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MEJORAR LA CONCENTRACIÓN

"Délo por cierto, señor. Cuando un hombre sabe que le van a ahorcar dentro de quince días, concentra sus
pensamientos de una manera maravillosa".  Samuel Johnson

Los problemas de concentración son muy comunes a la mayoría de la gente, pero son particularmente
importantes para quienes han de presentarse a examen. El pensar en la negra suerte de ir a ser ahorcado dentro
de quince días, como sugiere Samuel Johnson en la cita anterior, probablemente ayudaría a aumentar la
concentración, pero eso es llevar la cuestión a extremos improcedentes. Es mejor confiar en la propia capacidad
de cada uno para controlar la mente. 
Antes de empezar esta sección, puede que sea provechoso para ti meditar sobre las siguientes cuestiones
relativas a la concentración, para supervisar tu propio nivel de control mental. 
 

—  Después de estudiar durante varias horas, te das cuenta de que no puedes recordar nada de la materia
estudiada. 
—  Tienes tendencia a quedarte mirando hacia tus libros y tus apuntes, pero sin verlos. 
—  Cuando menos lo piensas, te encuentras con la vista vagando por toda la habitación en busca de cosas
interesantes que te sirvan de distracción. 
—  Levantas la cabeza en cuanto alguien pasa cerca de ti. 
—  Tu cabeza tiende a bloquearse y tus párpados se te cierran después de cortos períodos de estudio. 
—  Mueves tus libros y tus carpetas de apuntes de un lado paraotro  y sacas punta a otro lápiz (por si acaso se
rompen las de los otros seis). 
—  Planificas y vuelve a planificar repetidamente tus actuales tareas de estudio. 
—  Te justificas a ti mismo/a diciéndote que las tareas sin ninguna importancia que te apartan de su mesa de
estudio son muy urgentes e importantes. 
—  Te distraes fácilmente con las fotos y los objetos que están en tu mesa o en tu habitación. 
—  Experimentas la irresistible necesidad de llamar a tus amigos para analizar por segunda vez la exactitud de tus
tareas de la tarde. 
—  No puedes negarte a ir a hablar por teléfono con alguien que te llama cuando está estudiando. 
—  Te dices a ti mismo/a convincentemente que por qué no vas a poder ver un programa de televisión que sólo
dura treinta minutos, y después de dos horas te das cuenta de que todavía sigues frente al televisor.

Muchos de los obstáculos que hemos señalado aquí arriba serán harto conocidos para los estudiantes veteranos.
Como en cualquier carrera de vallas o de obstáculos, el competidor experimentado sabe la localización y las
características de los impedimentos. El mismo principio se puede aplicar para facilitar tu progreso y mejorar sus
poderes de concentración. Es decir, empieza por conocer tus propias dificultades particulares y luego sé lo
bastante persistente para hacer algo de provecho respecto a ello. 

Esta sección tratará la cuestión de la concentración defectuosa. La primera parte tratará de cómo establecer un
marco de estudio que favorezca la concentración. En la segunda parte se describirán los métodos específicos
mediante los cuales usted puede hacer frente a los problemas de concentración.

El marco de estudio

Tiempo 
Como muchos otros rituales que seguimos todos los días, la concentración eficaz se puede convertir en un hábito
arraigado. Para adquirir este hábito beneficioso es importante establecer unas horas diarias en las que dedicas
toda tu atención única y exclusivamente a estudiar. 

Para la mayoría de los estudiantes, las mejores horas para el estudio serán por la tarde, y tal vez incluyan algunas
horas de estudio por la mañana durante los fines de semana. Mientras que la flexibilidad y adaptabilidad son
cualidades importantes, igualmente importante es el hábito de la concentración eficaz en la tarea que se tiene
entre manos. El proceso de estudio puede mejorarse considerablemente estableciendo un tiempo fijo con la
firme esperanza de concentrarse efectivamente en su tarea de estudio. Por ejemplo, puedes establecer que las
siete y media de la tarde sea la hora de comienzo de tu sesión de estudio. A esa hora deberías estar en tu lugar de
estudio, centrado/a en tu trabajo. Si utilizas un método de tiempo para la actividad, la hora establecida se
convierte en una señal para poner la mente en funcionamiento —a tope. 

En las primeras etapas del proceso de adquisición del hábito del estudio concentrado, pon un avisador que te
recuerde la hora de comienzo de tu período de estudio. La señal del avisador marca el comienzo y es muy
importante ponerse a trabajar en cuanto haya sonado. 

Puedes utilizar el avisador para ir creando paulatinamente períodos de concentración más fuertes y largos. Tal vez
te convenga comenzar con períodos breves de concentración y progresivamente ir pasando a períodos de tiempo
más prolongados. Por ejemplo, gradúa el avisador para que suene a los cinco minutos o un período más corto, si
resulta apropiado. Habiendo fijado el objetivo de tiempo, centra tu mente en la tarea del estudio hasta que suene
el avisador. Si has sido capaz de concentrarte durante los cinco minutos, recompénsate a ti mismo/a con un
regalo apropiado (que puede ser una cualquiera de las varias cosas que te gusten —felicitarte, chupar un
caramelo, mirar algo que te gusta, etc.— ¡en el supuesto caso de que no te lleve mucho tiempo!) y aumentar el
tiempo de concentración en uno o dos minutos. Utilizando este sistema de incrementos, te estás entrenando
para poder concentrarte durante períodos más largos. 

Recuerda, la concentración es un trabajo arduo, y la fatiga afectará a tu actuación. Si has estado concentrándote
durante un período de hasta treinta minutos, bien puedes desear un pequeño descanso después de este tiempo
de trabajo intensivo. Sin embargo, no caigas en el hábito de tomarte descansos demasiado largos. Simplemente
ponerte de pie o estirarte durante uno o dos minutos puede ser suficiente. Después de tres o cuatro períodos de
concentración de treinta minutos cada uno, te deberías tomar un descanso más largo, de unos diez o quince
minutos. 

Para ayudar a reforzar el hábito de la concentración, lleva un registro de tus progresos. Haz un gráfico en el que
puedas apuntar el número de períodos efectivos de concentración que has tenido a lo largo del día. Rápidamente
verás que la línea del gráfico sube pronunciadamente, señal evidente de que ya es capaz de mantener tu mente
centrada en la tarea que tienes entre manos. 

Cuando hayas tenido éxito en mantener tu concentración durante tres períodos de tiempo consecutivos y de la
duración establecida, haz un nuevo gráfico y aumenta el objetivo de tiempo de uno a tres minutos. Practicando a
diario, estarás en disposición de aumentar notablemente tus poderes de concentración.

LUGAR

LUGAR

Así como puedes adquirir hábitos muy arraigados de concentración y estudio que pueden estar asociados con la
hora del día, también puedes adaptar estos hábitos a su lugar de estudio. Es decir, que en el mismo momento en
que te sitúas ante tu mesa o en tu lugar de trabajo, automáticamente conecta tus poderes de concentración. Los
ejercicios de concentración descritos en la sección anterior se aplican mucho mejor en tu mesa o en tu lugar de
trabajo, de tal manera que este lugar en particular se vaya asociando cada vez más fuertemente con el estudio
eficiente y productivo. 

Ya que pasarás una considerable cantidad de tiempo en tu principal lugar de estudio, es importante que el
ambiente en el que vayas a trabajar sea: 
—  tranquilo, 
—  cómodo, 
—  bien iluminado, 
—  bien ventilado, 
—  libre de distracciones. 

De éstas, las dos cualidades que parecen más difíciles de conseguir son la primera y la última. En caso de que tu
zona de estudio se vea afectada por ruidos, contaminación, interferencias visuales o cualquier otra distracción, la
mejor estrategia es eliminar el problema (cerrar la puerta, cerrar las ventanas, bajar las cortinas) o irse a otro
lugar, si es posible. Tu tiempo es muy valioso cuando está preparando tus exámenes, y cada minuto cuenta. 
 

Actitud 
Uno de los factores más importantes en la concentración efectiva y el estudio productivo es una actitud personal
positiva acerca del curso y de las asignaturas que está estudiando. Todos conocemos la presión psicológica de
continuar con una tarea que tiene para nosotros muy poco o nada de interés. El mejor remedio para este
problema es la prevención, es decir, seleccionar las asignaturas que realmente le interesen. Sin embargo, si te ves
atrapado en la situación de tener que estudiar una asignatura obligatoria que te repugna, tendrás que estudiarla,
pues la asignatura no se va a volatilizar. 

Salir lo mejor posible de una mala situación es, a menudo, una técnica de supervivencia necesaria para los
estudiantes contemporáneos. ¿Cómo concentrarse en una asignatura que despierta en ti el mismo interés que ir
al dentista a que le saque la muela? No existen soluciones fáciles ni certeras para este problema, pero tal vez una
o algunas de las siguientes te podrían ayudar: 

—  Oriéntate hacia el éxito: céntrate en las recompensas que conseguirás al completar satisfactoriamente la
asignatura. 
—  Busca activamente aspectos de la asignatura que puedan convertirse en información provechosa. 
—  Céntrate en encontrar cinco ideas centrales o importantes en cada tarea de redacción o en cada clase. 
—  Haz de tu material de estudio una minibatería de tests preparando las preguntas del test después de una
sesión de estudio. 
—  Representa mediante un modelo geométrico la relación entre las ideas más importantes expuestas en la clase
o en el texto. 
—  Busca todas las formas que pueda de utilizar la información de la asignatura en sus conversaciones cotidianas. 
—  Haz una lista de los términos clave de cada asignatura y léelo durante los períodos de espera de cada día. 
—  Acepta una asignatura aburrida como un reto personal e intenta demostrar que la puede dominar. 
—  Divide las tareas de estudios en labores más pequeñas y manejables, de manera que puedas apreciar el
progreso en cada sesión. 
—  Establece recompensas especiales por hacer progresos notables en tu asignatura problemática. 
—  Y si te animas a poner un poco de humor en la cuestión, lleva una cinta alrededor de la cabeza (como las que
usan los tenistas, por ejemplo) cuando estés estudiando en casa. Puede ser algo así como el casco que se pone el
soldador, en el sentido de que se lo pone para hacer un trabajo específico. La cinta podrá decir a los que te rodean
que estás estudiando y que no se te puede molestar. 
 
Si tu situación no es la de enfrentarte a una o más asignaturas aburridas, sino a todo un curso que es de poco
interés inmediato para ti, entonces ve a un tutor para discutir los planes de tu carrera. 

CÓMO AFRONTAR LOS PROBLEMAS 


DE CONCENTRACIÓN

CÓMO AFRONTAR LOS PROBLEMAS DE CONCENTRACIÓN

Habiendo probado con las sugerencias que se relacionan más arriba y en secciones anteriores, todavía es posible
que te sigan afectando tus problemas de concentración. Consecuentemente, vamos a abordar a continuación tres
problemas normales y persistentes.

Preocupación 
Las preocupaciones parecen inquietar a unas personas más que a otras. Si bien hay diferencias en la incidencia de
los problemas de preocupación, la mayoría se mostraría de acuerdo en que las preocupaciones son una actividad
contraproducente ya que consume grandes cantidades de tiempo y considerable energía emocional. 

La preocupación normalmente empieza como un pensamiento pasajero que aparece en tu mente. «¡No lo puedo
entender. Voy a suspender!» podría ser una secuencia de pensamientos muy común para muchos estudiantes. En
lugar de rechazar estos pensamientos como irracionales y estúpidos, la persona que se preocupa es probable que
les permita persistir y crecer. Se hacen más y más activos, y acaban por llevar a la depresión o la inquietud. La
secuencia completa de pensamientos se puede imaginar como una cadena de múltiples eslabones, que va
creciendo hacia abajo. Una preocupación está unida a una respuesta emocional que está unida a una
preocupación posterior. Todo el sistema de eslabones nos lleva abajo, abajo, abajo. ..

¿De qué manera se puede parar la secuencia y se evita caer en las negras profundidades de la desesperación?
Rompe el segundo eslabón de la cadena en cuanto que te des cuenta de que el eslabón número uno está en tu
mente. La ruptura de estas uniones mentales-emocionales se llama «parada del pensamiento». La técnica se
puede aplicar como sigue:

— Se produce un pensamiento irracional. 


— Cierra tus ojos y visualiza una señal de stop.  Visualiza la señal parpadeando en su imaginación. 
— Dite con énfasis «¡Alto!»  al compás de las señales destop  que parpadean en tu imaginación. 
— Aprieta el puño y contrae los músculos repetidamente. 
— Cada vez que contraigas los músculos, dite «¡A1to!». 
— Repite el proceso seis veces, dándote unos cinco segundos para hacer los ejercicios. 
— Repite todo el procedimiento cada vez que te des cuenta de que una preocupación ha interrumpido tu
concentración.

Una alternativa a la parada del pensamiento es dedicar un rato cada día a las preocupaciones. Puede haber
cuestiones en tu vida que necesiten algo de tiempo para tu «contemplación constructiva» (un término más
positivo que preocupación). En cualquier momento que notes que estás perdiendo la concentración y que te
estás metiendo en una «contemplación constructiva» de otras cuestiones que no sean el tema que deberías estar
estudiando, anota la preocupación en una hoja de papel. Al final del día, tendrás una lista de cosas en que pensar.
Reserva unos quince minutos durante la noche para solucionar las cosas que han interrumpido tu concentración
durante tus anteriores actividades del día. 

El tiempo que dediques a las preocupaciones también lo puedes utilizar como período para resolver problemas.
PodríaS utilizar algunas estrategias de resolución de problemas o métodos de pensamiento lateral (puedes leer
los libros de Edward De Bono acerca del pensamiento lateral) para apartar aquellas preocupaciones que son
susceptibles de solución. Después de que haya pasado el tiempo asignado para las preocupaciones, sé
disciplinado y vuelve directamente a los libros. La esencia de dedicar un tiempo a las preocupaciones es que
reduces las interrupciones a tu concentración, centrándote en las preocupaciones durante un período de tiempo
limitado.

Soñar despierto 
Soñar despierto, un obstáculo muy frecuente para la concentración, no es otra cosa que permitir que tu atención
se aparte del tema y vague por cualesquiera otros derroteros. Puede ser un pasatiempo muy agradable, pero
cuando los exámenes se vislumbran en un futuro cercano, el soñar despierto se debe abandonar, o por lo menos
controlar. Existen muchas estrategias que puedes utilizar para evitar el soñar despierto y poder mantener tu
concentración: 

— Grítate «no! ¡no! ¡no!» en cuanto te des cuenta de que has estado soñando despierto. 
— Apunta los temas sobre los que has estado soñando despierto y la cantidad de tiempo que le han «robado». 
— Levántate y vete de tu mesa para reforzar la asociación condicionada entre la concentración en tus estudios
y estar sentado a tu mesa. 
— Haz un gráfico con sus tiempos efectivos de concentración y pon el gráfico enfrente de tu mesa para
recordarte la necesidad de mantener una buena concentración. 
— Utiliza la psicología revertida y coloca una foto tuya encima de un dibujo de una higuera. ¿Realmente estás
dispuesto a permitir que tu mente esté en la higuera? 
— Concédete a ti mismo/a un período de dos o tres minutos para soñar despierto como recompensa por un
largo período de tiempo de concentración intensa.

Temor a los libros


Los problemas de concentración frecuentemente son achacables al temor a los libros, un estado de inquietud que
se ha asociado con el estudio de libros, apuntes o cualquier otro material que esté relacionado con los exámenes.
El miedo generalmente se origina de la siguiente manera. Las pruebas y los exámenes crean inquietud en la
mayoría de los alumnos. Los libros, apuntes y otros materiales de estudio funcionan como recordatorios de los
exámenes que se avecinan. La frecuente asociación entre los materiales de estudio y la inquietud crea una
respuesta condicionada por medio de la cual el estudiante empieza a evitar los materiales de estudio. Este
rechazo puede ser tanto físico, en el que el estudiante simplemente no se sienta a estudiar, como mental. Este
último estado de rechazo se manifiesta en un persistente soñar despierto acompañado de frecuentes
distracciones. 

Aun cuando el temor a los libros puede ser un hábito muy arraigado y un problema persistente para muchos
estudiantes, es reconfortante pensar que es muy susceptible de tratamiento. Para superar el miedo a los libros y
estar en disposición de comenzar a preparar eficientemente los exámenes, es necesario consultar a un psicólogo
o a un consejero muy pronto. La intervención temprana dará oportunidad de vencer el miedo y el rechazo y
conseguirá que el estudiante vuelva a donde le corresponde: a su mesa de trabajo con un libro en su sitio. 
 
Resumen 
Los problemas de concentración son fuentes de distracción muy comunes y corrientes para los estudiantes que
han de presentarse a un examen. Aun cuando sean comunes, pueden remediarse aplicando las estrategias que se
resumen a continuación: 

—  Establece horarios y lugares de trabajo fijos. 


—  Elimina las distracciones de tu ambiente de estudio. 
—  Adopta una actitud positiva hacia tus estudios. 
—  Utiliza la «parada del pensamiento» y el «tiempo para las preocupaciones» para superar tus
preocupaciones. 
—  Haz un gráfico de los períodos efectivos de estudio para reducir el tiempo que pierdes en «soñar despierto». 
—  Rompe los posibles vínculos de miedo entre los libros y apuntes y el estudio efectivo. 
—  Busca la ayuda de un psicólogo o un consejero si el problema persiste.

