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SUPETRINTENDENCIA DE SOCIEDADES

Oficio 220-040212 del 17 de agosto de 2007

Asunto: Responsabilidad del liquidador y de los socios de una sociedad de responsabilidad


limitada en el trámite de liquidación voluntaria. - Efectos del cambio del nombre y del
domicilio de una compañía.

Me refiero a su escrito radicado en esta Entidad con el número 2007-01-134506, por medio del cual
consulta si es posible que una empresa para evadir la responsabilidad por demandas en su contra
debido a los malos servicios prestados, pueda liquidarse y cambiar de nombre, y qué pueden hacer al
respecto los afectados para evitar tal situación y mediante qué procedimiento.

Sobre el particular, y en aras de dar una mayor claridad a la respuesta, es preciso hacer las siguientes
consideraciones de orden legal, advirtiendo que su consulta será resuelta de manera general.

1. LA DISOLUCIÓN Y LIQUIDACIÓN DE SOCIEDADES COMERCIALES

El ordenamiento jurídico colombiano consagra una serie de disposiciones para llevar a cabo la disolución
y liquidación de las sociedades comerciales, entre las que se encuentran los artículos 218 y siguientes
del Código de Comercio. Dicha normatividad establece una serie de causales por las cuales se puede
disolver una sociedad, entre ellas por la decisión de los asociados adoptada conforme a la ley y al
contrato social (artículo 218 Num. 6º C.Co).

Es pues la propia ley la que confiere la posibilidad a los socios o accionistas de una sociedad para que en
desarrollo del principio de la autonomía de la voluntad privada, decidan disolver de manera anticipada la
sociedad, observando para tal efecto las reglas previstas para las reformas del contrato social, valga
decir, elevando a escritura pública el acta del máximo órgano social contentiva de la aprobación de la
disolución, e inscribiendo dicha escritura en el registro mercantil de la Cámara de Comercio del domicilio
de la sociedad, en los términos de los artículos 158 y siguientes del Código de Comercio.

Una vez inscrita en el registro mercantil la escritura pública de disolución, se inicia la etapa de
liquidación de la compañía, en la cual se determina el haber social, se realizan los activos sociales y se
pagan los pasivos de la sociedad de acuerdo a la prelación legal de pagos, todo ello de conformidad con
lo previsto en los artículos 225 y siguientes del Estatuto Mercantil, normas estas de orden público y por
consiguiente de obligatorio cumplimiento.

En punto de las obligaciones condicionales y litigiosas en cabeza de una sociedad en período de


liquidación, es preciso señalar que el liquidador debe hacer una reserva adecuada que garantice el pago
de tales obligaciones al tiempo de que se hagan exigibles, pero si esto no ocurre terminada la
liquidación, dicha reserva debe depositarse en un establecimiento bancario, en los términos del artículo
245 del Código de Comercio. Ello significa que si la sociedad con anterioridad a la entrada en liquidación
o incluso durante la misma, le son notificadas demandas judiciales en su contra, está en la obligación de
constituir la respectiva reserva en su contabilidad, al igual que en el inventario de patrimonio social, en
este último caso siempre y cuando la notificación de los procesos a la compañía se efectúe con
anterioridad a la fecha de corte del mencionado estado financiero de inventario (artículo 234 ibídem).
 

2. RESPONSABILIDAD DEL LIQUIDADOR Y DE LOS ASOCIADOS EN EL TRÁMITE DE


LIQUIDACIÓN VOLUNTARIA

Como administrador que es el liquidador, el mismo está sujeto al régimen de responsabilidad previsto en
los artículos 24 de la Ley 222 de 1995 y 255 del Código de Comercio, por lo que dicho liquidador
responde solidaria e ilimitadamente de los perjuicios que por dolo o culpa y en ejercicio de sus funciones
ocasione a la sociedad, a los socios o a terceros.

Para hacer efectiva dicha responsabilidad, los asociados o los terceros cuentan con la posibilidad de
iniciar acciones en contra del liquidador, para lo cual cuentan con un término de cinco años contados a
partir de la aprobación por el máximo órgano social de la cuenta final de liquidación. “Las acciones que
procedan contra los asociados, en razón de su responsabilidad por las operaciones sociales, se
ejercitarán contra los liquidadores, como representantes de los asociados, tanto durante la liquidación
como después de consumada la misma, pero dichos asociados también deberán ser citados al juicio
respectivo”.(artículo 252 C.Co).

3. CAMBIO DE NOMBRE Y DE DOMICILIO DE UNA SOCIEDAD COMERCIAL

Como persona jurídica que es la sociedad comercial, la misma goza de unos atributos de la personalidad
entre los que se encuentran el nombre y el domicilio social. El primero de tales atributos se forma como
se dispone en relación con cada uno de los tipos de sociedad que regula el Código de Comercio. Dicho
nombre debe constar en los estatutos de la sociedad, por lo que su cambio o modificación implican una
reforma del contrato social (artículos 110 Num. 2º y 158 y ss C.Co).

Es de señalar que el cambio del nombre de una compañía no trae como consecuencia la extinción de la
persona jurídica, toda vez que esta continúa desarrollando sus actividades pero bajo una denominación
o razón social diferente, conservando su patrimonio y por consiguiente los activos y pasivos que lo
constituyen.

En lo que respecta al domicilio social, esto es, el lugar donde está situada la administración o dirección
de la compañía (artículo 86 Código Civil), es de anotar que el mismo debe estar consagrado en los
estatutos de la sociedad, por lo que su modificación comporta una reforma estatutaria, con las
formalidades y requisitos pertinentes, como lo es la escritura pública y el registro mercantil en la
Cámara de Comercio del nuevo domicilio de la sociedad (artículo 165 C.Co).

Al igual que como ocurre con el cambio del nombre de la sociedad, la variación del domicilio social no
trae como resultado la terminación de la persona jurídica, lo que significa que esta sigue operando pero
con la diferencia consistente en que su sede de administración o dirección se ubica en lugar distinto al
que tenía la sociedad antes de la reforma.

Teniendo en cuenta las consideraciones que anteceden, este Despacho procede a resolver sus
inquietudes de la siguiente manera:

 
Es jurídicamente viable que los socios de una sociedad de responsabilidad limitada, decidan adelantar la
disolución y consecuente liquidación de la compañía, en razón a que es la propia ley la que consagra tal
posibilidad (artículo 218 Num. 6º C.Co). Sin embargo, los perjuicios que se deriven del proceso de
liquidación, bien por actos u omisiones de los socios o del liquidador, hace responsables a dichas
personas, por lo que los terceros están facultados para iniciar las acciones a que haya lugar, tanto
durante la liquidación como después de consumada la misma, en los términos de los artículos 252 y 255
del Código de Comercio.

Ni el cambio de nombre ni el del domicilio de la sociedad la eximen de la responsabilidad que se pueda


derivar en su contra de procesos judiciales, toda vez que como se indicó, tales reformas no dan lugar a
la extinción de la persona jurídica, la que continúa desarrollando sus actividades pero bajo una
denominación o razón social diferente y desde un lugar de domicilio distinto.

Con relación a qué proceso se puede adelantar en contra de la sociedad, es preciso manifestarle que
este Organismo no es competente para pronunciarse sobre el particular, por tratarse de situaciones que
se desprenden de la prestación de servicios por parte de la compañía, originada en virtud de actos
jurídicos de cuya validez, fuerza obligatoria y efectos corresponde pronunciarse a la justicia ordinaria.

Finalmente, se le recomienda solicitar a la Cámara de Comercio del domicilio social de la compañía un


certificado de existencia y representación legal de la misma, a efecto de que pueda determinar cuál es la
real situación jurídica de la sociedad, esto es, si se encuentra activa, en período de liquidación o
efectivamente liquidada.

En los anteriores términos damos respuesta a su consulta, anotándole que el alcance del concepto
expresado es el previsto en el artículo 25 del Código Contencioso Administrativo.

Sobre la responsabilidad solidaria de los socios en la liquidación de una sociedad


limitada, cuando se tienen obligaciones con terceros, y no existe patrimonio alguno
para cubrirlas, la Superintendencia de sociedades, en oficio  220-021165 de
Febrero 14 de 2008 e expresado lo siguiente:

ASUNTO: Sociedad de Responsabilidad Limitada - Responsabilidad de los


socios en un proceso de liquidación voluntaria.

Me refiero a su escrito remitido vía e-mail radicado en esta Superintendencia con el


