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Restauración absolutista en España

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España
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Lema nacional: Plus Ultra (en latín: ‘Más allá’)

Himno nacional: Marcha Granadera

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Himno de Riego (cooficial en 1822-1823)¿Problemas al reproducir estos archivos?

Capital Madrid

Idioma oficial Españolnota 1

Religión Catolicismo

Gobierno Monarquía absoluta (1814-1820; 1823-1833)


Monarquía constitucional
(1820-1823)

Rey
• 1814-1833 Fernando VII
Período histórico Siglo XIX
• Regreso de Fernando VII 22 de marzo de 1814
• Ilegalización de las Cortes de Cádiz 4 de mayo de 1814
• Pronunciamiento de Rafael de Riego 1 de enero de 1820
• Intervención de los Cien Mil Hijos de San Luis 7 de abril de 1823
• Capitulación de Cádiz y liberación de Fernando VII 23 de septiembre de 1823
• Suspensión de la Constitución de Cádiz 1 de octubre de 1823
• Capitulación de Ayacucho 9 de diciembre de 1824
• Muerte de Fernando VII 9 de septiembre de 1833
• Ascenso de Isabel II 29 de septiembre de 1833
Moneda Escudo, real y maravedí

Notas[mostrar]

Durante la guerra de la Independencia y después de la partida definitiva de José


I de Madrid, el 17 de mayo de 1813, las Cortes se reúnen en la capital en octubre.
Poco después, Napoleón reconoce a Fernando VII como rey de España mediante
el Tratado de Valençay. Entrando el rey el 22 de marzo de 1814 en Valencia con
el apoyo general de la población y recibiendo el respaldo de 69 diputados
mediante el llamado Manifiesto de los Persas que supone una declaración en
favor de la restauración absolutista.

Índice

 1El regreso del absolutismo


 2Trienio liberal
o 2.1Reformas políticas
o 2.2Caída de los liberales
o 2.3El proceso de independencia americana
o 2.4Los Cien Mil Hijos de San Luis
 3La Década Ominosa
o 3.1Crisis y sucesión
 4Notas

El regreso del absolutismo[editar]


«Que se rompe la cuerda», estampa n.º 77 de la sección «Caprichos enfáticos» de Los desastres de la
guerra, alusiva a la restauración fernandina. Según indica Bozal1 en este grabado se representa
haciendo equilibrio a un alto representante eclesiástico que, en el dibujo preparatorio del Museo del
Prado, representaba al Papa.

El 4 de mayo Fernando VII decreta ilegales las Cortes de Cádiz, y su obra


legislativa, fundamentalmente la Constitución de 1812.
Muy pocas son las personas que manifiestan su hostilidad al monarca tras el
decreto de 4 de mayo. Hay que tener en cuenta que la constitución de 1812 no
beneficiaba en absoluto a los campesinos, ya que les quitaba la propiedad
jurisdiccional de las tierras que les permitía hacer un uso usufructuario de las
mismas, sin perjuicio de los impuestos que tenían que pagar al noble. Por esta
razón, el campesinado apoyó a Fernando VII y posteriormente a su
hermano Carlos que representaba la opción antiliberal. Tras la derogación de la
constitución de 1812 (la Pepa), los militares liberales son trasladados y arrestados
en África; y los disturbios en Madrid, de poca entidad, son acallados rápidamente
por el ejército. Se restablece el Consejo de Castilla, se destituye a los alcaldes, se
restablecen las capitanías generales, regresa la Compañía de Jesús, se reinstaura
la Inquisición y se persigue a los afrancesados. Sin embargo, los campesinos no
obtuvieron las ventajas que pretendían, y la nobleza acaparó la propiedad plena
de la tierra, con lo que el campesino se convertía en un asalariado a partir de la
promulgación de la constitución del 19 de marzo de 1812 que ya no se derogaría
en este sentido. Esta reforma sobre la tierra benefició a la nobleza y sobre todo a
la burguesía. Fernando VII nunca la derogó. Por todo ello, los campesinos
pusieron al final sus esperanzas en la causa carlista. En España, no existe una
revolución burguesa como en el resto de Europa. En España, hay una burguesía
temerosa de la revolución y cuya mayor aspiración es adquirir un estatuto
nobiliario. La burguesía española se alía con la nobleza y nunca con el
campesinado que es el que, en realidad, tenía la fuerza para apoyar una
revolución burguesa.
Algunos pronunciamientos liberales se sucedieron a lo largo de estos años contra
el absolutismo fernandino, pero sin éxito: Espoz y Mina en 1814, Díaz Porlier en
1815 y el general Lacy en 1817 fueron los más destacados.
Sin embargo, el 1 de enero de 1820, el coronel Rafael de Riego en Las Cabezas
de San Juan junto a otros oficiales liberales proclama la Constitución de Cádiz. El
movimiento se debilita y en marzo está al borde del fracaso, pero en Galicia se
producen varios levantamientos que se unen proclamando también la vigencia de
la Constitución gaditana. El efecto es seguido en diferentes puntos de España.
El 7 de marzo, los sublevados y el pueblo ocupan los aledaños del Palacio Real de
Madrid por lo que el rey se ve obligado a aceptar la Constitución.

