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CAPITOLO 4

METÀFORA Y METONIMIA
4.1. De la retòrica a la vida cotidiana
4.2. La metàfora
4.2.1. Metàforas conceptuales
4.2.2. Metàforas de imagen
4.2.3. Las imàgenes esquemàticas y la hipótesis de la invariabilidad
4.3. La metonimia
4.3.1. Puntos de referencia y zonas activas
4.3.2. Metonimia y metàfora: similitudes y diferencias
4.4. Poesia en acción
4.4.1. Idiomaticidad
4.4.2. Las metàforas pueden matar
4.5. Conceptualización y lenguaje figurado

4.1. De la r e t ò r i c a a la vida cotidiana

Por muy poco atraidos que nos sintamos por l a poesia, todos
Uevamos un poeta dentro de nosotros. E l pensamiento figurado es
un hecho real que impregna nuestra vida cotidiana. Basta con de-
tenerse u n momento a escuchar a la gente:

(1) a. Aquel individuo era una rata repugnante


b. E s o te va a costar u n ojo de la cara
c. P à s a m e el agua, por favor

Oraciones corno éstas se oyen todos los dias; por tanto, se con-
sideran poco dignas de atención. S i n embargo, cada una de ellas
contiene expresiones no literales. Por ejemplo, parece claro que el
individuo del ejemplo de (la) no es un sucio animai de alcantari-
lla y parece poco probable —y muy poco aconsejable— que una
r 91 1NTR0DUCCIÓN A LA LINGUISTICA COGNITIVA METAFORA Y METONIMIA 99
i
COtnprft se realice a cambio de una parte del cuerpo (Ib). Y el (2) M A S E S ARRIBA:
•nunciado mas inocente de todos, el de (le), ciertamente no pue- a. L a inflación siempre sube mas de lo que dice el G o -
de Interpretarse de forma literal —es decir, c o m ò una petición del bierno
liquido sin la jarra que l o contiene—, a no ser que al receptor no b. E l ìndice de paro es muy alto en nuestra comarca
le Impone mojarse. i Q u é es lo que guia la interpretación en estos c. Los elevados costes de p r o d u c c i ó n e s t à n o b ì i g a n d o a
CtSOS? La hipótesis de trabajo que vamos a plantear aqui es que to- muchas empresas a instalar sus fàbricas en paises
dos nos regimos por las pautas que establece maestra p o è t i c a i n - donde l a mano de obra es mas barata
ternali zada (cfr. Gibbs 1994). A lo largo de este capitulo, analiza-
remos la c o n c e p c i ó n cognitiva de la m e t à f o r a y de la metonimia e (3) M E N O S E S ABAJO:
llustraremos su aplicación a dos à m b i t o s : el estudio de la idioma- a. L o s bancos t e n d r à n que bajar los tipos de i n t e r é s
tlcidad, ejemplificado con varias expresiones fraseológicas del es- b. E n las rebajas de enero, caeràn los precios
partol, y el anàlisis del discurso, centrado en un estudio de las me- c. Este ano se ha registrado u n descenso importante en
tàforas utilizadas durante l a guerra del Golfo. la inte nc ió n de voto

Debido a su alto grado de convencionalidad, està m e t à f o r a re-


4.2. La metàfora sulta p r à c t i c a m e n t e "invisible" para el hablante medio, en el sentido
de que se trata de un esquema que està tan integrado en nuestro sis-
Uno de los mitos existentes sobre la m e t à f o r a es que es pro- tema conceptual que no reparamos en su existencia de forma cons-
pia ù n i c a m e n t e de los registros formales, de la escritura, y sobre ciente. S i n embargo, su c a r à c t e r metafòrico se hace patente al ad-
todo de la poesia y de algunos g é n e r o s narrativos. E n una obra ya vertir que entidades abstractas c o m ò la inflación, los tipos de i n -
clàsica, Lakoff y J o h r i s o n (1980) refutan està creencia tradicional. terés o los precios no suben n i bajan en realidad (es decir, no se
A po y à n d o se en centenares de ejemplos, estos autores demuestran desplazan fisicamente en u n eje vertical, n i hacia arriba, n i hacia
de manera convincente que la m e t à f o r a està al orden de dia tam- abajo, c o m ò lo pueden hacer el humo de u n cigarro o l a hoja de
bién en el lenguaje cotidiano y q u é afirmar lo contrario carece de u n àrbol, respectivamente). Ahora bien, l a existencia de està m e t à -
rùlìcTàméntò. À partir de està monografia, la metàfora adquiere un fora no deberia resultar extrafia, ya que tiene sus raices en nuestra
rango especial dentro de la naciente linguistica cognitiva. N o se experiencia cotidiana. Por ejemplo, si vertemos agua en u n vaso,
contempla corno una mera figura retòrica, ni tampoco c o m ò una cuanta mayor sea la cantidad de liquido, mas elevado sera el nivel
anomalia linguistica; al contrario, se entiende corno un proceso alcanzado. Por tanto, la correlación entre la cantidad de u n a sus-
cognitivo que impregna nuestro lenguaje y pensamiento habitual. tancia y el nivel al que llega motiva la existencia de està m e t à f o r a
(cfr. Lakoff & Johnson 1980: 16).
La conclusión a la que se llega es que la base de la m e t à f o r a radi-
ca en nuestro sistema conceptual: constituye un m e c a n i s m ò para' Antes de abordar con mayor detenimiento e) tratamiento cog-
comprender'y"èxpresar-sltùaciònés complejas sirviéndose de coti-"" nitivo de este concepto, ejemplificaremos, en la tabla 1, algunas de
ceptos mas bàsicos y coriòcidos (véanse, por ejemplo, Johnson ~ las principales metàforas (adaptadas de las propuestas p o r Santos
1987;"Lakoff 1987a). & Espinosa 1996: 45 y Ungerer & Schmid 1996: 121):
L a m e t à f o r a es un f e n ò m e n o tan ubicuo y tan usuai que m u -
chas veces ni siquiera nos damos cuenta de su presencia en nues-
tro propio discurso. Aunque su naturaleza figurada q u i z à no sea
obvia a simple vista, los enunciados de (2) y de (3) se valen de
un proceso m e t a f ò r i c o de uso cotidiano, en el que la CANTIDAD se
concibe en t é r m i n o s de VERTICALIDAD (cfr. Lakoff & Johnson 1980:
15-16):
INTRODUGCIÓN A LA LINGUISTICA COGNITIVA METAFORA Y METONIMIA 101
100
TABLA 1. Principaks metàforas d. L a profesora torpedeó mis hipótesis acerca de l a obra
Nuestro amigo nos ha dejado de Kafka
MORIR ES PARTIR e. C o n l a Uegada de Chomsky, los estructuralistas queda-
Quiero quitarme este peso de
ron diezmados
LAS TAREAS DIFICILES SON CARGAS encima
El muy burro me dijo que no
sabia resolver el problema Si a n a l i z à r a m o s todos estos ejemplos uno por uno, corno ex-
LAS PERSONAS SON ANIMALES
Va por la vida sin la mas mini- presiones aisladas sin conexión alguna entre ellas, perderfamos
LA VIDA ES UN VIAJE ma preoccupaci 6n una generalización importante. N o es que cada uno de estos ejem-
Està teoria carece de fundamen- plos presente u n a metàfora distinta, sino al contrario: todos sugie-
LAS TEORtAS SON EDIFICIOS tos empfricos ren la misma idea metaforica, en la que empleamos conceptos pro-
El tiempo es oro cedentes del dominio de l a GUERRA para conceptualizar y razonar
EL TLEMPO ES UN OBJETO DE VALOR
No pienso tragarme ni una sobre el dominio de l a ARGUMENTACIÓN. Està idea m e t a f ò r i c a —en
LAS IDEAS SON ALIMENTOS
mentirà mas
este caso, l a idea de que L A A R G U M E N T A C I Ó N E S U N A G U E R R A — cons-
Ella lo conquistò con su sonrisa
EL AMOR ES UNA GUERRA tituye u n a metàfora conceptual.
Siguiendo a Lakoff y Johnson (1980), l a estructura interna de
las m e t à f o r a s conceptuales se analiza de l a siguiente manera: Da-
4.2.1. METÀFORAS CONCEPTUALES
maremos dominio origen al dominio que presta sus conceptos y
A l a hora de abordar l a descripción de l a metàfora, conviene dominio destino al dominio sobre el que se superponen dichos
'f"" establecer u n a distinción entre expresiones m e t a f ó r i c a s , p o r u n a conceptos. L a metàfora se entiende, pues, corno l a p r o y e c c i ó n de
^ parte, y m e t à f o r a s conceptuales, p o r otra. E s t à distinción resul- unos conceptos desde u n dominio conceptual (el d o m i n i o origen)
hacia otro dominio conceptual (el dominio destino). Para enten- 2
ta b à s i c a para el anàlisis cognitivo de l a metàfora, ya que permite
der con mas claridad la estructura interna de u n a m e t à f o r a con-
desvelar generalizaciones que, de otro modo, quedarian ocultas.
ceptual analicemos los siguientes ejemplos:
Las m e t à f o r a s conceptuales son esquemas abstractos, corno los
"que acabamos de ver en l a tabla 1, que sirven para agrupar expre- (5) Dominio origen: LOS ALIMENTOS Dominio destino: LAS IDEAS
siones metafóricas. U n a expresión metaforica, en cambio, es u n a (Y eso còrno se come'?
caso individuai de una metafora conceptual. D e t e n g à m o n o s en los
1
b. N o me trago lo que me estàs diciendo
ejemplos siguientes: c. Algo se està cociendo en l a Moncloa
(4) a S à n c h e z atacó m i trabajo sobre la imparcialidad de los d. M e cuesta digerir tanta información
jueces Todas estas expresiones metafóricas responden a u n a misma
b. Eugenio defenderà hasta l a muerte su teoria de l a se- m e t à f o r a conceptual: LAS IDEAS S O N ALIMENTOS, en l a que se pro-
m à n t i c a autonoma yectan facetas del dominio origen de LOS ALIMENTOS a l d o m i n i o
destino de LAS IDEAS. Esto significa que estas expresiones metafó-
c. Algunos filósofos han intentado derubar l a n o c i ó n de
ricas convencionales forman parte de u n sistema coherente y, p o r
revolución cientifica
tanto, no son expresiones arbitrarias, sin m o t i v a c i ó n alguna.
1 Para describir la d.stinción en términos analògico*, las metàforas conceptuales se pare-
1. Para oescnotr i entidades puramente mentale*; las expresiones meta
cen afonema*,en e ' " " ^ X ^ t i L i e , n manifestarne* "palpables". que se
q u e P t l e n e 2. E n este apartado esbozamos la teoria de la metafora que siguen la mayoria de los tra-
fóncas. en ^ ^ ^ " S ^ ™ njr està analogia hasta sus ultima* consecuen- bajos cognitivistas. Recientemente, sin embargo. Gilles Fauconnier y Mark f u m e r (cfr. Fau-
pueden o.r. E s l ^ ^ ^ L i e n u . los dos f e n ó m e n o s : la fonologia no tiene existen- connier & Tumer 1994, 1998: Tumer & Fauconnier 1995) han propuesto una alternativa inte-
cT^W^rwSS.. — éste no es el caso de la metafora, que ttene non, resante desde la teoria de los espacios mentales (cfr. t a m b i é n Ruiz de Mendoza 1998). Con lodo,
el enfoque de Fauconnier y Turner y el que aqui presentamos no son incompatibies.
festaciones no linguistica* (véase § 4.5 infra).
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102 INTRODUCCIÓN A LA LINGUÌSTICA COGNITIVA

información de un dominio,sobre otro, sino solamente parte de


Por otro lado, para el establecimiento de l a estructura interna
"•engTEri este"senfi3o,"refìexionernos tin momento sobre la metàfo-
de una m e t à f o r a es fundamental el concepto teòrico de proyec- ra LAS PERSONAS S O N A N I M A L E S :
c i ó n (ingl. mapping). C o m o veremos, las proyecciones se concre-
tan en u n a serie de correspondencias que enlazan el d o m i n i o ori- (6) L A S PERSONAS S O N A N I M A L E S :
gen con el dominio destino. De acuerdo c o n Lakoff y Kòvecses a. E l jefe es muy burro a veces
(1987), las proyecciones se subdividen en dos tipos (véase t a m b i é n b. Desde luego es u n cerdo
Lakoff 1987a). E l p r i m e r tipo de proyección son las c^rresgon- c. ;Vaya besugo!
dencias o n t o l ó g i c a s , que, simplemente, vinculan subestructuras d. jQué bestia eres!
entre los dominios origen y destino. Por ejemplo, en l a m e t à f o r a
conceptual LAS IDEAS S O N A L I M E N T O S : E n el plano de las expresiones metafóricas, ù n i c a m e n t e se pro-
yectan determinadas caracteristicas relevantes de los ANIMALES so-
a. las ideas corresponden a los alimentos; bre las PERSONAS. Asi, en una oración c o m ò 6a), sólo se proyecta l a
b. l a persona que come los alimentos corresponde a la perso- cualidad de ser muy obstinado o poco espabilado; aquellos otros
na que acepta l a idea; atributos que resultan irrelevantes para està i n t e r p r e t a c i ó n sim-
c. cocinar el alimento corresponde a concebir la idea y plemente no se proyectan sobre el dominio destino (por ejemplo,
d. digerir el alimento corresponde a comprender l a idea. las cuatro patas, el rabo o la piel del animai). Por otro lado, en el
plano de las m e t à f o r a s conceptuales parece que, bajo circunstan-
A s i pues, la función de las correspondencias ontológicas es po- cias normales, no podemos utilizar cualquier tipo de animai para
ner de manifiesto las relaciones analógicas que existen entre las designar m e t a f ò r i c a m e n t e a u n a persona. P o r ejemplo, parece
partes mas relevantes de cada dominio. ^, poco probable que podamos decir en el lenguaje cotidiano:
E l segundo tipo de proyección son las correspondencias epis^l"
t é m i c a s . É s t a s difieren de las correspondencias ontológicas en que ì (7) a. ?? Ese chico es u n petirrojo
ncTconectan subestructuras entre los dos dominios, sino que re- \ b. ?? E l Sr. G a r d a es un cìervo
presentan el conocimiento que se importa del dominio origen al \
~a6T5Bnió'"Bestino. Para {lustrar esto h a g à m o n o s la pregunta si- Es decir, en la metàfora del lenguaje cotidiano no solemos
guiente referènte a l a m e t à f o r a conceptual LAS IDEAS SON ALIMENTOS: aprovechar todos los elementos posibles que contiene u n determi-
eque es lo que tienen en c o m ù n las ideas y los alimentos? Objeti- nado d o m i n i o origen (cfr. Lakoff & Johnson 1980: cap. 11). 3