número 2008-01-023719, mediante el cual consulta “si una sociedad limitada entró
en estado de disolución y liquidación y no tiene haberes sociales con qué
responder, estando en curso un proceso ejecutivo, se pueden perseguir los bienes
de los socios? Bajo qué procedimiento?”.
Sobre el particular, me permito transcribirle a continuación el Oficio 220-35969 del
13 de julio de 2005, por medio del cual esta oficina se pronunció en relación con los
casos en los cuales es solidaria la responsabilidad de los socios frente a procesos de
liquidación de sociedades anónimas o limitadas:
 “…Me refiero a su comunicación radicada con el número 2005-01-094365,
mediante la cual consulta acerca de la responsabilidad solidaria ante la liquidación
de sociedades limitadas y anónimas, así como sobre "el velo corporativo".
 Al respecto, es preciso observar que tanto en la sociedad anónima como en la
sociedad de responsabilidad limitada, los socios responden hasta por el valor de sus
aportes; la regla general expresada puede tener su excepción en las sociedades de
responsabilidad limitada, cuando en los estatutos se hubiere acordado para alguno,
varios o para todos, prestaciones accesorias o garantías suplementarias, pero en
este caso, en los estatutos debe expresarse claramente la naturaleza, cuantía,
duración y modalidades en que se haga consistir la responsabilidad adicional, por lo
que en ningún caso los socios comprometen una responsabilidad indefinida o
ilimitada.
 La mencionada regla, se extiende durante toda la vida de la sociedad, lo que
incluye el término que dure la liquidación de sus negocios sociales; así lo confirma
el artículo 252 del Código de Comercio, en el que se expresa lo siguiente: "En las
sociedades por acciones no habrá acción de los terceros contra los socios por
obligaciones sociales. Estas acciones sólo podrán ejercitarse contra los liquidadores
y únicamente hasta concurrencia de los activos sociales recibidos por ellos.
 En las sociedades por cuotas o partes de interés las acciones que procedan contra
los asociados, en razón de su responsabilidad por las operaciones sociales, se
ejercitarán contra los liquidadores, como representantes de los asociados, tanto
durante la liquidación como después de consumada la misma, pero dichos
asociados también deberán ser citados al juicio respectivo ".
 Lo anterior sin perjuicio de la responsabilidad que a los socios de estas últimas les
impone el artículo 36 del Código Sustantivo de Trabajo, a cuyo tenor: "son
solidariamente responsables de todas las obligaciones que emanen del contrato de
trabajo las sociedades de personas y sus miembros y éstos entre sí en relación con
el objeto social y solo hasta el límite de la responsabilidad de cada socio y los
condueños o comuneros de una misma empresa entre sí, mientras permanezcan en
indiviso".
 A ese propósito es pertinente remitirse a la sentencia de la Corte Constitucional C-
865 2004, del 7 de septiembre de 2004, en la que esta alta corporación advierte
que en las sociedades que se catalogan como de personas, como las de
responsabilidad limitada, la Ley laboral y Tributaria, ha establecido la solidaridad de
los socios con la sociedad para el pago de éstas obligaciones
En uno de sus apartes, la referida sentencia trae a colación aquella distinguida bajo
el número C-210 de 2000, en la que en torno al tema tributario, la Corte expresa lo
siguiente:
"Esta Corporación estima que el tratamiento diferencial que establece el artículo
794 del Estatuto Tributario, en el sentido de excluir de responsabilidad solidaria a
los accionistas de las sociedades anónimas o asimiladas y a las cooperativas- salvo
en lo relacionado con los cooperados que hayan ejercido la administración o gestión
de la entidad- quienes también responden solidariamente, se justifica como quiera
que la responsabilidad solidaria de los socios por los impuestos de la sociedad, solo
es aplicable a determinados tipos de agrupaciones societarias, en donde la
característica personal es un elemento relevante, como quiera que, el vínculo
intuitu personae, es la característica esencial de las sociedades colectivas, de
responsabilidad limitada e inclusive de las asociaciones de carácter colectivo, en las
que es posible identificar una relación de gestión; evento que no ocurre con las
sociedades anónimas o por acciones, en donde el factor intuitu personae se
desdibuja, a tal punto que la gran mayoría de accionistas virtualmente se
encuentran separados de la dirección o administración de la compañía, conforme a
las propias reglas del Código de comercio e inclusive de sus propios estatutos
fundacionales. Para la Corte es evidente entonces, que las compañías de
responsabilidad limitada o las colectivas, por su propia naturaleza jurídica y sus
especiales características no se hallan en las mismas circunstancias fácticas frente
a las sociedades anónimas, ni mucho menos a las cooperativas".
Finalmente, en cuanto hace al velo corporativo, también en la misma sentencia, la
Corte Constitucional, expresa lo siguiente: "Conforme a lo expuesto, lo que si
resulta indiscutible es que las personas asociadas no pueden ser llamadas a
responder por el beneficio o lucro que reporten de la explotación de una actividad
lícita, pues el supuesto del cual depende la existencia e la responsabilidad, es la
comisión de un daño sobre los derechos de los demás.
En este orden de ideas, cuando se vulnera el principio de la buena fe contractual y
se utiliza a la sociedad de riesgo limitado no con el propósito de lograr un fin
constitucional válido, sino con la intención de defraudar los intereses de terceros,
entre ellos, los derechos de los trabajadores, es que el ordenamiento jurídico puede
llegar a hacer responsables a los asociados, con fundamento en una causa legal
distinta de las relaciones que surgen del contrato social. Es entonces en la
actuación maliciosas, desleal o deshonesta de los accionistas generadora de un
daño para con los terceros, en donde se encuentra la fuente para desconocer la
limitación de la responsabilidad y exigir de los socios la reparación del daño
acontecido.
Estas herramientas legales se conocen en la doctrina como la teoría del
levantamiento del velo corporativo o "disregard of the legal entity" o "piercing de
corporate veil" cuya finalidad es desconocer la limitación de la responsabilidad de
los asociados al monto de sus aportaciones, en circunstancias excepcionales ligadas
a la utilización defraudatoria del beneficio de separación. Al respecto, ha sostenido
la doctrina: " El ente hermético se abre siempre que surja o se perciba un asomo
de mala fe, fraude, abuso del derecho o simulación. Así mismo cuando se forma
para burlar el ordenamiento jurídico, o si después de constituida con arreglo a la
ley se desvía su finalidad, o la persona es utilizada para actos o propósitos ilícitos,
se configura el ejercicio anormal de un derecho que merece correctivos para que no
persista el abuso.
En nuestro ordenamiento jurídico se consagran algunos instrumentos que cumplen
la misma función de la teoría del levantamiento del velo corporativo, prevista
expresamente en otros ordenamientos, al respecto, se pueden destacar: l) el deber
constitucional y legal de no hacer daño a otro (neminen laedere), de acuerdo con
los artículos 58 y 83 de la Constitución y con el artículo 2341 del Código Civil, ll) la
responsabilidad por el abuso del derecho según el artículo 830 del Código de
comercio, lll) la responsabilidad subsidiaria en casos de concordato o liquidación de
sociedades subordinadas, conforme al parágrafo del artículo 148 de la Ley 222 de
1995, y lV) la responsabilidad prevista en el artículo 207 de la misma ley…"…”.
Por lo expuesto, se tiene que mientras se encuentre vigente una sociedad del tipo
de las limitadas y las anónimas, como durante su liquidación, la responsabilidad de
los asociados se limita al monto de su aporte, constituyéndose como única
excepción a esta regla la responsabilidad solidaria que les acompaña respecto de
las obligaciones de carácter laboral y fiscal a cargo de la compañía.
Como conclusión, únicamente en el evento en que el proceso que usted menciona
en su consulta sea de naturaleza laboral o fiscal, podrán ser perseguidos
solidariamente los demás bienes que componen el patrimonio de los socios, lo cual
se adelantará a través de los procesos ejecutivo laboral o de cobro coactivo, según
se trate de una u otra naturaleza.
En los anteriores términos se ha dado respuesta a su consulta, no sin antes
observarle que el alcance de los mismos es aquél al que alude el artículo 25 del
Código Contencioso Administrativo.

Sentencia C-520/02
 
DEMANDA DE INCONSTITUCIONALIDAD-Requisitos mínimos
 
INHIBICION DE LA CORTE CONSTITUCIONAL-Ausencia de cargo
concreto
 
INHIBICION DE LA CORTE CONSTITUCIONAL-Formulaciones
genéricas, confusas y sin relación causal de cargos
 
PRINCIPIO PRO ACTIONE EN DEMANDA DE
INCONSTITUCIONALIDAD-Límites
 
Si bien la Corte debe  tomar en cuenta el carácter democrático  de la
acción de constitucionalidad y la necesidad de adoptar un criterio pro
actione en el examen de las demandas que le son presentadas, no
puede llegar al extremo de suplantar al actor en la formulación de los
cargos, ni de determinar por sí misma, el concepto de la violación de
las normas que ante ella  se acusan  como infringidas, pues ésta es
una carga mínima que se le impone al ciudadano para hacer uso de
su derecho  político a ejercer la acción de inconstitucionalidad.
 
INHIBICION DE LA CORTE CONSTITUCIONAL-Ausencia de cargo
directo
 
Referencia: expediente D-3878
 
Demanda de inconstitucionalidad parcial contra el artículo 36 del Código
Sustantivo del Trabajo e inciso primero del artículo 252 del Código de
Comercio.
 
Actor: Carlos Alberto Maya Restrepo.
 
Magistrado Ponente:
Dr. ALVARO TAFUR GALVIS.
 
 
Bogotá D.C.,   nueve (9) de julio de dos mil dos (2002).
 
La Sala Plena de la Corte Constitucional, en ejercicio de sus atribuciones
constitucionales y en cumplimiento de los requisitos y trámites establecidos en
el Decreto 2067 de 1991, ha proferido la siguiente
 
 
SENTENCIA
 
 
I. ANTECEDENTES
 
 
El ciudadano Carlos Alberto Maya Restrepo, haciendo uso de la
acción pública de inconstitucionalidad, demandó parcialmente el
artículo 36 del Código Sustantivo del Trabajo y el inciso primero del
artículo 252 del Código de Comercio.
 
Mediante auto de 8 de febrero de 2002 el Magistrado Sustanciador admitió la
demanda, ordenó fijarla en lista, correr traslado de la misma al Procurador
General de la Nación para que rindiera el concepto de su competencia, y
dispuso comunicar su iniciación al señor Presidente de la República y al
Presidente del Congreso, como también a los Ministros de Justicia y del
Derecho, de Trabajo y de Seguridad Social y a la Superintendencia de
Sociedades, a fin de que, de estimarlo oportuno, conceptuaran sobre la
inconstitucionalidad de las normas acusadas.
 
Cumplidos los trámites propios de esta clase de procesos y previo el concepto
del Procurador General de la Nación, procede la Corte a decidir sobre la
inconstitucionalidad propuesta.
 
 
II. LAS NORMAS DEMANDADAS
 
Se transcribe a continuación el texto de las disposiciones acusadas,
según su publicación en los Diarios Oficiales números 27.407 del 9 de
septiembre de 1950 y 33.339 del 16 de junio de 1971 respectivamente
y se subraya los apartes acusados.
 
"DECRETO NUMERO 2663 DE 1950
(AGOSTO 5)
sobre el Código Sustantivo del Trabajo.
 
El Presidente de la República de Colombia,
en ejercicio de las facultades  que le confiere el artículo 121 de la Constitución Política de Colombia, y
 
CONSIDERANDO:
 
Que según el decreto número 3518 del Decreto de 1949, se declaró turbado el orden público y
en estado de sitio todo el territorio de la República;
Que según el artículo 153 del Decreto 2158 de 1948, se autorizó al gobierno para organizar una
comisión que elaborara una codificación de las disposiciones sustantivas del trabajo o que formulara un
proyecto de Código sobre la materia;
Que por decretos números 693 y 1934 de 1950, se creó la Comisión Redactora del Código Sustantivo del
Trabajo y se amplió su término de duración, Comisión  que ha presentado al Gobierno el proyecto de
Código que se adopta en el presente Decreto;
Que es una necesidad inaplazable tener la República un estatuto orgánico de las disposiciones
sustantivas del trabajo,  que se encuentran en la actualidad dispersas en numerosas leyes y decretos, lo
que hace difícil su interpretación y cabal cumplimiento, porque muchos de esos preceptos son en veces
contradictorios e inconexos;
Que es deber del Gobierno atender a la regulación normal de las relaciones laborales para mejorestar
de las clases trabajadoras, con el fin de lograr la justicia social  y el desarrollo de la economía nacional,
a lo cual contribuye una acertada y completa legislación social, por cuanto el Derecho del Trabajo
influye notablemente en el mantenimiento del orden público
 
DECRETA
CODIGO DEL TRABAJO
(...)
Responsabilidad solidaria
 
Artículo 36.- Son solidariamente responsables de todas las obligaciones que
emanen del contrato de trabajo las sociedades de personas y sus miembros y
éstos entre si en relación con el objeto social y sólo hasta el límite de la
responsabilidad de cada socio, y los condueños o comuneros de una misma
empresa entre si, mientras permanezcan en indivisión."
 
 
 
 
 
 
"DECRETO NUMERO 410 DE 1971
(marzo 27)
por el cual se expide el Código de Comercio
 
El presidente de la República de Colombia, en ejercicio de las facultades extraordinarias que le
confiere el numeral 15 del artículo 20 de la Ley 16 de 1968, y cumplido el requisito allí
establecido,
DECRETA
(...)
CAPITULO X
Liquidación del patrimonio social
(...)
Artículo 252.- En las sociedades por acciones no habrá acción de los terceros contra los socios por las
obligaciones sociales. Estas acciones sólo podrán ejercitarse contra los liquidadores y únicamente hasta
concurrencia de los activos sociales recibidos por ellos.
 