Trienio liberal[editar]
Artículo principal: Trienio Liberal
A la par que el nuevo gobierno restaura la Constitución de Cádiz, excarcela a los
liberales, civiles y militares y regresan del destierro buena parte de los casi 4.000
denominados afrancesados, el rey conspira con sus fieles para dificultar la tarea
de gobierno, agrupados en torno al Partido realista que llega a formar la
denominada Regencia de Urgel en Cataluña como bastión para la restauración
absolutista.
Reformas políticas[editar]
El enfrentamiento con los realistas era uno de los problemas con los que se
enfrentaba el gobierno liberal, pero no el único. De todas formas, una parte de los
objetivos se vieron cumplidos.
En el orden jurídico se realizó el primer Código penal moderno, se realizó el primer
esbozo de división provincial de España y se estableció el servicio militar
obligatorio.
En el orden económico se abolieron las aduanas interiores para facilitar
el comercio, se eliminaron los privilegios de los gremios favoreciendo la libertad de
industria, se desamortizaron bienes de la Iglesia católica y se reformó la hacienda
pública siguiendo algunos de los criterios que ya habían sido apuntados por
los ilustrados.
En el orden social se volvió a limitar el papel de la Inquisición que había sido
reactivada por Fernando VII y se puso en marcha la educación pública gratuita en
tres niveles, incluido el universitario.
Caída de los liberales[editar]
Las Cortes reunidas durante el Trienio liberal

El Gobierno liberal encontró dos resistencias a su política: la primera de los


realistas, bien organizados y dirigidos por el propio monarca, incluyendo a la
Iglesia, exaltada sobre todo tras el proceso de desamortización y cierre de las
órdenes eclesiásticas militares. Incluso se llegó a establecer la llamada Regencia
de Urgel integrada por el marqués de Mataflorida (presidente de la regencia) y dos
vocales, Jaime Creus Martí (arzobispo de Tarragona) y el barón de Eroles. La
regencia argumentaba que el rey no era libre para gobernar y que se encontraba
preso de los "negros" (liberales).
Por otro lado, un amplio sector también denominado liberal, los "exaltados",
mucho más radical, contrario al mantenimiento de la monarquía y que controlaba
buena parte de la prensa. En este ambiente, y tras las elecciones a Cortes
de 1822 que dieron la victoria a Riego y con una Europa sacudida por
movimientos democratizadores que cuestionaban el orden interno de los estados,
Fernando VII, apoyado en las tesis del Congreso de Viena, se unirá a la Santa
Alianza formada por Rusia, Prusia, Austria y Francia para la reinstauración del
absolutismo. Tras la caída del gabinete moderado de Francisco Martínez de la
Rosa a raíz de la Sublevación de la Guardia Real la situación se radicalizó.
En 1822 la Santa Alianza decide intervenir en España, al igual que había hecho
en Nápoles y Piamonte y el 22 de enero se firma un tratado secreto que permitirá
a Francia invadir España.
El proceso de independencia americana[editar]
La Ilustración en España había llevado a los confines de América las nuevas ideas
de progreso. La burguesía de la zona, tomando ejemplo del proceso
de descolonización de las posesiones británicas sólo necesitó un detonante: la
falta de autoridad y legitimidad de José I para plantearse un futuro distinto del que
esperaba a la península. El factor fundamental fueron los criollos, españoles
nacidos en América con gran poder económico pero que se decían discriminados
frente a los peninsulares en el terreno político y judicial, y que terminaron
consiguiendo el apoyo del resto de clases sociales populares.
Desde 1808 se suceden declaraciones de independencia
en Argentina, Venezuela, Colombia, Ecuador, Chile, México y Perú. Los
Libertadores San Martín y Bolívar dirigen las tropas independentistas que
combaten a los ejércitos españoles durante los años finales de la guerra.
La revolución de Riego y la defección del ejército de ultramar en Cádiz en el
año 1820 señala el ocaso del esfuerzo militar de los defensores de la monarquía
española. Las luchas de liberales y absolutistas se trasladan a América
enfrentando a los Realistas entre sí, cuyos restos se baten finalmente en la batalla
de Ayacucho en el año 1824. Una última expedición de reconquista llega
a México bajo la dirección de Isidro Barradas en el año 1829 sin encontrar ya
ningún apoyo popular.
Los Cien Mil Hijos de San Luis[editar]
Artículo principal: Cien Mil Hijos de San Luis
El 7 de abril de 1823, Francia invadía España con un ejército al que se
denominará los Cien Mil Hijos de San Luis y que sólo soportará algo de resistencia
del ejército liberal en Cataluña, pudiendo entrar en Madrid con comodidad. El
gobierno liberal huye a Andalucía y se refugia en Cádiz, manteniendo a Fernando
VII como rehén. Sitiados por los franceses, el gobierno legítimo negocia la
rendición a cambio de la jura por el rey del respeto a los derechos de los
españoles, cosa que hace el monarca.

