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La señora de los anillos, entre otras tumbas


presantamarianas de Yocavil
M. Cristina Scattolin, M. Fabiana Bugliani, Lucas Pereyra Domingorena y Leticia I. Cortés
Recibido 28 de Junio 2004. Aceptado 24 de Noviembre 2004

RESUMEN

A pesar de las miles de tumbas que han sido excavadas en el valle de Santa María y que aportaron muy ricas
colecciones cerámicas, es escasísimo el registro contextual que se poseen de los enterramientos presantamaria-
nos (500 aC al 900 dC). Son muy pocos los casos en los que han existido registros escritos o gráficos, recupe-
ración de restos óseos o referencias contextuales precisas. En este trabajo se da a conocer la noticia del hallazgo
fortuito de una tumba presantamariana en la localidad de Lampacito (Departamento Santa María, Catamarca,
Argentina), donde a pesar de las desfavorables condiciones y estado del hallazgo se ha podido recuperar valiosa
información. En esta oportunidad se realiza una descripción de las circunstancias del hallazgo y se presentan los
resultados de los estudios realizados hasta el momento, caracterizando los materiales óseos recuperados y exa-
minando el registro material que integraba el ajuar. Asimismo se plantea un marco comparativo general a fin de
aportar evidencias para la comprensión del conjunto estudiado.

Palabras claves: Noroeste argentino; Registro funerario; Bioarqueología.

ABSTRACT

Thousands of burials have been excavated in Santa María Valley, which have contributed substantial ceramic
collections. However, a limited record of pre-Santa María burials has been documented (500 BC to AD 900).
There are very few documentary or graphic records, recovery of human remains, or precise contextual references.
In this paper a fortuitous discovery of a pre-Santa María burial, found in the area of Lampacito (Department of
Santa María, Catamarca, Argentina), is reported. In spite of the poor conditions and state of the find important
information has been recovered. Here a description of the specific circumstances of recovery is provided and the
results of the analyses completed to date are presented. Bone materials are described and the associated material
in the assemblage is examined. Finally, the burial is analyzed within a general comparative framework to contribute
evidence for a better understanding of the finding.

Keywords: Northwestern Argentina; Burial record; Bioarchaeology.

M. Cristina Scattolin. CONICET-Museo Etnográfico, Universidad de Buenos Aires. Moreno 350, 1091 Buenos Aires. E-mail:
cris@netverk.com.ar
M. Fabiana Bugliani.CONICET-Museo Etnográfico, Universidad de Buenos Aires. Moreno 350, 1091 Buenos Aires. E-mail:
bugliani@sinectis.com.ar
Lucas Pereyra Domingorena. CONICET-Museo Etnográfico, Universidad de Buenos Aires. Moreno 350, 1091 Buenos Aires.
E-mail: lucasdomingorena@hotmail.com
Leticia I. Cortés. Museo Etnográfico, Universidad de Buenos Aires. Moreno 350, 1091 Buenos Aires. E-mail:
leticiaicortes@hotmail.com

Intersecciones en Antropología 6: 29-41. 2005. ISSN 1666-2105


Copyright © Facultad de Ciencias Sociales - UNCPBA - Argentina
30 | M. C. Scattolin et al. - Intersecciones en Antropología 6 (2005) 29-41

INTRODUCCIÓN tro de los materiales recuperados, informar los análisis


realizados hasta el momento, dar una primera caracte-
Millares de sepulcros han sido excavados en el
rización biológica del individuo y, finalmente, ofrecer
valle de Santa María o Yocavil (Figura 1) y sin embar-
un marco general comparativo para la comprensión de
go, para contar las tumbas presantamarianas1 conoci-
este entierro confrontándolo con otras inhumaciones,
das alcanzan las dos manos. Incluso de estas pocas
de las cuales se recabó documentación de coleccio-
no se tiene más que algunas referencias publicadas y
nes de museos y de otras investigaciones. Se ha reali-
objetos recuperados, unos restos óseos fragmentarios,
zado un esfuerzo para brindar información lo más
ciertos archivos documentales antiguos o poco preci-
exhaustiva posible a pesar de las condiciones poco
sos, algún dibujo. En cambio, los depósitos en museos
favorables y el estado del hallazgo con la expectativa
y en colecciones privadas albergan cientos y miles de
de contribuir a ilustrar el registro funerario formativo
objetos presantamarianos, pero carecen de información
de Yocavil.
contextual (Scattolin 2003). Cada objeto de tales co-
lecciones es una unidad atomizada sin referencia al-
guna de asociación que permita acceder a un mínimo
LUGAR Y CIRCUNTANCIAS DEL HALLAZGO
de información fructífera. Por eso, para quien esté in-
teresado en conocer algún contexto funerario presan- En julio de 2003 algunos lugareños informaron que
tamariano cerrado con asociación entre artefactos y en la localidad de Lampacito, en las afueras de la ciu-
con la posibilidad de obtener un fechado absoluto, la dad de Santa María, se había realizado un hallazgo de
noticia de un hallazgo fortuito como el que se refiere restos de un esqueleto y vasijas cerámicas cuando se
en esta oportunidad genera enormes expectativas. cavaba un pozo para la construcción de un edificio en
El propósito de este trabajo es dar a conocer tal propiedad del Sr. Guillermo González. La Ing. Ana María
contexto, detallar las circunstancias del hallazgo que Gigantino, vecina de la zona, solicitó asesoramiento lue-
permitieron comprobar su unidad, presentar un regis- go de reunir algunos objetos y partes de un esqueleto
extraídos durante las tareas de construcción. Anterior-
mente había contactado a funcionarios de
la Dirección de Patrimonio Cultural de la
Provincia de Catamarca, quienes le indica-
ron el posible interés que tendría este ha-
llazgo para los autores. El equipo integra-
do por los autores, una vez autorizado a
intervenir por las autoridades provinciales,
concurrió al lugar de extracción y realizó
nuevas exploraciones en el área. Al mo-
mento de dicha intervención prácticamente
toda la tumba había sido cavada.

