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Contreras Torres Sandra Itzel | HAT02

Y dime ¿tú te das la buena vida?


Ayudar a darnos la buena vida pero sobre todo la buena vida humana es
justamente uno de los objetivos de Fernando Savater en su libro Ética para
Amador, el cual actualmente a sus 24 años de haber visto por primera vez la luz
en aquel abril de 1991, sigue siendo de gran ayuda para las generaciones
contemporáneas ya que gracias a la habilidad de su autor para escribir acerca de
un tema que muchas veces no es del agrado del público en general, de una
manera tan desenfada ha logrado crear la atmosfera idónea para que inclusive el
más longevo del hogar se interese en él.
.Y si bien se podría pensar que es un libro que ésta dirigido a un público infantil,
cuando el lector, sin importar la edad, decide tomarlo y “echar un vistazo” al primer
capítulo queda fascinado por la manera en que Savater logra crear un viaje
literario en base a un tema que se tiene, por la mayoría de las personas, como
aprendido y comprendido como si fuera parte de la naturaleza humana, como si se
naciera sabiendo ética.
Dado a que el objetivo del autor no es convertir su obra en un manual para tener la
ética perfecta, su lectura se hace mucho más amena ayudando en muchas
ocasiones a reflexionar acerca de cómo se ha estado percibiendo la ética, nos
ayuda además a cuestionarnos que es lo que realmente se quiere, y si lo que se
quiere a la larga, será benéfico o no, como lo muestra con la ayuda de grandes
personajes clásicos como lo son: Robinson Crusoe, Frankenstein. El ciudadano
Kane, Gloucester e inclusive hacen acto de aparición los hermanos bíblicos Esaú
y Jacob, de quienes se ayuda para crear conexiones a lo largo del libro
mostrándonos cuestiones que seguramente el lector si tuvo una oportunidad
previa de leer no habrá notado.
Mostrándonos que muchas veces se ve pero no se observa. Ya que en todos y
cada uno de los ejemplos que coloca podemos ver que ellos pueden enseñar las
diferentes perspectivas de lo que es darse la buena vida aunque no siempre sea
humana.
Sin embargo la obra de Savater no solo hace énfasis en darse la buena vida
aunque si sea el objetivo principal, ya que mediante un pequeño recorrido por
diferentes frases que seguramente se han escuchado con anterioridad; porque ¿a
quién no le han dicho alguna vez haz lo que quieras? Pero realmente se sabe lo
que es hacer lo que se quiera, pues bien, Savater nos muestra como esas cuatro
palabras pueden convertirse en un arma de doble filo y que sin duda alguna
pueden lastimar, ya que hacer lo que se quiera implica un compromiso mayor no
solo con la gente de alrededor sino también, con la libertad esa libertad de la que
siempre se habla pero pocas personas realmente conocen, o creen conocer.
Y si bien muchas veces se quiere hacer lo que se quiera debemos aprender si se
trata de un capricho, una orden o una costumbre y que tan buena o mala puede
Contreras Torres Sandra Itzel | HAT02

ser la decisión que tomemos. Cosa que me permito plasmar, será una lección
inolvidable pera quien decida conocerla.
Pero sin duda alguna una de las tantas lecciones que nos podremos encontrar en
las 188 páginas de este ensayo que alguna vez se le ocurrió hacer a un padre
para su hijo, y que se adquiere al conocerlo es; aprender a observar las relaciones
del día a día, así como todas las condiciones que estas representan, es aprender
que las relaciones humanas son mucho más complejas de lo que creemos, que en
ocasiones el ponerte en el lugar del otro es una de las practicas que más
beneficios traerá ya que te ayuda a comprender al otro en lugar de solo juzgar.
Cabe resaltar que uno de los muchos atributos que se puede rescatar de esta
magnífica obra que Savater creo para un pequeño Salvador es de mucha ayuda
para todos aquellos que busquen una manera simple de adentrar a los pequeños y
no tan pequeños como se mencionó anteriormente, en la ética.
De manera tal que si se opta por aprender este viaje, se debe recordar llevar
consigo una mente dispuesta a reconocer cual es el camino que se ha optado y
que “buena vida” es la que se ha llevado, ganas de reencontrarse con amigos
literarios que se tenían olvidados, y sin duda un buen diccionario o computadora si
se prefiere lo moderno.
Y ahora dime ¿te gustaría saber si te has dado la buena vida?

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