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Colegio Polivalente Padre Alberto Hurtado

Ciencias Naturales/Biología
Prof. Estefanía Martínez Vásquez.

POSVERDAD v/s CIENCIA


Ciencias para la Ciudadanía

NOMBRE: FECHA:
OBJETIVO:​ Identificar y reconocer el concepto de posverdad
Analizar las implicancias en la ciencia del efecto de la posverdad.

ACTIVIDAD: Los invito en esta ocasión a conocer el concepto de posverdad y


contrarrestarlo con el aporte científico. Una vez que generes tu propia opinión
responde las preguntas que se encuentran al final de la guía.

La mentira de la posverdad
Por:​ Sebastián Flores ​/ Publicado:​ 03.02.2017

El concepto posverdad es novedoso en tanto significante, pero no en su significado.


La política, la publicidad y el mal periodismo, desde que existen, han apelado a los
sentimientos más que a lo objetivo, lo duro, “lo real”. Y eso ya tenía un nombre:
manipulación mediática. O más sencillo aún: mentiras.
Es el concepto de moda, ​utilizado a diestra y siniestra por periodistas,
opinólogos, académicos pop y sobre todo twitteros​, quienes apenas se les
presenta la oportunidad no escatiman en referirse a él para darle marco teórico a
sus análisis.

Pero aunque muchos lo ocupan en artículos que analizan la coyuntura social y


política, intentando explicar el ​zeitgeist​ de la segunda mitad de la década de los ‘10,
son pocos quienes aclaran o definen de buena manera en qué consiste. ​¿Qué es la
posverdad? ¿Por qué de repente todos empezaron a utilizar esta palabra?

Posverdad (​post-truth​) es un neologismo gringo​, acuñado el 2004 por el autor


Ralph Heyes en su libro “​The Post-Truth Era: Dishonesty and Deception in
Contemporary Life​”. Luego, el 2010, fue reapropiado y resignificado por un bloguero
llamado David Roberts, quien en una columna para el medio digital Grist lo definió
como ​“una cultura política en la que la política (la opinión pública y la narrativa
de los medios de comunicación) se han vuelto casi totalmente desconectadas
de la política pública”​.

Fue el 2016 cuando este concepto tomó fuerza de verdad, llegando a ser elegida
por el Diccionario Oxford como la palabra del año, dado su impacto no sólo dentro
de la elite intelectual, sino de la opinión pública en general. ​Al alero del Brexit en el
Reino Unido, del rechazo al acuerdo de paz con las FARC en Colombia, del
triunfo de Donald Trump en Estados Unidos y de las temporadas completas de
Black Mirror disponibles en Netflix​, la posverdad se ha instalado para muchos
como la idea que mejor define el tiempo actual.

Los analistas se refieren a la posverdad para explicar este supuesto escenario


orwelliano donde la verdad no sólo se controla y se manipula -cosa que siempre se
ha hecho-, sino que cada grupo social maneja su propia verdad, o sea, la verdad se
vuelve “de nicho”. En esa línea, ​la posverdad es definida como la instancia en
donde la información objetiva y los datos duros influyen menos que las
creencias personales o las emociones​. Y eso, en la era de las redes sociales, se
ve doblemente exacerbado.

Por lo mismo, ​no es de extrañar que el estado por el que atraviesa el país por
estos días haya dado pie para que la palabra posverdad se instale con fuerza
en los análisis políticos chilenos​. En esto confabularon tanto la proliferación de
noticias falsas -creadas con alevosía por grupos fanáticos- como las personas que
se aferraron a estas “verdades” sólo con el fin de ratificar su posición ideológica y
para utilizarla en pos de objetivos políticos, tal como fue el caso de ​Rojo
Edwards​, ​José Antonio Kast​ o ​Manuel José Ossandon​.
Este fenómeno fue bautizado durante las últimas elecciones presidenciales
estadounidense como ​fake news​. ​En el caso chileno, las ​fake news​ comenzaron
a arremeter hace un año con noticias como que Camila Vallejo se compró un
Audi de casi 50 millones de pesos​. O con los rumores de que la presidenta
Bachelet va a renunciar. O ahora en los incendios, con la idea de que estos son
provocados por mapuches, empresarios forestales, miembros de las FARC, del
Estado Islámico, de la CIA o de la ETA. Esto sin ningún otro sustento que un
mensaje de WhatsApp o una publicación de un portal web de dudosa confiabilidad.

