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temas de su novela.

La parte inventada
podría ser leída como varios libros:
a) La historia del Escritor; b) La his-
toria del Chico (aspirante a escritor,
claro) y la Chica; c) La historia de
Penélope, hermana del Escritor, y su

Libros
familia política, los Karma; d) Una
extraordinaria novela corta, “Algunas
cosas que se te ocurren cuando solo
deseas que nada te ocurra”, sobre un
solitario escritor cincuentón confron-
tado con la enfermedad, la vejez y la
muerte; e) Un ensayo en fragmen-
tos sobre Suave es la noche; f ) Unos
“apuntes para una breve historia
del rock progresivo y la ciencia fic-
ción”. Todo esto (y más) integra de
manera desigual la reciente y más
ambiciosa obra de Rodrigo Fresán
(Buenos Aires, 1963). En última ins-

72 Rodrigo Fresán
La parte inventada
tancia, La parte inventada es la novela
de una novela, una novela que trata de
l
sí misma y, como el uróboros, se
NOVELA
muerde la cola. El autor cumple así
Rafael Chirbes lo que debería ser el requisito de toda
En la orilla
A este lado del estilo
l

novela contemporánea (de aquella, al


Letras Libres Vivian Abenshushan menos, que vale la pena leer y que no
mayo 2014 Rodrigo Fresán
l Escritos para desocupados La parte inventada es la enésima repetición de una fór-
Barcelona, Mondadori, mula del realismo más ramplón): ser
Sala Negra de El Faro 2014, 576 pp.
una reflexión sobre ella misma, cues-
l Crónicas negras desde una tionar de manera crítica el género. El
región que no cuenta
propósito final de Fresán (“un libro
Marina Azahua que se leyera del mismo modo en que
l Retrato involuntario. El acto se escribió”) es en rigor inalcanzable,
fotográfico como forma de pero su novela da una idea aproxima-
violencia Pablo Sol Mora da de esa meta.
Hace casi cien años, en 1919, un joven Cualquiera que haya leído algo
Jorge Carrión ansioso por publicar mezcló una serie de Fresán –una novela, un cuen-
l Librerías
de textos –el borrador de una nove- to, su blog– sabe que es, ante todo,
Jean-Marie Schaeffer la, una obra de teatro, cuentos, poe- un estilo (como debe serlo, por lo
l Pequeña ecología de los mas, cartas– para dar origen a su demás, todo verdadero escritor). Al
estudios literarios. ¿Por qué primer libro. La obra se llamaba A autor le gusta citar una frase que
y cómo estudiar literatura? este lado del paraíso; el joven, Francis John Banville le dijo en una entre-
Scott Fitzgerald. Algo semejante, sos- vista: “El estilo avanza dando zan-
pecho, sucedió con La parte inventada. cadas triunfales y la trama va detrás
No tanto por ser una combinación de arrastrando los pies.” Es cierto, pero
diferentes géneros ni por la urgencia cabría matizar: el estilo de estilistas
de darse a conocer, sino por fundir en consumados como Banville avanza
una sola obra materiales heterogéneos dando zancadas triunfales, pero hay
(argumentos para varias novelas, tra- otros –pesados, redundantes, pala-
mas de cuentos, divagaciones, etc.). breros– que se arrastran aun peor
La analogía no molestará al autor, que la más tediosa de las tramas. El
fitzgeraldiano confeso y que hace del de Fresán tiende a aquello que los
escritor norteamericano uno de los manuales de retórica denominaban
amplificatio y accumulatio, esto es, los páginas memorables (léase la men-
procedimientos mediante los cua- cionada nouvelle), pero también de
les se alarga el contenido de un texto muchas, demasiadas páginas vacuas y NOVELA
y se suman elementos complementa- repetitivas. Acumular páginas vuelve
rios a lo ya expuesto. Un par de ejem- a una obra más voluminosa, no nece- Regeneracionismo
plos. Primer capítulo, segunda parte: sariamente mejor y, con frecuencia,
“Primeros planos y planos generales peor: hay sumas que restan. Rafael Chirbes
En la orilla
y acercamientos y distanciamientos En la cincuentena, Fresán pare- Barcelona, Anagrama,
en los que se alcanzan a leer títu- ce irritado: contra los libros elec- 2013, 440 pp.
los y no se alcanzan a leer apellidos. trónicos (“–¡aleluya y eureka!– se
O viceversa. Aunque, claro, algu- ha conseguido hacer comulgar a la
nos títulos legibles activen automá- televisión con la impresión”); con-
ticamente el apellido en letras más tra las redes sociales y sus usuarios
pequeñas. O al revés. Acción y re- (¡analfabetas, no saben leer ni escri-
acción. Alfa y omega. Serpientes que bir!); contra los jóvenes que escuchan Christopher Domínguez
se comen la propia cola o se estrangu- Radiohead (¡ignorantes, en mis tiem- Michael 73
lan con ella. Estantes y más estantes. pos escuchábamos Pink Floyd!); con- Hace unas semanas, en una ciudad
Y cabe preguntarse si son los estan- tra los escritores de éxito (como ikea, junto al mar, salí de una recepción
tes los que aguantan a los libros o si “alguien cuyo único objetivo era con- para reconquistar mi lugar en el auto-
son los libros donde se apoyan los vertirse en escritor célebre y, para bús de los invitados que regresába-
estantes. O ambas cosas”, etc. Antes, conseguirlo, estaba dispuesto inclu- mos al hotel. Contrasté el olor de los
el Escritor, recordando su infancia, so a escribir”); contra la etiqueta que manjares criollos y de los perfumes de
enlista una serie de enigmas: “¿Por le han endilgado de escritor pop. No mujer de los que me despedía con el Letras Libres
mayo 2014
qué Superman parece hacer el mismo es difícil compartir sus críticas; lo que olor del autobús, tan característico de
esfuerzo [...] a la hora de levan- llama la atención de algunas es la pobreza, y allí empecé a platicar con
tar un automóvil o alterar a empu- que vengan precisamente de él. ¿El mi compañero de asiento, un novelis-
jones la órbita de todo un planeta? escritor enamorado de la ciencia ta español, sobre la crisis económica
[...] ¿Quién es el culpable de que ficción en contra de la tecnología?; que ha azotado a España desde 2008 al
haya tantos Sugus de color rojo y tan ¿el que pone en el mismo párrafo grado, exageradísimo en mi opinión,
pocos Sugus de color verde?” Fresán los nombres de Bach y Bob Dylan, de someter a una nación democrática
acumula diecinueve ejemplos como molesto porque un chico no hace dis- que tiene mucho de que enorgullecer-
estos, a los que luego agrega otros tinciones entre Arcade Fire y Pink se de su pasado reciente, a una desola-
tantos surgidos después de la infan- Floyd?; ¿el que saturó su obra de dora postración moral.
