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CARMEN MACHI: EL CUERPO EL DELITO

En La mujer sin piano he rodado una secuencia en la que Carmen Machi cuenta, en un largo

monólogo, una relación sexual de una noche, violenta y dolorosa, que ha marcado su cuerpo

y su vida. También la película, porque esta secuencia no está montada. Las películas se

hacen tanto con lo que se pone como con lo que se quita. Y esta secuencia revelaba

demasiado al personaje. Carmen componía un momento enorme; lo curioso es que esta

secuencia, sin estar, sigue estando y toda la película es un largo monologo interior suyo. Para

mí el tema de la película no es lo que pasa en la pantalla ni el guión, sino la puesta en escena

y mi relación con los actores, con su cuerpo. Serge Daney decía que el cuerpo del actor era la

verdadera Historia del cine, a mí me gusta ver La mujer sin piano como una película sobre el

cuerpo de una actriz que miro y modelo.

Machi ha sido muy generosa, porque, estando en todos los planos, me he dedicado (por eso)

a esconderla, filmándola de espaldas, en plano general o fuera de campo. Me parece mucho

mas difícil interpretar a una mujer caminando en plano general (que es como se pasa Carmen

buena parte de la película. ¡Y cómo camina Carmen Machi!) que interpretar llorando en primer

plano. Welles decía a los actores: "Si no estás bien voy a tener que hacerte un primer plano";

por eso Carmen Machi en esta película no los tiene, no los necesita porque siempre está

genial, hasta cuando sólo se oyen sus pasos.

En La mujer sin piano Carmen Machi es una mezcla entre Giuletta Masina, Buster Keaton y

Totò. Carmen es una cómica estupenda y una gran actriz dramática, por eso viene de molde

a esta película que utiliza esa facultad del humor que vuelve ambiguo cuanto toca. Por eso

esta película cada espectador la verá de manera diferente, y es que yo pienso que en realidad

encierra varias películas; lo que espero es que no se la tomen demasiado en serio porque

nosotros tampoco nos lo hemos tomado así mientras la hacíamos.

Aparte de Carmen ha sido maravilloso descubrir al excepcional Jan Budar, pero, sobre todo,

me siento muy orgulloso de contar con dos de los mejores actores secundarios de la Historia:
Georges Bush Jr. y José María Aznar, en un magnífico papel de villanos que, por desgracia,

pasará a la Historia.

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