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Voces: DERECHO COMERCIAL ~ CODIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACION ~ UNIFICACION

CIVIL Y COMERCIAL ~ LEY APLICABLE ~ DISPOSICIONES TRANSITORIAS ~ LEY DE SOCIEDADES


COMERCIALES ~ SOCIEDAD COMERCIAL ~ COMERCIANTE ~ ACTO DE COMERCIO ~ REGISTRO
PUBLICO DE COMERCIO ~ CONTABILIDAD ~ ESTADOS CONTABLES
Título: El Código Civil y Comercial y la materia comercial
Autor: Marsili, María Celia
Publicado en:
Cita Online: AR/DOC/2024/2015

Sumario: I. Aspectos generales. — II. Aspectos particulares. — III. La materia comercial en el Código
Civil y Comercial. — IV. Reflexiones finales.

Abstract: Es indiscutible que existe una declaración expresa y formal (vía denominación) de la subsistencia del
derecho comercial, pero no se proponen ni anuncian medidas complementarias que apunten a la superación de los
problemas que la carencia señalada ocasiona. Lo anotado precedentemente plantea la necesidad de que se adopten
medidas legislativas para ordenar, suplir, corregir. Será difícil una ordenada aplicación con estas carencias. Los
problemas planteados: aplicación de la ley en el tiempo, contenido de la materia comercial y delimitación de la
competencia de los tribunales de comercio, parecen imposibles de superar a través de la labor hermenéutica de los
jueces y la opinión de la doctrina
I. Aspectos generales
1- El conjunto normativo sancionado
El Proyecto de Código Civil y Comercial (en adelante CC y C) elaborado por la Comisión designada por el
decreto 191/2011 fue sancionado como ley 26.994, tras una reelaboración de ciertos aspectos de las normas
contenidas en sus Anexos I y II.
El CCyC configura un conjunto normativo que comprende:
a) La ley 26994 aprobatoria del Código Civil y Comercial y derogatoria de los Códigos hoy unificados, la
fecha de su entrada en vigencia, algunas derogaciones de leyes y normas complementarias y transitorias de
aplicación del Código.
b) El Anexo I con las normas del Código propiamente dichas.
c) El Anexo II que contiene la "Legislación complementaria" compuesto por leyes vigentes que integran,
complementan o están incorporadas a los Códigos Civil y de Comercio. La ley 19550, con sus modificaciones
revista en este Anexo.
d) La ley 27077 que anticipó para el 1° de agosto de 2015 la entrada en vigor del Código, prevista
originariamente para el 1° de enero de 2016 por el art. 7° de la ley 26994.
e) Los Fundamentos, como antecedente explicativo, si bien las modificaciones introducidas al Proyecto inicial
afectan, en esos casos puntuales, su valor explicativo respecto del texto sancionado.
Si bien el artículo 3° de la ley aprobatoria incorpora al nuevo código las leyes que formaban parte de los
Códigos Civil y de Comercio, aquel conjunto normativo no puede considerarse completo como compendio de
derecho privado, ya que quedan numerosas leyes vigentes de tal naturaleza que no se han incorporado al nuevo
cuerpo, en su anexo de legislación complementaria
2. El destino de las leyes del futuro.
Una de las consecuencias de la nueva codificación es que, en el futuro, la incorporación de las leyes de
derecho privado que se dicten, si contuvieren dicha cláusula, lo serán al Código único, sin que se atienda a la
naturaleza de la norma, como ocurría anteriormente cuando estaba motivada por la necesidad de anexión de la ley
a uno de los Códigos vigentes, según su naturaleza.
Ello, a los fines de habilitar el marco normativo supletorio e interpretativo que podía corresponderle a tales
leyes o la intervención de la jurisdicción especial en razón de la materia. Ahora este marco es único al encontrarse

