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La lucha del Pueblo Wixárika por el Patrimonio Biocultural en el sitio sagrado de

Wirikuta1
Cuenta #1974 / Trabajo Nº: 2049

Coral García Haj2


Maestrante en Sociología
Universidad Autónoma Metropolitana unidad Azcapotzalco
Correo: coralgarcia2015@gmail.com
México

Resumen
Este trabajo presenta algunas reflexiones para la comprensión de la lucha del pueblo
Wixárika o huichol, por el sitio sagrado de Wirikuta y su relación con el concepto de
Patrimonio Biocultural. A través del análisis de los marcos de interpretación, da cuenta de
los elementos simbólicos y culturales huicholes que influyen en la continuidad de la acción
colectiva y finalmente, analiza la productividad del conflicto social en tres ciclos de
protesta diferentes.
Palabras clave: patrimonio biocultural, acción colectiva, productividad del conflicto, pueblo
wixárika o huichol.

Introducción

En los últimos años, la transformación de la economía global ha apuntado hacia los


territorios indígenas en América Latina, en detrimento de los derechos colectivos de los
pueblos. En México, existen al menos 83 conflictos socioambientales de los que 25 se
suscriben al extractivismo minero y 5 de ellos, se distinguen por estar vinculados a los
pueblos indígenas (Atlas de Justicia Ambiental, 2018). Esta distinción es el resultado de la

1
Esta ponencia fue presentada en el simposio GT-17 Movimientos sociales rurales y alternativas de cambio
social en América Latina, en el marco del X Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología Rural
ALASRU, celebrado del 25 al 30 de noviembre de 2018 en Montevideo, Uruguay.
2
Lic. en Ciencias Antropológicas por la Escuela de Educación Superior en Ciencias Históricas y
Antropológicas de la Fundación Eduard Seler. Actualmente estudiante de la maestría de Sociología en la
Universidad Autónoma Metropolitana unidad Azcapotzalco. Líneas de investigación: Conflictos
socioambientales, movimientos sociales, cultura y sociedad, pueblo wixárika. Email:
coralgarcia2015@gmail.com
1
matriz cultural mesoamericana a la que pertenecen los actores sociales que conducen la
acción colectiva y que continúa presente a través de sus prácticas sociales. La lucha del
pueblo wixárika por el sitio sagrado de Wirikuta en San Luis Potosí, es ejemplo de esto.
Este trabajo es una investigación en curso, en el que se analiza la lucha del pueblo
wixárika por su territorio y su patrimonio biocultural. Para fines de esta exposición el
primer apartado trata sobre el significado que tiene la peregrinación a Wirikuta para el
pueblo Wixárika y los elementos simbólicos y culturales que están presentes. En el
segundo, se describe la acción colectiva en cada ciclo de protesta; en el tercero, se analiza
el concepto de patrimonio biocultural, el cuarto, analiza la productividad del conflicto,
concretamente un aspecto epistemológico de la productividad del conflicto social.

1. El pueblo wixárika y las peregrinaciones a los lugares sagrados

El pueblo indígena wixárika o huichol, habita en comunidades rurales


diseminadas en una región culturalmente conocida como el Gran Nayar, que está
ubicada al sur de la Sierra Madre Occidental y se extiende hasta las costas del Océano
Pacífico. Asímismo incluye fracciones de los Estados mexicanos de Nayarit, Jalisco y
Durango abarcando una extensión de aproximadamente 250 mil hectáreas (Neurath,
2003). El total de población en hogares huicholes se estima en 43,9293 y las comunidades
se encuentran distribuidas en asentamientos dispersos que contribuyen a evitar el
agotamiento de los recursos naturales. El resto de su economía se basa en el cultivo del
maíz, la ganadería, la migración estacional y la venta de artesanías, y recientemente
colaborando en la organización de reuniones en las que se promueven alternativas
terapéuticas a partir de la utilización de enteógenos Véase mapa 1 (Boni Noguez, 2015).