FORTALECER LA MEMORIA

FORTALECER LA MEMORIA

Los problemas de memoria son, frecuentemente, una fuente de preocupaciones para los alumnos. Frente a un
gran rimero de apuntes y un montón de libros, los alumnos se empiezan a cuestionar su capacidad para aprender
y recordar toda la materia. Pocos discutirán el papel que desempeña en los exámenes el estudiar y recordar. Para
la mayoría de los alumnos, es sólo cuestión de dominar estas funciones mentales. 

Aprender es una función psicológica compleja, que para quienes han de presentarse a un examen suele consistir
en memorizar. Memorizar, por otra parte, supone meter en la memoria los conceptos, hechos, cifras y demás
información contenida en los apuntes de clase y los libros. Esto no significa necesariamente que el material haya
sido realmente comprendidos ya que los estudiantes pueden memorizarlo y luego reproducirlo de carrerilla sin
entender realmente lo que significa. Aprender implica comprender, lo que aumenta la capacidad del candidato
para recordar el material y utilizarlo de una manera lógica e inteligente. 

Mirando el proceso del examen objetivamente, los examinadores quieren comprobar cuánto saben los
estudiantes acerca de ciertos temas. La manera de convencerlos de que mereces aprobar (y aprobar bien) es
extraer de tu memoria conocimientos pertinentes y apropiadamente expresados: los hechos, las cifras y los
conceptos importantes. La cuestión central para la mayoría de los estudiantes es: ¿Cómo puedo dominar el
proceso de aprendizaje de manera que pueda recordar y expresar más fácilmente la información esencial? Tal
vez te resulten familiares algunos de los asuntos relacionados con los estudios que se incluyen en la siguiente lista
de comprobación: 

— Tus apuntes de clase se hacen viejos en un clasificador, en espera de que les prestes atención «más
adelante». 
— Deja el repaso hasta el final del trimestre, cuando la tarea de aprendizaje parece alcanzar dimensiones
formidables. 
— Tu preparación para los exámenes habitualmente tiene lugar durante los días inmediatamente anteriores al
examen, cuando estás dominado por el pánico. 
— En los exámenes tu mente está a menudo embotada por la confusión, porque has intentado aprender
demasiadas cosas demasiado tarde. 
— Te llevas un gran disgusto cuando te dan las notas de tus exámenes. 
 

Si varias de estas experiencias te son familiares, continúa leyendo. Esta sección te presentará diversas maneras en
que puedes facilitar tu aprendizaje mejorando la capacidad de tu memoria. Se comentarán los principios de
«empezar pronto» y «ser sistemático en el repaso» y tales comentarios irán seguidos de breves descripciones de
varios métodos que podrías utilizar para aumentar la capacidad de tu memoria. 

Por supuesto, para profundizar esta habilidad aprendiendo y empleando diferentes reglas mnemotécnicas,
puedes consultar la sección 'Alta Memorización'.

Empieza a repasar pronto 


La regla fundamental en la preparación de exámenes es comenzar pronto tu repaso. Aprender y memorizar
consumen mucho tiempo y energía. Tratar de asimilar demasiadas materias en demasiado poco tiempo puede
acabar en frustración y confusión. Si bien algo de aprendizaje en el último minuto puede ser necesario en algunos
casos, es mejor no depender de tener que aprender mucha materia la noche o la mañana anterior al examen.
Esas horas de estudio final deberían reservarse para consolidar los conceptos más importantes que usted ya
hubiera aprendido anteriormente.

Mejor es empezar tu repaso en el primer día del curso que dejar todo el aprendizaje para los últimos días. Aun
cuando tu mente no va a estar muy orientada hacia el examen en esos momentos, no es una exageración decir
que el período de exámenes comienza al comenzar el curso. 

¿Cómo debería comenzar su repaso? Mirando tus apuntes de clase todos los días. Antes de que comience el
período de exámenes, necesitarás mirar tus apuntes varias veces, tal vez hasta cinco o seis veces para alcanzar un
nivel suficiente, en principio, de comprensión. Mientras avanzas por tus apuntes, debería seguir el método de
cuatro etapas (leer, recitar, escribir y repetir) que vamos a analizar detalladamente a continuación.

Leer  los  apuntes 


El proceso inicial de leer tus apuntes puede ser una tarea difícil. Los lectores que determinan la calidad de sus
apuntes son su capacidad para tomar notas y la estructura organizativa de las clases.  Probablemente tendrás que
hacer alguna reorganización y reestructuración cuando leas la primera vez tus apuntes. Cuando estés haciendo las
correcciones y alteraciones asegúrate de no volver a copiar por entero todos los apuntes. Volver a copiar lleva
mucho tiempo y la mayoría de los estudiantes no pueden permitirse el lujo de perder el tiempo en estas cosas. 

Tal vez tengas ocasión de comprobar que los bolígrafos o rotuladores de colores te resultan muy útiles para
destacar los encabezamientos y otros puntos importantes. Utilizar un método normalizado de marcaje también
puede mejorar tu trabajo de aprendizaje. 

Es decir, usa marcas como A, B, C, D, etc. para los puntos más importantes y 1, 2, 3, etc. para los subpuntos. En
listas, numera los puntos para ayudarte a refrescar su memoria cuando esté en el examen. Si tu mente responde
a los gráficos y diagramas, trata de poner la materia de texto en forma gráfica o visual. 

Es importante mirar tus notas dentro de las veinticuatro horas siguientes a la clase. Si esperas más de este tiempo
para repasarlas, probablemente sufrirás una pérdida por fallo de memoria, de hasta el 80 por ciento de la materia
que no hubieras registrado en tus apuntes pero que le hubiera convenido recordar. Por lo tanto, cuanto antes
mire sus apuntes después de la clase; mejor quedarán.

RECITAR LO LEÍDO

RECITAR LO LEÍDO

La segunda de las cuatro etapas es recitar. Habiendo leído una parte de tus apuntes y habiendo hecho las
correcciones y alteraciones necesarias, deja de mirarlas y trata de decir en alto los puntos más importantes. Si no
puedes recitar estos puntos, vuelve atrás y lee de nuevo los apuntes. Durante el proceso de recitar, trata de
utilizar ejemplos, gráficos y cuadros que te ayuden a refrescar tu memoria. Cualquier cosa que puedas utilizar
para recordar tus apuntes, puedes y debes ser utilizada. 

Avanzar sistemáticamente a lo largo de los apuntes y estrujarte la mente para recordar la materia nueva es un
trabajo muy arduo. Sé consciente de que tu mente se puede cansar, y que tu eficiencia puede disminuir. Haz
frecuentes pero cortas pausas para permitir que tu mente descanse. Levantarse y estirar y encoger tus brazos y
piernas durante un minuto puede ayudar. Después de dos o tres horas estudiando, interrumpidas por varias
pausas breves, seguramente necesitarás tomarte un descanso de media hora antes de seguir. El punto crítico a
tener en cuenta cuando se toma un  descanso es la disciplina. Un descanso de un minuto o dos puede
ser fácilmente  ampliado a treinta minutos e incluso una hora. ¡Ten cuidado!

Escribir lo recitado 
La tercera etapa es escribir. Una vez que hayas leído tus apuntes y hayas recitado mentalmente los puntos más
importantes, la prueba de fuego de si has comprendido o no el material es escribir los puntos principales en un
papel. Si no puedes escribir los puntos adecuadamente, es señal de que no sabes la materia lo suficientemente
bien. Cuando lo escribas no necesitas ser exhaustivo. Es decir, no trates de reproducir lo que has aprendido
palabra por palabra. Utiliza abreviaciones, las primeras letras de la palabra o cualquier otro tipo de taquigrafía
que te venga a la cabeza. Además de ponerte a prueba ti mismo/a, el proceso real de escribirlo es una aplicación
física del material aprendido. De cuantas más maneras puedas utilizar la información que estás aprendiendo, de
tantas más probabilidades dispondrás luego para poder recordarla.

Repetición, repetición... 
La etapa final de las cuatro es la repetición. Aunque pueda parecer desalentador, probablemente necesitarás leer
los apuntes cinco veces, o más. El número dependerá de la dificultad de la materia, de tu interés y motivación, y
desde luego, de la cantidad de tiempo disponible antes de que comiencen los exámenes. 

Cuando el tiempo es corto, los futuros examinandos han optado por la tradicional práctica estudiantil de
«empollar a toda pastilla». Sí, meterse a la fuerza información en la cabeza los días o las horas anteriores a los
exámenes puede ser, algunas veces, una ayuda para el estudiante mal preparado. Sin embargo, se ha
comprobado que empollar es un mal substituto del aprendizaje espaciado o de aprender sobre una base
sistemática y a largo plazo. 

Los examinandos que lo fían todo al empolle de última hora corren el peligro de la confusión durante los
exámenes, y también es poco probable que consigan una retención significativa del material a largo plazo. La
gente que se ha dedicado a empollar a lo loco también es vulnerable a una gran inquietud o incluso pánico si las
preguntas del examen se formulan de una forma imprevista o desusada. 
Los futuros examinandos harán bien en dedicar suficiente tiempo todas y cada una de las semanas del curso a
revisar apuntes de clase de manera que el proceso de aprendizaje comience pronto y no tarde. 

Según vayas leyendo tus apuntes, te darás cuenta de que la tarea se va haciendo más fácil. En la quinta o sexta
jornada, te sentirás mucho más satisfecho/a y motivado/a, ya que te habrás demostrado a ti mismo/a que tienes
un conocimiento razonable de la materia. Cuanta más sensación de confianza te acompañe al examen, mejor será
el resultado. 
 

Métodos de memorización 
Memorizar, tal como se sugiere con anterioridad, es un trabajo arduo. La forma en que abordes la tarea puede
depender del tipo de materia que tengas que aprender. Existen varias estrategias diferentes que podrías emplear,
cada una orientada de algún modo hacia los diferentes tipos de contenido.

Aprendizaje conjunto y por partes 


Existen algunas tareas de aprendizaje que se llevan a cabo con mayor eficacia si se acomete el trabajo de
aprender el material en su conjunto en vez de hacerlo por partes. Por ejemplo, cuando se trata de memorizar un
poema o un diálogo de una obra, generalmente es mejor leer el texto entero, tratando de recordar cada vez más
y más del material. Aprender por conjuntos es más fácil cuando existe un argumento o una continuidad de fácil
recordación o a lo largo de toda la obra. De este modo, cuando estés memorizando un poema, no sólo te pueden
ayudar las imágenes mentales que te sugiera, sino también el ritmo y la rima del poema. Utiliza tu imaginación
para llevar cada línea del poema a tu mente. 

Recientemente he oído a uno de mis hijos recitar un «poema» similar al que aparece más abajo. Léelo despacio
con objeto de que puedas recordarlo entero. Trata de crear imágenes en tu mente que te ayuden a recordar cada
una de las líneas durante tu primera lectura. 
 

En tierras del norte, de verdor lujuriante, 


una pulga incordiaba a un enorme elefante.

El pobre paquidermo se quejaba lloroso: 


«¡Busca alguien de tu talla, díptero asqueroso!» 
 

El poema sugiere algunas imágenes que te podrían ayudar a recordar las líneas del poema. Por ejemplo, la
primera línea puede evocar la imagen de un mapa con grandes zonas de verde arbolado y praderío en la parte
norte. La segunda dibuja la imagen de una minúscula pulga encaramada en el inmenso corpachón de un elefante
y la tercera un raudal de lágrimas cayendo de los ojos del elefante. Las imágenes de las tres primeras líneas llevan
a la cuarta línea que llama la atención hacia la diferencia de tamaño entre las dos criaturas y la paradoja de la
pulga haciéndole daño al elefante. 

Probablemente te dará cuenta de que después de haber leído una o dos veces el poema mientras pones estas
imágenes en tu mente, tendrás muy poca dificultad en recitarlo. Como en este ejemplo, aprender en conjunto se
acomoda particularmente bien para memorizar poemas, charlas y otras piezas de trabajo que tengan un tema
unificado.

AGRUPAR Y RIMAR
AGRUPAR Y RIMAR

Una segunda técnica de memorización implica dividir una tarea larga de memorización en varias más pequeñas.
Habiendo hecho esto, puedes utilizar la inflexión y la rima para aumentar tu memoria. Un ejemplo familiar para
muchos estudiantes de ciencia y medicina es la memorización de los doce nervios craneales. La tarea de aprender
los doce nervios se puede facilitar recurriendo al procedimiento de dividirlos en tres grupos de cuatro nervios
cada uno:

olfatorio, óptico, oculomotor común, patético, 


trigémino, oculomotor externo, facial, auditivo, 
glosofaríngeo, vago, accesorio e hipogloso.

La tarea de retener los doce nervios en la memoria podría facilitarse gradualmente si utilizaras inflexiones al
tiempo que repitieras las palabras. Utilizar una inflexión, en este contexto, significa simplemente enfatizar un
nombre en particular, como por ejemplo el tercer nombre de cada una de las filas. El uso de la inflexión puede
impartir a la serie un aire cantarín o de sonsonete, pero cualquier «truco» que te ayude a fijar la información en
su mente, ¡bienvenido sea! 

Mnemotecnia 
La mnemotecnia, palabra difícil de escribir y nada fácil de pronunciar, se refiere a las ayudas a la memoria
utilizando asociaciones secundarias. Tomemos el ejemplo de los doce nervios craneales otra vez. En vez de utilizar
la técnica de agrupar y rimar, encontrarás más fácil utilizar esta mnemotecnia: 

Oscar Ortiz, oculto por temor, oyó fuertes abucheos, gritos, voces, aplausos y hurras. 

Te habrá dado cuenta que las iniciales de cada palabra de la frase mnemotécnica es también la primera letra de
cada uno de los nervios craneales. Recordando la frase traerás a tu mente el nombre y el orden de los nervios. 

La mnemotecnia indudablemente te ayudará, pero la preocupación de muchos estudiantes es si serán capaces de


recordar la frase mnemotécnica, pero no de hacer la segunda asociación con los hechos importantes en la sala de
examen. La respuesta a este problema es utilizar la mnemotecnia sólo como ayuda. Debes aprender bien el
material importante, y utilizar la mnemotecnia sólo como una ayuda para recordar el material. 
 

Memorización por comprensión 


Todos nos hemos enfrentado a tareas de memorización en las que no hemos entendido del todo bien los
fundamentos, la mecánica o la teoría del material que debíamos aprender. Tu experiencia con el aprendizaje de
tales materiales probablemente te habrá demostrado que puede ser una tarea que consuma mucho tiempo si no
entiendes el trabajo. 

Toma por ejemplo, aprender un complejo proceso químico como la fotosíntesis. Si desconoces la interacción del
sol, la clorofila y la bioquímica de la célula de la planta, tratar de recordar el complejo grupo de hechos y
conceptos sería un reto más que descorazonador. Lo ideal es que el proceso de aprendizaje tuviese lugar en clase
y durante las sesiones de estudio a lo largo del trimestre, pero el aprendizaje en el último minuto antes del
examen es, demasiado a menudo, una inexcusable necesidad académica. Cuando, la noche antes del examen, te
enfrentas al repaso de un proceso complejo como la fotosíntesis, céntrate primero en echar una ojeada general.
Mira las partes más importantes. ¿Cómo están asociadas? ¿Qué hacen? Cuando tengas en la mente una idea
general clara, observa el proceso con más detalle. De nuevo, divide una tarea grande en subtareas más pequeñas.
Esto te ayudará a aprender el material más rápidamente y también te dará una motivación al ver claramente los
progresos que vas haciendo. 
 

Memorizar mientras espera 


Como se ha indicado con anterioridad, la repetición es necesaria para fijar cualquier materia nueva en la
memoria. Encontrar tiempo puede ser un problema para la mayoría de los estudiantes. Una manera de encontrar
más tiempo para aprender es utilizar el tiempo de espera. Todos nosotros pasamos una gran cantidad de tiempo
cada día, esperando a que ocurran cosas: a que lleguen los profesores y comience la clase; a que aparezca el
autobús; al amigo que ha de llegar a la hora de la comida, etc. 

Si estás preparado para estos períodos de espera, los puedes utilizar para repasar. Lleva contigo un taco de fichas
y léelas. Al repasar diariamente en muchas y breves «sesiones» el material que has de memorizar, evitas la carga
masiva de aprendizaje que se te podría acumular al final del trimestre. Este tipo de enfoque a base de fichas es
particularmente eficaz para aprender el vocabulario de un idioma extranjero, términos clave, conceptos, fórmulas
y listas importantes. Las fichas son manejables y se pueden utilizar fácilmente, incluso en los autobuses y trenes a
las horas punta. ¿Por qué no pruebas este sistema y compruebas por ti mismo/a lo provechoso que puede ser? 
 

MEMORIZACIÓN CON UN GRABADOR

MEMORIZACIÓN CON UN GRABADOR 

En esta era de la tecnología moderna, los estudiantes se están sirviendo de los grabadores, calculadoras y otros
dispositivos electrónicos para mejorar la eficiencia de su aprendizaje. Una calculadora puede ser una ayuda
significativa en matemáticas, y un magnetófono puede ser una gran ayuda en un trabajo de memorización. Un
grabador, especialmente los que funcionan a pilas y cuentan con unos cascos o auriculares muy ligeros, puede
servir estupendamente para el repaso. En lugar de escribir el vocabulario, los términos clave y los conceptos en
fichas, puedes grabar esas palabras en un grabador. Deja una pausa en la cinta y graba a continuación el
significado del término, palabra o concepto que 
estás repasando. Puedes escuchar la grabación mientras viajas, friegas, andas, o en otras muchas ocasiones en
que tu mente está libre para hacer algún aprendizaje constructivo, incluso en el caso de que tus manos o tu
cuerpo estén ocupados haciendo otra cosa. 
 