En las sociedades por cuotas o partes iguales de interés las acciones que procedan contra los asociados,
en razón de su responsabilidad por las operaciones sociales, se ejercitarán contra los liquidadores como
representantes de los asociados, tanto durante la liquidación como después de consumada la misma,
pero dichos asociados también deberán ser citados al juicio respectivo."
 
 
III. LA DEMANDA
 
 
El ciudadano Carlos Alberto Maya Restrepo solicita a esta
Corporación que excluya del ordenamiento jurídico las expresiones
"de personas", "y sólo hasta el límite de la responsabilidad de cada
socio", "no" y "sólo", contenidas las dos primeras en el artículo 36 del
Código Sustantivo del Trabajo y las restantes en el inciso primero del
artículo 252 del Código de Comercio, porque quebrantan el Preámbulo
y los artículos 1°, 2°, 9°, 13, 25, 29, 48, 49, 53, 58, 83, 93, 95, 228,
229, 230 y 333 de la Constitución Política.
 
Como sustento de su solicitud el demandante expone los siguientes
argumentos,  que la Corporación considera necesario citar en su totalidad, en
atención a la petición de inhibición a la que mas adelante se hará referencia.
 
 
"C. RAZONES PARA CONSIDERAR VIOLADA LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA:
 
Desde la aprobación de la Ley 50 del 28 de diciembre de 1.990, nefasta para la clase trabajadora porque le
robó la estabilidad en el empleo y la retroactividad a las cesantías, el país, en aplicación de la política
neoliberal, ha visto cómo a los trabajadores se les despide bajo la fórmula del acta de conciliación (sin la
mediación del juez, como sucede en la realidad) y cómo por la pérdida de la retroactividad de la cesantía,
los trabajadores no han podido cancelar los préstamos de vivienda con la misma facilidad con la cual lo
hacían hasta el año de 1.990.
 
Afortunadamente, el efecto búmerang le ha dado la razón a los críticos de esta Ley, y como la clase
trabajadora perdió capacidad de compra, los empresarios perdieron capacidad de oferta, porque se
tuvieron que quedar con sus mercancías sin vender, Y adicionalmente las corporaciones de ahorro y
vivienda entraron en graves crisis de iliquidez, porque ya no tenían quien les cancelara a tiempo los
créditos de vivienda otorgados.
 
Dentro de los inventos que se le presentaron al país están los famosos fondos de pensiones y cesantías,
que ahora recogen cada año el valor de las cesantías de los trabajadores y que antes servían de capital de
trabajo para los empresarios.
 
Los fideicomisos se pusieron de moda, especialmente para los patronos inescrupulosos que creyeron que
por el hecho de constituir un patrimonio autónomo, con suma inferiores a las reales, podían eludir el pago
de las prestaciones sociales y de las pensiones de jubilación de sus trabajadores, mucho más empezaron a
sentir los efectos de la política neoliberal. (Recordemos por ejemplo, los casos de COLCURTIDOS S.A.
y de la FLOTA MERCANTE GRANCOLOMBIANA, ya estudiados por la H. CORTE
CONSTITUCIONAL en sus sentencias T-014 de 1999 y SU-1023 de 2001, respectivamente).
 
Desde la aprobación del Código Civil, hace ya más de cien años, el legislador dejó contempladas las
regulaciones de la obligaciones solidarias (arts. 1568 a 1580).
 
A su turno, el Código de Comercio, en su artículo 191, trató el tema de las obligaciones a cargo de los
socios.
 
Por ello, a la luz de la nueva Constitución Política, y en respeto al derecho al trabajo(arts. 25 y 53), al
derecho de igualdad (art.13), al derecho al debido proceso (art. 29), al derecho a la seguridad social y a la
salud (arts. 48 y 49), a la garantía de los derechos adquiridos (art.58), al respecto por el principio de la
buena fe (art.83), al deber de respetar los derechos ajenos y al no abuso de los propios (art.95), a la
prevalencia del derecho sustancial (art.228), al acceso a la administración de justicia (art.229), al imperio
de la Ley (art. 230), y a que la empresa como base del desarrollo, tiene una función social que implica
obligaciones (art. 333), en concordancia con el art. 23 de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, con el art. 7º del Pacto Internacional de Derechos Económicos , Sociales y Culturales,
aprobado por la Ley 74 de 1.968, y, con el art. 25 de la Declaración Americana sobre Derechos Humanos
- Pacto de San José- aprobado por la Ley 16 de 1972, las expresiones "de personas" y " y sólo hasta el
límite de la responsabilidad de cada socio" del art. 36 del Código Sustantivo de Trabajo y, "no" y "sólo"
del inciso primero del art. 252 de Código de Comercio, son violatorias del mandato del constituyente de
1.991.
 
No tiene sentido que las sociedades de responsabilidad limitada y de personas y sus asociados, responda
solidariamente por los pasivos laborales, pero que a las sociedades anónimas se les otorgue el aval del
Estado para que sus dueños no responda por los salarios y las prestaciones sociales de sus trabajadores,
cuando ellas entran en situación de iliquidez o de liquidación, " luego de que esos mismos accionistas
fueron los que se beneficiaron con el desarrollo de la actividad de la sociedad y de las eventuales
utilidades que hubiere podido obtener durante su vida activa, parte de las cuales debieron destinar a la
conformación de los fondos necesarios para atender las obligaciones laborales y pensionales".
 
La H. CORTE CONSTITUCIONAL, recogieron la jurisprudencia de la Sala Laboral de la H. CORTE
SUPREMA DE JUSTICIA, en la ya mencionada sentencia T-014 del 21 de enero 1999, expresó sobre el
tema de la solidaridad lo siguiente:
 
"…El hecho de haber celebrado un contrato de fiducia no la exonera de la responsabilidad laboral. Surge
la pregunta de si los socios pueden relegarse de dicha obligación. Se predica acá el principio legal de la
solidaridad. La Corte Suprema de Justicia (Casación 9 de abril de 1.960 y de 28 de marzo de 1.969)
indicó: "Al respecto no vale el argumento de que el artículo 36 del Código Sustantivo del Trabajo, al
contemplar solo la responsabilidad solidaria de las sociedades de personas con sus miembros y de estos
entre si, excluye de las de capital, puesto que si se creyó conveniente regular de manera especial en dicho
estatuto tal aspecto de la responsabilidad, no fue con el ánimo de exonerar de la que incumbe a las
sociedades anónimas, casi siempre con mayor suma de obligaciones laborales por su vasto radio de
acción, sino porque esa materia está regulada en su integridad en el derecho comercial aplicable en lo
pertinente a las obligaciones surgidas del contrato de trabajo, a falta de disposición expresa", Son pues
solidariamente responsables no solo la empresa sino sus socios. Claro surge una inquietud: si está en
trámite liquidación obligatoria, las obligaciones a cargo de los socios surgen, según el artículo 191 de la
Ley 222 de 1.995, cuando sean insuficientes los activos. Esto es cierto, pero no significa que desaparece
la solidaridad porque el liquidador podrá ( deberá, dice el art. 191) exigir, mediante proceso ejecutivo
contra los socios, el faltante del pasivo externo por cubrir, de acuerdo al respectivo tipo societario. Pero
aquí no se agota el tema de la solidaridad, porque la Corte Suprema de Justicia (Sentencia de 10 de enero
de 1.995) recuerda que según el artículo 20 del Código Sustantivo del Trabajo en el conflicto de leyes del
trabajo y cualquiera otra se prefieren aquellas, luego no quedará solamente al arbitrio del liquidador la
exigencia a los socios, sino que este derecho también es susceptible de ser ejercido por los trabajadores y
extrabajadores, si el liquidador en el momento oportuno no lo hace".
 
(Las negrillas son mías), (Las expresiones: deberá , dice el art. 191 intercaladas en el texto transcrito son
también mías).
 
A su turno la Sala de Consulta y Servicio Civil del H. CONCEJO (sic) DE ESTADO, con ponencia del
Magistrado doctor AUGUSTO TREJOS JARAMILLO, en el negocio de radicación No. 1.307 del 15 de
febrero del 2.001, ratifica la teoría de la "responsabilidad subsidiaria del Estado", tema que recoge la
H. CORTE  CONSTITUCIONAL también ya mencionada sentencia de Sala Plena SU- 1023 del 26 de
septiembre del 2.001.
 
El Código Civil, en su art. 769, señala que la buena fe se presume. Y la Carta Magna, con su imperativo
categórico, determina que las actuaciones de los particulares y de las autoridades públicas deberán ceñirse
a los postulados de la buena fe.
 
Permitir que las expresiones demandadas continúen haciendo parte del art.36 del C.S. de T  y del art. 252
del C. de Co., es concederle patente de corzo a los empleadores de mala fe, puestos de moda con la
nefasta política neoliberal, contraria a nuestro Estado Social de Derecho, cuya Constituición Política es
garantista, tal como reiteradamente lo ha dicho la H. CORTE CONSTITUCIONAL.
 
Con todo respeto solicito a la H. CORTE CONSTITUCIONAL que en desarrollo de su propia
competencia precise la violación de las normas superiores que endilgo a las disposiciones
acusadas."
 
 
IV. INTERVENCIONES
 
1. Intervención del Ministerio de Desarrollo Económico
 
 
La ciudadana Luz Ángela Muñoz Oviedo, actuando como apoderada
del Ministerio de Desarrollo Económico, intervino en el proceso en
defensa de las expresiones acusadas, como quiera que a su juicio los
vocablos "de personas", "y sólo hasta el límite de la responsabilidad
de cada socio", "no" y "sólo" contenidas en el artículo 36 del Código
Sustantivo del Trabajo y en el inciso primero del artículo 252 del
Código de Comercio, no quebrantan el Preámbulo y los artículos 1°,
2°, 9°, 13, 25, 29, 48, 49, 53, 58, 83, 93, 95, 228, 229, 230 y 333 de la
Constitución Política.
 
 
Para el efecto hace un recuento de la naturaleza, características e
importancia de la sociedad anónima. Alude que este tipo de sociedad
surgió como resultado de la evolución de la responsabilidad de los
socios, en la que, partiendo de una responsabilidad plena, propia de
las sociedades colectivas, se llegó primero a las sociedades de
responsabilidad limitada, en las que se separan las obligaciones a
cargo de la empresa y de los  asociados, para luego permitir la
conformación de un tipo societario que reúne grandes capitales.
 
 
Alude a la limitación de la responsabilidad de los socios, como el
medio que la sociedad anónima utiliza para estimular la inversión,
debido a la fácil vinculación de inversionistas y suscripción de aportes,
al punto que este tipo societario es el "instrumento típico de la
economía moderna".
 
 
Estima que la responsabilidad de los socios, propia de las sociedades
por acciones, permite la movilidad de éstas, y estimula la vinculación
de grandes aportes al desarrollo societario, porque los inversionistas
conocen, de antemano, que su responsabilidad se limita a suscribir las
acciones y a mantener incorporado su aportes al capital social hasta la
liquidación de la sociedad, de manera que conocen que, en ningún
momento, y bajo ninguna circunstancia, serán compelidos a
incrementar su aporte.
 
 
Aduce que en las sociedades de capital los patrimonios del socio y de
la empresa se separan de manera absoluta, y que la protección de
terceros se presenta con la suficiente y adecuada conformación del
fondo social.
 