El entierro estaba ubicado unos 100


m al sur de la actual capilla de Lampaci-
to. El terreno se encuentra en la llanura
aluvional del río Santa María, a unos 2000
m snm. Se trata de una superficie sin cu-
bierta herbácea pero con vegetación ar-
bustiva y arbórea rala. Durante los últimos
años el terreno se ha utilizado para la ex-
plotación agraria.

Los materiales óseos que habían sido


extraídos antes de la llegada del equipo
comprendían sobre todo partes de hue-
sos largos de extremidades, fragmentos de
Figura 1. Localidad de Lampacito en el valle de Santa María. cráneo y otras partes del esqueleto. La
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mayoría de los huesos había podido ser recuperada y las falanges antedichas y 14 cuentas de collar hechas
se hallaba en posesión de la Ing. Gigantino, de mane- en piedra. Todos ellos fueron obtenidos de la amplia-
ra que pudo ser luego trasladada al laboratorio en el ción y profundización del pozo previamente realizado.
Museo Etnográfico de la Universidad de Buenos Aires
En síntesis, el conjunto recuperado está compues-
para su análisis más detallado. El resto del material
to por parte del esqueleto de un individuo junto con,
extraído comprendía una docena de vasijas cerámicas
al menos, 12 recipientes cerámicos, alrededor de 14
y un brazalete de metal que se encontraban -según se
cuentas de piedra, un mínimo de tres anillos y un bra-
informó y luego se comprobó- asociados a los hue-
zalete de cobre. Se recuperaron además fragmentos de
sos. Este conjunto de artefactos, si bien pudo ser exa-
cerámica sueltos, escasos desechos líticos y algunas
minado y fotografiado, no fue trasladado a Buenos
muestras de sedimento. Finalmente, se informó que po-
Aires y permanece en la localidad de Santa María.
siblemente aún quedara un segundo brazalete y un
Los trabajadores locales que intervinieron en el número indeterminado de anillos en posesión de los
hallazgo y extracción de los restos informaron la posi- pobladores que si reaparecen, se espera poder anali-
ción original de los mismos. Según sus dichos, el es- zar en el futuro.
queleto se hallaba con la cabeza al norte sin diferen-
ciarse ninguna estructura de piedra alrededor; habría
estado en posición decúbito dorsal y habría tenido las COMPROBACIÓN DE LA UNIDAD DE
piezas cerámicas sobre su tórax. A partir de tal infor- CONTEXTO
mación se ha tratado de reconstruir las ubicaciones de
manera esquemática en la Figura 2, la cual debería ser A los fines de un correcto inventario y relevamien-
tratada como un “retrato hablado”, ya que el equipo to se estableció un código de procedencia a cada una
no realizó la observación in situ. de las unidades removidas, ya sea por los trabajado-
res locales como por el equipo. Se asignaron seis uni-
En el área del enterramiento se constató la presen-
dades de procedencia (Tabla 1).
cia de una zanja abierta para la construcción del edi-
ficio y pilones de tierra acumulados a los costados. La unidad 857 incorpora los materiales de la reco-
Entre la tierra removida se advirtió la presencia de ties- lección general realizada en las proximidades de la
tos y huesos. Se procedió a acondi-
cionar el área. Se recolectaron algu-
nos materiales superficiales. Se lim-
piaron perfiles expuestos, se tamizó el
pilón de tierra del pozo que corres-
pondía al área del enterramiento y
otros pilones cercanos y finalmente se
amplió la cavidad abierta por los tra-
bajadores y se procedió a su excava-
ción de forma controlada. Se incluye-
ron en lo posible algunos datos de
ubicación tridimensional. Tal amplia-
ción alcanzó una profundidad 1,60 m.
El sedimento fue mayormente arcillo-
so de alta resistencia al cavado y apa-
reció muy adherido a varios artefactos.

Los materiales recuperados en es-


tas tareas se limitan a algunos fragmen-
tos de huesos de cráneo, varias falan-
ges, un diente y partes fragmentadas
de huesos largos, entre otros. En cuan-
to a artefactos, se rescataron escasos
Figura 2. Reconstrucción de la ubicación de los materiales arqueológicos a
fragmentos de cerámica, al menos tres partir de las informaciones brindadas por los trabajadores que intervinieron en
anillos firmemente adheridos a dos de el hallazgo y extracción del esqueleto.
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construcción. La unidad 861 en- Procedencia Referencia Materiales recuperados


857 Recolección superficial Restos óseos, fragmentos de cerámica.
globa los materiales encontrados 858 Nivel 150-160. Restos óseos, fragmentos cerámicos, cuentas de
dentro del sedimento suelto le- collar, concreciones .
859 Nivel 150-160. Ítems con Fragmento de cráneo, conjunto formado por una
vantado antes de proceder a la ubicación tridimensional. falange con dos anillos, 2 falanges con anillos, un
desecho lítico.
excavación controlada. Luego, la 860 Del sedimento del montículo Restos óseos, fragmentos cerámicos, cuentas de
excavación se orientó a la regu- de la obra. collar.
861 Sedimento removido que Restos óseos, fragmentos de cerámicas.
larización de la concavidad pro- tapaba el pozo.
ducida tanto por la obra como 862 Materiales en posesión de Ing.
Gigantino.
Restos óseos, vasijas, una pulsera de metal.

por la actividad de saqueo. Dicha Tabla 1. Procedencias de las unidades de extracción.