Recordatorios situacionales 
Otro método, para utilizar tu tiempo diario con el máximo provecho posible para el aprendizaje, es vincular con el
repaso algunos acontecimientos normales del día. En otras palabras, te dice a ti mismo/a que cada vez que te
pares en un semáforo en rojo o cruces una puerta o cojas el teléfono, iniciarás una tarea de memorización en
particular. De este modo, si revisas cinco términos de vocabulario cada vez que coges el teléfono o pasas por una
puerta, el resultado será un montón de aprendizaje. La parte agradable de este proceso es que el repaso tiene
lugar en pequeñas dosis durante su rutina normal del día.

Listas de repaso 
Una lista de repaso es una ficha en la que puedes apuntar los varios temas que tiene que aprender y revisar.
Apunta estos temas verticalmente en la parte izquierda de la tarjeta y pon los días del presente mes
horizontalmente en la parte superior. Lleva la ficha contigo todos los días y cuando hayas revisado uno de los
temas de la ficha, haz una pequeña marca en el lugar correspondiente bajo la fecha apropiada. Trata de repasar
cada tema varias veces durante un mismo día. Al final del día, podrás ver de un vistazo qué temas han sido
repasados y así puedes planear el repaso del próximo día.

Utiliza tus conocimientos 


Después de que hayas estudiado un tema, trata de utilizarlo. Por ejemplo, ve la manera de sacarlo a colación en
las conversaciones del día siguiente con tus amigos o familiares. Desde luego, existe un límite en la cantidad de
tiempo que tus amigos aguantarán el teorema de Pitágoras cuando quieran hablar de otros temas más
interesantes. Mientras esté dentro de las reglas sociales dee la conversación, siempre hay mucho que ganar si se
utilizan los conocimientos recién adquiridos. Tal vez el hecho de crearse el reto personal de utilizar el material
aprendido el día anterior pueda ayudar a motivarte. 
 

Actúa
Mientras que actuar o hacer mimo con una fórmula matemática como único guión puede ser un reto fenomenal,
incluso para el más experimentado de los actores, no existe razón para que no intentes representar algunos
temas más apropiados. Por ejemplo, representar un poema o incluso los movimientos en el campo de batalla de
los ejércitos de un conflicto histórico que estés estudiando, puede hacer el trabajo de aprendizaje más sencillo.
Las guerras gálicas de César se convirtieron para mí en un ejercicio de aprendizaje fascinante porque mi profesor
de latín trajo tapas de cubos de la basura (escudos) y palos de las cuerdas de tender la ropa (lanzas) a fin de que la
clase pudiera reconstruir las clásicas batallas. El suelo de la clase no estaba lleno de sangre y cadáveres. Antes al
contrario, estaba lleno de mentes absortas y cuerpos atentos.

Utiliza sus dotes creativas 


Tal como se ha sugerido con anterioridad, se puede ampliar la memoria utilizando la imaginación. Cuando trates
de memorizar una fórmula química compleja piensa en la posibilidad de hacer una caricatura o un dibujo de ella.
Si adquieres la capacidad de generar imágenes interesantes a partir de cosas corrientes, el aprender puede cobrar
una nueva dimensión y su memoria mejorará también. 
Un acrónimo apropiado, que incluye la mayoría de los puntos de este capítulo, es ACCIÓN.

A - aplicarse 
C - caricatura 
C - comprensión 
I - imaginación 
O - orador 
N - negar lo negativo, ser positivo

Resumen 
Una memoria retentiva y activa mejorará los resultados de los exámenes a la mayoría de los examinandos. Tu
memoria puede mejorar si sigues las recomendaciones que exponemos a continuación: 

— Empieza pronto a repasar. 


— Lee tus apuntes unas cinco o seis veces. 
— Recita el material que estás aprendiendo. 
— Escribe breves notas para asegurarte de que aprendiste el material. Repite los pasos anteriores con toda la
frecuencia que te sea posible. 
— Ajusta los procesos de aprendizaje al tipo de material que tengas que aprender. 
— Aprende los poemas, discursos y obras en su conjunto. Divide las grandes y complicadas tareas de aprendizaje
en unidades más pequeñas y manejables. 
— Utiliza agrupaciones, rimas e inflexiones para facilitar el aprendizaje. 
— Aprende las listas difíciles utilizando la mnemotecnia. Dedica el tiempo que antes perdías, a leer fichas de
repaso, apuntes y listas de comprobación, todos los días. 
— Aplica tu imaginación para las tareas de aprendizaje, utilizando la actuación, los dibujos y otros recursos
expresivos.

PENSAR POSITIVAMENTE

PENSAR POSITIVAMENTE

Actuar bien en los exámenes es muy similar a actuar bien en otros tipos de tareas que producen estrés. Por
ejemplo, tomemos el caso de un atleta. Los campeonatos regionales están previstos para un futuro inmediato y
los participantes de toda la región se están preparando tanto física como mentalmente para las competiciones.
Aparte de la fortaleza física y las habilidades técnicas ¿qué factor es, probablemente, el que caracteriza a los
mejores atletas? Habiendo leído el título de esta sección, no tendrá que estrujar demasiado tu imaginación para
adivinarlo: pensar positivamente. 

Pensando en ti y las cualidades que crees influencian tus perspectivas, especialmente con relación a los
exámenes: 

—  ¿Te centra predominantemente en tus cualidades negativas?


—  ¿Te compara con otros y compruebas que siempre pareces estar en el lado del perdedor? 
—  ¿Evitas formular preguntas en clase, porque piensas que los compañeros van a creer que eres estúpido/a? 
—  ¿Reaccionas siempre a los fracasos con la retirada, y nunca vuelves a intentarlo? 
—  ¿Permites que los otros se aprovechen de ti, porque piensas que no eres tan bueno/a como lo son ellos? 

Lo más probable es que una o más de las cuestiones anteriores pueda tener una nota de familiaridad para ti. Eso
no es porque, como individuo, seas un pensador pesimista; más bien es que nosotros, como sociedad, somos
particularmente pesimistas en nuestras relaciones con los demás. ¿Te ha dado cuenta de que el cumplido más
optimista que oyes en tus conversaciones diarias es: «No está mal»? 

Mirando alrededor de su propio círculo de amistades, probablemente podrás seleccionar bastantes de quienes
pienses que son gente que actúa y piensa con optimismo. ¿Cuáles son las cualidades de esas personas que les
hacen descollar como individuos optimistas? ¿Están siempre deseosos de afrontar nuevas experiencias? ¿Están
deseando aprender, tanto de sus fracasos como de sus éxitos? Más que probablemente habrás respondido que sí
a estas preguntas. 

Esta seccióntratará la cuestión, muy importante, del pensamiento positivo. A pesar de la nube de pesimismo que
prevalece y que demasiado frecuentemente forma parte de nuestra conducta diaria, se pueden dar pasos muy
decisivos para instigar más optimismo en nuestro pensamiento y comportamiento. Ser optimista acerca de la
preparación y actuación en un examen es vital. Veamos por qué es tan importante esto. 

Recientemente vi a un estudiante de una facultad técnica, de 22 años, a quien habían remitido a mi consulta por
«problemas de aprendizaje». Empezó el curso en la facultad con 18 años, pero su primer curso fue un fracaso
total. Después de trabajar durante dos años, intentó seguir de nuevo su curso en la facultad, como estudiante
nocturno. De nuevo fue un fracaso. Reflexionando sobre ambos fracasos, se dijo que era incapaz de estudiar
porque siempre estaba cuestionando y dudando de su capacidad de aprender la materia y aprobar el curso.
Admitió que pensaba para sí mismo, que en lugar de hacer un gran esfuerzo y seguir corriendo el peligro de
fracasar, era más sensato hacer un intento a medio gas. De esa manera, si aprobaba, muy bien. Sin embargo, si
suspendía o reprobaba, podría justificarse a sí mismo diciendo «Bueno, si realmente lo hubiese intentado, podría
haber aprobado. Pero sólo he hecho el mínimo esfuerzo». El fracaso bajo estas condiciones es más fácil de
aceptar. 

La estrategia mental señalada arriba es común en muchos estudiantes. A nadie le gusta suspender o reprobar —
especialmente si han hecho un esfuerzo supremo. ¿Qué es probable que nos digamos a nosotros mismos si lo
intentamos con todo el interés del mundo y nos suspenden o reprueban? La mayoría contestaríamos: «¡Soy un
estúpido/a!». 

En vez de caer en el fallo de etiquetarse uno mismo como estúpido o incapaz, es bastante mejor analizar la
experiencia del fracaso para entender lo que ha ido mal. Bien puede ser que otros factores hayan impedido tu
progreso y tu trabajo, y que las condiciones pudiesen haber sido mejores. O tal vez tu motivación para el
aprendizaje fue baja. Con independencia de cuáles pueden ser las razones, es importante analizar
cuidadosamente cada intento, especialmente si estás pensando en volver a acometer el curso y presentarte de
nuevo a los exámenes. 

En algún sitio, en un pasado lejano, leí lo que creo que es una frase reconfortante: “La gente de más éxito suele
fallar en dos de cada tres cosas que emprende”. No podía aceptar el comentario cuando lo leí la primera vez,
porque la gente de éxito que yo conocía siempre parecía tener éxito. Yo difícilmente podía ver un atisbo de fallo o
de duda personal en esos individuos. 

Analizando la situación más cuidadosamente, sin embargo, me pareció, que la razón de que estas personas
tuviesen éxito era que siempre estaban intentándolo, intentándolo e intentándolo. No pocos de sus intentos eran
fallos estrictamente hablando pero ellos casi siempre preferían llamarlos “experiencias”. Estas experiencias
negativas eran sólo fallos en el sentido de que no producían los resultados previstos, en ese momento en
particular. Ahora bien, ¿eran estos intentos fallos absolutos? ¡Definitivamente no! 

Aun cuando el resultado puede que no haya sido el que se esperaba, el individuo tuvo ocasión de reflexionar
sobre la experiencia y aprender de ella. Los aspectos positivos pueden maximizarse y los elementos negativos
minimizarse. Al dar forma positiva a los intentos con cada prueba sucesiva, la persona aumentaba sus
probabilidades de alcanzar el éxito al final.

EXÁMENES (Y FRACASOS)

EXÁMENES (Y FRACASOS)

¿Por qué es particularmente traumático el fracaso en un examen? Podrás pensar que participar en una carrera y
no ganar es perfectamente lógico, pero entrar en una sala de exámenes y suspender es otra cosa totalmente
diferente. Pero, ¿es esto verdad, realmente? La razón de que los exámenes se vean como experiencias
acongojantes es que la gente los considera medidas definitivas de sus méritos, indicadores de su máxima valía
personal. 

Ahora bien, ¿es éste realmente el caso? Es muy importante ver la experiencia de un examen desde una
perspectiva correcta. Sí, el resultado de un examen puede ser un factor muy importante en su educación, trabajo
y vida privada. Por ejemplo, aprobar el examen de conducir puede marcar una gran diferencia en su forma de
vida diaria. Pero aunque los exámenes son importantes, generalmente no son una experiencia irrepetible en toda
la vida. Si tienes la mala fortuna de hacer mal un examen, es probable que puedas hacer un segundo intento en
una fecha posterior. Ni por un momento estoy sugiriendo que sea mejor dar un enfoque despreocupado a los
exámenes. Estoy diciendo, sin embargo, que es inapropiado considerar que un examen es una experiencia
definitiva. 

Un enfoque optimista 
¿Qué puedes hacer usted para ayudarte a ser más optimista, sobre todo respecto a sus exámenes? 

Primero considera en qué estás pensando cuando reflexiona sobre un examen venidero. Pensamientos tales
como «Voy a reprobar» o «¿Sé lo suficiente para aprobar?» probablemente te desmoronarán o provocarán en
tiuna fuerte reacción de inquietud, lo que impedirá cualquier perspectiva optimista. Es bastante mejor decirte a ti
mismo/a: «Tengo que hacerlo» o «Puedo aprobar». Desde luego, las últimas suposiciones asumen que te has
preparado para el examen y tienes oportunidades realistas de aprobarlo. Te das perfecta cuenta de la inutilidad
de albergar pensamientos optimistas si has hecho poco o nada para poder aprobar el examen. 

Una segunda estrategia para ayudarte a ser más optimista es caer en la cuenta de que con cada nuevo examen
que haces te conviertes en una persona con más experiencia. Incluso si los resultados de algunos de tus
exámenes no son éxitos tan espectaculares como esperabas, todavía tendrás oportunidad de aprender algo
positivo de esta experiencia. 

Con objeto de sacar el mayor provecho posible de tus exámenes, rememora cuidadosamente tu período de
preparación y el examen en sí. Muchos estudiantes arrinconan los apuntes y papeles de los exámenes a que se
han presentado y nunca los vuelven a mirar. ¿Por qué desperdiciar un recurso de aprendizaje tan valioso?
Después de todo, los exámenes probablemente contarán en un gran porcentaje para su resultado final. 

Puedes hacerse un mejor examinando si analizas cuidadosamente los puntos fuertes y débiles de tus esfuerzos
anteriores. «¿Empecé mi repaso suficientemente pronto?», «¿había áreas importantes a las que no presté
suficiente atención?», “¿utilicé bien mi tiempo en el examen?”.

Preguntas de este tipo te ayudarán a centrar su atención en las áreas vitales de aprendizaje. El objeto, después de
todo, es potenciar al máximo tus características positivas y minimizar las negativas. Después de repasar tus
papeles de examen, consigue una cita con su profesor para comentar las técnicas que utilizaste en el examen. La
información que recibas del examinador podrá ser una valiosa orientación para los próximos exámenes.

Medidas positivas para triunfar en los exámenes


Pregúntate a ti mismo/a cuál es el hecho singular más interesante de cada lección o clase. 

Ponte en el lugar del examinador. Haz tres preguntas de examen a partir de los apuntes de cada lección dada en
clase. 

Pon un cartel enfrente de tu mesa con un mensaje significativamente positivo como «El éxito es el resultado de
ser optimista» o algo más personal como «Juan García estudiará a diario y aprobará sus exámenes». 

Establece objetivos para el estudio con un amigo de confianza y encuéntrate a menudo para comparar tus
progresos.

Mantén en la mente tu objetivo a largo plazo. Haz una tarjeta comercial con su nombre y el título o puesto al que
aspiras en el futuro y míralo a menudo. 

Recompénsate por pensar con optimismo y actuar productivamente. 


Haz una lista de temas que no comprendiste en clase, y después de leer algunos textos acerca de ellos, ve a tu
profesor. Muéstrate interesado e ilusionado por aprender más de la asignatura, incluso aunque al mismo tiempo
estés un poco confundido. 

Puedes decirte, cada vez que atravieses una puerta: «¡Puedo aprobar!». 

Analiza tu situación. Si no hay ninguna razón real por la que no puedas aprobar, entonces cuenta con aprobar y
trabaja con ese fin. 
Haz una lista de tus éxitos y logros pasados. Confía en que con un esfuerzo apropiado tu éxito personal se
repetirá.

Resumen 
Ser optimista en su forma de pensar antes y durante el examen puede mejorar tus resultados. Puedes adoptar
una perspectiva más positiva acerca de tu preparación y actuación en el examen teniendo en cuenta lo siguiente: 

— Evita etiquetarse a ti mismo/a de estúpido o de incapaz. 


— Piensa que cada examen es una oportunidad de aprender. 
— Rechaza cualquier creencia de que los exámenes son experiencias definitivas e irrevocables. 
— No dejes de decirse cosas optimistas a ti mismo/a. 
— Estudia los papeles de los exámenes anteriores para mejorar tu técnica. 
— Aumenta tu motivación vinculando tus exámenes actuales con tus objetivos futuros. 
— Considera tus éxitos pasados, y date cuenta de que con la preparación y el trabajo apropiados se seguirán
produciendo resultados similares.

PREPARARTE EN VÍSPERAS DEL EXAMEN

PREPARARTE EN VÍSPERAS DEL EXAMEN

Aunque el mejor momento para pensar en prepararse para sus exámenes es el primer día del curso, la mayoría de
los estudiantes probablemente empezará a preocuparse seriamente de la realidad de los exámenes que se
avecinan entre las cuatro y seis semanas anteriores a que comience el período de exámenes. 

Podrás ver el horario de los exámenes en el tablero de anuncios o los profesores mencionarán los temarios que
están preparando para los exámenes. Con independencia de cuál sea el estímulo, es probable que reacciones
rápidamente y te pongas a contar el número de semanas, de días o (no lo quiera Dios) de horas que faltan para
que empiecen los exámenes. Si eres uno de esos estudiantes que lo has dejado todo para que la providencia haga
milagros, deberías dedicar unos cuantos ratos a la oración fervorosa, porque vax a necesitar todos los focos de
ayuda que pueda conseguir.