 
Agrega que en este tipo de sociedades no importa quienes
concurrieron a conformar el capital social, aspecto trascendental en
las sociedades de personas.
 
 
Concluye que los grandes desarrollos empresariales no pueden
concebirse sin este tipo societario, en el que se reúnen grandes y
pequeños inversionistas, que, en ejercicio de su libertad contractual,
arriesgan únicamente el monto de su aporte en una determinada
actividad empresarial –se apoya en jurisprudencia de esta
Corporación y del Consejo de Estado de las que transcribe apartes.
 
 
2. Intervención de la Superintendencia de Sociedades
 
 
El ciudadano Jorge Pinzón Sánchez, actuando como Superintendente
de Sociedades, interviene en el asunto de la referencia para solicitar
que las expresiones "de personas", "y sólo hasta el límite de la
responsabilidad de cada socio", "no" y "sólo" contenidas en el artículo
36 del Código Sustantivo del Trabajo y en el inciso primero del artículo
252 del Código de Comercio, sean mantenidas en el ordenamiento
jurídico porque no quebrantan el Preámbulo, y los artículos 1°, 2°, 9°,
13, 25, 29, 48, 49, 53, 58, 83, 93, 95, 228, 229, 230 y 333 de la
Constitución Política.
 
 
Advierte previamente que el actor  no hace un señalamiento expreso 
de las razones por las cuales  los preceptos acusados  infringen las
normas constitucionales invocadas en la demanda "dejando este
examen al criterio de la Honorable Corte".
 
 
Sostiene que la sociedad anónima se caracteriza porque el patrimonio
societario y el de los accionistas se separan radicalmente, de suerte
que éstos limitan su responsabilidad al monto de sus aportes.
Separación a la que atribuye la creación y creciente actividad
empresarial gestada por este tipo social, mediante la compra y venta
de acciones, de fácil adquisición y negociación en el mercado de
valores.
 
 
Afirma el interviniente que la sociedad de responsabilidad limitada, por
su parte, surge como una forma de organización societaria a la que
recurren pequeños y medianos empresarios, cuenta con un número
limitado de miembros, posee un capital representado en cuotas
sociales no negociables, aunque, al igual que la anónima, la
responsabilidad de sus socios también se limita al monto de sus
aportes.
 
 
Estima que, consecuencialmente, la sociedad de responsabilidad
limitada atiende reglas más estrictas en pro de la protección de
terceros, "y se permite la estipulación expresa a cargo de todos o
algunos de los socios de una responsabilidad mayor a la del monto de
sus aportes, o de prestaciones accesorias o garantías
suplementarias",como quiera que este tipo de sociedad no cuenta con
el respaldo patrimonial que poseen las sociedades colectivas, ni con
los volúmenes de capital propios de las sociedades anónimas.
 
 
Estima pertinente mencionar que los instrumentos jurídicos de
protección de acreedores, son iguales para todos los tipos societarios,
porque i) siempre la sociedad matriz responde en forma subsidiaria ii)
procede la acción revocatoria y la acción de simulación, contra ciertos
actos del deudor cuando el patrimonio es insuficiente para pagar los
créditos, y iii) debido a que opera la extensión de la responsabilidad a
los socios, cuando la sociedad ha sido utilizada para defraudar a los
acreedores.
 
 
Considera que de las sentencias de la Sala de Casación Civil de la
Corte Suprema de Justicia, a las que alude el actor, no es dable
deducir que el artículo 36 del Código Sustantivo del Trabajo establece
una responsabilidad solidaria de los accionistas, como quiera que esta
disposición "consagra una responsabilidad excepcional que
razonablemente tiene en cuenta el límite de responsabilidad de cada
socio."
 
 
Para concluir insiste en que las expresiones demandadas no
quebrantan el principio constitucional de la igualdad, porque razones
objetivas le permiten al legislador establecer responsabilidades
diferentes frente a las obligaciones originadas en los contratos de
trabajo, según se trate de socios o de accionistas, en cuanto la
responsabilidad de éstos, frente a terceros, es un medio adecuado y
proporcional para conseguir que cada tipo societario realice su objeto,
dentro del marco constitucional de la libre iniciativa privada.
 
 
3. Intervención Ciudadana
 
La ciudadana Rubiela Gamboa Bastidas, en uso de la facultad que le
otorga el numeral 1º del artículo 242 de la Constitución Política
interviene para impugnar la demanda y respaldar la exequibilidad de
las expresiones acusadas.
 
 
Considera que las expresiones "de personas", "y sólo hasta el límite
de la responsabilidad de cada socio", "no" y "sólo" contenidas en el
artículo 36 del Código Sustantivo del Trabajo y en el inciso primero del
artículo 252 del Código de Comercio, no quebrantan el Preámbulo y
los artículos 1°, 2°, 9°, 13, 25, 29, 48, 49, 53, 58, 83, 93, 95, 228, 229,
230 y 333 de la Constitución Política.
Afirma que la forma de liquidación de una sociedad corresponde a la
forma como cada sociedad fue conformada, de suerte que lo que sería
arbitrario sería desconocer tal realidad.
 
Sostiene que la sociedad limitada se constituye para conformar
pequeñas empresas -máximo de 25 socios-, en tanto la sociedad
anónima lo hace para atender las necesidades de las grandes
transacciones comerciales, y el flujo creciente de bienes y servicios y
destaca que la anterior diferencia incide, necesariamente en la
responsabilidad de sus integrantes, aunque el límite de la
responsabilidad de los socios no difiera, porque en el primer caso para
los terceros cuentan la persona misma de los socios, en tanto para
estos, resulta indiferente, quienes se vinculan como accionistas.
 
Además, con relación a la alusión que hace el actor de la sentencia T-
014 de 1999, la interviniente recuerda que el aparte que éste enfatiza,
fue declarado nulo mediante Auto 022 de 1999, el que transcribe.
 
Destaca finalmente que la responsabilidad ilimitada de los socios,
propia de las sociedades colectivas, no puede darse ni en la sociedad
de responsabilidad limitada, ni en las sociedades anónimas.
 
 
 
V. CONCEPTO DEL PROCURADOR GENERAL DE LA NACION
 
 
El señor Procurador General de la Nación, mediante concepto 2834,
recibido en la Secretaría de esta Corporación el 2 de abril del año en
curso, interviene para solicitar que esta Corporación se abstenga de
proferir sentencia de fondo, para decidir sobre la inconstitucionalidad
de las expresiones "de personas", "y sólo hasta el límite de la
responsabilidad de cada socio", "no" y "sólo" contenidas en los
artículos 36 del Código Sustantivo del Trabajo y 252 del Código de
Comercio, porque aunque el actor relaciona como violados los
artículos 1°, 2°, 9°, 13, 25, 29, 48, 49, 53, 58, 83, 93, 95, 228, 229, 230
y 333 de la Constitución Política, no expone la razón de la violación.
 
 
Alude a los requisitos que el Decreto 2067 de 1991 exige para que
una demanda de inconstitucionalidad culmine con sentencia de mérito,
de conformidad con los cuales no sólo se requiere señalar el precepto
acusado y las normas constitucionales infringidas, sino también
exponer los cargos en que el demandante sustenta la violación.
 
 
Sostiene que de las afirmaciones  del demandante en torno a la
reforma introducida al Código Sustantivo del Trabajo por la Ley 50 de
1990 no se puede deducir cargo alguno, y que no es dable ante la
ausencia de los requisitos en el ordenamiento establece para la
procedencia de la acción de inconstitucional que él emita concepto,
como tampoco que esta Corporación decida de fondo.
 
VI. CONSIDERACIONES
 
 
1. Competencia
 
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 241 numeral 4º de la
Constitución Política, la Corte Constitucional es competente para
conocer y decidir sobre la demanda de inconstitucionalidad de la
referencia, porque las expresiones "de personas", "y sólo hasta el
límite de la responsabilidad de cada socio", "no" y "sólo" están
contenidas en leyes de la República, esto es, los artículos 36 del
Código Sustantivo del Trabajo y 252 del Código de Comercio.
 
2. Inhibición
 
Previamente a cualquier análisis de fondo la Corte debe resolver la
petición de inhibición formulada por el señor Procurador General de la
Nación.
 
Al respecto cabe recordar que reiterada  jurisprudencia de esta CorporacióAl
respecto ver la síntesis de esta jurisprudencia realizada en la Sentencia C-
1052/01 M. P. Manuel José Cepeda Espinosa y los considerandos que sobre el
tema allí se hacen, a los que remite esta Sentencia. ha señalado la necesidad de
que se cumplan en los procesos de inconstitucionalidad todos y cada uno de
los requisitos establecidos por el  artículo 2° del Decreto 2067 de 199Dice la
citada norma: "Artículo 2º. Las demandas en las acciones públicas de
inconstitucionalidad se presentarán por escrito, en duplicado, y contendrán: 1.
El señalamiento de las normas acusadas como inconstitucionales, su
trascripción literal por cualquier medio o un ejemplar de la publicación oficial
de las mismas; 2. El señalamiento de las normas constitucionales que se
consideren infringidas; 3. Los razones por las cuales dichos textos se estiman
violados; 4. Cuando fuera el caso, el señalamiento del trámite impuesto por la
Constitución para la expedición del acto demandado y la forma en que fue
quebrantado; y 5. La razón por la cual la Corte es competente para conocer de
la demanda". .  Se trata, como lo dijo la Corte al declarar exequible la norma
citada, de "unos requisitos mínimos razonables que buscan hacer más viable el
derecho [de participación política], sin atentar en ningún momento contra su
núcleo esencialCorte Constitucional Sentencia C-131 de 1993 M.P. Alejandro
Martínez Caballero. Esta sentencia declaró la constitucionalidad del artículo 2
del Decreto 2067 de 1991, y estableció el punto de partida de la jurisprudencia
constitucional respecto de la sistematización de los requisitos que deben
cumplir las demandas de constitucionalidad. Los lineamientos generales sobre
la materia han sido desarrollados, entre otras, en las sentencias C-024 de 1994
(M.P. Alejandro Martínez Caballero); C-504 de 1995 (M.P. José Gregorio
Hernández Galindo); C-609 de 1996 (M.P. Vladimiro Naranjo Mesa); C-236
de 1997 (M.P. Antonio Barrera Carbonell); y, C-447 de 1997 (M.P. Alejandro
Martínez Caballero). Ciertamente, existen muchos otros pronunciamientos
sobre el particular que desarrollan y precisan los elementos esbozados en estos
fallos. Ver Sentencia C-1052/01 M. P. Manuel José Cepeda Espinosa..
 
Así, si un ciudadano demanda una norma, "debe cumplir no sólo formalmente
sino también materialmente estos requisitos, pues si no lo hace, hay una
ineptitud sustancial de la demandaCorte Constitucional Sentencia C-447 de
1997 M.P. Alejandro Martínez Caballero. que impide que la Corte se
pronuncie de fondo. Téngase en cuenta, además, que el artículo 241 de la
Constitución consagra de manera expresa las funciones de la Corte, dentro de
las que señala  que a ella le corresponde la guarda de la integridad y
supremacía de la Constitución en los estrictos y precisos términos del artículo;
de acuerdo con esta norma, "no corresponde a la Corte Constitucional revisar
oficiosamente las leyes sino examinar aquellas que han sido demandadas por
los ciudadanos, lo cual implica que el trámite de la acción pública sólo puede
adelantarse cuando efectivamente haya habido demanda, esto es, una
acusación en debida forma de un ciudadano contra una norma legalIbídem
Sentencia C-447 de 1997, citada en la sentencia C- 1052/01 M.P. Manuel José
Cepeda Espinosa. .
 
