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La Revolución Industrial
La Revolución Industrial
SANCHEZ CARRION
TEMA: LA REVOLUCIÓN
INDUSTRIAL
CICLO: II
GRUPO N. 3 – INTEGRANTES:
-ANTAURCO FERNANDEZ ANGELA MIRELLA
-CAVERO BORJA MARTIN
-LAZARO GUZMAN KEVIN
-MATEO TENORIO GIANPIERO GERMAN
-ZAPATA MAGUIÑA JORGE LUIS
- 2020 -
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LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL – HISTORIA UNIVERSAL
UNIVERSIDAD NACIONAL JOSÉ FAUSTINO SÁNCHEZ CARRIÓN
ÍNDICE
Dedicatoria............................................................................................................3
Introducción a La Revolución Industrial...............................................................4
El antiguo régimen................................................................................................5
Política y sociedad.............................................................................................5
La economía......................................................................................................5
Factores de la revolución industrial......................................................................7
Factores políticos..............................................................................................7
Factores sociales y económicos.......................................................................7
Factores geográficos.........................................................................................8
El mundo rural.......................................................................................................8
Los sistemas tradicionales................................................................................8
La reforma agraria y la revolución agrícola.......................................................9
Maquinismo y desarrollo industrial.....................................................................10
El sector algodonero.......................................................................................10
Cambios Sociales...............................................................................................13
Protestas obreras............................................................................................15
Leyes fabriles y obreras..................................................................................16
Las nuevas teorías económicas: el liberalismo..................................................18
Mercantilismo..................................................................................................18
La riqueza de las naciones..............................................................................18
Del capitalismo financiero al capitalismo industrial............................................19
Consecuencias de la Revolución Industrial........................................................21
Conclusiones......................................................................................................23
Ilustraciones referenciales..................................................................................24
Bibliografía..........................................................................................................25
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LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL – HISTORIA UNIVERSAL
UNIVERSIDAD NACIONAL JOSÉ FAUSTINO SÁNCHEZ CARRIÓN
DEDICATORIA
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LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL – HISTORIA UNIVERSAL
UNIVERSIDAD NACIONAL JOSÉ FAUSTINO SÁNCHEZ CARRIÓN
Introducción a La Revolución Industrial
El cambio que se produce en la Historia Moderna de Europa por el cual se
desencadena el paso desde una economía agraria y artesana a otra dominada
por la industria y la mecanización es lo que denominamos Revolución
Industrial.
En la segunda mitad del siglo XVIII, en Inglaterra, se detecta una
transformación profunda en los sistemas de trabajo y de la estructura de
la sociedad. Es el resultado de un crecimiento y de unos cambios que se han
venido produciendo durante los últimos cien años; no es una revolución
repentina, sino lenta e imparable. Se pasa del viejo mundo rural al de las
ciudades, del trabajo manual al de la máquina. Los campesinos abandonan los
campos y se trasladan a las ciudades; surge una nueva clase de profesionales.
Algunos de los rasgos que han considerado definitorios de la revolución
industrial se encuentra en el montaje de factorías, el uso de la fuerza motriz...
además de los cambios que trajo: se pasa de un taller con varios operarios a
grandes fábricas, de la pequeña villa de varias docenas de vecinos a la
metrópoli de centenas de miles de habitantes. Esta revolución viene a ser
un proceso de cambio constante y crecimiento continuo donde intervienen
varios factores: las invenciones técnicas ( tecnología) y descubrimientos
teóricos, capitales y transformaciones sociales ( economía), revolución de
la agricultura y al ascenso de la demografía. Estos factores se combinan y
potencian entre sí, no se puede decir que exista uno que sea desencadenante.
