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COMUNITARIA
Psicología social y comunitaria
PSICOLOGIA SOCIAL Y COMUNITARIA
ÍNDICE
1. Índice
2. Introducción
3. Metodología
5. Objetivo general
6. Desarrollo temático
7. Glosario de términos
8. Bibliografía
2 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
2. Introducción
La siguiente cartilla tiene como intención hacer todo un recorrido por las distintas formas y
maneras de comprender lo correspondiente al campo de la psicología social y comunitaria,
donde históricamente aparecen y se desarrollan epistemologías y universos conceptuales
distintos. Este recorrido comenzará con el primer núcleo temático, que hace referencia al
contexto histórico y a los distintos paradigmas que le han dado sentido a la tradición de la
psicología Social y comunitaria, pasando de la psicología social con tradición norteamericana y
europea, hasta llegar a la apuesta contemporánea o emergente. Posteriormente, en el segundo
núcleo temático se desarrollará lo que se podría considerar el eje central del seminario, el cual
tiene como finalidad realizar un acercamiento a los desarrollos propios del paradigma
contemporáneo, es decir, aquel que puede ser denominado por su situalidad social, política y
cultural. Asimismo, se hará la distinción entre las tesis de la representación social y el
construccionismo social, para terminar con los desafíos propios de la psicología colectiva. En el
tercer núcleo temático se abordará lo correspondiente a la psicología social y comunitaria
latinoamericana, incluyendo sus conceptos transversales, como el desarrollo social, el
empoderamiento y las redes sociales y comunitarias. Por último, en el cuarto núcleo temático
se hará un recorrido por las formas metodológicas, como las cartografías sociales, los procesos
de IAP y educación popular, para finalizar con los procesos etnográficos y de recopilación
narrativa.
3. Metodología
La siguiente cartilla tiene como objetivo reconocer cada uno los distintos horizontes teóricos,
epistemológicos y metodológicos que acompañan la psicología social y comunitaria; es
indispensable que considere la cartilla como un espacio de consulta permanente y de soporte
para el proceso de formación. La cartilla está distribuida por semana, definiendo claramente
cada uno de los temarios indicados en el sílabo, lo cual exige una lectura permanente y paralela
al desarrollo de las tareas y demás actividades programadas.
5. Objetivo general
El módulo de Psicología Social y Comunitaria tiene como intención hacer todo un recorrido
histórico, conceptual y metodológico de la psicología social y comunitaria, haciendo especial
énfasis en los marcos críticos emergentes contemporáneos.
Para poder comprender el recorrido de la psicología social y comunitaria y cada uno de sus
elementos constitutivos, es indispensable asumir una postura crítica y propositiva respecto a
eventos del contexto. Por lo tanto, y como parte del proceso de formación, se sugiere hacer una
lectura responsable y muy cuidadosa, ya que para que se pueda reproducir con éxito todo
ejercicio práctico es indispensable tener un sólido marco de argumentación.
Hacer la lectura de la cartilla complementándola con las lecturas sugeridas por unidad
correspondiente.
Apoyarse de situaciones, hechos o fenómenos cercanos en los que se pueda situar de
manera concreta lo leído cada semana.
Conectar cada uno de los elementos del módulo al proyecto de campo correspondiente
para este.
Realizar pequeños resúmenes o mapas por unidad que permitan una mejor
organización para la comprensión de los diferentes temas.
Hacer las entregas de las tareas puntualmente y con las consideraciones respectivas para
cada una.
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Unidad 1
Semana 1
Contextualización
http://www.pensarlopensado.com/2012/06/la-complejidad-de-la-educacion.html
La discusión comienza por el establecimiento del discurso científico social, donde prácticamente
el interés de la psicología por acercarse y ser muy afín a los postulados positivistas, enmarcados
en la objetivización, la universalidad y la comprensión del mundo desde formas “válidas” y
comprobables, se hace más que evidente, por lo que incluso la psicología social parte de este
movimiento institucionalizador de la psicología para ser reconocida y respaldada por el círculo
científico de la época.
La psicología social se encuentra muy relacionada, en este sentido, con la sociología; entre otras
razones porque comparten muchas raíces históricas, las cuales han condicionado fuertemente
Para Saint Simon, así como para Marx, posteriormente, existe una sociología del conflicto que se
basa en la lucha de clase y el cambio social, por lo cual es reconocido, incluso antes que Darwin,
por plantear la hipótesis de que la lucha de las especies aumenta el poder de los más fuertes. Si
bien no llevó a cabo el análisis del conflicto propiamente en el seno de las clases industriales, el
modelo del conflicto acompaña y estructura todo su análisis y su apuesta para las ciencias
sociales, insumo que termina siendo indiscutible para la psicología social y comunitaria en su
momento. En este sentido, vale la pena formular algunos de los postulados que caracterizan el
pensamiento de Saint Simon y que, finalmente, reproducen toda una orientación de
resignificación para las ciencias sociales, incluso en la perspectiva contemporánea. Estos son:
Claramente, con estas premisas se abre todo un panorama de reflexión sobre las circunstancias
que conforman el asunto social; si bien algunos parecen formar parte de una tradición que
Comte fortalecerá posteriormente, y formarán parte de estructuras un tanto deterministas,
6 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
algunos de ellos ya se encaminan a la determinación de emergencias para el análisis social
(Ansart,1971).