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en un solo cuerpo la materia civil y la comercial.
Habrá que ver cómo hace uso el legislador de la facultad de incorporación expresa de que dispone y que podrá
utilizarse de dos modos:
b) Para integrar en el Anexo I nuevos asuntos legislados, reformando así el Código;
c) Para integrar las nuevas leyes como legislación complementaria en el Anexo II.
Va de suyo que la elección razonable de una u otra opción o bien la de apartarse de la incorporación,
dependerá de la naturaleza de la cuestión legislada, sin olvidar la política legislativa inspiradora de la norma a
incorporar.
Esta cuestión no es menor, en cuanto el Código único habilita un marco de integración supletoria y de
interpretación, con importantes efectos para la dinámica negocial.
Podrá mantenerse el criterio de la incorporación como técnica legislativa, en tanto se aspire a que el nuevo
Código reúna en su texto a la legislación dispersa.
Debe tomarse en cuenta esta situación, al haberse optado por el sistema de la codificación, ya que, sabido es
que los cuerpos legales así conformados presentan mayores dificultades para su modificación, de tal modo que,
verosímilmente, puede augurarse que la renovación de la legislación tendrá lugar a través de leyes específicas (1),
según el asunto y, en tal caso, será menester definir si éstas se incorporarán al Código o a la legislación
complementaria o bien se dispondrá para ellas una consolidación o recopilación normativa y bajo qué encuadre.
No podemos olvidar el Digesto Jurídico Argentino y su coexistencia con el Código, asunto éste que, por su
complejidad y extensión, no será abordado en esta oportunidad.
3. El derecho transitorio
En estas primeras apreciaciones, cabe señalar la ausencia en el Código de normas de derecho transitorio
específicas, para la regulación de institutos en particular.
Sólo quedan a salvo algunos supuestos contemplados en los artículos 8° y 9° de la ley 26994.
El Código nuevo (Anexo I) cuenta con la norma general del artículo 7° sobre eficacia temporal. Con
excepción de lo dispuesto sobre los contratos de consumo, la norma reitera lo dispuesto en el artículo 3° del
Código Civil vigente.
Se echa de menos, y esto ha sido señalado por la doctrina, una regulación más pormenorizada que aventara
dudas en la aplicación de las nuevas normas. Tómese en cuenta que la reforma del Código Civil por la ley 17711
que incorporó el artículo 3° afectó a un escaso número de disposiciones, incomparable con la magnitud de la
actual modificación estructural que importa el Código Único.
Códigos como el Civil italiano y el de Quebec han sido prolijos en la regulación del derecho transitorio,
contemplando situaciones puntuales.
Entre nosotros, vienen a la memoria las disposiciones transitorias contenidas en la ley 19.550 de Sociedades
comerciales, que operó la transición del Código de Comercio a un cuerpo totalmente nuevo e independiente. En
ley el Capítulo IV denominado "De las disposiciones de aplicación y transitorias" incluye normas sobre:
a) derogaciones en el artículo 385;
b) entrada en vigencia a los 180 días de la publicación;
c) el principio general de la aplicación de pleno derecho
d) dieciséis supuestos de aplicación a situaciones específicas previstos en los incisos a) a p) del art. 386;
e) los artículos 386,387 y 389, que respectivamente contemplan: las sociedades en comandita por acciones, el
régimen de registros y la aplicación de la ley a las sociedades de economía mixta.
La polémica sobre la aplicación en el tiempo del nuevo Código ya está instalada.
Un tribunal, aun antes de operarse la entrada en vigencia del Código, se ha pronunciado sobre este aspecto del
asunto. El fallo plenario de la Cámara de Apelaciones de Trelew del 15 de abril de 2015 se definió por la