Las enormes transformaciones económicas que conocerá Europa
(comenzando estos cambios Gran Bretaña) a partir del siglo XVIII modificarán
en gran medida un conjunto de instituciones políticas, sociales y económicas
vigentes en muchos países desde al menos el siglo XVI que suelen
denominarse como El Antiguo Régimen. El nombre fue utilizado por primera
vez por dirigentes de la Revolución Francesa en un sentido crítico: los
revolucionarios pretendían terminar con todo lo que constituía ese Antiguo
Régimen. Aquí nos ocuparemos fundamentalmente de los aspectos
económicos, aunque dando también las claves básicas para comprender las
instituciones políticas y sociales de esta época.
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El antiguo régimen
Política y sociedad
En cuanto a la política la forma del estado durante el Antiguo Régimen es
la Monarquía Absoluta. El rey considera que su poder es de origen divino (Dios
ha delegado en él) y, por tanto, ilimitado (sólo responden ante Dios). Los
monarcas absolutos concentran en sus manos el poder legislativo, el ejecutivo
y el judicial, mandan sobre el ejército y todas las instituciones del estado. El
estado en su conjunto (incluyendo sus habitantes-súbditos) no son sino
una propiedad personal del Rey. Las sociedades del Antiguo Régimen se
caracterizan por tener una población estancada, sometida periódicamente a las
llamadas crisis de subsistencia, Texto y que aún no han conocido la revolución
demográfica que hará crecer la población europea a ritmos nunca antes
conocidos. Se trata de una sociedad formada por grupos muy cerrados: la
sociedad estamental. La sociedad estamental se caracteriza por la desigualdad
legal entre los diferentes grupos sociales o estamentos. De un lado
distinguimos el grupo de los Privilegiados, constituidos por la nobleza y el alto
clero, que poseían enormes riquezas provenientes de las rentas de la tierra y
gozaba de exenciones fiscales -estaban excluidos del pago de
varios impuestos-, eran juzgados según leyes distintas a las del pueblo, y se
reservaban los cargos más importantes del ejército, la iglesia y el estado. De
otro lado tendríamos al estamento no privilegiado (o tercer estado), que no era
un grupo nada homogéneo, pues cabían en él, desde ricos comerciantes y
banqueros (que nada envidiaban a la nobleza en cuanto a riqueza) hasta el
más humilde de los campesinos, pero que tenían en común el hecho de ser
quienes sostenían económicamente el país con su trabajo, y el estado con sus
impuestos. El tercer estado constituía habitualmente 9/10 de la población, de
ellos la mayoría campesinos pobres.
La economía
Las economías tienen una fortísima base agraria: dos tercios, incluso tres
cuartos de la población se ocupan de tareas agropecuarias. Se trata de una
agricultura en general caracterizada por su bajísima productividad, por estar
dirigida al autoconsumo (el campesino piensa fundamental en alimentarse
directamente el mismo y sus familias con el producto de sus tierras) y no a
la comercialización, y por la utilización de técnicas y herramientas que apenas
han conocido cambios en varios siglos: la utilización del arado romano sigue
siendo general en casi toda Europa y el mantenimiento del barbecho (dejar sin
cultivar cada año un tercio o la mitad de las tierras para que esta recupere sus
nutrientes) en la rotación de cultivos como técnica de fertilización de las tierras.
Además en muchas zonas se conservan estructuras del llamado régimen
señorial típicas de la Edad Media: muchos campesinos en teoría hombres
libres, debían sin embargo pagar impuestos a su señor (normalmente algún
gran propietario de la zona con un título de nobleza o algún cargo eclesiástico)
en forma de pagos en moneda, en especie (una parte de la cosecha) o
personal (trabajando gratis durante varias jornadas en las tierras del señor).