vamente, nada. N o obstante, si pensamos en la función bàsica de La segunda puntualización que conviene hacer tiene que ver
la a l i m e n t a c i ó n , veremos que, por analogia, podemos trasladar con el hecho de que, en la gran mayoria de las m e t à f o r a s concep-
està i n f o r m a c i ó n al dominio destino: j tuales, el d o m i n i o origen resulta ser mas accèsiblè que el dominio
destino (eh". Sweetser 1990: 3 8; Taylor 1989: 138, entre otros): Este
Dominio origen: los alimentos sustentan el cuerpo. \ patron de direccionalidad, de lo concreto a lo abstracto, es com-
Dominio destino: las ideas sustentan l a mente. pletamente normal en la metàfora. Asi, ajn^ruuio-xojjcepjtUEiiiza-^
_mQ.s_.el TIEMPO en t é r m i n o s del ESPACIO (8a), las DIFICULTADES en tér-
E l papel de las correspondencias epistémicas es, pues, el de ex- minos de OBSTÀCULOS (8~bTy los DESEOS en t é r m i n o s de SED (8c):
presav las intuiciones que extraemos del dominio origen para ra-
zonar sobre el d o m i n i o destino. Son, en definitiva, aquellos aspec^. 3. Esto constituye una notable diferencia erare e) lenguaje cotidiano y el literario, ya que
^_tos del conocimiento comunes a ambos dominios. - oraciones corno las de (7) podrian darse (tal vez) en el contexto de una poesia de tipo surrea-
lista. De aqui que se tienda a pensar que el lenguaje literario dispone —al menos potencial-
" Àntes de proseguir, cabe hacer dos puntualizaciones importan- meme— de mas recursos y de mas capacidad innovadora que el lenguaje cotidiano. En reali-
tes sobre l a estructura de las m e t à f o r a s conceptuales. E n primer dad, la diferencia radica en que el lenguaje iiterario tiene una gran capacidad de incorporar me-
lugar, conviene sefialar que, cuando estableceraos corresponden- tàforas, y otras figuras, no convencionalizadas, sin que elio vaya en detrimento de la compren-
sión, lo cual no siempre sucede en el lenguaje cotidiano.
cias entre los dominios origen y destino, no proyectamos toda la
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(8) a. E l paquete e s t a r à alli dentro de dos semanas sistema determinado de expresiones metafóricas, una m e t à f o r a de
b. E l obstàculo mas grande que veo es conseguir que los imagen es, s e gùn Lakoff (1987b), u n a expresión m e t a f ò r i c a " ù n i -
votantes nos crean ca^, basada en una imagen mas bien visual. Por ejemplo, el signi-
c. Tenia sed de venganza ficalo de la voz ratón, tal y c o m ò se usa en el d o m i n i o de la i n -
formàtica, se basa en l a proyección de la forma e s q u e m à t i c a del
De este modo, sacamos partido de aquellos dominios que es- cuerpo del animai sobre el a r m a z ó n del aparato y l a de la cola so-
tàn bien delimitados en nuestra experiencia cotidiana y los utili- bre el cable. E s decir, una m e t à f o r a de imagen se construye ù n i c a -
zamos para entender otros dominios que resultan ser menos acce- mente a partir del emparejamiento de la imagen e s q u e m à t i c a de
sibles para nuestra c o m p r e n s i ó n . un dominio origen con la de un dominio destino. E n conclusión, 4

la metàfora conceptual funciona corno pauta para expresiones me-


tafóricas concretas; la metàfora de imagen, en cambio, se basa en
4.2.2. METÀFORAS DE IMAGEN correspondencias entre facetas perceptivas del d o m i n i o origen y
del dominio destino.
Hasta aqui hemos hablado de las m e t à f o r a s corno si sólo hu-
biera u n tipo. S i n embargo, siguiendo a Lakoff (1981b), cabe dis-
tinguir entre la m e t à f o r a conceptual y l a m e t à f o r a de imagen 4.2.3. L A S IMÀGENES ESQUEMÀTICAS Y LA HIPÓTESIS D E L A INVARIABILIDAD
(véase t a m b i é n Lakoff & Tumer 1989). Como hemos senalado antes,
las m e t à f o r a s conceptuales funcionan corno plantillas cognitivas E n los apartados anteriores hemos comentado c ó m o es la es-
que proporcionan campos semànticos enteros de expresiones me- tructura interna de la metàfora, pero hemos hecho pocas alusiones
tafóricas. Las m e t à f o r a s de imagen, en cambio, son m e t à f o r a s con- directas a las restricciones a las que estàn sujetas. U n a restricción
cretas que proyectan la estructura e s q u e m à t i c a de una imagen so- evidente tiene que ver con la naturaleza parcial de las proyecciones.
bre la de otra. U n buen ejemplo de elio se halla en (9): Como hemos apuntado ya, las proyecciones entre el dominio origen
y el dominio destino no son completas. De hecho, esto es lògico, ya
(9) Italia es una bota que, si fuese posible proyectar integramente todo el dominio origen
sobre el dominio destino, el resultado no podria ser otra cosa que
E n este caso se proyecta l a forma global de una bota (es decir, una tautologia. Esto se ve claramente en la oración de (10):
el dominio origen) sobre la forma global de l a peninsula Itàlica (el
dominio destino). Lògicamente, las diferentes partes de una bota (10) U n hombre es un hombre
corresponden a las diferentes partes de Italia: por ejemplo, las pro-
vincias del norte corresponden a l a parte superior de una bota; la Por supuesto, la ùnica manera en la que puede haber una co-
provincia de Calabria, a la punta, y la provincia de Puglia al tacón. rrespondencia perfecta entre dos entidades es si éstas comparten
Nótese, no obstante, que la proyección entre los dos dominios es exactamente la m i s m a identidad. L a función de l a metàfora, en
parcial y selectiva, ya que las correspondencias se dan ù n i c a m e n - cambio, no es l a de poner en relación entidades que son exacta-
te entre el contorno global de una bota y el de l a peninsula Itàlica. mente iguales, sino simplemente aquellas que sean a n a l ò g i c a m e n -
Asi, no todos los accidentes geogràficos de Italia tienen una per- te semejantes. De ahi que una proyección metafòrica haya de te-
fecta correspondencia con todas y cada una de las partes de la ner lugar forzosamente entre dos entidades de dominios diferen-
bota; tan sólo aquellos rasgos del contorno global de estas dos en-
tidades figuran en l a proyección.
4. Lakoff (1987b) impone a las metàforas de imagen la c o n d i c i ó n de no pertenecer a nin-
Conviene insistir de nuevo en queJa m e t à f o r a conceptual es di- giin sistema metafòrico. A nuestro juicio, tal restricción es demasiado fuene, ya que dejaria sin
fferente de l a m e t à f o r a deJmagen en un aspecto importante: mien- explicación plausible casos corno el ratón del ordenador. que no podria constiruir una metafo-
ra de imagen por el simple hecho de pertenecer a la metafora conceptual LOS OBJETOS SOS ANI-
tras que una m e t à f o r a conceptual proporciona u n patron para u n MALES (cfr. Garachana & Hilferty 1994).
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M E T A F O R A Y METONIMIA
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t«i; de otra forma, l a m e t à f o r a no satisfarla su función corno me- (a)
Cinismo que vehicula el razonamiento analogico.
Pero eque constrine las proyecciones? Segùn l a creencia mas
eneralizada, las proyecciones se ven condicionadas p o r lo que
Johnson (1987: caps. 2-5; 1991: 8-14) denomina i m à g e n e s esque-
mAticas. Se trata de una subclase de i m à g e n e s conceptuales (en el 01;
•entido que hemos apuntado en el apartado 3.4) que surge de ex-
periencias perceptuales y motoras recurrentes en el curso del de- FIGURAS FORMA
•arrollo cognitivo (cfr. Gibbs 1994: 414-417; Gibbs & Colston 1995: GEOMÈTRICAS FÌSICA
364-370; Mandler 1992). L a hipótesis que se presenta es que, a par-
Circulo
tir de la i n t e r a c c i ó n corporal que tenemos con el entorno, abstrae- Redondo
mos ciertas pautas que luego subyacen a buena parte de nuestro
llstema conceptual. Las i m à g e n e s e s q u e m à t i c a s , pues, son el pro-
ducto de nuestra habilidad de esquematizar y reconocer similitu-
des entre objetos y situaciones. Y lo que es mas importante: sirven
para fundamentar los procesos simbólicos que impregnan profun-
damente l a cognición cotidiana.
C e n t r é m o n o s en una imagen esquemàtica c o m ò la de la CIRCU-
LARIDAD. Està imagen esquemàtica surge de manera naturai de la
percepción gestàltica, asi corno de nuestra experiencia cenestésica
(es decir, corporal) de ciertas trayectorias giratorias —los carruseles,
Rodear
por poner u n ejemplo—, y subyace a conceptos convencionalizados En tomo a
corno circulo, redondo, rodear y en tomo a. Asi pues, cada uno de es-
FIG. 1. Esiruciura semàntica de circulo, de redondo, de rodear
tos conceptos parte de la misma imagen esquemàtica, pero se con- y de en tomo a.
creta en una imagen s e m à n t i c a distinta, E n concreto, circulo perfi-
la una figura geomètrica de dos dimensiones; redondo, en cambio, A pesar de su evidente valor intuitivo, no se ha p r o d u c i d o to-
designa una cualidad de una curvatura total en el contexto de dos o davia u n a c o n s t a t a c i ó n e m p i r i c a de las i m à g e n e s e s q u e m à t i c a s
tres dimensiones; rodear se refiere a un proceso que traza u n reco- (véase, c o n todo, Gibbs & Colston 1995). Consecuentemente, su
rrido circular que encierra otra entidad; y en tomo a define atem- c o n d i c i ó n resulta de momento u n tanto incierta, aunque se v a con-
poralmente una zona mas o menos arqueada que se extiende com- firmando su plausibilidad en las obras de algunos neurocientfficos
pletamente alrededor de u n punto de referencia determinado. Estas y filósofos de l a mente (cfr. Edelman 1992: 247-250). A q u i s ó l o co-
diferencias de imagen aparecen representadas en la figura 1. 5
mentaremos brevemente la hipótesis de que debe haber varias de-
cenas de i m à g e n e s e s q u e m à t i c a s , corno minimo, que v a n desde el
5. Dicha diferencia se proyecta en el nivel de la sintaxis, ya que. corno se puede observar, se omnipresente PARTE-TODO hasta el EQUILIBRIO, el CONTACTO y el C O N -
trita de categoria* sintàcticas diferentes, a pesar de la evidente relación semàntica que existe en- TENEDOR (cfr. Johnson 1987: 126). E s preciso hacer h i n c a p i é en que
tre las palabras circulo, redondo, rodear y entorno a. Como muy bien explica Langacker (1987:
caps. 5-6; 1991: caps. 5-7), un mismo significado puede concretale en diferentes formas grama-
todos estos esquemas tienen c o m ò eje centrai el cuerpo humano y
ticales segùn còrno se construya y perfile. O, dicho al revés, las categorias gramaticales son es- su i n t e r a c c i ó n con el entorno. Dada la inmensa i m p o r t a n c i a de l a
tructuras simbólicas que resultan de presentar un contenido bajo una forma determinada. Obte- experiencia corporal, parece lògico otorgarle u n papel sustancial
nemos un sustantivo corno circulo si incidimos en el objeto, en la "entidad" en sentido general; que repercuta en l a configuración de muchos conceptos: s i n el
es decir, si perfiìamos la región bidimensional definida por la circularidad. En cambio, si perfi-
lamos el proceso que lleva a describir un recorrido circular, corno relación temporal, el resultado trasfondo de pautas sensoriomotoras c o m ò las i m à g e n e s e s q u e m à -
es un verbo (rodear). Si no focaiizamos la entidad, sino la relación considerada atemporalmente, ticas, los procesos conceptuales carecerian de una base p a l p a b ì e en
podemos obtener un adjetivo c o m ò redondo o una preposición corno la que indica la relación es-
la que fundamentarse.
pletai entre una cerca y la casa si decimos Habia una cerca en tomo a la casa (cfr. cap. 3, § 3.4).
•1
METAFORA Y METONIMIA 109
INTRODUCCIÓN A LA LINGUISTICA COGNITIVA
108
S e g ù n la hipótesis de l a invariabilidad, està pregunta tiene una
Cada imagen e s q u e m à t i c a tiene, en virtud de su o r g a n i z a c i ó n respuesta bastante obvia: ambos dominios, el origen y el destino,
interna, su propia lògica. S i bien las i m à g e n e s e s q u e m à t i c a s no se son compatibles c o n estructuras e s q u e m à t i c a s c o m ò TRAYECTORIAS m
conciben dentro de l a linguistica cognitiva c o m ò estructuras pro- y BARRERAS. Evidentemente, l a lògica de las trayectorias dieta que
posicionales, es verdad que, en cierto sentido, tienen propiedades un agente puede avanzar en su recorrido a no ser que haya algùn *<
que sientan las bases para el computo de inferencias. S i n preten- tipo de obstàculo que se l o impida. P o r supuesto, u n p e a t ó n que «i
der entrar en los detalles de u n anàlisis exhaustivo, el esquema de pasea por u n callejón sin salida y u n trabajador que ve que su car-
CIRCULARIDAD se basa en u n a estructura cerrada y, c o m ò tal, si se go no c o n d u c i r à a otro mejor se hallan en situaciones a n à l o g a s : «**
recorre su perimetro, u n lado conduce al otro y viceversa. E s pre- tanto uno corno el otro no tienen mas remedio que reconocer que #i
cisamente este tipo de inferencias l o que puede motivar extensio- no van a poder progresar mas.
nes m e t a f ó r i c a s , corno en (11): Ahora bien, si se empleara el ejemplo de (12) para describir u n «<
trabajo en el que las perspectivas de futuro fueran buenas, el re-
(11) L a definición es circular: u n coche es u n a u t o m ó v i l y u n sultarlo seria u n enunciado poco adecuado. Y esto es asi precisa-
a u t o m ó v i l es u n coche mente por l a incompatibilidad de las estructuras de i m à g e n e s es- «ni
q u e m à t i c a s : el dominio origen sugiere que el progreso n o puede se- **> ,
L a idea de u n a definición circular obedece a l a lògica de l a or- guir cuando l a n o c i ó n de progreso continuado es justo l a idea que
g a n i z a c i ó n interna de u n circulo: u n termino X remite a otro Y, se quiere dar en el dominio destino. L a imposibilidad de conciliar •li '
que a su vez remite al termino X. Dicha c o n c e p c i ó n queda esque- el no progreso c o n el progreso crea una tensión excesiva entre los
matizada en l a figura 2. dos dominios y, corno consecuencia, l a expresión m e t a f ò r i c a fra-
casa: el enunciado no expresa lo que debe expresar, porque l a es-
tructura e s q u e m à t i c a del dominio origen transgrede l a del domi-
nio destino.
De acuerdo con està explicación, el nivel de compatibilidad que
existe entre las facetas bàsicas de las imàgenes e s q u e m à t i c a s inhe-
rentes en los dos dominios permite o impide el éxito de u n a metà-
fora determinada. De hecho, c o m ò acabamos de ver, es el dominio
6

FlG. 2. Imagen esquemàtica de la circularidad metafòrica. destino el que parece imponer restricciones en el d o m i n i o origen
(cfr. Tumer 1990: 251, 254; 1991: 59, 172). Si decimos, por ejemplo, ti
Puesto que se respeta l a lògica interna de l a imagen e s q u e m à - a
tica que subyace al dominio origen y al dominio destino, no se pro- (13) L a lengua latina es l a madre de la castellana
ducen incompatibilidades insuperables entre los dos dominios.
t*
la m e t à f o r a resultante es adecuada, porque las relaciones de ANTES
Esto es, en el fondo, l o Lakoff y Tumer denominan l a h i p ó t e s i s de
y DESPUÉS (que se derivan de l a relación madre e hija) e s t à n se-

l a i n v a r i a b i l i d a d , es decir, el principio de que l a p r o y e c c i ó n me-
cuenciadas de tal manera que podemos extraer l a inferencia de que t»
tafòrica se realiza conservando las i m à g e n e s e s q u e m à t i c a s entre X proviene de Y (Turner 1990: 252; 1996: 54). Pero s i decimos:
los dominios (véanse, por ejemplo, Lakoff 1990; Turner 1990, 1991: IH
172-173). (14) * L a lengua castellana es l a madre de l a latina y
Analicemos una o r a c i ó n c o m ò l a de (12). N o s podemos pre-
guntar por q u é dicha o r a c i ó n es apropiada para describir u n em- 6. E n este sentido. la hipótesis de la invariabilidad tiene mucho en c o m ù n con la propues-

*
pieo en el que las perspectivas de p r o m o c i ó n a u n buen cargo son ta de Gentner (1983, 1988), en la que se postula que la metafora surge de las correspondencias
que se establecen entre estructuras relacionaìes. No entramos en las diferencias entre las dos
b à s i c a m e n t e nulas. propuestas; para elio, v é a s e Turner (1991: 272-274, n. 21).
(12) M i trabajo es u n callejón sin salida
1 IO I N T R O D U C C I Ó N A LA LINGUISTICA COGNITIVA
METÀFORA Y M E T O N I M I A
111
la metàfora falla, ya que las relaciones del orden de acontecimien-
gacker 1 9 8 4 , 1 9 8 7 : § 7 . 3 . 4 ) . Dicho de otro modo, el telèfono es el
tos no logran ponerse en correspondencia correctamente y, corno
punto de referencia que activa la subparte relevante (el timbre) y,
consecuencia, la estructura e s q u e m à t i c a del dominio origen con-
corno tal, sirve para vincular el telèfono con suena. E n t r e las me-
_ tradice la del dominio destino.
tonimias mas utilizadas, podemos destacar las que aparecen en l a
-9
tabla 2 (adaptadas de las citadas en Santos & Espinosa 1 9 9 6 : 4 6 -
4.3. L a metonimia 4 8 y en Ungerer & S c h m i d 1 9 9 6 : 1 1 6 ) .