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subsistencia de la aplicación del régimen vigente de los códigos Civil y Comercial a aquellos casos en que la
sentencia se hubiere dictado a su amparo, para las sucesivas instancias en que dicha sentencia fuere revisada (2).
Este fallo fue objeto de comentario por una de los miembros de la Comisión que elaboró el proyecto, la Dra.
Klemeimajer de Carlucci quien se pronunció en contra de lo resuelto, entendiendo que el acuerdo de la Cámara
implica, en contra de lo dispuesto por el artículo 7° del Código Civil y Comercial, que éste no se aplique a los
expedientes que se encuentran en las instancias superiores al momento de entrada en vigencia del nuevo Código,
postergando su aplicación inmediata sin bases legales, y consagrar la regla de aplicación diferida del Código Civil
después de su derogación, si el expediente se encuentra en una instancia ulterior (3).
A esta opinión siguió un artículo de la autoría de Julio César Rivera en que expresa con referencia a la cuestión
"dejar esto para que lo resuelvan los jueces es de una espantosa irresponsabilidad. Eso significa que los
ciudadanos perderán tiempo e invertirán recursos en una discusión que podría superarse si el Poder Legislativo
pusiera manos a la obra y dictara una ley que resolviera cómo se aplica el Código Civil y Comercial no sólo a los
juicios en trámite, sino a las relaciones jurídicas en curso de ejecución" (4).
Adherimos a esta última opinión. El diseño puntual del derecho transitorio es inherente a la seguridad jurídica.
Son normas estructurales que integran el nuevo derecho y han de formar parte de éste. El análisis pormenorizado
de cada instituto, revela la necesidad de conocer cuál es la norma aplicable en cada caso y este problema debe ser
resuelto.
El reciente trabajo de Vítolo sobre el particular y con relación al problema en el ámbito de las sociedades, a
raíz de las modificaciones introducidas a la ley 19.550, en adelante denominada Ley General de Sociedades, por la
ley 26.994, es harto esclarecedor de la complejidad de situaciones que se presenta para cada instituto en particular,
así como la necesidad de definirlas, mediante el dictado de normas sobre la cuestión (5).
4. Los Fundamentos del CCyC y el método
Las referencias de los Fundamentos al método responden a dos órdenes diversos. Uno atiende a la técnica
empleada para la elaboración de las normas del Código. En este aspecto se señala el empleo del criterio
participativo mediante la creación de grupos de labor según áreas que elaboraron sus propuestas y sugerencias.
También se menciona el consenso como fundamento de ciertas soluciones y, por fin, se explica que, en casos de
duda, se apeló a los valores representativos como principio informante para resolver sobre la redacción.
En este sentido cabe señalar que el Código recibió otras intervenciones, a más de las nutritivas de los grupos
consultados, provenientes del Ministerio de Justicia, cuya labor provocó modificaciones al Anteproyecto
oportunamente presentado al Poder Ejecutivo.
El otro sentido en que se hace referencia al método responde a la técnica escogida para agrupar y concebir
metodológicamente al ordenamiento. Así, la justificación de la regulación en partes generales de los grandes
grupos temáticos normativos y aún de los más específicos de ciertos institutos con características comunes. En
muchos casos se ha seguido el modelo propuesto por el Proyecto de Código Civil de 1998. La adopción de estos
principios tendrá indudable repercusión en la hermenéutica de futuro.
Al igual que el Proyecto de 1998 citado, el Código tampoco incluye notas. En cuanto a las definiciones sólo se
han incorporado las que presentan alcance normativo. También en la expresión se ha cuidado la claridad del
lenguaje
II. Aspectos particulares
1. Los microsistemas y el caso de la ley 19.550.
Una de las preocupaciones, expresan los autores del Proyecto, ha sido la relación del Código con el resto del
sistema, traducida en el respeto a los microsistemas normativos autosuficientes, como, por ejemplo, la Ley de
Sociedades Comerciales (en adelante LSC).
Debe destacarse que el régimen correspondiente a todos los sujetos societarios se encuentra integrado
completamente en la ahora denominada Ley General de Sociedades (en adelante LGS). En el régimen hasta ahora
vigente se aplica a las sociedades calificadas como comerciales, la norma respectiva (ley 19.550), en tanto el

