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Introducción
Tomar decisiones en el sector pú blico siempre ha sido y será complicado: entre otras
cosas, no solo porque generalmente toda política o acció n llevada a cabo desde la
administració n pú blica deja “ganadores” y “perdedores” (o beneficiados y no
beneficiados, o, directamente, perjudicados), sino que también, por si fuera poco,
porque dichas decisiones se suelen tomar sin conocer todos los datos, toda la
informació n; todas las variables que, idealmente, permitirían optar por las opciones
má s racionales y má s respaldadas por la evidencia.
Marco teórico
Segú n afirma Arellano (añ o), hay una tendencia a presentar a la Nueva Gestió n Pú blica
como un cambio de paradigma en términos organizativos con respeto a la
Administració n Pú blica Progresiva (APP). Pero para él, dicha afirmació n resulta
cuando menos imprecisa, pues de ser así, se estaría ante lo que autores como Barzelay
(1922) denominan como “posburocracia”, algo totalmente opuesto a como él la
denomina: “ultraburocracia”.
La idea detrá s de esa asunció n que dicho autor no comparte se esconde detrá s de las
pretensiones retó ricas de la nueva gestió n pú blica: un gobierno má s eficiente que se
administre de manera má s parecida a la forma en que lo hacen las organizaciones del
sector privado. Pero esto, la transició n hacia la NGP, en realidad es un síntoma de un
cambio profundo en el espacio social y tecnoló gico donde se mueve la administració n
pú blica, má s que un cambio de paradigma organizativo.
Algunas de las ideas de la NGP de hecho son compatibles con la visió n weberiana de la
burocracia. Las tecnologías de la informació n han posibilitado la capacidad de
recolectar, mover y procesar datos que facilitan la toma de decisiones normativas y
técnicas. Así como también, “la expansió n y sofisticació n de los contratos y los
sistemas de incentivos calculados a través de mecanismos de costos de transacció n y
teorías de agente principal” (p.14) nos asocian má s al reino del dominio formal de las
reglas y las normas en los contratos organizacionales e institucionales como pretende
la burocracia weberiana.
Aplicación empírica
La pandemia del covid19 está poniendo a prueba las capacidades de los gobiernos
locales, y a su paso, poniendo en evidencia una vez má s las grandes disparidades que
hay entre regiones y entre ciudades. Pese a haber avanzado en su proceso de
descentralizació n hace má s de 3 décadas, en Colombia la mayor cantidad de poder y
recursos continú a manejá ndose desde el gobierno central.
Medellín y Cali son las dos ciudades má s importantes del país después de su capital,
Bogotá . De acuerdo con POLIS (2020), se trata de dos ciudades que tienen trayectorias
econó micas y sociales muy similares, pero cuya recuperació n histó rica después del
tiempo del recrudecimiento del narcotrá fico y los carteles ha representado un
desarrollo desigual. Este se puede contrastar con estadísticas disponibles sobre los
nú meros de contagiados, de pacientes hospitalizados y de muertes por covid19 en
ambos casos.
Vale la pena comparar estas dos ciudades si tenemos en cuenta sus características
sociodemográ ficas, muy similares en muchos aspectos: el tamañ o de su població n, su
tasa de desempleo e incluso su aporte al PIB nacional. Sin embargo, “Medellín ha
logrado, a lo largo del tiempo, tener un desarrollo econó mico y urbano má s
estructurado en comparació n con Cali, dado que su gestió n gubernamental goza de
mayor capacidad técnica tanto en su talento humano como en la infraestructura
tecnoló gica que posee” (POLIS, 2020).
Como ya citaba antes, para Arellano la NGP má s que hacer una propuesta
paradigmá tica distinta, recupera nuevas capacidades tecnoló gicas de control y
propone cambios en ciertas instituciones de gobernanza. De manera que, las
decisiones soportadas en la tecnología y los datos serían uno de los objetivos a
perseguir. En clave de ello, un indicador, aunque imperfecto, pero que permite
aproximarse a las diferencias en capacidad técnica entre las ciudades de Medellín y
Cali, es la cantidad de datos abiertos que se encuentran en sus plataformas. En la
siguiente tabla se comparte esta informació n:
Por otro lado, es de resaltar también que el porcentaje de casos activos atendidos en
casa es mayor en Medellín (91%) en comparació n con Cali (80%) y Colombia (88%),
lo que sugiere una mejor administració n de recursos, particularmente, en el sector de
la salud por parte de Medellín. De este modo, la atenció n de los contagios se está
haciendo de una manera estratégica, con el fin de evitar el colapso de la
infraestructura de salud existente.
A continuació n, en la tabla 2, la informació n má s detalla sobre dicho tipo de
estadísticas en la pandemia, donde destaca el hecho de que la tasa de pruebas por
milló n de habitantes en sus respectivos departamentos es mucho mayor para el caso
de Medellín (12.5%) ante un 7.8% de Cali, lo que de entrada descarta la hipó tesis de
que las estadísticas en Medellín son “mejores” debido a un subregistro:
Conclusiones
Las ciudades que son gobernadas sin datos sencillamente tratan de dar pasos hacia
delante, pero a ciegas. Como vimos, uno de los cambios hacia los que apuntaba la
Nueva Gestió n Pú blica tiene que ver con el tema de tomar decisiones má s informadas,
donde la tecnología juega un rol especial. En Colombia este fenó meno de medir los
resultados y tomar las decisiones de políticas pú blicas basados en la evidencia aun se
encuentra lejos de un punto deseable: es este, pues, uno de los problemas má s
grandes de la administració n pú blica, que ademá s, tiende a acentuarse en los
municipios y regiones má s pequeñ as y alejadas tanto geográ fica como políticamente
del gobierno central.