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narrativa • poesía • dramaturgia • ensayo • artes visuales

Estroboscopio revista literaria

número 1 octubre 2020


Directorio
Dirección General Diseño Editorial:
Paula Ortiz Ayala Paula Ortiz Ayala

Coordinación Editorial Portada


Mariana Hernández Ampudia Abraham de la Borbolla
Todxs tenemos piel, 2020.

Corrección y Estilo
Regina Checa Peña

Consejo Editorial
Aranzta Caballero Márquez
Silvia Castelán Huerta
Regina Checa Peña
Mariana Hernández Ampudia
Estroboscopio es una revista trimestral
Valeria N. Doctoriarena independiente de circulación gratuita.
Paula Ortiz Ayala La responsabilidad del contenido
publicado en la revista recae de forma
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necesariamente reflejan el criterio u
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Paula Ortiz Ayala
«La mujer salta al viento, remando torpemente
con su cuerpo. Se ha hecho carne y habitado
entre nosotros.»

Elfriede Jelinek, Deseo, 1989.


Índice
Entre Líneas

XXY 8

Reflejar longitudes 9

Marcas 11

La partida de la pierna chueca 13

Hambre de Buey 16

Eternidades Compartidas 19

Lenguajes del cuerpo 25

Visuales

Sobre la obra de Jesús García 34

Bajo la pluma

Elfriede Jelinek 36

Perspectiva

La pianista (1983) 40

Nuestrxs Autorxs 43
Editorial
octubre del 2020

Bienvenidx, queridx lectorx, al primer número de


la Revista Estroboscopio:

El mundo actual avanza a toda velocidad; tanto


que nos es imposible aferrarnos a él. El efecto
estroboscópico permite admirar una figura en movi-
miento como si ésta se desplazara lentamente o se
encontrase inmóvil. Esperamos que este proyecto
editorial se convierta en un espacio estroboscópico
que, con la aparente reducción de la velocidad
caótica del mundo, posibilite el diálogo, el aná-
lisis y la difusión de la literatura y el arte
emergentes del país.

Hablar sobre (desde) el cuerpo es siempre


una experiencia introspectiva, un viaje de
autoexploración en el que descubrimos nuevas
formas de (re) conocernos. El cuerpo es espacio de
identidad, de conflicto, de memoria, de pérdida, de
placer, de todo aquello que nos vuelve humanxs. Las
voces y miradas reunidas en este número transitan
el cuerpo desde perspectivas tan particulares como
complejas en las que, sin embargo, todxs podremos
encontrarnos.

Para leer sobre el cuerpo, elegimos en este número


a una autora en constante oposición y denuncia a
las estructuras sistemáticas que regulan la carne
y el cuerpo en favor de los regímenes hegemónicos:
Elfriede Jelinek (1946), escritora austriaca.

Agradecemos infinitamente a todas las personas que


hicieron posible el lanzamiento de este proyecto.

Nos vemos en el próximo número.

Equipo de la Revista Estroboscopio.

5
Entre Líneas
Entre Líneas • Poesía


XXY
Michelle Arrébola

En algún punto
entre la epidermis
acechan médulas
rizomas caducados
una paradoja latente
entre la forma
y mis neuronas
un oxímoron agitado
porque girar
supone direcciones
y aquí el piso pélvico
no cumple su condición de fuga
En algún punto
de esta cinta de Möbius1
se halla dicotomía o rescate
una licencia
para orinar de pie
y ponerse lápiz labial
tomar el cromosoma
y darle cuerpo
hasta formar nuevos continentes

1Antídoto para el binario.


7
Entre Líneas • Poesía

Reflejar longitudes
Carla Alonzo

I
Estoy surgiendo
de un animal distante
asincrónico
predestinado a la sequía.

Esta costumbre
entre el espíritu y la necesidad
tuve que llenarla de escondites.

Al menos puedo tomar


los frutos de mi resignación.

En otra vida
el optimismo me inundaba.

Pero dime
por dónde crees
que empezará la lluvia
a perforarnos.

8
Entre Líneas • Poesía

II
Un fin intercambiable,
que no haya muerte desde el inicio.

Mi cuerpo
una caja que apresuradamente
pedía vaciarse.

Decir la herida en otro sitio


desplazarla en incógnitas
hasta mis músculos.

Nace cada día


otra distancia
agranda los huecos.

No los entierra.

9
Entre Líneas • Poesía

Marcas
Ivana Melgoza Macías

Me dormí con la boca abierta como cuando me quitaron las muelas


del juicio y había sangre en mi saliva todas las noches.
Un cúmulo de líquido se sumergía entre las capas del edredón,
la evidencia de la herida marcando su territorio en las sábanas.
Bajo la almohada se formó una isla como una costra demasiado
evidente en la tela,
una pupila de sangre coagulada que me reclama con su ojo rojizo la
forma distraída en que suelo dejar marcas de mi cuerpo por la casa.
Algo como despojos de un mapa a lo largo de la habitación
que, con señales diminutas, figuran mi propia arqueología confusa
de la culpa.

10
Autor: Jesús Cabañas García

Título: Registro de identidad, brazo.