El territorio del pueblo wixárika está conformado por las tierras comunitarias de
aprovechamiento y superficies que trascienden sus propios límites agrarios en las que se
encuentran lugares sagrados demarcados claramente en su mitologia. Esta extensión de
tierra rebasa los límites coloniales y estatales y comprende una superficie total de 90

3
Según datos del Instituto Nacional Indigenista, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y
del Consejo Nacional de Población, retomado de la monografía de Huicholes. Neurath, J., México.
CDI/PNUD. 2003.

2
mil kilómetros cuadrados incluyendo poligonos de
los estados de Zacatecas y San Luis Potosí.

Este territorio es conocido por el pueblo


Wixárika como kiekari4, y debe concebirse tanto
por la extensión que ocupan las comunidades como
por los espacios ceremoniales que trascienden sus
fronteras. Pero además, el territorio “es más un
acontecimiento que un lugar” (Casey, 1996), por lo Map

que la territorialidad wixárika está basada también en la cosmologia y la política. El


control del territorio, depende de la organización político-ceremonial que opera a partir
de un compleja estructura o sistema de cargos. Esta estructura es responsable de la
organización y el sostenimiento de las prácticas ceremoniales asociadas al tukipa,
justificadas por el ciclo mítico y la obligación de cumplir con las peregrinaciones que
definen y legitiman el territorio (Liffman, 2012). Los agentes que se encangan del
control y la administración del territorio –es decir, de los acontecimientos que en él
ocurren-, son las autoridades tradicionales, en particular, el sistema de cargos de los
xukurikate5 o jicareros que se responsabiliza de las fiestas de la cabecera y las fiestas
neixa o mitotes en las que se adscriben las peregrinaciones a los sitios sagrados.

1.2 Las peregrinaciones a Wirikuta

A pesar de que las peregrinaciones se realizan a diferentes latitudes del territorio


cosmológico wixárika, la peregrinación a Wirikuta es tiene una gran importancia para su
reproducción social y cultural. La peregrinación, también responde a un mapa simbólico
que relaciona “ las regiones del universo mítico con la regiones geográficas que incluyen
aquellos lugares” (Gutiérrez, 2002, p. 15).

4
Kiekari es el conglomerado de los kie (ranchos) que integran las comunidades huicholas y que se enlazan
genealógicamente con los sitios primordiales de la creación o sitios sagrados.
5
Los jicareros o xukurikate, son un sistema de cargos religioso-tradicionales. Su nombre proviene del término
xukuri, que significa “jícara”, y el significado se puede interpretar como “los que portan las jícaras”, es decir,
los jicareros que peregrinan a los lugares sagrados se deben en parte, a que “cada cargo posee una jícara que
lo vincula y lo compromete con un antepasado o deidad creadora, de quien adopta su nombre y sus atributos”
(Manzanares, 2009).
3
Esta peregrinación es una práctica ritual de al menos 800 años de antigüedad de
acuerdo a algunos estudios arqueológicos y etnohistóricos y tiene una longitud de 550 km
desde las comunidades huicholas centrales hasta el sitio sagrado de Wirikuta, al norte del
San Luis Potosí. Se desarrolla anualmente entre los meses de octubre a marzo y tiene una
duración de aproximadamente catorce días de inicio a fin, gracias a los vehículos
motorizados y las vías de comunicación, un corto periodo en comparación con los registros
de las peregrinaciones del siglo XIX que podían durar varias semanas debido a que los
grupos de peregrinos las hacían a pie con la ayuda de animales de carga.
Uno de los objetivos de la peregrinación es la recolección del cactus Lophophora
Williamsi o peyote que utilizarán en el resto de las ceremonias del ciclo neixa. Al ingerirlo,
los y las peregrinas alcanzan estados alternos de conciencia (trances) por medio de los
cuales se comunican con su ancestros deificados. Otro de los fines de la peregrinación es la
búsqueda de la diosa Tatei Na’ariwame, o la Serpiente de agua que habita en las montañas
de Wirikuta. Por medio de ofrendas, los peregrinos la persuaden para que nuevamente
retorne a las comunidades serranas en las que habitan, trayendo consigo las lluvias que
permitirán reiniciar el ciclo agrícola. La peregrinación así mismo, representan el viaje que
los dioses ancestros realizaron cuando emergieron del Océano Pacifico y caminando hacia
el Oriente hasta encontrar el Cerro del Amanecer o Xeunar.

