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l libro responde a la inquietud que el hombre, desde el

descubrimiento de las bacterias por Anton van Leeuwenhoek,


ha manifestado por el mundo de lo inmensamente pequeño.
El autor logra manejar el tema alejado de fórmulas químicas y
fríos datos científicos y lo convierte en una aventura por el
mundo de lo desconocido.
Muestra relevantes datos de hombres de ciencia por él
admirados; momentos trascendentes en la vida de cada uno
de ellos y en la historia científica.
 
Capítulo I
Dedicado a Anton van Leeuwenhoek, el primer cazador de
microbios, éste descubre con su microscopio rudimentario las
bacterias que habitaban en su propia boca, movido por la
necesidad de entender ciertos fenómenos logró penetrar en el
mundo de los enemigos de la humanidad.
 
Capítulo II
Habla de Lazzaro Spallanzani, considerado el continuador de
la obra de Leeuwenhoek. Hizo importantes experimentos,
puso a prueba todas las teorías hasta ese momento
existentes, descubrió que todo microbio por pequeño que
fuese tiene antepasados vivos y el efecto mortífero que las
altas temperaturas provocan en ellos. Convirtió la
bacteriología en ciencia respetable.
 
Capítulos III Y V
Nos muestran los logros de Luis Pasteur; para entender su
trascendencia es preciso conocer sus fracasos, pues carecía
de los métodos para lograr cultivos puros, lo que le
demandaba una infinita paciencia. Descubrió la existencia de
cuatro ácidos tartáricos, encontró y atacó los microbios del
carbunco y realizó importantes investigaciones sobre la
hidrofobia logrando curar a un joven mordido por un perro
rabioso.
 
Capítulo IV
Es sobre Robert Koch y su lucha contra la muerte. Logró
manipular el carbunco y así demostrar de forma precisa que
siempre cierta especie de microbios es la causa de una
enfermedad definida.
 
Capítulo VI
Se enfoca a los trabajos de Emilio Roux (discípulo de Pasteur)
y de Emilio Behring (discípulo de Koch). Ellos continuaron las
investigaciones de sus maestros y después de muchos
experimentos lograron encontrar -con ayuda de Federico
Loeffler- la antitoxina diftérica.
 
Capítulo VII
Dedicado a Elías Metchnikoff en cierto modo fundador de la
ciencia de la inmunidad. Su teoría fue fundada en que
nuestros cuerpos poseen células errantes que destruyen a los
microbios, a dichas células las llamó fagocitos.
 
Capítulo VIII
Trata sobre Teobaldo Smith considerado capitán de los
bacteriólogos norteamericanos. Dedicó todo su empeño en
luchar contra los microbios y en dar esperanza a enfermos
desahuciados. Descubrió el porqué de la fiebre de Texas que
sufría el ganado vacuno del norte al ser trasladado al sur.
 
Capítulo IX
Presenta a David Bruce. Estando en Malta se dedicó a
estudiar una enfermedad de la zona -fiebre de Malta-
descubriendo el microbio de ésta. Posteriormente es enviado
a Zululandia a investigar sobre la enfermedad que los
indígenas llamaban nagana, encontrándose entonces con la
mosca tsetsé.
 
Capítulo X
Muestra como dos hombres resolvieron el misterio del
paludismo determinando la presencia de un mosquito; ellos
fueron Ronald Ross y Battista Grassi. Ambos se vieron
envueltos en una lucha por la fama, olvidando lo importante
de su aportación.
 
Capítulo XI
Sobre Walter Reed y la fiebre amarilla; en este caso se tuvo
que arriesgar vidas humanas ya que a los animales no les da
la enfermedad. Su trabajo constituye la reivindicación de
Pasteur.
 
Capítulo XII
Nos habla sobre Pablo Ehrlich, conocido como el doctor
Fantasio debido a su frase “tenemos que aprender a matar
microbios con balas mágicas”. Hombre de gran imaginación
que dedicó su vida a cazar microbios

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