Está en la página 1de 4

La maldición del Mural, “Del Porfirismo a la Revolución “

Fernando un joven de 28 años el


cuál necesitaba un trabajo,
comenzó a leer la sección
laboral de los periódicos, y en
uno de ellos encontró un puesto
libre para el servicio de
seguridad nocturna en el museo
del Castillo de Chapultepec, él,
entusiasmado se dirigió al
museo y preguntó al oficial que estaba en la puerta, donde podía pedir más
informes acerca del puesto libre. El policía amablemente lo dirigió a una oficina, en
el camino Fernando se encontró de frente con Víctor, el jefe encargado de
contratar a los empleados y fue presentado por el policía que amablemente lo
encaminaba, Fernando se acercó a él solicitándole el puesto de guardia nocturno,
Víctor sorprendido le preguntó si de verdad quería ese puesto, Fernando sin dudar
le dijo que sí, después Víctor le entregó una llave que estaba en el cajón de su
escritorio y le dijo: __Si usted quiere, este puesto es suyo, pero yo no me hago
responsable de lo que te pueda pasar durante el turno, ¿Estás de acuerdo?”__,
Fernando sorprendido por la actitud de su nuevo jefe aceptó sin embargo no le
tomo importancia y tomó las llaves y preguntó: “¿Cuándo empiezo?” y Víctor
respondió: __Hoy mismo si le parece__.

Cuando cayó la noche Fernando estaba solo y decidió dar un pequeño recorrido,
para conocer bien el lugar, llegó al punto donde estaba el mural de Siqueiros, “Del
Porfirismo a la Revolución”, lo estaba contemplando cuando de la nada escuchó
unos ruidos poco perceptibles, Fernando no le dio importancia y siguió viendo el
mural, unos segundos después le pareció escuchar el sonido de una pistola al ser
descargada, de golpe Fernando volteó, no había nada, pero cuando volvió a mirar
la pintura notó que algo había cambiado, faltaba algo, o mejor dicho alguien. Miró
muy a detalle la pintura cuando se percató que faltaba Porfirio Díaz, lo buscó y lo
buscó dentro de la pintura, pero ya no estaba, cuando de golpe siente la
respiración de alguien detrás de él; cuando volteó, no pudo creer lo que estaba
viendo, era Porfirio Díaz en persona, Fernando se quedó atónito y de Díaz salió
una sonrisa y dijo: __¡Hubieras visto tu cara cuando me viste, parece que viste un
muerto!, normalmente los guardias aquí no duran mucho__, Fernando confundido
y sin seguir comprendiendo lo que estaba pasando le preguntó:__¿Y por qué no
duran?__, Porfirio le responde: “Por qué se asustan demasiado y les da un ataque
al corazón o…__, __ o ¿Qué?”:
preguntó Fernando, __O los
mato__ respondió Porfirio,
Fernando asustado le preguntó:
__¿Y por qué los matas?__,
__Por qué así no revelan mi
secreto, que todavía estoy vivo y
no me quieren ayudar, por eso,
siempre tienen que estar estrenando personal de seguridad nocturno, porque no
duran nada__ le respondió Porfirio. Fernando asustado le pregunto: __ ¿Me
dejarás ir, si te ayudo?”, __Si, a eso iba, tienes que cumplir con lo que te diga para
que te puedas ir, si me ayudas te vas, ¿Trato hecho?__ le respondió Porfirio;
__De acuerdo__: le dijo Fernando al mismo tiempo que preguntaba: __¿Y qué
tengo que hacer?__ Porfirio le respondió: __Yo hice un pacto con el diablo para
ser inmortal y ahora me arrepiento, la única forma es contactando un ente que le
tienes que ofrecer un cigarro y le preguntaras lo que tienes que hacer para que yo
deje de ser inmortal, tienes que apagar el cigarro antes de que se lo termine y así
se ira después y te dirá la forma y lo tendrás que hacer al pie de la letra__.
Fernando contesto: __Está bien lo hare__.

Después Fernando se paró en la esquina del mural y prendió un cigarro de


repente un ente con ojos grandes, y cuerpo transparente se acerca a Fernando y
le pide un cigarrillo, este enciende el cigarro y se lo da, el ente empieza a fumarlo
y curiosamente su cuerpo poco a poco va transformándose a medida que va
consumiendo el cigarro, adquiriendo cada vez un aspecto más humano, en ese
momento Fernando aprovecha la
oportunidad y le pregunta, de qué
manera Porfirio Díaz, podría dejar
de ser inmortal; el ente sonrió y le
dijo: __¿Seguro que eso quieres?
Fernando le respondió que sí, el
ente le dijo: __ Tienes que ir al
frente de las escaleras y decir en voz alta ¡Lucifer, déjame entrar a tu reino!, y
repetirlo 6 veces, después subir las escaleras y contar cada escalón, y repetir la
misma frase durante 6 veces más, y al bajar volverás a contar los escalones y
estos deberán ser mayor número que los que contaste al subir, terminaras de
bajar y escucharas una voz diciéndote: ¿Qué quieres? Y tú contestaras te ofrezco
mi alma a cambio de que Porfirio Díaz deje ser inmortal y vuelva al mural, donde
es su lugar, y si logras tu propósito la voz te contestara “Lo nuevo se hace viejo” y
por lo tanto tomaré tu alma a cambio de la de Porfirio Díaz y el regresara al mural.

Horas más tarde Fernando decidido a ayudar y cumplir su palabra que le dio a
Porfirio Díaz, procede a realizar el ritual como se lo recomendó el ente, al terminar,
se da cuenta que lo que hizo, le costó seguir vivo, pero condenar su alma al final
de sus días a hervir en el infierno, muy triste y acongojado, fue a averiguar si aún
seguía vivo Díaz, o todo había sido un sueño, al estar frente al mural, se dio
cuenta que Díaz estaba nuevamente en él, confirmó que todo había sido realidad
y había entregado su alma al demonio, el que siempre fue afecto a realizar juegos
con lo paranormal, y aun así continua con su afición a este tipo de juegos
paranormales y llegando a su casa, realiza el juego llamado “el juego de la
llamada”, donde este juego consiste en comunicarte con un espíritu, y grande fue
su sorpresa, cuando el interlocutor, no era otro que el espíritu de Porfirio Díaz y
muy intrigado le pregunta, si todo había sido resuelto para bien y si había valido la
pena que perdiera su alma, y este le contesta que le esta profundamente
agradecido por su acto tan noble hacia su persona a pesar de no conocerlo, pero
gracias a ese acto de nobleza el demonio un pudo tomar su alma, ya que era
demasiado buena y pura, para poder apoderarse de ella, por lo tanto, le dijo que
podría estar tranquilo, ya que su alma, seguirá perteneciéndole y solo de él y sus
actos, dependía que al morir fuera al ´paraíso y no al infierno.

Fernando termino el juego, y respiro tranquilo, nuevamente había salido librado,


de sus juegos y experiencias paranormales. Al siguiente día regreso a su trabajo,
al museo, sin encontrar ninguna novedad ni sobresalto, durando en ese trabajo
mucho tiempo.

También podría gustarte