Otro referente importante en esta etapa de contextualización es Augusto Comte, quien fue
durante años discípulo de Saint Simon, a partir de quien desde su perspectiva puramente
positivista determina que la psicología difícilmente podrá considerarse como ciencia debido a su
carácter introspectivo, que estima es una impronta indiscutible de la ciencia misma, aunque sí
acepta la moral, la cual viene a ser más adelante como una incipiente psicología social. Desde
Comte además se perfila una de las posturas que terminan por darle a la psicología social un
carácter político e institucional, al manifestar que desde la doctrina orgánica del positivismo era
posible disciplinar a los revolucionarios por parte de los conservadores (Breiher, 1932).
La sociología es pues, para Augusto Comte, una ciencia cuyos objetivos son alcanzar un sistema
en perfecto equilibrio y total armonía, así como lograr el ajuste de cada individuo a este mismo,
por lo que con esto se promueve una ciencia del orden social, fundamento que posteriormente
retoma la psicología social para significar su presencia en el escenario del análisis de la sociedad
y todos sus devenires.
Otro de los referentes indiscutibles de la psicología social histórica y su relación con discursos
sociológicos es, indudablemente, Marx y su propuesta materialista de la concepción social, en la
cual se reclama de manera explícita una estructura económica subyacente al conjunto de una
Dentro de esta línea Marxista, muy propia de las perspectivas soviéticas, francesas y alemanas,
también aparecen referentes importantes, como Vigotsky, Luria, Plejanov y Mijailovski, quienes
desarrollan todo un marco teórico de carácter sociopolítico de comprensión de procesos
sociales, especialmente aquellos generados por la Revolución de Octubre, en 1917, En este
punto vale la pena observar como la ciencia oficial soviética se adhiere directamente al
marxismo y comienza una campaña de desprestigio contra lo que se consideraba la ciencia
social burguesa, claramente establecida para favorecer los intereses de élites europeas. Este se
considera un momento históricamente relevante para la exaltación de la psicología,
especialmente la que hacía referencia a las relaciones sociales, como es el caso de la psicología
social, ya que esta se convierte en una fuente de inspiración teórica que reconoce y acentúa el
componente social de las distintas teorías, dentro de las cuales aparecen las denominadas
freudomarxistas, tesis perseguidas y prohibidas en su momento por las líneas ortodoxas,
mecánicas e idealistas. Lo anterior permite reconocer un soporte ideológico que cubre las
intenciones de la psicología social soviética del momento, la cual expresa que la misión
fundamental de la psicología social es contribuir a la formación del hombre comunista, para lo
cual establece un marco teórico que incluye estudios sobre comunicación, actitudes y
colectividad.
Para Vigotsky, referente indiscutible del paradigma soviético, la teoría psicológica es cultural,
histórica e instrumental, es decir que en el hombre los fenómenos psíquicos superiores no
tienen un origen natural sino social, y para poder explicarlos es necesario ir más allá del
organismo y buscar sus raíces en las relaciones interhumanas y en la historia, que es a la par el
sujeto activo de las relaciones. Es decir que procesos superiores como conciencia y voluntad se
desarrollan mediante las interacciones del individuo con sus semejantes y con la cultura del
entorno (Vigotsky, 1960). Por otro lado, Alexander Luria, reconocido discípulo de Vigotsky,
desarrolla su teoría cognitiva a partir de postulados vigotskyanos, pero con la diferencia de que
incluye factores genéticos y ambientales en la producción de cambios psicológicos, refiriéndose,
entre otras, a como el desarrollo sociohistórico hace parte de la reflexión sobre procesos
cognitivos. (Munné, 1982).
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Marx Vigotsky
http://www.google.com.co/search?hl=es- http://www.google.com.co/search?hl=es-
419&site 419&site
Otro de los referentes históricos que le dan sentido y explicación a las tendencias de la
psicología social tienen lugar en uno de los escenarios de pensamiento social y político más
emblemáticos: la Escuela de Frankfurt, cuna del pensamiento posmoderno y plataforma para la
fundamentación de la perspectiva clásica. Cabe resaltar, en principio, que los desarrollos de
dicha escuela superan la reflexión de lo disciplinar y trascienden a la constitución de nuevas
formas de comprender el universo social a partir de categorías políticas, muchas de ellas con
fundamento marxista y, por otro lado, con fundamento psicoanalítico, por lo que son los
En Francia, por otra parte, el marxismo permea también algunos escenarios de discusión y
reflexión filosófica y científica. Es el caso de estudiosos como Pierre Naville y Jean Francois Le Ny,
quienes integraron un prestigioso círculo de pensamiento en el marco del partido, reconocido
incluso como el más vivo y representativo de la Europa del momento, que aporta directamente
a las ciencias sociales y muy fuertemente a la denominada psicología social. Le Ny defiende la
psicología social materialista, centrada en el individuo pero preocupada por las múltiples formas
con las que este es determinado por movimientos propios de la sociedad. Le Ny se basa en tesis
completamente marxistas de carácter filosófico que le atribuyen al psiquismo la categoría de
producto de la actividad cerebral, que a su vez está determinado por las situaciones exteriores,
por el mundo material y por la forma como el mundo entra mediante la praxis y sus relaciones
con él mismo. De ahí surge el carácter social del psiquismo, el cual puede entenderse en dos
sentidos fundamentales: el primero se entiende a partir de la premisa de que el hombre es un
animal social por naturaleza, de donde resulta la tesis que fundamenta que toda psicología es
social, y el segundo establece que este carácter social es producto de un movimiento
permanente (Le Ny, 1963). Es desde aquí que la perspectiva francesa determina que la
psicología social se refiere a un dominio intermedio dado por el cuerpo de conocimientos sobre
cómo actúan las condiciones económicas, políticas e ideológicas para llevar a un individuo o
grupo de individuos a pensar o a actuar de una manera particular. Pierre Naville, reconocido
seguidor de Trotsky, establece, por su lado, más una dimensión de psicología social relacionada
con el mundo del trabajo, un interés que lo termina vinculando con la sociología del trabajo,
especialmente debido a su interés por las consecuencias sociales de la automación, así como
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por los problemas del socialismo y las guerras. Examinadas estas propuestas francesas de
carácter marxista se puede evidenciar, entonces, un carácter principalmente filosófico del
mundo social y de su relación con el psiquismo, con el cual se pretende superar esa fractura
histórica entre individuo y sociedad.