Para los estudiantes con experiencia, esas semanas, días y horas finales son momentos significativos. Tal vez
puedas reconocer algunos de tus comportamientos habituales entre los siguientes: 

—  Tu forma de vida, generalmente tranquila, se acelera vertiginosamente y encuentras que tiene dificultades
para sentarte tranquilamente a estudiar. 
—  Experimentas una pronunciada aceleración de tu ritmo cardíaco y respiratorio. 
—  Cada vez que tu vista tropieza con el rimero de apuntes y otros materiales de estudio que necesitas repasar,
empiezas a sentir que tu cerebro se ha convertido en una masa de fideos cocidos. 
—  El tiempo pasa rápido y se produce el pánico.
—  Pasas precipitadamente de una asignatura a otra sin adquirir una comprensión clara y firme de ningún
tema. 
—  Tus amigos te han aconsejado que te pongas a empollar como un loco, pero te das cuenta de que no sabes
por dónde empezar y qué temas sacrificar. 
—  Te das cuenta de que tus amigos siempre parecen estar más seguros y mejor organizados en la mañana del
examen. 
— Frecuentemente entras en la sala de exámenes con una actitud negativa. 
 

Si has tenido ya algunas experiencias con los exámenes, varios de los puntos que acabamos de enunciar
probablemente te resultarán familiares. Cuando piensas en el período de repaso antes de los exámenes,
realmente te estás enfrentando a la cuestión de cómo utilizar de la manera más provechosa el tiempo que te
queda. Digamos que tienes seis semanas antes de acudir a los exámenes. Este tiempo va a pasar a toda velocidad,
por lo que es imperativo poner su repaso a toda marcha, tan deprisa como sea posible. Existen varios métodos de
tiempos y organización que deberías utilizar para que puedas obtener el mayor provecho de tu tiempo de
estudio. 

Rompe la barrera del tiempo 


Primero organiza tu repaso en varios y diferentes planes de tiempo. Es decir, prepara un plan de estudios semanal
para cada una de las últimas semanas, un plan diario para cada uno de los días y finalmente un plan de la sesión
de estudios que vas a hacer en las horas inmediatamente siguientes. Con estos tres planes de tiempo, podrás
observar cómo progresas cada día con relación a la tarea total. Cada hora cuenta, una rápida mirada a tu actual
«plan de batalla» reforzará la necesidad de tener tu mente centrada en la tarea y continuar adelante con tu
repaso. 

El segundo paso es dividir el tiempo disponible entre tus tareas de estudio. Digamos, por ejemplo, que tienes que
preparar cuatro exámenes de la misma importancia y que quieres mirar tus apuntes y otros materiales de cada
asignatura unas cinco veces durante las seis próximas semanas. En una ficha, pon seis columnas verticales, una
para cada semana. En el margen de la izquierda pon verticalmente las cuatro asignaturas que vas a repasar. Traza
una flecha para cada asignatura a lo largo de las columnas de las semanas para marcar dónde planeas haber
acabado el primer repaso de sus apuntes. 

Los objetivos dependerán de la cantidad de materia que tengas que cubrir y la dificultad de la asignatura. Cuenta
con que el primer repaso llevará mucho más tiempo que los otros. La quinta y la sexta vuelta a sus apuntes
podrías necesitar solamente una hora o así, tal vez en la misma mañana del examen. 

Una inspección de la ficha muestra que existen considerables diferencias entre las asignaturas respecto a la
cantidad de tiempo necesaria para el primer repaso de los apuntes. Como se ha reseñado anteriormente, el
tiempo de repaso variará de acuerdo con la complejidad de la materia, la cantidad de interés que el estudiante
tenga en esa asignatura y, desde luego, de la cantidad de tiempo que quede para el repaso. La característica
importante del sistema de ficha es que reservas el suficiente tiempo para el primer repaso de las asignaturas
difíciles mientras todavía tienes suficiente tiempo para mirar tus apuntes de las otras asignaturas. El tiempo es
ciertamente limitado y tendrás que ser muy cuidadoso acerca de cómo lo utiliza. Recuerda, el principal objetivo es
leer los apuntes varias veces (hasta cinco para mayor confianza) antes de que entres en la sala de exámenes. 

Una vez que hayas organizado los períodos de tiempo para tu primer repaso, es esencial determinar sus objetivos
para cada asignatura. Para hacerte una idea lo más exacta posible de cada asignatura consulta el programa de
estudios, si lo hubiera. De este modo podrías hacer una lista de las principales áreas de interés o importancia en
cada una de las asignaturas. Si no dispones de un programa de estudios, ni puedes conseguirlo inmediatamente,
echa una ojeada a tus apuntes y divídalos en secciones lógicas. 

Estas divisiones seccionales pueden funcionar como sub-objetivos hacia los que puedes enfocar tus estudios
diarios. Es muy importante que sepas lo que intentas hacer, y cuánto tiempo esperas dedicar a cada tarea, cada
vez. En otras palabras, tu trabajo diario debería ser específico en lo que concierne a tareas y tiempos. Si te pones
a trabajar con el objetivo genérico de «repasar un poco», te robas a ti mismo/a un valioso incentivo —la
sensación de logro cuando tienes éxito en alcanzar tu objetivo específico. Adicionalmente, el objetivo nada
específico de «repasar un poco» te permite aflojar en sus esfuerzos. A los primeros síntomas de cansancio
cederás a la inclinación de dejarlo para el próximo día, aunque hayas hecho muy poco. 

Casi todos los estudiantes saben cuándo están funcionando al máximo de eficacia. Hay personas que prefieren
trabajar por la mañana mientras que otros se dan cuenta de que son más eficientes por la noche o por la tarde.
Dado que probablemente vas a estudiar a cualquier hora disponible en estas semanas anteriores a los exámenes,
te convendrá determinar qué asignaturas vas a estudiar en tus horas altas y cuáles en tus horas bajas. En vez de
planearlo con mucha antelación, dedica algo de tiempo al principio de cada día a planificar tu jornada de trabajo.
Tu disposición de ánimo ese día puede ser un factor que afecte a tu eficiencia en los estudios. Si te sientes
decaído, piensa en comenzar con una asignatura de mucho interés para que te ponga en marcha. Cuando hayas
adquirido algo de inercia, céntrate en una de tus asignaturas de menos interés. Sé flexible y adaptable, pero
mantén el proceso de repaso en constante progreso. El tiempo continúa pasando y el examen cada vez está más
cercano, por minutos.

Si tu tiempo es muy limitado, por ejemplo cinco días, necesita evitar toda pérdida de tiempo y dedicar todo aquél
de que disponga a los temas en los que puedas conseguir más puntos. Es decir, concentrarte en aprender bien el
material que es importante para el curso y que no sea difícil de aprender. Probablemente tendrás que
desentenderte del material y los temas difíciles que necesiten un tiempo considerable para aprenderlos y
entenderlos. Tratar de aprender un concepto muy complejo cuando podía estar consolidando material más
sencillo es una pérdida de puntos. Pregúntate a ti mismo/a dónde es más probable que consigas más puntos y
concentra allí tus esfuerzos. Cuando el tiempo es escaso debes ser rígidamente selectivo en lo que haces. 

En resumen, el tiempo puede ser la influencia que más presión ejerza en estas últimas semanas,
lamentablemente escasas. No te agobies por los días y las horas que pasan como exhalaciones: haz que el tiempo
trabaje para ti. 

—  Ten un plan de acción para cada semana, día y hora. 


—  Estructura tu repaso de manera que cada sección tenga una tarea y un tiempo específicos: sabes
específicamente lo que tienes que hacer en la cantidad de tiempo establecida. 
—  Utiliza los períodos altos y bajos de tu jornada de estudio para adquirir y mantener inercia.

"EMPOLLAR" A ÚLTIMA HORA

"EMPOLLAR" A ÚLTIMA HORA

El atracón de última hora, vivencia familiar aun para el estudiante más experimentado, debe considerarse como
un último recurso y en modo alguno como una etapa planificada de la preparación de los exámenes. 

Tal como se ha mencionado con anterioridad, el estudiarlo todo de prisa y corriendo impide el aprendizaje
concienzudo y puede dar como resultado una total confusión en el examen. Habiendo visto el lado negativo, el
proceso parece ser ocasionalmente necesario y por lo tanto se debe prestar algo de atención a la forma de
empollar lo más efectivamente posible. 

El elemento más importante a la hora de empollar con eficiencia es mantener tu mente centrada en la tarea de
repaso. El hecho de que estés haciendo un ataque de última hora a tus apuntes es posible que propicie una
vivencia anticipada del inminente desastre. Permitir que las dudas y los temores invadan tu concentración no son
más que ganas de provocar una pérdida de tiempo valioso. Admite su situación: «Sí, tengo que estudiar
intensivamente muchas materias en muy pocas horas, y con preocuparme sólo voy a conseguir perjudicarme.
Ahora a trabajar.» 

A pesar de tu comienzo optimista, no podrás evitar que algunas preocupaciones acaben por colarse a escondidas
en tu esfuerzo por aprender. Si éste es el caso, levántate y vete momentáneamente de tu mesa, respira profunda
y lentamente y vuelve a tu estudio. Estar de pies y respirar profundamente —asegúrate de que lo haces
lentamente, ya que respirar rápido puede ponerte más tenso y más nervioso—- interrumpirá los pensamientos
negativos. 

Refuerza tu ataque positivo a tu repaso escribiendo en una tarjeta las palabras «¡Puedo hacerlo!».  Pon la tarjeta
enfrente de tus libros y apuntes, de manera que puedas ver las palabras cada vez que levantes la vista. 

Tómate frecuentes pero cortos descansos de tu estudio, ya que de otro modo la fatiga física y mental podría
empezar a mermar tus facultades. Mientras tratas de absorber una gran cantidad de información, tu mente
necesitará estas breves pausas de manera que puedas mantener el ritmo. Solamente el levantarte de tu mesa,
andar alrededor de la habitación varias veces y sentarte de nuevo puede ser suficiente descanso. 

Céntrate en los puntos más importantes de tu repaso. El tiempo es muy limitado, y tendrás que ser muy práctico
al establecer de qué manera lo vas a gastar. No hay tiempo para aprender detalles pequeños o triviales. A última
hora, ya es suficiente con que trates de repasar y dominar las ideas y conceptos centrales de tus apuntes, al
tiempo que tratas de prever las posibles preguntas del examen. Cualquier pequeña ventaja que puedas conseguir
en este punto le ayudará. 
Sigue escribiendo los puntos más importantes a medida que vayas leyendo tus apuntes. El proceso de escritura te
ayudará a fijar las ideas en tu mente y la actividad de escribir puede ayudarte a disipar algo de la energía nerviosa
que pueda acumularse. 

Lee sólo los dos primeros y los dos últimos párrafos de cada capítulo seleccionado, si tienes que volver a los libros
de texto. Leyendo unos pocos párrafos finales del capítulo encontrarás resúmenes que te permitirán ahorrar
tiempo. Recuerda que leer palabra por palabra lleva mucho tiempo. La nocheantes del examen no es momento
de ponerse a perder un tiempo valioso. 

Busca las cinco ideas más importantes en cada lección. Lee todo el rimero de apuntes, escribiendo en una hoja
aparte las ideas más importantes. No te metas en detalles o matices innecesarios. Según vayas extrayendo estas
ideas de los apuntes, busca temas y asociaciones comunes que pueden ser el centro de una pregunta de examen. 

Ten cuidado con los estimulantes como el café, té y pastillas para estar despierto. Probablemente te darás cuenta
de que tu sistema nervioso está hiperactivado, y la última cosa que necesitas es estimularlo todavía más.
Demasiada cafeína en tu cuerpo en estas tensas condiciones de estudio forzado puede producir efectos
negativos: manos temblorosas, fallos en la concentración, cansancio y numerosos viajes al cuarto de baño. 

Conoce tus hábitos de sueño. Un rápido sueñecito a las tres de la madrugada ha sido la perdición de muchos
estudiantes de sueño profundo. En condiciones de extremo cansancio intentar un rápido sueñecito puede
extenderse a un sueño mayor, incluso hasta el límite de seguir dormido a pesar del campanilleo del despertador.
Los supervisores de exámenes con años de experiencia podrán recordar muchos incidentes protagonizados por
estudiantes medio dormidos que entraron precipitadamente en la sala de exámenes bastante después de que
éstos empezaran. 

Si quieres echarte un pequeño sueñecito después de una larga noche de estudio, toma alguna medida especial
para levantarte a tiempo. Haz que un amigo o un familiar controle si te has levantado o pida que te hagan una
llamada por teléfono para que te levantes. 
Una nota final acerca de la última noche. Desafortunadamente no existen atajos fáciles para aprender el montón
de apuntes de todo un año durante la noche anterior al examen. Probablemente la decisión más crítica que
tengas que tomar es cuánto puedes resistir sin dormir. Es importante reseñar que puedes aguantar varias horas
sin dormir la noche antes del examen sin sufrir ninguna pérdida importante de capacidad mental en el examen.
Lo más importante es cumplir los objetivos que te hayas establecido para esa noche: si te vas a la cama con la
satisfacción de haber hecho todo lo que podías, estarás en disposición de tener bastante con un corto período de
sueño.

LA MAÑANA DEL EXAMEN

LA MAÑANA DEL EXAMEN

Muchos estudiantes afirman que un repaso de sus apuntes a primera hora de la mañana del examen es muy
provechoso. El propósito de este repaso por la mañana es simplemente echar una ojeada a los conceptos y las
ideas de manera que los términos importantes estén frescos en tu mente cuando entres en la sala de exámenes a
las pocas horas. 
Por más que tu mente esté preocupada con el examen y el repaso, es importante no pasar por alto el desayuno.
Incluso en el caso de que seas del tipo de personas que sólo desayunan una tostada y una taza de café o té,
deberías pensar en tomar un desayuno más substancioso en las mañanas de los exámenes. Tu cuerpo necesitará
la alimentación suficiente para soportar durante dos o tres horas una frenética actividad mental. Tu mente
deberá estar mucho más activa que en los días normales y tu cuerpo necesitará reservas adicionales de energía
para soportar la tensión anímica que probablemente experimentarás. 

Desde luego, un estómago adecuadamente lleno evitará la embarazosa situación de que «te suenen las tripas» si
tu comida de antes del examen ha sido demasiado ligera. 

Un factor crucial al que los estudiantes dan poca importancia es el tiempo que les cuesta llegar al lugar del
examen. Muchos habrán estado haciendo estos viajes durante los días laborables del curso y sabrán muy bien
qué distancia hay y cuánto tiempo necesitan. Sin embargo, es extraño con qué frecuencia las cuestiones más
rutinarias se vuelven extraordinariamente difíciles en los días de los exámenes. Habiendo aconsejado a muchos
estudiantes angustiados en esas ocasiones, puedo atestiguar la inusitada frecuencia con que los accidentes de
tráfico y los acontecimientos más inauditos persiguen a los estudiantes en su camino al examen. Para poder
afrontar sin agobios lo inesperado, asegúrate de que te tomas más tiempo de lo normal para llegar allí. 

Si tienes la mala suerte de tener un accidente o experimentar un trastorno significativo, o si estás enfermo,
asegúrate de contactar con los responsables del examen. Si el examen es grande y particularmente importante
para ti, deberías considerar el obtener los documentos demostrativos del hecho, por ejemplo, un certificado
médico o un parte del accidente de la policía. Los responsables del examen seguramente habrán tomado alguna
medida en previsión de estas circunstancias especiales a la hora de evaluar y calificar tus resultados. 

Cuando llegues frente a la sala de exámenes, probablemente encontrarás un montón de estudiantes,


evidentemente nerviosos. Algunos estarán manoseando un manojo de apuntes, otros estarán hablando con
fingida confianza y otros estarán riéndose a carcajadas con una actitud despreocupada. Es mejor evitarlos a
todos. Estos últimos minutos es mejor pasarlos uno solo, en paz y tranquilidad.

Trata de encontrar una sala cercana donde te puedas sentar y tal vez leer tus apuntes a tu aire. Si entrara otro
alumno y te distrajera de tu concentración previa al examen, encuentra la forma de marcharte discretamente o, si
esto es imposible, trata de evitar preguntas que te aparten de tus pensamientos. 

Finalmente llegará la hora en que se abrirán las puertas de la sala de exámenes y se indicará a los estudiantes que
entren. De nuevo domínate y entra a la sala con una actitud optimista. Si te dejan elegir el sitio que quiera, opta
por uno en el que no te distraigan otros estudiantes que sepas que son inquietos y ruidosos (señales muy
frecuentes y audibles, toses nerviosas o repiqueteo con los pies). Piensa también en los rayos del sol y el calor y
cualquier otro factor ambiental que pueda afectar a tu comodidad. Piensa que estarás sentado durante muchas
horas y que te conviene estar lo más cómodo posible.

Resumen 
En las últimas semanas antes del examen, el tiempo será el factor más importante con el que tendrás que
competir. Tu preparación durante este período puede mejorar mucho si aplicas las siguientes estrategias:

—  Haz planes de estudio semanales, diarios y de sesiones horarias de estudio. 