1. 3 Elementos simbólicos y culturales de la peregrinación a Wirikuta

Según algunos autores, la cosmovisión wixárika parte de la eterna lucha cósmica


entre los elementos que conforman el mundo (Las fiestas de la Casa Grande). Esta lucha
entre opuestos permite que se mantenga el equilibrio en el universo, una lucha entre los
elementos masculinos contra los femeninos. Las prácticas rituales se alternan en el ciclo de
lluvias y el de secas y son la expresión del sistema taxonómico de la cosmovisión wixárika.
Para los huicholes, el universo es dual y se representa en términos de género: la humedad,
la oscuridad (la noche) y el agua se relacionan con lo femenino y con el tiempo
denominado t+kari durante el cual se desarrollan las prácticas agrícolas; mientras que su
contra parte es el tiempo conocido como tukari que corresponde a lo no húmedo
(sequedad), la luminosidad (el sol) y el fuego y se relaciona con lo masculino. Durante este
periodo es cuando se llevan a cabo las peregrinaciones (Zingg, 1981).

4
La peregrinación a Wirikuta legitima al
sistema de jicareros 6 , como parte de las
instituciones sociales del pueblo wixárika, lo
que significa también que sus integrantes
forman parte de una “escuela de iniciación” que
le da acceso al aprendizaje del funcionamiento
de las complejas estructuras de gobierno de los
huicholes (Neurath, 2002); que en un sentido más amplio les permitirá adquirir las
competencias culturales para ocupar su papel social en la comunidad. La legitimación,
desde la perspectiva de la sociología del conocimiento, es un proceso que justifica el orden
institucional atribuyéndole validez cognoscitiva a sus significados objetivados, en una base
que es de carácter cognoscitivo y también normativo.
De acuerdo a Berger y Luckmann, un universo simbólico es “un cuerpo de tradición
teórica, que integra zonas de significado diferentes y abarca el orden institucional en una
totalidad simbólica” ([1968] 2003, p. 122). Esta definición nos lleva a la inferencia de que
la vida cotidiana pueden ser entendida desde instituciones sociales que actúan más allá de
ella misma, es decir, en su dimensión simbólica y no solamente desde la realidad
objetivada, materialista y pragmática ordinaria. Si admitimos lo anterior, entonces
podremos suponer que la realidad cotidiana de los huicholes puede llegar a ser inteligible a
partir del estudio de la peregrinación, que se desarrollan en una realidad no cotidiana y en
el mismo sentido, nos podría llevar a entender la acción colectiva.

1.4 La superficie de Wirikuta

Wirikuta es la denominación que el pueblo wixárika le ha dado a un sitio sagrado


localizado en el cuadrante sur-oriental del Desierto Chihuahuense en el norte del Estado
mexicano de San Luis Potosí. Se trata de una ecorregión que por su singularidad registrada
en numerosos trabajos de investigación, catálogos de flora, fauna, análisis paleontológicos
y otros datos fidedignos ha sido considerada como por algunos autores como “una de las
6
Los jicareros son una institución social en la sociedad wixárika que representan un hecho social (Durkheim,
1895) debido a que son una organización que conjunta diversos subsistemas y metalenguajes de la cultura
wixárika: el lenguaje, la economía, el parentesco, la arquitectura, la cosmovisión, los procesos y los cargos
rituales.