Nuestra poètica interiorizada no se basa exclusivamente en la


4.3.2. M E T O N I M I A Y METÀFORA: SIMILITUDES Y DIFERENCIAS
l£ metàfora: incluye todo tipo de lenguaje figurado, c o m ò , por ejem-
^ pio, la metonimia, la h i p é r b o l e o la ironia. De estas figuras, la me-
E n cierta medida, l a metàfora y la metonimia se parecen, pues-
™ tonimia es l a que recibe un tratamiento mas pormenorizado desde
to que ambas constituyen procesos conceptuales que relacionan
|Q la linguistica cognitiva. N o obstante, a ù n no existe u n tratamiento
entidades. S i n embargo, a diferencia de l a m e t à f o r a —que opera
- unificado de este proceso y, por lo tanto, el anàlisis propuesto en
entre dos dominios—, l a metonimia opera dentro de los confines
™ estas p à g i n a s resultare u n tanto ecléctico. Para aproximarnos a
de un ù n i c o dominio (cfr. Lakoff & Turner 1 9 8 9 : 1 0 3 ) ! Està es una S

j£ este concepto defmiremos, en primer lugar, los conceptos de pun-


p u n t u a l i z a c i ó n importante, puesto que permite distinguir u n pro-
to de referencia y zona adiva y estableceremos, d e s p u é s , las seme- ceso de otro: l a m e t à f o r a asocia entidades provenientes de dos do-
janzas y las diferencias que presenta l a metonimia respecto a l a minios distintos (el dominio origen y el dominio destino); l a me-
metàfora. tonimia, por el contrario, asocia dos entidades conceptualrnente
contiguas pertenecientes al mismo dominio: el punto de referencia
4.3.1. P U N T O S DE R E F E R E N C I A Y ZONAS ACTIVAS (PR) y l a zona activa (ZA), corno representamos en la figura 3 .

E n una primera aproximación, la metonimia puede definirse


cognitivamente corno u n tipo de referencia indirecta por la que
aludimos a una entidad implicita a través de otra explicita. Para
comprender està definición, examinemos brevemente el enuncia-
do siguiente, en el que se emplea una metonimia E L TODO POR LA
PARTE: 7

(15) Suena el telèfono

Es de sentido c o m ù n que, cuando pronunciamos una oración


corno la de ( 1 5 ) , no estamos diciendo que suena literalmente todo
ei telèfono. P o r nuestro conocimiento del mundo sabemos que, en
realidad, sólo suena una parte del aparato: el timbre. E s decir, aun-
que es el telèfono el que recibe una m e n c i ó n explicita en ( 1 5 ) , el PR = punto de reterencia
ZA = zona activa
timbre —en tanto entidad que participa directamente en la rela- A, B, C = atrioutos del dominio origen
ción en c u e s t i ó n (la de sonar)— es el "referente lògico", o bien lo 1. 2. 3 = atribulos del dominio destino
que en g r a m à t i c a cognitiva se denomina la zona activa (cfr. Lan-
FIG. 3. Metàfora vs. metonimia.
7. E n el marco de la linguistica cognitiva no se toma en c o n s i d e r a c i ó n la distinción tradicio-
nal entre s i n é c d o q u e y metonimia, sino que se engloban bajo la misma rubrica. La s i n é c d o q u e se
f ^ ^ ^ Z ^ ^ ^ ^ ^ ^ ' ^ '
, d e a P a» f l « i o n « acerca de la
r a i .
m

considera corno una simple subclase de metonimia en la que se produce una relación PARTE-TODO. (1994: 321-324). K ó v e c s e s y Radden (1998) ' ™ ' o n , m , a . v é a n s e Croft (1993). Gibbs
M E T A F O R A Y METONIMIA

Para demostrar l a distinción basica entre m e t à f o r a y metoni-


T3
dì O mia, consideremos el ejemplo de (16), que podria haberse dicho
T3 co d e s p u é s de u n accidente vial.
"E
(16) M e dieron en el guardabarros
C
ri o
c & o
o E
S 0) o (0 u "33 Tal ejemplo nos permite realizar varias observaciones sencillas,
o u a -a o
o e o
•(? pero esclarecedoras, que nos pueden servir de guia a l a hora de d i -
O o 1> Hi a
« ferenciar las dos figuras conceptuales. Comencemos por l a consi-
o "3 13 « c .fi
E -o O T3 o w d e r a c i ó n totalmente banal de que los humanos no tienen guarda-
u "2
V)
G -a O
e O e .fi O _o
-a
ra barros, lo que hace dificilmente explicable el pronombre me, apa-
o 'C a
•a
.fiO
u t
m C
E m T3 rentemente igual al de Me dieron en el brazo. Asi, el enunciado de
o o a 3
o 00 >G (16) tiene que entenderse en sentido figurado. L a segunda obser-
o G C3
o D.
vación que cabe hacer es que no atribuimos propiedades del coche
y
< < <
<
3 < < N al conductor, ya que resulta imposible confeccionar u n esquema de
Ni
correspondencias (ontológicas) entre ambos conceptos. Esto es fà-
cilmente corroborable a través de una pequena pregunta: ^qué par-
T3 te del cuerpo humano corresponde al guardabarros? E n este caso,
o E no parece factible responder a l a pregunta, dado que es dificil i m a -
Si in tu C
o a c C
ginar correspondencia alguna; podemos deducir, por tanto, que no
o o o «
o 3 "o estarnos ante una metàfora.
a. E oo
pi Si no podemos establecer las correspondencias necesarias para
PS Pi ci
Pi ci pi construir una metàfora, lo mas probable es que estemos ante una
Ci
Cu Cu Cu cu
Cu Cu Cu
Cu Cu
o metonimia. Y esto es precisamente lo que pasa en el ejemplo de
(16): nos referimos indirectamente al coche a través de l a m e n c i ó n
5 z del conductor (que, en nuestro ejemplo, se designa mediante el c l i -
o
o
a.
s
tu
hU

o
cDH t 11
<
Z
o
o
ÌJ
tico me). E s t à metonimia es posible porque ambos conceptos son
colindantes (es decir, conceptualmente contiguos) en el dominio de
la CONDUCCIÓN DE COCHES. Por tanto, existe una a c t i v a c i ó n expan-
Z o
co
H
Z e* H
00 Pi a. o co siva (ingl. spreading activation) que vincula la zona activa (el co-
ca Z 03
Cu O , che) con el punto de referencia (el conductor). Desde està pers-
o CO -J
, 3 o <
Pi
pectiva, el aparente desfase que existe en la oración Me dieron en
2
a 5o o z O 5
CTS
H s;
J ».
pi U •J
Vi .=
O
Cu ^
s a 1/1
Pi
o a.
il
Cu
Pi S
•O
Cu
pi
O
5
-S
el guardabarros se desvanece fàcilmente, ya que los conductores y
los guardabarros estàn intrinsecamente relacionados mediante la
n o c i ó n de coche. Sólo es necesario designar de alguna manera una
O « o.s y en- pi 2
Cu
o o 55 £
eo tu O a. estructura suficientemente preeminente que, al m i s m o tiempo,
Pi ti Ci "§
O-S a .s T2z
Cu a
§«1 pueda activar otras del mismo dominio.
* o 2.1 I—< e Pj ^ 5 « o3^
z . A pesar de las diferencias que acabamos de esbozar, cierta-
O 2 << 2 aY> H Z fe Q a.
Ppi ~~ Q «
Q *-
tì Sì
H —
Z-c Si p.s oo O
Z
« P.
oo S
O
Cu ° o
mente existen algunos paralelismos entre la metàfora y la metoni-
m i a dignos de m e n c i ó n (cfr. Lakoff & Johnson 1980: cap 8; Lakoff
H g O -S Cu si uJ E
<9
5£ ««§ 31 W CO CO
O « H i=
a) co o» J 3 PJ ^ & Turner 1989: 103-104). A l igual que existen m e t à f o r a s concep-
tU cq
114 INTRODUCCIÓN A LA LINGUISTICA COGNITIVA METÀFORA Y METONIMIA 115

tuales, existen t a m b i é n metonimias conceptuales. Y c o m ò las tuamente incompatibles, porque algunas expresiones se sirven de
metàforas conceptuales, é s t a s funcionan c o m ò plantillas para la ambos procesos a la vez, corno vemos en (18): 9

formulación de expresiones metonimicas. Por ejemplo, cada ora-


ción de (17) constituye una manifestación palpable de una meto- (18) Carlos se fue c o n el rabo entre las piernas
nimia conceptual bastante conocida.
La interpretación metafòrica global de està e x p r e s i ó n se cons-
(17) a =, M e podrias pasar l a sai? truye sobre la base de una metonimia. Evidentemente, l a locución
b. N o he vuelto a leer a Freud desde que m u r i ó m i madre irse con el rabo entre las piemas se relaciona prototipicamente con
c. E l bateria de este grupo es muy bueno la idea de un perro que se aparta de u n rivai mas fuerte. Pero
é c ó m o llegamos a tal conclusión? S i tomamos en cuenta el cono-
L a o r a c i ó n de (17a) se sirve de la metonimia c o m ù n m e n t e cimiento que tenemos acerca de los perros, la respuesta resulta
c o n o c i d a corno E L CONTENIDO POR E L CONTINENTE, en l a que se so- bastante sencilla: aunque està expresión no hace referencia expli-
breentiende que el hablante quiere que su interlocutor le pase el cita a u n perro en retirada, la alusiòn directa a ciertas partes del
s a l e r ò que contiene l a sai y no unos granitos sueltos. E n este mis- cuerpo del animai nos orienta en nuestra i n t e r p r e t a c i ó n . E s decir,
mo sentido, la o r a c i ó n de (17b) no se refiere a leer la persona de en el dominio de los CANINOS, la posición de la cola (entre las pier-
Freud, sino a leer su obra; en consecuencia, se sirve de l a meto- nas) implica s u m i s i ó n . Por lo tanto, l a i n t e r p r e t a c i ó n se fonda-
n i m i a E L AUTOR POR sus OBRAS. E l ejemplo de (17c) es q u i z à mas menta en una d e d u c c i ó n metonimica del tipo LA PARTE POR E L TODO.
interesante, ya que existen algunos indicios gramaticales que ad- A partir de està metonimia podemos proyectar la imagen ofrecida
vierten de l a existencia de una metonimia. E n este ejemplo, la por està locución hecha sobre el dominio de las personas, metafo-
d e s v i a c i ó n en l a concordancia "normal" del g è n e r o , entre el de- r i z a n d o l a M A R C H A D E U N A PERSONA HUMILLADA en t é r m i n o s de l a R E -
terminante (el) y el sustantivo (bateria), ayuda a guiar una inter- TIRADA D E U N PERRO DERROTADO. De acuerdo con tal ejemplo, pare-
p r e t a c i ó n m e t o n i m i c a de E L INSTRUMENTO P O R Q U I E N L O TOCA. A s i , ce claro que los procesos de l a metonimia y l a m e t à f o r a no son ne-
se c o m u n i c a que se trata de u n m ù s i c o de sexo masculino y no cesariamente excluyentes, sino que a veces funcionan conjunta-
u n objeto de g è n e r o gramatical femenino. Queda claro, pues, que mente y de forma complementaria.
la m e t o n i m i a no es u n mero ornamento discursivo; es un meca-
n i s m o de c a r à c t e r conceptual por el que nos referimos a una es-
tructura i m p l i c i t a (la zona activa) a través de otra explicita (el 4.4. Poesia en a c c i ó n
punto de referencia).
Por otro lado, la diferencia estructura! entre metàfora y meto- E n la vida cotidiana, nuestro discurso —y, por supuesto, el dis-
n i m i a —es decir, el hecho de operar en un dominio cognitivo o en- curso de otros— està lleno de concepciones figuradas. Esto es ine-
tre dos dominios— nos conduce a otra mas importante: la meto- vitable, ya que, corno apuntan Lakoff y Johnson, gran parte de
n i m i a es u n mecanismo principalmente referencial, con el que re- nuestro sistema conceptual es figurativo. E n los dos subapartados
mitimos a una estructura implicita por medio de otra de mayor siguientes vamos a ilustrar còrno se manìfiestan las concepciones
preeminencia. L a metàfora, en cambio, es u n proceso de analogia, figuradas a través del lenguaje cotidiano. Primero, investigaremos
por el que concebimos un concepto de un dominio en t é r m i n o s de las expresiones idiomàticas. Veremos que, a diferencia de muchos
otro. A s i pues, mas que un mecanismo referencial, la metàfora es —la mayoria, quizà— de los enfoques lingùisticos actuales y tradi-
un procedimiento que facilita nuestra c o m p r e n s i ó n de cosas que, cionales, el f e n ò m e n o de la idiomaticidad encaja con bastante na-
de otra manera, serian dificiles de concebir y de expresar en sus
propios t é r m i n o s . 9. Goossens (1990) es la referencia mas usuai para la interacción que él denomina "metaf-
A pesar de estas diferencias, es importante reconocer que la tonimica". Cfr. también Barcelona (en prensa), Gibbs (1994: 449-451), Lakoff v Kòvecses (1987:
196-203), Lakoff y Turner (1989: 104-106), Taylor (1989: 138-139), Ungerer y Schmid ( 1996: 133-
metonimia y la m e t à f o r a no pueden ser operaciones cognitivas mu- 136), entre otros.
METAFORA Y METONIMIA 117
116 INTRODUCCIÓN A LA LINGUISTICA COGNrnVA

turalidad en el esquema cognitivista. E n segundo lugar, examina- estructuras internas mas analizables, por l o que éstas juegan un
remos u n ejemplo de retòrica politica utilizada para justificar una papel importante en su interpretación. Como veremos, n o todo l o
i d i o m à t i c o es opaco. Aunque algunas unidades fraseológicas sean,
i n t e r v e n c i ó n militar de las fuerzas occidentales a prmcipios de està
hasta cierto punto, analizables, no podemos deducir que se trata
d é c a d a . Està i l u s t r a c i ó n p o n d r à de manifiesto que, pese a su ca-
de u n fenòmeno totalmente transparente.
r à c t e r cotidiano, hay que estar al acecho de ciertos aspectos del
pensamiento y lenguaje figurados, puesto que tienen el poder de Para empezar a tratar el problema de l a i n t e r p r e t a c i ó n de los
realzar ciertas facetas de una escena que el locutor quiere subra- modismos, pensemos e n una expresión corno tener las manos ata-
yar, encubriendo otras no menos importantes. das, que se puede emplear en u n intercambio c o m ò (19).