—  Ten en cuenta las diferencias en la complejidad e interés personal de cada asignatura cuando planees tus
esquemas de repaso. 
—  Asegúrate de que cada objetivo de estudio representa una tarea y un tiempo específicos. 
—  Distribuye tu tiempo en proporción a la importancia de las asignaturas y a los puntos que puedan obtenerse
en cada una. 
—  El empolle de última hora es sólo un último recurso. A todas luces es preferible el estudio regular y
programado. 
—  Toma medidas activas para evitar las preocupaciones que te impiden estudiar. 
—  Planea el hacer pausas en el estudio para descansar la mente, pero sé disciplinado con su duración. 
—Asegúrate de detectar los puntos más importantes en tu repaso, y aprenderlos muy bien. 
—  Toma un desayuno substancioso los días de los exámenes. Sal pronto de tu casa camino del lugar de examen
para llegar a tiempo, aunque haya problemas de tráfico u otros acontecimientos imprevistos. 
—  Si estás enfermo o tiene otros problemas en el día del examen, consigue la documentación que lo demuestre
para presentar a los responsables del examen. 
—  Evita que te molesten o te acosen fuera de la sala de exámenes. Sepárate de la multitud para mantener toda
la calma que sea posible. 
—  Entra en la sala de exámenes con una actitud positiva, y busca un lugar donde sentarte que te produzca la
menor cantidad posible de distracciones durante el examen.

PARA HACER BIEN EL EXAMEN

PARA HACER BIEN EL EXAMEN

El tan esperado día ha llegado. Después de mucho sudor y arduo trabajo tendrás la oportunidad de demostrar
todo lo que sabes de los diferentes temas que has estado estudiando con tanto interés durante las semanas
pasadas. Con un buen desayuno entre pecho y espalda y mucho tiempo para llegar al sitio donde se van a
celebrar los exámenes, das comienzo al día del examen. Mientras vas de camino tu mente puede estar dando
vueltas a algunas de las siguientes preocupaciones que se relacionan con todo lo concerniente a lo que te falta
por hacer para rematar bien tu examen. 

Espero que puedas encontrar un sitio donde aparcar cerca del colegio. 

—  ¿Está el sector F, donde está la sala de exámenes, al final del edificio principal o está entre los edificios
temporales nuevos? 
—  ¿Tendré de nuevo esas sensaciones de pánico, como me pasó el año anterior? 
—  Espero que no me distraiga otra vez una zarabanda de ruido similar a la que organizaron los albañiles el año
pasado, cuando se pusieron a reformar las aulas de arriba precisamente los días de los exámenes. 
—  Las hojas de respuestas informatizadas pueden resultar confusas. Me pregunto si nos las volverán a
presentar este año. 
—  Tengo que estar seguro de haber leído las instrucciones cuidadosamente, de manera que no vuelva a
contestar las preguntas que no me corresponden, como hice la vez anterior. 
—  Trataré de descansar la mano más a menudo, de manera que mi escritura no se deteriore tanto.

Tal vez los pensamientos sugeridos arriba parezcan una zona de desastre en potencia para el examinando que
está a punto de enfrentarse al cuestionario de su examen. Sin embargo, las cuestiones son importantes y
ciertamente merecen su atención. Los días de exámenes tienen más importancia que la mayoría de los días de su
curso académico, así que le convendrá estar lo mejor preparado posible, tanto académica como prácticamente.
Esta sección se centrará en algunas de las cuestiones que merecen toda tu atención y consideración antes y
durante los exámenes. 
 

Verifica dónde se celebrarán los exámenes 


Tal como se sugiere más arriba y se ha mencionado brevemente con anterioridad, es muy importante averiguar la
localización exacta del lugar donde se celebrarán sus exámenes. En algunas grandes instituciones docentes, sus
exámenes se pueden celebrar en lugares que no sean conocidos para ti. Cuando hayas consultado el horario de
exámenes, tómate el tiempo necesario para localizar los lugares exactos donde se vayan a celebrar cada uno de
tus exámenes.

No sólo deberás encontrar los edificios, sino también las aulas precisas. A pesar de la buena fama de planificación
y orden lógico que tienen las instituciones docentes, es bastante normal encontrarse con que las aulas no siguen
necesariamente el orden numérico, o que los edificios se identifiquen sólo por un nombre. No esperes hasta la
mañana de un examen para desembrollar en tu mente un lío de mil demonios a cuenta del lugar a donde tienes
que ir a examinarte. 
 

Horario de registro 
Dependiendo del tipo de examen al que te presentes, necesitarás estar seguro/a de la hora correcta de llegada.
Para los exámenes particularmente largos, podría haber una hora específica de llegada que permita el registro de
los examinandos. Puede sonar a indebidamente complicado y potencialmente paranoico, pero en algunos
exámenes tales como los destinados a seleccionar candidatos que trabajarán en el extranjero, el proceso de
registro puede implicar la revisión de pasaportes e incluso de muestras de la escritura manual de cada aspirante.
Es importante llegar a la hora especificada para no sentirse agobiado y por lo tanto propenso a inquietarse. 
 

El sitio donde sentarse 


La cuestión del sitio donde sentarse en la sala de exámenes ha surgido brevemente en la sección anterior, pero
como pasarás un tiempo considerable en el sitio del examen, la cuestión necesita un análisis más amplio ahora. Al
entrar en la sala de exámenes, o bien se te puede asignar un sitio o se te permitirá que elijas el que quieras. Si
este último es el caso, pueden ser oportunas varias consideraciones. 

Primero, si te has dado cuenta que en exámenes previos te han distraído mucho los examinandos que estaban
sentados a tu alrededor, puede que te convenga elegir un sitio en las primeras filas de la sala de exámenes.
Aunque tendrás otros examinandos a tu lado, la mayoría de ellos estarán detrás de ti. El único problema de
sentarse en la primera fila de la sala de exámenes es que podrían distraerte los supervisores que generalmente
andan paseando por la clase. 

Una vez que hayas decidido si prefieres un sitio al frente o en algún otro lugar más retrasado de la sala, tendrás
que considerar seguidamente el factor temperatura. Si tienes que hacer sus exámenes en los meses calurosos,
ten en cuenta dónde están las ventanas y el ángulo del sol. Si ya hace calor en tu clase cuando entre, se puede
generar todavía más temperatura cuando esté llena de estudiantes. Por lo tanto, evita los sitios en los que esté
expuesto al sol. Si te asignan un sitio en el que pega el sol, pregúntale al supervisor si se pueden correr las
cortinas o bajar las persianas para aliviar tanto el calor del sol como la intensidad de la luz, acaso demasiado
fuerte. 
Del mismo modo que los accidentes familiares parecen ocurrir más frecuentemente en los días de exámenes,
también los trabajadores del ayuntamiento parecen elegir estos días para levantar el pavimento de fuera de la
sala de exámenes. Tratar de disuadir a un equipo de trabajadores del ayuntamiento de que hagan el trabajo que
se les haya establecido para ese día es una tarea inútil. Si tienes la mala fortuna de enfrentarte a esta situación,
parece que su único recurso es cerrar las ventanas y bajar las persianas o correr las cortinas para disminuir el
ruido todo cuanto sea posible. Si el ruido es la máxima distracción, menciona tu preocupación a los supervisores.
En los grandes exámenes, es normal que los supervisores tengan instrucciones de informar de este tipo de
irregularidades al centro administrativo.

IDENTIFICACIÓN EN LAS HOJAS DE EXAMEN

IDENTIFICACIÓN EN LAS HOJAS DE EXAMEN

En los exámenes en los que se utilizan hojas de respuestas informatizadas, se da un tiempo al comienzo del
examen para que los examinandos completen las casillas de identificación. Para completar este procedimiento
íntegramente se te pedirá que pongas el número de registro (si era necesario un registro previo para tener acceso
al examen). Asegúrate de que lleva consigo la hoja de registro cuando salga de casa para el examen. 

Además del número de registro que se te puede pedir que anotes, probablemente tendrás que dar tu nombre y
otros datos, como el nombre correcto de tu curso académico, tu afiliación institucional, tu fecha de nacimiento, el
número del centro de exámenes y la fecha.

Todo el proceso puede ser confuso y la cuestión no se hace más fácil si hay que contestar en cuadrículas
numéricas y alfabéticas. El principal problema del que hay que librarse es el de rellenar la letra correcta pero en
una columna equivocada. Esto es más probable que ocurra en la cuadrícula numérica ya que muchos
examinandos piensan que el cero es el último número en las columnas verticales en lugar del primero. Dado que
es más probable que te identifiquen primero por tu número de estudiante o de registro, anotar un número
incorrecto puede causar todo tipo de dificultades. Siempre te será conveniente comprobar que has rellenado las
letras y números correctos después de que hayas completado las cuadrículas. Si hubieses cometido un error
asegúrate de borrarlo completamente y rellenar el espacio correcto.

 
Lectura de las instrucciones del examen 
Un paso crítico para cualquier examen es leer y releer las instrucciones. Releer las instrucciones no es, bajo
ningún concepto, una pérdida de tiempo. Muchos alumnos se han puesto a trabajar en sus papeles de examen,
tras una ligera lectura de las instrucciones, para descubrir demasiado tarde que habían cometido un error
fundamental en la forma de rellenar el examen. 

Recuerdo vívidamente un examen de filosofía en el que respondí frenéticamente dos preguntas largas de las tres
que se presentaban en el cuestionario y luego seguí con las preguntas de respuesta corta o de elección entre
respuestas predeterminadas. Al salir del examen pude darme cuenta, por lo que me dijeron mis compañeros, de
que sólo era necesario responder a una de las tres preguntas largas que se daban. Los veinte o treinta minutos
que pasé escribiendo párrafo tras párrafo en la pregunta que hice de más, los podía haber dedicado a contestar
con más calma las preguntas de respuesta corta y las de elección entre respuestas predeterminadas Desde luego
no recibí ningún punto extra por la respuesta adicional. En cualquier caso el que lo corrigió se quedaría un poco
perplejo. Pensando en ello, la razón de que hubiera cometido ese error estribaba en que estaba acostumbrado a
contestar dos de las tres preguntas largas presentadas en los exámenes previos que las incluían. Las instrucciones
de que sólo había que hacer una me debieron de pasar inadvertidas, porque yo no las esperaba.

La moraleja de esta experiencia es que hay que leer las instrucciones por lo menos dos veces y muy
cuidadosamente. Otro punto: da siempre la vuelta a la hoja de preguntas, para ver si siguen por detrás (los
estudiantes a menudo restringen su gama de elección porque no hacen esto). 
 

Tiempo de lectura 
A continuación de los trámites iniciales, en algunos casos les darán un poco de tiempo para leer las preguntas del
examen. Durante este período generalmente no se permite escribir nada a los estudiantes. Se pretende que en el
tiempo de lectura lea las preguntas y pueda pensar las respuestas. Sin embargo, la exposición inicial a las
preguntas del examen puede producir reacciones bastante fuertes en tu mente. Imagínate que lees la primera
pregunta y compruebas que trata de un tema que pensaste que no era muy importante y por lo tanto lo trataste
muy por encima en su repaso. ¿Qué tipo de sensaciones es probable que se produzcan en tu mente? Tal vez un
miedo cerval, si no es un terrible pánico. Muchos estudiantes se pueden poner extremadamente nerviosos y
comenzar a entretener su mente con los pensamientos del fracaso inminente. Antes de que se te llene la cabeza
de pensamientos tenebrosos, pasa a la siguiente pregunta. Aquí podrás encontrar mejor ocasión de que tu
preparación se vea adecuadamente recompensada. 

Habiendo leído las instrucciones y las preguntas del examen, puedes establecer su plan de ataque. Sabiendo el
número de preguntas y su enfoque, y tal vez el diferente valor en puntos de cada una, puedes repartir entonces
tu tiempo y tus prioridades.

ASIGNACIÓN DEL TIEMPO

ASIGNACIÓN DEL TIEMPO 

Asignar su tiempo a las secciones o preguntas más importantes del cuestionario sólo lleva uno o dos minutos y es
una tarea muy sencilla de realizar, pero algunos candidatos se saltan este paso crítico en su intento de comenzar
a escribir. Muchos de estos estudiantes son los que en el último minuto del examen escriben notas para los que
los corrigen («Me quedé sin tiempo y no pude terminar esta pregunta»), y verdaderamente no consiguen punto
alguno con hacerlo. Forma parte del proceso del examen ser consciente de la manera en que se emplea el
tiempo. Por lo tanto, dedique un minuto o dos a organizarse al comienzo del examen. 

¿Cómo repartes tu tiempo en un examen? Corno principio básico, necesitas obtener puntos con el material que
sepas. Imagínate cuál sería tu frustración si trabajaras en las preguntas de un examen en el mismo orden en que
aparecen y te encontraras con que no tenías suficiente tiempo para hacer la última pregunta, que se refería a un
tema que sabías particularmente bien. Para evitar que se produzca esta situación, debes hacerte, al principio del
examen, una idea del orden en el que tratarás de hacer las preguntas. El orden debe tener en cuenta dos criterios
importantes: tu conocimiento de las preguntas y el valor en puntos de cada una de ellas. Habiendo decidido
cuánto tiempo piensas dedicar a cada respuesta, está en tus manos ceñirte al plan. Recuerda, es bastante mejor
haber escrito un poco en respuesta a cada pregunta que presentar una sola respuesta casi perfecta y dejar el
resto vacías. 

Otra consideración que sería pertinente respecto a su distribución del tiempo, es tu posible preferencia por las
preguntas de respuesta larga, corta u optativa entre las varias que le formulen. Algunos estudiantes comentan
que al reconocerse francamente torpes a la hora de redactar las respuestas largas que exigían algunas preguntas,
dedicaron tanto tiempo a esa parte del examen que, consecuentemente, no tuvieron tiempo suficiente para
responder a las preguntas para las que había que elegir una respuesta entre las varias propuestas. De nuevo,
asegúrate de que obtienes puntos con los temas que dominas. La siguiente sección comentará los diferentes tipos
de preguntas de examen. 

Una consideración más que has de tener presente cuando planees tu ataque, es el cansancio y «el calambre del
escritor». Si tienes que contestar varias preguntas que exigen respuestas largas y también una serie de preguntas
que sólo exigen marcar una de las respuestas predeterminadas, sería conveniente que hicieras primero una o dos
respuestas largas, luego la sección de respuestas optativas y finalmente terminar con el resto de las respuestas
largas. De esa manera, la mano te descansará un poco en el medio del examen. No sólo te descansará la mano, si
no que tu mente también se beneficiará de pasar de la tarea más creativa de redactar las respuestas largas a la
función más directa de decidir cuál de las varias respuestas es la más acertada.

En general, marcarse un cambio de ritmo durante los exámenes es una buena idea. Mantenerse durante bastante
tiempo en la misma tarea mental puede dar como resultado un cansancio indebido. 
Una cuestión final que es digna de mención. En algunos grandes exámenes públicos, puede existir la prohibición
(o alguna restricción) de volver a las partes del examen ya hechas. Las instrucciones deberán especificar
claramente estas prohibiciones o restricciones. Asegúrate de escucharlas cuidadosamente y tenlas en cuenta al
planear cómo proceder en el examen. 
 

Pulcritud 
Tal como se dice arriba, después de varias horas de estar escribiendo, tu mano se puede cansar y deteriorarse tu
caligrafía. Mira alguno de los cuadernillos de respuestas de tus exámenes anteriores (si dispones de ellos) y
observa si tu escritura es legible. Si tu escritura es indescifrable (puede que te convenga que un amigo te dé su
opinión), practica la escritura durante largos períodos para acostumbrar los músculos de la mano. ¿Te puedes
imaginar a un corredor de maratón que no dedique el suficiente tiempo a la preparación de sus músculos? La
situación análoga es aplicable a los músculos de la mano de los que han de completar un examen. 
La razón de mejorar tu caligrafía es bastante simple. La escritura clara y legible puede hacerte ganar puntos. La
mayoría de los que corrigen exámenes tiene que leer uno tras otro y si se enfrenta a una serie de respuestas casi
indescifrables, el puntuador es probable que no sea condescendiente con la situación del cansado examinando.
Haz la situación tan fácil para el puntuador y tan beneficiosa para ti como puedas. 
 

Comprobación de tus respuestas  


Poco antes del final del examen, tómate unos pocos minutos para repasar tus respuestas con la finalidad de
corregir los errores ortográficos, poner la puntuación y los acentos que pudieses haber descuidado y, en general,
ordenar un poco tu examen. Si has utilizado una hoja de respuestas informatizada, asegúrate de que no dejas
ninguna marca, ya que esto podría ser interpretado como una respuesta por la máquina de puntuación. De
nuevo, tomarse tiempo para rectificar los errores ortográficos y gramaticales merece la pena. Estos errores
pueden dar al examinador una impresión desfavorable de tus conocimientos y tus aptitudes. 
 

Resumen 
Es vital que rellenes correctamente la parte de identificación personal contenida en el cuadernillo de respuestas
del examen. A continuación, el tiempo de lectura brinda la valiosa oportunidad no sólo de ordenar tus ideas
acerca de las preguntas que exigen respuestas largas sino también de planear tu estrategia para el examen. 

Factores tales como la dificultad de las preguntas, la profundidad de tu preparación, los tipos de preguntas y los
límites de tiempo son consideraciones que no ha de pasar por alto. Para utilizar tu tiempo eficazmente, te debes
mantener en calma, organizado y disciplinado. Una estrategia bien planeada te ayudará a mantenerte en el
camino del éxito. 

