favorece el desarrollo global de los niños y su integración en la sociedad de forma positiva. Y entre los valores a transmitir, la puntualidad, es uno de ellos, y se debe trasladar a los niños desde los primeros años de vida, dentro de la familia y de la escuela, donde los hábitos y las rutinas empiezan a establecer horarios para cada actividad. La incorporación a la Escuela infantil, parece un momento adecuado para empezar a trabajarla con nuestros pequeños y pedimos vuestra colaboración.
La puntualidad, según la Real Academia de la
Lengua Española, es “el cuidado y diligencia en hacer las cosas a su debido tiempo”.
La puntualidad se relaciona con otros valores,
como la responsabilidad, el orden, el respeto… y contribuye a construir una imagen positiva de sí mismo, el no ser puntual, por el contrario, se relaciona con la irresponsabilidad, el desorden, el desinterés, el egoísmo…
¿Cómo podemos trabajar la virtud de la
puntualidad con los más pequeños?
. No es tarea fácil y requiere esfuerzo, ya que
la noción del tiempo para los niños es diferente y no la llegan a comprender. Por eso, es importante crear rutinas. Las rutinas ayudan a formar hábitos y les hacen sentirse seguros. Ellos no tienen, ni entienden de relojes, pero la sucesión de acciones, desde la satisfacción de sus necesidades más básicas, como el sueño o la alimentación, contribuye a la formación de las primeras concepciones espacio-temporales. Poco a poco irán aprendiendo que esa secuencia de acciones tiene que realizarse en un tiempo y lugar determinado. . La puntualidad, como otros valores se transmite con el ejemplo constante. Si un niño se acostumbra a llegar tarde, nunca aprenderá a valorar la importancia de la puntualidad.
. No es conveniente acostumbrar a los niños a
realizar sus acciones cotidianas distraídos con otros estímulos, como por ejemplo vertirse viendo la tele… Deben centrarse en lo que hacen, las distracciones les llevarán a ser impuntuales.
. Debemos ayudarles a conocer los
sentimientos que desencadena la impuntualidad, en ellos mismos y en los demás, inseguridad, abandono, impaciencia, engaño, ansiedad …
. Es importante que, en ocasiones vivan las
consecuencias de no ser puntuales y que experimenten ellos mismos lo que ocurre, explicándoselo con comentarios como: “Ves, hemos llegado tarde y ya han cerrado puerta del cole, hoy ya no podrás escuchar el cuento que ha contado la seño”, “Hemos llegado tarde al cumple y ya han soplado las velas”, “si llegamos tarde al parque no podrás jugar con tus amigos”…
. Es bueno acostumbrarles a hacer las cosas
con el tiempo suficiente, para evitar agobios y para resolver imprevistos sin nervios ni angustia.
. Enseñarles a establecer prioridades ante las
acciones que les toque acometer.
Animamos a todas las familias a inculcar este
valor a sus hijos, valor que muchas veces pierde importancia en nuestra sociedad, sobre todo si se trata de niños pequeños, pero que dice mucho de nosotros mismos. LA PUNTUALIDAD SUPONE RESPONSABILIDAD HACIA UNO MISMO Y RESPETO HACIA LOS DEMÁS.