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Pero saber que un medicamente curd a todos los individuos de cierto tipo, considerades como pertenecientes a una especie determinacia, aquoja. dos de cierta enfermedad, como, por ejemplo, los flematt, cos 0 los biliosos, 0 los afectados de fiebre alta, es cosa de la técnica. Con relacién al obrar, pareciera que experiencia y técni. ca en nada difieren, pues a menudo comprobamos que los empfricos acierian mas que quienes poseen la teorfa sin le experiencia. La razén de esto reside en que la experiencia es conocimiento de lo particular, mientras que la técnica i es de los universales, y que el obrar y el devenir pertenecen por entero al dominio de lo particular. No es al hombre en general a quien cura el médico ano ser por accidente, sino a Calias 0 a Sécrates 0 a algin otro individuo asi denominado y al que le ocurre accidental. mente ser hombre. Entonces, si se posee la teoria sin la ex. periencia y si se conoce el universal pero se ignora el indivi. duo subsumido bajo él, se incurrir.en errores de tratamien- to, pues es el individuo el que debe ser tratado. Sin embargo, creemos que en general el saber y la capa. cidad de comprender pertenecen més bien a la técnica que ala experiencia, y reputamos mis sabios a los técnicos que a los empfricos, pues la sabiduria, en todos los hornbies, est vinculada al saber mas estricto. Y esto ocuire porque unos conocen la causa y otros no. Los empiricos saben que una cosa es, pero ignoran el porqué; los técnicos, en cam: bio, conocen el poraué y la causa. Por esto pensamos que los maestros de obras son mas dignos de consideracién, son més sabios que los obreros manuales, porque estan al tanto de las causas de lo que hacen, mientras que los 6if63, ‘como ocurre con algunos seres inanimados, obran sin saber lo que hacen, al modo como el fuego quema. Los seres in: animados efectian cada una de estas cosas por alguna ten: dencia natural, los obreros manuales, en cambio, lo hacen. por tenencia. Asi, los maestros de obras no son més sabios 120 por st destreza préctica, sino porque tienen la teorfa y co- Sooen las causas. En general, el signo distintivo del sabio y del ignorante js la capacidad de ensenar, y por esto estimamos que la {éenica es en més alto grado ciencia que la experiencia, porque los técnicos pueden ensefiar y los otros no. ‘demas, consideramos que ninguna de las sensaciones constituye la sabiduria. Pues, por importante que sean para {I conocimiento de lo particular no nos suministran el por- qué de nada, como, por ejemplo, por qué el fuego es ca- fente, sino sélo que es caliente. Por eso es probable que antafio el inventor de una técni- a cualquiera, emancipada de las sensaciones ordinarias, despertara la admiracién entre los hombres. Esto no sdlo habria ocurrido a causa de la utilidad de sus invenciones, sino por su sabiduria y superioridad sobre los demas. Y como que fueron inventadas cada vez més técnicas, tenien- do unas por mira las necesidades y otras el agrado, los in- ventores de estas tltimas fueron tenidos por mas sabios que Jos primeros, porque sus ciencias no estaban enderezadas a putilidad. De ahi que una vez constituidas todas las técni- | cas, se descubrieron las ciencias que no tienen por objeto ni placer ni la necesidad. Se originaron, en primer lugar, en jos paises donde los hombres gozaban de ocio. Por esta ra- 26n las matematicas nacieron en Egipto, porque en ese pais 4 le fue concedido el ocio a la clase sacerdotal. Hemos establecido en la Etica la diferencia entre técnica, dencia y las otras actividades similares. El objetivo de nues- tro tratamiento presente es que se concibe generalmente a lallamada sabidurfa como ocupada de las primeras causas y principios; de manera que, como antes se ha dicho, el empirico parece ser mas sabio que el que sdlo dispone de datos sensibles, cualesquiera que sean; el técnico més que elempirico; el maestro de obras mAs que el obrero manual, las ciencias tedricas mas que las productivas. Salta a la vista que la sabiduria es la ciencia que se ocupa de determina- dos principios y de determinadas causas. 121 982