Ahora bien, en relación con el caso que ocupa la atención de la Corte, 
cabe precisar que si bien al momento de admitir  la demanda,  se
constató la identificación y trascripción de las normas constitucionales
que se estimaban violadas, así como la exposición por el demandante
de una serie de argumentos para sustentar su pretensión de
inexequibilidad, el examen detallado de dichos argumentos, propio de
la actual etapa del proceso de control de constitucionalidad, lleva a la
Corte a la conclusión   de que el actor no formula cargos concretos
contra las expresiones acusadas.
 
 
En efecto, en  la exposición que hace el actor, transcrita en  su
totalidad en el aparte respectivo de   los antecedentes de esta
providencia,   no encuentra la Corte  que éste  haga efectivamente  un
señalamiento expreso de las razones  por las cuales los preceptos
acusados  infringen las normas constitucionales que cita en la
demanda.
 
 
El actor se limita a hacer una serie de consideraciones genéricas
sobre los inconvenientes que en su concepto trajo para los
trabajadores  la expedición de la ley 50 de 1990 y la utilización de la
figura jurídica de los "fideicomisos", al tiempo que invoca y transcribe
parcialmente algunas decisiones  de tutela proferidas por la Corte en
materia de solidaridad en el ámbito de las sociedades. 
 
 
No sobra señalar que a pesar de la voluntad de la Corporación  de
interpretar la demanda  y de buscar el sentido de afirmaciones del
actor  tales como que  "no tiene sentido  que las sociedades de
responsabilidad limitada y de personas  y sus asociados  respondan
solidariamente por los pasivos laborales, pero que a las sociedades
anónimas  se les otorgue un aval del estado  para que sus dueños no
respondan  por los salarios  y las prestaciones sociales de sus
trabajadores, cuando ellas  entran en situación  de iliquidez o de 
liquidación...", debe concluirse que éstas, además de confusas, no
guardan relación con el texto de las normas acusadas y por tanto no
puede entenderse que con ellas se haya formulado por el actor un
cargo específico contra las mismas.
 
 
Por si quedara alguna duda al respecto, basta remitirse a la afirmación
que el propio actor hace al final de su exposición  sobre la ausencia en
su escrito del concepto de violación de las normas acusadas  cuando
señala: "Con todo respeto solicito a la H. CORTE CONSTITUCIONAL que
en desarrollo de su propia competencia precise la violación de las
normas superiores que endilgo a las disposiciones acusadas."(resalta
la Corte).
 
 
Si bien la Corte debe  tomar en cuenta el carácter democrático  de la
acción de constitucionalidad y la necesidad de adoptar un criterio pro
actione en el examen de las demandas que le son presentadaVer
Sentencia C-1052 M.P. José Manuel Cepeda Espinosa., no puede
llegar al extremo de suplantar al actor en la formulación de los cargos,
ni de determinar por sí misma, como lo solicita en este caso el actor, 
el concepto de la violación de las normas que ante ella  se acusan 
como infringidas,   pues ésta es una carga mínima que se le impone al
ciudadano para hacer uso de su derecho  político a ejercer la acción
de inconstitucionalidad.
 
Así ha dicho  la Corte que:
 
"(...) la acción pública de inconstitucionalidad, si bien corresponde a un derecho político expresamente
consagrado en la Constitución en cabeza de todo ciudadano (artículos 40, numeral 6, y 241 C.P.), cuyo
objetivo consiste en preservar la vigencia efectiva de los principios y normas fundamentales merced a la
participación directa del pueblo, no está exenta de una mínima responsabilidad de quien la ejerce, toda
vez que no ha sido consagrada con el propósito de interferir sin motivo ni justificación la vigencia de la
ley.
 
Cuando el ciudadano, en ejercicio de su derecho, acude a la Corte Constitucional en demanda de su
decisión sobre la exequibilidad o inexequibilidad de uno de los preceptos sometidos a su control, o
cuando interviene dentro de procesos de revisión automática de constitucionalidad, para impugnar las
disposiciones sujetas a ella, no se presenta simplemente como alguien opuesto a la vigencia de la
normatividad en tela de juicio, en cuanto le moleste o no le convenga.  Su presencia en tales procesos,
que en el caso de la acción de inconstitucionalidad son provocados por la demanda, obedece a la
necesidad de asegurar, dentro de la mayor amplitud, y en un contexto democrático y participativo, que se
lo escuche y atienda, con efectos jurídicos erga omnes, sobre el supuesto de que, aunque no prosperen,
tiene argumentos de derecho para exponer ante la Corte sobre posibles vicios, de fondo o de forma, en
las disposiciones que ataca.
 
Así las cosas, resulta inadmisible el uso de la acción pública de inconstitucionalidad para controvertir la
validez de normas, en búsqueda de su inexequibilidad, sin algún fundamento que lleve a la Corte al
examen propio de su función.
 
De allí que el artículo 2 del Decreto 2067 de 1991 haya establecido, como requisitos para la admisión de
la demanda de inconstitucionalidad y para el fallo, cuando la Corte considere del caso seguir el proceso,
'el señalamiento de las normas constitucionales que se consideren infringidas' y 'las razones por las
cuales dichos textos se estiman violados'.Sentencia C-630/96 M.P. José Gregorio Hernández Galindo.
 
Es claro en este sentido que la sola acusación de un precepto legal con la
indicación de los dispositivos superiores en apariencia infringidos, no
satisface los requisitos de procedibilidad del juicio de constitucionalidad, que
obligan a la formulación por el actor de por lo menos un cargo directo de
inconstitucionalidad contra la norma impugnada, que a su vez permita al
juzgador determinar si en realidad existe una oposición objetiva y verificable
entre el contenido de la ley y el texto de la Constitución PolíticVer Sentencia
C-380 de 2000 M.P. Vladimiro Naranjo Mesa, reiterada en la Sentencia C-328
de 2001 M.P. Dr. Eduardo Montealegre Lynett..
 
En el caso que ocupa la atención de la Corte resulta imposible realizar la labor
de comparación de dichos textos legales con las normas constitucionales que
se han anunciado como infringidas, pues se carece de concepto de la
violación, a partir del cual pueda efectuarse el examen enunciado.
 
 
Así las cosas, dado el carácter meramente aparente de los cargos esbozados en
la demanda,  construida a partir de argumentos vagos y abstractos, así como el
reconocimiento que hace el actor del incumplimiento del requisito de
procedibilidad señalado, no es posible para la Corte proferir una decisión de
fondo en el presente proceso.
 
 
Por todo lo anterior, la Corte se declarará inhibida para pronunciarse
sobre la constitucionalidad de las expresiones demandadas y así lo
señalará en la parte resolutiva de este sentencia.
 
 
VII. DECISION
 
 
En mérito de los expuesto, la Sala Plena de la Corte Constitucional, oído el
concepto del señor Procurador General de la Nación y cumplidos los trámites
previstos en el decreto 2067 de 1991, administrando justicia en nombre del
pueblo y por mandato de la Constitución
 
 
RESUELVE
 
 
Declararse INHIBIDA para pronunciarse  en relación con las
expresiones "de personas", e "y sólo hasta el límite de la
responsabilidad de cada socio" contenidas en el artículo 36 del Código
Sustantivo del Trabajo, así como en relación con  las expresiones "no"
y "sólo", contenidas en el inciso primero del artículo 252 del Código de
Comercio, por ineptitud sustantiva de la demanda.
 
 
Cópiese, comuníquese, notifíquese, cúmplase e insértese en la
Gaceta de la Corte Constitucional
 
 
 
 
 
 
                             MARCO GERARDO MONROY CABRA
Presidente
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
JAIME ARAUJO RENTERÍA
Magistrado
 
 
 
ALFREDO BELTRÁN SIERRA
Magistrado
 
 
 
MANUEL JOSÉ CEPEDA ESPINOSA
Magistrado
 
 
 
JAIME CÓRDOBA TRIVIÑO
Magistrado
 
 
 
 
RODRIGO ESCOBAR GIL
Magistrado
 
 
 
EDUARDO MONTEALEGRE LYNTETT
Magistrado
 
 
 
ALVARO TAFUR GALVIS
Magistrado
 
 
 
CLARA INÉS VARGAS HERNÁNDEZ
Magistrada
 
 
 
 
MARTHA SACHICA DE MONCALEANO
Secretaria General

Sentencia T-109/04
 
 
 
Referencia: expediente T-806731
 
Acción de tutela instaurada por Romel
Virgilio Angulo Gracia contra Álcalis
de Colombia Ltda., en Liquidación; el
Instituto de Fomento Industrial; y, la
Nación – Ministerio de Comercio
Industria y Turismo y Ministerio de
Hacienda y Crédito Público.
 
Magistrado ponente :
Dr. ALFREDO BELTRÁN SIERRA.
 
 
 
Bogotá, D. C., doce (12) de febrero de dos mil cuatro (2004).
 
La Sala Segunda de Revisión de la Corte Constitucional, en ejercicio de sus
competencias constitucionales y legales, ha proferido la siguiente
 
 
SENTENCIA
 
en el proceso de revisión del fallo adoptado por la Corte Suprema de
Justicia, Sala de Casación Laboral, de fecha 25 de septiembre de 2003, en
la acción de tutela presentada por por Romel Virgilio Angulo Gracia contra
Álcalis de Colombia Ltda., en Liquidación; el Instituto de Fomento
Industrial; y, la Nación – Ministerio de Comercio Industria y Turismo y
Ministerio de Hacienda y Crédito Público.
 
El expediente llegó a la Corte Constitucional, por remisión que hizo la
Corte Suprema de Justicia, en virtud de lo ordenado por el artículo 31 del
decreto 2591 de 1991. La Sala de Selección de Tutelas Número Diez de la
Corte, en auto de fecha 30 de octubre de 2003, eligió, para efectos de su
revisión, el expediente de la referencia.
 
 
I. ANTECEDENTES.
 
El actor presentó acción de tutela, ante el Tribunal Superior de Bogotá,
Sala Laboral, contra las entidades demandadas para solicitar el amparo
constitucional de los derechos a la vida, familia, pensiones e igualdad, por
los hechos que se resumen así :
 
1. Hechos.
 
Señala el actor que trabajó con Álcalis de Colombia Limitada por 19 años y
medio. En tal condición, inició un proceso laboral encaminado a obtener el
reconocimiento de la pensión sanción. Este proceso fue fallado a su favor,
en primera instancia, por el Juzgado Laboral del Circuito de Bogotá,
posteriormente, fue apelado por la demandada ante el Tribunal Superior de
Bogotá, Sala Laboral, que confirmó la decisión. La demandada recurrió en
casación. La Corte Suprema de Justicia negó el recurso y dejó en firme la
sentencia proferida.
 