El valor de muchas semanas de intenso trabajo puede verse comprometido por algunos contratiempos
infortunados el día del examen. Deberías seguir las siguientes sugerencias para asegurar el logro de los mejores
resultados: 

— Asegúrate de localizar el edificio y la sala donde se celebrará tu examen, antes del día de cada examen. 
— Llega con suficiente tiempo para poder cumplimentar los trámites de registro. 
— Si se te da opción, elige un asiento en la sala de exámenes que te proporcione la máxima comodidad y
minimice las distracciones. 
— Notifica al supervisor cualquier ruido u otra distracción significativa que pueda afectar a tu actuación. 
— Familiarízate con el formato y las instrucciones de las hojas de respuestas informatizadas (cuando sea el caso)
si son nuevas para ti. 
— Lee dos veces las instrucciones del examen y subraya cualquier palabra clave. 
— Aprovecha el tiempo de lectura para planificar el orden en el que responderás las preguntas. 
— Asigna tiempo a las respuestas y secciones del examen para maximizar sus puntos fuertes y asegurarte la
obtención de puntos a base del material que sabes bien. 
— Practica la escritura manual en condiciones simuladas de examen para mejorar la legibilidad de tu escritura, si
esto es un problema. 
— Corrige los errores ortográficos o gramaticales al final del examen.

CONSEJOS PARA LOS DISTINTOS 


TIPOS DE EXÁMENES

CONSEJOS PARA LOS DISTINTOS


TIPOS DE EXÁMENES

En tu condición de examinando, has de enfrentarse a la difícil tarea de abordar acertadamente una variedad de
tipos de examen. Tendrás que demostrar tu razonamiento lógico y capacidad creativa en una o más de las
respuestas largas, o mostrar con qué facilidad puedes condensar una serie de pensamientos lógicos en un párrafo
conciso, en una sección de respuestas cortas; o despachar limpiamente la sección de respuesta optativa entre las
varias que te proponen. 

Una idea equivocada, pero corrientemente aceptada por muchos de los examinandos, es que se suspende o
reprueba en los exámenes porque no se sabe la materia lo suficientemente bien. Saber la materia es importante,
pero más importante aún para aprobar los exámenes es la capacidad del candidato para pensar y razonar de una
manera lógica, clara y concisa. La expresión clara y concisa es obviamente más importante en exámenes cuyas
preguntas exijan respuestas largas que en pruebas consistentes en elegir una respuesta entre las varias que se
proponen a cada pregunta. Sin embargo, necesitarás una mente ciertamente clara y lógica para salir airoso del
empeño de contestar una compleja batería de preguntas de respuestas optativas. 
Esta sección tratará de los tipos más importantes de exámenes, incluyendo las respuestas largas, respuestas
cortas, respuestas optativas, falso o verdadero, y emparejamientos. 

Una variante reciente e interesante ha sido el examen a libro abierto. De buenas a primeras el no iniciado puede
pensar que el poder llevar al examen el libro y los apuntes lo convierte en «pan comido». ¡Nada de eso!
Finalmente, comentaremos la importante cuestión del examen de laboratorio.

Exámenes de respuestas largas (tipo ensayo) 


Escribir respuestas largas (prácticamente ensayos) en condiciones de examen ha sido un método tradicional de
valoración durante más años de los que la mayoría de los educadores quisieran recordar. La suposición en que se
fundamentan los exámenes cuyas preguntas requieren respuestas de tipo ensayo es que estar sentado en una
sala de exámenes durante dos o tres horas tirando de bolígrafo y estrujándose el cerebro, es una manera válida
de demostrar sus méritos académicos. Esto puede que sea cierto, pero también cabe que no lo sea. La realidad
es, sin embargo, que los exámenes cuyas preguntas exigen respuestas largas son muy comunes y hará usted bien
en prepararse concienzudamente para ellos. Esta sección presentará algunas directrices que te pueden servir de
ayuda para que tu actuación en este peculiar tipo de exámenes sea todo lo acertada que desearías. 
 

Lea e interprete la pregunta cuidadosamente  


La primera y más importante tarea al contestar una pregunta que exige una respuesta larga, de tipo ensayo, es
estar seguro de que entiendes lo que se pregunta. Esto podría parecer simple, pero la lectura superficial y la mala
interpretación de la pregunta ha sido la perdición de muchos examinandos. Para ayudarte a comprender lo que
se está preguntando específicamente, lee la pregunta, reléela y subraya las palabras clave. 
 

Subraye las palabras clave 


Las palabras clave en una pregunta de este tipo son los términos y conceptos temáticos sobre los que te piden
que escriba y las palabras operacionales que le dicen cómo debe hacerlo. La siguiente lista presenta alguna de las
palabras operacionales que puedes encontrar en preguntas cuyas respuestas sean del tipo «ensayo». 

— Analizar:  significa describir las ideas principales y sus relaciones, supuestos y significado. 
— Comparar:  significa mostrar los pros y los contras, o las similitudes y diferencias. 
— Contrastar:  significa comparar centrándose en las diferencias. 
— Criticar:  significa presentar una opinión basada en los pros y los contras. Criticar no significa necesariamente
condenar la idea. Es mejor presentar un razonamiento equilibrado que muestre tanto los puntos positivos como
los negativos. 
— Definir:  significa presentar el significado del término, generalmente de una manera formal. La inclusión de un
ejemplo siempre aclara la definición. 
— Describir:  significa presentar una imagen detallada y precisa de un hecho o fenómeno. 
— Discutir.  significa describir el hecho o fenómeno, pero incluyendo los aspectos positivos y negativos. En el nivel
universitario significa normalmente una discusión crítica, con mención de los supuestos y de la significación de
aquello de que se trate. 
— Valorar:  significa enjuiciar la opinión de alguien, citando sus aspectos positivos y negativos, sus ventajas y
desventajas, y las pruebas a favor y en contra. 
— Interpretar:  significa presentar el significado utilizando ejemplos presentando la propia opinión al respecto. 
Justificar.  significa presentar la base de un hecho o un fenómeino determinados y por qué usted piensa que es
así. Se le podrá pedir que presente pruebas con que respaldar sus puntos de vista y conclusiones. 
— Revisar:  significa presentar un resumen de las partes o aspectos más importantes y comentarlo críticamente
cuando sea apropiado. 
— Resumir:  significa presentar un breve sumario de los puntos principales junto con un comentario diciendo por
qué son importantes.

ESCRIBE TUS IDEAS INICIALES

ESCRIBE TUS IDEAS INICIALES

Habiendo leído la pregunta y habiendo subrayado las palabras clave, escribe inmediatamente todas las ideas que
Te vengan a la cabeza. No te preocupes por la calidad de esas ideas, limítate a tomar nota de ellas. El proceso es
similar albrainstorming  o generación acrítica de ideas, proceso para sacar ideas a la luz sin que importe su
calidad. En este paso lo que quieres es cantidad.

Organiza tus ideas


Después de hacer la generación acrítica de ideas sobre el tema del ensayo durante varios minutos, busca los
temas centrales o pensamientos de enlace que relacionen las ideas con el tema del ensayo. Presta particular
atención a lo que dicen las instrucciones: «discuta críticamente», «valore», etc...Te ayudarán a estructurar su
respuesta. 

Tomemos un ejemplo para dejar más en claro este punto. Imagínate que te han hecho la siguiente pregunta en
un examen de economía «Compare y contraste las teorías económicas de Marx y Keynes, con especial referencia
a la situación económica nacional durante los dos últimos años».

Habiendo puesto por escrito las ideas pertinentes de las teorías de Marx y Keynes, elige las que tienen
especialmente que ver con las condiciones económicas de los dos últimos años. Trata de organizar tus ideas
dentro una estructura sencilla y lógica, tal vez utilizando figuras geométricas otras formas gráficas que le ayuden a
su organización. 
 

Bosqueja tu respuesta 
El siguiente paso, muy importante, es tomarse unos cinco minutos y escribir el bosquejo de la respuesta. En el
párrafo introductorio acuérdate de presentar el tema y, también es importante, exponer a quien va a puntuar su
examen cómo vas a estructurar la respuesta.

Los siguientes párrafos tratarán de los puntos principales que usted tratas de establecer. Si tienes dudas respecto
a lo que debes decir, pregúntate a ti mismo/a cuáles son los cinco aspectos más importantes del tema y entonces
trata de unirlos dentro de algún tipo de estructura apropiada. Habiendo perfilado la introducción y el cuerpo de la
respuesta, dedica uno o dos párrafos al final para resumir tu razonamiento y presentar sus conclusiones. La
importancia de preparar un bosquejo antes de comenzar estriba realmente en que así se salva el problema de la
digresión, o propensión a desviarse del tema central de la respuesta. En un ejercicio de tiempo limitado como es
un examen, es crítico que planees tu respuesta y te mantengas centrado en tu objetivo. Asegúrate de que te
ciñesestrictamente  a tu distribución del tiempo. 
Escribe tu respuesta 
Sin perder de vista el reloj, te enfrentarás ahora a la tarea de escribir tu respuesta. Tal como se ha especificado
con anterioridad, cíñete a tu esquema de tiempos para que puedas contestar todas las preguntas. Cuando
escribas tus respuestas, recuerda estas pautas que pueden resultarte muy provechosas: 

— Ve directamente al grano.  En el primer párrafo, di al examinador lo que va a decir y cómo va a presentar tu
razonamiento. El párrafo introductorio que sigue podría ser apropiado para la pregunta de Marx y Keynes
mencionada con anterioridad: 

«Las teorías de Marx y Keynes han ejercido un permanente efecto en las condiciones económicas actuales. Este
ensayo presentará primero una breve sinopsis de las teorías marxistas y keynesianas y a continuación presentará
los aspectos positivos y negativos de cada teoría, especialmente en lo relacionado con los cinco fenómenos
económicos actuales: A, B, C, D y E. Cada uno de estos cinco fenómenos serán analizados críticamente, primero
con referencia a la teoría keynesiana y después a la teoría de Marx. La pregunta terminará con un comentario de
la teoría que parece tener mayor valor práctico para la situación económica nacional durante los dos pasados
años.» 

El examinador que lea el párrafo introductorio reaccionará bien, ya que la respuesta parece estar bien planeada y
organizada. Yendo directamente al grano y mostrando al examinador cómo va a desarrollarse el trabajo, crearás
una impresión más favorable. 

— Céntrate en los principales puntos que tratas de exponer.  Habiendo presentado tu razonamiento y la forma
en que lo vas a plantear, trata de exponer cada uno de tus principales puntos en un párrafo del cuerpo de tu
ensayo. Se puede presentar cada punto en la primera frase del párrafo correspondiente y las frases siguientes se
pueden utilizar para ilustrar y ampliar el punto. 

— Utiliza frases de unión.  Para ayudar al examinador a seguir tu exposición y razonamiento, es provechoso
utilizar frases de unión para hacer que la respuesta fluya más suavemente. Las frases de unión pueden servir
también como indicadores que adviertan al examinador de lo que ha acabado y de lo que va a comenzar. 
Toma, por ejemplo, la siguiente parte de una frase en el medio de tu respuesta: «Habiendo considerado los
fenómenos económicos actuales A y B, la situación presente C puede ser considerada como ...» La frase de unión
con que comienza este párrafo le dice al lector que usted ha terminado con los puntos A y B y que ahora vas a
exponer el C. Utilizando estas frases de enlace, facilitas el trabajo al lector y cuanto más fácil le hagas el trabajo al
examinador, mejor nota obtendrás en tu examen. 

— Utiliza el lenguaje del examinador.  Como se ha sugerido con anterioridad, tus notas no dependen sólo de lo
que sepas, sino también de la manera en que presentes tu ensayo. La preocupación de tu presentación puede
centrarse en varios niveles de tu ensayo: en la organización general de éste; en la estructura de sus párrafos; e
incluso en el nivel de las palabras que utilices para formar sus frases. ¿Suena esto demasiado pedante? Tal vez,
pero pregunta a alguna persona experta en marketing o publicidad y ella te confirmará la importancia que tiene el
lenguaje en la comercialización de un producto. En el presente caso, estás tratando de comercializar tu
respuesta. 

Una técnica seguida por los vendedores y los hombres de marketing más expertos es la adopción del lenguaje del
cliente durante la transacción. Este principio puede ser transferido del sector comercial a las torres de marfil de la
academia. Por ejemplo, si su examinador utiliza expresiones como «un análisis de los supuestos muestra  ...» o
«una valoración crítica de estas implicaciones sugiere  ...» o «la validez de la afirmación parece poco sólida
porque  ...» utiliza el mismo tipo de términos y frases en tus respuestas. Sé cuidadoso, no obstante, y evita llevar
este proceso demasiado lejos; el simple hecho de copiar el estilo de alguien no es una receta automática para el
éxito, y en algunos casos podría molestar al imitado. 

— Resume tu exposición utilizando frases de la pregunta.Al final de tu ejercicio, necesitarás resumir tu


exposición. Una manera provechosa de demostrar que no te has desviado del tema es utilizar expresiones
empleadas en la pregunta; así quedará claro para el examinador que has tratado el tema de una manera
organizada y convincente.

REPASA TU EJERCICIO

REPASA TU EJERCICIO 

Cuando hayas terminado de escribir tu respuesta, deberías releerla cuidadosamente para repasar las faltas
ortográficas y los errores gramaticales. También podrás descubrir frases ambiguas que puedan ser aclaradas
rápidamente. Asegúrate de que tu respuesta resulta clara y legible. La mejor respuesta de toda la convocatoria
puede valer de poco si es virtualmente indescifrable. Recuerda: tu examinador se enfrenta a la aburrida tarea de
leer muchos, muchos ejercicios. Si tu examen estuviese en el último montón y apareciera desordenado e ilegible,
imagínate cómo reaccionaría el examinador.

— Intenta contestar a todas las preguntas 


Haz todo cuanto puedas por escribir algo de todas y cada una de las preguntas, incluso si piensas  que no sabes
nada del tema de alguna pregunta. Muchos estudiantes cometen el error de abandonar demasiado pronto
cuando se enfrentan a una pregunta que parece rebasar su capacidad o comprensión. La pura verdad de la
cuestión es que no se podrás dar ningún punto a un espacio vacío. Incluso aunque no puedas substanciar con
hechos y detalles pertinentes un razonamiento contenido en la respuesta, haga una lista lógica de los puntos más
importantes que consideres aplicables. Podrás no obtener nada, pero un examinador compasivo o tal vez con la
vista nublada y fatigado, te dará unos pocos puntos por tu esfuerzo. Cuando se llega al recuento final, unos pocos
puntos son mejor que nada. 

— Ejercítate en redactar trabajos de examen 


En la sección anterior se ha puesto el énfasis en la necesidad de ser lógico en el pensamiento y organizado en la
manera de escribir. Estas son cualidades que mereces la pena tener, pero probablemente te estarás preguntando:
«¿Cómo puedo ser más lógico y más organizado en la redacción de mis exámenes, especialmente bajo la mirada
de los supervisores y la presión del tiempo?» La respuesta es: practicando.  Si tienes muy poca experiencia con los
exámenes, trata de leer ejercicios de exámenes de años anteriores, especialmente los escritos por buenos
estudiantes. Si no tienes posibilidad alguna de hacer estas consultas, trata de practicar tus técnicas de redacción.
Pide a un compañero de clase que te prepare varias preguntas. En una clase vacía escribe las respuestas con las
mismas limitaciones de tiempo y demás condiciones que tendrás en un examen real. Tu compañero te ayudará
todavía más si lees sus respuestas y le haces algún comentario constructivo al respecto.

El examen de respuestas cortas 


El examen de respuestas cortas puede variar desde la tarea de completar varias frases con frases cortas hasta la
de escribir varios párrafos sobre un tema específico. Interpretando literalmente el nombre de este tipo de
exámenes, el objeto es ser breve y conciso en las respuestas. Si se te pide que escribas varios párrafos cortos
sobre un tema, puedes ver el ejercicio como un mini-examen de preguntas largas. Aplica los principios
establecidos en la sección anterior pero limitando la cantidad de espacio que das a los ejemplos y al material
ilustrativo. El examinador quiere comprobar lo que sabes. así que ve derecho al grano y no divagues. 
 

El examen de elección entre respuestas  


En los últimos años se ha notado un notable incremento en el uso de los exámenes de respuestas optativas. La
popularidad de este formato está motivada, muy probablemente, por la facilidad de corrección y análisis de los
resultados utilizando hojas de respuestas informatizadas. Una vez que la colección de preguntas ha sido
preparada, presentada a los examinandos y contestada por éstos, el examinador puede sentarse y esperar que el
ordenador imprima los resultados. Parece fácil. pero el tiempo que se ahorra en corregir se gasta normalmente
en preparar preguntas y respuestas claras que no sean ambiguas. Desde el punto de vista del estudiante, las
preguntas de respuesta optativa entre varias propuestas puede provocar inquietud, miedo e incluso pánico.
Muchas de estas reacciones de los examinandos puede deberse a una preparación defectuosa. Sin embargo,
algunos estudiantes encuentran que el formato de preguntas con respuesta optativa es confuso y complicado.
Esta sección presentará algunas directrices que te ayudarán a prepararte y actuar de la mejor manera posible en
los exámenes de respuestas optativas.

PREPARACIÓN

PREPARACIÓN

La mayoría de los candidatos que han experimentado el rigor de los exámenes de respuestas optativas han
admitido que deben conocer los materiales de estudio muy profundamente. En contraposición al examen de
respuestas tipo ensayo en el que tienes una selección de preguntas y en el que puedes explicar tus ideas, el
examen de respuestas optativas es bastante más restrictivo y tajante. No hay oportunidad para la explicación: o
se está en lo cierto o equivocado. No existe término medio. 