Técnica: Litografía

Año: 2019
Entre Líneas • Narrativa

La partida de la pierna chueca


Renata Couttolenc Barba

Hace dos días que no encuentro mi pierna. Por suerte perdí la chue-
ca, la derecha. La sana sigue en su lugar. En mi casa no está. Ya
busqué en todos los armarios, cajones, debajo de las camas, entre
mi ropa y las sábanas, debajo de los sillones, en el refrigerador y
en la estufa, en la lavadora, nada. Mamá dice que eso me pasa por
despistada, que a nadie se le pierde una pierna con tanta facilidad,
pero juro que es la primera vez. Me preguntó que si no la habré
dejado en la escuela, pero sé que no. Recuerdo perfectamente cómo
salí el viernes del salón con ella, con ambas, y lo recuerdo porque
cuando sonó la campana corrí hacia la panadería que está en frente a
comprarme mi dona de chocolate semanal. Todos los viernes corro
a la panadería. Un día Armando, el vigilante que está en la entrada
de la escuela, me preguntó por qué siempre llegaba con tanta prisa a
comprar mi dona. Yo le dije que quería ser la primera en llegar por-
que odio hacer filas. Sí es cierto que odio las filas, pero en realidad
la razón principal es porque cuando corro se me olvida un poquito
mi pierna chueca. Casi parezco una persona que se mueve normal.
Mis pies se rebasan uno tras otro con rapidez, sin pensarlo. No sé
qué haré si no la encuentro de aquí al viernes, no puedo no ir por mi
dona de chocolate.

Tal vez la dejé cuando venía de camino a mi casa en el metro, tal


vez se quedó atorada en alguno de los torniquetes o en las puertas
del vagón cuando salía.

12
Entre Líneas • Narrativa

Solo espero que no se me haya caído a las vías. Me daría muchísima


pena encontrarme un periódico que dijera: “Una pierna se suicida al
aventarse a las vías del metro”. Estaba pensando en poner carteles
de “Se busca” en mi colonia, es probable que esté cerca de aquí y
que alguien la vea. Es fácil de identificar, está chueca, el muslo y la
rodilla ven hacia el frente y la pantorrilla y el pie hacia atrás. Como
un juguete de LEGO al que le atoras una de sus partes al revés.

Espero encontrarla, creo. Creo que espero encontrarla. Mañana ya


es lunes, pensaba en no ir a la escuela, pero tengo examen parcial
de Biología, odio Biología, o más bien al profesor. Un día dijo en
plena clase que yo era el perfecto ejemplo de error biológico. Todos
se quedaron callados. Ojalá se hubieran reído, hubiera preferido mil
veces escuchar sus carcajadas. 

A mamá no le parece gran cosa lo de la pierna, que esté chueca sí,


pero que esté desaparecida no. No hay nada más patético que la de-
formidad. Al menos eso dice ella. Yo digo que sí: no poder correr los
viernes a la salida por mi dona de chocolate. Un día escuché a mamá
hablando por teléfono con la tía Vicky. Le dijo que siempre había
querido una hija para que fuera gimnasta, y que estaba pagando un
karma muy caro porque Dios le dio una hija con las patas chuecas,
así dijo, “patas chuecas”. Pero a mí ni me gusta la gimnasia, así que,
aunque hubiera tenido las patas normales habría decepcionado a mi
mamá. La verdad no me importa que no le importe que la perdiera.
Ya ni siquiera estoy segura de si la perdí, si se escapó o si me la
robaron.

13
Entre Líneas • Narrativa

Cualquiera de las tres me parece probable. La primera porque sí soy


despistada, la segunda porque seguramente ella ya estaba harta de
mí, y la tercera porque no hay muchas piernas deformes por ahí. A
lo mejor y la quieren para algo en especial. 

Mi pierna sana no parece extrañarla, al menos no me ha dado ningún


indicio de ello. Yo todavía no sé si la extraño, tal vez tienen que pasar
más días para que lo descubra. Por lo pronto ya me cansé de buscar,
mañana tengo examen de Biología y no he estudiado nada, que igual
no sé si tenga sentido porque estoy segura de que reprobaré. Me vale
la Biología.

“1. ¿Qué es el código genético? Respuesta: error biológico”, “2. ¿De


qué trata la apoptosis? Respuesta: error biológico”, “3. ¿Cuál es la
diferencia entre células eucariotas y procariotas? Respuesta: error
biológico”. Error biológico. Error biológico. Error biológico.

Mañana pegaré los papeles de “Se busca” por la zona, lo publicaré


en Facebook, le preguntaré a mis compañeros y maestros si la vie-
ron, y si para el jueves no la encuentro ya la daré por perdida defi-
nitivamente. No sé, a lo mejor y no es tan malo, a lo mejor así mi
mamá ya no piensa que está pagando un karma caro, a lo mejor aun
así disfrutaré ir por mi dona los viernes, a lo mejor me siento más
completa con un vacío que con un defecto. A lo mejor.

14
Entre Líneas • Narrativa

Hambre de Buey
Naimed González Calvo

Nací cuando Ella tenía doce años, una buena edad para comenzar mi
labor. Desde siempre me gustó habitar su cuerpo, navegar por sus
venas, saltar de costilla a costilla y lamer sus huesos; el punto es que
sintiera mi presencia.
De repente la comida de mamá ya no sabe tan rica.
Mastiqué su cerebro como un chicle para enseñarle lo básico: los
números son lo único que importa. Ella cedía poco a poco y yo me
iba haciendo más fuerte.