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Código Civil contempla la regulación de las sociedades civiles.
La regulación de la LSC puede considerarse autosuficiente y exclusivamente dirigida a los sujetos societarios
calificados como comerciales, con la única excepción de las normas sobre los contratos de colaboración
empresaria contenidas en el Capítulo III, que no se destinaron a un sujeto. La aplicación del Código Civil sólo
tiene lugar para ciertas cuestiones de tratamiento no previsto por la LSC como, por caso, los supuestos de fraude o
simulación en la constitución.
Los Fundamentos del Anteproyecto en el Capítulo II) Método, punto 1.4 expresan: "El Anteproyecto respeta
los otros microsistemas normativos autosuficientes. Es decir ha tratado de no modificar otras leyes excepto que
ello fuera absolutamente necesario..." y agrega: "Asimismo ha sido inevitable una reforma parcial de la LS para
incorporar la sociedad unipersonal y otros aspectos sugeridos por la doctrina". Y continúa "En otros casos, se
incorporan las leyes con escasas modificaciones....Finalmente, en otros casos no hay ninguna modificación"
Las sociedades pertenecen, en el sistema legal, a la categoría de personas jurídicas privadas, incluidas en el art.
148, inc. a) del CCyC. Una circunstancia que para nada afecta que su tratamiento se mantenga, en exclusiva en el
ámbito de la LGS. Lo mismo ocurre hoy en la coexistencia de lo dispuesto en el Código Civil por el art. 33 y la
normativa de la LSC.
La naturaleza de microsistema asignada a la LGS importa la aplicación contextual de sus normas y de los
principios del cuerpo normativo sistemático a los supuestos que corresponde.
En este orden, un caso a considerar es el de la convergencia del tratamiento de situaciones en las normas sobre
personas jurídicas privadas del CCyC y las de la LGS, así como la aplicación de normas del CCyC a situaciones
no reguladas en la ley 19.550, que sí lo están en el Código único.
En este marco, los principios aceptados de interpretación indican la pertinencia de la aplicación de las
soluciones contempladas en la regulación específica, desplazando a las del CCyC. El art. 2° de este último
también respalda este criterio.
Es necesario destacar lo señalado con motivo de ciertas interpretaciones (6) que sugieren, ante la regulación de
temas presentes en ambos ordenamientos (el Código y la LGS), otorgar supremacía a las disposiciones del
Código, contrariando así la integridad del microsistema que se pretende proteger y afectando la sistematicidad del
propio conjunto normativo.
Por empezar es de recordar que las prioridades de aplicación que prevé el art. 150 se concibieron a mi juicio en
el sentido que proponemos.
Según el artículo citado las personas jurídicas privadas que se constituyen en la República se rigen:
* por las normas imperativas de la ley especial o, en su defecto, por las del Código;
* por las normas del acto constitutivo con sus modificaciones y por los reglamentos, prevaleciendo las
primeras en caso de divergencia
* por las normas supletorias de leyes especiales o, en su defecto por las del Título II Persona Jurídica, del
Libro Primero.
En cuanto a las personas jurídicas privadas que se constituyen en el extranjero se rigen por lo dispuesto en la
ley general de sociedades.
Está clara la preferencia por las normas de la legislación especial. Sólo se atenderá al cuerpo codificado en
caso de ausencia de precepto para el caso de que se trate en la ley especial. No sostenemos la veda del
ordenamiento codificado, pero sí la absoluta prioridad de la ley específica. Se exigen requisitos para habilitar la
aplicación del Código: falta de disposición específica en la LGS, ya sea expresa o resultante de interpretación
dentro del propio texto y carencia de regulación convencional.
En este orden cabe considerar la situación de artículos inspirados en la LSC que se han exportado al CCyC
generalizándose su aplicación a personas jurídicas privadas en general y a las reguladas específicamente como
asociaciones y fundaciones (por ejemplo art. 144 del CCyC).
Respecto del supuesto del art. 54 de la LSC reproducido con variantes por el art. 144 del CCyC, los
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Fundamentos expresan con referencia al Título II "Persona jurídica" Capítulo I Parte General: "En la actualidad
este instituto se halla expresamente contemplado en la ley 19550 de sociedades comerciales (art. 54 tercer párr.).
Debe hacérselo extensivo a cualquier persona jurídica privada ya que el abuso en su constitución, la desvirtuación
de su finalidad tanto genérica como en la posterior dinámica funcional, constituyen manifestaciones de una
utilización desviada del recurso de la personalidad que son susceptibles de producirse en cualquier clase de
persona jurídica, lo cual fundamenta la previsión del instituto en un sistema general."
El art. 144 del Código, cuya regulación difiere del art. 54 párrafo tercero, queda reservado para los sujetos
regulados fuera de la LGS. Es esta la recta interpretación con el sistema adoptado por el Código, más allá de que
se entienda que el precepto del art. 144 mejora la fórmula original (7).
Esta interpretación es consistente con el artículo 150 del CCyC. Sólo en defecto de normas expresas de la LGS
o de interpretaciones analógicas dentro de dicho sistema o de carencia de principios generales podrá acudirse a las
normas del CCyC que, en ningún caso, podrán desplazar, en el supuesto de contradicción, a la aplicación de la
LGS.
Esto está garantizado no sólo por la interpretación razonable del art. 150 del CCyC sino por la concepción
reconocida por el ordenamiento de la regulación como microsistema.
No hay que desorientarse ante la generalización de probadas fórmulas del estatuto societario comercial a las
personas jurídicas reguladas por el Código, como ocurre con la adopción no textual pero sí inspirada en el art. 54,
para todas las personas jurídicas privadas por conducto del art. 144.
Sobre todo, cuando dicha adopción no ha sido literal, lo cual en ningún caso justificará la aplicación del texto
de la norma adoptada a los supuestos bajo regulación de la especial. Más aún cuando hay contraposición entre las
soluciones adoptadas en cada regulación (8).
Si el legislador se hubiera propuesto la aplicación de soluciones diversas de las previstas en la LSC, no hubiera
dudado en modificar preceptos de esta última, tal y como lo hizo en otros casos.
Cuando, en cambio el Código ha dictado normas, ausentes de la LGS que, integradas a ésta cubren situaciones
huérfanas de ordenamiento, vacío o lagunas legales, la aplicación supletoria no es objetable. Es lo que ocurre, por
ejemplo con los arts. 158, inc. b) y 161.
2. Algunos institutos regulados por el Código de Comercio y su tratamiento en el Código Civil y Comercial.
Abordaremos el tratamiento de algunos institutos contenidos en el Código con vinculación a la materia
mercantil.
La determinación formal del vínculo enlaza con el tratamiento de la materia comercial en general, en tanto, la
actividad económica, desde el punto de vista de su emplazamiento legislativo, ha quedado tradicionalmente
comprendida en la amplia concepción del comercio y, en consecuencia, regulada en el Código de la materia (9).
A los fines de las consideraciones del Capítulo III trataremos algunas disposiciones del Código unificado
correspondientes a dos institutos que, tradicionalmente fueran regulados por el derecho mercantil. Éstos han sido
escogidos por su naturaleza comercial emblemática y por su eventual capacidad genética para la delimitación del
derecho de categoría que nos falta, a pesar de la determinación como contenido del Código Unico: el Derecho
comercial.
El Registro Público
La derogación del Código de Comercio ha provocado que nuestro tradicional Registro Público de Comercio se
haya transformado en Registro Público.
Está ausente del Código una regulación del instituto, a la manera que lo hizo el Código de Comercio, sin
perjuicio de lo cual y, por fuerza de la obligación de inscripción, estructural y exigida, el Registro, a secas, tiene
mención en diversas normas del Código.
Así, al regularse la contabilidad y normas contables se prevé la intervención del Registro Público, por ejemplo
en el art. 329.También en las modificaciones a la Ley de Sociedades Comerciales, por conducto de los nuevos
arts. 5° y 6°, que así lo consignan, tanto en su rúbrica (el art. 5°) como en su contenido (arts. 5° y 6°).

