a casarse conmigo si así no lo desea. Y dado a que todos nos estamos
sincerando déjeme decirle que mi nombre es Tomás de Alburci y como todo un caballero seré
completamente respetuoso ante su decisión.
Mariana: ¡Pues será usted un impostor porque le está robando el nombre a mi difunto padre!
¡Muchos conocen la historia horrible sobre aquel naufragio en que murió y usted no tiene ni
un mínimo de consideración ni respeto! ¡Y de caballero tampoco ha de tener nada!
Fernando: Pero ¡¿qué está pasando?! ¿Es esto un chiste, una comedia de mal gusto o qué?
Anselmo: ¡Hija! ¡Mi querida Mariana! ¡Eres tú! (gritos de alegría y risas) No puedo creer que
hayas sobrevivido también… pero… ¿Tu madre?
Fernando: ¡Paren todo un momento por Dios Santo! Muy lindo toda esta escena (habla con
sarcasmo) y el sentimentalismo, pero ¡¡¿Y mi dinero?!!
Víctor: ¡Acá está! Pero primero, quiero a Mariana.
Víctor: ¡Cariño!
Fernando: (grita de alegría y emoción por tener su dinero otra vez, risas) ¡Mi dinero! ¡Aquí
estás conmigo!
Anselmo: Hija, cuánto me alegro de saber que eres tú y que no te casarás con este viejo avaro
y desagradable. Quiero que sepas que si en verdad amas a este muchacho, tienes mi bendición
de casarte con él. Y usted, señorita Elisa, jamás lo presionaría a nada. Intenté rehacer una
nueva vida creyendo que lo había perdido todo y esta noche me entero que tengo hija y
esposa. Mi corazón no podría estas más feliz.