expansión consistió en ampliar la
geométrica incisa). Además, se hallaron dos fragmen-
cavidad hacia los laterales y en profundidad, donde tos grises con decoración incisa en damero, corres-
se encontraron materiales en la matriz sedimentaria. La pondientes a la misma unidad, que si bien no pudie-
unidad 858 fue asignada a los materiales obtenidos por ron ser remontados, podrían pertenecer a la porción
tamizado de la tierra y la 859 englobó los ítems cuya decorada de una escudilla fragmentada con la mis-
ubicación fue medida en forma tridimensional. Simul- ma decoración. También dos fragmentos color ante
encontrados en el Nº 860 podrían pertenecer a la
táneamente se decidió pasar por tamiz el sedimento
Vasija 9, por su similitud en términos de su perfil,
acumulado al pie del pozo de cimiento de la cons-
pasta y terminación de superficie.
trucción y de allí se rescataron otros restos óseos, frag-
3. Otro elemento diagnóstico fue el depósito adherido
mentos de cerámica y cuentas de collar que fueron a los materiales recuperados. Tanto los restos extraí-
registrados en la unidad 860. Por último, y para dar dos de la excavación como aquellas piezas en po-
cuenta del material que se halló en posesión de la Ing. sesión de Gigantino presentaban adherido idéntico
Gigantino, se le asignó el Nº 862 (Pereyra Domingorena sedimento.
2003). Establecida la integridad del contexto, una muestra
La integridad del entierro y la verificación de que ósea del esqueleto fue datada por aceleración de par-
había constituido un contexto cerrado fue determina- tículas y proporcionó una fecha que ubica el enterra-
da en función de una serie de criterios: miento entre fines del siglo VI y la primera mitad del
1. El cráneo por sí mismo aseguró la integridad del siglo VII después de Cristo (AA-59414, 1446 ± 36 AP;
conjunto dado que los fragmentos que lo constitu- 595-655 años cal. AD a un intervalo de confianza de
yen -y que remontan perfectamente entre sí- pro- 68.2%, 1σ; o 540-660 años cal. AD a un intervalo de
vienen de cada una de las unidades de proceden- confianza de 95,4%, 2 σ; δ13C = -12,0‰).
cia. Así, algunas porciones se encontraron durante
la excavación de rescate (Nº 859), otras durante el
tamizado del material excavado (Nº 858) y del se-
dimento del montículo de la obra (Nº 860), otras en UNA DAMA MADURA
el sedimento removido que tapaba el pozo (Nº 861)
y otras entre los restos en posesión de A. M. Gigan- Los restos óseos obtenidos pertenecen a un único
tino (Nº 862). Los huesos largos, por su parte, pre- individuo. De las extremidades inferiores se recupera-
sentan una situación similar. Las partes mejor pre- ron ambos fémures y tibias fragmentados en distinto
servadas (de mayor tamaño) de los huesos largos de número de partes remontables. De los peronés sólo se
las extremidades inferiores (tibias, fémures y pero- posee tres fragmentos de diáfisis. La rodilla izquierda
né) se encontraban en posesión de A. M. Gigantino
se encuentra fragmentada en su cara anterior.
(Nº 862). Sin embargo, y como sucedió con el crá-
neo, estas partes remontaron con fragmentos recu- De las extremidades superiores se recuperaron al-
perados por el equipo en la excavación de rescate. gunos fragmentos de diáfisis de ambos húmeros y un
Así, el fémur y la tibia derecha remontaron con frag- fragmento de cúbito izquierdo. Asimismo se posee al
mentos hallados durante el cribado del sedimento del
menos cuatro falanges y dos fragmentos de metacarpo
montículo de la obra (Nº 860) y el fémur izquierdo
de la mano izquierda y al menos seis falanges, dos frag-
y el peroné derecho lo hicieron con otros del sedi-
mento removido que tapaba el pozo (Nº 861).
mentos de metacarpo y un carpo ganchoso de la mano
2. En el caso de los restos cerámicos se presentó una derecha. En esta última, la quinta falange proximal po-
situación similar. Un fragmento recuperado en el seía un anillo inserto y la tercera falange proximal apa-
sedimento del montículo de la obra (Nº 860) remon- reció directamente insertada en dos anillos metálicos,
tó con la Vasija 6 (una jarra gris con decoración como en su posición en vida. De la pelvis se recuperó
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la sínfisis púbica izquierda y el acetábulum derecho En base a la morfología general del esqueleto y el
fragmentado en dos partes remontables. De las vérte- diámetro de cabeza de fémur (Bass 1971; Ubelaker
bras sólo se posee algunos fragmentos de cuerpo y 1978) se estimó que los restos probablemente perte-
procesos transverso y espinoso y el atlas fragmentado. necerían a una mujer. Su edad fue aproximada por me-
Asimismo, son muy escasos los fragmentos de costilla. dio de tres métodos basados en la evaluación de los
Finalmente, el cráneo se encuentra fragmentado en 13 cambios morfológicos que experimenta la sínfisis pú-
partes que, al ser remontadas, constituyeron aproxima- bica desde la pubertad en adelante (Bass 1971). El cál-
damente un tercio de la superficie total. No se recupe- culo se realizó mediante la comparación del patrón ob-
raron piezas dentales excepto un fragmento de coro- servado con los estándares propuestos por distintos au-
na y una raíz (Figura 3). tores (Brooks y Suchey 1990; Gilbert y McKern 1973;
Todd 1921). Los resultados, coherentes entre sí, apun-
tan a una mujer de edad madura de alrededor o algo
más de 40 años (Tabla 2).