Otra vez pasé el día entero en pijama. No me atrevo a desnudarme.


Ella me supo querer y también me comenzó a cuidar. Me regaba casi
diario con sus lágrimas para que me fortaleciera. Mantenía fresco
mi hogar con hielos derretidos y lo adornaba con cascadas de té sin
azúcar. Entendió mi timidez y aceptó dejar de comer frente aquellos
que ingerían a la muerte como si nada.

Me siento tan pesada que algún día el piso ya no podrá sostenerme;


yo no quiero caer.
Pero tenía que poner su cariño a prueba. Por lo tanto, estrujaba
dulcemente sus órganos hasta que exprimieran angustia. Si le
importaba, Ella resistiría y no tendría razones para abrir la boca.

15
Entre Líneas • Narrativa

Ya no puedo controlar nada. El miedo se me escurre; es un grifo que


no logro cerrar.
No siempre decía te quiero. Supuse que era la rebeldía de su
adolescencia la culpable de que Ella se volviera contra mí, o
simple debilidad. Se olvidaba de mí y, aun sabiendo que la comida
me quemaba, Ella la tragaba sin control, lanzándome bombas
machacadas para iniciar una guerra. Pero si Ella mordía algo, yo
mordía su carne.

Siento como la comida masticada toma la figura de un monstruo y


se coloca apretado entre mis intestinos. Mi piel se expande porque
el monstruo se reproduce y exige espacio, se coloca en todos lados,
mis brazos, mis piernas, mi abdomen...
La tenía que castigar, limpiar mi casa. Escalaba lentamente hacia su
boca para enterrar mis uñas en su garganta...

Son mis lágrimas las primeras en caer al agua.


Y Ella tan ávida por mi perdón, cooperaba.

Quiero salir yo misma de mi boca, de este cuerpo con hambre.


Primero un vaso de mar, luego un dedo, dos, y una tos de tormenta
para anunciar el tsunami.
Mi reflejo en el agua es tapado por el monstruo salpicado de rojos y
pedazos de un alma carcomida.
El vacío.
El vacío.

16
Autor: Jesús Cabañas García

Título: Registro de identidad

Técnica: Toner litográfico

Año: 2019
Entre Líneas • Dramaturgia

Eternidades Compartidas
Anahí GZ

Este texto narra la amistad que se desarrolla entre dos mujeres,


ambas compañeras de habitación en un hospital psiquiátrico.

ESCENA 1

Alicia: (sentada en su cama) ¿Estás enterada de que aquí viniste


para morirte?

Frida: (saca su ropa de una pequeña maleta) No, aquí vine porque
afuera me morí.

Alicia: Pues bienvenida a nuestro castillo de celofán. A mí también


me cargó la chingada allá afuera. Yo ahorita te hablo, parece que
estoy viva, parece que me salen palabras a chorros, pero es pura cal.

Frida: Yo casi nunca tengo ganas de hablar, pero sí de vomitar.

Alicia: Será lo que traes atorado.

Frida: No, todo lo saco: cosa que entra, cosa que se va.

Alicia: Por eso estás tan flaca. Fíjate que soy lo contrario a ti, hasta
los doctores dicen que mi problema es la tragadera. Qué cabrones
tan necios. Ellos no saben lo que nosotras; si los pinches atracones
son el efecto secundario.

18
Entre Líneas • Dramaturgia

Cuando se me ocurre ponerme a recordar, mejor me compro un pastel.


Decía mi abuela que a los fantasmas se les espanta mentándoles la
madre, yo aprendí que no; con comida se van más rápido, se callan
y la dejan a una tranquiliiita, sin pasado, sin voz, sin nada.

Frida: Me pasa igual.

Alicia: ¿Lo de los fantasmas?

Frida: Sí, también los oigo; me dicen cosas feas, me susurran con
sus voces de perros.

Alicia: ¿Cómo es la voz de un perro?

Frida: Como abrazar un muerto. Te hablan desde el infierno.

Alicia: Yaaaa, ya caigo. En mi barrio los perros siempre se ponían


a ladrar en la madrugada; sentía que la piel se me helaba nomás de
escucharlos. Un día me subí a la azotea para oírlos mejor; pensé que
se contaban chismes, pero les puse mucha atención y me di cuenta
que eran lamentos, de esos que echan las madres cuando les matan
un hijo.

Frida: ¿Por qué se lamentan?

Alicia: Porque la gente se muere. Cada chillido es el anuncio de un


muerto nuevo: que si a Fulanito le volaron la cabeza, que si a Sul-
tanita la encontraron en el bordo… (pausa) Quién sabe, pero dicen
que a los perros les pesan harto esas cosas.

19
Entre Líneas • Dramaturgia

Frida: Con razón cuando Marissa desapareció mi perra Dorotea no


dejó de aullar. Mi mamá se fue a desayunar con sus amigas, mi papá
con su amante. Yo me quedé calmando a Dorotea y mi nana tranqui-
lizándome a mí.

Alicia: ¿Y a la nana quién la calmó?

Frida: No me acuerdo.

Alicia: No te acuerdas porque segurito nadie le dio ni un bolillo.


Los pobres estamos pa’ sostener a los ricos. ¿A nosotros quién nos
acompaña en los dolores? Será la chingada… Ustedes, los de las
caras lavadas, son duelo nacional, nosotros daños colaterales.