5
tres áreas semidesérticas biológicamente más ricas del planeta” (Giménez Azcárate, Lira, &
Fernández, 2009 en Boni Noguez, 2015). El Plan de Manejo del sitio sagrado de Wirikuta y
la ruta histórico cultural del pueblo huichol, da cuenta de esto: 3000 especies de plantas,
incluyendo el 30 % de las cactáceas del mundo; 100 especies de mamíferos; 250 especies
de aves; 120 de reptiles y 25 de anfibios (Medellín, 2008).
Desde la década de los noventa hasta la actualidad, Wirikuta a adquirido diferentes
categorias para su conservación: reserva ecológica y cultural (1994); área de reserva estatal,
incluyendo la ruta de peregrinación (2000) y sitio sagrado natural (2001). Sin embargo, más
allá de estas clasificaciones, el objetivo de las instancias nacionales e internacionales que
contribuyeron para su preservación, fue siempre exponer que las prácticas realizadas en
torno a la sacralidad que el pueblo wixárika le otorga a este territorio, constituyen un
paquete de herramientas para la conservación de la biodiversidad (Boni Noguez, 2015, p.
56), en otras palabras, las cultura wixárika, en su sentido más amplio, a través de la
objetivación de sus elementos simbólicos tiene la capacidad de mantener el equilibrio del
ecosistema de este territorio.
Al hablar del territorio de Wirikuta, es necesario mencionar que se trata de una
región con altos grados de marginación habitada por campesinos no indígenas que son
titulares de los derechos de los núcleos agrarios. En otras palabras, está integrada por ejidos
repartidos en los años de la reforma agraria, y no por comunidades huicholas, porque éstas
se encuentran a cientos de kilómetros de distancia. En este pasado mestizo, la región en la
que se encuentra Wirikuta formó tambien parte de la conformación del paisaje minero del
distrito de la Sierra de Catorce desde tiempos coloniales, cuyo verdadero auge llegó entre
1772 y 1827. Sin embargo, a pesar de los importantes beneficios de oro y plata que se
obtuvieron, este corto periodo de bonanza tambien trajo consigo consecuencias negativas
como resultado del metabolismo minero provocando la alteración y la degradación de los
paisajes de la región, lo que desde entonces ha causado muchos de los problemas
ambientales que actualmente enfrenta el sitio, como la contaminación, la deforestación y la
pérdida de la bioveridad (Ávalos, 2009).

6
2. El movimiento étnico y los ciclos de protesta

De acuerdo a algunos autores los huicholes han logrado una reproducción exitosa de
su cultura ancestral a la par de la globalización, debido a que han sabido conservar sus
tradiciones, instituciones sociales, tierras de aprovechamiento y en cierta medida su
territorio (Neurath, 2003). Su organización en movimientos red y el impacto mediático han
sido fundamentales en la difusión de su lucha de forma similar a otros movimientos
indígenas alrededor del mundo, pese a que sus ciclos de protesta si bien no han conseguido
cancelar del todo las concesiones mineras, si han evitado la exploración y explotación
dentro de la reserva.
El estudio de caso da cuenta de la problemática del pueblo indígena Wixárika,
conocido usualmente como huichol, y la trasnacional First Majestic Silver Corp. de capital
canadiense, que opera a través de su subsidiaria Minera Real Bonanza, con el proyecto
minero La Luz. A esta empresa, la Secretaria de Economía le otorgó 35 concesiones
mineras de las que 22 de ellas se encuentran dentro del área natural protegida conocida
como Wirikuta, en el Estado mexicano de San Luis Potosí. Así mismo, es en este escenario
donde acontece una práctica religiosa fundamental de la cultura wixárika, a la que llaman la
Peregrinación a Wirikuta, sin la cual la reproducción de su cultura y de sus instituciones
sociales se verían afectadas radicalmente.
Desde entonces el pueblo wixárika, organizaciones de la sociedad civil, artistas,
pueblos indígenas de Estados Unidos, intelectuales, ambientalistas y la sociedad mexicana,
como internacional, han realizado una serie de acciones y manifestaciones con un gran
impacto mediático, en las que cuestionan seriamente al Estado mexicano, el reconocimiento
y el respeto a la biodiversidad ambiental y sociocultural de los pueblos indígenas y del
mundo. Para tal fin se realizará un estudio
diacrónico de acuerdo a los ciclos de protesta
(Tarrow, 1997) que podemos identificar hasta el
momento.
El primero de ellos, de 1982 a 2009, está
marcado por una serie de demandas del pueblo
wixárika al entonces presidente de la República,

