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Hoy venimos delante de Dios consciente en que cada paso, cada gesto y cada
palabra de Jesús en el viacrucis fueron un mensaje y un legado que nos
acompañan continuamente en nuestra vida. Hoy venimos a participar del
camino de la Cruz.
ORACION INICIAL
Señor Jesucristo colma nuestros corazones con la luz de tu Espíritu Santo para
que siguiéndote en tu último camino sepamos cuál es el precio de nuestra
redención y seamos dignos de participar en los frutos de Pasión, Muerte y
Resurrección. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
I ESTACION
I. ESTACION: JESUS ES CONDENADO A MUERTE
Te adoramos Cristo y te bendecimos
Que por tu santa cruz redimiste al mundo
Si nosotros tuviésemos que escoger en aquel día estar con Cristo, como Juan,
como María ¿estaríamos dispuestos? o ¿estaríamos escondidos donde nadie
nos mirase?, ¿escogeríamos por amor a él acompañarlo en esa cruz y en esa
condena injusta.
Hoy nuestra propia Cruz nos parece muy pesada y quisiéramos a veces
apartarnos de ella, hacerla a un lado, rechazarla, más es Dios quien la permite
en nuestra vida, para así participarnos de este misterio, acompañarlo en su
dolor divino y, así, escoger por Amor estar con Él
OREMOS
La cruz es el signo más grande del Amor de Dios por el hombre. La cruz que
cargo Cristo era pesada, más pesada que ninguna otra, pues en ella cargaba
todas las ofensas de todos los hombre al Amor divino. ¡Cuánta humillación y
bajeza significaba la cruz y con todo Dios quiso escogerla para demostrarnos
lo inmenso de su Amor!
¿Hasta dónde llega ese Amor divino?... Porque tanto amo Dios al mundo que
dió a su Hijo único para que todo el que crea en Él no perezca sino que tenga
vida eterna.
OREMOS
Señor, haz que como tu Hijo Jesucristo carguemos nuestra cruz con una
actitud humilde y de aceptación a tu voluntad confiando en que nos darás tu
gracia para llevarla hasta donde tú lo quieras. Haz Señor que nos podamos
abandonarnos en Ti, cuando flaqueen nuestras fuerzas y, así, nuestra carga se
torne ligera. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
III ESTACION
III. ESTACION: JESUS CAE POR PRIMERA VEZ
Te adoramos Cristo y te bendecimos
Que por tu santa cruz redimiste al mundo
Todos nosotros como ovejas erramos, cada uno marchó por su propio camino
y el Señor descargó las culpas de todos nosotros. Es el peso de nuestros
pecados el que Cristo lleva sobre sí mismo, es ese peso de nuestro orgullo y de
nuestras faltas el que lo vence y que lo echa a tierra.
¡Qué increíble! que el Dios omnipotente y el Hijo amadísimo del Padre llegue
hasta el punto de sufrir la debilidad de nuestra condición humana para
mostrarnos su misericordia. Su caída no es una derrota, es una enseñanza, es
un signo de esperanza, pues al levantarse después de caer, Cristo nos muestra
la fuerza reparadora de su Gracia, de su Salvación.
OREMOS
Señor, Tú que haz venido no por los justos sino por los pecadores, danos un
corazón humilde y lleno de confianza que pueda acudir a Ti tras la caída y el
pecado y que pueda apoyarse en Ti para levantarse y seguir adelante en el
camino de tu Reino. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
IV ESTACION
IV. ESTACION: JESUS ENCUENTRA A SU MADRE
Te adoramos Cristo y te bendecimos
Que por tu santa cruz redimiste al mundo
María había escuchado del Ángel que Jesús reinaría para siempre y
que su reino no tendría fin. Ella recordaba éstas palabras y las
conservaba en su corazón.
OREMOS
Es probable que al principio Simón haya tomado la cruz de mala gana. Pero
después la mirada del Maestro y la gracia de ese encuentro transformaron su
corazón. Fue entonces que Simón de Cirene experimentó en su interior el don
de la cruz que Cristo le hizo.
OREMOS
Verónica se abre paso entre los soldados arriesgándose a recibir los mismo
insultos o incluso los golpes que Cristo recibía, para enjugar con un velo el
rostro del Maestro. Jesús quiso dejar en aquella tela su rostro impreso, le deja
así a Verónica un recuerdo imborrable de aquel acto de caridad que tuvo con
Él.
Esta escena nos recuerda aquella en la que una mujer pecadora derramó un
perfume en los pies de Jesús y lo enjugó con los cabellos, Jesús dijo de aquella
mujer: una obra buena ha hecho conmigo. Las mismas palabras podrían
aplicarse también a la Verónica, de ella podemos aprender que en ninguna
circunstancia es impedimento para hacer el bien, sobre todo a aquellos que
más lo necesitan.
OREMOS
El Verbo de Dios que se hizo carne y puso su morada entre nosotros, cae de
nuevo bajo el peso de la cruz, ¿Cómo es posible que él, que hizo el cielo y la
tierra, pueda sucumbir ante el peso de la cruz de nuevo? Él mismo creo los
árboles y la madera que la forman. ¿Qué consiste ésta lección tan grande de
Jesús, que lleno de heridas y con el rostro desfigurado, cae otra vez vencido
por los castigos y las penas que le hemos causado?
San Pablo nos dice en su primera a la carta a los corintios, una frase que se
aplica a Cristo en primer lugar: Me he hecho débil con los débiles para ganar
a los débiles. Si Cristo cae por segunda vez, también se levanta por segunda
vez, ¿acaso no es ésta nuestra mayor esperanza? Es su Fuerza la que nos
levanta de nuestras caídas, y su perseverancia nuestra perseverancia. Ésta es la
fe que hace decir a san Pablo: Todo lo puedo en aquel que me fortalece.