cia. Como curándose en salud, el referencias pop, ahora cansado Para mi sorpresa y con mi aproba-
autor advierte desde el comienzo que de la asociación? Parece, por lo ción, mi colega veía con optimismo las
los párrafos serán largos y el estilo, menos, paradójico. cosas. No se trataba de cómo y cuán-
extenso, despidiendo “a los lectores La parte inventada es una obra ambi- do España saldría de la crisis, dijo con
electrocutados de ahora, acostum- ciosa, de pretensiones monumentales. el énfasis habitual en los peninsula-
brados a leer rápido y a leer breve Sus defectos se originan, de un modo res, sino de ver en ella una oportuni-
en pantallas pequeñas”. El razona- parcial, en su ambición. Sobra decirlo: dad para regenerar moralmente a un
miento parecería ser: si no te gusta preferible escribir y leer una obra así, país que se había tropezado muy pron-
mi estilo es que eres un lector super- aunque no esté por completo logra- to con la tragedia del nuevo rico que
ficial de ciento cuarenta caracteres. da, que alguna de las cientos de nove- ha de regresar súbitamente a esa vida
El asunto, me temo, no es tan senci- las banales que llenan las mesas de de pobre (y de allí la asociación con
llo. Un buen lector de novelas no se novedades. El título proviene de una el olor del camión) que creía haber
arredra frente a la extensión, se trate cita de un amigo de Fitzgerald: “solo abandonado para siempre. Le dije al
del Quijote, Guerra y paz o La montaña la parte inventada de nuestra historia amigo que –a pesar de que, en prin-
mágica, siempre y cuando esa exten- –la parte más irreal– ha tenido algu- cipio, no me gustan los llamados a la
sión esté justificada y basada en una na estructura, alguna belleza”. En el purificación o a la regeneración– espe-
prosa depurada. La cuestión tampoco fondo, ¿cuál es la parte inventada? raba que tuviera razón y le confesé que
es el estilo moroso o digresivo (véase Para un auténtico escritor –y Fresán, me contaba entre los latinoamericanos
Proust o James), sino el dominio, en más allá de excesos y contradicciones, de cierta edad que, víctimas del ciclo de
efecto arduo, de esa forma, o la falta lo es– la única que cuenta, la verdade- nuestras crisis económicas devastado-
de ese dominio. Fresán es capaz de ramente real. ~ ras y acostumbrados desde niños a ver
a otros niños limpiando parabrisas o a décadas de la derrota en los márgenes de los camioneros, entre las que “pre-
personas en apariencia no tan nece- de un calendario. Comentarios esca- dominan las mujeres llegadas de la
sitadas hurgando en los basureros, la samente perspicaces, los asombros de Europa del Este, mujerío de carnes
reinserción de España en “la cultu- un carpintero son la incómoda prueba de un blanco azulado y fosforescen-
ra de la pobreza”, como la llamaban de que, como diría Chou En Lai (así te, que parecen emanar luz en vez
eufemísticamente los funcionalistas en se escribía antes), la Guerra Civil espa- de recibirla”. La acedia del antihé-
los años sesenta, no me parecía la peor ñola, por más que se les recomiende a roe parece justificada por anotacio-
de las noticias en un planeta en que los recalcitrantes aquello de que sin nes senequistas al estilo de “con la
abundan los horrores y las desgracias. olvido no hay reconciliación, sigue edad aumentan los conocimientos
Como observador distraído pero siendo demasiado reciente. sobre lo desagradable de la vida, y,
constante de la vida española ya había El padre ha finalizado su vida acti- seguramente, para hacerlos sopor-
notado la reaparición de esa atmósfe- va, padece lo que antes se llamaba tables, disminuye nuestra sensibili-
ra hospitalaria que Ortega y Gasset demencia senil y Esteban, a quien la dad” y el matrimonio blanco, por así
respiraba en la prosa del 98, la del rey crisis ha obligado a despedir a su asis- decirlo, establecido entre Esteban
LIBROS
que se descubre súbitamente desnu- tente colombiana, lo baña, lo nutre, lo y su empleada colombiana, permi-
do (entonces por la pérdida defini- cuida. Eso es esencialmente el argu- te presentar sin complacencias al
tiva del imperio, abducidas Cuba y mento, si cabe, de En la orilla. Aunque padre en estado casi vegetativo como
las Filipinas; ahora, por los apremios pasan otras cosas y nos enteramos “un zombi de auténtica película de
de una bancarrota inesperada), y eso del derrotero de otras vidas (el her- terror que chasca la dentadura pos-
que he seguido el fragor de la guerra mano pícaro, el amigo traidor, trepa- tiza como las calaveras del tren de la
74 de los escritores españoles, disfrutando dor e intelectualoide que frecuentó la bruja”, “un zombi que come con avi-
al verlos repartir culpas entre quienes, movida e hizo la villa y corte), lo que dez y, sobre todo (eso es lo más des-
epicúreos contra estoicos o apocalíp- importa es qué piensa el protagonis- agradable: zombi-tamagochi), sigue
ticos contra integrados, profetizaron ta, víctima y verdugo a la vez. Ha de defecando un par de veces al día (si
la catástrofe y los que la considera- cerrar la carpintería y despedir a sus no hay descomposición)”.