Frida: Dices las mismas cosas que Marissa, por eso la corrían de las
escuelas. Le pedían silencio y ella gritaba más. Yo siempre he sido
calladita, por eso en la Uni nadie me hablaba.

Alicia: ¿Marissa? ¿Quién es esa? Una de mis vecinas es su tocaya.

Frida: Era mi hermana. La mató su novio; le dejó el cuerpo lleno


de ramas y el vientre abierto para recibir a las flores, a los colibrís.
A ella le gustaba mucho la naturaleza, por eso al final las hierbas la
aceptaron en su cueva. Estas cosas te las digo porque Marissa era
bien cursi, ella me las enseñó, decía que la Madre Tierra te recibe al
final de tus días en su útero, que de los cadáveres nacen los geranios.
Nunca le creí, pero cuando la asesinaron, pensar en sus historias me
alivió un poquito, era como si ella me las volviera a contar.

Alicia: A mí también me mató un hombre. Trabajaba para él laván-


dole los calzones, pero un día me acorraló, me hizo un chamaco y
luego, cuando me vi al espejo, me di cuenta que estaba muerta.

20
Entre Líneas • Dramaturgia

Frida: Los espejos son instrumentos del alma. Cuando te miras en


ellos, si te concentras, puedes ver a través de un portal que te lleva a
lo profundo de ti misma.

Alicia: Por eso me dan miedo.

Frida: A mí todo me da miedo.

Alicia: Y a todo esto… ¿Quién te aviso que estabas muerta?

Frida: Nadie, yo sola me di cuenta. Me pasó como a ti, digo, por


lo del reflejo. Después de enterrar a Marissa me encerré en el baño
con Dorotea, la pobrecita no dejaba de chillar… ¿O era yo la que
no dejaba de llorar? Tampoco me acuerdo de eso. Me levanté para
limpiarme la cara y cuando me fijé en el espejo vi a mi hermana. No
te miento: era ella en mí, o yo en ella, todavía no estoy segura. Me
desnudé para ver si en todo el cuerpo me pasaba igual: me quité la
blusa y no me lo vas a creer, pero me di cuenta que un montón de
flores se me salían de la panza. Además, aquí, justo en esta parte
de la garganta, traía un collar rojo y brillante del que me escurría
un líquido grumoso, como el de los jitomates cuando los cortas en
rodajas. Ya sé que no me crees, pero te juro que sí.

Alicia: Tranquilita, niña, si no estás afuera, aquí adentro todas le


creemos a todas. Bien sabemos lo que se siente que nadie te oiga,
aunque les grites rete fuerte, no hacen caso. “¡Me violó, ese cabrón
me violó!”, les dices, y ellos ponen cara de no entender, como si ha-
blaran chino los muy hijos de la chingada. No ven nada y dicen que
la loca es una. Te entiendo bien porque un día me vi en un charco y,
por esta, pero por esta, que era la Virgen María. Puta pero guadalu-
pana, aunque le pese a la que me enseñó el catecismo.

21
Entre Líneas • Dramaturgia

Se me hace que me he de llamar Lupita.

Frida: Así se llamaba la señora que nos lavaba la ropa, ¿no eras tú?

Alicia: Mmmmm, igual y sí, ve tú a saber. De lo que sí me acabo de


acordar es que mi mamá me puso Alicia. ¿Tú eres Marissa?

Frida: No, creo que Frida.

Alicia: Pensé que te llamabas Marissa.

Frida: Yo también.

22
Autor: Jesús Cabañas García

Título: Registro de identidad

Técnica: Transfer litográfico

Año: 2019
Entre Líneas • Ensayo

Lenguajes del cuerpo


Andrea Reed-Leal

1. Domesticación del cuerpo

El cuerpo es materia biológica compuesta de carne, sangre y huesos;


también es espacio sociolingüístico, donde se descifran las normas
sociales del buen comportamiento. Bajo un ideal “civilizatorio”, el
cuerpo ha sido sujeto a políticas de adoctrinamiento. La Modernidad
se define, precisamente, por la mayor regulación del comportamiento
de los individuos dentro de cada constelación social. Su control
es invisible y da la impresión de que “siempre ha sido así” o
“naturalmente lo es”. Nos han enseñado a mover y mostrar el cuerpo
de ciertas formas: debemos cubrir el cuerpo, comer y hablar de una
manera adecuada, limitar la desnudez; en la vida cotidiana el cuerpo
sigue reglas delineadas.

El género, entre otros atributos sociales, es un ideal construido a


través de valores culturales reiterados a través del tiempo. De esta
forma, se ha definido la noción de “mujer” con ciertas características
materiales (voluptuosidad, sensualidad, maternidad, etc.). El cuerpo
de las mujeres ha sido sujeto a una noción de reproductibilidad —a su
situación de “origen” que remite a la figura mítica del recipiente—.
Estas nociones han impuesto ideales sobre cómo debe verse,
moverse, entenderse el cuerpo femenino. ¿Es posible desfigurar este
imaginario, desasociar el cuerpo de su normatividad histórica?
El cuerpo se resiste a estas regulaciones.