http://www.taringa.net/posts/info/12993204/Mayo-Frances-la-2-Revolucion-Francesa.html.
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PSICOLOGÍA SOCIAL Y
COMUNITARIA
Perspectivas de emergencia
Perspectivas de emergencia
Perspectivas de emergencia
Tal y como se ha mencionado, la psicología social, al igual que otros campos de la psicología e
incluso otras ciencias sociales, han tenido muchos cambios y transformaciones a partir de las
alteraciones sociopolíticas y culturales, las cuales demandan, entre otras, formulaciones más
pertinentes y situadas a las distintas y muy complejas necesidades de las poblaciones y
comunidades. Para el caso puntual de la psicología social es indispensable reconocer que los
contextos contemporáneos sugieren replanteamientos conceptuales, epistemológicos y
metodológicos, para lo cual es indispensable conocer aquellos elementos que dentro de la
historia de la psicología, e incluso de la psicología social, proponen replanteamientos radicales a
esa psicología experimental y positivista norteamericana al servicio del mercado y de la propia
industria militar.
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contemporáneo, que si bien tienen sus orígenes en ciencias como la física, la filosofía y la
sociología, permiten situar muy bien las nuevas formas de análisis y abordaje de los procesos
sociales y su sinnúmero de categorías implicadas de forma interdependiente.
Uno de los referentes más importantes en esta perspectiva contemporánea puede ser la teoría
general de sistemas, ideada por el físico Austriaco Ludwig Von Bertalanffy, quien luego de
formarse en el prestigioso pero hermético círculo de Viena decide apostarle a una explicación
del universo social, a partir de un concepto propio de la física como son los sistemas. Entre sus
aportes está la consideración del universo social como sistema, para lo cual desarrolla un
planteamiento sin lugar a dudas muy interesante de la reflexión sobre el fenómeno social
mismo. El sistema es considerado por Bertalanffy como una unidad que contiene elementos que
se integran y relacionan entre sí de forma constitutiva, dándole sentido y explicación a dicha
unidad. Esto, sumado a su planteamiento de apertura del sistema, permite comprender como
los individuos interactúan y se desarrollan relacionalmente con otros que aparecen en el
contexto. De esta manera se formaliza el concepto de retroalimentación, que tanto beneficio le
ha ofrecido a los procesos de abordaje ya que implica el reconocimiento de un contexto
relacional donde participan diversos sistemas con historias y condiciones particulares. Existe, en
este sentido, una interrelación entre todos los elementos y constituyentes de la sociedad, es
decir que todos los factores esenciales en los problemas, puntos, políticas y programas públicos
deben ser siempre considerados y evaluados como componentes interdependientes de un
sistema total (Bertalanffy, 1960).
Otra de las teorías que bien pueden considerarse indispensables para la comprensión
contemporánea del universo social y relacional, como componente distintivo de la psicología
social, se denomina Teoría de la cibernética social, fundamentada por el físico austriaco Heinz
Von Foerster, quien al igual que Bertalanffy hizo parte de la convención positivista del Círculo de
Viena, pero que termina como disidente al proponer elementos para el análisis de los procesos
sociales que distaban mucho de las apuestas mecánicas y deterministas de la época.
Dentro de las nuevas apuestas de la cibernética social, también entendida como cibernética de
segundo orden, aparecen elementos muy importantes en la discusión sobre las organizaciones
sociales y sus formas de autoproducirse, ya que se incluye la idea de autoorganización de los
sistemas como una propiedad ineludible de todo sistema en relación social. Decidirse por un
enfoque cibernético implica considerar algunos principios básicos que no están siempre
claramente definidos en la literatura y que se pueden describir como una forma de pensar
especial, como un paradigma o, como el propio Gordon Pask lo definió, como un arte o incluso
una manera de vivir. Esta visión metadisciplinaria y su aplicación interdisciplinaria destaca
también a la cibernética en un medio académico caracterizado por el dualismo teórico, las
versiones unidisciplinares y el modelo metódico positivista de las ciencias naturales e incluso de
las ciencias sociales. Por otro lado, Niklas Luhmann considera que la cibernética es
completamente pertinente y necesaria para el acercamiento y la comprensión de los
fenómenos y problemas propios de un mundo extremadamente complejo y cambiante, por lo
que destaca específicamente los procesos de comunicación (Luhmann 1968). No obstante, es
Aspecto sistémico:
Interacción:
Los sistemas cibernéticos descartan de plano la causalidad y establecen las acciones recíprocas
de los sistemas dinámicos como centro del interés.