ron un cuento chino. Pero no había yo empleados (de cuyas vidas también En la orilla pertenece, hasta por sus
Letras Libres dado con una novela que, como En la se responsabiliza el novelista, contán- defectos –cierta verbosidad y algo de
mayo 2014
orilla de Rafael Chirbes, me mostrara donoslas, incluyendo al moro, quien fárrago–, a esa tradición del realismo
a la España de hoy con todo su rigor, encarna la “novedad” musulmana) español y no en balde el valencia-
porque yo soy de esas personas chapa- pues en los años de abundancia hizo no Chirbes (1949) suelta bien pron-
das a la antigua que para involucrarse negocios irregulares cuyo mal desen- to, como que no quiere la cosa, el
con algo necesitan, primero, del con- lace bien podrían llevarlo a la cárcel, nombre preterido de Vicente Blasco
sejo de un libro. aunque de no haber intentado sacarle Ibáñez (antes de la crisis los edito-
A diferencia de sus hermanos, tras un poco de rédito a la situación tam- res hasta se estaban dando el lujo
hacer la Grande Tournée europea en bién se habría visto arrasado por el de reeditarlo y habría qué ver cuán-
los setenta y perder, en manos de su ciclón. Chirbes relata la tragedia de tos vendieron), aunque es posible
mejor amigo, a la mujer de su vida (y un hombre común, con ese propósito encontrar su parentela entre los más
por ello, materia del resto de su enso- y no sin sapiencia, a la vez lírica y sen- grandes, desde Clarín y Galdós hasta
ñación terrestre), Esteban regresa a tenciosa, que hace de En la orilla otra los desdibujados (desde América
Olba a trabajar en la carpintería de más de esas ejemplares novelas meso- Latina) Delibes o Cela. En la orilla
su padre viudo, un carpintero repu- cráticas que tan bien les quedan, tradi- es una novela del género “pueblo
blicano que no llegó a graduarse de cionalmente, a los realistas españoles, chico, infierno grande” y transcurre
ebanista. Sobrevivió a la guerra y a al son de “Nadie quiere tener una vida en Olba, otra vetusta y provinciana
la prisión, sufrió la cruel revancha de como los demás, nadie quiere que población, esta junto a un pantano y
los vencedores, sus vecinos, sin escon- en su esquela diga: nació, vivió, tra- no lejana de la costa, sitio codiciado
derse en los pantanos (como lo hicie- bajó, se reprodujo y murió, así que la por la corrupción inmobiliaria y sus
ron algunos de sus camaradas y allí gente se ufana en hacer cosas para lla- huérfanos elefantes blancos abando-
se consumieron) pero evadiendo el mar la atención, cosas absurdas, pesa- nados a la vera del litoral mediterrá-
bar del pueblo durante el resto de su das, trabajosas...”. neo. Desde ella nos habla Esteban.
vida. No es Esteban, sino un dudo- Recorro la geografía de Olba y No solo es un ser solitario, sino una
so narrador omnisciente quien en un sus alrededores, siguiendo mis notas persona razonablemente fracasada:
momento de En la orilla nos muestra sobre las páginas de En la orilla y “A los setenta años, a altas horas de
los apuntes secretos de este apesta- encuentro, por ejemplo, a las prosti- la noche, en vez de las ideas geniales,
do, quien no se resiste a comentar las tutas que hacen la carretera en busca te salen los muertos mal enterrados.
¿Y cuál está bien enterrado? Ni uno Esto y más encontrará el lector en tenido después de leer “Torso arcai-
solo, todos se quedan con un miem- Escritos para desocupados. co de Apolo” de Rainer Maria Rilke,
bro de fuera.” Con este libro lúcido y subversi- Abenshushan obedeció el mandato
La prosa de Chirbes es penetran- vo Vivian Abenshushan (ciudad de de cambiar su vida. Regresó a México,
te. Logra que su libro huela a pobreza, México, 1972) añade su nombre a la renunció, asumió los riesgos que con-
a postración. A mí me habría pare- nómina de los cada vez más necesa- lleva el no tener empleo fijo y volvió
cido lógico (aposté contra mí mismo rios apólogos del ocio, pues como pro- a la escritura. Escritos para desocupados
que así finalizaría En la orilla) que fetizó Paul Lafargue hace casi un siglo cierra un ciclo de reflexiones surgi-
en el capítulo final Esteban lleva- (y podemos comprobarlo haciendo das de esta experiencia. A partir de
se a su padre, en los brazos, al panta- un recuento de nuestras preocupacio- ese momento, el tono del libro se va
no y ambos se hundieran lentamente. nes), el trabajo se ha convertido en una adensando y se hace más urgente. La
Como un Eneas en sentido contra- religión que exige el sacrificio, a veces narración logra, sin embargo, mante-
rio. Naturalmente cualquier persona absoluto, de sus esforzados devotos. ner un estilo sardónico logrado con
sensata (un buen guionista de cine; el En el mundo globalizado la idea de la observaciones mordaces que exigen
propio Chirbes, por fortuna) habría producción ha desbordado los límites una sonrisa.
rechazado ese final por melodramá- impuestos por la división tradicional “El exceso de trabajo genera exceso 75
tico. No sé si esta novela sea, para los del día de trabajo: ahora, la filosofía del de mercancías. ¿Y qué vamos a hacer
españoles, como dijo algún crítico en consumo o de labores forzadas que rige con todas ellas? ¡Expandir los merca-
extremo entusiasta, “Las uvas de la ira el planeta ha colonizado la vida priva- dos! Es decir, descubrir consumidores, exci-
que pedía nuestra depresión”. Sí es, en da, nuestros deseos, fantasías y aspi- tar sus apetitos, crearles necesidades ficticias
cambio, bibliografía de primer orden raciones. Las recompensas que dicha (¡y hacerlos trabajar el doble!)”, escri-
para que en el futuro alguien menos religión promete (todas materiales) be en el ensayo titulado “Dimisiones”.