(19) A : Oye, m e vas a ayudar, si o no?


c

B: L o siento, pero tengo las manos atadas


4.4.1. I D I O M A T I C I D AD

Las expresiones i d i o m à t i c a s se han caracterizado tradicional- tCabe considerar composicional un giro c o m ò éste? Nosotros
mente c o m ò secuencias de palabras mas o menos fijas cuya es- nos atrevemos a afirmar que s i (al menos en buena medida), pero
tructura s e m à n t i c a global es arbitraria respecto a l a de sus partes. sólo si el anàlisis toma en cuenta el conocimiento enciclopèdico.
E n este caso, lo fundamental es el conocimiento que tenemos acer-
Asi, l a idiomaticidad se h a igualado con bastante frecuencia a l a
ca de las manos y l a importancia que tienen a l a hora de efectuar
no composicionalidad s e m à n t i c a . Poco a poco està idea generali-
tareas de casi cualquier tipo. E s , por tanto, poco sorprendente l a
zada se va desvaneciendo y las frases hechas son consideradas
inferencia de que las MANOS se asocian metonimicamente c o n l a CA-
cada vez menos c o m ò u n simple saco de m e t à f o r a s muertas. E n 10
PACIDAD DE OBRAR (cfr. una frase hecha corno echar una mano). E v i -
este apartado comentaremos l a estrategia cognitivista para l a i n - dentemente, dado nuestro conocimiento del mundo, sabemos que,
t e r p r e t a c i ó n de los modismos. B a s à n d o n o s , principalmente, en los si tenemos las manos inmovilizadas, probablemente, nos falte ca-
conceptos de metonimia, metàfora y conocimiento enciclopèdico, pacidad de obrar. Y es justamente eso lo que proyectamos de l a
demostraremos que estas expresiones convencionalizadas son m u - imagen de tener las manos atadas al papel protagonizado por B en
cho mas composicionales de lo que se pudiera esperar en primera (19). Asi, conectando las facetas relevantes de nuestro conoci-
instancia. miento enciclopèdico y el suceso en cuestión, tiene perfecto senti-
Lo primero que hay que reconocer al abordar el estudio de las do l a i n t e r p r e t a c i ó n que damos a l a respuesta de (19): b à s i c a m e n -
frases i d i o m à t i c a s es que éstas forman una clase bastante hetero- te, que B no puede prestarle ayuda a A . E s t à posibilidad de esta-
génea. Esto se debe, probablemente, a su c a r à c t e r hibrido —en blecer una cadena de inferencias sugiere que l a i n t e r p r e t a c i ó n no
parte s i n t a g m à t i c o , en parte léxico—. Sea c o m ò fuere, parece cla- es arbitraria y esto, a su vez, implica que la expresión en cuestión
ro que la lexicalización de sintagmas es una cuestión de grado. E n es bastante composicional.
un extremo existen expresiones corno, por ejemplo, tornar las de Vi-
Por otro lado, uno de los problemas que entrana el punto de
lladiego y no pintar nada, cuyos significados e s t à n poco motivados
vista tradicional, que sostiene que las frases i d i o m à t i c a s son arbi-
por sus componentes individuales, al menos s i n c r ó n i c a m e n t e , por
trarias en cuanto a su interpretación —y, en consecuencia, son lo-
lo que se consideran opacas. Y, en el otro extremo, hay frases he-
cuciones no composicionales—, es que las frases hechas suelen ser
chas corno echar lena al fuego o de tal palo, tal astilla, que poseen
dificilmente definibles mediante una paràfrasis escueta (cfr. Gibbs
1994: 303-306). Para comprobarlo, d e t e n g à m o n o s de nuevo en la
10. Véanse. por ejemplo. Fillmore el al. (1988), Geeraerts (1989a, 1989è; 1995), Gibbs respuesta de B . Tener las manos atadas no quiere decir simple-
(1990. 1994: cap. 6), Glucksberg (1993). Lakoff y Kflvecses (1987), Langacker (1987: 93-94 y pas- mente que uno no puede hacer alguna cosa: quiere decir algo mas.
sim). Nunberg el al. (1994). Webelhuth y Ackerman (1994). Entre la bibliografia en catalàn y en
espanol desiacaremos la i n t r o d u c c i ó n al monografico sobre fraseologia de V. Salvador (1995),
Cuando B se disculpa alegando que tiene las manos atadas està su-
el estudio cognitivo de Sancho (en prensa) sobre estructuras fraseológicas en catalàn y los li- giriendo que el hecho de que no pueda ayudar a A no es por elee-
bros de Ruiz Gurillo (1997, 1998), sobre el espanol.
118 INTRODUCCIÓN A LA LINGUISTICA COGNITIVA
METÀFORA Y METONIMIA 119
ción personal, sino por circunstancias ajenas a su voluntad. E s t à C o m o y a hemos indicado antes, esto no quiere decir que ne-
inferencia extraida del dominio destino cuadra perfectamente con guemos la arbitrariedad en algunos modismos. Ciertamente, los
nuestras intuiciones en el dominio origen: si tenemos las manos hay que se resisten a la descomposición, al menos desde el punto
atadas, no las tenemos asi motu proprio, sino en contra de nuestra de vista del hablante que no se dedica a estudiar la etimologia.
voluntad y por culpa de un agente que nos obliga a estar de esa
manera. E s t à es una observación clave, porque demuestra que las (21) a. U n d i a es u n dia
palabras que integran la expresión tener las manos atadas efectùan b. Se lo cree a pies juntillas
una c o n t r i b u c i ó n individuai a l a i n t e r p r e t a c i ó n global. c. C o m o siempre, acabo haciendo el p r i m o
L o que pone de manifiesto està discusión es que no se debe
confundir l a no literalidad con l a no composicionalidad; simple- è Como se puede deducir de la tautologia de ( 2 l a ) que se trata
mente, son dos cosas diferentes. P o r supuesto, se podria refutar de una excusa para un comportamiento extraordinario? O en
està a f i r m a c i ó n defendiendo que no hay nada en las palabras i n - (21b), èque conexión existe entre creer algo totalmente y tener los
dividuales de tener las manos atadas que especifique directamente "pies juntillas", cuando n i siquiera existe concordancia de g è n e r o
que B no puede obrar a favor de A. S i bien esto es asi, sólo lo es entre estas dos palabras? Y en cuanto a (2le), <;qué vfnculo de co-
hasta cierto punto. P o r u n lado, corno acabamos de argumentar, nocimiento puede haber entre los primos y la gente que se deja en-
los componentes de està frase hecha contribuyen al significado ganar? E n cada caso no hay respuesta clara, puesto que l a inter-
global. P o r otro, existen numerosos trabajos psicolingùi'sticos que pre ta c ión no es transparente para el hablante actual, y de ahi la
indican que, en general, las frases i d i o m à t i c a s no requieren una falta de composicionalidad.
lectura literal inicial para que se pueda aprehender su interpreta- Ahora bien, si podemos encontrar tanto ejemplos de frases he-
ción figurada (cfr. Gibbs 1990: 428). L a relación entre los dominios chas composicionales corno ejemplos no composicionales, es de es-
origen y destino es u n tanto complicada; pero existen indicios em- perar que existan casos intermedios. E s t à predicción parece ser co-
piricos que apuntan a que el significado i d i o m à t i c o se analiza en rrecta. F i j é m o n o s en el ejemplo de (22):
t é r m i n o s de la imagen vehiculada por el dominio origen (cfr. Gibbs
1990: 427-428). (22) A l final tiraron la toalla
Para apoyar l a idea de que las frases idiomà tic a s encuentran
Obviamente, si el interlocutor tiene conocimientos de boxeo,
m o t i v a c i ó n en la interpretación de las partes, examinemos u n
està expresión resulta transparente, pues es una a l u s i ó n al gesto
ejemplo c o m ò el de (20): del entrenador cuando su pùgil ha perdido el combate. Por otro
lado, si el interlocutor no tiene conocimiento de este dato, la ex-
(20) Tengo el pelo atado p r e s i ó n r e s u l t a r à opaca. Asi, con frecuencia, el nivel de transpa-
rencia de una frase idiomàtica depende directamente del conoci-
Parece evidente que algunas i m à g e n e s son mas adecuadas que miento del dominio en cuestión. Esto explica t a m b i é n que ciertas
otras para expresar determinados significados. E n este sentido, se- expresiones que en el momento de su creación eran transparentes,
ria probable que (20) fracasara estrepitosamente corno una expre- con el paso del tiempo se hayan convertido en opacas, al perder los
sión que significara 'no poder hacer algo'. Sencillamente, l a i m a - hablantes el conocimiento enciclopèdico que permitia interpretar-
gen es poco apta para tal interpretación, puesto que sabemos que las de manera no arbitraria (cfr. § 5.1).
no efectuamos acciones con el pelo y que cada uno puede mani-
E n el fondo, l a idiomaticidad se basa en la posibilidad sacar
pular su cabello casi a su antojo, sin intervención de otro agente.
provecho de facetas asociativas de nuestro conocimiento del m u n -
De està manera podemos comprender la importancia de las partes
do con e] fin de proyectar la situación que éstas representan sobre
constituyentes de una frase idiomàtica, puesto que son é s t a s las
otra de indole anàloga. E n muchas ocasiones, estas asociaciones
que proporcionan las pistas necesarias para desentranar la inter-
derivan de nuestros modelos cognitivos cuya naturaleza idealizada
p r e t a c i ó n global de la expresión en cuestión.
nos permite sacar el sentido pertinente de la expresión en cuestión.
120 INTRODUCCIÓN A LA LINGUISTICA COGNITIVA
METAFORA Y METONIMIA 121

lidad pasa por procesos metafóricos y metonimicos que operan de


Anahcemos u n ejemplo corno estar por las nubes:
acuerdo con nuestro conocimiento del mundo. Éste es u n hallaz-
(23) Ù l t i m a m e n t e , el aceite de oliva està por las nubes go interesante, cuando menos porque ofrece una alternativa a l a v i -
sion tradicional. Las frases hechas no son un mero saco de m e t à -
é P o r q u é es congruente està expresión con l a idea 'ser m u y foras muertas cuya estructura interna no tiene nada que ver c o n
caro'? L a respuesta radica en las asociaciones que podemos esta- su i n t e r p r e t a c i ó n global. Como hemos destacado, existen ciertos
blecer entre nubes y la noción de altura (las nubes suelen estar en modismos que, en un momento dado, pasan a convertirse en s i m -
lo alto), asi c o m ò la conexión que se puede crear entre està ù l t i m a ples casos de arbitrariedad para los hablantes. S i n embargo, exis-
y la m e t à f o r a conceptual MAS E S ARRIBA (cfr. § 4.2.1). De ahi hace ten muchos casos en los que se puede hablar de una "composicio-
falta sólo u n pequeno paso para llegar al concepto de caro, puesto nalidad motivada", es decir, la i n t e r p r e t a c i ó n del todo viene moti-
que l a expresión se enmarca en el dominio de los PRECIOS. L a i n - vada por el significado de las partes. Hace falta realizar todavia
t e r a c c i ó n de elementos metafóricos, metonimicos y de conoci- muchas mas investigaciones al respecto, si bien se va abriendo u n
miento del mundo resulta patente. 11 camino hacia una nueva concepción de las frases hechas por el i n -
L a ù l t i m a observación que haremos acerca las frases hechas terés que suponen para l a teoria linguistica.
tiene que ver con su comportamiento sintàctico. E s bien sabido
que algunos modismos presentan severas restricciones en su ma-
nifestación sintàctica. P o r ejemplo, una expresión corno tornar las 4.4.2. L A S M E T A F O R A S P U E D E N MATAR
de Villadiego no puede adoptar la forma pasiva (24b), n i tampoco
admite su empieo en una estructura de t e m a t i z a c i ó n (24c): Desde la Antiguedad se sabe que el lenguaje figurado, sobre
todo el lenguaje metafòrico, es u n instrumento retòrico muy eficaz.
(24) a. A n a tomo las de Villadiego E l discurso que incorpora este tipo de lenguaje sirve para expresar
b. *Las de Villadiego fueron tomadas por Ana un argumento o una descripción en términos mas tangibles, ya que,
c. *Las de Villadiego, las tomo Ana en muchos casos, las conceptualizaciones prestadas del d o m i n i o
origen son mas gràficas que las del dominio destino. L a m e t à f o r a
lA q u é se debe este comportamiento? Recuérdese que algunas desarrolla una función importante, ya que es capaz de estructurar
expresiones idiomàticas son s e m à n t i c a m e n t e mas analizables que y remodelar una concepción determinada, t r a n s f o r m à n d o l a en otra
otras; esto parece comportar repercusiones sintàcticas en cuanto a concepción mas familiar (cfr. Ungerer & Schmid 1996: 122-126).
la flexibilidad de las formas que u n modismo puede tornar (cfr. Està destreza cognitiva conlleva una ventaja considerable a la hora
Gibbs 1990: 425; Nunberg et al. 1994: 506-509). E n pocas palabras, de razonar y convencer. Pero t a m b i é n encierra ciertos peligros.
cuanto mas transparente es la c o n t r i b u c i ó n de las partes indivi- No hay nada mas serio que la guerra. Asi que, cuando un po-
duales, tanto mas flexible suele ser una frase hecha en cuanto a las litico o un grupo de politicos decide entrar en un conflicto bélico,
configuraciones estructurales que puede adoptar. A s i , las expresio- necesita recurrir a una estrategia de p e r s u a s i ó n para obtener el
nes i d i o m à t i c a s presentan u n mayor grado de variabilidad sintàc- respaldo de la opinion pùblica. Es, pues, trascendental adjudicar-
tica si son s e m à n t i c a m e n t e transparentes; si su significado resulta se el papel del "bueno" y asignarle al enemigo el papel del "malo".
opaco, se comportan mas bien c o m ò piezas léxicas y, c o m ò tales, Las metàforas, y u n buen control de los medios de c o m u n i c a c i ó n ,
estàn mas fijadas y restringidas s i n t à c t i c a m e n t e . pueden ayudar a conseguir està finalidad. Bajo està perspectiva,
E n conclusión, las frases i d i o m à t i c a s no son ineludiblemente G. Lakoff (1992) ha analizado el caso de l a guerra del Golfo, que
no composicionales, sino que, en muchos casos, su composiciona- tuvo lugar en Oriente Medio entre los Estados Unidos y sus alia-
dos e Irak. Cuando Irak invadió a su vecino, el opulento K u w a i t ,
en el verano de 1990, los poderes de Occidente se vieron sorpren-
11. Esto no significa forzosamente que estos elementos sean condiciones necesarias y su-
ficientes, ni que se les deba otorgar el mismo peso en el proceso (por ejemplo, la e x p r e s i ó n pa-
didos por una s i t u a c i ó n muy i n c ò m o d a : estaban en juego unos i n -
sarse de rosea es ciertamente mas m e t a f ò r i c a que metonimica).
122 INTRODUCCIÓN A LA LINGUISTICA COGNITIVA METÀFORA Y M E T O N I M I A 123
terescs vitales —principalmente el petróleo—, pero K u w a i t era un Los procesos metafóricos tienen l a capacidad de hacer mucho
pafs lejano con el que poco tenian que ver. Después de meses de bien, ya que pueden originar concepciones nuevas y soluciones
ultimàtums, decidieron actuar contra las fuerzas iraquies. imaginativas para problemas complejos. Pero pueden llegar a ser
Para conseguir el apoyo del pùblico, el presidente de Estados peligrosos. Como consecuencia lògica de l a naturaleza parcial de
Unidos c a r a c t e r i z ó la i n t e r v e n c i ó n militar corno una "guerra jus- las proyecciones que se establecen entre dominios (cfr. 4.2.2 sa-
ta", definiendo r e t ò r i c a m e n t e l a situación relativa a u n modelo prà), las m e t à f o r a s resaltan ciertas facetas de una determi nada
cognitivo idealizado: E L CUENTO D E HADAS. Este modelo cognitivo c o n c e p c i ó n , ocultando otras (cfr. Lakoff & Johnson 1980: cap. 3).
proporcionaba l a estructura apropiada para remodelar una situa- C o m o mecanismo de modalización, de subjetividad, incorporan el
ción corno l a que se dio en el golfo Pèrsico, que no era precisa- punto de vista del emisor y, en ese sentido, pueden ser potentes
mente un cuento de hadas, sino u n complejo cóctel de ingredien- mecanismos de m a n i p u l a c i ó n ideològica (cfr. Lakoff & Johnson
tes que combinaba la c o n f r o n t a c i ó n entre pueblos ricos y pobres 1980: 236-237). Cuando razonamos en términos m e t a f ó r i c o s es fà-
con el nacionalismo à r a b e , el fervor religioso, las delicadas rela- c i l olvidarse de l a subjetividad y l a parcialidad inherentes al pro-
ciones internacionales y el petróleo. ceso: una guerra por la liberación de u n pais que nos suministra
C o m o explica Lakoff (1992), al aplicar el esquema metafòrico p e t r ó l e o barato puede redefìnirse corno el rescate de una victima
del CUENTO D E HADAS a las circunstancias del Golfo, el presidente de indefensa. Conceptualizando la situación de està manera, se con-
Estados Unidos —y, por extensión, sus aliados— pudo convertir sigue ocultar o disimular el hecho de que se trataba de una guerra
una intrincada situación en otra mas inteligible y fàcil de comuni- en p r ò de los intereses de Occidente, una guerra por el petróleo, en
car: habia u n villano (Irak), una vfctima (Kuwait) y un h é r o e (Es- la que la vfctima distaba mucho de ser un grupo de "pobres des-
tados Unidos y sus aliados). E s t à interpretación de la situación re- graciados" (al menos pobres, no) y lo que se restablecia no era u n
sultaba aceptable para la opinion pùblica en N o r t e a m é r i c a , porque sistema d e m o c r à t i c o , sino una monarqufa autoritaria.' 2