Autoreferencialidad:
Para Heinz von Foerster este es el principio fundamental del pensamiento cibernético. Él habla
de la circularidad, que significa que todos los conceptos se pueden referir a ellos mismos,
proceso en el cual un estado se puede reproducir (von Foerster 1993). Luhmann asume este
concepto y lo designa bajo el término de autoreferencialidad, asunto que finalmente se
convierte en una de las premisas fundamentales para el abordaje de los procesos sociales.
Información:
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http://observatorioredes.blogspot.com/2012/01/sobre-la-teoria-del-caos-el-efecto.html
Para la complejidad social es indispensable pensar en los siguientes componentes, los cuales, si
se integran, permiten hacer de la lectura e incluso de los abordajes de procesos sociales algo
más holístico, por lo que se pueden comprender las incertidumbres, indeterminaciones y
fenómenos aleatorios. En cierto sentido la complejidad siempre está relacionada con el azar. Las
premisas de la complejidad pueden resumirse prácticamente en tres, las cuales se funden
claramente en procesos integrados e interdependientes. El primero se denomina principio
C E
C E
C E
6 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
Perspectivas críticas
Respecto a su naturaleza
Otra de las perspectivas que hacen parte de la propuesta emergente, alternativa e incluso
transformadora es la psicología social que se construye en marcos culturales Este tipo de
psicología social bien puede vincularse a una serie de iniciativas consideradas culturalistas,
como la psicología de los pueblos, cultura y personalidad y los estudios transculturales, pero
más recientemente con desarrollos propios de la psicología evolutiva, psicopatología o
psicología social. En esta perspectiva se retoman muchos de los planteamientos de carácter
epistemológico anteriormente referenciados, lo cual connota un panorama desafiante para las
apuestas que vinculan a los sujetos sociales con movimientos y procesos del contexto
multicategorial (políticos, sociales, económicos, axiológicos y culturales).
La psicología de los pueblos se considera, en principio, muy pertinente, ya que dirige su interés
a los estudios de las identidades culturales y de las migraciones, los cuales son aportes
fundamentales para ramas de la antropología como la antropología psicológica, y para ramas de
la psicología como son potencialmente la psicología cultural y la psicología social y comunitaria
(Aguirre, 2000). Por otro lado, la Psicología denominada transcultural reporta algunos avances
interesantes asociados con procesos de abordaje interdisciplinarios que plantean análisis
transculturales de las principales áreas de la psicología, desde los procesos básicos y del
desarrollo hasta la psicología social (Lambert 1980). Es cierto entonces que la cultura termina
siendo un componente definitivo para el análisis social, ya que reside en creencias comunes
distribuidas en una sociedad y se inscribe en costumbres, rituales y escenarios de relaciones
institucionalizadas y propias de la vida cotidiana.
8 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
https://www.google.com.co/search?hl=en&biw=1366&bih=673&site=imghp&tbm=isch&sa=1
&q=arte+urbano&oq
http://www.pepenevado.es/wp-content/uploads/2012/08/mafalda-3.gif
Para comenzar este módulo es indispensable, en principio, hacer referencia a que cada uno de los
postulados considerados como propios y característicos de la psicología social y comunitaria
contemporánea deben situarse y explicarse a partir de la instalación y la expresión de
macroprocesos sociopolíticos, económicos y culturales, como son los marcos globalizantes
homogeneizadores, la multiculturalidad y demás perspectivas propias de la incertidumbre y el caos.
Es muy importante, en este sentido, referir el interés que el campo denominado psicología social y
comunitaria ha desarrollado en distintos escenarios internacionales, precisamente porque
comienzan a emerger procesos sociales que, por sus particularidades, complejidades y formas,
requieren de nuevas lecturas y apuestas conceptuales y metodológicas que se vinculen de una
manera más coherente.
En este sentido, Colombia es sin duda un territorio en el que históricamente se han construido,
desarrollado y evidenciado fenómenos sociales que bien pueden explicarse como el resultado de
distintas convergencias y tensiones de carácter político, económico y cultural, y que de forma
manifiesta incorporan elementos, componentes y categorías de fenómenos y procesos
denominados globales o supralocales, como la globalización, la hegemonización, la
multiculturalidad, el mercado y la incertidumbre, entre otros (Canclini, 2000). Todos estos
fenómenos denominados contemporáneos constituyen el marco situacional desde donde se
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recrean las dinámicas locales en las cuales la psicología social y comunitaria hace presencia, genera
acciones y reproduce conceptualizaciones y formas metodológicas.
La discusión sobre los procesos sociales globales y su recreación en contextos locales tienen un
marco de abordaje lo suficientemente amplio, asunto que para el caso de la contextualización de la
psicología social y comunitaria resulta más que oportuno. Esta amplitud no solamente se ve
reflejada en la gran diversidad de aportes y construcciones académicas, sino también en la
diversidad de elementos y categorías que le dan cuerpo a cada uno de esos procesos, lo que
significa, para la propuesta de la psicología social y comunitaria, acoger de la manera más
constitutiva e integradora posible dichos elementos.