7
Carlos Salinas de Gortari, con el fin de salvaguardar sus sitios sagrados, consumir y
transportar peyote (Lophophora Williamsi) y garantizar su derecho a llevar a cabo sus
peregrinaciones religiosas (1989). Simultáneamente, durante este periodo también se
otorgaron las concesiones mineras para la exploración y explotación de oro y plata en la
reserva; y respecto al ámbito internacional, también en estos años el Estado mexicano
ratificó su participación en el Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales
(1999), así como en otros convenios relativos a la protección del medio ambiente y a los
derechos de los pueblos indígenas.
El segundo ciclo es del año 2010 hasta el 2014. En estos años se inició la lucha por
la defensa de Wirikuta y aparecieron otros actores (ya se mencionó anteriormente) y
repertorios de movilización, como las marchas hacia el Senado de la República y la
participación en el Foro Permanente de Cuestiones Indígenas de la ONU (2011); un peritaje
tradicional y un pronunciamiento en el Cerro del Quemado, conferencias de prensa y el
festival musical Wirikuta Fest (2012). Además cabe señalar que también es donde nacieron
las distintas variantes del discurso del movimiento social wixárika.
Finalmente, del 2014 a la fecha, el tercer ciclo se caracteriza por la transformación
de las protestas en formas más convencionales de movilización, entre las que destacan
reuniones institucionales, talleres y conferencias de difusión de la cultura wixárika y foros
sobre el agua y los derechos de los pueblos indígenas (2015).

2.1 El análisis de marcos en la acción colectiva

Dentro de este enfoque, analizaremos el movimiento social del pueblo Wixárika por
la defensa del sitio sagrado de Wirikuta a través de su discurso y su imaginario colectivo,
“representado por un conjunto de símbolos, utopías, mitos y creencias, que continuamente
revitalizan la cultura y la tradición mesoamericana” (Chihu Amparán, 2007). A lo anterior
añadiríamos que esos significados también influyen en la transformación y continuidad del
movimiento social, así como la productividad del conflicto.

Eving Goffman, uno de los exponentes más destacados de la corriente del


interaccionismo simbólico, propone desde su sociología que en momentos críticos los
actores social políticos desarrollan competencias y habilidades, es decir, aprenden el
proceso de enmarcado (framinng process), como una estrategia para aumentar las
8
capacidades de movilización. El concepto de
“marco”, acuñado por Goffman, se refiere a los
“esquemas de interpretación” utilizados por los
individuos para “ubicar, percibir, identificar y
clasificar” los acontecimientos ocurridos dentro
de su espacio de vida y en el mundo en general.
Al otorgar un significado a los acontecimientos,
los “marcos” funcionan para organizar la experiencia y guiar la acción individual o
colectiva (Goffman, (1974) 2006).

Los aspectos de la cosmovisión y de reivindicación de la naturaleza justifican su


participación en una lucha para la continuidad del ciclo agrícola, del ciclo ceremonial, la
mitología y el sistema de cargos. Para ilustrar esto utilizaremos el siguiente ejemplo.
Durante las marchas multitudinarias los huicholes llevaron como parte de los elementos
performance, enormes estructuras con forma de rombo confeccionadas con madera y
estambre de múltiples colores.