las cosas no se presentaban corno la simple defensa de los intere- Lamentablemente, el trabajo de Lakoff no contiene textos don-
ses de Estados Unidos y sus aliados sin mas (es decir, una guerra de se observe todo este complejo sistema de m e t à f o r a s . Sin em-
por el petróleo): se presentaba corno el rescate de una v i d i m a in- bargo, el lector interesado puede acudir al libro de comentario de
defensa. Se justificó de està forma la p é r d i d a de vidas humanas. Y textos de Gutiérrez Ordónez (1997), donde se iucluyen dos artfcu-
es que las metàforas pueden matar. los de periodico que reelaboran, irònicamente, esas corresponden-
Lakoff sugiere que las guerras, irracionales por naturaleza, se cias. Como muestra, transcribimos sólo el primer p à r r a f o del ar-
"racionalizan" adoptando esquemas metafóricos. E n la guerra de] ticulo "Bush mata a veinte" firmado por Fermin Bocos {El Mundo,
Golfo se aplicó lo que Lakoff (1992: 464) denomina la m e t à f o r a 15 de enero de 1993):
de von C l a u s e w i t z . C o n està metàfora la guerra se reduce a un
frio càlculo de coste-beneficio en términos politicos. Se definen Diecinueve iraquies han perdido la vida a resultas del heroico
unos objetivos (la conquista de territorio, la expulsión de los inva- bombardeo realizado por los nuestros contra las bases de cobetes
sores, mantener a salvo el suministro de petróleo barato) y se con- que el ejército de Irak habia situado en territorio de Irak contravi-
tabilizan los costes (las bajas, la destrucción de material bélico, el niendo una orden de la ONU de cuando aquella guerra del Golfo que
rechazo de los ciudadanos). Si los beneficios de lograr los objeti- tan bravamente libramos hace dos anos para defender la libertad y
vos superan a los riesgos de los costes, se prosigue con la guerra. la democracia que el villano Sadam Husein habia arrebatado alevo-
samente a nuestros amigos del Kuwait feliz de la familia Al Sabah.
Y si, a fin de cuentas, el computo nos da menos costes y mayores
beneficios a nosotros que al enemigo, eso significa que hemos ga-
nado. Es pura y llanamente una aritmètica figurada. Asi, lo que a E l heroico bombardeo de los nuestros, su bravura, la libertad y
primera vista pareceria una a b e r r a c i ó n irracional se remodela en la democracia de nuestros amigos del feliz Kuwait contrastan cla-
t é r m i n o s de una empresa racional. Desafortunadamente, aunque
los costes y los beneficios de la guerra se definen m e t a f ò r i c a m e n - 12. E l leclor interesado en este tipo de anàlisis puede leer el libro de Lakoff (1996), donde
te, las consecuencias y repercusiones son absolutamente reales. espone, en clave de metafora, una teoria sobre la diferente c o n c e p c i ó n del Estado que subvace
a la ideologia d e m ó c r a t a y a la conservadora en los Estados Unidos.
124 I N T R O D U C C I Ó N A L A LINGUÌSTICA COGNITIVA

ramente con los iraquies que contravinieron una orden de la O N U ,


y a d e m à s con alevosia (^quizàs sumaron a elio la nocturnidad?),
llevando a cabo el malvado pian del villano Sadam Husein. Sobran
las palabras.

4.5. C o n c e p t u a l i z a c i ó n y lenguaje figurado

A lo largo de este capitalo hemos podido comprobar hasta q u é


punto somos seres figurativos. E n buena medida, nuestro sistema
conceptual se organiza en consonancia con nuestra poètica inter- CAPITOLO 5
nalizada y esto se refleja en las concepciones figuradas que vehi-
culamos cotidianamente a través del lenguaje. E n este sentido, POLISEMIA Y CATEGORÌAS RADIALES
cada uno de nosotros tiene cualidades de poeta, incluso aunque no
nos percatemos de elio. E n realidad, los procesos figurados del len- 5.1. Monosemia, polisemia y homonimia
5.2. Cadenas de significados y semejanza de familia
guaje cotidiano no son una cuestión de "meras palabras"; son, mas 5.3. El reino de los sentidos
bien, u n a cuestión de conceptualizaciones. 5.3.1. Intención y futuro
E n bastantes casos, estas conceptualizaciones son completa- 5.3.2. Trayectos e ideas afines
mente convencionales. Tomemos por ejemplo el caso cotidiano de 5.4. Categorias radiales y motivación
un t e r m ò m e t r o que cuelga de l a pared, quizà al lado de u n barò-
metro. L o mas seguro es que el t e r m ò m e t r o esté orientado verti-
calmente. ,-Por qué no està puesto en sentido opuesto, es decir, ho- 5.1. Monosemia, polisemia y homonimia
rizontalmente? Desde l a perspectiva de la metàfora conceptual, l a
respuesta es evidente. Aunque u n t e r m ò m e t r o funcionaria perfec- A partir del trabajo de Claudia Brugman (1981) sobre l a pre-
tamente bien orientado de cualquier forma —piénsese en u n ter- p o s i c i ó n inglesa over 'sobre, encima de', podemos decir que, en el
m ò m e t r o mèdico, por ejemplo—, nos parece naturai que esté pues- marco de l a linguistica cognitiva, la descripción de l a polisemia se
to verticalmente, porque asi resulta coherente con las metàforas ha convertido casi en una obsesión, l o que ha Uevado a abordar la
conceptuales MAS E S A R R I B A / M E N O S E S ABAJO (G. Lakoff, com. pers.). d i s t i n c i ó n clàsica entre monosemia, polisemia y h o m o n i m i a con
E l grado de temperatura se correlaciona con el nivel alcanzado por nuevos ojos. Este replanteamiento de las relaciones s e m à n t i c a s ha
el mercurio. Esto demuestra claramente que la m e t à f o r a —e igual- dado c o m ò resultado una nueva valoración de l a importancia de l a
mente la metonimia— no es exclusiva del lenguaje, sino que, mas polisemia corno f e n ò m e n o de interés teòrico: l a polisemia dejaba
bien, se trata de u n f e n ò m e n o que reside en nuestro sistema con-
de ser una manifestación s e m à n t i c a mas, relegada a unas cuantas
ceptual. E l lenguaje simplemente refleja estas conceptualizaciones.
p à g i n a s en los libros de texto, y cobraba la c o n d i c i ó n de vinculo
E n los capitulos que siguen se p o n d r à de manifiesto que la me- clave entre las experiencias de categorización de Rosch y sus cola-
tàfora y la metonimia tienen mucho que decir en el estudio de la es- boradores y los estudios de s e m à n t i c a de la incipiente linguistica
tructura linguistica, tanto en el eje sincrònico (cfr. § 5.2, § 5.3) c o m ò cognitiva de principios de los ochenta (cfr. capitulo 2, § 2.2).
en el diacrònico (cfr. § 6.5). Veremos que està "poesia cotidiana" jue-
,-Qué es exactamente lo que ha despertado tanto i n t e r é s entre
ga u n papel esencial en muchos procesos de categorización y en la
los seguidores de l a linguistica cqgnitiva? L a respuesta es sencilla,
organización del léxico en general, asi corno en la articulación de
aunque requiere una explicación algo dilatada. C o n el estudio de
determinados fenómenos gramaticales. Podremos comprobar ulte-
B r u g m a n se hizo patente que, en la s e m à n t i c a léxica, los efectos
riormente el caràcter fundamental de estos procesos figurados: la
de prototipicidad se daban en dos niveles: por u n lado, en el nivel de
m e t à f o r a y la metonimia no son sólo (ni b à s i c a m e n t e ) recursos re-
los significados individuales y, por otro, en el nivel del conjunto
tóricos especiales, sino destrezas cognitivas fundamentales.
de los sentidos expresados por u n a palabra.
126 INT RODUCCIÓN A LA LINGUISTICA COGNITIVA
POLISEMIA Y C A T E G O R l A S RADIALES
127
Para entender mejor està distinción pensemos en una voz sen-
cllla c o m ò , por ejemplo, anillo:

(1) a Helena todavia conserva los anìllos de su abuela


b. Los anillos de Saturno son espectaculares

La r e l a c i ó n intuitiva que existe entre estos dos usos de anillo


resulta clara: ambos se refieren a objetos redondos que rodean (po-
tencialmente al menos) otro objeto y, por lo tanto, comparten la
misma imagen e s q u e m à t i c a (véase capitulo 4, § 4.2.3). Ahora bien,
pese a està interrelación, resulta igualmente intuitivo que estos dos
usos no constituyen un ù n i c o significado, puesto que l a o r a c i ó n de
(2a) sólo puede referirse plausiblemente a una sortija y no a un ob-
jeto celestial, al contrario que (2b):

(2) a. Helena se puso los anillos


b. *Saturno se puso los anillos, antes de seguir girando
alrededor del Sol

Se trata, por tanto, de dos sentidos diferentes, pero interrela-


cionados, lo que constituye el requisito "minimo" para poder ha- FiG. 1. Estructura polisétnica de aniilo.
blar de polisemia.
Veamos ahora c ó m o se comportan los dos niveles de prototi-
picidad léxica de los que h a b l à b a m o s . E n el primer nivel, el de los L a parte superior de la figura representa la n o c i ó n e s q u e m à t i -
sentidos individuales, existe una escala de representatividad de ob- ca de una entidad circular. Abajo, se encuentran dos tipos de ani-
jetos que p o d r i a n (al menos potencialmente) ser anillos en el sen- llos: el prototipico 'sortija') y el menos representativo ('banda ce-
tido de 'sortija' o 'alianza': los que se llevan en los dedos de la mano lestial que rodea u n pianeta'). N ó t e s e que entre ambos e s t à dibu-
jada una flecha discontinua, que simboliza el hecho de que existe
son los mas representativos de la categoria, mientras que los que
una cierta tensión entre los dos conceptos. Por otro lado, las dos
se usan en los dedos de los pies —objetos algo modernos, por cier-
flechas que enlazan el esquema de arriba son continuas, indican-
to— se valoran claramente c o m ò poco representativos. Hasta aqui
do asi l a no conflictividad entre las dos realizaciones y la n o c i ó n
nos encontramos en el nivel de prototipicidad estudiado por Roseli abstracta. L a idea principal es, pues, que l a a b s t r a c c i ó n puede con-
y sus colaboradores. vivir con l a prototipicidad: no son ideas mutuamente excluyentes.
Nuestro ejemplo muestra un segundo nivel, que estableció
B r u g m a n respecto a over y que afecta a los sentidos relacionados Esto nos lleva a pensar que las palabras p o l i s é m i c a s son, en
por polisemia. Los dos sentidos que examinamos no son igual- esencia, categorias c o m p l e j a s (cfr. Langacker 1988fc: 134-135) o,
mente representativos de la palabra anillo: el uso de (la), 'objeto corno se d e n o m i n a n a partir de Lakoff (1987<z: cap. 6), catego-
circular que se usa para adornar los dedos', resulta claramente mas rias radiales. D i c h o de otra manera, los vocablos p o l i s é m i c o s
son nombres de categorias con una estructura interna que i n c l u -
prototipico que ( l b ) , 'banda de materia celestial que rodea un pia-
ye una c o n s t e l a c i ó n de sentidos con diferentes grados de repre-
neta'. E s t à diferencia de prototipicidad està representada en la fi-
sentatividad.
gura 1, en la que el grosor del trazo indica a grandes rasgos el gra-
do de fijación cognitiva de cada concepto. L a c o n s t a t a c i ó n de este tipo de situación (en mayor o m e n o r
grado) palabra tras palabra ha llevado a muchos autores que se
INTRODUCCIÓN A L A LINGUÌSTICA COGNITIVA POLISEMIA Y CATEGORIAS RADIALES
128 129
inscriben dentro de la linguistica cognitiva a afirmar que, en l a se- Aqui bicho podria designar tanto 'insecto' c o m ò 'animai e n ge-
m à n t i c a léxica, l a polisemia representa l a norma y no la excepción neral', pero l a pregunta lògica que viene a la mente es: ^realmente
(véase, p o r ejemplo, Langacker 1990Ò: 194): l a gran mayoria de las se trata de dos significados? N o podria tratarse de u n ù n i c o sig-
t