Este panorama recrea, además, dinámicas sociales y políticas que bien pueden concebirse incluso
como naturalizadas en contextos de dependencia donde se instala y promueve un solo orden
establecido, lo que significa poner en marcha el panorama de la exclusión, el cual impone un
régimen especial que subordina (Bauman, 1999). Esta tendencia desarrolla estrategias para el
afianzamiento consideradas, por muchos teóricos de las ciencias sociales, como guerras
asimétricas donde las condiciones son impuestas por estructuras transnacionales, las cuales tienen
como intención promover un control extraterritorial que en ocasiones, por no decir casi siempre,
supera leyes y formulaciones locales. Es así como la soberanía y la independencia estatal se hace
más fácil de obtener, mientras que su alcance y contenidos se empobrecen progresivamente a
medida que la autonomía económica, militar y cultural se vuelve rápidamente cosa del pasado y su
supervivencia toma cada vez más forma de ficción.1
Así aparecen en los nuevos territorios contemporáneos nuevas velocidades y nuevas polarizaciones,
las cuales conducen a nuevas formas de relación social donde se restringen incluso las formas
comunitarias de desarrollo, por lo que impera la individualización y la competencia en el mercado
(Bauman, 1999). Esta situación se puede manifestar en las nuevas lógicas de trabajo donde
1
BAUMAN, Zygmunt. La sociedad sitiada. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2004.
https://www.google.com.co/search?hl=en&site=imghp&tbm=isch&source=hp&biw=1366&bih=673&q=capitalimo+salv
aje&oq=capitalimo+salvaje
4 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
marcos de reflexión, de intervención y de abordaje para los fenómenos que circulan y se
desarrollan en el mundo contemporáneo.
Unas de estas tesis que aparecieron de forma contundente, incluso presentándose como
contrahegemónicas y alternativas en su momento, fueron las propuestas de la representación
social de Moscovici y de identidad social de Tajfel, las cuales dieron un nuevo panorama para
resaltar la naturaleza colectiva del comportamiento social procurando enfocar los problemas de
forma más panorámica. Posterior a estos trabajos aparecen también los reportados por James,
Dewey, Pierce y Mead, los cuales también se consideran como parte del denominado
interaccionismo simbólico. En todos ellos aparece la discusión acerca de la distinción entre la
nueva psicología social y la psicología social sociológica, que se alinea en los marcos positivistas,
descriptivos e individualistas.
La representación social, tal y como la expone uno de sus principales creadores y promotores,
Sergio Moscovici, abre la discusión acerca de una de las zonas de sentido dentro de la psicología
social, la cual bien puede considerarse como proceso fundamental, como lo es la subjetividad
social, asunto prácticamente ignorado por las perspectivas tradicionales de la psicología social
norteamericana y de perspectiva positivista. La categoría de representación permite, entonces,
comprender como el conocimiento social tiene una naturaleza simbólica y social que reproduce
significaciones que están más allá de cualquier objeto concreto; como bien lo define Moscovici
(1982): “No hay nada en la representación que no esté en la realidad, excepto la representación
misma”. Con esto Moscovici establece que todas las fuentes de la representación se encuentran en
la realidad, la cual se instala en la formulación subjetiva de quien representa, es decir que la
representación social supera la idea de la representación como imagen, y se define a partir de la
relación que el sujeto tiene con el objeto que se representa. Por lo tanto, cuando Moscovici afirma
que “no hay nada en la representación que no esté en la realidad”, no se refiere a una realidad
concreta y objetivable, sino por el contrario a una realidad social en la que intervienen procesos de
subjetivización que la configuran, asunto que también podrá definirse como subjetividad social
(González Rey, 2002).
Las representaciones sociales muestran las formas organizativas del espacio simbólico en el que los
sujetos se desenvuelven y desarrollan. Es decir que la realidad aparece mediante las
representaciones sociales y los discursos que forman el tejido social, por medio de los cuales los
sujetos relacionados con un determinado escenario social configuran el sentido subjetivo de las
denominadas esferas de su vida y se atribuyen una significación a sí mismos y a sus relaciones con
los otros. El hecho de asumir el carácter subjetivo de las representaciones sociales no niega sino
que reafirma su compromiso con la realidad social; solo que esta realidad social se expresa en la
representación de forma subjetiva (experiencia del sujeto), no como reflejo objetivo de lo
representado, lo cual implica, para el estudio, la descentralización de los objetos construidos y se
centra, mejor, en la configuración de elementos subjetivos, con lo cual se le da un valor heurístico
al proceso.
Otra característica que posibilita establecer esta perspectiva de la representación social como
referente para la psicología social contemporánea corresponde a que la organización simbólica que
constituye el medio social es también un aspecto central o transversal en la constitución de sentido
propio de las emociones del sujeto. Esta organización simbólica constituye, dentro del proceso, un
complejo marco de núcleos emocionales que asociados a los procesos de significación integran de
forma interconectada eso que se denomina representación social. Con esto se puede establecer de
manera concreta que este complejo proceso de la subjetividad social, mediante el cual el mundo
adquiere sentido para los sujetos que lo viven o lo experimentan, integra además procesos que
originalmente no hacen parte de la psicología, sino que se han construido por otras ciencias
sociales, como los discursos, los imaginarios sociales, entre otros (González Rey, 2002). Esta
subjetividad social que integra al sujeto individual y al sujeto relacional representa una forma
constitutiva e integradora para cualquier intención de comprensión de los fenómenos y procesos
socioculturales diversos, ya que estos se implican de forma recíproca en los procesos de
construcción de la subjetividad.