indignado recuerde las novelas que están casi al alcance de la mano: pero Existe una palabra para denominar Letras Libres
mayo 2014
hicieron posible otro regeneracio- siempre casi. El sueldo no debe alcan- la muerte por exceso de trabajo. La
nismo español. Aquella que para mí zar nunca, porque allí, nos explica palabra es karoshi y fue acuñada en
tiene un final distinto al elegido, quizá Abenshushan, está la cuestión. Japón después de que se reportaran
con sensatez, por el autor. El padre y Escritos para desocupados comienza una docena de infartos en las oficinas
el hijo hundiéndose en el pantano. ~ con una narración autobiográfica en que causaron la muerte de empleados
la que la autora describe, con un esti- jóvenes que gozaban de cabal salud
lo diáfano e inteligente, la forma en hasta el momento de su muerte. Sin
que el exceso de trabajo fue deterio- embargo, que la palabra tenga vigen-
rando progresivamente su capacidad cia no fue obstáculo para que el minis-
ENSAYO
de alegrarse, descansar –esta parado- tro Taro Aso declarara a principios del
La turista de los muros ja es brillantemente analizada en el año pasado que los viejos de su país
ensayo “El mal del tiempo libre”–, debían “apurarse a morir”, ya que su
Vivian reflexionar y, finalmente, escribir. falta de productividad representaba
Abenshushan
Escritos para Entonces, con poco dinero, huyó a un lastre para la economía.
desocupados Buenos Aires. Allá se dedicó a leer, A este frenesí laboral, la autora
México, Sur+, 2013,
300 pp. pensar y vagar, en el orden que dic- opone la estampa de un fenóme-
tara el día. Las calles de la ciudad le no igualmente mortífero: el suici-
ofrecieron el remedio que necesita- dio por no encontrar trabajo. Cuenta
ba para curarse. Las paredes exhibían que la policía japonesa encontró en
esténciles que proclamaban la nece- años recientes, en los bosques de
Verónica Murguía sidad urgente de librarse de la tira- Aokigahara, 73 cuerpos de jóvenes
Una defensa del ocio en su acepción nía de la rat race y ella, convertida en que se habían matado por no tener
original: escuela. Del intellectus, enten- “una turista de los muros”, les toma- empleo o haber sido despedidos y
dido como la capacidad del espíritu ba fotos, hasta que dio con uno que la añade: “Pienso en ese bosque de cadá-
para recibir lo que el mundo nos ofre- electrizó: sobre la cabeza de Burns, el veres al pie del majestuoso monte Fuji
ce. De la vida contemplativa y el ejer- arquetipo del explotador capitalista, y recuerdo aquella frase de Morand:
cicio de las facultades de la mente. De jefe de Homero Simpson, un letrero: ‘La velocidad es una ruta sembrada de
las alegrías del juego y la lectura. Del “Mate a su jefe”. Bajo la cara del dibu- muertos, una sed perpetua que nada
derecho a escribir lo que a uno se le jo: “Renuncie”. sacia, un suplicio omitido por Dante’.”
pegue la gana, sin considerar las exi- En una variación jocoseria de la Si la libertad es la posibilidad de
gencias del departamento de ventas. reacción que muchos lectores hemos decidir sobre lo que la vida nos ofrece,
la celeridad sin pausa en la que vivi- desde 2011 publican, en forma digi-
mos, al no permitirnos reflexionar, tal, textos de largo aliento que los
coarta nuestro ser. El mercado y el ego CRÓNICA reporteros de países supuestamente
nos esclavizan: nos tientan, nos casti- aventajados en materia de liberta-
gan. El futuro, ese fantasma, es dueño Más allá de los des civiles y de recursos financieros
de nuestro presente. rincones sombríos –como lo es el nuestro– deberían
Abenshushan advierte con agria tomar como ejemplo. Estos textos,
Sala Negra
lucidez en el ensayo titulado “Cámara de El Faro recientemente reunidos en el volu-
de escritores desocupados” que “...el Crónicas negras men Crónicas negras desde una región
desde una región
libro destinado a perdurar es despla- que no cuenta que no cuenta, no son, al contrario de
zado a diario por el libro del día des- México, Aguilar, 2014, lo que el adjetivo “negras” podría
350 pp.
pués”. Una mirada rápida a la mesa indicarnos, historias que se refo-
de novedades en cualquier libre- cilen en la truculencia de las des-
ría le da la razón: los escritores de gracias colectivas o individuales,
LIBROS éxito escriben sin pausa, los ganchos sino trabajos que revelan, bajo una
publicitarios son cada vez más zafios Fernanda Melchor luz brava y dolorosa, las repercusio-
y los cintillos de los libros procla- De la misma forma en que al esta- nes de la guerra y de la miseria que
man leyendas cada día más estriden- dounidense promedio le tienen sin trae consigo.