palabras, sobre todo las de cierto uso, son polisémicas. N o es que nificado amplio ('animai en general'), cuyo foco prototipico recae
se niegue l a existencia de otras relaciones s e m à n t i c a s corno la mo- sobre el de 'animai pequeno que produce cierto asco' (es decir, los
nosemia y l a homonimia: éstas simplemente se contemplan corno insectos)? L a respuesta a està pregunta no resulta nada clara. Si
los puntos finales de dos continuos que se entrelazan con la poli- bien el no poder responder a està pregunta de forma satisfactoria
semia. 1
no es motivo de regocijo, en una teoria corno la que presentamos,
en la que las gradaciones y las fronteras difusas juegan u n papel
E s t à ù l t i m a aseveración merece una explicación. Ciertamente,
importante, eso es exactamente lo que esperaramos encontrar (cfr.
la m o n o s e m i a existe, pero podemos afirmar que no es muy co-
Geeraerts 1993; Tuggy 1993).
rriente, al menos no tanto corno podriamos pensar. Por ejemplo,
una palabra corno hamster sólo tiene u n solo significado: 'pequefio L a homonimia, en cambio, se opone a la polisemia a través del
roedor de grandes mofletes'; se trata, por tanto, de un caso de mo- p a r à m e t r o de la interrelación entre significados, que no se da en el
nosemia. Desde luego, esto no quiere decir que hamster no pueda primer caso y si, en cambio, en el segundo. C o m o hemos ilustrado
significar nada mas, ya que una expresión m e t a f ò r i c a innovadora con los usos de anillo, si un lexema determinado tiene dos (o mas)
c o m ò (3) es perfectamente interpretable (podria significar que l a significados que guardan algun tipo de relación intrinseca, dicho
madre del hablante guarda muchas cosas o que tiene las mejillas lexema es polisémico. L a h o m o n i m i a dinere de la polisemia, ya
muy pronunciadas). que, en teoria, i m p l i c a l a existencia de dos lexemas que comparten
la m i s m a forma fonològica, pero cuyos significados no poseen nin-
(3) M a r n a es un verdadero hamster gùn tipo de interrelación. Banco —por poner u n ejemplo clàsico—
constituye en la actualidad un caso de homonimia, puesto que sus
S i n embargo, tal interpretación no corresponderia a un signi- dos significados 'entidad financiera' y 'asiento para sentarse varias
ficado convencionalizado y, corno tal, no se "almacenaria" en el le- personas' no tienen nada que ver uno con otro para el hablante. E n
la homonimia sólo se comparte la forma fonològica; en la polise-
xicon mental de los hablantes. Se trataria de una extensión se-
mia se comparten, a d e m à s , atribucos de significación.
m à n t i c a ad hoc, motivada por l a metàfora LAS PERSONAS S O N ANI-
Por supuesto, l a idea de relación entre significados es dificil de
M A L E S (cfr. R u i z de Mendoza, en prensa), y no de un caso genuino
precisar y, sobre todo, es una cuestión de grado. Puede haber vincu-
de polisemia.
los muy sólidos entre significados y los puede haber muy débiles.
E n teoria, la frontera entre la polisemia y la monosemia resul-
Por ejemplo, el vinculo entre los dos significados de beber 'ingerir
ta clara, pero en l a pràctica puede resultar algo borrosa, puesto
una sustancia liquida' e 'ingerir una sustancia liquida alcohólica'
que a veces resulta dificil delimitar u n significado respecto a otro
resulta absolutamente diàfano, ya que, corno ejemplo de especiali-
y, c o m ò consecuencia, cabe dudar de si estamos ante u n caso de
zación s e m à n t i c a , a la segunda de estas dos interpretaciones sólo
vaguedad o de a m b i g ù e d a d . U n buen ejemplo de esto lo tenemos se le anade un atributo mas (el de 'alcohólico').
en el vocablo bicho (cfr. Garachana y Hilferty 1994). De las varias
acepciones que presenta està palabra, hay dos que no se distinguen (5) Boris b e b é mucho
de forma clara:
E l ejemplo de (5) muestra està dualidad significativa. A falta de
(4) H a y un bicho en la terraza
un buen contexto linguistico y extralinguistico concreto, podemos
suponer que Boris simplemente ingiere muchos h'quidos de cuai-
quier tipo. Pero nuestro conocimiento enciclopèdico y u n a buena
1 Volveremos a ocupamos de la relación d i n à m . c a entre polisemia, homonimia y mono-
semia en el capitolo dedicado a la gr am at ic aìiz ac ión (cap. 6-. § 6.7).
dosis de prejuicios nos puede hacer llegar a l a c o n c l u s i ó n de que.
INTRODUCCIÓN A LA LINGUISTICA COGNITIVA POLISEMIA Y CATEGORIAS RADIALES 131
130
uesto que Boris tiene muchas posibilidades de ser ruso, estamos correspondencia biunivoca entre el significado y el significante,
K ablando de la i n g es tió n de alcohol. Sea cual sea l a i n t e r p r e t a c i ó n
• la que se llega, resulta claro que se trata dos significados dife-
conservando asi l a unidad del signo linguistico. S i n embargo, es
necesario preguntarse primero si el signo linguistico, en cuanto
rentes, pero que la r e l a c i ó n que hay entre ellos es fuerte. unidad simbòlica, se compone necesariamente de una correspon-
El vfnculo existente entre dos significados de una palabra po- dencia biunivoca entre un polo s e m à n t i c o simple y un polo fono-
Usémica puede resultar menos evidente. É s t e parece ser el caso del lògico simple. De ser asi, se estableceria una correspondencia
inglés iron. L a r e l a c i ó n entre iron 'hierro' y tron 'plancha [elec-
} 2
"perfecta".
t r o d o m é s t i c o ] ' (relación que se verifica t a m b i é n en la palabra ferro Desafortunadamente, no es diffcil darse cuenta de que incluso
en italiano y en p o r t u g u é s ) se està oscureciendo con el paso del el polo fonològico puede formar una categoria compleja. E n todas
tiempo por el simple hecho de que las planchas ya no se fabrican las lenguas existen palabras de un m i s m o dialecto que tienen va-
con hierro. Resulta probable que, a la larga, se pierda el nexo que rias pronunciaciones: en catalàn orientai, por ejemplo, però 'pero,
hay entre estos dos sentidos de iron y eso desemboque en una re- sin embargo' puede pronunciarse tanto /paro/ c o m ò /prò/; asimis-
lación exclusivamente fonològica, desde el punto de vista sincròni- mo, en inglés americano, catch 'coger' puede pronunciarse de dos
co. E n u n futuro no muy distante, sera, probablemente, u n ejem- maneras: /kaec/ y /kec/, mientras que interesting 'interesante' tiene
plo mas de homonimia. al menos tres articulaciones: /'intsrestin/, /'intrestin/ e /'marestin/. E l
Un caso parecido es el de colonia, que tiene dos acepciones f e n ò m e n o se produce t a m b i é n en castellano, por supuesto, en toda
claramente diferenciadas: l a de 'agua perfumada', derivada de la una serie de palabras que acaban en -ado: hablado-hablao, esta-
ciudad alemana donde se inventò (Colonia), y l a de l u g a r que ha do~estao, bailado-bailao, etc. S i bien no es del todo frecuente en-
sido colonizado'. Sus respectivos sentidos actuales nada tienen contrar casos c o m ò éstos, su mera existencia hacen objetable la i n -
que ver y, de hecho, l a mayorfa de hablantes lo considerarian un tención de conservar el isomorfismo "un solo polo s e m à n t i c o - u n
caso de h o m o n i m i a . Sólo sabiendo que el nombre de l a ciudad del solo polo fonològico".
R h i n proviene del latin Colonia Agrippina se podria establecer un Con todo, l a postura opuesta no està exenta de problemas. Las
vinculo. De hecho, se puede afirmar que la gran mayoria de las descripciones cognitivistas de la polisemia suelen pecar de exceso
homonimias se pueden atribuir a p o l ì s e m i a s que han perdido su de sentidos. E s t à es una polémica que actualmente està muy viva
m o t i v a c i ó n originaria. U n a explicación similar puede darse a bol- y no hay indicios de que se vaya a resolver pronto. Aunque los es- 2

sa: el nombre del mercado de valores que denominamos Bolsa de- tudios psicolingùisticos sobre el tema (cfr. Gibbs et al. 1994; San-
riva del apellido de l a familia de banqueros belga van der Burse, dra & Rice 1995; Williams 1992) distan de ser concluyentes, por
cuyo escudo contenia tres bolsas. E n este caso, el espanol ha se- lo general, apoyan la idea de que la polisemia es un efecto cogni-
leccionado la palabra bolsa para el nuevo concepto, con lo que ha tivo real, una consecuencia lògica de nuestro modo de categorizar,
creado una h o m i n i m i a para el hablante medio, mientras que otras y no un simple constructo teòrico. E n nuestra o p i n i o n , reducir la
lenguas, corno el c a t a l à n {borsa) o el francés (bourse) han adapta- polisemia a la h o m o n i m i a para asi conseguir la monosemia en se-
do f o n è t i c a m e n t e la forma correspondiente al apellido de su rie constituye una simplificación o incluso una d e f o r m a c i ó n de la
creador; en el caso de c a t a l à n , se ha evitado asi la hominimia-po- realidad. Tal idea presenta el agravante anadido de no ser compa-
lisemia, entre borsa 'mercado de valores' y bossa 'saco de piel, tela, tible con una larga tradi ci ón de estudios d i a c r ó n i c o s que avalan
plàstico, e t c , en el que se introducen objetos'. justo la idea contraria (cfr. Geeraerts 1988c, 1992; Nerlich & Clar-
A pesar de que, c o m ò hemos dicho, la polisemia parece ser la ke 1997). Insistimos: la norma parece ser l a polisemia y no la mo-
nosemia.
norma (sobre todo en palabras de cierta frecuencia de uso), en no
pocos modelos de s e m à n t i c a teòrica se potencia l a h o m o n i m i a en
detrimento de l a polisemia (por ejemplo, K e m p s o n 1977). Està
"maniobra" parte de u n prejuicio implicito, que deriva de la ne-
2. Véanse, entre otros, Geeraerts 1994; Kav 1992- Sandra & Rirp tOQ^- <;;„•„ r v
cesidad por parte de estos modelos de mantener a toda costa la 1995; Sweetser 1986: Taylor 1992; Vandelotse 1990. ' ' ^ & K ^
132 I N T R O D U C C I Ó N A LA LINGUÌSTICA COGNITIVA
POLISEMIA y CATEGORIAS RADIALES
133
5.2. Cadenas de significados y semejanza de familia
ciones necesarias y suficientes; en cambio, se adaptan perfecta-
mente a un anàlisis a partir de categorias radiales. L a idea es que,
Es indudable l a riqueza conceptual inherente al significado, lo aunque las categorias complejas no se ajustan a las categorias clà-
que se constata en diferentes niveles de anàlisis. Por ejemplo, L a n - sicas, dichos conceptos son internamente coherentes, mucho mas
gacker (1979: 94-95) observa que "huérfano narra toda una histo- de lo que se esperaria en primera instancia. S i l a r e p r e s e n t a c i ó n de
ria con una sola palabra, una historia basada en el ensamblaje fun- u n a categoria compleja se desglosa de tal forma que se aislan sus
cional de relaciones de parentesco y el ciclo de la vida". Evidente- miembros individuales, se tiende a ver u n solapamiento parcial de
mente, incluso una palabra sencilla c o m ò huérfano es capaz de atributos.
activar m ù ltip les dominios cognitivos (las relaciones entre padres
Analicemos el caso de los fonemas. S e g ù n Nathan (1986), l a
e hijos, asi corno el paso de l a vida a la muerte) y de conectar es- mayoria de los fonemas son categorias complejas formadas por re-
tos conjuntos de i n f o r m a c i ó n de tal forma que està palabra desig- presentaciones alofónicas (cfr. t a m b i é n Taylor 1989: cap. 12). E s t à
ne 'un nino cuyos padres han muerto'. L a densidad de conoci- o b s e r v a c i ó n resulta obvia con el fonema castellano Ini, que agrupa
miento que requiere su c o m p r e n s i ó n no es poca. Por un lado, hay los alófonos: [n, n, n, rj, n , mj.
que ser consciente del orden de acontecimientos, puesto que los
padres han de estar vivos antes de que nazca el nino y, viceversa,
el nino, para ser h u é r f a n o , tiene que estar vivo d e s p u é s de la muer-
te de los padres. Por otro lado, es evidente que la palabra huérfa-
no despierta u n sentimiento de c o m p a s i ó n , que no se suscitarla si
no fuera por nuestra c o m p r e n s i ó n profunda de q u é significa la
vida, l a muerte y la familia. Estos aspectos del significado, tradi-
cionalmente identificados con l a c o n n o t a c i ó n , no pueden disociar-
se de los aspectos puramente denotativos.
C o m o hemos comentado en el capitalo 3, el significado lin-
guistico es de naturaleza enciclopèdica. Dada la c o n c e p c i ó n de la
s e m à n t i c a que elio i m p l i c a , es n o r m a l que l a linguistica cognitiva
haya adoptado l a n o c i ó n de red conceptual c o m ò modo de re-
presentar y u n i r los muchos hilos de conocimiento que confor-
man las unidades lingùfsticas (cfr. Langacker 1987: cap. 10 y
1988, entre otros muchos investigadores). U n a red de estas ca-
racteristicas puede emular g r à f i c a m e n t e tanto relaciones jeràr-
quicas de niveles de esquematicidad corno extensiones entre el
centro y l a periferia, asi corno grados de fijación cognitiva. Es,
por tanto, una m e t à f o r a ùtil (cfr. Rudzka-Ostyn 1994: 409). S i n
embargo, es una m e t à f o r a y es importante ser consciente de su
falta de literalidad. Los diagramas que representan las redes de
conocimiento no deben interpretarse, pues, corno mapas donde se
Fio. 2. El fonema In/ corno categorìa compleja.
ubican los conceptos.
L a base de las categorias radiales radica en la noción witt-
Evidentemente, este fonema no se ajusta a la definición clàsi
gensteiniana de semejanza de familia (cfr. capitalo 2, § 2.2). De
de / n / T ? 7 ^ °
P C n O » c i a de los alófonos
C Ì d a Jv[ni
C O Ì n c i d e m
acuerdo con lo que ya hemos comentado, resulta habitual encon-
ca^St
de ITJ con los fonemas Imi y Ini, respectivamente. Independiente
trar conceptos que se resisten a ser definidos por medio de condi-
mente de està neutralización alofónica, Ini es una
POLISEMIA Y CATEGORÌAS RADIALES 135
,NTR0DUCCIÓN A LA LINGUÌSTICA COGNITIVA
1S4
Como hemos dicho, cualquier nodo puede estar relacionado
Canta, en el sentido de que todos los miembros guardan una se-
con cualquier otro a través del parecido literal, l a m e t à f o r a o l a
majanza de familia: sólo se distinguen p o r su punto de articula-
metonimia, aunque en l a p r à c t i c a es posible que sea l a m e t o n i m i a
otón. Se trata de una p u n t u a l i z a c i ó n importante (por lo menos en
el mecanismo que juegue u n papel preponderante. Ahora bien, 4
••te caso), ya que éste es el atributo que determina el grado de pro-
uno de los rasgos mas destacables de està arquitectura es que no
totipicidad de los alófonos pertenecientes a l a categoria en cues-
todos los nodos han de estar interconectados directamente con el
tión: cuanto mas se acerca fisicamente el punto de articulación al
centrai; se trata de una ilustración clara de las relaciones de se-
alveolo, mas se aproxima su cualidad sonora a l a r e p r e s e n t a c i ó n
mejanza de familia, c o m ò hemos explicado en el capitulo 2. E n l a
"Ideal". Asi, l ò g i c a m e n t e , [n] resulta ser el miembro centrai de l a
figura 3 està c o n s i d e r a c i ó n queda reflejada por l a disposición de
categoria, mientras que [m] parece ser el mas p e r i f è r i c o . E s t à con-
1