En este sentido, autores como Markova definen que incluso ese debate integrador debe incorporar,
además, la distinción individual y social, que parece ser uno de los principales interrogantes de la
psicología social y comunitaria contemporánea. De esta manera se establece que los fenómenos
socioculturales relativamente estables, como las formas habituales de pensamiento, las
representaciones sociales, los lenguajes, las tradiciones y demás expresiones paradigmáticas,
6 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
hacen parte de un ambiente social en el cual los sujetos viven y se desarrollan. Es decir que en esta
experiencia de subjetividad social, entendida desde el carácter sociocultural, lo social y lo
individual constituyen categorías absolutamente interdependientes (Markova, 1996).
Con esto no se quiere decir que dichas posturas o tesis contemporáneas desvirtúen o replieguen
cualquier consideración de lo correspondiente a la representación social, sino que por el contrario
complementan y reconfiguran la manera como estas pueden tener lugar en el contexto social de
desarrollo, rompiendo mecanismos de objetivación y anclaje propios de la propuesta de Moscovici,
rejuveneciendo estos conceptos y permitiéndoles ser resinificados.
Tal y como se ha venido estableciendo a lo largo de la cartilla, son muchos y muy variados los
aportes conceptuales y epistemológicos que le han dado a la psicología social y comunitaria un
marco de situalidad y pertinencia respecto a sucesos, procesos y fenómenos sociales
contemporáneos complejos y multicategoriales. En esta línea se destacan muchos autores con
sus trabajos y sus formas alternativas de pensar, progresistas, y hasta disidentes con respecto a
las que al comienzo del módulo denominamos tradicionales y hegemónicas. Dentro de estas
teorías aparecen la propuesta de la representación social, que ya fue expuesta y demarcada con
cada una de sus formulaciones y pretensiones teóricas; el construccionismo social, que le va a
dar a la psicología social y comunitaria un nuevo panorama con la inclusión y la resignificación
del lenguaje, la relación social y los componentes históricos; y la psicología colectiva, que
finalmente le dan soporte a esa integración entre lo social y lo comunitario, que a la larga son
los grandes elementos de discusión del módulo.
El construccionismo social tiene, dentro de su marco teórico, varios exponentes que con sus
aportes han removido nuevas formas para la comprensión de la realidad y de la realidad social y
comunitaria, en las que se integran componentes contextuales y nuevas subjetividades e
intersubjetividades. En este sentido, puede referirse el trabajo de Berger y Luckmann, que
marca un horizonte muy interesante para la comprensión de la realidad social al considerarla
una construcción social, pero es quizás Keneth Gergen el referente más reconocido, no solo
para la psicología social, sino también para la psicología educativa e incluso para la psicología
clínica, con su propuesta narrativa que hoy parece tener la fortaleza y fundamentos necesarios
para convertirse incluso en un paradigma teórico que bien podría continuar con sus desarrollos
por varios años más.
Para poder establecer la pertinencia de la psicología clínica en el registro histórico que lleva a
cabo esta cartilla y, finalmente, en el proceso de formación en psicología social y comunitaria,
vale la pena incorporar en el debate algunos elementos que Gergen considera indispensables
para el establecimiento de una perspectiva social en psicología. Uno de los elementos que
Gergen destaca hace referencia a la constante invalidación histórica que se le ha dado a la
teoría psicológica, ya que no impacta y explica de manera sistemática los procesos de interés,
asunto que para la psicología convencional es un argumento perfecto para revertir muchas de
sus actuaciones. Por lo que sus propuestas se volvieron correspondientes a lo demandado por
las estructuras científicas. Con esto se abre paso a teorías “válidas” del comportamiento social
que se establecen como implementos significativos para el control social, por lo que el
comportamiento del individuo es predecible, hecho que al mismo tiempo lo ubica en una
posición de vulnerabilidad. 2
2
ESTRADA, Ángela María. Kenneth Gergen: Construccionismo social, aporte para el debate y la
práctica. Bogotá: Universidad de los Andes, 2007.
8 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
Es precisamente esta perspectiva la que comienza a ser discutida por el construccionismo, pues
la considera no solo descontextualizada sino también reduccionista en su máxima expresión, y
es que precisamente las condiciones cambiantes de la cultura y sus innumerables elementos
constitutivos hacen de la postura construccionista algo transgresora y alternativa para la
cosmovisión cientificista que ha rodeado las distintas tesis de la psicología por décadas. Una de
las propuestas planteadas por Gergen en este sentido es deslegitimar la explicación que la
fisiología establece para el comportamiento social, al considerar que esta no nunca podrá dar
cuenta de las variaciones del comportamiento social con el paso del tiempo, aún más con la
presencia de las expresiones culturales que de por sí se construyen y deconstruyen de manera
permanente en el espacio en el cual se desarrollan dichos comportamientos sociales. A la luz de
estos argumentos, el continuo intento por construir leyes generales del comportamiento social
pareciera estar mal encaminado, al igual que parece ya injustificada la creencia asociada de que
el conocimiento de la interacción social puede acumularse y desarrollarse de la misma manera
que se desarrolla en las ciencias naturales. Así, el construccionismo establece que el estudio de
la psicología social es principalmente una tarea histórica que debe superar de manera
sistemática ese interés por explicar todo lo concerniente al universo social, desde bases
primarias o biologisístas, quizás porque los dominios sociales dependen de disposiciones
adquiridas que se encuentran sujetas a grandes cambios a lo largo del tiempo.3
Kenneth Gergen
https://www.google.com.co/search?hl=en&site=imghp&tbm=isch&source=hp&biw=947&bih=5
37&q=construccionismo+social.