tes. A un título exitoso se adherirán cuidado los sucesos sangrientos que Los dieciocho textos que con-
mil rémoras semejantes. Y esta exte- ocurren al sur del río Bravo, al mexi- forman estas Crónicas negras dan voz
76 nuación de las ideas irá vistosamente cano común le preocupan muy poco por igual a bachilleres salvadore-
enmascarada: es la moda, lo que hay las convulsiones de Centroamérica, ñas violadas en masa por sus pro-
que adquirir. esa hilera de países que serpentea pios compañeros de escuela, como a
Sin idealizar la marginación o hasta perderse en el rincón más ale- funcionarias destituidas y amenaza-
la pobreza elegida, Abenshushan jado del que consideramos nues- das por intentar depurar el sistema
denuncia la esclavitud del consumo, tro propio traspatio. El racismo que policial hondureño. Nos cuentan las
Letras Libres la “domesticación de la literatura” y la impera en nuestra relaciones con historias de enfermos mentales ence-
mayo 2014
promoción de la lectura como un acto guatemaltecos, salvadoreños y hon- rrados de por vida en manicomios
profiláctico nimbado por un halo san- dureños nos impide dotarlos de iden- penitenciarios, de sicarios arrepen-
turrón. El mercado busca libros que tidades y esencias diferenciadas; sus tidos que se convierten en testigos
no apabullen al lector, escritores contrastes –y numerosas similitu- protegidos, de pandilleros de doce
que no midan sus fuerzas con el len- des: el idioma que nos hermana, por años capaces de matar a macheta-
guaje. Requiere cheap thrills y narracio- ejemplo– se funden en la figura del zos; de pescadores nicaragüenses
nes hueras que conviertan la lectura Migrante, el bulto tostado por el sol que se enriquecen cuando encuen-
en un consumible perecedero. que viaja sobre el techo de un tren, tran un bulto de cocaína flotando
Solo la novedad cuenta, aunque el o el harapiento que pide limosna en mar adentro. Crónicas que dan voz
celofán abarque solo vacío. El escritor un crucero del Altiplano, o la pila al policía y al asesino –a menudo la
que quiera insertarse en el mercado de huesos que se blanquea sobre la misma persona–; a los integrantes
debe asumirlo: la escritura y la mate- arena del desierto. Carne de coyotes, de la Mara Salvatrucha y a los del
ria literaria serán lo de menos. Lo que en estas tierras; reflejo del subdesa- Barrio 18; a madres de universitarios
cuenta es la visibilidad, la sumisión a rrollo, en las propias. ejecutados por la policía y a madres
las estrategias de marketing. Tarde o Centroamérica –y esto no es nin- que han sobrevivido los ataques de
temprano los escritores se transfor- guna sorpresa– es una de las regio- un hijo psicópata; a los narcos bana-
marán en “edecanes de su obra” y para nes más peligrosas del mundo. neros, hinchados de dólares y whisky
eso el autor se sujetará a las exigen- Dictaduras, gobiernos corruptos, importado, y los narcos lumpen,
cias de la televisión, donde ocupará, guerras civiles e intervenciones mili- campesinos desalojados de sus tie-
siempre, el último escalón: debajo del tares han desgarrado el tejido social rras por las transnacionales y obli-
peor de los actores de la más inmun- de los países que la conforman y gados, por el hambre, a trabajar para
da telenovela. sometido a sus habitantes a inconta- los lores del crimen.
¿Qué hacer si todo se opone a la bles formas de violencia, donde una Abunda, en este conjunto de rela-
libertad? En este “libro de subleva- de las más crueles es la de la invisi- tos, el reportaje extenso que sutu-
ción personal” hay pocas recetas, pero bilidad. Esto lo sabe bien la red de ra con hilo fino los testimonios, los
una idea lo recorre: el dinero no es periodistas que conforman la Sala informes de agencias internacio-
moneda para comprar la vida. ~ Negra del portal elfaro.net, quienes nales y sus cifras, y las experiencias
personales para explicar fenóme- tradicionalmente se le exige al perio-
nos tan complejos como la explo- dismo, esa avalancha de datos duros
sión de las maras en El Salvador y y cifras que las más de las veces aton- ENSAYO
Honduras, como lo hacen Carlos ta e insensibiliza, que actúa como una
Martínez y José Luis Sanz en “El coraza “que impide escuchar los lati- Sostener la mirada
Barrio roto”, y Óscar Martínez y Juan dos de un lugar”. Incluso los asesinos Marina Azahua
Martínez, en “La espina del Barrio”. de estas historias –con apodos inolvi- Retrato
involuntario. El
Óscar Martínez, en solitario, realiza dables como “Sherlock”, “Hamlet”, acto fotográfico
en “Guatemala se escribe con zeta” “Little Scrappy” o “El Niño”– son como forma de
violencia
una verdadera cronología de las for- presentados por Valencia y el resto México, Tusquets,
mas que el narcotráfico ha adoptado de los autores como seres que hablan 2014, 180 pp.
en dicho país, que inicia con la apari- y piensan, que odian, aman y se arre-
ción de microempresarios locales de pienten, y no solo como soldados con-
la droga y que culmina con el vasalla- dicionados a disparar a ciegas.
je impuesto por mexicanos sin escrú- Crónicas negras desde una región que no Gabriela Damián Miravete
pulos y con ambiciones monopólicas. cuenta es un libro indispensable para En El alma del rostro, Tullio Pericoli dice 77
Hay también trabajos más arries- el lector que, más allá del racismo y que “el retrato es como un momen-
gados, casi atípicos en el periodismo de los prejuicios, intenta comprender to de paso, un puente entre la persona
encorsetado que nos hemos acos- lo que sucede allende las endebles retratada y quien después lo mirará y lo
tumbrado a leer en México, como fronteras de un México acribillado. Y comprenderá”; algo así como una pro-
la crónica “La locura de El Malvado” es indispensable no porque sus auto- mesa de inmortalidad que, inicialmente,
de Daniel Valencia Caravantes, res nos presenten aristas inéditas de fue privilegio solo de quienes podían pa-
un texto híbrido que coquetea con la crueldad humana (la que los mexi- garlo o crearlo, aquellos que podían Letras Libres
mayo 2014
el subjetivismo –“pecado mortal” canos ya contemplamos con indife- desdoblarse en un otro que les sobrevi-
del diarismo más rancio– pero que rencia), sino justamente porque son viera, que sirviese como testimonio de
presenta un relato elocuente de un historias tan semejantes y tan cerca- sus virtudes, belleza o hazañas. Con la
niño abandonado que se convierte nas a lo que vivimos que funcionan llegada de la fotografía se democratizó
en un multihomicida fúrico al que como un espejo: del río Bravo para esa posibilidad. La asombrosa fidelidad
su propia banda condena a muer- abajo, comprendemos al leerlas, todo con que el mundo se miniaturizó en los
te. O la crónica “Ser nadie en tie- es cementerio. primeros daguerrotipos convirtió a la
rra de narcos”, del ya citado Óscar Es un libro ejemplar, también, cámara fotográfica en ese bondadoso
Martínez, quien aprovecha la estruc- para el periodismo narrativo mexi- artefacto capaz de atrapar alegrías fuga-
tura circular del cuento clásico para cano: no solo por la ejecución impla- ces, rostros amados o ceremonias irre-
narrar las desventuras de una comu- cable de las técnicas reporteriles y petibles para extenderlos en el tiempo.
nidad indígena arrancada de sus tie- narrativas, o por la parsimonia que Pero la cámara es también un arma, nos
rras del Petén guatemalteco, zona requirió su ensamblaje –en algunas lo dice el disparo implícito en cada toma.