los nodos individuales: el nodo 1 està directamente vinculado con


flguración de radialidad queda plasmada e n l a figura 2.
los nodos 2, 4, 5 y 6, pero no con el nodo 3, cuyo vinculo pasa por
Las redes p o l i s é m i c a s presentan t a m b i é n u n a configuración
el nodo 2. E n principio, pues, no hay n i n g ù n motivo por el que los
prototfpica cuya estructura interna se organiza en torno a u n
nodos 1 y 3 tengan que parecerse: la ù n i c a restricción es que am-
miembro centrai. S i n embargo, en vez de estructurarse exclusiva-
bos guarden algo en c o m ù n con el 2, incluso si no se trata de los
mente en t é r m i n o s de parecido literal (es decir, entre dos o mas
mismos atributos.
eitructuras pertenecientes a u n solo dominio), corno es el caso, por
Cualquiera que tenga conocimientos de s e m à n t i c a h i s t ó r i c a re-
ejemplo, de l a fonologia, l a polisemia parece servirse t a m b i é n de
c o n o c e r à inmediatamente este tipo de e s t r u c t u r a c i ó n . Volviendo al
la metonimia y l a m e t à f o r a (cfr. cap. 4). E l resultado de estos vfn-
ejemplo de banco, parece ser que los dos sentidos disjuntos a los
culos son estructuras s e m à n t i c a s que forman cadenas de signifi-
que haciamos referencia antes ('asiento' y 'entidad financiera') tie-
cados en las que no es necesario que todos los nodos de l a red es-
nen un origen polisémico. Los primeros prestamistas establecian
tén directamente conectados unos con otros.
su "negocio" en u n banco de l a calle "comercial" de las ciudades,
La figura 3 representa una categoria radiai h i p o t é t i c a con va- y de ahi que l a gente fuera "al banco" (lugar donde estaban senta-
rias cadenas que se extienden desde el centro prototipico. dos los prestamistas) a realizar esas transacciones comerciales.
Consideremos de nuevo este ejemplo, que se suele citar c o m ò
uno de los mas claros de hominimia, en los t é r m i n o s que dieta la
polisemia (diacrònica) (cfr. figura 4). A l sentido primitivo del sus-
tantivo banco (a), 'asiento para varias personas', se suma u n signi-
ficado mas especffico vinculado a una función determinada (b),
'asiento para varias personas donde se realizan p r é s t a m o s de di-
nero', que acaba especializàndose corno 'entidad financiera' (c).
Asi, tendrfamos una cadena basada en una relación de semejanza
de familia, puesto que el sentido originario (a) y el ù l t i m o (c) no
comparten rasgos comunes, sino que se relacionan a través de (b).
A causa del devenir histórico, el sentido (b) comienza a caer en de-
suso en favor del sentido (c), de forma que la cadena polisémica
inicial acaba r o m p i é n d o s e . L a p é r d i d a de un vinculo de conoci-

F . G . 3 . Configuración hipotética de una categorìa radiai 4. El nivel de protagonismo que cobran los procesos metonimicos depende en gran pane
de hasta q u é punto el analista esté dispuesto a "extender" el concepto de metonimia. Si el con-
cepto se emplea de manera restrictiva, es probable que gane terreno el parecido literal. Dicho
esto, no cabe duda de que es la metàfora la que sigue siendo la figura que acapara la mayor
3 E s de suponer que t a m b i é n mflu.ria » * * ^ * M atención por pane de la linguistica cognitiva.
J „ « a l . z a c i ó n mas representativa de otro fonema /m/.
I N T R O D U C C I Ó N A LA LINGUISTICA COGNITIVA POLISEMIA Y CATEGORÌAS RADIALES 137
136

mos diferentes usos de l a c o n s t r u c c i ó n gramatical ir a + C O M P L E -


a) 'asiento donde pueden MENTO; por otro lado, trazaremos las interconexiones de un grupo
sentarse varias personas'
a')'asiento donde pueden ' t
de sentidos de la p r e p o s i c i ó n castellana por. E n ambos casos ve-
sentarse varias personas' - remos que existe u n uso privilegiado que constituye no sólo el n ù -
cleo prototipico de l a categoria sino t a m b i é n el punto de partida
b) 'asiento para vanas personas para otros usos.
donde se presta dinero, etc'

ti) 'institución financiera


5 . 3 . 1 . INTENCIÓN Y F U T U R O 5
que presta dinero, etc'
c) 'institución tmanciera
que presta dinero, etc' Sin duda, una de las actividades mas b à s i c a s de nuestra exis-
tencia es la de movernos de un sitio para otro. Siempre que que-

Tiempo
• • remos estar en otro emplazamiento tenemos que dirigir nuestros
cuerpos de u n lugar X a otro lugar Y. Como explica M a r k Johnson
en su monografia sobre las i m à g e n e s e s q u e m à t i c a s :
Fic. 4. Paso de la polisemia a la homonimia del termino banco.
Nuestras vidas estàn repletas de trayectos que conectan nuestro
mundo espacial. Hay un trayecto de la cama al lavabo, de la cocina
a la mesa, de la casa a la tienda, de San Francisco a Los Angeles y
miento en l a cadena de significados de banco ha originado, pues, de la Tierra a la Luna (Johnson 1987: 113).
una relación h o m o n i m i c a entre los sentidos (a) y (c). E l vinculo en-
tre el sentido (a) y el sentido (c), realizado indirectamente a través Desde pequenos, a partir del momento en que nos levantamos
del sentido (b), desaparece y, c o m ò consecuencia, para el hablante por la mariana, emprendemos muchas rutas durante el resto del
general (a) y (c) dejan de tener rasgos en c o m ù n . dia. Estos episodios recurrentes se consolidan en forma de una
E n lo que sigue, continuaremos a d e n t r à n d o n o s en el tema de imagen e s q u e m à t i c a que Johnson ( 1 9 8 7 : 1 1 3 - 1 1 7 ) y Lakoff ( 1 9 8 7 :
las categorias radiales y las cadenas de significados. Por ahora, lo 2 7 5 ) denominan el esquema de trayectorias, concepto relaciona-
importante es tener en cuenta la flexibilidad que estas redes pro- do con el de m e t à f o r a de imagen (cap. 4, § 4.2.2).
porcionan a l a o r g a n i z a c i ó n linguistica. A l basarse en la noción de Este esquema, que tiene su origen en la experiencia espacial
semejanza de familia, tales estructuras suponen una alternativa del desplazamiento de un punto a otro, se basa en una estructura
clara a la c o n c e p c i ó n de las categorias basada en las condiciones e s q u e m à t i c a que, en principio, es capaz de dar cuenta de todo tipo
de trayectoria. Los elementos que conforman està imagen esque-
necesarias y suficientes. Se trata, simplemente, de establecer esla-
m à t i c a son:
bones coherentes entre los mùltiples nodos que constituyen l a red
en cuestión.
a. u n punto de partida (un origen);
b. un punto de llegada (un destino);
c. una serie de puntos contiguos que vinculan el origen c o n
5.3. E l reino de los sentidos el destino (un trayecto);
d. el movimiento por parte de un viajero que recorre el tra-
Lejos de ser paisajes confusos e infranqueables, las categorias
yecto desde el origen hasta el destino.
polisémicas constituyen estructuras conceptuales relativamente
ordenadas, organizadas en torno a los principios de la metàfora,
l a metonimia y el parecido literal. E n este apartado nos propone- 5. Este apartado se basa en varios estudios d i a c r ó n i c o s , principalmente Garachana (1995,
1997) y Garachana y Hilferty (1997a, 19976). No obstante, el anàlisis que aqui se presenta debe
mos ilustrar con mas detalle la noción teòrica de categoria radiai interpretarse corno sincrònico. Volveremos ocasionalmente sobre este caso, pero desde una
mediante dos descripciones s e m à n t i c a s : por u n lado, estudiare- perspectiva diacrònica, en el capitalo 6 (§ 6.3 y § 6.5.2).
138 INTRODUCCIÓN A L A LINGUISTICA COGNITIVA
POLISEMIA Y CATEGORIAS RADIALES
139
Lògicamente, para ir desde el punto de partida (a) hasta el
punto de llegada (b), el viajero tiene que recorrer el trayecto (c).
Mas aùn, existe una clara c o r r e l a c i ó n entre el espacio y el tiempo:
progresar en el espacio implica necesariamente progresar en el
tiempo. Por consiguiente, cuanto mas camino se recorre, mas
tiempo pasa.
Dada està correlación, la propia organización interna del es-
quema de trayectorias da lugar a varias inferencias convencionali-
zadas. E l hecho de que el destino se encuentra por delante en el
dominio del ESPACIO conlleva una consecuencia en el dominio del
TIEMPO: el destino de la trayectoria se alcanza en el futuro. Ahora
bien, el destino no se asocia ù n i c a m e n t e con la idea de futuridad,
sino que t a m b i é n a la n o c i ó n de finalidad o intencionalidad. L a - 6

koff explica l a correlación entre los destinos y las finalidades de la


siguiente manera:

Pensemos en la finalidad habitual de llegar a un sitio concreto.


Desde que aprendemos a gatear, solemos tener comò intención lle-
gar a algùn lugar determinado, bien sea por su propia consecución F i G . 5. Esquema de las trayectorias.
o bien —incluso mas comùnmente— comò una subfinalidad que
debe realizarse antes de que se pueda lograr el propòsito princìpal.
En estos casos, tenemos una finalidad —la de estar en aquel empla- (6) a. Voyacasa (((«--••
zamiento—, que se satisface desplazando nuestros cuerpos de un b. Va a llover
punto de partida A, a través de una secuencia intermedia de lugares,
hasta el punto final B, y eso satisface la finalidad (Lakoff 1987: 277). Si bien éstos son los usos mas fijados de la secuencia ir a +
COMPLEMENTO, existen otros dos usos, algo menos preeminentes,
De acuerdo con està cita (cfr. t a m b i é n Johnson 1987: 115) lle- que se encuentran a medio camino entre el meta y l a futuridad:
gar a u n destino implica t a m b i é n lograr la realización de una i n -
tención o al menos una parte de ella. Parece evidente, pues, que la (7) a. Voy a ducharme
idea de destino y la de intencionalidad (o finalidad) e s t à n intima- b. N o voy a discutir contigo
mente conectadas, ya que ambas nociones disfrutan de una cierta
c o n t i g ù i d a d en el dominio de las TRAYECTORIAS. L a figura 5 r e s u m é E n el ejemplo de (7a), una de las posibles lecturas es l a de ex-
de forma e s q u e m à t i c a algunos de los atributos principales del es- presar algo c o m ò 'una acción que se realizarà al final de l a trayec-
quema de las trayectorias. toria', corno una finalidad; el ejemplo de (7b), en cambio, expresa
Los diferentes sentidos de ir a + COMPLEMENTO son, en cierto intencionalidad. Segùn estos datos, ir a + COMPLEMENTO muestra
modo, una propiedad emergente del esquema de trayectorias. Pro- cuatro significados, que forman un pequeno abanico de distintos
totipicamente, està c o n s t r u c c i ó n gramatical toma la forma concre- sentidos.
ta de ir a + S N [LUGAR] y se interpreta corno una meta, corno, por Para establecer los eslabones que vinculan los significados an-
ejemplo, en (6a). Por otro lado y menos prototipicamente, existe el tes descritos, conviene advertir de antemano el c a r à c t e r catalizador
uso que expresa 'futuridad' (6b), que aparece bajo l a forma de ir de los procesos metonimicos en la configuración de està red con-
+ S V [infinitivo]. ceptual. Estos procesos metonimicos proporcionan coherencia a l a
red y explican asi gran parte de su motivación. D e t e n g à m o n o s u n
6. E n este libro usaremos los t é r m i n o s intencionalidad y finalidad corno s i n ó n i m o s . momento en la interrelación que existe entre las oraciones de (8):
I N T R O D U C C I Ó N A L A LINGUISTICA COGNITIVA POLISEMIA Y CATEGORIAS RADIALES 141
140

(8) a. Voy a l a tienda Resulta evidente que, en ejemplos c o m ò (7b) y f i 1), se pierde
b. Voy a comprar naranjas por completo l a n o c i ó n de movimiento, d e s t a c à n d o s e sobre todo la
noción de intencionalidad (asi corno la correlación c o n l a futuri-
C o m o destaca Lakoff en el pasaje antes citado, cuando nos d i - dad, puesto que las intenciones se realizan en el futuro). Se puede
rigimos a algùn lugar, normalmente lo hacemos con l a i n t e n c i ó n decir, pues, que existe una relación de extensión m e t o n i m i c a en l a
de realizar alguna otra actividad e n ese emplazamiento. A s i , u n que una PARTE reemplaza TODO el significado anterior: el verbo ir
contexto apropiado para l a e n u n c i a c i ó n de (8a) es u n o en que el ya n o denota desplazamiento, sino que sólo mantiene el sentido i n -
hablante necesite comprar algo que se puede adquirir en una tien- tencional inherente en toda l a construcción.
da. E n tal contexto, l a correlación destino-intención nace de forma Para acabar, l a ù l t i m a extensión que sufre l a c o n s t r u c c i ó n tam-
naturai: l a m e n c i ó n de u n destino (por ejemplo, una tienda) des- bién puede caracterizarse corno una metonimia d e l tipo E L TODO
POR LA PARTE, por l a que se pierde el atributo de intencionalidad y
pierta l a idea de u n a finalidad concreta (comprar).
se conserva el de futuridad:
E l sentido de està c o r r e l a c i ó n no es unidireccional. Como to-
dos sabemos, es coniente encontrar l a situación inversa, en la que
(12) V a a hacer buen tiempo la semana que viene <futuri-
la m e n c i ó n de l a finalidad activa el destino. Asi, en el ejemplo de dad>
(8b), de l a in ten ció n de comprar algo se deduce que se va a una
tienda. E n pocas palabras, el esquema inferencial responde a la A diferencia de los otros nodos de la red, éste tiene u n a doble
m e t o n i m i a L A FINALIDAD POR E L DESTINO, que se emplea t a m b i é n en motivación, ya que recibe t a m b i é n una lectura metafòrica, deriva-
oraciones c o m ò las de (9): da de l a m e t à f o r a conceptual E L TIEMPO E S ESPACIO o, mas concre-
tamente, E L FUTURO E S DELANTE. Este vinculo se pone de manifies-
(9) a. Voy a cortarme el pelo to comparando u n uso de meta con otro de futuridad:
b. Voy a enviar u n paquete
c. Voy a corner (13) a. Voy a m i pueblo
b. Voy a llorar
E n cada uno de estos casos es posible deducir u n sitio usuai
para realizar estas actividades: para cortarse el pelo se va a l a pe- E n ejemplos c o m ò éstos resulta notorio el paralelismo concep-
luqueria; para enviar un paquete, se va a una oficina de correos; tual entre el tiempo y el espacio: en (13a) existe una o r i e n t a c i ó n ha-
para corner, se va a casa, a u n restaurante o, corno m i n i m o , a u n cia delante (es decir, hacia el destino) y en (13b) nos orientamos ha-
lugar tranquilo. L a inferencia metonimica, en este caso, produce cia el futuro (esto es, hacia el momento de realizar u n a acción).
Dada l a correlación entre los destinos y la futuridad (véase el es-
una extensión naturai del sentido prototipico meta, precisamente
quema de las trayectorias), no resulta extrano que podamos estable-
por el alto grado de conexión que hay entre los destinos y las i n - cer correspondencias entre el dominio del ESPACIO y el del TIEMPO.
tenciones.
Pasemos ahora a estructuras corno (7b), No voy a discutir con-
tigo. S i n entrar en excesivos detalles, parece que l o que se verifica (c) No voy a discutir contigo

es u n a p é r d i d a de atributos con respecto al uso meta-final (10):

(d) Va a Mover
(10) A: <-Dónde vas, Javi? (d) Voy a ducharme
B: Voy a ver u n a pelicula <meta, i n t e n c i o n a l i d a d , futu-
ridad> (a) Voy a casa
(11) Mar, voy a decirte una cosa <intencionalidad, futuridad>

FIG. 6. Red conceptual de ir a + COMPLEMENTO.