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Es de señalar que, por una omisión instrumental, subsiste intacta en los arts. 7°, 8° y otros de la ley, que no han
sido modificados, la mención del Registro Público de Comercio.
Hay también disposiciones del nuevo Código que, si bien no replican en todos los casos las previstas en
disposiciones del Código de Comercio y sus leyes complementarias, exigen la intervención del Registro (10).
La derogación del Código de Comercio importó la de sus arts. 36 y 39 que operaban como marco de la
aplicación de los plazos de inscripción en el Registro y sus efectos y a los que remitía la Ley de Sociedades
Comerciales en su art. 5°. Estas cuestiones son ahora tratadas por los nuevos arts. 5° y 6° de la LGS según el
nuevo texto sancionado.
Es oportuno destacar aquí que en el nuevo texto provisto para el art. 6° de la LGS ha sido suprimido el control
de legalidad del Registro, cuyo ejercicio ya no tiene apoyo legal, en el cuerpo del Código o en la legislación
específica. Se ha mantenido el control de legalidad en el art. 167 de la LGS para las sociedades anónimas, función
en este caso más vinculada a la autoridad de contralor administrativo.
La regulación, o mejor la falta de regulación del Registro, nos conduce a serias perplejidades ya que la
ablación del calificativo comercial para el Registro en el marco de un régimen que mantiene la materia comercial,
deja a aquél huérfano de un contenido identificatorio del que también carece la materia mercantil. En el caso
particular del Registro, sabido es que todos son públicos, ya que justamente la publicidad es objetivo y función de
los Registros. Mas al omitirse la calificación ¿qué clase de publicidad estaría ofreciendo?
Recordemos que muchos registros incluyen en su denominación su objeto, así: Registro del Estado Civil y
Capacidad de las Personas (que el proyecto mantiene con su denominación), Registro de la Propiedad Inmueble,
Registro de la Propiedad Intelectual, Registro del Automotor. Pero, además: ¿Por qué quitar la adjetivación
identificatoria si por lo menos nomen juris subsiste la materia comercial?
Además, el marco estructural de organización y funciones para el Registro, cobra particular importancia para
la organización y funcionamiento de los registros en las jurisdicciones locales. Las leyes dictadas por éstas, como
también la de la Capital Federal, que no se han derogado, quedan desmembradas de un sistema que las vertebraba,
en tanto se mantienen vigentes y puede considerárselas como legislación complementaria. Como expresa Rossi en
el artículo ya citado, estas leyes fundamentan las opciones de ubicación funcional del Registro Público de
Comercio, más allá de su originaria asignación a la esfera judicial prevista en el art. 34 del Código de Comercio
(11).
El Proyecto de Código Civil unificado de 1998 en el Título IV sobre Hechos y Actos Jurídicos, Capítulo II,
Sección V sustituyó el Registro Público de Comercio por el que denominó Registro de Actividades especiales,
regulando en sus artículos 297 a 301 las funciones del Registro, plazos de la inscripción, matriculación y alcances
de las jurisdicciones locales en enfoque superador del régimen nuevo.
3.- Contabilidad y estados contables.
Materia tradicionalmente reservada a la legislación mercantil encuentra ahora acogida en el Código, que
contempla la cuestión en el Libro Primero, Título IV sobre hechos y actos jurídicos, Sección 7ª, artículos 320 a
331. Al disponer quiénes son los obligados a llevar contabilidad, el art. 320 se refiere a:
a) todas las personas jurídicas privadas;
b) quienes realicen una actividad económica organizada. Son los denominados por Favier Dubois "cuasi
empresarios" clase que comprende a quien realiza una interposición en los cambios asumiendo riesgos, actuando
por cuenta propia en forma profesional, habitual y con fin de lucro (12).
c) los titulares de una empresa o establecimiento comercial, industrial, agropecuario o de servicios. Esta
norma mantiene íntima vinculación con la vieja ley 11867 de fondos de comercio, cuya plena vigencia se
mantiene.
d) cualquier otra persona si solicita su inscripción y la habilitación de sus registros o la rubricación de los
libros.
Quedan exceptuadas las personas que desarrollan profesiones liberales o actividades agropecuarias y conexas

