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APERTURA ECONÓMICA EN COLOMBIA

Un Conpes de 1990 aprobó que se iniciara la apertura económica gradual del país, con el ánimo no
solo de mejorar sus relaciones comerciales, sino de incentivar el crecimiento de la industria nacional
gracias a la competencia con los demás países y una mejor disponibilidad tanto de bienes como
de consumidores.
En ese momento, la agricultura representaba el 22,30% del Producto Interno Bruto y la industria
manufacturera ocupaba otro 21,10%, mientras que el sector financiero era de apenas 15%.
Hoy la composición del PIB es totalmente diferente. El sistema financiero incrementó su
participación hasta 21,20% y se convirtió en el que sector que más le aporta al producto
nacional. Por el contrario, agricultura es el tercero de menor aporte con apenas 6,30% y la industria
manufacturera disminuyó su aporte hasta 10,90%.

Según el Sistema de Información Alternativo (Sia), el cambio en la composición del PIB da “indicios
de una economía que no mejoró sus niveles de producción gracias a la falta de una política
productiva efectiva y a la errada decisión de la apertura prematura en 1990, suponiendo que la
economía se iba a dinamizar basándose en los sectores de alta generación de valor agregado”.
A esto, agregó el Sia, debe añadirse que la actividad comercial realmente no ha incrementado con
respecto al PIB nacional y, dentro de esta, el valor de las exportaciones registran un incremento
ligeramente inferior al que registra el valor de las importaciones.
Mientras entre 1991 y 2017 exportaciones aumentaron con un promedio anual de 7,8%, las
importaciones lo hicieron en un 9,7%.
Solo en el 2017, el Dane reportó que las exportaciones lograron un crecimiento de 19%, más que
compensando la caída de 11% que habían registrado un año antes. Por su parte, las importaciones
crecieron apenas 2,3%. El resultado, fue un cierre del déficit de la balanza comercial de 44,3% según
la misma entidad hasta los US$6.176,5 millones.
Sin embargo, el Sia advirtió que la participación de los bienes mineroenergéticos en el total de las
exportaciones aumentó de 33,6% en 1991 hasta 54,8% en 2016, mientras que las exportaciones de
bienes no mineros se redujo de 66,4% en 1991 a 45,2% en 2016.
La situación con las importaciones no parece ser mucho mejor. Las importaciones de bienes no
tradicionales representan el 91,5% de las importaciones totales, es decir apenas 2,2 puntos
porcentuales menos que en 1991 cuando eran de 93,7%.
Por su parte, las importaciones de bienes no mineroenergéticos en 2016 llegaron al 90,8%, apenas 2,2
puntos porcentuales menos de lo que representaba en 1991, cuando sumaban 92,9%.
Finalmente, el Sia destacó que los ingresos para el Gobierno por cuenta del pago de aranceles se
redujo drásticamente al pasar de 25% en 1991 hasta 3,1% proyectado en el 2017.

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