24
Entre Líneas • Ensayo

2. “A imagen y semejanza”

En la cultura occidental, la definición de cuerpo está íntimamente


relacionada al mito de la creación del Génesis. Dios creó al hombre
a imagen suya, por lo tanto, nuestros cuerpos son perfectos, com-
pletos y sagrados. Dios dio a los hombres el don excepcional del
razonamiento y, por lo tanto, lo coloca como “un ser singular en el
universo”. El don se hace mayor por algo invisible, que hace la vida
trascendental: el alma en cada persona hace al ser humano único y
bendito. Durante todo el medievo y gran parte de la modernidad no
se permitía por ello la “corrupción” del cuerpo, es decir, cortarlo,
abrirlo o mostrarlo. Esta idea se refuerza con el mito del pecado
original, el cual se revela en el cuerpo. Al probar lo prohibido de
pronto Adán y Eva notan sus cuerpos sexuales. Aunque antes habían
estado ya desnudos, no es hasta la corrupción del conocimiento que
se “muestra” una desnudez con todos sus signos sexuales que antes
no veían y de la que no sentían vergüenza. La humanidad es deste-
rrada del paraíso con culpa y vergüenza de sí.

Recuerdo que cuando visité los baños termales de Húsavik en


Islandia, me sorprendió la facilidad con que las mujeres de todas
las edades se desnudaban en los vestidores, no sentían vergüenza.
Fue distinta la experiencia a un baño compartido en México, donde
noto que las mujeres hacen malabares con toallas y prendas para no
mostrarse desnudas.

25
Entre Líneas • Ensayo

3. Nadar

Me lanzo. El agua helada recorre mi cuerpo de las manos a las


puntas de los pies. Al principio me falta el aire. Mi cuerpo me pide
el agua, la sensación de frío y el movimiento asimétrico de brazos,
torso y piernas. Los ojos me piden los colores azul y verde, los peces
y la arena en el fondo. Mi respiración me lo pide: inhalar por la
boca, espirar por la nariz. Cuando viví en Montreal en 2019, sentía
una necesidad de nadar en pleno invierno. Caminaba por la acera
cubierta de nieve y envuelta en una chamarra para temperaturas de
menos veinte grados. Pensaríamos que lo último que se desea en
invierno es descubrirte de las chamarras y exponerte al frío que todo
lo inunda. Lo que sentía precisamente era la necesidad de desnudez,
sentir el frío y escuchar el ritmo vivo de mi propio cuerpo.

Respiro distinto aquí en el río. Las brazadas toman ritmo, pataleo


con esfuerzo. Me pasan los nadadores más veloces y dejo atrás a los
más lentos. Nado contracorriente, me empuja el agua con fuerza,
esta masa gigantesca en la que floto diferente. La alberca es como
un recinto para un animal. La alberca con sus carriles y el cloro es
un espacio regulado. El cuerpo se conecta con algo más allá cuando
nada en ríos, lagos y mares.

En la bahía de San Agustinillo, Oaxaca, nadé horas. Siempre tengo


un poco de miedo. Pienso mucho. Cuando estoy en el mar pienso en
los tiburones o me imagino que el agua de pronto me jala, revuelca
y azota. Desaparezco de la faz de la tierra y nunca nadie me vuelve
a ver. Respiro y me repito “no pasa nada, suéltate”. Para nadar de-
bemos primero saltar. Me dejo arrullar por el movimiento del agua.

26
Entre Líneas • Ensayo

Me pongo mis goggles y busco tiburones debajo de las olas. No hay


nada. Solo veo los pies gruesos de Luis o las piernas largas de Dany
que brincan con cada oleaje. Es delicioso estar en el mar bajo el sol.
En el agua muevo mi cuerpo de una forma muy distinta.

4. Fragilidad

El cuerpo es materia orgánica. Esta condición nos hace frágiles y


vulnerables. Entre la vida y la muerte yace una delicada frontera que
puede verse transgredida por una herramienta filosa, una enferme-
dad o un accidente. Esta circunstancia la comparten todos los seres
vivos y pone a los seres humanos a la par de todas las criaturas de
la tierra. Es fácil cortar la carne, abrir, romper o atravesar el cuerpo.
Además, el cuerpo se descompone, acoge virus y enfermedades.

Cada día que pasa es un día menos de vida.

La posibilidad de muerte se expresa continuamente en la vida


cotidiana de cada persona. Se sabe —consciente o intuitivamente—
que el “otro” tiene un cuerpo igual de vulnerable al nuestro. Nos
relacionamos unos a otros así conociendo, desde un espacio íntimo
y silencioso, que la vulnerabilidad de ambos está sujeta a la acción
del otro, es decir, al accidente mortal que podría provocar esa otra
persona.

El cuerpo está expuesto de forma vulnerable siempre hacia el


mundo. Judith Butler dice que, dado que nos reconocemos cuerpos
frágiles, la violencia voluntaria es la forma más cruel de transgredir
la vida. El significado aquí de la muerte por asesinato (causada
expresamente) es mucho más profundo para la comunidad política
de la que somos parte.
27
Entre Líneas • Ensayo

Esta muerte siempre está en relación al otro, a la provocación del


otro, pues en la violencia voluntaria la persona violenta no sólo la
vida de uno, sino la de cada miembro del cuerpo social (en el que
está incluida). La muerte es la pérdida de uno mismo a cierto grado,
ya que al desarrollarnos en lo público nos moldeamos con el otro,
somos parte del otro.