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no organizadas o ejecutadas en forma de empresa. Se consideran actividades conexas las dirigidas a la
transformación o enajenación de productos agropecuarios cuando están comprendidas en el ejercicio normal de
sus actividades. También pueden quedar exceptuadas las actividades que, por el volumen de su giro, resulta
inconveniente sujetar a tales deberes, según determine la jurisdicción local.
Llama la atención, en la norma considerada, la exclusión de esta obligación para las personas humanas que
desarrollan profesiones liberales o actividades agropecuarias y conexas no ejecutadas u organizadas en forma de
empresa, atento al intento unificador que plantea el cuerpo legal.
Y, agrega, que se consideran conexas las actividades dirigidas a la transformación o a la enajenación de
productos agropecuarios cuando estén comprendidos en el ejercicio normal de las actividades. También puede
excluirse a las actividades que por su giro resulte inconveniente sujetar a tales deberes según determinación de la
jurisdicción local.
La redacción empleada toma, como referente, a la empresa, figura que, como se ha dicho, hubiera resultado
útil adoptar para la determinación de ciertos campos, pero que sólo se presenta como referencia de algunas
normas, como en este caso y no la habilita como figura de delimitación de contenido para la calificación de
normas reguladoras de la actividad económica: derecho comercial en la noción tradicional.
Las restantes normas reiteran en general los preceptos contendidos en el Título 2, Capítulo 3 del Código de
Comercio, dedicado a los Libros de Comercio y los del Código unificado de 1998.
III. La materia comercial en el Código Civil y Comercial
En primer lugar, cabe señalar que en la regulación de ciertos temas, especialmente en materia contractual, se
advierte el proceso de mercantilización que afecta a las normas del Código Civil y Comercial sancionado y que, en
cierto modo apoyan y justifican la unificación a la que asistimos en el orden legislativo. Así, en especial, en la
regulación de los contratos como: agencia, concesión, franquicia, arbitraje, contratos bancarios, fideicomiso, etc.
Tal generalización, refuerza la subsistencia legislativa de una materia, cuya desaparición pareciera no haber
inspirado los propósitos del Código, ya que la expresión autónoma de ambas ramas del derecho privado luce en su
propia denominación. Dicha posición, sin embargo, debió reflejarse proporcionando pautas para la determinación
de la materia mercantil que, confesamos, no hemos encontrado presentes en el Código unificado.
Por el contrario, cuando menos, la manifestación normativa presenta una ablación de la calificación de
comercialidad expresa con escasas excepciones, la mayoría de las veces en menciones incidentales.
Como si la supresión del vocablo comercial fuera suficiente para eliminar los supuestos de hecho que dieron
lugar al nacimiento de ciertas reglas así calificadas, a su particularismo fáctico y a su subsunción normativa.
Volviendo a las menciones de corte incidental puede señalarse, por ejemplo, al tratarse en el Título III del
Libro Tercero los contratos de consumo, en el art. 1104 se hace referencia a los celebrados fuera de los
establecimientos comerciales. Por igual, en el Libro IV sobre los contratos en particular en el Capítulo 14 al
regularse los contratos respectivos se menciona a los celebrados en bolsa o mercado de comercio. Puede también
mencionarse, por su inevitable vinculación con la materia mercantil, la referencia a la posición dominante en el
mercado cuando se trata el abuso de ésta en el Libro Primero, Parte General Capítulo 3 Ejercicio de los derechos.
En este orden de ideas, la ausencia del comerciante como sujeto legal o de un concepto sustitutivo que no se
considera factible de crear por vía interpretativa, sin apoyar por ello la subsistencia del acto de comercio,
sorprende y extraña, en tanto se proclama por vía de la denominación del cuerpo sancionado la subsistencia de la
materia comercial.
Es que como expresó Fargosi en un trabajo referido al tema "No se adecua a una regulación ajustada a las
características actuales del quehacer económico y, como lo señala Junyent Bas, el haber prescindido de una
regulación orgánica de la empresa". Y agrega "la falta de lo que se calificó como el estatuto del comerciante o del
quehacer económico.... demuestran la necesidad imperiosa de revisar el enfoque del derecho comercial en el
Proyecto de Unificación, so pena de encontrarnos con una legislación inadecuada a los requerimientos de la
actualidad" (13).