Esta confiabilidad es posible sólo en función de las burbujas de información que


cada persona posee de acuerdo a su ​timeline​ o a sus contactos en redes sociales.
A la eterna desconexión de la elite intelectual con el mundo real se suman los
estudios que aseguran que​ el 70% de quienes navegan en Internet no son
capaces de distinguir una información falsa de una real​ y coyunturas políticas
que generan incertidumbre, todo lo cual crea el contexto propicio para el surgimiento
de esta críptica palabra que hoy es ​trending topic​.

El concepto posverdad es novedoso en tanto significante, pero no en su


significado​. La política, la publicidad y el mal periodismo, desde que existen, han
apelado a los sentimientos más que a lo objetivo, lo duro, “lo real”. Y eso ya tenía un
nombre: manipulación mediática. O más sencillo aún: mentiras.

La instalación de la palabra posverdad también puede ser peligrosa, pues


oculta la realidad tanto como lo hacen quienes pretende denunciar​. Aunque la
propaganda o la desinformación siempre han existido, no deja de ser cierto que en
la era de Internet posee características propias, como ​la noción posmoderna de
que la verdad ya no importa, pues cada uno tiene su propia verdad​. Ante eso,
el problema de los medios ya no es tanto la censura, sino que a la gente no le
interesa o no cree relevante conocer los hechos.

No obstante aquello, la excesiva exposición a redes sociales y a la sobreinformación


de Internet hacen creer que estas ideas son nuevas,​ pero a mediados del XX
Orwell ya hablaba del Ministerio de la Verdad y de la neolengua en su novela
“1984”, al tiempo que Foucault lo hacía sobre el panóptico y los medios como
mecanismo de control social en “Vigilar y Castigar”​. Hoy, la posverdad busca
significarse en ese mismo sentido: propaganda, desinformación o distracción
masiva. Pero esos significados siempre han existido, ​no son un descubrimiento
de la generación millennial​.

Un ejemplo: las labores del Ministerio de la Ilustración Pública y la Propaganda de


Joseph Goebbels en la Alemania Nazi, abocados a la propaganda del régimen de
Hitler utilizando todo el aparato estatal para instaurar una noción de realidad
favorable para el Tercer Reich. ​Hoy, la obra de Goebbels sería definida como
posverdad.

Otro ejemplo, ahora cercano: el Plan Z durante la Unidad Popular, una supuesta
confabulación donde el gobierno de Allende buscaba implantar un autogolpe
marxista y donde habría una lista de miembros de la clase alta y de la derecha
chilena que serían exterminados. ​Hoy, el falso rumor del Plan Z sería calificado
como posverdad, cuando es más exacto definirlo como parte de una guerra
sicológica para infundir terror en la población y sentar las bases para el golpe
militar en Chile​. Aunque cabe en su definición, llamar a esto posverdad es un error
histórico, lo más correcto es definir al Plan Z lisa y llanamente como una operación
sediciosa.

La posverdad oscurece más que aclara. Para denunciarla y combatirla no es


necesario utilizarla como palabra, en tanto es un eufemismo de ideas que se
pueden englobar en conceptos mucho más simples. ​El antónimo de verdad no es
posverdad, el antónimo de verdad es mentira

Revisa el video de la Dra. Marcela Vidal en youtube:


https://www.youtube.com/watch?v=gS9DWEcydTk&t=3s

Una vez que hayas leído la noticia y visto el video, es importante que comprendas la
importancia de la ciencia en el mundo actual, pero también comprender la
importancia de saber informarse y opinar.

1. Menciona dos ideas que propone la Dra. Marcela Vidal en su video y


relaciónalo con la noticia.
2. ¿Qué te causó saber el concepto de posverdad? ¿alguna vez lo usaste
inconscientemente?
3. ¿Qué cambios personales te provoca saber el concepto de posverdad? ¿qué
puedes hacer en tu rol de científico en la vida diaria?

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