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¿Cultura cuadriculada?

El ser humano como agente del planeta tierra y contando con la “razón” como herramienta para su
supervivencia tiene la necesidad de clasificar, instrumentalizar y hacer operativo todo lo que le rodea… pero
¿hasta qué punto?

Jorge Camilo Pedraza Infante


Estudios y Gestión Cultural
Universidad EAN

La cultura a través de las épocas en las que el ser humano ha vivido en este mundo ha cambiado
de significado y de percepciones por cada quién que se familiariza con sus conceptos. En el pasado
se hablaba de “personas cultas” y “personas incultas” generando una brecha entre los que tenían
conocimientos avanzados y los que no. De entrada, el concepto de cultura comienza a generar
zonas y clasificaciones que dividen sociedades y pensamientos, y esto da paso en sí a una
discriminación al “culto” o al “inculto”. Y es tanta la profundidad de este concepto que se llegó a
hablar de “artes cultas” que fueron aquellas que disfrutaron aquellos personajes que tenían poder
económico, social y político en los grandes imperios europeos. Incluso, hoy en día se siguen
usando estos términos en algunos casos y en determinadas situaciones, sin cambiar el sentido
discriminatorio con el cual nació el concepto.

Colocando a un lado estos casos donde el significado se pierde un poco del concepto, podemos
entender que la cultura el día de hoy es algo más general y abarca mucho más de lo que en un
principio se entendió. Se asocia con el arte, con las tradiciones, con los conocimientos y hasta con
las formas de actuar de una persona o una sociedad, y ninguna de estas características está por
fuera del concepto. De hecho, la cultura es un conjunto donde las ideas, pensamientos, tradiciones
y expresiones se conjugan haciendo resaltar territorios y sociedades sin necesidad de calificar una
“mejor” que la otra o viceversa. Cada región en el mundo tiene ciertas características que gracias a
su historia, a sus condiciones ambientales, su geografía, a sus climas y a sus espacios genera
comportamientos específicos entre sus habitantes. Comportamientos que a través de los años se
convierten en tradiciones y seguramente en rasgos culturales. Así se llega a un concepto general
donde las ideas, costumbres y tradiciones que caracterizan a una sociedad conforman la cultura.

A través de los tiempos la cultura se comienza a clasificar, no con el fin de discriminar o rechazar al
diferente, sino para la investigación, ya que los campos de la cultura son inmensos y no hay forma
de abarcarla toda. Estos son los inicios de la operativización 1 de la cultura.

Cada una de las clasificaciones va enfocada en aspectos tangibles o intangibles de la cultura en


cualquier territorio, y hasta el momento, cada país tiene libertad de escoger el modelo y los
indicadores que aplicará en su proceso de caracterización para la operativización. Por lo tanto
detectamos que el primer paso para hacer operativa la cultura es la caracterización, clasificando
así la cultura en grandes ramas a conocer: el patrimonio, las artes y las prácticas culturales. Cada

1
La palabra ‘operativización’ no existe ni como verbo ni como sustantivo en ningún diccionario libre,
tampoco en la RAE. El término se seguirá utilizando en el artículo con fines académicos y de expresar este
ejercicio de “dar operatividad” o “hacer operativa” a la cultura.
una de estas clasificaciones tiene una operativización distinta en el momento de iniciar una
investigación o en el momento de generar proyectos económicos dentro de lo social.