Además estos campesinos debían aceptar la autoridad judicial del señor y
estaban obligados a utilizar (pagando) el molino o el lagar, e incluso a pedir su
autorización para casarse. Todavía en el siglo XVII en muchas zonas de
Europa esos campesinos tenían prohibido moverse de sus tierras y buscar otro
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El mundo rural
Los sistemas tradicionales
La formación de las aldeas fue especialmente activa en Europa durante la
Edad Media. El emplazamiento se elegía en función de la cercanía a las vías
de comunicación y, generalmente, a los cursos de agua. Deforestado el
bosque, las tierras cultivadas se extendían alrededor de la aldea, formando un
anillo, más o menor regular, condicionado por el relieve del terreno. Divididas
en parcelas, se sembraba en ellas cereal y legumbres fundamentalmente, base
de la alimentación campesina. Más allá de los campos de cultivo, se extendía
un segundo cinturón formado por montes, donde pastaba el ganado, y el
bosque, fuente muy importante de recursos, del que se obtenían leña
y madera, miel y cera, frutos secos y la caza. Este segundo anillo –montes y
bosque- constituía las tierras comunales, que eran explotadas colectivamente
por toda la aldea, de modo que el terreno no estaba parcelado. En los cultivos
predominaba la agricultura de temporal, puesto que la de regadío,
especialmente importante en los países del sur, se reducía a las zonas
inmediatas a los ríos. La explotación requería el acuerdo de los vecinos y se
hacía de la manera siguiente: se dividía todo el terreno cultivable en grandes
espacios llamados hojas y en cada una de ellas cada vecino debía tener, al
menos, una parcela. En una de estas hojas se sembraba cereal en invierno
(trigo o cebada), en otra cereal en primavera (avena o centeno), quedando la
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bien comunicada y dotada de ríos, necesarios para mover las hiladoras que se
empleaban en el siglo XIX. La mecanización textil se difundió en el continente –
Francia, Bélgica, la Confederación Germánica o España (Cataluña)– desde
1830, a medida que iban caducando las patentes. Mientras que en Inglaterra el
telar mecánico se impulsó entre 1834-1850, en el resto de las zonas no lo hizo
hasta 1870, coexistiendo hasta entonces con el manual.
La Revolución de los transportes: el ferrocarril, el barco de vapor y el desarrollo
siderúrgico
El ferrocarril, es decir, los vagones que circulaban sobre unas vías de hierro,
eran utilizados ya en el siglo XVIII para la extracción minera.
En 1825 Stephenson aplicó la máquina de vapor capaz de desplazarse
(locomotora) como fuerza de tracción para arrastrar estos vagones. que antes
eran tirados por caballos y personas. La idea de desplazarse así por vía
terrestre supuso la aparición del ferrocarril moderno, como medio
de transporte para mercancía personas. El ferrocarril permitía transportar
materias pesadas con una rapidez antes impensable de 32 a 40 Km. (debemos
tener en cuenta que 40 Km. era la distancia que solía recorrer un caballo en
una jornada). La revolución de la velocidad acorto extraordinariamente el
tiempo de los desplazamientos y permitió vertebrar el comercio interior,
escasamente desarrollado hasta entonces. El volumen de los intercambios se
multiplicó. Hacia l870 ya habían construido dos tercios de la red ferroviaria
británica, la más extensa y densa de Europa. En el continente, los más
desarrollados eran los ferrocarriles de Bélgica y Holanda, favorecidos por sus
condiciones orográficas: no existía en sus trazados un solo túnel. El caso
opuesto era el de Suiza, cuyos túneles alpinos dificultaban la construcción. El
resto, Alemania e Italia en sus labores como naciones, Francia o España,
afianzaban sólo un tercio de la extensión de la red que tendrían en vísperas de
la Primera Guerra Mundial. En Estados Unidos, el final de la Guerra de
Secesión, en 1865, marco el punto de gran expansión ferroviaria, que le
llevaría a destacarse como la red más extensa del mundo.
La fuerza del vapor se empleó también en la navegación.