5. Espejo del otro

El cuerpo es el vínculo con el mundo exterior: la carne está expuesta


a la mirada del otro, solo a través del otro —fuera de mí— puedo
percibir el tacto, mirar, olfatear. El cuerpo se forma también a
través del otro que reacciona ante mí. El consenso social determina
en muchos sentidos mi cuerpo: a qué género pertenezco y, según
este paradigma, cómo debo tratar, mover, sentir mi propio cuerpo.
Nos dicen desde pequeñas que hay ciertas partes de nosotros que
no debemos mostrar: las rodillas, los muslos, el pecho o el sexo.
Debemos mantener ciertas áreas completamente depiladas: las
piernas, las axilas, las ingles, el bigote y las patillas. Si naciste con
algún “problema” hormonal y te sale más vello de lo usual, debes
someterte a tratamientos dolorosos para eliminarlo. Imitamos todo
el tiempo a los otros corporalmente para estar en el mundo, es un
sometimiento voluntario. Estas reglas corporales silenciosas causan
enfermedades colectivas: dolores musculares crónicos, caderas
dislocadas, rodillas desgastadas, encorvaduras.

Los estigmas sociales moldean nuestros cuerpos y nos indican cómo


movernos. Desde la posición estéril de sentado en un salón de clases
—o en cualquier lugar público— a las formas sexuales con las que
nos aproximamos a otro cuerpo, estamos sumergidos en normas que
nos regulan (y limitan).
28
Entre Líneas • Ensayo

6. Lenguaje indecible

Los griegos definieron al hombre como un “animal provisto de la


palabra”, pues la herramienta tan innovadora y sin precedentes le
permitía traducir todo lo que tuviera sentido a la lengua. Pero hay
que admitir que una posibilidad previa: el cuerpo tiene su propia
percepción y gestos que son un lenguaje propio, anterior a la palabra.

A diferencia de los pensamientos, que pueden decirse, escribirse,


compartirse, no podemos hacer lo mismo con lo que siente o expresa
nuestro cuerpo. Lo que sienten la piel al tacto, la nariz con los
aromas, el gusto con los alimentos, el cuerpo en la enfermedad y las
molestias físicas, son completamente íntimos e imposibles de decir.
El lenguaje resulta insuficiente para expresar emociones como el
dolor, el deseo, la compasión, el aburrimiento o la envidia, lo que
provoca toda suerte de frustraciones. Nombrar el sufrimiento es, sin
duda, un medio para externalizarlo allá en el mundo; pero realmente
cada experiencia sensorial es individual; la frontera es la palabra, la
sensación es indecible. John Berger decía que los dibujos (la forma)
cuentan mejor las historias que las palabras. La comunicación es
posible con gestos, diagramas dibujados o con actos. Un recuerdo
sobre alguien forma parte de nuestro cuerpo, es una huella corporal.
El amor pasa por nuestros dedos. El cuerpo es lo que primero entra en
contacto con las cosas; experimentamos el mundo con los sentidos
de forma repentina.

29
Entre Líneas • Ensayo

7.

Los cuerpos, como dice Jean-Luc Nancy, no son completos o


espacios llenos, están abiertos, lo que quiere decir que son espacio
sin límites o definiciones (su esencia es ser sin esencia).

Notas

1.- Domesticación del cuerpo: En 1971 la artista austriaca Valie


Export realizó una serie de video performances. En la imagen
podemos ver Facing a family, un video de 5 minutos con el que
hace una crítica al adoctrinamiento del cuerpo frente al televisor. La
posición de los cuerpos indica que la familia está viendo la televisión
mientras cena. La artista buscaba cuestionar los códigos corporales
implantados en el individuo en la era del consumo.

2.- “A imagen y semejanza”: Fresco del artista renacentista Masaccio


en la Iglesia de Santa María del Carmine de Florencia. Adán y Eva
son expulsados del paraíso y descubren de pronto su desnudez, la
cual intentan cubrir. Los rostros muestran su vergüenza, sufrimiento
y culpa.

3.- Nadar: La artista cubanoamericana Ana Mendieta reflexionaba


sobre la relación entre la naturaleza y el cuerpo. Creía que el cuerpo
podía inscribirse en el paisaje y fusionarse con la naturaleza. Imagen
del cortometraje Nature inside.

30
Entre Líneas • Ensayo

4.- Fragilidad: El artista francés Eugène Delacroix representó la


violencia que se vivió en las calles de París durante la revolución de
julio de 1830 y lo tituló “La libertad guiando al pueblo”.

5.- Espejo del otro: La coreógrafa y bailarina estadounidense Yvonne


Rainer creó en 1966 trío A, una secuencia de movimientos que
nunca se repiten. El baile fue un trabajo minucioso para aprender la
articulación precisa pero dispar entre manos, brazos, hombres, pies
y piernas. En los sesenta se abandona la estética clásica de la danza
y se aboga por un movimiento continuo y libre. Se experimenta con
las posibilidades de movimiento de las extremidades.

6.- Lenguaje indecible: En esta serie de manos la artista francesa


Louise Bourgoise representó su mano junto a la de su asistente y
amigo Jerry Gorovoy. Se titula “Cuando tú vienes a mí” y hace
referencia al sentimiento de alivio después de un momento de
soledad. Es difícil traducirlo en palabras, decía Bourgoise, pues las
imágenes se refieren a un momento emotivo del cuerpo.