que por su condición de frontera de estas crónicas, nos informa la cuar- Y nos lo dicen, sobre todo, las imágenes
con México se ha convertido en ta de forros, “se invirtieron más de seis que “son la evidencia del crimen, pero
la puerta dorada de todo tipo de con- meses de trabajo”, lo que en términos son también el crimen en sí”, como
trabando. Asimismo, las crónicas de periodísticos significa un esfuer- señala Marina Azahua, en este libro,
Roberto Valencia –pienso en “La zo semejante al de un escritor que al hablar de las fotografías hechas a los
triste historia de un reclusorio para le dedica cinco años a una novela–, prisioneros de Tuol Sleng en Camboya
niños” o en “Barrio Jorge Dimitrov”– sino también porque se aleja de la bajo la dictadura de Pol Pot.
aprovechan con tino los variados cursilería y el victimismo al que La autora (ciudad de México, 1983)
recursos de la tradición literaria lati- los medios de comunicación mexi- explora al acto fotográfico como una
noamericana para construir relatos canos recurren incansablemente y a forma de ejercer violencia sobre los
en donde los protagonistas no son cuyos efectos ya somos insensibles. otros. Si el retrato es, como indica su
víctimas lacrimosas o villanos melo- Lo que el equipo de Sala Negra nos etimología, ese puente que nos trae de
dramáticos sino personas que luchan demuestra es que la escritura misma nuevo al aquí y al ahora, ¿en qué se con-
por encontrarle sentido a la sinra- puede convertirse en una forma de vierte cuando no elegimos sus condi-
zón de este mundo. Las crónicas de resiliencia, en una manera de enten- ciones de producción y reproducción,
Valencia (y en general los trabajos der y de hacer entender: escribir para cuando el yo que se pretende capturar
de los autores aquí reunidos) no ape- esclarecer los rincones sombríos de ha sido negado, y la imagen misma es un
lan solo al “vómito de números” que nuestra América. ~ vehículo para anularlo? El libro repasa
varias instantáneas históricas en donde que corren por los campos de cente- ensayo La Castañeda. Narrativas dolientes
se eliminó a ese otro (considerado ene- no en aquella novela de J. D. Salinger, desde el Manicomio General. México, 1910-
migo, instrumento para obtener algún e imagina también, tal y como deseaba 1930: “Para realizar una lectura etnográ-
fin o mero objeto desechable) a través de Holden Caulfield, que podía evitar la fica de documentos históricos, habrá
la fotografía, desde los linchamientos caída de algunos, por lo menos “atra- que echar mano de las estrategias que,
de personas negras en la primera mitad del parlos y sostenerlos por un segundo, también en términos sociales, se asocian
siglo xx hasta las fotografías de víctimas y preguntarles quiénes son, de qué mane- con la ficción.” Zohra Gacem, Cherid
torturadores en la prisión de Abu Ghraib ra fueron creados, por quién, bajo qué Barkaoun, Meriem Sudani “y todas las
en 2003, pasando por imágenes secretas, circunstancias, cuál ha sido su destino, demás cuyos nombres se han perdido”,
capaces de alterar la cosmogonía de una cómo los ve el mundo y de qué manera como reza la dedicatoria de Retrato invo-
cultura como la de los selk’nam, y los lo miran de vuelta”. luntario, nos cuentan qué es lo que sig-
retratos familiares post mortem que hasta Esta es la forma en que la autora nos nificaba para ellas llevar el haik, hacerse
hace no mucho tiempo se acostumbra- hace ver a Laura Nelson, víctima de lin- tatuajes en el rostro, y por qué “liberar-
ban en nuestro país. chamiento en Oklahoma, en mayo de las” del velo no fue sino una estrate-
LIBROS Al igual que en su libro anterior 1911: “De entre los dobleces de su vesti- gia más de la colonización francesa. En
(Ausencias compartidas. Treinta ensayos do, colgando patéticamente cual títere estas páginas, Marina Azahua urde una
mínimos ante el vacío), las imágenes de de hilos cercenados, se asoman peque- trama en la que los hilos de la historia
las que Azahua habla en Retrato invo- ños círculos blanquecinos acomodados política, la vida cotidiana y la redención
luntario están ausentes. Es la autora en secuencia: son los deditos de sus pies futura se trenzan para crear un tejido
quien controla, con hábil uso del len- acariciados por la brisa fría.” Al narrar cuya belleza y complejidad se aseme-
78 guaje, la mirada del lector. Su descrip- cómo los torturadores hicieron las foto- ja al haik bordado de las protagonistas.
ción no es solo un minucioso recuento grafías de sus víctimas en Abu Ghraib, La mirada que sustituye a las imá-
de los elementos de cada fotografía, Azahua reprocha que a nosotros, meros genes, aunque precisa, es compasiva.