Tu preparación para los exámenes de respuestas optativas es aconsejable organizarla sobre una base sistemática,
tanto diaria como semanal. Planifica muchos repasos de tus apuntes, hasta cinco o seis veces para retener los
hechos, cifras, fechas y conceptos en su mente. No es suficiente estar familiarizado con tus apuntes y tu material
de estudio; debes dominar el material lo suficientemente bien para escribirlo. Si no puedes escribirlo, no lo
dominas suficientemente bien. Te recordamos que podrás encontrar unos comentarios más amplios sobre cómo
puedes sistematizar tu repaso, en secciones anteriores. Además de dominar tu material de estudio, también
necesitarás saber todo lo que puedas del examen: 
número de preguntas, diferente extensión y valor de las diferentes secciones del examen, condiciones especiales,
etc. Consulta a tu profesor estas características del examen y pregunta qué tal fueron tus experiencias a los
estudiantes que pasaron anteriormente por este examen.

Para empezar 
Si el examen de respuestas optativas se presenta en una hoja de respuestas informatizada, se te pedirá
inicialmente que rellenes las casillas de identificación del examinando. 

El siguiente paso importante antes de comenzar a responder las preguntas es leer cuidadosamente las
instrucciones. Presta particular atención al formato de la hoja de respuestas para que no cometas el frecuente
error de contestar las preguntas en un espacio equivocado. Muchos estudiantes, al llegar al final de un examen de
respuestas optativas, se han dado cuenta de que les sobra una pregunta. Es decir, se dan cuenta de que, por
ejemplo, habían contestado la respuesta 80 en la casilla 81. Si descubrieras que se ha producido un error de estos
llama al supervisor y pregúntale qué puede hacerse. Acaso te ofrecerán la oportunidad de realinear las respuestas
después de que hayan sido recogidas al final del examen las hojas de preguntas y respuestas. 

Desarrollo del examen 


Para que puedas demostrar tu buena preparación, veamos unas pocas orientaciones que pueden ayudarle en tus
exámenes de respuestas optativas. 

—  Asegúrate de contestar todas las preguntas. 


—  Borra completamente cualquier error. 
—  Asegúrate de no marcar dos respuestas para la misma pregunta. El ordenador que las revisa está
programado para contar tal respuesta como incorrecta, automáticamente. 
—  Aun a riesgo de parecer repetitivo, asegúrate de que respondes a las preguntas en el espacio de
contestación correcto. 
—  Trabaja rápida pero cuidadosamente, y contesta primero las preguntas fáciles. 
—  Marca las preguntas que quieras reconsiderar, pero ten cuidado de no marcarlas de tal manera que pueda
parecer una respuesta. 
—  Haz notas marginales en el cuadernillo del examen para posterior consideración. 
—  Subraya las palabras clave en el cuadernillo del examen. Palabras como: todos, muchos, algunos, ninguno,
siempre, algunas veces, nunca, más, menos. mejor y mal son ejemplos de palabras clave que le ayudarán a
interpretar las preguntas. 

Reconsideración de las preguntas y cambio de las respuestas 


La cuestión de cambiar las respuestas en los exámenes de respuestas optativas ha sido cuidadosamente
estudiada. El resultado de estos estudios sugiere lo siguiente: sí tienes la corazonada de que es más correcta otra
respuesta, cámbiala. Los resultados de los estudios demuestran que los examinandos que cambian las respuestas
utilizando este criterio tienen el doble de probabilidades de cambiar de una respuesta incorrecta a una correcta
que de una correcta a una incorrecta.

TRATAR DE ADIVINAR LA RESPUESTA

TRATAR DE ADIVINAR LA RESPUESTA

Si has seguido que se te han ofrecido hasta aquí, habrás determinado previamente si serás o no penalizado por
tratar de adivinar la respuesta. Si se aplica un sistema de penalización a los intentos de adivinación de la
respuesta, podrías deteriorar tu nota final si tratara de adivinar las respuestas de las preguntas en las que tuvieras
dudas. Por otra parte, si no hay penalización por tratar de adivinar la respuesta, estás tirando por la borda una
oportunidad entre cinco con cada pregunta que dejes sin contestar. Si no tienes corazonada alguna de cuál pueda
ser la respuesta, y las cinco opciones parecen ser igualmente plausibles (o sea, que no tienes pista alguna
respecto a la respuesta), te enfrentas al problema de seleccionar entre (a), (b), (c), (d) y (e).  Por esto merece la
pena que contestes (b)  a todo este tipo de preguntas. La lógica de esta elección es que (a) y (e)  son demasiado
extremas; (c)  es demasiado central y (b)  está más cercana al principio que (d).Si puedes justificar
convincentemente otra opción, utilízala. 
 
Copiar 
El advenimiento de los exámenes de respuestas optativas parece que ha disparado el desarrollo de una agudeza
visual verdaderamente sorprendente entre los que se presentan a este tipo de examen. Lo que significa, hablando
en plata, que los que se presentan a exámenes de respuestas optativas se suelen ver en la tentación de copiar las
respuestas de la hoja de su vecino (suponiendo, desde luego, que su vecino goce de fama de ser un estudiante
más brillante y con más conocimientos que ellos mismos). 
Los examinadores han encontrado rápidamente la forma de contrarrestar este problema de “plagio visual”. Han
diseñado no sólo versiones paralelas del examen, sino que han impreso los formularios tanto en vertical como en
horizontal con objeto de disuadir o de confundir a los posibles «copiones». Además de estos obstáculos, siempre
hay un supervisor, que está observando los movimientos de la cabeza y los ojos de los examinandos. En vez de
correr el riesgo de un incidente muy embarazoso y un posible perjuicio en tu futura carrera, emplea tu tiempo en
prepararte a fondo para el examen. Por lo tanto, olvídate de copiar. Aparte de las implicaciones morales de
copiar, puedes comprobar (a un precio muy caro) que tus compañeros de clase tienen menos conocimientos que
tú.

Comprobación de su hoja de respuestas 


Poco antes de que finalice el examen, reserva un poco de tiempo para comprobar que has contestado tus
respuestas correcta y completamente. Borra cualquier marca de tu hoja de respuestas, ya que ésta podría ser
leída por el ordenador que las revisa, como una respuesta. Finalmente, comprueba que has escrito correctamente
tus datos de identificación como examinando.

Exámenes del tipo «verdadero o falso» 


Al tiempo que el examen de respuestas optativas se está haciendo más popular, el examen de «verdadero o
falso» parece que cada vez se utiliza con menos frecuencia. Tal vez la explicación sea que el examen de
respuestas optativas es realmente un examen del tipo «verdadero o falso», pero le permite al examinador probar
más profundamente el conocimiento del examinando. Al responder a las preguntas del tipo «verdadero o falso»,
se deben seguir los mismos principios que los comentados en la sección anterior. El candidato deberá prestar
particular atención al texto de la pregunta y deberá subrayar las palabras clave. Como en un examen de
«verdadero o falso» hay un cincuenta por ciento de probabilidades de adivinar la respuesta correcta, suelen
existir penalizaciones para los errores. Averigua si esto es así antes de que comience el examen. 

Preguntas de emparejamiento 
Las preguntas de emparejamiento se presentan, generalmente, en forma de dos columnas de términos y se le
pide al candidato que empareje cada término de una columna con el que le corresponda de la otra. Cuando te
enfrentes a preguntas de emparejamiento, lee deprisa las dos columnas para hacerte una idea de conjunto de los
temas que cubren. Entonces considera los temas en la columna de la izquierda que pienses que sabes y
busques en la columna de la derecha la pareja más apropiada. Cuando hayas completado los emparejamientos
fáciles, considera los restantes. Si te estancas trata de trabajar en el otro sentido. Es decir, piensa primero en los
temas sobrantes de la columna de la derecha y busca la pareja más apropiada en la columna de la izquierda. Si al
final tienes muchos asuntos sin unir, adivínalos a menos que se te haya avisado que no lo hagas porque existe una
penalización para los errores.

EXÁMENES A LIBRO ABIERTO

EXÁMENES A LIBRO ABIERTO


Una reciente variante de los exámenes es hacerlos «a libro abierto». Los estudiantes tienen permiso para llevar
sus libros y sus apuntes a la sala de exámenes. A primera vista, un examen a libro abierto puede parecer que hace
innecesaria la preparación. No es así. Puede resultar tentador, pero el examen a libro abierto requiere que el
examinando conozca la materia tan bien o mejor que para un examen ortodoxo. Debes saber los temas
principales, sus asociaciones y, si fuera necesario, la localización en tus apuntes del material de consulta.
Generalmente no suele haber tiempo suficiente durante el examen para ir buscando en los apuntes y en los libros
las ideas y los hechos principales. 

La única ventaja para los estudiantes es que pueden comprobar los detalles específicos. En lugar de aprender
veinte fórmulas y listas de datos exhaustivas, sepa dónde puede encontrarlos rápidamente en sus apuntes y
libros. Sin embargo, asegúrate de que cubres el otro material tan profundamente como lo harías en un examen
normal. La desventaja de un examen a libro abierto es que el examinador suele esperar una mayor calidad del
producto debido a la concesión. Para finalizar, no te dejes engañar por una sensación de falsa confianza con este
formato de examen; prepárate tan concienzudamente como lo harías para un examen normal.

Exámenes de laboratorio 
Para los estudiantes de ciencias, los exámenes de laboratorio pueden presentar experiencias de evaluación que
son un verdadero desafío. En las ciencias médicas, biológicas o geológicas, estos exámenes pueden parecerse al
juego de las «sillas musicales». Como podrás adivinar, no hay música y no existe un ambiente de fiesta. Existe sin
embargo una fila de estudiantes que va de espécimen en espécimen o de microscopio en microscopio. La tarea,
generalmente, consiste en identificar la parte señalada o marcada, o tal vez todo el espécimen. También se le
puede pedir que contestes preguntas relacionadas con el material seleccionado. Como tienes un límite estricto de
tiempo antes de pasar al siguiente puesto, la presión puede ser intensa. 

Cuando te prepares para estos exámenes, necesitarás haber examinado concienzudamente toda la gama del
material del laboratorio. Es muy importante examinar tantos especímenes diferentes como te sea posible, de
manera que te familiarices con las variaciones que normalmente se dan, y moverlos a diferentes posiciones de
manera que te familiarice con las diferentes perspectivas. Toma nota de las diferencias de color, textura, forma y
tamaño. Cuanto más familiarizado estés con los especímenes en tu grupo de laboratorio, mejor. Estudia con
algunos compañeros de clase y pídeles que te sometan a alguna prueba con especímenes. Es importante tomar
nota de las características inusuales que el examinador pueda pensar que separarán a los examinandos
superiores del resto. 

Unas pocas sugerencias prácticas dignas de mención para los estudiantes que están preparando exámenes al
microscopio. No toques el portaobjeto o el espécimen bajo el microscopio a menos que te permitan hacerlo. Si
piensas que el espécimen te ha desplazado y el visor está mal posicionado, llama inmediatamente al supervisor. Si
usa anteojos, asegúrate de que están limpias. No es éste el mejor momento para tener una visión borrosa. Si te
has saltado algún espacio en la hoja de respuestas, asegúrate de que apuntas tus respuestas en el lugar correcto. 

Los exámenes prácticos requieren muchas horas de preparación en el laboratorio. Como el laboratorio puede
estar abierto unas pocas horas al cabo del día, solamente, es muy importante prepararte a conciencia y repasar
sobre una base regular a lo largo del curso. Si dejas tu repaso para los últimos días, te darás cuenta de que,
lamentablemente, no hay tiempo para prepararte adecuadamente. También te darás cuenta de que tienen que
competir con otros estudiantes para acceder a los especímenes que quieres analizar. Es mejor considerar que
esos pocos días finales son una oportunidad para atar los cabos sueltos y consolidar la materia en tu mente.
Resumen
Los exámenes varían mucho en formato, estilo, procedimientos e incluso emplazamiento (de las grandes aulas a
los laboratorios). Los estudiantes que se están preparando para tus exámenes deberían preguntar qué tipo de
exámenes tendrán que hacer, de manera que tu preparación esté orientada a ese formato específico. Las
características más importantes de los formatos estándar de examen quedan resumidas a continuación.

EXÁMENES CON RESPUESTA TIPO ENSAYO

EXÁMENES CON RESPUESTA TIPO ENSAYO

— Lee e interpreta las preguntas muy cuidadosamente. 


— Subraya las palabras importantes de la pregunta para centrar tu atención. 
— Anota todas tus ideas iniciales, cuantas más mejor. 
— Prueba con varias ideas de organización que unan los puntos resultantes de la manera más lógica y concisa. 
— Perfila tu ensayo basado en tu esquema de organización. 
— Escribe tu ensayo, prestando mucha atención al desarrollo lógico de su razonamiento y la fluidez de su prosa. 
— Mantén al lector de tu ensayo informado del curso y de la marcha del ensayo utilizando frecuentes frases de
enlace. 
— Comprueba tus respuestas al final del tiempo del examen para corregir las faltas ortográficas y los errores
gramaticales. 
— Practica tus técnicas de redacción de ensayos en condiciones simuladas de examen, si te cuestionan tu
capacidad de actuar bien. 

Exámenes de respuestas cortas: 


—    Considera los exámenes de respuestas cortas como pruebas de pensamiento lógico y conciso. 
— Aplica los mismos principios que para los ensayos, pero limita los ejemplos y las explicaciones superfluas. 

Exámenes de elección entre respuestas:  


— Prepárate muy concienzudamente prestando atención a los detalles importantes. 
— Asegúrate de rellenar correctamente la hoja de respuestas. 
— Haz las preguntas fáciles primero y luego vuelve a las más difíciles. Cambia las respuestas si tienes fundadas
sospechas de que tu primera respuesta era incorrecta. 
— Adivina las respuestas sólo en el caso que no haya penalización por ello. 
— No copies. 
— Ten cuidado de que cada respuesta quede registrada en el espacio correcto. 
— Comprueba tu cuadernillo de respuestas al final del examen para quitar las marcas que pudieran confundirse
con tus respuestas. 

Exámenes de tipo «verdadero o falso»: 


— Ten cuidado si trata de adivinar alguna respuesta, ya que generalmente se aplican penalizaciones a los errores. 
— Subraya las palabras clave en cada pregunta. 
— Aplica los mismos principios que en los exámenes de respuestas optativas. 

Exámenes a libro abierto: 


— Deberás dominar los temas y conceptos principales igual o mejor que lo harías para un examen normal, y
además deberá saber dónde encontrar los detalles que le sirvan de ayuda en sus apuntes y libros. — Ten cuidado
con la falsa confianza que puedes experimentar solamente por el hecho de que tienes los apuntes y los libros
contigo.

Exámenes de laboratorio. 
— Examina cuidadosamente la gama completa de especímenes de laboratorio para familiarizarte con todos los
tipos, colores, tamaños y perspectivas del material. 
— Comienza pronto tu repaso, y así te evitarás las incomodidades y las apreturas que habrá en el laboratorio
durante los días anteriores al examen. 
— Si crees que la etiqueta de un especímen ha sido alterada durante el examen, avisa al supervisor
inmediatamente.

PROBLEMAS QUE AFECTAN AL  RENDIMIENTO


EN EL EXAMEN

PROBLEMAS QUE AFECTAN


AL RENDIMIENTO EN EL EXAMEN

Esta parte final se puede considerar una especie de clase clínica para el tratamiento de problemas. Las secciones
anteriores han descrito cómo debes prepararse para los exámenes y cómo actuar de la mejor manera una vez que
se ha entrado en la sala. Sin embargo, los examinandos tropiezan ocasionalmente con una variedad de problemas
durante el propio examen. Esta sección se refiere a diversos problemas de esos, especialmente los ataques de
pánico, los bloqueos de memoria, el «calambre del escritor» y la fatiga en general. Se da por supuesto que has
estado preparándote a fondo para tu examen. El pánico nace de la incertidumbre, así que cuanto más sepas,
menos probable será que experimentes un ataque de pánico. El mejor tratamiento para los ataques de pánico y
los otros problemas que se tratan en esta sección es la prevención.

Ataques de pánico 
Parece ser que la experiencia de un ataque de pánico no necesita descripción. La mayoría de la gente ha
experimentado por lo menos un ataque de pánico, aunque haya sido muy breve y transitorio. Tanto si se ha
experimentado un ataque en el marco de un examen como en otro contexto, los síntomas son muy parecidos.
Normalmente, existe un ritmo acelerado del corazón, un aumento del ritmo respiratorio, sudores y tal vez algún
tipo de mareo. Para los que se presentan a examen, las manifestaciones mentales son las más importantes. 

Generalmente, la mente está llena de todo tipo de pensamientos catastróficos, desde «voy a suspender» hasta
“no sé  lo que estoy haciendo en este examen, tengo que marcharme”. La presión en un examen en estas
condiciones es muy dura. 

Como se sugiere arriba, el mejor tratamiento para los ataques de pánico es la prevención. Si los has
experimentado en exámenes previos, es mejor trabajar con la suposición de que los puedes experimentar de
nuevo. Habiéndote enfrentado a esta posibilidad está en tu mano prepararte tan profundamente que no quede
resquicio alguno por donde pueda filtrarse la incertidumbre que generaría un posible ataque. 