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Autor: Jesús Cabañas García

Título: Registro de identidad.

Técnica: Mixta

Año: 2019
Revista Estroboscopio • Visuales

Visuales: Jesús García


Redacción Revista Estroboscopio

El cuerpo es una presencia efímera. Representa la fisicalidad de


nuestra existencia, la forma en que somos para el mundo y la forma
en que percibimos el mundo a partir de nuestra piel. Es un territorio
frágil en la fugacidad de la vida, cubierto de experiencias y sig-
nificaciones, pero siempre temporal. Después de todo esto, ¿queda
algún registro de nuestra existencia?

Jesús García nos presenta una obra donde el cuerpo rompe con su
identidad de presencia temporal y deja una secuela, un registro del
haber sido por el mundo. Una obra llena de corporalidades hechas
lenguaje a partir de las huellas que van dejando al habitar el mundo.
Como expresa el artista: “La huella de identidad está vinculada casi
siempre a un elemento de trascendencia, pero en algunos de sus
casos a un acto de existencia y es aquí donde la identidad del cuerpo
y la gráfica pueden unirse para construir una huella individual y con
intención de un sujeto que intenta registrar su paso por la vida.”

A partir de técnicas gráficas como la litografía, monotipia y el gra-


bado de alto relieve, capta los cuerpos y extiende su existencia en la
imagen. Una obra crea una relación entre lo efímero y lo perdurable
“que permiten ante todo dejar una huella.”

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Autor: Jesús Cabañas García

Título: Registro de identidad, ombligo.

Técnica: Monotipia

Año: 2019
Revista Estroboscopio • Bajo la pluma

Bajo la pluma: Elfriede Jelinek


Paula Ortiz Ayala

En mi experiencia como lectora, y la de muchxs de mis conocidxs,


Elfriede Jelinek fue un descubrimiento universitario por el que esta-
remos siempre agradecidxs. Leer a Jelinek no es una tarea sencilla,
cada texto es digno de advertencia. El primer acercamiento a esta
autora es tan caótico como abrumador: su prosa se clava bajo las
uñas, revuelve el estómago, excita, pero sobretodo, golpea con la
inmersión a una cotidianidad cuyas verdades incisivas supuran a flor
de piel. Leer a Jelinek es un viaje sin retorno.

Elfriede Jelinek nació el 20 de octubre de 1946 en la provincia


de Steiermark, en Austria. Su infancia y juventud transcurrieron
en contacto con los que se convertirían en los grandes ejes de su
trayectoria: la literatura y la música. Asistió al Conservatorio de
Viena, donde se licenció en Música y Composición: su debut en la
literatura fue mediante la poesía. En su juventud destacó también por
su ferviente activismo político y la afiliación al Partido Comunista
Austriaco, al que renunció en 1991. Jelinek formó parte de una
generación de jóvenes activistas inmersos dentro de la profunda
conmoción histórica de los años posteriores a la segunda guerra
mundial, hecho que marcaría parte de la crítica social que hace
mediante su literatura. La autora también es reconocida dentro del
activismo por su dedicación a la lucha por los derechos de las mujeres
y la denuncia constante de las estructuras de poder y dinámicas
opresivas que someten a la población femenina en occidente.

35
Revista Estroboscopio • Bajo la pluma

La introducción de Jelinek al ámbito literario comenzó en los años


60 con la publicación de sus primeros poemas en una recopilación
titulada Lisas Schatten. Adquiere fama y empieza a llamar la
atención de la crítica a partir de 1975, con la publicación de Las
amantes, y en 1980 comienza a fundamentar las bases de su prolífica
producción con la publicación de Los excluidos. La aparición de
La pianista, en 1983, adaptada cinematográficamente por Michael
Haneke en 2001, fue lo que terminó por perfilar a la autora como
una de las más importantes en lengua alemana, título que conserva
hoy en día.

Jelinek fue la décima mujer de la historia en ser galardonada


con el Premio Nobel de Literatura, en el año 2004. La polémica
decisión terminó por catapultar hacia la fama a la autora, cuya
escritura era entonces poco conocida fuera del centro de Europa e
incluso censurada en su natal Austria. El dictamen causó bastante
controversia, y una gran parte de la crítica consideró la decisión
un desafortunado error cometido por la academia; sin embargo, el
reconocimiento al compromiso social y amplia trayectoria literaria
de la autora fue celebrado por el público que apreciaba no sólo la
mordaz melodía en su prosa, sino también su posicionamiento frente
a la hipocresía pequeñoburguesa y las caras más despreciables de la
sociedad europea.

La obra de Jelinek está cargada de críticas al status quo y reflexión


en torno a la existencia de la mujer en un mundo violento, patriarcal,
dominado por el sexo y el consumo, donde el cuerpo es objeto de
intercambio y represión.

36
Revista Estroboscopio • Bajo la pluma

El tratamiento cínico de temas como el amor, el matrimonio y las


estructuras familiares enfermizas se funde en la creación de crudos
personajes femeninos, hilvanados con metáforas sobre la explotación
sexual, y el abuso desmedido ejercido hacia la carne, la naturaleza
y el lenguaje.