3 Ibid.
10 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
PSICOLOGÍA SOCIAL Y
COMUNITARIA
de lo objetivo a lo construido socialmente,
discursividad y psicología colectiva
De lo objetivo a lo construido socialmente, discursividad y psicología
colectiva
Esta premisa propia del construccionismo es especialmente transversal para la comprensión del
mundo social en el cual se desarrollan las reflexiones y los abordajes de la psicología social y
comunitaria, ya que permite habilitar otra dimensión epistemológica en la que no se establece
un mundo social ajeno observable, sino que contrariamente se establece un mundo
particularmente plural y cambiante que define sus propias realidades a partir de la interacción
entre individuos. Parece, entonces, que la tradición de comprensión es superada por una
emergencia que incluye géneros lingüísticos, así como las instituciones en las cuales estos se
encuentran inmersos, por lo cual la concepción de persona o individuo no puede ser verificada
o falseada por medio de la observación. De acuerdo con esto se puede decir que el lenguaje no
es hijo de algo interno llamado “mente”, sino de los procesos culturales que se tejen en un
contexto particular, donde las descripciones del mundo no son expresiones exteriores que se
instalan en el individuo, sino que por el contrario son los lenguajes los que permiten la
descripción y explicación dentro de las relaciones (Gergen, 1994).
A partir de estas consideraciones, Gergen establece una serie de premisas que posibilitan
incorporar el construccionismo a los fenómenos sociales correspondientes, denominándolos de
una manera concreta pero a la vez muy significativa dentro de los contextos de abordaje de la
psicología social y comunitaria. Estos son:
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desarrollistas y de mercado, que unifican y estandarizan todo aquello que se considera de
interés científico. Sin embargo, existen otros referentes teóricos que han marcado para la
historia de la psicología un punto de partida que requiere ser reivindicado con respecto a los
temas de atención de la vida contemporánea, como algunas tesis psicoanalíticas que destacaron
los temas hermenéuticos, del lenguaje y relacionales (Spence, 1982; Aron, 1999), hasta las
propuestas fenomenológicas y crítico sociales (Richardson, 1999).
Diálogo intercultural: La premisa del diálogo cultural parte de asumir una postura sensata y
muy responsable de la psicología, en buena parte construida desde un marco occidental
fragmentado y reduccionista. Esta perspectiva no solo establece que la vida cultural es plural y
multicategorial, sino que a su vez exige despojar al psicólogo social de toda pretensión
unificadora por categorizar y homogenizar conceptos y metodologías. Si bien el
construccionismo social respalda y reconoce esta premisa como fundamental, hay referentes
teóricos y metodológicos propios de la psicología intercultural que han posibilitado el referente
del diálogo intercultural como categoría (Bruner, 1990).
https://www.google.com.co/search?hl=en&biw=1366&bih=673&site=imghp&tbm=isch&sa=1&
q=okupas+en+Colombia
Se puede hacer referencia a los trabajos realizados por Harris Zeling, a quien se le atribuye la
noción de discurso incluso como categoría de análisis. Verón, por su parte, considera que el
análisis no debe instalarse solo en el texto, sino en los componentes hipertextuales que le dan
sentido y lo explican, como los referentes contextuales, intencionales y emocionales que hacen
4 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
parte de cualquier relación social, tesis que posteriormente puede circunscribirse en las
propuestas de la sociosemiótica (Jofré 2007).
En este sentido, y como parte del desafío que construye la psicología social y comunitaria, es
indispensable que cada uno de los abordajes fenoménicos de carácter colectivo constituyan un
escenario donde las versiones plurales y la dialógica discursiva conserven su protagonismo, para
lo cual no resulta suficiente, lo que se dice, sino dónde se dice, entre quiénes se dice, cómo se
dice, qué intención existe al decir lo que se dice, y qué impactos genera lo que se dice. Vale
aclarar que el psicólogo social y comunitario, considerado sujeto activo en el proceso que
integra y paralelamente estudia o comprende, también resulta ser un referente lingüístico
indispensable.
https://www.google.com.co/search?hl=en&biw=1366&bih=673&site=imghp&tbm=isch&sa=1&
q=teor%C3%ADa+de+la+fractalidad
Como bien se ha establecido en los apartes anteriores del documento, son muchos los aportes
teóricos y epistemológicos que le han dado soporte y orientación a la psicología social y
comunitaria contemporánea. Estos no solamente han abierto nuevas formas de comprender el
escenario de desarrollo del ejercicio disciplinar, sino que además han logrado configurar un
marco epistémico y metodológico que significan de forma y sentido distintos al sujeto, a sus
relaciones y a sus procesos transformadores. En este panorama, que podría llamarse también
emergente, aparece una propuesta teórica que parece vincular las concepciones sociales y
comunitarias y sirve de plataforma para dar cuenta de procesos colectivos, pasados por alto por
la psicología tradicional, como las acciones de intersubjetividad y la supraindividualidad, que de
manera particular conducen a la emergencia de categorías políticas en psicología social y
comunitaria. Esta perspectiva se denomina psicología colectiva, y a continuación se
establecerán algunas de sus más representativas características.