sino una reescritura de eso que debe- espectadores, se nos ahorren los sonidos La piedad se impone a la frialdad del
ríamos hallar si hemos de contribuir de aquel momento: “Resulta casi insul- rigor, pero tampoco ignora la contradic-
a la rehumanización de los retratados, tante el silencio de las fotografías”, y ción que implica experimentar un goce
Letras Libres pues, como señala en su prólogo, el entonces acudimos a la tortura en Abu estético frente a imágenes que contie-
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libro tiene un objetivo claro: Azahua Ghraib también en su dimensión sono- nen elementos de violencia. Al hablar
imagina el revoloteo de innumerables ra gracias a las declaraciones de algunas de las fotografías robadas a la gente
retratos involuntarios volando hacia el víctimas para completar las escuetas, después de muerta, la autora examina
precipicio del olvido como los niños mudas secuencias fotográficas: “Podía la belleza que muchos encuentran en
escuchar los gritos de la gente alrede- el cuerpo laxo de Evelyn McHale sobre el
dor, y escucharme a mí mismo gritan- techo de una limusina, donde aterrizó
do”, dice el preso Hussein Mutar. Las intacta después de haberse lanzado del
argelinas fotografiadas en 1960, obliga- Empire State; también confiesa su pro-
das a quitarse el velo para ser identifi- pio enamoramiento hacia el “Obrero en
cadas por las autoridades francesas, nos huelga, asesinado” de Manuel Álvarez
devuelven la mirada a través de una voz Bravo, comparándolo con el entusias-
narrativa enigmática, plural: “...no solo mo infantil con que Nellie Campobello
se mira con los ojos. También se mira describió las “tripitas rosadas” de los
con el resto del cuerpo, con las cejas y muertos de la Revolución mexicana en
los labios apretados como puños. Con Cartucho. Sobre esta cuestión, Azahua
las arrugas que se juntan alrededor de la se pregunta, sobre todo, si el morbo
boca, como las líneas que antes surgían será más reprobable que la indiferen-
alrededor del broche que ceñía el velo. cia. Ante la soledad de estos cadáveres,
Pero hay también las que sonreímos; ante el silencio de las víctimas de la vio-
algunas con inocencia, otras con orgu- lencia de todos los tiempos y lugares, la
llo, unas más con burla. Mordemos autora tiene una propuesta para tender
con la vista.” Es justo aquí, en el capí- un puente distinto entre ellos y noso-
tulo dedicado al episodio en que Marc tros, para traer de vuelta a quienes fueron
Garanger fotografió el rostro oculto de capturados en tantos y tantos retra-
las mujeres amazigh, donde la autora tos involuntarios: “Podemos comenzar
lleva a la práctica de forma plena lo que por sostenerles la mirada a los muertos
Cristina Rivera Garza propuso en su cuando nos observen, verlos de vuelta,
ser testigos de su existencia, reconocer espectáculo, turismo, museo, nego- La imperiosa condición mercantil, no
su desconcierto y su miedo, pronun- cio. Es entonces cuando se ve clara obstante, ha ensanchado esos espacios
ciar sus nombres cuando estos existan.” la senda de Carrión. Porque entre de vanidad, turismo, museografía vin-
Una tarea que, en la situación actual de los callejones y lances de forastero tage y coquetería para el souvenir: hay
nuestro país, se impone cada vez con adonde lleva la lectura, el bosque que vender.
más urgencia. ~ llega a perderse de la vista. No es Hasta aquí se puede estar de
que Librerías esté plagado de digre- acuerdo con Carrión. Y al punto pro-
siones. Sucede que es una digresión pone que los Estados protejan las
en la discusión contemporánea. librerías independientes frente a
ENSAYO Cuando casi nadie habla de las libre- las grandes cadenas (como Barnes &
rías (sí de la industria editorial o de Noble) porque tienen un significado
Encuentros la historia de la lectura), Carrión social distinto de la mercadotecnia
providenciales intenta rescatarlas: son socialmen- desechable. Librerías es un recuen-
te significativas. De ahí que en sus to-recorrido de las buenas razones
Jorge Carrión
Librerías páginas no se citen libros sobre para apreciar esos espacios. No par-
Barcelona, Anagrama, librerías (los hay pocos) y que pueda ticipa de ningún apretado esquema 79
2013, 342 pp.
entenderse como un texto de viajes. nacional: habla de la situación mun-
No un anecdotario crudo de apun- dial, prescinde deliberadamente de
tes y estampas, sino un trayecto bien las fronteras. Las fuentes y las expe-
ordenado en la escritura, legible ya riencias del autor-viajero no depen-
para el lector-viajero. den de una sola lengua o de una sola
Pero Librerías hilvana también un región geográfica. Al final de sus
Andrés Takeshi recorrido histórico, no solo geográ- páginas, el lector puede quedarse Letras Libres
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Este libro de Jorge Carrión es una fico. Los escaparates de libros algún con la impresión de que la librería
defensa de las librerías independien- día se hallaron en los andenes del tren, independiente (la mayor parte de los
tes. Frente a las grandes cadenas, cuyo cuando despuntaba el auge mercantil ejemplos es de mediados de siglo xx)
objetivo primordial es vender, no sería y se abarataba el libro con el desarrollo es privativa de la cultura, la alta crea-
escasa la posibilidad de que las libre- industrial de la Europa decimonóni- ción o los grandes encuentros del
rías se extinguieran como lugares de ca. (El tren, el ascensor, las migracio- lector con la literatura.
encuentros providenciales con la litera- nes masivas, los primeros viajeros Detengámonos un momento. El
tura y el arte. Para Carrión, el tacto edi- lectores.) Las exposiciones universales aprendizaje profundo podría susti-
torial se pierde entre la mercadotecnia organizadas por Inglaterra y Francia a tuir (en Netflix, Amazon, Google, por
del imperio norteamericano. mediados del siglo xix fueron “mons- ejemplo) las horas invertidas para acu-
Libro de libros, libreros y librerías, truosos escaparates del Mito del dir a la librería y buscar (o hallar mila-
este volumen es al mismo tiempo apun- Progreso” y Estados Unidos hará lo grosamente) un libro, una película.
te de viajes, crónica, interpretación del mismo –como relata Carrión– pero Librerías bosqueja un encuentro pro-
presente y crítica de la economía cul- con la televisión, el cine y la experien- videncial del que hasta ahora no están
tural. No es un ensayo académico, por- cia lectora, “fusionando la librería, la exentas las grandes cadenas de libros,
que no tiene la cuadratura de una tesis. tienda de souvenirs y la cafetería al esti- a pesar de su hinchada mercadotecnia.
Bien podría concluir a la mitad de lo de Starbucks”. Rechazar de antemano las ventajas que
sus trescientas páginas; no reflexiona Las librerías son también conse- pudiera traer el mercado –y las tecno-
paso por paso, con método creciente. cuencia del desarrollo capitalista: son logías de la información– o presupo-
Jorge Carrión (Tarragona, 1976) es un un negocio. Usan la fama –se empe- ner siempre que todo lo estropea, que
coleccionista, como Walter Benjamin ñan en construirla– para pescar clien- todo se maquina perversamente desde
concebía al historiador, y a quien, no tes, vender más libros y poder seguir los Estados Unidos, debe ponerse en
casualmente, evoca. Él mismo advier- en el mercado. Históricamente han tela de juicio.
te: “La historia de las librerías [...] solo sido lugares de encuentros literarios Jorge Carrión ha hecho una carto-
puede relatarse a partir del álbum de (tanto tertulias como milagrosos des- grafía social e histórica de la librería.