Este elemento es parte de la parafernalia que se confecciona para acompañar a las


ofrendas que dejan en los distintos sitios sagrado de Wirikuta durante la peregrinación. Se
conoce como tsikuri o en español se ha traducido como “ojo de dios”. Pero el tsikuri
además de ser un instrumento para poder ver a las dioses también es la representación del
kiekari huichol. Este termino equivale en gran medida a la noción que dentro de la
Academia nosotros la conocemos como territorio. El kierari está delimitado por los
principales sitios sagrados, contiene una enorme diversidad biológica en la que se
desarrolla una peregrinación religiosa que es indispensable para la existencia de la vida
cultural de un pueblo.

Cuando los manifestantes realizaron la marcha, muchos de ellos traían consigo estos
“ojos de Dios” que el portarlos en sí son la expresión de la noción cultural de los huicholes
sobre su territorio. El tsikuri, es un elemento que se encuentra dentro del marco d
interpretación wixárika para entender el conflicto, se trata de un conflicto por el territorio.
Pero no un territorio desde la perspectiva geográfica, sino un territorio cosmogónico,
espiritual, donde sin la realización de un repertorio de prácticas rituales se pone en riesgo la
9
continuidad de la vida misma, no solamente para ese pueblo, sino para toda la humanidad.

De esto se infiere que la conducta de los movimientos sociales como la lucha del
pueblo wixárika se incrementa notablemente cuando existe la presencia viva de tradiciones
que incluyen memorias, símbolos, mitos y valores que construyen en términos
antropológicos su cosmovisión (se trataría de un conflicto por la supervivencia de su
cosmovisión) o en términos lingüísticos, que se encuentran dentro de su semiósfera7.
El enmarcado de elementos como este permite a los integrantes construir el la
identidad colectiva del grupo, pero más aún les otorga coordenadas de su papel en el
desarrollo del conflicto. Además ese marco de interpretación es también la base que
convoca a nuevos participantes que quieran sumarse a la acción colectiva desde distintos
ámbitos.

3. El patrimonio biocultural del pueblo wixárika

La construcción teórica de patrimonio biocultural, no es solamente una abstracción


fortuita en esta investigación, sino que nos parece que es un concepto esencial para definir
la naturaleza del conflicto, distinto a las propuesta de los estudios que se han realizado
hasta ahora. Esta construcción es el resultado las sesiones de la Organización de las
Naciones Unidas, que en 2005 se esforzaron por superar las limitaciones del término
patrimonio cultural material e inmaterial y el de biodiversidad. Para entender el concepto de
patrimonio biocultural de los pueblos indígenas es imprescindible comprender el peso de la
dimensión de la territorialidad de los pueblos indígenas en un espacio determinado.

“Así, desglosamos el patrimonio biocultural de los pueblos indígenas en los


siguientes componentes: recursos naturales bióticos intervenidos en distintos
gradientes de intensidad por el manejo diferenciado y el uso de los recursos
naturales (que se les da) según patrones culturales, los agroecosistemas
tradicionales, la diversidad biológica domesticada con sus respectivos recursos

7
Hace referencia al conjunto símbolos que funcionan estando sumergidos en un continuum semiótico,
completamente ocupado por formaciones semióticas de diversos tipos y que se hallan en diversos niveles de
organización. A ese continuum, por analogía con el concepto de biosfera es conocido como semiósfera por V.
I. Vernadski.

10
fitogenéticos desarrollados y/o adaptados localmente. Estas actividades se
desarrollan alrededor de prácticas productivas (praxis) organizadas bajo un
repertorio de conocimientos tradicionales (corpus) y relacionando la interpretación
de la naturaleza con ese quehacer, el sistema simbólico en relación con el sistema de
creencias (cosmos) ligados a los rituales y mitos de origen” (Boege, 2008; Toledo et
al., 1993).