Con base en las decisiones judiciales laborales a su favor, el actor solicitó
el 25 de junio de 2003 a Álcalis de Colombia Ltda., en liquidación, y al IFI,
se diera cumplimiento a lo ordenado por la Corte, en casación laboral.
 
El 17 de julio de 2003, la representante de la empresa en liquidación le
contestó explicándole que según los Decretos 805 de 2000 y 1578 de 2001,
las obligaciones de Álcalis las asume, pero circunscritas así :
 
1- A las obligaciones pensionales.
2- A los pensionados y extrabajadores incluidos en el cálculo actuarial
aprobado en octubre de 1999 y diciembre de 2000, por la Superintendencia
de Sociedades, para la vigencia de 1998 y 1999.
3- A los aportes del ISS para estas personas en orden de la compartibilidad
de pensiones.
4- Explícitamente excluye cualesquiera otras obligaciones de Álcalis que
estén determinadas o puedan determinarse.
 
Es decir, la pensión sanción decretada a favor del actor no figura en estos
eventos, pues no está incluida en el cálculo actuarial. Además, Álcalis en
liquidación es absolutamente insolvente y no tiene recursos para asumir el
pago.
 
De otro lado, el actor solicitó al ISS la pensión, pero le fue negada, según
Resolución 020910 de 2 de septiembre de 2002, documento que adjunta.
 
Sobre su situación personal, afirma que se encuentra muy enfermo, sin
recursos económicos para atender a su familia, ha sido atendido por el
sistema de seguridad social en salud, como beneficiario de su esposa.
Acompañó  fotocopia de la historia clínica.
 
Pone de presente que dada la composición del capital, de propiedad de la
nación a través del IFI, la Sala de Consulta y Servicio Civil del Consejo de
Estado, en concepto del 15 de octubre de 1998, se pronunció sobre la
responsabilidad subsidiaria del Estado. Esta responsabilidad se produce con
la insolvencia comprobada de la sociedad en liquidación, Álcalis. Concepto
reiterado el 5 de mayo de 1999.
 
Considera que existe violación del derecho a la igualdad en relación con el
trato dado a los trabajadores de otras empresas del Estado en proceso de
liquidación, como es el caso de la Caja de Crédito Agrario y Minero, pues
el Estado asumió la totalidad del pago de las obligaciones laborales, sin
distinguir entre pensiones o indemnizaciones, o registro en cálculos
actuariales o no.
 
Afirma que la única forma de amparar los derechos fundamentales consiste
en que el juez de tutela ordene el pago inmediato y de forma solidaria de la
pensión sanción reconocida judicialmente.
 
Anexó los documentos que estimó pertinentes. Además de la copia de
cobro coactivo a favor del municipio de Cajicá, por concepto de pago del
impuesto predial pendiente desde 1996.
 
2. Trámite procesal.
 
El Tribunal Superior de Bogotá, Sala de decisión laboral, admitió el 30 de
julio de 2003 esta acción; ordenó ponerla en conocimiento de las entidades
demandadas.
 
3. Respuestas de las entidades demandadas.
 
Las entidades demandadas, a través de apoderados o representantes, se
opusieron a la procedencia de esta acción de tutela. Los argumentos se
resumen así :
 
3.1 Respuesta de Alcalis de Colombia Ltda., en liquidación.
 
Señala que el actor, mediante sentencia del Juzgado Sexto Laboral del
Circuito de Bogotá, de fecha 18 de septiembre de 2001, modificada por el
Tribunal Superior de Bogotá, Sala Laboral, el 19 de noviembre de 2001 y
no casada en fallo de la Corte Suprema de Justicia, el 5 de febrero de 2003,
Álcalis fue condenada a reconocerle al actor “una pensión restringida de
jubilación en cuantía de $243.262 a partir de la fecha del despido si para
entonces tenía 50 años de edad con la correspondiente cotización y pago
ante el Instituto de Seguros Sociales por los riesgos de invalidez, vejez y
muerte, hasta cuando el beneficiario cumpla los requisitos que le permitan
accede a la pensión de vejez.” (fl. 73)
 
En cuanto a la respuesta que le suministró al actor, respecto de las
obligaciones pensionales que asume, en forma restringida, esta limitación
se encuentra en la Ley 573 de 2000, en el Decreto ley 254 de 2000, y en los
Decretos 805 de 2000 y 1578 de 2001. Estas disposiciones limitaron el
alcance a las personas que figuran en los cálculos actuariales aprobados por
la Superintendencia de Sociedades en los meses de octubre de 1999 y
diciembre de 2000, correspondientes a las vigencias de 1998 y 1999, así
como los aportes futuros al ISS.
 
Manifiesta que al demandante se le informó que por no estar incluido en los
mencionados cálculos y no contar con recursos para el reconocimiento y
pago de la pensión, Álcalis estaba haciendo las gestiones tendientes a
obtener los recursos indispensables para estos efectos.
 
Pone de presente que es de público conocimiento que Álcalis por
encontrarse en trámite liquidatorio desde 1993, depende económicamente
de otras entidades para el pago de sus obligaciones.
 
Señala que no desconoce el derecho del actor, pero su cumplimiento está
determinado por la expedición de una norma legal que contemple el pago
de obligaciones para quienes quedaron por fuera de los cálculos actuariales
de los decretos expedidos en el 2000 y 2001.
 
Considera que si la acción de tutela sólo procede cuando no existe otro
medio de defensa judicial, en el presente caso, se está desconociendo que el
demandante tiene a su alcance el proceso ejecutivo laboral, en razón de la
sentencia ejecutoriada de un proceso ordinario laboral.
 
La situación de total iliquidez de Álcalis para atender las acreencias
laborales, ha hecho que existan varios procesos ejecutivos ante los juzgados
de Bogotá y Cartagena dentro de los que se encuentran embargados los
activos con los que todavía cuenta la empresa para responder por los
pasivos existentes, lo que refuerza la circunstancia de que es el proceso
ejecutivo laboral el adecuado para cubrir los derechos que la jurisdicción
laboral le reconoce al demandante y no la acción de tutela.
 
Acompañó los decretos mencionados.
 
3.2 Respuesta del Instituto de Fomento Industrial.
 
Señala que el IFI no se encuentra obligado ni legal ni convencionalmente a
pagar las mesadas pensionales que solicita, porque nunca existió relación
laboral alguna entre los trabajadores de Álcalis y el IFI, por tratarse de dos
personas jurídicas completamente distintas. Cita los conceptos de la Sala de
Consulta y del Servicio Civil del Consejo de Estado, de fecha 15 de octubre
de 1998, que dicen que el IFI y Minercol deben responder por sus
obligaciones únicamente hasta el monto de sus aportes, y en caso de que
Álcalis llegare a incurrir en cesación de pagos de las mesadas pensionales y
demás obligaciones laborales, por agotamiento de sus activos,
corresponderá a la Nación representada por los Ministerios de Desarrollo
Económico y de Minas y Energía, asumir tales pagos en virtud del
principio de la responsabilidad subsidiaria del Estado.
 
3.3 Respuesta del Ministerio de Hacienda y Crédito Público.
 
Hace un recuento de las disposiciones legales que se han proferido con
ocasión de la liquidación de Álcalis y los derechos de los pensionados.
Señala que la Nación no responde de manera directa por los pasivos
laborales, salvo que exista un acto específico de asunción de este pasivo.
Agrega que “Esta diferencia, en materia de responsabilidad entre entidades
descentralizadas societarias y aquellas que no lo son, obedece al hecho de
que en el caso de las societarias existen otros socios distintos a la Nación,
y, por ello, debe tomarse en cuenta la responsabilidad de los mismos.
Además las sociedades tienen un régimen especial que regula la
responsabilidad de sus socios.” (fl. 95)
 
Explica que el Gobierno Nacional determinó asumir el costo que implica el
pago de las pensiones de las personas incluidas en el cálculo y hasta el
monto actuarial aprobado por la Superintendencia de Sociedades, según lo
señalado en el Decreto 2498 de 1988 y los Decretos 805 de 2000 y 1578 de
2001. En consecuencia, cualquier otra obligación, como la que pretende el
actor, existe a cargo de Álcalis o de sus socios, pero no a cargo de la
Nación, porque el pasivo correspondiente al actor no se encuentra incluido
en el cálculo actuarial de la entidad en liquidación.
 
Señala que Álcalis Ltda. es una sociedad de responsabilidad limitada y en
cuyo capital participan en un 99% el IFI y en el 0.1% restante Minercol,
por ello, debe observarse el artículo 36 del Código Sustantivo del Trabajo,
sobre la responsabilidad de cada socio. Además, el Ministerio no podría
autorizar la realización de un gasto que no se encuentra en su presupuesto,
si bien es cierto que es la entidad encargada de programar el presupuesto,
en este caso, el papel que cumplió consistió en solicitar la apropiación para
la Sección presupuestal del anterior denominado Ministerio de Desarrollo.
 
3.4 Respuesta del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo.
 
Señala que de acuerdo con el Decreto 805 de 8 de mayo de 2000 y el
Decreto ley 254 de 2000, en virtud del cual la Nación asume las
obligaciones pensionales a cargo de Álcalis en liquidación, a partir del año
2000 “las obligaciones legales a cargo del Ministerio de Desarrollo
Económico, hoy Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, en le
presente caso, como en todos aquellos relacionados con el pago de las
mesadas a los pensionados de Álcalis de Colombia Ltda., se traducen en
efectuar las correspondientes transferencias a la citada Álcalis de Colombia
Ltda. en liquidación, para que dicha entidad, sin que requiera autorización
o visto bueno alguno por parte de este Ministerio, efectúe
independientemente del pago de las citadas mesadas pensionales, como las
alegadas por el accionante, lo cual como se demostró fue cumplido a
cabalidad por mi representado.” (fl. 105)
 
4. Sentencia de primera instancia.
 
En providencia del 12 de agosto de 2003, el Tribunal Superior de Bogotá
tuteló el derecho a la seguridad social, por el incumplimiento en el pago de
la pensión sanción decretada en proceso ordinario laboral. Por lo que
ordenó a Álcalis de Colombia Ltda., en liquidación y al IFI, que en el
término de 15 días, a partir de la ejecutoria de este fallo, el pago de las
mesadas que en adelante se causen a favor del actor. Absolvió de esta
obligación a los Ministerios de Comercio, Industria y Turismo y al de
Hacienda y Crédito Público.
 
Considera que si bien el pago de la pensión sanción es distinta a la pensión
de vejez o de jubilación, en este caso, de los documentos, se concluye que
el actor tiene 60 años, es una persona de la tercera edad, que tiene derecho
a una protección especial. Además, se presume que padece una grave
enfermedad, que no obstante no se encuentra plenamente demostrado con
la historia clínica, porque su interpretación requiere de conocimientos
especiales, está siendo beneficiario de su esposa, ya que no tiene el servicio
en forma directa. Es decir, no corre por cuenta de las entidades que fueron
condenadas al pago de la pensión sanción, lo que implica un costo
adicional en servicios médicos, viéndose afectadas sus condiciones de vida
digna protegidas por la Constitución. Agravada esta situación con la orden
de pago contra el actor a favor del municipio de Cajicá, por encontrarse en
mora del pago del impuesto predial, con la advertencia del embargo y
secuestro de sus bienes si no procede al pago inmediato.
 