OREMOS
Estas palabras que Jesús dirige a las mujeres, hoy apela a nuestra conciencia,
si en el leño verde hacen esto, en el seco ¿qué se hará? Si no podemos o no
sabemos reconocer la salvación que nos ha venido a traer Jesús ¿Qué será de
nosotros? ¿Qué será de nuestra generación que esta embebida en esta cultura
de egoísmo, de muerte, de irreligiosidad? Este tiempo, es un tiempo de
reconocer el tiempo de la visita, de reconocer el momento de la salvación que
Jesús nos da y de abrazarla.
OREMOS
Jesús, que no seamos sordos a tu voz, haz que sepamos reconocerla en el ruido
de la vida moderna, que podamos abrirte la puerta de nuestro corazón y
recordemos la promesa que nos haz hecho: Mira que estoy a la puerta y llamo,
si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y
él conmigo. Al vencedor, le concederé sentarse conmigo en el trono, como yo
también vencí y me senté con mi Padre en su trono. Tú que vives y reinas por
los siglos de los siglos. Amén.
IX ESTACION
IX. ESTACION: JESUS CAE POR TERCERA VEZ
Te adoramos Cristo y te bendecimos
Que por tu santa cruz redimiste al mundo
San Pablo en su carta a los filipenses se refiere a Cristo con estas palabras:
Siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios, si no
que se despojo de sí mismo tomando condición de siervo, haciéndose
semejante a los hombre y apareciendo en su porte como hombre y se humillo
a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz.
Esta revelación es una luz para el escandalo de ver a Dos, postrado en tierra,
abatido por el castigo de los soldados y el peso de la cruz. Cristo se despoja de
su gloria y humillándose nos enseña el camino hacia el reino de Dios, no es un
camino como los reinos de este mundo, tal como lo explicaba a Pilato. Es un
camino de humillación, de abajamiento, de despojo. Para el mundo que estima
el poder, el honor y la riqueza por encima de todo, este camino es
incomprensible.
El Amor es la única llave para entender este camino y entrar en él. Este Amor
por el cual Cristo nos lava los pies, en un gesto de servicio, llevado al
extremo. Este Amor por el cual Cristo da la vida por nosotros en un acto
envuelto de humillación y pobreza. En esa miseria llevada al límite, Cristo nos
dice: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, nadie va al Padre si no por mí
¿Estamos dispuestos nosotros a seguirle?
OREMOS
OREMOS
Cristo sufre lo indecible, qué nos quiso decir el Señor cuando nos dijo:
Cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí. Ciertamente
sentiríamos compasión por alguien crucificado, pero difícilmente eso sería
suficiente para movernos a unir nuestras vidas a aquél que esta suspendido en
la Cruz. Sin embargo, generación tras generación ésta terrible visión a atraído
a una multitud de personas que han hecho de la cruz el estandarte de su Fe.
Cristo atrae desde la cruz con la fuerza del Amor, del Amor divino que ha
llegado al don total de sí mismo, es en efecto en la Cruz donde Jesús nos
muestra su Amor de la manera más sublime, bajo la sombra de esta cruz,
vivamos en el Amor como Cristo nos Amó entregando la vida en el Amor a
Dios y a nuestros hermanos.
OREMOS
Jesús sabe que el hombre tiene necesidad de misericordia y nos enseña que la
tiene para todos aquellos que se arrepienten como el buen ladrón que le pide:
Acuérdate de mí cuando estés en tu Reino. La respuesta de Jesús manifiesta
claramente su magnanimidad al decir: Yo te aseguro que hoy mismo estarás
en el paraíso.
María, desolada, recibe en sus manos el cuerpo sin vida de su hijo, no hay
palabras que puedan expresar el dolor tan profundo que su puro corazón sintió
en ese duro momento. Pero esos recuerdo también los conservó ella en su
corazón, recordando las palabras proféticas del viejo Simeón: la espada
atravesará el corazón.
No, no hay palabras para describir un dolor así, solo la imagen de la piedad ha
logrado grabar en la memoria del pueblo de Dios la expresión tan dolorosa de
aquel vínculo de Amor que nace en el corazón en la madre el día de la
anunciación y quemadura en la espera del nacimiento de su divino hijo.
Este Amor sometido a la prueba, ahora debe transformarse en una unión que
supera los confines de la vida y de la muerte. De este modo, María con su
ejemplo nos ilumina para aprender el difícil Amor que no huyan del
sufrimiento sino que se abandona confiadamente a la ternura de Dios, para el
cual nada es imposible.
OREMOS
En ese Viernes Santo, en esa espera que antecede a la mañana del primer día,
cada corazón busca el rostro del Señor, ¿de dónde vendrá nuestro auxilio?
¿dónde estas Señor? ¿a dónde te has escondido?
ORACION FINAL
Nuestro viacrucis culmina en la Resurrección. No está aquí, ¡ha resucitado! A
la noticia de María Magdalena, Pedro y Juan se apresuran al sepulcro y lo
encuentran vacío, la losa levantada, las vendas por tierra y el sudario doblado
aparte. Juan vio y creyó y con él creyó en la Iglesia que desde entonces
anuncia al mundo la Verdad: Cristo a resucitado de entre los muertos. Así con
su muerte y resurrección, Jesucristo transforma la cruz de signo de ignominia
en signo de victoria, victoria de la Verdad sobre la mentira, del Bien sobre el
mal, de la misericordia sobre el pecado, de la Vida sobre la muerte.