La Década Ominosa[editar]
Bien públicos y notorios fueron a todos mis vasallos los escandalosos sucesos que precedieron,
acompañaron y siguieron al establecimiento de la democrática Constitución de Cádiz en el mes
de marzo de 1820; la más criminal situación, la más vergonzosa cobardía, el desacato más
horrendo a mi Real Persona y la violación más inevitable, fueron los elementos empleados para
variar esencialmente el gobierno paternal de mis reinos en un código democrático, origen
fecundo de desastres y de desgracias. (...)
(...) Sentado ya otra vez en el trono de San Fernando por la mano sabia y justa del
Omnipotente, por las generosas resoluciones de mis poderosos aliados y por los denodados
esfuerzos de mi primo, el duque de Angulema y su valiente ejército, deseando proveer el
remedio a las más urgentes necesidades de mis pueblos, y manifestar a todo el mundo mi
verdadera libertad he venido en decretar lo siguiente:
1º. Son nulos y de ningún valor los actos del gobierno llamado constitucional (de cualquier
clase y condición que sean) que ha dominado a mis pueblos (...), declarando, como declaro, que
en toda esta época he carecido de libertad; obligado a sancionar las leyes y a expedir las
órdenes, decretos y reglamentos que contra mi voluntad se meditaban y se expedían en el
mismo gobierno.
2.° Apruebo todo cuanto se ha decretado por la Junta Provisional de gobierno y por la Regencia
del Reino. (...)

Puerto de Santa María, 1 de octubre de 1823,

Artículo principal: Década Ominosa


El mismo 1 de octubre de 1823, sintiéndose arropado por las tropas francesas,
Fernando VII vuelve de nuevo a suspender la Constitución de Cádiz y declara
ilegales y "nulos y de ningún valor" todos los actos de gobierno y normas
dispuestas en el Trienio Liberal. Por segunda vez, el rey deja de cumplir su
promesa.
Rafael de Riego, Juan Martín Díez «El Empecinado», Mariana Pineda y otros
muchos liberales son ejecutados; el exilio es el camino de muchos de los que
habían vuelto de Francia convencidos de las bondades del Trienio Liberal
(Goya será el más claro exponente) y la represión alcanza todos los rincones de la
península. El propósito era regresar a modelos, no ya propios de los tiempos
anteriores a la Guerra de la Independencia, sino a modelos en los que
el despotismo ilustrado tampoco tenía papel alguno.
La Inquisición se ve superada por los Tribunales de Fe Diocesanos, instrumento
creado por el ministro de Gracia y Justicia, Francisco Tadeo Calomarde, para
extender la represión a todos los órdenes.
Crisis y sucesión[editar]
Hacia 1832 la crisis económica y el problema sucesorio se plantean en toda su
crudeza. Los intentos por liberar la economía dentro de un régimen absolutista han
fracasado. A ello se suma el problema sucesorio. Aunque las mujeres no estaban
excluidas de la línea sucesoria, gracias a la derogación de la Ley
Sálica en 1789 por Carlos IV, y Fernando VII contaba con dos hijas, la princesa
Isabel era la primogénita, había un movimiento por la entronización del hermano
del monarca, Carlos María Isidro de Borbón encabezados por los absolutistas más
recalcitrantes. La enfermedad del rey había convertido a María Cristina de
Borbón en Regente. Con habilidad, buscó la alianza de los liberales a cambio de la
promesa de que con su hija Isabel se retomaría un rumbo constitucional moderado
de corte liberal. La muerte de Fernando VII en 1833, la auto proclamación de
Carlos como rey y el mantenimiento de la princesa Isabel como legítima heredera,
abrirá el periodo de las Guerras carlistas por la sucesión de la corona, y el fin del
período absolutista.

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