POLISEMIA Y CATEGORIAS RADIALES 143
INTRODUCOON A LA LINGUISTICA COGNITIVA
142
5.3.2. T R A Y E C T O S E IDEAS A F I N E S

E l estudio de las preposiciones ha representado uno de los te-


mas fundamentales l a linguistica cognitiva, ya que por vez prime-
ra han confluido un conjunto de ideas que permite l a d e s c r i p c i ó n
s e m à n t i c a de unos datos que antes habian resultado de dificil jus-
tificación. E n este apartado vamos a esbozar u n fragmento de la
7

red que se crea alrededor de l a preposición por. N o pretendemos


presentar u n anàlisis exhaustivo de està preposición, y a que para
elio habria que dedicarle casi toda una monografia (véanse, p o r
ejemplo, Delbecque 1996; Hilferty 1991 y L u n n 1987). E n vez de
acometer semejante estudio, nos centraremos ù n i c a m e n t e en cier-
tos usos que se identifican con l a nociones de trayectos, medios y
modos.
U n trayecto puede definirse corno una ruta que ocupa u n seg-
mento intermedio del esquema de trayectorias que se halla entre
el origen y el destino. Para nuestros propósitos, el tipo de trayecto
que nos interesa es aquel en el que u n ente en movimiento atra-
viesa u n espacio delimitado, c o m ò , por ejemplo, u n a ventana o u n
tùnel:

(14) a. E l l a d r ó n d e b i ó entrar p o r l a ventana


b. E l tren paso r à p i d a m e n t e p o r el tùnel

Domìnio destino Siguiendo l a terminologia cognitivista, llamaremos trayector


al ente localizado (el ladrón, el tren) y locus al ente que sirve de
FIG. 7. Interpretación metafòrica de ir a + INFINITIVO.
punto de referencia (la ventana, el tunel). Asi, el significado de por
%

que nos interesa es el que pone en escena una imagen e s q u e m à t i -


ca en l a que el recorrido del trayector lo lleva de una relación de
E n l a figura 7 podemos observar l a correspondencia estructu- no coincidencia con el locus, a través de otra de c o i n c i d e n c ì a , a
ral entre los destinos y el futuro: dentro del d o m i n i o origen se a l i - otra de no coincidencia. L a figura 9 representa g r à f i c a m e n t e la
nean e! d e t r à s (la anterioridad) con el origen y el delante (la pos- imagen e s q u e m à t i c a que se expresa con por.
terioridad) c o n el destino. A su vez, eì concepto de destino se pro-
yecta desde el d o m i n i o origen al valor de futuro en el d o m i n i o c X )
destino.
Es importante notar que l a c r e a c i ó n de està lectura m e t a f ò r i - Origen Travedo Destino

ca es el desenlace de una cadena de metoniniias. L a m e t à f o r a se


FIG. 8. Imagen esquemàtica d e trayecto.
produce al c o m p a r a r el primer sentido de l a cadena de metoni-
mias con el ù l t i m o y surge porque, aunque el ESPACIO y el TIEMPO 7. Cfr. Brugman (1981). Cuyckens (1991), Hawkins (1984), Herskovits (1986), Vandeìoise
(1986), entre otros muchos.
son d o m i n i o s colindantes, t a m b i é n son suficientemente d i s c r i m i - 8. Éstos corresponden a los términos ingleses irajector y fondniark, respectivameme, de
nables en nuestra experiencia corno para poder mantenerlos se- muy dificil t r a d u c c i ó n ai espanol, en especial el segundo.

parados.
POLISEMIA Y CATEGORÌAS RADIALES 145
1 4 4 I N T R O D U C C I Ó N A L A LINGUÌSTICA COGNITIVA

dio (el locus). Existen ejemplos anàlogos a està situación, que, por
lo tanto, serian considerados extensiones metafóricas de la m i s m a :

(15) Te lo envio por S E U R

E n un caso c o m ò éste, el emisor no le puede dar el paquete al


No
No receptor directamente, sino que tiene que usar a u n tercero para
Locus coincidencia
coincidencia asegurar la pronta llegada del envio. Puesto que S E U R se entien-
Coincidencia de corno el intermediario, la empresa (sus trabajadores, camiones,
etcétera) constituye el medio a través del que se manda el paque-
F I G . 9. Imagen esquemàtica del uso prototipico de por. te. E n casos corno éstos, podemos calificar al emisor c o m ò origen
y considerar al receptor c o m ò destino, en el sentido de que cons-
N ó t e s e que u n locus p r o t o t ì p i c o de este uso corresponde a u n tituyen el punto de partida y de llegada del trayecto que recorre del
espacio delimitado que separa otros dos espacios adyacentes: uno paquete, respectivamente. Parece naturai que, en tales casos, los
que se u b i c a en el umbral de la entrada del locus y otro que se si- intermediarios se marquen con por, ya que la situación es a n à l o g a
tua en el umbral de su salida. Otra manera de contemplar e s t à a la configuración espacial prototipica senalada en l a figura 9:
c o n f i g u r a c i ó n es concebir el locus corno u n medio de i r de u n em-
plazamiento a otro. Obsérvese t a m b i é n que, en su recorrido, el Dominio origen: TRAYECTOS Dominio destino: INTERMEDIARIOS
trayector proviene del espacio 1, encuentra el locus y luego al-
canza el espacio 2 (véase fig. 10). E s t à secuencia de espacios co- Correspondencias ontológicas:
rresponde a tres momentos puntuales: tiempo 1, tiempo 2 y tiem- E l trayecto corresponde al intermediario.
po 3. Del esquema de las trayectorias se desprende, pues, que E l trayector corresponde al ente transferido.
avanzar en el espacio conlleva avanzar en el tiempo.
Correspondencias epistémicas:
Origen: Los trayectos conectan un origen espacial con el destino.
Destino: Los intermediarios conectan a emisor y receptor.

Antes de seguir, cabe hacer las siguientes observaciones. P o r


un lado, por no suele introducir intermediarios humanos:

(16) ??Pablo me m a n d ò el paquete por Juana


Espacio 2
Espacio 1
Por otro lado, es importante constatar que, en casos corno los
citados, el trayector no tiene por q u é ser un objeto palpable; lo
Tiernpo 2
Tiempo 3 transferido puede ser u n sonido, corno una voz en el caso del ejem-
Tiempo 1
plo de (17a) o una imagen, corno en (17b):
FIG. 10. Conceptualización del locus de por.
(17) a. Laura, te llaman por telèfono
S e g ù n una de las observaciones que acabamos de hacer, el lo- b. H a n mostrado la terrible escena por televisión
cus introducido por por representa u n trayecto que conecta un es-
Tales ejemplos no son estrictamente m e t a f ó r i c o s ; sin embar-
pacio c o n otro. Dicho de otro modo, para pasar del primer espa-
go, son completamente coherentes con l a imagen e s q u e m à t i c a
cio al segundo, el trayector tiene que atravesar el espacio interme-
146 INTRODUCCIÓN A LA LINGUISTICA COGNITIVA
POLISEMIA Y CATEGORIAS RADIALES
147
de»crita en la figura 9. E n ambos casos, el locus sirve c o m ò
"puente" entre un lugar y otro (por ejemplo, en l a o r a c i ó n de E l trayecto corresponde a l modo de acción.
( 17b), el piato de televisión y l a sala de estar de u n a vivienda). Se Atravesar el trayecto corresponde a realizar l a acción.
trata, simplemente, de u n medio a través del cual puede pasar el
Correspondencias epistémicas:
trayector.
E l p r ó x i m o uso que examinaremos es aquel en el que el sin- Origen: U n trayecto es una manera de llegar a l espacio 2.
tagma que encabeza por designa l a manera mediante l a que se lle- Destino: U n modo de acción es una manera de lograr
va a cabo una determinada acción (18): una finalidad.

Para clarificar estas correspondencias, reflexionemos u n mo-


(18) a. Le obligó a confesar su crimen por l a fuerza
mento sobre u n ejemplo corno el que sigue:
b. L o conseguire, cueste lo cueste: por las buenas o por
las malas
(19) A l final l o tuvo que resolver p o r l a via judicial
E n el ejemplo de (18a), l a confesión se obtiene gracias al uso
E n t é r m i n o s de la metàfora espacial que estamos exponiendo,
de l a coacción, que es el modo a partir del cual el interrogador
lo que corresponde al locus (la via judicial) se halla entre l a no re-
obliga al interrogado a confesar. E l ejemplo de (18b) es similar: el
s oluc ión del conflicto y su resolución. E s decir, el sintagma que si-
hablante afirma que l o g r a r à su objetivo a toda costa, del modo que gue a por denota l a manera mediante l a cual se h a llegado a solu-
sea. L a m e t à f o r a conceptual que explica estos ejemplos se puede cionar l a disputa. Los modos de acción son "vias" que conducen a
denominar L O S MODOS D E ACCIÓN S O N TRAYECTOS. L a idea funda- la realización de las finalidades.
mental en l a que se sustenta està m e t à f o r a es l a analogia que pue-
de encontrarse entre los modos de acción y los trayectos. Tanto es-
tos c o m ò aquellos son medios que permiten alcanzar una finali-
(b) Intermediario
dad. E n el caso de los modos de acción, la finalidad es la conse-
c u c i ó n de u n resultado determinado; en el caso de los trayectos se (e)...
trata de llegar a u n destino. Visto asi, no es sorprendente que ra-
zonemos acerca de los modos de acción en t é r m i n o s de trayectos
espaciales: los modos de acción son para las finalidades lo que los
trayectos son para los destinos (cfr. Lakoff 1990: 57). _
(a) Trayecto
(c) Medio
L a analogia entre los trayectos y los modos de acción nos plan-
tea la situación siguiente: segùn el anàlisis de los usos que hemos
examinado, el objeto de por se concibe corno un à r e a que separa dos
espacios. De ser asi, es evidente que, segùn la figura 10, el locus de
por corresponde al modo de acción y el espacio 2, a l a finalidad,
pero i& q u é corresponde el espacio 1? E n nuestra opinion, este es- (d) Modo
pacio corresponde a l a no consecución de l a finalidad en cuestión:

Dominio origen: TRAYECTOS Dominio destino: MODOS D E ACCIÓN F I G . 11. Red (parcial) de por.

Correspondencias ontológicas:
E l espacio 2 corresponde a una finalidad.
E l espacio 1 corresponde a la no consecución de dicha finalidad. siones, el nodo (c) n , ^ i n ^ v J Q ' D E J A S T R E S E X T E N -

— » , jg - « _ _ ì , _ - - r r _ _ ^
148 INTRODUCCIÓN A LA LINGUISTICA COGNITIVA
POLISEMIA Y CATEGORIAS RADIALES 149
inclusión en l a red, ya que, tanto en el nodo (c) corno en el cen-
trai, (a), existe un trayector que tiene que atravesar el locus. Los E n la lectura general de (20a), por indica 'a t r a v é s de', mientras
nodos (b) y (d), en cambio, no se asocian a la red por su parecido que en (20b) està preposición —por el bien del propietario de la
literal con el prototipo, sino por las metàforas LOS INTERMEDIARIOS casa— expresa una relación de al lado de'. E s t à extensión no es
S O N TRAYECTOS y LOS MODOS D E ACCIÓN S O N TRAYECTOS. Los nodos reS-
completamente predecible, puesto que hay otras locuciones prepo-
sicionales, corno el m i s m o a través de, que perfilan u n trayecto que
tantes sirven para senalar que se trata de u n anàlisis parcial y que
atraviesa u n locus al igual que por, pero que no permiten la inter-
existen numerosas extensiones del nùcleo centrai.
p r e t a c i ó n de 'junto a, al lado de':
A pesar del c a r à c t e r incompleto de este enfoque, parece claro
que la estructura s e m à n t i c a de las preposiciones no forma un ca-
j ó n de sastre de significados inconexos, sin o r g a n i z a c i ó n interna (21) ?*E1 tren pasa a través de m i casa
aparente. E n realidad, forman constelaciones de significados con
un alto grado de coherencia y obedecen a los mecanismos de las E n el extremo contrario, conviene no olvidar que, si bien las
categorias radiales, tal y corno sucede con las d e m à s partes de la extensiones dentro de una red no son del todo predecibles, tam-
oración. poco son completamente arbitrarias. C o m o hemos apuntado, las
categorias radiales parecen obedecer a tres principios generales: l a
metonomfa, l a m e t à f o r a y el parecido literal. Seguramente, esto
tiene que resultar beneficioso para el aprendizaje de las categori-
5.4. Categorias r a d i a l e s y m o t i v a c i ó n
as, ya que reduce los posibles tipos de relaciones que puede haber
entre los nodos individuales y aumenta su coherencia. Asi, las ca-
L a trascendencia de las categorias radiales para el estudio del tego-rias radiales disfrutan de mayor o menor grado de motiva-
lenguaje se pone de manifiesto en mùltiples dimensiones. E n pri- ción, pues permiten acomodar la idiosincrasia y mantener, a su
mer lugar, proporciona una alternativa teòrica para describir cate- vez, u n cierto nivel de organización interna. E n el capitalo si-
gorias que no se ajustan a definiciones clàsicas. E n este sentido, l a guiente podremos comprobar que los conceptos que acabamos de
o r g a n i z a c i ó n interna en forma de red representa un mecanismo estudiar ofrecen u n a nueva luz para estudiar los fenómenos rela-
analitico que libera y constrine a la vez: libera puesto que ningu- cionados con el cambio linguistico, al tiempo que éstos ayudan a
na categoria tiene por q u é reducirse, en principio, a condiciones entender mejor los problemas que hemos planteado.
necesarias y suficientes; constrine, ya que su e s t r u c t u r a c i ó n en tér-
minos de prototipicidad permite que los miembros centrales dis-
fruten de una ventaja de activación frente a aquellos no centrales
(cfr. Williams 1992). E l modelo facilita la explicación de ciertos
procesos, pero no debe considerarse corno un comodfn, un meca-
nismo que permite "resolver" casos de dificil explicación.
Dada su cualidad no algoritmica, no cabe duda de que, en las
categorias radiales, el aprendizaje juega un papel fundamental. Y
esto es asi porque las extensiones que se dan entre un nodo deter-
minado y otro no son totalmente predecibles. Volvamos de nuevo
a ciertos usos de por:

(20) a. E l tren pasa por el tùnel


b. E l tren pasa por m i casa

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