Los experimentos transoceánicos iniciados hacia 1840 sufrieron algunos
percances. Las hélices tenían dificultades para adaptarse al oleaje. Como
consecuencia, los vapores de rueda trasera se desarrollaron para la
navegación fluvial, mientras que para el tráfico marítimo se empleaban buques
mixtos, dotados de dos grandes ruedas laterales movidas a vapor, pero
conservaban la estructura de mástiles y velas que les permitía, además,
desplazarse impulsados por el viento. Simultáneamente, y a pesar de los
contratiempos, se van acorazando con hierro o, incluso, se fabrican totalmente
de hierro, lo que permite aumentar el tonelaje y la velocidad. No obstante,
durante todo el siglo los nuevos barcos a vapor coexistían con los grandes
veleros ("clippers").
La aparición del ferrocarril y del barco de vapor estimuló extraordinariamente
la demanda de hierro. La fabricación de vías, locomotoras, vagones y barcos
disparó definitivamente la industria siderúrgica. Además, la siderurgia y la
aplicación del vapor a la industria incrementaron las necesidades de carbón. Su
explotación masiva abarató el precio, con lo que se fue extendiendo para el uso
doméstico (cocinas y calefacción). Las innovaciones introducidas a lo largo del
siglo XVIII se realizaron en dos campos: la mejora de la combustión en el
carbón y la mayor calidad del producto final en el hierro. En cuanto al primero,
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Cambios Sociales
Aunque la industrialización va a producir enormes transformaciones en
la sociedad británica como el crecimiento de la llamada clase burguesa, o el
éxodo rural producto de la revolución agraria, sin embargo quizá los dos
fenómenos sociales más dignos de estudio sean el espectacular crecimiento
demográfico y el nacimiento de una nueva y masiva clase trabajadora formada
por los obreros de las nuevas industrias. La industrialización va a provocar un
crecimiento de la población sin precedentes en la historia de la humanidad
conocido como la Revolución Demográfica. Los cambios en la industria,
la agricultura y los transportes produjeron un aumento espectacular de la
riqueza (que se traduce fundamentalmente en una mejor alimentación) que se
reflejó en un crecimiento notable de la población que servirá para multiplicar los
habitantes de Europa en muy pocos años e incluso para poblar con emigrantes
otros continentes.
La disminución de algunas de las más temibles epidemias que habían azotado
Europa durante siglos, ciertas mejoras sanitarias e higiénicas ( como el
descubrimiento de la primera vacuna por el doctor Edward Jenner en 1796 que
protegía contra la viruela) y, sobre todo, una mejor alimentación con el fin de
las crisis de subsistencia, están entre las causas de ese crecimiento
demográfico. Este aumento de la población fuerte y sostenido explica el
enorme crecimiento de las ciudades británicas a lo largo de los siglos XVIII y
XIX.
Las transformaciones sociales: la sociedad en clases. Hasta el siglo XVIII, la
sociedad estaba dividida en estamentos, grupos prácticamente cerrados a los
que se accedía por nacimiento. A cada uno le correspondía desempeñar un
papel distinto en la sociedad: la defensa militar correspondía a la aristocracia,
la función espiritual, que incluía la cultura y la enseñanza, era desempeñada
por el clero, y la función de proporcionar la manutención, derivada del trabajo,
era atribuida al denominado tercer estado. Las sucesivas oleadas
revolucionarias y los cambios económicos provocarán intensas
transformaciones. Las leyes particulares de cada estamento desaparecerán y,
con ellas, los estamentos, pues todos los individuos serán considerados iguales
ante la ley. Incluso ante la muerte: la Revolución Francesa difundió
el sistema de decapitación mediante la guillotina, que igualaba en el cadalso a
reyes y miserables, a aristócratas y plebeyos. Sin embargo, las diferencias de
riqueza se hicieron cada vez más acusadas. La sociedad quedó dividida en
clases, y mientras los grupos superiores se enriquecían considerablemente y
llevaban una vida de lujo, la mayoría de la población vivía en condiciones
deplorables, en el límite de la subsistencia. Entre ambos, un grupo, la clase
media, atendía negocios familiares en las ciudades o explotaciones propias en
los campos. Así, la nueva sociedad quedaba dividida en tres grandes grupos:
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Cartismo
El llamado Movimiento Cartista supone una versión más organizada del
Movimiento Obrero y que se desarrolla entre 1837 y mediados del siglo XIX.