Finalmente, se estimó su estatura en vida a partir


de los huesos largos de las piernas dando prioridad al
método propuesto por Steele (1970) debido el carác-
ter fragmentario de los mismos. Sin embargo, ya que
en un caso -fémur derecho- fue posible obtener la lon-
gitud máxima del hueso (maximum bone lenght), tam-
bién fueron aplicadas las ecuaciones propuestas por
Trotter y Gleser (1952) para mujeres blancas y Genovés
(1967) para mesoamericanos. Las estimaciones resulta-
ron ser aproximadamente similares siendo la estatura
menor estimada en 145 cm y la mayor en 151 cm (sin
tener en cuenta las desviaciones estándar) (Tabla 3).

CONSERVACIÓN Y QUEMADO

Aunque en estado fragmentario, las partes recupe-


radas están relativamente bien preservadas. Es notable
la variedad de tonalidades presentes en el esqueleto.
En este sentido, se observan marcados contrastes en-
tre, por ejemplo, el cráneo que presenta una colora-
ción marrón oscura/negra llegando a tonos azulados
en el frontal y los huesos de las extremidades inferiores,
donde una coloración amarillenta predomina (salvo por
sectores puntuales -particularmente en zona de fractu-
ras- en los cuales se evidencian manchas marrones más
oscuras). El caso más llamativo es el de las falanges de
las manos que presentan varias tonalidades que van
desde el negro pasando por el marrón hasta el amarillo
(para mayor descripción ver Cortés 2003).

Método Resultado
Todd (1921) Fase VIII = 40-45
Brooks y Suchey (1990) Fase V = rango 25-83 (media
48,1) (± 14,6)
Gilbert y McKern (1973) Suma componentes = 10 =
rango 30-47 (media 36,9) (±
7,73)
Figura 3. Esquema marcando en sombreado los restos Tabla 2. Estimación de edad en base a cambios
óseos recuperados. morfológicos en la sínfisis púbica.
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Método Resultado nominaciones frecuentemente usadas. En


Steele (1970).
líneas generales, el repertorio de formas
1. Regresión a longitud máxima del hueso (con 145,94 cm (± 6,26)
fórmula Trotter y Gleser 1952). 145,87 cm (± 4,91) está compuesto por seis jarras, tres ollas,
2. Regresión de dos o más segmentos a estatura. dos cuencos y un puco o tazón.
Genovés (1967) . 145,572 cm (± 3,816)
Trotter y Gleser (1952). 151,665 cm (± 3,72) Cuatro de las jarras poseen cuerpos
Tabla 3. Estimación de estatura en base a tres métodos. globulares y cuellos de borde oblicuo que
Buikstra y Ubelaker (1994:95) postulan que una va- les confieren un contorno de simetría dor-
riedad de agentes pueden causar la distinta coloración siventral. Tres de ellas (Nº 4, 5, y 6, Figura 4d, e y f,
de los huesos, entre ellos, inclusiones en las tumbas respectivamente) son de color gris y presentan decora-
(grave inclusions), rituales mortuorios, el ambiente de- ción geométrica incisa por sombreado zonal (hachured
positacional y la exposición al calor/quemado de los zoned), la cual se distribuye en campos decorativos
mismos. Si bien en principio no se descartan procesos bien delimitados. La vasija 10 es una cuarta jarra de
diagenéticos (Nicholson 1993:423) se cree que esta úl- simetría dorsiventral pero en este caso es de color ro-
tima causa -la exposición al calor- explica en gran parte jizo y no lleva decoración (Figura 4g).
el estado de los restos. Se considera, sin embargo, que Otras dos jarras poseen asas en cinta horizontales
aún es prematuro concluir sobre el carácter cultural y base convexa. Una de ellas (que también podría des-
(intencional) o natural (ac-
cidental) del quemado
(para una discusión ver
Cortés 2003).

En síntesis, los restos


humanos recuperados per-
tenecen a una mujer de
edad madura y talla peque-
ña. Los huesos se encuen-
tran mayormente fragmen-
tados pero pudieron ser re-
montados en gran parte.
Se estableció que la dife-
rencia de coloraciones res-
ponde a la acción del fue-
go en distintos grados aun-
que aún queda por inves-
tigar la causa del quemado.

UNA DOCENA DE
VASIJAS

El conjunto de ofrendas
está integrado por vasijas
con alturas de entre 9 y 23
cm (Figura 4). Para carac-
terizarlas morfológicamen-
te se ha utilizado los crite-
rios empleados por Balfet et
al. (1983), pero teniendo
en cuenta las característi-
cas propias de los conjun-
tos de esta zona y las de-
Figura 4. Conjunto de vasijas que acompañaba el enterramiento.
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cribirse como botella) es ante-naranja pulida y sin de- La vasija color ante anaranjado (Nº 11, Figura 4b)
coración (Nº 11, Figura 4b), mientras que la otra, de presenta un pulido en líneas ejecutado de manera
color rojizo con manchas, presenta decoración antro- vertical, un gesto técnológico muy peculiar que es
pomorfa en el cuello realizada mediante incisión y conocido para la cerámica de estilo Campo Colorado
pastillaje (Nº 3, Figura 4c). en el alto valle Calchaquí (Tarragó 1980:38). Algunos
rasgos técnicos y decorativos de la vasija Nº 3 (Figura
De las ollas que integran el conjunto, la vasija 9 es
4c), como el tipo de silueta, ubicación de asas y deco-
la más grande del grupo, pero ahora está incompleta ya
ración antropomorfa estilizada en el cuello parece que
que le falta gran parte del borde. Se trata de una pieza
estuvieron presentes también en manufacturas del sec-
ante rojizo con decoración antropomorfa al pastillaje en
tor circumpuneño y puneño vecino al valle de Santa
el cuello, ojos en grano de café, tiras al pastillaje incisas
María, como por ejemplo, algunas piezas antropomor-
como cejas y nariz en forma de arco (Figura 4i). Otra
fas del valle del Cajón (Scattolin y Gero 1999: Figura
olla es de pasta ante rojiza y no posee decoración (Nº
3), Laguna Blanca (Scattolin y Bugliani 2004: Figura 16g)
2, Figura 4a). Una tercera olla es la pieza más pequeña
y Tebenquiche (Krapovickas 1955).
y está decorada con motivos geométricos incisos sobre
pasta de color gris oscuro (Nº 7, Figura 4l).