Todo ello lleva al Tribunal a concluir que se está ante un perjuicio
irremediable.
 
Sobre la responsabilidad de la Nación, estima la obligación recae en
Álcalis, en liquidación y en el IFI, sin que pueda extenderse a los
Ministerios por las explicaciones que suministró el Ministro de Hacienda y
Crédito Público. Además, Álcalis no demostró insolvencia alguna frente a
la obligación que se pretende a través de esta tutela, y de ser así, ella es
quien debe tramitar ante el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, al
cual se encuentra adscrito el IFI, para que expida los actos administrativos
correspondientes.  
 
Pone de presente que los conceptos de la Sala de Consulta y Servicio Civil
del Consejo de Estado que el actor y el IFI traen a colación en sus escritos,
no son de carácter obligatorio, en principio para tenerse en cuenta en esta
providencia.
 
5. Impugnación.
 
Álcalis en liquidación y el IFI impugnaron esta decisión.
 
Álcalis consideró que esta tutela es improcedente porque el actor
pretermitió el proceso ejecutivo laboral que es el medio adecuado de
defensa para hacer valer sus derechos. Señala que la entidad se verá
avocada a afrontar condenas de similar naturaleza a ésta, y dada la iliquidez
que presenta, no podrá atender el pago. Los acreedores laborales deben
acudir el procedimiento previsto en la ley y respetar el orden de prelación
de créditos. Pone de presente las contradicciones que, en su concepto,
contiene la sentencia impugnada, porque si el mismo actor reconoce la
insolvencia de Álcalis, resulta paradójico que se condene a pagar, y se
desvincule a los Ministerios. Señala que es imposible dar cumplimiento al
fallo recurrido. Finalmente, solicita que si la sentencia no fuere revocada,
en subsidio, se extienda el  término fijado a 6 meses, por los trámites que
ante diferentes instancias debe adelantar para tal efecto.
 
El IFI reitera lo dicho en cuanto que no ha existido relación laboral con el
actor y la obligación de la Nación en esta materia, en caso de insolvencia,
como lo dijo el Consejo de Estado.
 
6. Sentencia de segunda instancia.
 
En sentencia del 25 de septiembre de 2003, la Sala de Casación Laboral de
la Corte Suprema de Justicia, revocó la sentencia impugnada, porque
consideró que el reconocimiento y pago de acreencias laborales escapa al
ámbito propio de la acción de tutela, salvo su procedencia excepcional,
cuando de manera directa y específica, las circunstancias apremiantes
probadas en las que se encuentra el actor, hacen procedente la acción. Esta
circunstancia no se halla demostrada en este caso, ya que corresponden a la
esfera de los derechos de estirpe legal, que tienen otro medio de defensa
judicial, como lo es el proceso ejecutivo laboral.
 
 
II. CONSIDERACIONES Y FUNDAMENTOS
 
1. Competencia.
 
La Corte es competente para conocer de esta demanda, en virtud de lo
dispuesto en los artículos 86 y 241, numeral 9, de la Constitución Política y
en los artículos 33 a 35 del decreto 2591 de 1991.
 
2. Lo que se discute.
 
2.1 Se examinará la procedencia de esta acción de tutela, dirigida a que el
juez constitucional ordene el cumplimiento de una sentencia proferida por
la justicia ordinaria laboral, en todas las instancias, incluida la Corte
Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral, en la que se condenó a
Álcalis de Colombia Ltda., en liquidación, y solidariamente al IFI, a pagar
al demandante de esta tutela, una pensión restringida de jubilación, a partir
de la fecha del despido. Además, dispuso la justicia, que las condenadas
deben asumir las cotizaciones correspondientes ante el ISS, y hasta que se
cumplan los requisitos para acceder a la pensión de vejez.
 
2.2 Antes de interponer esta acción de tutela, el actor acudió a Álcalis con
el fin de que se diera cumplimiento a lo decidido por la justicia ordinaria,
pero la representante legal de la entidad en liquidación le contestó que, de
acuerdo con las disposiciones legales : Ley 573 de 2000, el Decreto ley 254
de 2000 y los Decretos 805 de 2000 y 1578 de 2001, el Gobierno Nacional
asume las obligaciones pensionales de Álcalis, bajo ciertas restricciones,
que son :
 
1. Unicamente a las obligaciones pensionales.
2. A las personas (pensionados y ex trabajadores) incluidos en el
cálculo actuarial aprobado en octubre de 1999 y diciembre del
2000 por la Superintendencia de Sociedades, para la vigencia de
1998 y 1999.
3. A los aportes futuros al Instituto de Seguros Sociales ISS para
estas personas, en orden a la compartibilidad de pensiones.
4. Explícitamente excluye cualesquiera otras obligaciones de
Álcalis que estén determinadas o puedan determinarse. (fl. 47)
 
De acuerdo con lo anterior, Álcalis le explicó al actor que la pensión
sanción decretada a su favor no figura en los cálculos actuariales transcritos
“razón por la cual no se cuenta a la fecha con los recursos necesarios para
la cancelación de la obligación, pues Álcalis de Colombia en Liquidación,
es absolutamente insolvente y definitivamente no tiene recursos propios
para asumir el pago solicitado, razón que le impide cumplir en este
momento” (fl. 47). Aclara, más adelante, en el mismo escrito, que se están
realizando las gestiones tendientes ante los Ministerios, la Junta de Socios
del IFI, para obtener recursos para atender las obligaciones de origen
laboral que no se incluyeron en los Decretos mencionados. Concluye que
una vez se obtengan los recursos y la aprobación del nuevo cálculo
actuarial, se procederá en lo pertinente.
 
2.3 Con base en esta respuesta, el actor interpuso acción de tutela.
Considera que con esta negativa, está ante un perjuicio irremediable,
porque se le están afectado sus derechos fundamentales al mínimo vital, a
la familia. Tiene 60 años. Señala que está muy enfermo, y es atendido en el
sistema de salud, en calidad de beneficiario de su esposa. Además, está en
riesgo de que le sean embargados sus bienes por encontrarse en mora en el
pago del impuesto predial. Acompañó a esta tutela copia de la historia
clínica, el registro civil y el cobro del impuesto predial.
 
En consecuencia, solicita que se ordene al IFI y a la Nación – Ministerios
de Comercio, Industria y Turismo y al de Hacienda y Crédito Público que
le paguen la pensión sanción reconocida por la justicia laboral, dado que
Álcalis en liquidación se halla insolvente.
 
2.4 Los demandados se opusieron a la procedencia de esta acción. Entre
los  argumentos que expusieron están : el demandante tiene otro medio de
defensa judicial, como es el proceso ejecutivo laboral, en virtud de la
sentencia laboral que tiene a su favor, esta circunstancia hace improcedente
la tutela; la pensión del actor no está dentro de los cálculos actuariales;
Álcalis se encuentra en liquidación y no tiene recursos para pagar la
pensión.
 
2.5 El Tribunal Superior de Bogotá, Sala de decisión laboral, concedió esta
acción, y ordenó a Álcalis y al IFI que en el término de 15 días se proceda
al pago de las mesadas pensionales que se causen a favor del actor. En esta
misma decisión, se desvinculó a los Ministerios de Comercio, Industria y
Turismo, y al de Hacienda y Crédito Público, en razón de las explicaciones
jurídicas que suminsitraron, aunado al hecho de que Álcalis no demostró la
situación de iliquidez que alega.
 
2.6 La Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral, revocó esta
decisión, porque la acción de tutela no procede para proteger derechos
económicos, de estirpe legal, que tiene otros medios de defensa judicial,
como es el ejecutivo laboral.
 
2.7 Planteado así el presente asunto, esta Sala de Revisión debe reiterar la
jurisprudencia de la Corte Constitucional expuesta en la sentencia T-882 de
2003.
 
3. Reiteración del contenido de la sentencia T-882 de 2003, por
corresponder a un caso semejante al examinado.
 
3.1 La Corte profirió la sentencia T-882 de 2003, en la que tuteló el
derecho a inclusión en nómina de un ex trabajador de Álcalis, a quien la
justicia laboral también le había reconocido una pensión sanción y la
entidad alegó no poder cumplir con esta obligación por no estar ese ex
trabajador incluido en el cálculo actuarial. En dicha sentencia, la Corte
resolvió el objeto de esta tutela a través de los siguientes temas :
 
- El cumplimiento de los fallos judiciales como un imperativo del Estado
social de derecho.
 
- Los criterios jurisprudenciales que han permitido a la Corte resolver  el
interrogante de si el juez constitucional puede ordenar el cumplimiento de
un fallo que contiene la obligación de pagar una pensión de jubilación
estando la obligada en un proceso de liquidación y habiendo afirmando que
no tiene recursos para hacerlo.
 
- La distinción entre una obligación de hacer y una de dar para efectos de la
procedencia de la acción de tutela. Recordó la providencia que la Corte ha
fijado el criterio de que cuando se está ante la obligación de hacer, la
acción de tutela puede ser procedente, pero no es admisible en las
obligaciones de dar, pues, en estos casos el instrumento idóneo de carácter
ordinario es el proceso ejecutivo.
 
- Señaló que cuando se afectan derechos fundamentales como el mínimo
vital, la dignidad humana, la integridad física y moral, es procedente que
mediante la acción de tutela se ordene que el derecho reconocido
judicialmente se ejecute, es decir que “se incluya en nómina a quien
adquirió debidamente el estatus de pensionado.”
 
- Sobre el caso concreto de la situación de la empresa Álcalis, que se
encuentra en liquidación, y el hecho de que esta circunstancia pueda
convertirse en razón suficiente para negarse al pago judicialmente
reconocido, en la mencionada sentencia T-882 de 2003, atendiendo lo que
la empresa le contestó a quien en esa oportunidad pidió acción de tutela,
dijo :
 
“- El accionante solicita a la Empresa Álcalis, el cumplimiento
de esa sentencia condenatoria y obtiene la siguiente respuesta: El
Gobierno Nacional mediante los decretos 805 y 1578 de 2001
asumió las obligaciones pensionales de Álcalis, limitándola a lo
siguiente 1. se pagarían las pensiones de aquellas personas que
estaban incluidas en el cálculo actuarial aprobado en octubre de
1999 y diciembre de 2000 por la Superintendencia de
Sociedades. 2. A los aportes futuros al Instituto de Seguros
Sociales  para estas personas, en orden a la compartibilidad de
pensiones. 3. Explícitamente excluye cualquier otra obligación
de ÁLCALIS que esté determinada o puede determinarse.
 
- De lo anterior se colige, que el accionante no se encuentra
dentro de los supuestos mencionados, y por ende no es
beneficiario de las pensiones de Álcalis que el Gobierno asumió;
sin embargo, observa la Corte que el Decreto 1578 de 2001
señaló: “Este cálculo deberá ser actualizado y entregado como
lo dispone el artículo 2º. Del presente decreto. Esta asunción
excluye cualquier otra obligación de Álcalis de Colombia  Ltda.
en liquidación que esté determinada o pueda determinarse en el
futuro, así como las obligaciones pensionales que no hubieren
sido incluidas en el cálculo actuarial aprobado en la fecha
indicada en el inciso anterior, las cuales serán de cargo de la
empresa en liquidación y de sus socios de acuerdo con la
Ley”[1].
 