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Coincidimos con este pensamiento, desde luego, sin desconocer las dificultades para dar una noción que
satisfaga por su carácter abarcativo los supuestos que debe delimitar.
Asumiendo, con las opiniones más generalizadas, que es la empresa (14) el concepto núcleo para la
determinación de la materia, es del caso señalar que, tal y como resulta de la redacción del Código, sólo sería
posible la construcción del concepto, a los fines de la conjugación con otras normas, generalizando las menciones
incidentales sobre la obligación de contabilidad. Va de suyo que ello es insuficiente.
¿Por qué forzar ciertas soluciones con el propósito de evitar una bifurcación necesaria y reconocida por el
propio Código?
En este orden, no se discute la conveniencia de la unificación de ciertos institutos, pero hay que reconocer que
una forzosa identificación conceptual y la omisión de una categoría necesaria ocasionarán dificultades.
El caso del suprimido Registro Público de Comercio, cuyo marco normativo no se ha repuesto en la regulación
del Registro Público es un buen ejemplo. Las leyes regulatorias de sus funciones, en el ámbito local fueron
dictadas en el marco de las normas del Código de Comercio derogado y se mantienen vigentes. La situación
planteada exige la adaptación urgente de las leyes sobre la materia de las jurisdicciones locales, comenzando por
la Ciudad de Buenos Aires. Incluso, en este ambiente vuelve a nuestra memoria la ley 2875 sobre organización del
Registro Público de Comercio y control de las Personas Jurídicas que en 2008 sancionó la legislatura de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, en el marco de un problema pendiente de solución, del que no se conocen iniciativas
del Poder Legislativo al respecto.
En el exigido panorama de una deliberada y declarada neutralidad de la categoría ¿podrán los jueces en uso de
sus facultades suplir las omisiones e inconsistencias que se presentarán?
Es del caso recordar que el concepto adjudicador de comercialidad que se escoja para la delimitación de la
materia mercantil se proyecta sobre todo el ordenamiento jurídico y no sólo sobre la normativa contenida en el
Código.
Pueden así establecerse como efectos de la atribución de comercialidad:
a) La delimitación de la materia con efectos propios
b) La determinación de la competencia jurisdiccional
c) Su función como pauta de complementación para normas ajenas al ámbito del derecho comercial. Tal el
caso, por ejemplo de la categoría de comerciante o de un concepto sustituto como rasgo tipificante de normas
penales (artículos 176 y 179 del Código Penal).
En este orden de ideas y en correspondencia con los supuestos anteriores, se señala:
Contenido de la materia
Las inconsistencias que resultarán de la carencia del concepto delimitador en el Código impiden el tratamiento
de ciertos casos respondiendo a necesidades propias de la categoría.
La jurisdicción mercantil
Crea incertidumbre la unificación de la legislación de derecho privado, con supresión de la materia mercantil
ante la presencia de jurisdicciones, como la nacional, para la que se mantiene por ahora la especialidad de la
materia mercantil.
¿Qué ocurrirá cuando entre en vigencia el nuevo Código? ¿Serán suficientes las prescripciones del decreto
15348/46 y la ley 1893 para habilitar la actuación de la justicia nacional en lo comercial y de la justicia en lo civil
y comercial federal? (15) ¿Qué leyes incorporadas al Anexo II del Código se han de considerar mercantiles a los
efectos de la intervención de la justicia comercial y cuáles no? ¿Cómo opera la inexistente calidad de comerciante
como recaudo para la intervención de la jurisdicción en los supuestos de locación previstos por el art. 43 bis del
dec-ley citado?
Afectación de derechos
La carencia del concepto delimitador afectará seriamente derechos cuando aquél actúa como elemento

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normativo en materias ajenas al derecho privado como, por ejemplo, el Derecho penal en que la apreciación típica
depende de un elemento normativo extrapenal.
Si las carencia se mantiene deberá, en cada caso, contemplarse previsiones propias para la integración de
normas de diversa naturaleza (16).
IV. Reflexiones finales
La pregunta es: ¿Cómo se construye la materia comercial a partir del régimen del Código? ¿La unificación de
regímenes significa que las normas que lo integran han perdido su naturaleza de categoría, en asuntos en que
subsisten tratamientos diferenciados en función de la actividad económica, como por ejemplo la obligación de
contabilidad?
Es indiscutible que existe una declaración expresa y formal (vía denominación) de la subsistencia del derecho
comercial, pero no se proponen ni anuncian medidas complementarias que apunten a la superación de los
problemas que la carencia señalada ocasiona.
Lo anotado precedentemente plantea la necesidad de que se adopten medidas legislativas para ordenar, suplir,
corregir.
En orden a optimizar una legislación concebida para actualizar nuestro ordenamiento legal es del caso ajustar
con medidas legislativas las inconsistencias del cuerpo.
Será difícil una ordenada aplicación con estas carencias. Los problemas planteados: aplicación de la ley en el
tiempo, contenido de la materia comercial y delimitación de la competencia de los tribunales de comercio parecen
imposibles de superar a través de la labor hermenéutica de los jueces y la opinión de la doctrina.
No obstante y, como se ha señalado a lo largo de este trabajo, se sostiene la conveniencia de que la comunidad
jurídica elabore criterios interpretativos tendientes a la complementación normativa, la integración y la recta
interpretación de las normas del Código como, por ejemplo, en orden a la interpretación de las normas previstas
para la persona jurídica privada y su aplicación a las sociedades, supuesto para el que ha de elaborarse doctrina
consistente con la actividad empresarial y la seguridad jurídica.
(1) Con respecto a las leyes incorporadas al Código de Comercio, hoy integrantes del Anexo II Legislación
complementaria y con referencia a las que regulan la actividad económica expresa con razón Araya: "Las leyes
especiales sólo incorporadas al nuevo Código como leyes complementarias deben mantenerse separadas en la
medida que regulan las áreas de la actividad económica que son más sensibles a los cambios que, por cierto nos
sorprenden todos los días. Araya M.C. en "El contenido del derecho comercial a partir del Código Civil y
Comercial" en diario La Ley del 20-4-15.