Entre las piezas abiertas, un cuenco de pasta ante


LA ORNAMENTACIÓN PERSONAL
presenta cuatro apliques al pastillaje en el borde (Nº 8,
Figura 4h). Otro, de cuerpo compuesto con un punto Los anillos, tres en total, fueron hallados en directa
angular es de color gris y está decorado con motivos asociación a las falanges. Cada uno de ellos está for-
geométricos y de reticulado (Nº 12, Figura 4k). Esta pie- mado por una circunferencia de metal que no llega a
za además posee un pequeño modelado zoomorfo cerrarse totalmente. Las medidas, que varían sutilmen-
(reptil) entre dos campos incisos. Por último, existe un te, oscilan entre 16-18 mm de diámetro interior y 22-
tazón ante con pequeños apliques ubicados de mane- 24 mm del exterior. El espesor es difícil de calcular
ra simétrica en el cuerpo y borde de la pieza (Nº 1, debido a la capa de óxido y sedimento consolidado
Figura 4j). que los recubre (Figura 5). El brazalete, también de
El conjunto cerámico ha sido confeccionado con cobre, tiene un ancho máximo de 52 mm y un espe-
una gama de recursos estilísticos que presumiblemen- sor máximo de 4 mm.
te estuvieron en uso a mediados del primer milenio dC Uno de los anillos fue sometido a análisis de EDAX
(ver Scattolin 2003). Varias piezas comparten cierto ‘aire y Fluorescencia de Rayos X a fin de determinar cuali-
de familia’ con otros ejemplares conocidos del valle de tativamente los componentes mayoritarios del material.
Santa María y alrededores. En particular las jarras “con
cuellos de perfil oblicuo” parecen haber sido una for-
ma de uso común en este valle. Como se verá más ade-
lante, otras tumbas de la zona contenían vasijas de esta
clase. Osvaldo Heredia aisló esta particular silueta de
simetría dorsiventral (sensu Wolf y Kuhn 1977), que no
tienen sección circular (no generan un “sólido de re-
volución”), como propia del norte del valle de Santa
María y del sur del valle Calchaquí y consideró que
identificaba una cultura independiente que denominó
“San Carlos” y que era análoga a la cultura Ciénaga de
Hualfín, pero distintiva de aquella región (Heredia et
al. 1974, citado en Tarragó 1989:468-471, Tarragó y
Scattolin 1999:143). Esta clase de perfil, por lo demás,
también estaba presente en sitios de las yungas de la
vertiente oriental andina del noroeste argentino (Here-
dia 1974). Asimismo la pieza de color rojizo, de termi-
nación pulida y decoración antropomorfa (Figura 4i)
comparte varios atributos de manufactura y decoración
con recipientes de estilo Candelaria (Heredia 1974). Figura 5. Anillos insertados en la falange.
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Los resultados fueron similares en ambas técnicas, sien- inhumaciones bajo las casas (Berberián 1989, Núñez
do el cobre el elemento mayoritario. También se de- Regueiro 1998). Inclusive se cuenta con registros mi-
tectaron cantidades muy menores de arsénico, estaño nuciosos de los sepulcros pretardíos de Laguna Blan-
y plata. ca, Antofagasta de la Sierra y Tebenquiche por los
mismos informes de Weiser y autores posteriores (Gon-
Los brazaletes y anillos son comunes en otros con-
zález 1959; Krapovickas 1955; Haber 1999; Olivera
textos funerarios del noroeste argentino. Alberto R.
1991; Scattolin y Bugliani 2004; Weiser 1920-1929).
González señala la presencia de los primeros en tum-
Por otra parte, Stig Rydén extrajo una gran cantidad de
bas de La Aguada y Laguna Blanca (González 1979).
urnas funerarias en la zona de La Candelaria y más
Según su tipología estos brazaletes “…are thin copper
tarde Alberto R. González excavó en Las Pirguas, cer-
sheets flattened and curved in the form of a semicircle
ca de Pampa Grande, un buen número de enterramien-
with a width of 5 to 12 millimeters and a thickness of
tos (González 1977:135; Rydén 1936). El Museo de
1 to 4 millimeters. The opening of the curved wings of
Cachi posee los contenidos y buenos registros de se-
the bracelets varies between forty two and fifty-seven
pulturas pretardías del sector norte del valle Calchaquí
millimeters. Almost all the pieces were made by ha-
(Tarragó 1996). En cambio, del valle de Santa María
mmering pure copper.» (González 1979:144). Además,
sólo se tiene referencias de calidad muy variable de
este autor menciona una pulsera encontrada dentro de
menos de una docena de tumbas pretardías. La dife-
una urna funeraria para la zona de La Candelaria y otra
rencia es abismal sobre todo considerando la impor-
con los extremos abiertos para la “tradición San Fran-
tancia de este enorme valle en la arqueología regional.
cisco”. En ambos casos se comunica la presencia de
A continuación se detalla cuáles son esas tumbas.
anillos, objetos también indicados para la “cultura Ala-
mito” (anillos de cobre) y fragmentos de anillos para la A partir de 1920, Vladimiro Weiser visitó el valle
“cultura Tafí” (González 1979). de Santa María en el curso de varias expediciones. Sólo
obtuvo material pretardío de manera esporádica y ais-
Las cuentas de collar recuperadas son 14 en total.
lada. En Pajanguillo, halló una tumba pero no registró
De materia prima lítica y forma aproximadamente cir-
ilustraciones ni recuperó los restos óseos. De todas
cular, poseen un orificio central y varían entre los 3 y
maneras anotó en su diario que se trataba de “un se-
5 mm de diámetro, a excepción de una de ellas que
pulcro no calchaquí”, probablemente refiriéndose a
alcanza los 7 mm. En general son de color negro azu-
que era distinto de los sepulcros del período Tardío.
lado salvo por dos de ellas, de color verde, propio de
La tumba contenía tres objetos: un vaso de estilo Con-
la malaquita, una materia prima muy común para la
dorhuasi policromo con cuello y cuerpo globular, una
confección de collares durante el período Formativo.
escudilla gris-negra pulida, simple, con dos asas pe-
Es posible que la presente coloración negro azulada
queñas zoomorfas en relieve y una “ollita negra tosca
de la mayoría de las cuentas pueda deberse a la ac-
de cocina” (piezas #5004, 5049 y 5050 colección
ción de quemado, de similar manera que en el caso
Muniz Barreto, Museo de La Plata, Weiser 1920-1929,
de los huesos. Las mismas fueron confeccionadas por
ver Tarragó y Scattolin 1999: Figura 2h).
abrasión y pulido.
En las afueras de la ciudad de Santa María, Weiser
encontró otro entierro de un adulto que incluía un vaso
LAS OTRAS TUMBAS antropomorfo femenino dentro de una tinaja (piezas
#4451 y 5059 colección Muniz Barreto, Museo de La
Se sabe que para los períodos Temprano y Medio Plata; ver González 1977: Figura 80), de todo lo cual
los ejemplos más conocidos de enterramientos del dejó una ilustración en su libreta de campo, pero tam-
noroeste argentino provienen del valle de Hualfín. Allí poco recuperó los restos óseos que al parecer yacían
a principios del siglo XX, V. Weiser y F. Wolters exca- extendidos al costado de la tinaja (Figura 6; otros ob-
varon literalmente cientos de tumbas anteriores al año jetos registrados no se hallaron en el museo). Más tar-
1000 que integraban los cementerios de La Ciénaga, de, Alberto R. González, se sirvió de la pequeña vasija
Condorhuasi y La Aguada, cuyos nombres más tarde femenina para describir el prototipo del estilo Cande-
pasaron a denominar varias culturas arqueológicas laria (González 1977:141).
(González 1963; Weiser 1920-1929). También se tie- En los años ‘70 Pelissero y Difrieri (1981) excava-
ne información sobre cómo enterraban a los muertos ron en El Bañado. Las vasijas descriptas e ilustradas por
en Alamito y Tafí del Valle ya que se hallaron varias ellos suman 10 ejemplares:
La señora de los anillos, entre otras tumbas presantamarianas de Yocavil | 37