El Patrimonio Cultural de una región es un tema amplio y con muchas variaciones. Para iniciar una
división interna se disponen de dos campos: patrimonio inmaterial, campo donde se revisan
actividades, tradiciones y formas de actuar de sociedades; y patrimonio material el cual se enfoca
exclusivamente en los objetos y lo tangible. Esto genera ciertos procesos y acciones que por lo
general se basan en políticas dictadas por un gobierno de un país o de distritos más pequeños. En
el caso de Colombia, el Ministerio de Cultura genera estas políticas con el objetivo de proteger los
bienes que pueden ser considerados como patrimonio y el país a su alrededor se operativiza para
cumplir sus funciones específicas dentro de la política. Por ejemplo, existe una Política para el
conocimiento, la salvaguardia y el fomento de la alimentación y las cocinas tradicionales de
Colombia2 desde el año 2009 en el Ministerio de Cultura. Esta política da las directrices para que se
formulen y se desarrollen cientos de estrategias alrededor del país que conlleven al rescate de las
cocinas tradicionales desde la punta más entrada en el mar caribe de la Guajira hasta Leticia en el
Amazonas. De ahí se desarrollan operaciones logísticas, administrativas, de investigación, de
reconocimiento y de apropiación de estas tradiciones. Mientras algunas fundaciones generan
encuentros de cocineros en algunos territorios, otras realizan investigaciones, otras crean modelos
de enseñanza y difusión y otras se dedican a rescatar las que se creen perdidas. Y si entramos más
a fondo en el tema vemos que hay una red avanzada de actores en estos procesos donde
empresas de logística, alojamientos, alimentos, consultoras y fundaciones en gestión cultural se
articulan permitiendo alcanzar los objetivos de la política preservando así el patrimonio cultural de
la nación.

En la rama de las artes la operativización es diferente ya que se centra en la creación y la difusión


de las expresiones creadas sin importar si son bienes patrimoniales o no. Lo operativo de esta
rama se enfoca en los centros de enseñanza y las formas de compartir los conocimientos acerca de
las artes, generando así carreras profesionales, cursos artísticos y talleres para el impulso de los
nuevos artistas y sus nuevas creaciones. En el campo de la difusión entra un aspecto bastante
operativo que es la producción referida a eventos o presentaciones artísticas en cualquier
expresión. Artes plásticas, literatura, música, cinematografía y cualquier expresión requiere de un
proceso de difusión y por lo tanto una producción de eventos o presentaciones que harán
visibilización de sus obras ante el público. La producción entonces termina siendo un proceso
operativo donde se articulan todos los requerimientos para que las presentaciones sean un éxito,
conjugando logística, espacios, el artista, aspectos administrativos y económicos en un solo
momento. Existen modelos de producción y carreras profesionales donde la persona puede
aprender acerca de los tipos de producción y sus acciones con una gran profundidad y con
especializaciones en expresiones artísticas. Estos productores son los que a la final terminan
dando las directrices de la operación.

Por último, la rama de las prácticas culturales es la menos explorada en cuanto a procedimientos,
procesos y la operativización. Esta rama está en proceso de investigación y se dedica al rescate o a
la documentación de prácticas y tradiciones generales de nosotros como seres humanos
2
La política fue creada por el Ministerio de Cultura de Colombia en el año 2009 y se puede consultar en:
http://www.mincultura.gov.co/ministerio/politicas-culturales/Pol%C3%ADtica%20de%20las%20cocinas
%20tradicionales%20de%20Colombia/Paginas/default.aspx
pertenecientes a una sociedad. Los procesos no van más allá de las metodologías aplicadas para la
investigación y la solicitud de recursos ante entidades culturales o el estado.

Conociendo así, el alcance de la operativización está un poco sesgado en las diferentes ramas de la
cultura y esto nos conlleva a preguntarnos: ¿Es necesario operativizar de una forma estricta la
cultura?

Al entrar en los campos culturales y descubrir que las tradiciones, las expresiones artísticas o las
prácticas se han generado y desarrollado solas a partir de muchas características de su territorio y
no requieren de condiciones especiales para su creación se concluye que la operativización no
debe ir más allá de la investigación y la difusión de resultados como en el proceso de la
producción. El pretender operativizar la cultura es cuadricular en cierta forma lo que debe fluir
libre y sin restricciones más allá de las implantadas por cada sociedad, restricciones también
basadas en su cultura.

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