postales y de fotos.” cubrimientos individuales) y también Las estampas, álbumes y postales que
Los momentos más claros ocurren han impulsado la actividad creativa la conforman son estupendas curiosi-
cuando Carrión apela a astucias (incluyendo el arte plástico, el teatro, dades para el lector. Pero Librerías pudo
teóricas, puentes semánticos. La la música) o incluso han difundido haberse publicado, con gran éxito, sin
librería como espacio, templo, viaje, –con justicia para el lector– títulos omisiones importantes, en el mediodía
brújula, mapa, resto arqueológico, prohibidos por el pudor de la época. del siglo pasado. ~
estudiantes universitarios no reciben consecuencia última de este vicio aca-
una formación que separe claramente démico: el afán de mimetizarse con la
estudios literarios las funciones de la docencia y la inves- obra y de calificar como “menor” todo
tigación literaria. De la misma manera trabajo que no implique el análisis o
La crisis de los en que nadie enseña a enseñar litera- la interpretación de obra “mayores”.
estudios literarios tura, tampoco hay una preocupación Algo peor: todos creen tener razón. Si
por romper el esquema autorreferen- alguien lo duda, basta con el experi-
Jean-Marie
Schaeffer cial académico, que insiste en pensar mento de reunir a tres personas para
Pequeña ecología de lo literario como una categoría pre- que hablen de literatura: una que estu-
los estudios
literarios. ¿Por qué existente y no como una construcción die el siglo xx latinoamericano, una
y cómo estudiar epistemológica. que se dedique al Siglo de Oro espa-
literatura?
Traducción de Laura Aunque el diagnóstico de Schaeffer ñol y una más, especialista en teoría.
Fólica se refiere al estado actual de los estu- Todos los malentendidos, las ironías
Buenos Aires,
fce, 2013, 128 pp. dios literarios en Francia, la situación y las burlas que se escuchen son parte
LIBROS
de la academia hispanohablante no es del problema.
Jorge Téllez distinta. Hay mucho rigor en la acade- Luego están las preguntas que
Lo hemos oído muchas veces: que la mia, pero también hay orgullo y ais- nadie hace por temor al ridículo, pero
literatura está en crisis, que ya no son lamiento, lo que no solo impide crear ¿no hace falta distinguir entre el estu-
las cosas como solían ser, que es una una base de conocimientos acepta- dio y la transmisión de valores litera-
pena. Jean-Marie Schaeffer (París, da por toda la comunidad, sino que rios?, ¿no valdría la pena ahondar en
80 1952) afirma que estas quejas escon- incluso convierte esa idea en un dis- la dinámica del canon?, ¿no es nece-
den una crisis real que no tiene que parate a pesar de que contemos con saria una reflexión sobre la manera
ver con las prácticas sino con los estu- el modelo científico que basa la trans- en que describimos y comprendemos
dios literarios y con la forma en que misión y evolución del conocimien- textos? La propuesta de Schaeffer es la
estos transmiten el valor de los tex- to en los conceptos de paradigma y inclusión teórica, una teoría de las teo-
tos: la jerarquización entre alta cultura falsación. El análisis de Schaeffer en rías parecida a la que Terry Eagleton
Letras Libres y cultura vernácula es un argumen- este punto resulta útil para entender propuso casi al mismo tiempo en su
mayo 2014
to común para demeritar todo lo que por qué es necesaria la creación de un libro El acontecimiento de la literatura
se aleja de una concepción canónica marco de evaluación específico de los (Península, 2013). Para Schaeffer, una
de La Literatura escrita con mayúscula. estudios literarios, que deje de lado la mejor comprensión de la obra incluye
También vemos efectos de la cri- concepción cuantitativa de las discipli- la hermenéutica, la estética de la recep-
sis en la manera como se estudian los nas humanísticas que no funcionan por ción y el estructuralismo, pero también
hechos literarios: la metáfora ecológi- acumulación, como lo hacen las cien- dos de las tendencias que más igno-
ca del libro explica las prácticas acadé- cias, sino por reiteración y particulari- ra y satiriza la academia en México:
micas como una agricultura de corte y zación de ideas. los estudios culturales y la teoría queer.
quema, en la que las muchas y varia- El agudo análisis de la crisis que También hay propuestas con res-
das parcelas se tocan solo para pole- hace Schaeffer bastaría para recomen- pecto a la educación básica y a la
mizar y descalificarse unas a otras, sin dar este libro a toda persona relaciona- tendencia que hay por medir la com-
preocuparse por el aislamiento en que da con la literatura y la enseñanza, pero petencia lectora de los adolescentes
trabajan. Se trata de la cerrazón ante para los necesitados de la idea –casi mediante la vía analítica. Quizá algún
lo interdisciplinario, pero también del siempre condescendiente– de “crítica día se entienda lo inútil que resulta
segregacionismo al interior de cada constructiva” también hay ideas útiles en la escuela el análisis estructural del
disciplina que fomenta la produc- respecto a lo que se puede hacer. Él es relato: ¿qué más da quién es el prota-
ción y el intercambio endogámico de el primero en alabar el impulso canó- gonista y cuál es la función del narra-
conocimiento. nico de los estudios literarios: ¿quién dor en el texto? Esta dinámica aleja al
Por último, y quizá más importan- si no tendría a cargo la noble tarea de estudiante de lo realmente importan-
te, la crisis afecta la formación de estu- conservar y transmitir lo que conside- te: la lectura y las modalidades estéti-
diantes de literatura que, en el nivel de ramos el legado artístico del ser huma- cas de atención necesarias para que las
educación básica, rápidamente se ven no? Lo importante, para él, es no caer personas se acerquen a los libros sin la
obligados a reemplazar prácticas de en la tautología de justificar el estu- obligación escolar de por medio. En
lectura y redacción por comentarios dio del canon por el valor canónico de última instancia, eso es lo que busca
de texto disfrazados de pensamien- los textos. Schaeffer: estrategias para que los
to científico. Esto es resultado de Schaeffer demuestra mesura y no libros no estén restringidos al mundo
una confusión a nivel superior: los llega tan lejos como para hablar de la de la universidad. ~

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