da que consiste en una cista de 1


m de profundidad, de planta oval y
con tapa hecha de piedras planas
en falsa bóveda en este tipo de tum-
ba, la disposición de la cual era
otra: aquí las piezas estaban distri-
buidas por la cavidad acompañan-
do el cadáver, del que sólo queda-
ba algunos restos de huesos en muy
mal estado de conservación ...” (Pe-
lissero y Difrieri 1981:61-62).
“... se trata de un sitio casi puramen-
te Candelaria ... de habitaciones de
planta cuadrangular, en número
variable, relacionadas unas con
otras, en las cuales, integrantes de
una familia nuclear, enterraban a
sus muertos.” (Pelissero y Difrieri
1981:62).

Se supone que dichas vasijas


habrían sido depositadas en el
Museo de Quilmes, ubicado junto
a las ruinas del poblado. Una ins-
pección del museo indica que no
se encuentran expuestas y se igno-
ra su actual paradero.

Hace más de 40 años un equi-


po de la Universidad del Litoral
excavó una inhumación en el fon-
do del valle. Los archivos y fichas
depositados en el Museo de la Es-
cuela de Antropología de Rosario
registran el hallazgo de este contex-
to cerrado durante las excavaciones
Figura 6. Reproducción de la libreta de Weiser mostrando el enterramiento en las
de 1961. Se trata de un enterra-
afueras de Santa María y los hallazgos asociados. a: vaso antropomorfo femenino
encontrado dentro de una vasija, Alt: 11,5 cm, pieza Nº 4451 colección Muniz miento excavado en el puesto La
Barreto, Museo de La Plata (dibujo sobre foto de González 1977); b: tinaja que Vaquería, unos kilómetros al norte
contenía la pieza anterior, Nº 5059 colección Muniz Barreto, Museo de La Plata.
del poblado de El Bañado, que
consiste en una gran urna de pasta gruesa con tapa
“Allí aparecieron fondos de vivienda cuyos cimien- (hoy en estado fragmentario) que contenía dos esque-
tos eran de planta rectangular, de piedras unidas letos de infantes (cráneos, dientes y otros huesos) jun-
mediante la utilización de arena seca ... En estas to con una pequeña jarra gris pulida con cuello de perfil
ruinas hemos hallado algunas grandes vasijas de oblicuo, con asa acintada y decoración antropomorfa
tipo tosco, con la superficie alisada y sin deco- en el cuello ejecutada mediante aplicaciones al pasti-
ración, con base convexa, dentro de las cuales llaje e incisiones punteadas, que comparte atributos de-
había depositados los enterratorios de párvulos, corativos y formales con piezas del estilo Candelaria
acompañados por su ajuar consistente en peque- (#10-4 del Museo de Rosario, ver Tarragó y Scattolin
ñas piezas de alfarería ...” (Pelissero y Difrieri 1999: Figura 2g). Una muestra ósea de uno de los
1981:61) ... “Esta sería una modalidad de ente- esqueletos ha podido ser datada por aceleración de
rratorio, pero hemos hallado también una segun- partículas: con alta probabilidad el infante habría fa-
38 | M. C. Scattolin et al. - Intersecciones en Antropología 6 (2005) 29-41