De esta manera de acuerdo a algunos autores, la noción de patrimonio biocultural


se transforma en un concepto decolonial que reivindica el derecho de la población
originaria la propiedad colectiva de las tierra y de los territorios, así como a la apropiación
simbólica de las tradiciones ancestrales asociadas a dicho territorio a través de procesos
culturales e históricos de las comunidades (Boege, 2008; Toledo et al., 1993; Escobar,
2014).
Para continuar el análisis tendríamos que hacernos la siguiente interrogante ¿cuáles
son los recursos naturales que utilizan los huicholes para sus prácticas rituales durante la
peregrinación a Wirikuta y que se ven afectados por el extractivismo minero?
De acuerdo a la definición anterior, el patrimonio biocultural del pueblo wixárika
incluye la flora, la fauna y otros recursos naturales como los cuerpos hídricos que se
encuentran en el semidesierto de Wirikuta. Para ilustrar esto, podemos mencionar por
ejemplo la situación del peyote -o hikuri, como lo llaman los huicholes-, que se trata como
ya dijimos, de una especie con más de dos mil alcaloides, de los que la mezcalina sobresale
por su gran potencial alucinógeno. Sus efectos no serian posibles sin la carga de nitrógeno
que tiene el subsuelo en el que crece el peyote, que a su vez, crece bajo arbustos conocidos
como “gobernadoras” cuyas raíces retienen la escasa humedad de la tierra que escurre
desde las serranías. Al mismo tiempo, sus ramas funcionan como un sistema de defensa
que oculta a los peyotes de la vista de los seres humanos y otras especies animales.
Durante la peregrinación a Wirikuta, tras haber finalizado las prácticas de
purificación los jicareros peregrinos cortan solamente las cabezas del peyote sin afectar su
raíz, a la que cubren con tierra para que se regenere posteriormente. Gracias a esta técnica
en el corte, las poblaciones de peyote no se verían afectadas en el futuro por el consumo y
la recolección masiva de los peregrinos, a diferencia de los “turistas new agers” que cortan

11
el peyote con todo y raíz y disminuyen el número de especímenes. Sin embargo, el impacto
por el consumo de estos turistas peyoteros no se compara con los efectos del metabolismo
minero. Tan solo basta con mencionar que para su funcionamiento requeriría grandes
cantidades de agua que afectarían los cuerpos hídricos de esta reserva desértica, y por
consecuencia, los ecosistemas que aloja. Adicionalmente, afectaría la recolección de agua
“sagrada” de los manantiales y arroyos que los huicholes utilizan para regar sus parcelas
debido a que le atribuyen propiedades que aumentan la fertilidad de las especies,
incluyendo al ser humano.
Los requerimientos hídricos de la minería, también afectarían negativamente a la
población campesina y mestiza de los ejidos de Wirikuta, porque el nivel de agua de los
pozos para el consumo humano disminuiría y se contaminaría por metales pesados
afectando la salud de la población en general.
En resumen, las actividades mineras amenazan el patrimonio biocultural del pueblo
wixárika en esa parte de su territorio y por lo tanto, comprometen la continuidad de la
peregrinación a Wirikuta alterando el ciclo religioso, el ciclo agrícola, el sistema de cargos
de los jicareros y en un sentido más amplio, la reproducción social de su cultura.

4. La productividad jurídica del conflicto por el territorio de Wirikuta

La escuela argentina de estudios ambientales Gino Germani propone una teoría y


una metodología para el análisis de conflictos ambientales en América Latina. Basada en
que los conflictos entonces se transforman en asuntos públicos, y nos permitirían entender
de que manera los actores sociales perciben la vida cotidiana.
Estas transformaciones, como sostiene Merlinsky (2013), se denominan efectos de
la productividad del conflicto y son de tres tipos: territoriales, juridicos e institucionales. En
nuestro estudio de caso, recurrimos a esta metodología para evaluar y mostrar las
consecuencias que la acción colectiva ha tenido hasta el presente la lucha. Sin embargo, la
ruta en la que estamos orientando por el momento esta investigación, tiene que ver con lo
que se denomina productividad juridica, no obsrtante, nuestra aportación no será
plenamente juridica, en lugar de eso, hemos señalado un aspecto epistemológico con
alcances juridicos en los convenios y leyes, nos referimos la distinción entre el concepto de