Debe su nombre a la denominada Carta del Pueblo, documento que llegó a
conseguir la firma de cientos de miles de obreros y que era una petición
elevada al Parlamento en la que se pedía el Sufragio Universal, el voto secreto,
la igualdad en el valor de los votos... En definitiva, revelaba el deseo de
democratización del sistema político británico: el movimiento obrero desea
participar en el juego político y desde ahí mediante la presentación de leyes en
el Parlamento, mejorar las condiciones de vidas de los obreros industriales.
Desde mediados de siglo el movimiento irá perdiendo fuerza progresivamente,
aunque paradójicamente, en años posteriores, el Parlamento Británico
adoptará la mayor parte de las peticiones recogidas en la Carta del Pueblo.
Hay que recordar que la legislación británica (leyes aprobadas en 1799 y 1800)
prohibía de una forma terminante la formación de asociaciones obreras, pues
se consideraba que estas asociaciones chocaban con el espíritu del liberalismo
económico: debía ser el mercado quien fijase los salarios y no la presión de
los sindicatos.
Pero a pesar de estos obstáculos legales surgieron diversas formas de
asociacionismo obrero sostenidas por las cuotas que pagaban los trabajadores
y que pretendían, ante todo, ofrecer protección para los asociados en caso de
accidente o enfermedad. A partir de 1.824 las leyes británicas autorizan el
asociacionismo obrero que darán origen a lo que podemos considerar los
primeros sindicatos de obreros, las llamadas Trade Unions en las que, en
principio se unían los trabajadores con un mismo oficio en una localidad. En los
años treinta esas asociaciones profesionales y locales se irán uniendo entre sí
hasta formar enormes asociaciones que a mediados de siglo agrupaban a
cientos de miles de obreros británicos de todos los oficios. La huelga,
la negociación colectiva pacífica y, cuando lo permitan las leyes electorales, la
participación en política, serán los instrumentos de los que se valdrá
el sindicalismo británico para mejorar las condiciones de vida de los
trabajadores.
Marxismo
Este temprano desarrollo del sindicalismo en Gran Bretaña es el causante
probablemente del escaso éxito que tendrán las nuevas ideologías obreras
revolucionarias (el marxismo y el anarquismo) que están naciendo a mediados
del siglo XIX. Cuando Marx (líder del socialismo) y Bakunin (líder anarquista)
funden la Asociación Internacional de Trabajadores (A.I.T.) en Londres, ésta
tendrá un éxito importante en países como Francia y Alemania, mientras que
en Gran Bretaña (país donde se fundó) nunca pudo competir con las Trade
Unions.
Leyes fabriles y obreras
Durante mucho tiempo, mientras el capitalismo estuvo en su mayor auge, las
leyes fueron opuestas a toda sindicalización y a toda protección efectiva de la
clase trabajadora. Se pensaba que cualquiera intervención gubernamental o
legal era opuesta a la libre empresa y a la libre contratación, que eran las
bases socioeconómicas que entonces admitían los Estados capitalistas. En
Francia, durante la época de la Revolución, la "Ley de Chapelier" disolvió los
antiguos gremios de artesanos y prohibió las asociaciones profesionales.
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Mercantilismo
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CONCLUSIONES
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ILUSTRACIONES REFERENCIALES
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Bibliografía
El mundo Contemporáneo; Alvear Acevedo; Editorial Jus; Págs. 42 a 44
Historia del Mundo Contemporáneo; Fernández, Gómez; Editorial Mc Graw Hill;
Págs. 20 a 31
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