http://www.lasillavacia.com/historia/la-marcha-por-la-paz-y-sus-apuestas-politicas-analisis-y-
seguimiento-en-vivo-43580
6 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
Para comenzar la formulación respecto a la psicología colectiva, vale reconocer que
históricamente la psicología social ha determinado su centro de atención en el sujeto y todos
aquellos procesos que lo implican, incluso las relaciones que se construyen con otros y con el
mismo entorno. Para las corrientes propias del fenómeno colectivo, es decir para aquellas que
han situado su atención en esta categoría, como la sociología política, la ciencia política y la
antropología social, parece tener relevancia el mundo relacional en el cual se construyen
discursos para reivindicar, para significar o para soportar prácticas de organización y gestión
social. Es precisamente en esta perspectiva en la que se concentra la psicología Colectiva,
privilegiando las interacciones y los procesos de conjugación y construcción de realidades en
escenarios sociales, sin que esto signifique desvirtuar los caracteres subjetivos propios de cada
momento relacional; este proceso bien puede considerarse como la nueva realidad
psicocolectiva, que tiene sentido a partir del encuentro y la interacción.1
La realidad psicocolectiva
En este aspecto, vale la pena comenzar diciendo que históricamente las ciencias sociales, e
incluso alguna fracción de las ciencias denominadas como duras, entraron en el debate
dialógico entre aparentes conceptos divergentes y antagónicos, como: alma-cuerpo,
racionalidad-espiritualidad, privado-público, subjetividad-objetividad. Esta discusión, en buena
parte, constituye la focalización y el centro de discusión de la mayoría de las mencionadas
ciencias de calibre sociocultural, donde caben también las emergencias de la física cuántica y las
teorías del caos, las incertidumbres y las fractalidades.
Dentro de este debate parece haber quedado instalada, por lo menos para las ciencias sociales,
la idea de que lo público está más ligado al mundo de lo objetivo, de la regla compartida, del
mundo normativo y estructural, mientras que lo privado, como propiedad del sujeto, se
encuentra mucho más ligado al mundo subjetivo propio de las ideas, las configuraciones
emocionales y las apuestas personales para la supervivencia. Pareciera, entonces, que la
postura se inclinara a expresar un mundo distintivo, claramente fracturado y definido por
fronteras imaginarias y hasta espaciales, donde el sujeto se moviliza entre una dimensión y otra
sin posibilidad alguna de mimetizarse en la complementariedad entre las mismas dimensiones.
Con la psicología colectiva se abre un panorama más que importante para lo que significa
comprender al sujeto contemporáneo, sus relaciones y sus contextos de desarrollo; en principio,
porque supera ese debate de distinciones y permite nuevas referencias acerca del significado de
lo público para construir subjetividades, así como lo privado también define particularidades
para la construcción de lo público, debate que pone a la psicología social y comunitaria en
perspectiva de contexto y pertinencia y demanda, entre otras, nuevas formas de abordaje en
contextos contemporáneos donde lo privado y lo público mutan y se deconstruyen a partir de
relaciones especialmente discursivas. En este orden de ideas, es posible establecer nuevas
https://www.google.com.co/search?q=fotograf%C3%ADa%20art%C3%ADstica&um=1&ie=UTF
Subjetividad pública
A lo largo del siglo pasado y buena parte del siglo actual, se ha incrementado el sector disidente
de las ciencias sociales que sitúa la discusión de lo psíquico incluso por fuera de lo individual y
subjetivo, lo cual establece la existencia de una versión de subjetividad construida en los
escenarios relacionales y colectivos y que permite considerar tanto las apuestas identitarias
como los propósitos de colectivos, grupos sociales y comunidades de cualquier orden,2 de
donde emerge una cosmovisión que puede considerarse hiperorgánica y supraindividual, en la
cual se establece que el discurso colectivo y la presencia de una mentalidad colectiva debe ser
centro de atención y estudio de las nuevas ciencias sociales, entre ellas la psicología social
crítica emergente y la psicología comunitaria. Queda así superada y muy cuestionada toda
tendencia teórica que instala el mundo psicosocial en el individuo y su mundo privado, por lo
que el concepto resignifica lo psicocolectivo, como acento concreto de lo relacional e incluso de
lo intersubjetivo.
2 Ibid.
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Para la comprensión de este nuevo paradigma es indispensable establecer algunas
consideraciones respecto a categorías emergentes que resultan necesarias para el abordaje de
procesos sociales y comunitarios. Finalmente, estas categorías permitirán ofrecer nuevos
sentidos epistemológicos y horizontes de desarrollo para la psicología social y comunitaria:
Masa
Se podría considerar la categoría masa como las multitudes espontáneas que se movilizan y que
están compuestas por sujetos sin lazos previos ni vinculación alguna que repentinamente se
desindividúan al ser sustraídos por un sentimiento y actividad, por lo que dejan de pertenecerse
a sí mismos para empezar a pertenecer a él.
Supraindividualidad
Es importante referir que esta categoría reporta una dimensión política de la masa en el espacio
público que ha sido satanizada y desvirtuada por parte de las instituciones que pretenden
cohesionar a la ciudadanía y formular discursos más individualizantes que colectivos. Por esta
razón, cuando se habla de un espíritu colectivo o de supraindividualidad, se asume el espacio
público como el escenario propicio para la irrupción, es decir, para establecer su espíritu de
resistencia a lo que institucionalmente se plantea, promoviendo un clima sensitivo y
racionalmente político.
Cultura
Otra categoría indispensable para el análisis de la psicología colectiva hace referencia al cuerpo
cultural que circula tanto en la esfera pública como en la esfera privada; en particular, aquel que
caracteriza a los pueblos y a las comunidades, que construyen escenarios culturales y
discursivos políticos que las diferencian y las caracterizan en territorios donde convergen
permanentemente las relaciones entre ellas y entre ellas y las instituciones definidas por el
establecimiento.