12
tierras y el de territorios, que ha menudo estos instrumentos los presentan, los interpretan
como sinónimos en el proceso contencioso.
La productividad jurídica, se enfoca a la productividad entendida como el elemento
que nos permite analizar el proceso mediante el cual un conflicto se transforma en una
controversia jurídica. El pueblo wixárika ha hecho uso de un amplio repertorio de
herramientas jurídicas incluye tanto el aspecto cultural, bajo el eje de los derechos de los
pueblos indígenas considerados en varios órdenes (desde el internacional al local, desde el
Convenio 169 de la OIT a la Ley Reglamentaria del Artículo 9º sobre Derechos y Cultura
Indígena); como en el ambiental, sirviéndose de las leyes existentes en materia ambiental.
Sin embargo, vamos a explicar un aspecto epistemológico que a logrado trascender al
Derecho, y que gracias al movimiento social se fortaleció, la distinción entre tierras y
territorios de los pueblos indígenas.
La legislación sufre de incompetencias epistemológicas desde diferentes ángulos.
Uno de los problemas más comunes, que les sucede también a otros pueblos indígenas del
mundo, es que los marcos normativos suelen confundir territorios con tierras de
aprovechamiento. Entender el territorio y diferenciarlo de la tierra parte de la noción de
espacio y es un primer aspecto que los instrumentos jurídicos, -tanto las leyes ambientales
como aquellas en materia de derechos indígenas-, deben saber diferenciar.
Por una parte, la situación legal de las tierras pertenecientes a las comunidades
indígenas tiene una explicación histórica relacionada a las regulaciones en materia a lo
largo del tiempo. El territorio en cambio, responde en primera instancia a las necesidades
económicas, sociales y políticas de cada sociedad y bajo este aspecto su producción se
sustenta en las relaciones sociales que lo atraviesan, pero no se reduce a un aspecto
instrumental, sino que en él existen un sin número de operaciones simbólicas de quienes lo
poseen y habitan y a través de él proyectan su concepción del mundo. (Giménez, 1996).
Desde una perspectiva menos antropológica y más apegada al derecho, de acuerdo a
López Bárcenas podemos entender el territorio indígena como los espacios bajo influencia
y control de los pueblos indígenas, donde pueden libremente practicar y desarrollar su vida
colectiva sin que nadie pueda interferir o prohibírselos, salvo en el caso en que no se
respeten las normas con el Estado (López Bárcenas, 2005). Además, los territorios
indígenas no necesariamente deben constituir unidades geográfica, pueden hallarse

13
desmembrados sin que por es se diga que son varios. Todo depende del lugar en que se
ubiquen los espacios en que los indígenas necesitan para la reproducción de su vida cultural
justo como ocurre con el kiekari o territorio wixárika.

5. Principales resultados

La lucha del pueblos wixárika por el sitio sagrado de Wirikuta puede explicarse a
través de los marcos de interpretación que sostienen a la identidad colectiva. Los elementos
simbólicos y culturales que constituyen esos marcos enlazan a los integrantes del
movimiento y son adquiridos directamente desde la práctica cultural, es decir desde la
peregrinación y después se transmiten a partir de las socialización de estos símbolos y la
expresión de prácticas semiótico-discusivas que dan cause y continuidad a la lucha.
En los movimientos sociales puede considerarse a la semiósfera como el espacio
semiótico discursivo donde existen las comunicaciones: culturales, simbólicos, jurídicos,
derechos humanos, ambientalistas, resistencias indígenas, etc.
En este camino, que incluye las subjetividades de los actores se recuperan las
experiencias culturales y los conocimientos de los pueblos indígenas, y particularmente, y
se reconoce la valides de estos sistemas sociales y su noción de la realidad, que durante
toda la modernidad han sido descalificadas por la hegemonía Occidental. Afortunadamente,
cada vez hay más estudios que intersectan estos enfoques para dar soluciones a los
problemas que nos aquejan en Latinoamérica y en el mundo en el siglo XXI.

Bibliografía

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