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1.- Wearables.
Gafas virtuales, bandas fitness para el monitoreo de gasto calórico y
pulsaciones cardíacas, o cinturones de rastreo GPS, son solo algunos
ejemplos de dispositivos wearables que usamos ya desde hace algún
tiempo. Compañías como Google, Apple, Samsung y otras han
desarrollado e introducido la aplicación del Internet de las Cosas a nuestra
cotidianidad más práctica.
2.- Salud.
El uso de wearables o sensores conectados a los pacientes, permite a los
médicos el seguimiento de sus condiciones, fuera del hospital y en tiempo
real. Mediante la recepción de métricas y alertas automáticas sobre sus
signos vitales, el Internet de las Cosas ayuda a potenciar el control
asistencial y la prevención de eventos letales en pacientes de alto
riesgo.
5.- Agricultura.
Las granjas inteligentes son un hecho. La calidad de los suelos es
determinante para producir buenas cosechas, y el Internet de las Cosas
ofrece a los agricultures la posibilidad de acceder al conocimiento detallado
de sus condiciones.
6.- Hotelería.
La aplicación del IoT a la hotelería, trae consigo interesantes mejoras en la
calidad del servicio. Con la implementación de llaves electrónicas, que
son enviadas directamente a los dispositivos móviles de cada huesped,
es posible automatizar diversas interacciones.
Con una aplicación móvil nativa y amigable, y una base de datos 100%
basada en la nube, ofrece a sus usuarios la libertad y la comodidad de
monitorear el estado y el funcionamiento de sus equipos desde cualquier
lugar, facilitando el trabajo colaborativo, la asignación de tareas, el registro
automático de las actividades iniciadas y completadas, del tiempo de
duración de dichas actividades, así como la absoluta visibilidad de las
tareas de mantenimiento pendientes.