llecido en algún momento del siglo VII dC (Ua-20627, ten en dos grandes recipientes fragmentados..., conte-
1.375 ± 40 AP; 590-720 años cal. AD, a un intervalo de niendo un total de siete piezas de alfarería de tamaño
confianza de 93,6%, 2 σ; óseo; δ13C = -12,0‰), es decir, mediano, decoradas... Tipológicamente se adscribió la
el rango de este fechado se solapa con el de la tumba de cerámica de este sitio a Candelaria (con influencia de
Lampacito. Ciénaga), Vaquerías y Aguada” (Lo Celso 2003:7). Se
ha podido observar y fotografiar en la Municipalidad
Otro contexto de enterramiento es el hallazgo de
de Cafayate varias de las vasijas y la pipa que se cree
Schreiter “en el Fuerte de Quilmes cerca la Punta de
corresponden al primer contexto2 (Figura 7).
Pabellón en una olla forma huevo”. Contenía un in-
fante, tres máscaras y otros restos y fue publicada por Además, hace poco se ha informado la excavación
Stenborg y Muñoz (1999), quienes respecto a la urna de dos cistas de piedra en un patio de un conjunto
“forma huevo” indican que “the type most likely to be residencial con patrón de asentamiento similar a los
described in those terms is probably the Candelaria de Tafí del Valle, es decir habitaciones circulares en
urn” (Stenborg y Muñoz 1999:240). Una de las más- torno a un patio, en el paraje El Remate, Los Zazos,
caras ha sido datada por radiocar-
bono en unos 500 años aC (Sten-
borg y Muñoz 1999:280). La aso-
ciación, no del todo fehaciente de
la urna de cerámica ya que sólo
es referida en una carta, hace
dudar a los autores de la perte-
nencia al período alfarero.

Más recientemente se han


dado a conocer dos contextos fu-
nerarios procedentes del sitio La
Banda de Arriba, cerca de Cafaya-
te, que actualmente están deposi-
tados en dependencias del Museo
de Salta y de la Municipalidad de
Cafayate. En principio habría ocu-
rrido un hallazgo circunstancial,
pero luego intervinieron profesio-
nales arqueólogos que han exten-
dido las excavaciones (Lo Celso
2001, 2003; Lo Celso y Ledesma
2004; Subelza 2002; Subelza y
Bravo 2004). Al parecer, uno de
los contextos (Banda de Arriba 1
o SSalCaf 1) correspondería a la
inhumación de “un entierro direc-
to, múltiple [al menos un adul-
to]... con ofrendas (un total de
once piezas de alfarería decora-
das)... [Además se excavó] un
entierro individual [¿un subadul-
Figura 7. La Banda de Arriba, Cafayate. a: vasija de simetría dorsiventral, rojo
to?] con ofrendas más diversifica-
pulido; b: gris-negro inciso con seres fantásticos fumando en pipa; c: gris-negro
das: pieza de cerámica, cuentas e pulido con aplicaciones de aves modeladas; d: vasija de superficie pulida, fondo
instrumento de bronce... [Y final- blanco, con lunares y base pintados de rojo y gallardetes y líneas negras; e: vasija
con cuello “trompeta”, gris-negro inciso; f: vasija rojo pulido con representación
mente hay] un sector destinado modelada de quirquincho entre cuello y cuerpo; g: escudilla gris liso pulido; h:
exclusivamente a ofrendas, sin cuenco rojo pulido e inciso; i: cuenco gris-negro inciso; j: pipa en vista frontal,
personaje antropomorfo portando un objeto en cada mano, incisiones decorativas
restos óseos, los hallazgos consis-
en el cuerpo (Lo Celso 2003).
La señora de los anillos, entre otras tumbas presantamarianas de Yocavil | 39

Amaicha. Varios fechados ubican aproximadamente la bir los materiales y colaborar con nuestro equipo. Al Sr.
ocupación del patio en torno a los siglos IX y X des- Guillermo González, propietario del terreno excavado.
pués de Cristo (Aschero y Ribotta 2004). Una de las Al Sr. Anacleto Peralta por las informaciones sobre la
cistas estaba vacía, mientras que la otra contenía los tumba. A Adriana Muñoz del Världskulturmuseet de
restos de un esqueleto de un individuo infantil y “una Gotemburgo por sus gestiones para la obtención del
vasija engobada y decorada con incisiones, otra de- fechado de El Bañado-La Vaquería.
corada con modelado, una mano de moler, tres frag-
A Silvia Balart, del Centro Atómico Constituyentes
mentos cerámicos y una lasca retocada de cuarzo”
de la Comisión Nacional de Energía Atómica, quien
(Aschero y Ribotta 2004:11).
efectuó los análisis metalográficos. A Marta Lo Celso,
En suma, las varias urnas funerarias reportadas por Claudia Subelza, y Rossana Ledesma, que nos ofrecie-
Pelissero y Difrieri (1981) para El Bañado, el hallazgo ron gentilmente informaciones sobre La Banda de Arri-
de la Universidad del Litoral cerca del mismo lugar, el ba. A la Directora de Cultura de la Municipalidad de
de Schreiter en el Pabellón de Quilmes, y quizá el se- Cafayate, Prof. Laura Celayeta, por permitirnos revisar
gundo contexto de la Banda de Arriba, apuntan a que y fotografiar las piezas de La Banda de Arriba. A Eduar-
el entierro de infantes en urnas grandes, algunas con- do Ribotta y Carlos Aschero por su cortesía al hacer-
teniendo en su interior vasos de cerámica, parece que nos llegar su ponencia inédita. El trabajo se ha finan-
fue una de las prácticas de entierro implementada en ciado con fondos del PICT ANPCYT 09575.
el centro del valle de Santa María en momentos pre-
santamarianos.