Existen dos aspectos importantes para reducir las probabilidades de que se produzcan futuros ataques de pánico.
El primer aspecto concierne a la preparación de tus estudios: deberías saber la materia lo mejor que pudieses, de
manera que tuvieras una gran confianza en ti mismo/a el día del examen. La mayoría de los candidatos
experimentan el pánico por su falta de confianza en su preparación. Normalmente, han dejado sus repasos para
los últimos días del trimestre o del año y han descubierto que no tienen tiempo para aprender bien el material y
poder aprobar. Aunque puedan armarse de valor y confianza en el día del examen, su valerosa fachada se
desplomará rápidamente ante una pregunta que ponga en evidencia su deficiencia en los estudios. Por lo tanto,
los estudiantes propensos a los ataques de pánico deberían poner en práctica el consejo que se dio en los
primeras secciones: empezar a repasar pronto y no abandonarlo. Debes saber el material tan bien que incluso
aunque te enfrentes a una pregunta difícil, estés en disposición de pensar con calma la respuesta. 

El segundo aspecto de prepararse para la eventualidad de un ataque de pánico concierne al control mental. Las
manifestaciones físicas y mentales del pánico no ocurrirán si ejerces un rígido y deliberado control sobre lo que
esté haciendo tu mente. Puedes decir: «Desde luego que ejerzo un rígido control sobre mi mente. ¿Quién si no la
iba a controlar?» A la mayoría de nosotros nos gusta creer que tenemos ese firme nivel de control mental que
excluiría la posibilidad del pánico, pero la situación real es que muy pocos examinandos ejercitan un control
cuidadoso de lo que está ocurriendo en su mente. Ciertamente pueden centrar su atención en las preguntas y
buscar en su mente la información adecuada; pero el punto crucial es si pueden superar los pensamientos,
fugaces y cargados de inquietud, relacionados con su éxito o su posible fracaso. Es necesario un rígido control
mental para sobreponerse eficazmente a estos pensamientos perturbadores. 

Existen varias maneras de que quienes han de pasar por un examen puedan desarrollar un control más eficaz
sobre su actividad mental ——mediante el condicionamiento mental, la parada del pensamiento y por medio de
la sugestión positiva. Cada una de estas estrategias se analiza a continuación. 

El condicionamiento mental  depende del establecimiento de una reacción condicionada en su mente. La situación
es, en cierto modo, emular al reflejo físico, como la respuesta de la articulación de la rodilla. En lugar de
utilizar un estimulo físico es mejor uno verbal para la sala de examen.El objeto del condicionamiento es dotarle
de capacidad para controlar su mente; reaccionar firme y positivamente a cualquier pensamiento que pueda
generar inquietud. 

¿Cómo se establece el condicionamiento mental? Existen dos prerrequisitos. Primero, debes comenzar el proceso
por lo menos varios meses antes del período de exámenes. El condicionamiento exige tiempo y práctica  —el
segundo prerrequisito. La técnica en sí del condicionamiento ha sido descrita anteriormente. Si has practicado los
ejercicios de relajación descrito anteriormente, y si puedes provocarte una profunda relajación cuando dices la
palabra-estímulo relájate,estás bien encarrilado para controlar tu mente distraída y propensa al pánico. 

Ahora bien, ¿qué hacer en la sala de exámenes cuando la mente se «desmanda» y empieza a ser presa del
pánico? Al primerísimo síntoma de un ataque de pánico (probablemente conocerás los síntomas que se producen
dentro de ti mismo/a: pesadez en la cabeza, temblor de los dedos, mareo, «nudos» en el estómago, por
mencionar unos pocos de los posibles síntomas) fija tus ojos en un punto, o cierra los ojos y pronuncia «RE-L-Á-J-
A-T-E». Visualiza en tu mente las letras de la palabra «R-E-L-Á-J-A-TE» a medida que la pronuncias. Repítela unas
seis veces para romper la sensación de pánico. Como tu mente estará ocupada con la palabra «relájate», tanto en
el canal visual como en el auditivo de tu cerebro, hay poco espacio para pensamientos de pánico. Repite el
proceso tantas veces como sea necesario. 

Una segunda estrategia para la prevención de los ataques de pánico es la parada del pensamiento.  Con esta
técnica, interrumpes los pensamientos de pánico en su principio mediante la visualización de una señal roja y
blanca de stop.Mientras estés viendo la señal de stop  en tu mente, pronuncia muy firmemente ¡alto!  Puedes
añadir también una acción física como apretar el puño cada vez que dices ¡alto!  Haz que la imaginaria señal
luminosa de stop  se encienda y se apague seis veces mientras dices ¡alto!  Al final de la serie centra tu atención en
una pregunta de examen que no sea difícil para restablecer tu confianza. Tal vez tengas que repetir la secuencia
varias veces para evitar que los pensamientos detonantes del pánico lleguen a afincarse en tu mente. Cuanto más
control tengas sobre lo que esté pasando por tu mente, menos oportunidades habrá de que se produzca el
pánico. 

Un tercer enfoque para afrontar los ataques de pánico inminentes es disminuir tu ritmo respiratorio.  Muchos
examinandos se dan cuenta de que cuando se enfrentan a un área difícil del examen, su ritmo de respiración se
acelera y se convierte en un jadeo. El resultado final de una respiración  rápida y jadeante es que predispone a la
inquietud y al posible pánico. Tan pronto como reconozcas los primeros síntomas de inquietud y posible pánico
piensa en tu respiración. Haz una inspiración larga, lenta y profunda y luego deja que el aire salga lenta y
suavemente. Mantén esta forma regular de respiración, asegurándote por todos los medios de no volver al ritmo
rápido otra vez. 

Si tu ritmo respiratorio ha sido rápido y jadeante durante algo de tiempo podrías advertir que, asociada a la
sensación de inquietud, estás experimentando una sensación de mareo. Es posible que hayas expulsado
demasiado bióxido de carbono, provocando un desequilibrio químico temporal en su cuerpo. Para restablecer el
equilibrio, pon tus manos unidas delante de la boca y la nariz y respira dentro de esta especie de mascarilla; otro
procedimiento, estando sentado, es respirar con una bolsa acoplada a la boca y con la cabeza agachada entre las
rodillas. Estos procedimientos te permitirán volver a respirar parte del bióxido de carbono exhalado y asegurar un
suministro de sangre adecuado al cerebro. Si te sientes violento ante la idea de hacer estos ejercicios en la sala de
exámenes, pide permiso para ir al lavabo y hazlos allí. El objetivo que se persigue es volver a conseguir el
equilibrio metabólico y psicológico de manera que puedas volver al examen y actuar al máximo de tus
posibilidades. 

Una técnica final para superar el pánico en los exámenes es reemplazar los pensamientos pesimistas, que en la
mayoría de los casos provocan sentimientos de pánico, por pensamientos optimistas.  ¿Cómo puede llegar a ser
una persona más optimista? Probablemente estarás familiarizado/a con la respuesta que viene a
continuación: práctica.  Puede parecer estúpido, pero diciéndote a ti mismo/a algo como: «Puedo aprobar el
examen de economía», muchas veces al día, puede ayudarle a adoptar una actitud más optimista acerca del
resultado del examen. Repetir la afirmación positiva propicia una actitud más optimista y también le impide
rumiar ideas pesimistas. Piensa una frase optimista pertinente y repítetela cada vez que pases por una puerta o
realices alguna actividad frecuente. Es verdaderamente sorprendente que una técnica tan sencilla pueda afectar
tan positivamente a tu manera de pensar.

BLOQUEOS DE LA MEMORIA

BLOQUEOS DE LA MEMORIA

Los bloqueos de memoria deberían seguir a las reacciones de inquietud en la lista de problemas comunes de los
exámenes. La mayoría de nosotros podemos recordar haber tenido por lo menos uno o más bloqueos de
memoria, y por más que parecen ser una experiencia habitual en los exámenes, no son ciertamente bienvenidos.
¿Quién quiere sentir la presión del reloj mientras está tratando de recordar un hecho o un concepto familiar, o
incluso bien sabido, que tiene en la punta de la lengua?’ 

Al igual que con los ataques de pánico, el mejor tratamiento para los bloqueos de memoria es la prevención. La
causa más común es la preparación inadecuada, y para reducir esta posibilidad el mejor ataque es un repaso
continuado y concienzudo. No esperes hasta la semana antes del examen para repasar tus apuntes de todo el
año. Hay otros muchos trabajos que hacer en esos siete días finales. Repasa a diario y todas las semanas a lo largo
del curso, de manera que las tareas de repaso al final del curso sean realistas y factibles. 
Si experimentas un bloqueo de memoria en un examen, prueba con lo que sigue. La regla número uno es que no
cunda el pánico. Los bloqueos de memoria parecen aumentar en un ambiente tenso. Cálmate, respire lenta y
profundamente y deja que el aire salga suavemente mientras te dices a ti mismo/a:relájate.  Cuando hayas
completado la respiración lenta considera de nuevo la cuestión que estás tratando de recordar. Si todavía no te
sale, saltéala y vuelve sobre ella más adelante.

Un segundo método para sacar un asunto del almacén de la memoria es utilizar asociaciones mentales. Vuelve
atrás a sus clases y apuntes y trata de recordar hechos y conceptos que estén asociados con el asunto olvidado.
Anota los conceptos y piensa si puedes trazar alguna línea de conexión entre ellos. ¿Dónde encaja en ese
esquema el asunto olvidado? ¿Existe alguna relación causal o cualquier otro tipo de asociación que usted pueda
utilizar? ¿Qué pasa con la información procedente de otros campos de su conocimiento? Por ejemplo, ¿puedes
utilizar sus conocimientos de historia como ayuda para poner un logro científico en perspectiva? 

Si sigues «en blanco» después de haber trabajado con estas asociaciones, trata de ponerte en el lugar del
profesor cuando preparó las preguntas. Visualiza en tu mente la pregunta, según él la fue escribiendo, y luego la
respuesta. Alternativamente, imagínate que eres el más brillante estudiante de tu clase e imagine que tu mano es
la de él. Deja que su mano comience a escribir, incluso aunque sólo pueda escribir una o dos letras. Mira a ver si
esas letras ofrecen alguna pista o sugerencia del asunto olvidado. 

Otra forma de acometer los asuntos olvidados es utilizar tu capacidad para recordar la página de los apuntes en la
que apuntaste el asunto en la clase correspondiente. Si el asunto viene de un libro en lugar de los apuntes, trata
de visualizar la página del libro de texto. Imagínate cuáles son los temas que están antes y después del asunto
olvidado y trata de rellenar el espacio. 

Un método final para recordar los asuntos olvidados utiliza las otras preguntas del examen como posibles
«fórceps». En un examen objetivo donde probablemente tendrás gran número de preguntas, es posible
que la pregunta siguiente te dé una pista. Conserva en la mente la pregunta en la que te has bloqueado. Si
encuentras una pregunta relacionada o pertinente, observa si alguno de los términos desencadena una asociación
provechosa. 

Como se ha mencionado arriba, el mejor tratamiento de los bloqueos de memoria es el preventivo. Merece la
pena reseñar que si, mientras sigues avanzando por el examen, recuerdas unos pocos hechos provechosos que
sabes que son importantes en otra pregunta del examen, dedica unos pocos segundos a apuntarlos al margen del
cuadernillo de examen. Esos pocos segundos están bien gastados; te enfadarías mucho si te dieses cuenta de que
ahora no puedes recordar las cosas que tuviste en la cabeza unos pocos minutos antes. Por más que tu memoria
sea generalmente fiable, es mejor que no corras el riesgo de bloquearte durante un examen.

El calambre del escritor 


Estar sentado en un examen durante varias horas y casi sin parar de escribir es una experiencia agotadora para la
mayoría de la gente. La concentración, la premura del tiempo y la preocupación por la legibilidad de la escritura
se asocian para crear la posibilidad del calambre del escritor. El problema, como se sugiere más arriba, tiene dos
componentes, la tensión muscular y el estrés psicológico. 
Aun a riesgo de ser indebidamente repetitivo, el mejor tratamiento del calambre del escritor es la prevención. En
vez de prevenir el problema por completo, el tratamiento preventivo es más un proceso de condicionamiento y
de entrenamiento. De la misma manera que un atleta se entrena asiduamente para perfeccionar su actuación, el
examinando que tiene problemas de calambres en sus manos durante los exámenes también debe entrenarse
para minimizar o eliminar del todo el problema. 

El programa de entrenamiento debería incluir un régimen de acondicionamiento para la mano y los músculos del
brazo así como un acondicionamiento psicológico. El programa de entrenamiento de los músculos es lo que
probablemente ya has previsto: sesiones de práctica que simulen las condiciones reales del examen. Empieza con
sesiones de práctica que duren por lo menos una hora. 

En esa hora, escribe continuamente durante tres períodos de quince minutos, con cinco minutos de descanso
entre cada uno. Para utilizar tu tiempo productivamente usted podrías practicar escribiendo resúmenes del
trabajo del que te examinarán posteriormente. Cuando hayas sido capaz de escribir durante tres períodos de
quince minutos con letralegible  (un compañero de clase puede leer los resúmenes o las preguntas de muestra
que hayas escrito) aumenta los períodos entre cinco y diez minutos. Continúa el programa hasta que seas capaz
de escribir durante periodos que sean tan largos como los que te darán para responder a las
preguntas delexamen. Durante el examen, haz frecuentes pausas cortas y deja que tu mano cuelgue libremente a
tu lado. Puedes encontrar relajante el estirar la mano suavemente o contraer y estirar la mano. Lo importante es
prever y hacer las pausas para que la mano no acumule tensión y deje de producirse el calambre. 
La presión psicológica puede aliviarse eliminando del examen todas las incertidumbres que sea posible. Consulte
la sección donde se incluye un análisis detallado de las fuentes de incertidumbre que deberían aclararse de
antemano. Además de saber lo que puedes esperar en el examen, necesitarás entrar en la sala de exámenes con
el nivel más alto posible de preparación. Finalmente, necesitarás ser capaz de descargar el estrés y la tensión
psicológica provocando una reacción de relajación.  Uniendo el acondicionamiento muscular a una preparación
psicológica optimista, estarás en disposición de afrontar tus exámenes con una actitud más relajada y segura.

LA FATIGA FÍSICA

LA FATIGA FÍSICA

El último problema de examen que trataremos es la fatiga física. Muchos examinandos es probable que
menosprecien este problema, fundamentalmente por la naturaleza sedentaria del examen. Sin embargo, si el
examinando ha estado trabajando mucho y prolongando sus horas de estudio a base de privarse de horas de
sueño en las semanas anteriores al examen, el cansancio va a ser un problema, con toda certeza. 

De igual manera que se recomendaba un programa de acondicionamiento para el problema del calambre del
escritor, o cansancio de los músculos de la mano, se recomienda un programa similar para el cansancio en
general. Es muy importante que las horas de sueño no se vean reducidas drásticamente a largo plazo. El
cansancio crónico derivado de la insuficiencia de sueño puede afectar Tu actuación en el examen, si bien la
pérdida de unas pocas horas de sueño la noche anterior al examen no es probable que sea un problema
significativo. 

Además, para disfrutar de un sueño adecuado y regular, ten cuidado con su dieta. Evita los estimulantes, tanto en
forma de bebidas con cafeína como de fármacos que no te hayan recetado. Tu metabolismo probablemente
estarás lo suficientemente estimulado por el examen y no necesitarás ayuda adicional alguna, ni en forma de
alimentos ni en la de fármacos. Trata de hacer algo de ejercicio al día para mantener los músculos de tu cuerpo a
tono y darse la oportunidad de «quemar» algunas de las tensiones emocionales antes del examen.

Durante los exámenes haz pausas ocasionales para estirar los brazos, el cuello y la espalda, y las piernas. Si te
sientes tenso y rígido y esta sensación impide tu buena actuación en el examen, pregúntale al supervisor si te
puede autorizar una salida al aseo. Aprovecha la oportunidad para mojarte la cara con agua y hacer algún
ejercicio más de estiramiento. Estos pocos minutos que estás fuera del examen te pueden dar un renovado vigor
para volver de nuevo al trabajo del examen.

Resumen 
Los problemas de los ataques de pánico, bloqueos de memoria, calambres del escritor y cansancio físico en
general tienen su mejor tratamiento en la prevención: empiece pronto, prepárese y practique. Las directrices
adicionales quedan resumidas a continuación. 

Ataques de pánico: 
—  Practica el control mental excluyendo los pensamientos que puedan provocar pánico. 
-— Desarrolla una fuerte reacción de relajación que pueda ser aplicada en la sala de exámenes. 
— Mantén un ritmo respiratorio lento y uniforme. Cambia los pensamientos negativos por otros optimistas.

Bloqueos de memoria: 
— Anota conceptos asociados con el asunto olvidado y busca líneas de conexión. 
Imagínate que eres el profesor escribiendo la pregunta y anotando la respuesta correcta. Mira la pregunta desde
puntos de vista alternativos. 
— Utiliza otras preguntas del examen como trampolines o palancas para ayudarte a pensar en el asunto olvidado.

Calambre del escritor: 


— Entrena los músculos de la mano para que soporten crecientes períodos de escritura en condiciones de
examen simuladas. 
— Ocasionalmente deja que tu mano cuelgue suelta a su lado, para aliviar el estrés y la tensión.

Fatiga física: 
— Asegúrate de que no reduce drásticamente tus horas de sueño durante mucho tiempo. Necesitarás estar bien
despierto durante el período de sus exámenes. 
— Estira tus extremidades a intervalos frecuentes durante el examen, para aliviar la tensión. 
— Échate agua fría en la cara en el cuarto de baño si te sientes muy cansado y mentalmente agotado.

Fin de la Sección 'CÓMO TRIUNFAR EN LOS EXÁMENES'

 CÓMO AUMENTAR TU CAPACIDAD DE MEMORIA

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