(2) Cámara de Apelaciones de Trelew, Acuerdo plenario del 15/4/2015, publicado en Diario La Ley del
20/4/2015

(3) KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída en Diario La Ley, columna de opinión del 22 de abril 2015."El
artículo 7 del Código Civil y Comercial y los expedientes en trámite en los que no existe sentencia firme".

(4) RIVERA, Julio César "Aplicación del Código Civil y Comercial a los procesos judiciales en trámite".
Diario La Ley del 4 de mayo de 2015.

(5) VITOLO, Daniel R. "Derecho Transitorio aplicable a las sociedades" en Diario La Ley del 10/6/2015

(6) La posibilidad de esta interpretación fue expuesta en la conferencia de la Dra. Gabriela Boquin
pronunciada en el ciclo sobre el Código Civil y Comercial organizado por el Instituto de Derecho Societario del
Colegio público de Abogados. Analizó en dicha oportunidad el impacto de los artículos 54, 159, 160 del Código
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en situaciones regladas por la LGS.

(7) Así lo considera Martorell, Ernesto E. en su valoración del 144 del CCyC y si bien no postula su
aplicación a los sujetos de la LSG en forma manifiesta, desplazando la pertinencia del art. 54 LGS ello se infiere
del contexto del trabajo que se cita. En "La inoponibilidad de la persona jurídica en el Código Civil y Comercial",
en Diario LL del 26-11-14

(8) Véanse también los arts. 159 y 160 del CC y C versus los arts. 59 y 274 de la LGS, que desde luego
desplazan a los primeros en su aplicación a los sujetos societarios en la interpretación que sostenemos.

(9) SALERNO, Marcelo U "El nuevo Código Unificado y la actividad económica". El Dial 2015. Biblioteca
Jurídica on line.

(10) Una enumeración puede encontrarse en el trabajo de Hugo E. Rossi presentado al 2°Congreso Nacional
sobre Aspectos empresarios en el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, celebrado en marzo de 2015 y
publicado con el nombre "Necesidad del dictado de una ley de Registro Público para dar respuesta a la situación
de la registración societaria a partir de la vigencia del Código Civil y Comercial y de la reforma introducida a la
ley 19550 según su aprobación por la ley 26994".

(11) ROSSI, Hugo en "Necesidad del dictado de una Ley de Registro Público ......

(12) FAVIER DUBOIS, Eduardo en "Panorama del derecho comercial en el nuevo Código Civil y Comercial
de la Nación" en Doctrina Societaria y concursal. Errepar on line.

(13) FARGOSI, Horacio en Columna de opinión "La empresa y el Proyecto de Código Civil y Comercial",
Diario La Ley del 30/11/2012

(14) En este sentido expresa Salerno en op. y loc. cit. "Hubiera sido razonable reconocer categoría jurídica a
la empresa, omisión que no se justifica después de haberse eliminado la categoría del comerciante y abrogar el
acto de comercio. Ningún artículo contempla esa idea fuerza, no obstante que la actividad empresaria se relaciona
con el comercio, la industria, la banca, las operaciones financieras, el agro y los servicios profesionales, entre
otras. Causa un vacío que desorganiza a nuestro sistema y desperdicia la oportunidad de modernizarlo a la altura
de los países que han codificado sus leyes en nuestra época, como ocurrió en Brasil en el año 2000".

(15) En este sentido, el de la suficiencia del art. 43 bis del Dec. Ley 1285/58 para habilitar la jurisdicción
mercantil, avalando su subsistencia se pronuncia Favier Dubois E. en "Panorama del derecho comercial en el
nuevo Código Civil y Comercial de la Nación."

(16) En este sentido véase MOIA, Angel Luis, "La definición de comerciante en la calificación penal de la
conducta del fallido". En Diario La Ley del 15-1-2015.

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