Asimismo, de las descripciones de Pelissero y REFERENCIAS CITADAS


Difrieri (1981) y de los informes de Aschero y Ribo-
Aschero, C. y E. Ribotta
tta (2004) se desprende que también se habrían 2004 Usos del espacio, tiempo y funebria en El
usado inhumaciones en cistas de piedra. Otra mo- Remate (Los Zazos, Amaicha del Valle, Tucumán).
dalidad presente es la de inhumación directa en Trabajo presentado en el Taller “Investigando en
tierra como el de las afueras de Santa María y con Tafí: una puesta al día”. Tafí del Valle, Tucumán. MS.
dos casos que presentan ofrendas abundantes 3 , Balesta, B. y N. Zagorodny
como Banda de Arriba 1 y el presente ejemplo de 2002 Los frisos antropomorfos en la cerámica
Lampacito que se acaba de informar 4 . funeraria de La Aguada de la Colección Muñiz
Barreto. Estudios Atacameños 24: 39-50.
Por último, si la cerámica asociada puede ser usa-
da como marcador cronológico cultural, debe notarse Balfet, H., M. F. Fauvet-Berthelot y S. Monzón
que la mayoría de los autores que informan enterra- 1983 Pour la normalisation de la description des
poteries. Editions du Centre National de la
mientos en Santa María hacen referencia reiteradas a
Recherche Scientifique, París.
la presencia de vasijas con rasgos decorativos y de ma-
nufactura presentes en el estilo Candelaria que normal- Bass, W. M.
1971 Human Osteology. A Laboratory and Field
mente se han considerado como exclusivos de las
Manual. 4 th edition. Special Publication Nº2, Missouri
yungas de la vertiente andina oriental5. Los contenidos
Archaeological Society, Columbia, Missouri.
de la tumba de Lampacito refuerzan tal comparación
pero también sugieren examinarlos comparativamente Berberián, E. (director)
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www.naya.org.ar/eventos/VII_cnea/1.htm (01 febrero 1 El término “presantamariano” indica una asignación cro-
2004). nológico-cultural relativa basada en atributos de cultura
material. Atribuye una antigüedad aproximada de 500 aC
Subelza, C. M. y L. Bravo
a 900 dC a los artefactos o componentes agroalfareros
2004 Grupos de referencia de cerámica formativa
anteriores al Período Tardío o de Desarrollos Regionales,
para el sector meridional del Valle Calchaquí: sitios
este último normalmente identificado por la cerámica de
La Banda de Arriba y Chuscha, Dpto. Cafayate, Salta.
estilo santamariano (900-1500 dC). Se trata de un término
Libro de Resúmenes del XV Congreso Nacional de
estimativo que aquí es usado como sinónimo aproximado
Arqueología Argentina, p. 393. Río Cuarto.
de “formativo” o “pretardío”. El término, por demás am-
Tarragó, M. N. plio, refleja la escasez de precisión de que se dispone
1980 Los asentamientos aldeanos tempranos en el actualmente para la secuencia cronológica local anterior
sector septentrional del valle Calchaquí, Provincia al año 1000.
de Salta, y el desarrollo agrícola posterior. Estudios
2 La descripción de La Banda de Arriba ofrecida en este
Arqueológicos 5: 29-53. Museo Arqueológico de
artículo deriva de un intento de integrar fuentes de infor-
Cachi, Salta.
mación publicadas e ilustradas parcialmente en ponencias
1989 Contribución al conocimiento arqueológico de
y resúmenes de congresos nacionales, folletos de divulga-
los oasis de San Pedro de Atacama en relación con
ción y paneles infográficos en la Municipalidad de Cafa-
otros pueblos puneños, en especial el sector norte
yate, por lo que algunos datos quedan imprecisos (Lo Cel-
del Valle Calchaquí. Tesis Doctoral inédita. Facultad
so 2001, 2003; Lo Celso y Ledesma 2004; Subelza 2002;
de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de
Subelza y Bravo 2004).
Rosario. Rosario.
1996 El Formativo en el Noroeste argentino y el 3 Para una comparación con uno de los más ricos cemen-
alto valle Calchaquí. Actas y Memorias del XI terios del área valliserrana del noroeste argentino: en el
Congreso Nacional de Arqueología Argentina. cementerio Orilla Norte de La Aguada, en el valle de
Revista del Museo de Historia Natural de San Rafael Hualfín, con 200 enterramientos y más de 1400 objetos,
XXIII(1/4): 103-119. San Rafael. las tumbas más abundantes son las que presentan entre 15
y 28 objetos y suman sólo 15; pero por lo general corres-
Tarragó, M. N. y M. C. Scattolin
ponden al entierro de más de un individuo (Balesta y Za-
1999 La Problemática del Período Formativo en el
gorodny 2002:41-42).
Valle de Santa María. Actas del XII Congreso Nacional
de Arqueología Argentina I: 142-153. La Plata. 4 Recientemente el equipo de la Dra. Myriam Tarragó
halló otra tumba presantamariana en la localidad de An-
Todd, W.
dalhuala.
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the white female. American Journal of Physical 5 Para una descripción de la cerámica presantamariana
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y Aguada y con otros de ámbitos vecinos, ver Scattolin
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2003, donde se analiza la colección Zavaleta y se intenta
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