- Quiere decir lo anterior, que es la empresa Álcalis quien debe
responder por la obligación pensional del accionante, no siendo
excusa la carencia de recursos para ello. Así lo ha dispuesto la ya
amplia jurisprudencia de esta Corporación cuyos lineamientos
expuestos, entre otros, en la sentencia T-636 de 1998, se
recuerdan así:
 
“En casos similares al que es objeto de estudio, la Corte ha
señalado que la difícil situación económica del patrono, como es
la concordataria, no es justificación para sustraerse a las
obligaciones laborales previamente contraídas con sus
trabajadores activos, ex trabajadores y pensionados. Al respecto
la sentencia T-323 del 24 de julio de 1996, Magistrado Ponente
Eduardo Cifuentes Muñoz, señaló que el proceso concursal no
es óbice para que el empleador pueda sufragar los gastos de
administración, dentro de los cuales se encuentra el pago de las
mesadas pensiónales causadas durante su trámite, las que
deberán ser pagadas de preferencia, no sólo porque se trata de
créditos laborales - destinados a atender las necesidades
básicas inmediatas -, sino por el imperativo constitucional que
vincula, tanto a los particulares como al Estado, a proteger, en
forma prevalente, a las personas de la tercera edad (C.P. art. 13
y 46).[2]
 
“ En el presente caso se trata de una persona de la tercera
edad, que ve afectado su mínimo vital  ante la negligencia y
mora de la accionada en pagarle sus mesadas pensiónales. La
situación se le agrava, cuando la entidad constantemente le dice
que no hay plata y además existe un proceso liquidatorio en
curso. Por lo anterior, se confirmará la sentencia de segunda
instancia, en tanto dispuso que el liquidador de la empresa,
deberá, de acuerdo con las normas especiales que al respecto
existen, proceder a pagar las acreencias pensiónales, con
prevalencia frente a los demás créditos, incluso a las
obligaciones tributarias. Se reitera así la jurisprudencia de esta
Corporación que ha sostenido lo siguiente:
 
“26. Las disposiciones legales que establecen la prelación de
créditos dentro de un trámite concursal o liquidatorio (Código
Civil, artículo 2493 y ss; Código Sustantivo del Trabajo,
artículo 157 y 345; Ley 50 de 1990, artículo 36; Ley 222 de
1995, artículo 161) parten del presupuesto natural de que se ha
dado aplicación a las normas, también de rango legal, que
garantizan prioritariamente, el pago de las mesadas
pensiónales. Por consiguiente, si ya existe una conmutación
pensional o si se ha constituido la garantía pensional que
asegura el pago de pensiones, nada obsta para que se siga el
orden de preferencia que ha definido el legislador en las normas
que regulan el trámite de liquidación.
 
“Empero, si ante la incuria de las entidades encargadas de
ejercer la vigilancia y control, la empresa se abstiene de cumplir
sus obligaciones legales en materia pensional y, adicionalmente,
entra en un tramite concursal o liquidatorio, se configura una
hipótesis fáctica no prevista por el legislador. En efecto,
ninguna de las disposiciones que reglamentan estos tramites se
refiere a una tal circunstancia. Por el contrario, pese a la
importancia prioritaria que la Constitución y las normas sobre
conmutación y garantía pensional otorgan a las pensiones, las
disposiciones sobre prelación de créditos que rigen el
concordato y la liquidación de una empresa, no hacen
referencia expresa a estas acreencias, pues es razonable
suponer que parten del supuesto de que la empresa ha
asegurado el pago de las mismas a través del cumplimiento de
las obligaciones legales.
 
“En el caso en el que el mencionado supuesto no se cumpla, la
sujeción estricta al orden de prelación establecido por los
artículos 161 de la Ley 222 de 1995 - gastos de administración -
y 36 de la ley 50 de 1990 - deudas laborales -, podría significar
dejar absolutamente desamparados al grupo de pensionados y,
en consecuencia, desconocería la prelación constitucional de las
acreencias pensiónales. Ciertamente, una interpretación aislada
de las normas legales mencionadas terminaría por someter el
pago de las pensiones - causadas y futuras - a la cancelación
previa de otros créditos que si bien resultan importantes, no
alcanzan a adquirir la relevancia constitucional de aquellas, en
cuanto que no tienden a la satisfacción del mínimo vital de
quienes, por expresa disposición constitucional, deben ser
objeto de una especial protección.
 
“En estas condiciones, el juez constitucional, que tiene la
obligación de proteger el derecho fundamental a la pensión de
las personas de la tercera edad, no puede asistir impasible a la
aplicación asistemática y literal de las leyes civiles y
comerciales antes mencionadas. Sólo una aplicación sistemática
de tales disposiciones, a la luz de la Constitución Política y de
las normas legales que pretenden dar prelación definitiva al
pago de pensiones, puede, efectivamente, conceder a los créditos
pensionales la consideración “especial” que ordena el mismo
constituyente. (sentencia T-458 de 1997, Magistrado Ponente
Eduardo Cifuentes Muñoz, reiterada en  307 de 1998)”
 
Con posterioridad, en la Sentencia SU-1023 de 2001, Magistrado
Ponente  Jaime Córdoba Triviño, analizó:
 
“ Por lo tanto, con el fin de evitar la vulneración de derechos
fundamentales de los pensionados, encuentra la Corte que en
casos excepcionales como el que aquí se revisa, en aplicación de
los preceptos consagrados en los artículos 4º y 5º de la
Constitución Política referentes a la supremacía de la
Constitución y a la primacía de los derechos inalienables de la
persona, es exigible la realización de pagos de mesadas
pensiónales a cargo de la empresa en liquidación, en
consideración a los dineros disponibles que se vayan
recaudando, sin que para el efecto sea necesario esperar la
terminación del proceso de liquidación obligatoria.
 
“ Esta apreciación se complementa con la obligación que tiene
la sociedad en liquidación obligatoria de asumir la
responsabilidad principal de reconocer, liquidar y pagar, con
carácter preferente y oportuno, las mesadas de todos los
pensionados a su cargo.
 
“ En consecuencia, el liquidador de la CIFM deberá adelantar
diligentemente las operaciones que sean necesarias para
obtener la liquidez que permita la atención oportuna de sus
obligaciones con los pensionados, en los términos de esta
sentencia.”
 
En suma, según lo tiene establecido la jurisprudencia, el hecho
de que una empresa se encuentre incursa en el trámite de un
proceso concursal o liquidatorio, no es excusa suficiente que le
permita negarse a pagar las pensiones de sus ex – empleados,
máxime cuando dichas obligaciones son prioritarias frente a
cualquier otra acreencia y constituye gastos de administración en
los mencionados procesos.
 
Ahora bien, esta demostrado en el expediente que el accionante
atraviesa una crítica situación económica que compromete el
mínimo vital y el de su familia, ante la carencia de otro ingreso
diferente al de la pensión, que le ayude a sobrevivir. Por tanto,
considera la Sala que es pertinente reiterar la jurisprudencia
contenida en las sentencias T-720 de 2002 y T-498 de 2002, pues
la tutela en este caso resulta ser el medio idóneo para ordenar
que la empresa ÁLCALIS incluya al accionante en la nómina de
pensionados, por ser beneficiario de una pensión restringida de
jubilación reconocida en sendos fallos judiciales.
 
A efecto de materializar la orden anterior, se ordena a la señora
liquidadora de Álcalis que adelante las operaciones que sean
necesarias para obtener la liquidez que permita atender la
obligación que tiene con el pensionado   Manuel Enrique Torres
Castro, todo lo cual no podrá sobrepasar del término de tres
meses.” (sentencia T-882 de 2003, MP, doctor Rodrigo Escobar
Gil)
 
3.2 Salta, entonces, a la vista que en el caso bajo estudio, los supuestos de
hecho y de derecho son similares, lo que conduce a esta Sala a resolver en
igual sentido, es decir, tutelando el derecho del actor de ser incluido en la
nómina de pensionados.
 
3.3 Para tal efecto, se revocará la sentencia que se revisa, y se ordenará a
Álcalis de Colombia Ltda., en liquidación, que incluya al actor en la
nómina de pensionados, por ser beneficiario de una pensión restringida de
jubilación, reconocida en fallos judiciales. Se ordenará que la empresa
liquidadora adelante las operaciones que sean necesarias para obtener la
liquidez que permita atender esta obligación, todo lo cual no podrá
sobrepasar del término de tres (3) meses. Todas las entidades aquí
demandadas : el Instituto de Fomento Industrial y, la Nación – Ministerio
de Comercio Industria y Turismo y Ministerio de Hacienda y Crédito
Público, en los ámbitos de sus competencias, colaborarán eficazmente con
Álcalis de Colombia Ltda., en liquidación, para el cumplimiento real de lo
que aquí se ordena, es decir, se hacen responsables también de las
consecuencias legales que esta orden de tutela implica.
 
 
III. DECISIÓN.
 
En mérito de lo expuesto, la Sala Segunda de Revisión de la Corte
Constitucional, administrando justicia en nombre del pueblo y por mandato
de la Constitución,
 
 
RESUELVE :
 
Revocar la sentencia de la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación
Laboral, de fecha 25 de septiembre de 2003, en la acción de tutela
presentada por Romel Virgilio Angulo Gracia contra Álcalis de Colombia
Ltda., en liquidación; el Instituto de Fomento Industrial; y, la Nación –
Ministerio de Comercio Industria y Turismo y Ministerio de Hacienda y
Crédito Público. En consecuencia, se concede el derecho al mínimo vital
del actor.
 
Para tal efecto, se ordena a la empresa Álcalis de Colombia Ltda., en
liquidación, que incluya al señor Romel Virgilio Angulo Gracia en la
nómina de pensionados, por ser beneficiario de una pensión restringida de
jubilación, reconocida en fallos judiciales. La empresa Álcalis de Colombia
Ltda. en liquidación, adelantará las operaciones que sean necesarias para
obtener la liquidez que permita atender esta obligación, todo lo cual no
podrá sobrepasar del término de tres (3) meses. Todas las entidades aquí
demandadas : el Instituto de Fomento Industrial y, la Nación – Ministerio
de Comercio Industria y Turismo y Ministerio de Hacienda y Crédito
Público, en los ámbitos de sus competencias, colaborarán eficazmente con
Álcalis de Colombia Ltda., en liquidación, para el real cumplimiento de lo
que aquí se ordena.
 
Por Secretaría General líbrense las comunicaciones previstas en el artículo
36 del decreto 2591 de 1991.
 
Notifíquese, comuníquese, publíquese en la Gaceta de al Corte
Constitucional y cúmplase.
 
 
 
 
ALFREDO BELTRAN SIERRA
Magistrado
 
 
 
 
MANUEL JOSE CEPEDA ESPINOSA
Magistrado
 
 
 
 
JAIME CORDOBA TRIVIÑO
Magistrado
 
 
 
 
IVAN HUMBERTO ESCRUCERIA MAYOLO
Secretario General (e)

[1] Folio 53 del expediente.


[2] Cfr. Sentencias T-124, T-171 y T-299 de 1997, entre otras.

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