Elfriede Jelinek experimenta con una lengua que le acuna tanto


como le hiere con el violento filo de la vacuidad; y estas heridas
no pierden crudeza en la traducción al español de su obra. Su
discurso traza dioramas complejos del ser humano en el esplendor
de su podredumbre: seres envueltos en un aura poética, pero
indudablemente despiadada.

37
Autor: Jesús Cabañas García

Título: Registro de identidad

Técnica: Transfer litográfico

Año: 2019
Revista Estroboscopio • Perspectiva

Perspectiva: La pianista (1983)


Mariana Hernández Ampudia

Erika Kohut es una profesora de piano en el conservatorio de Viena


que con sus dedos marca el compás severo con el que enseña a sus
estudiantes. Es una mujer solitaria, de existencia amarga, pues la
música es lo único que se le permite bajo el minucioso ojo de la
madre. Se inspecciona todo lo que rodea su cuerpo y se cuentan los
minutos que tarda en llegar a casa. Salida del vientre se encuentra
encerrada en la oscuridad húmeda del hogar de su madre que ha
castrado su libertad.

Publicada en 1983, La Pianista es la novela más conocida de la au-


tora Elfriede Jelinek por su tormentosa narrativa y amplia crítica a
la sociedad austriaca de finales del siglo XX. En esta se entrelazan
la obsesiva relación madre e hija, la sexualidad perversa, la música
y las relaciones humanas.

A través de toda la narrativa vemos como la madre se ha apropiado


del sexo y la existencia de Erika. Su cuerpo no puede pertenecerle
a nadie mas que a su madre: no puede ser deseada por el hombre
y cubre la sensualidad de la pianista bajo ropa que solo ella puede
elegir. En su cuerpo no cabe la pasión pues solo debe tener vida para
la música y su madre. Esta represión la hace recurrir al voyeurismo y
comportamientos masoquistas; así como las parejas abren sus sexos,
ella abre el suyo con el filo de una hoja de afeitar para poder sentir.

39
Revista Estroboscopio • Perspectiva

Todo cambia cuando en su mundo se introduce Walter Klemmer, el


joven deportista que despierta el deseo de todas las estudiantes de
Erika. Desde un inicio Klemmer es tentado por la pianista, quien
disfruta el secreto juego de la seducción que el joven ha puesto de-
lante de ella. Lo que podríamos pensar que terminaría en una his-
toria de amor que resulta en la liberación de la profesora, termina
siendo una tormentosa relación llena de violencia y destrucción.

La pianista nos presenta una historia que rompe con toda moral es-
tablecida. El texto de Jelinek trasciende los limites entre la violencia
y el sexo en un cuerpo que encuentra placer en la autolesión. Una
historia que mezcla la belleza de la música en la oscuridad de la
perversión sexual.

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Autor: Jesús Cabañas García

Título: Registro de identidad

Técnica: Litografía

Año: 2019
Nuestrxs Autorxs
• Michelle Arrébola (Yucatán, 1998)
Egresade del Centro de Educación Artística “Ermilo Abreu Gómez”
con especialidad en Teatro. Es parte de la compañía teatral “El círculo
– Teatro” desde el 2015. Comenzó su trayectoria en el 2006 y ha
participado en diversas puestas en escena y festivales. Es parte de la
antología Sureñas: Narradoras y poetas jóvenes de la zona sur (2018)
del FORCAZS. Becarie de la Fundación para las Letras Mexicanas
en el Décimo Primer curso de creación literaria de Xalapa en la
Universidad Veracruzana (2019) en el área de poesía. Ha participado
en encuentros literarios, tales como el Encuentro de Escritoras del
Sureste (2019) en la Casa Internacional del Escritor, y en las Jornadas
Pellicerianas (2020) en Villahermosa, Tabasco. Es miembro del
Centro de Experimentación Literaria (2019). Poemas suyos han sido
publicados en las revistas Bistró, De-lirio y Pata de mono.
Contacto
Instagram: @arrebola.victorin

• Naimed González Calvo (CDMX, 1996)

Escritora y bailarina. Estudiante de Letras Inglesas en la UNAM.


Participó en el Décimo Primer Curso de Creación Literaria realizado
por la Fundación para las Letras Mexicanas en Xalapa. A veces siente
que es más cuerpo que alma. Le gusta el café con leche y azúcar, la
poesía y las nubes esponjosas.
Contacto
Instagram: @naimedglez 
Blog: https://letraslilas.home.blog/

42
• Renata Couttolenc Barba (CDMX, 1997)

Egresada de la licenciatura en Escritura Creativa y Literatura en la


Universidad del Claustro de Sor Juana. Escribe principalmente ensayo
y dramaturgia. Es integrante del Grupo Representativo Águilas La
Salle Teatro desde 2013. Fue participante en el Festival Internacional
de Teatro de la UNAM en 2017 y 2018, y ganadora al Premio a Mejor
Actriz en 2018. Estuvo en la empresa de implementación de marketing
Hogarth en el área de Transcreación y servicios lingüísticos (2019-
2020). Forma parte del consejo editorial de la revista Universitarios
del periódico Reforma. Ha estudiado ballet clásico en el sistema Royal
Academy of Dance y le interesan las conjunciones que se pueden
formar entre la danza y la literatura.
Contacto
Instagram: @renata_cb
Facebook: Renata Couttolenc Barba

• Andrea Reed-Leal (Puebla, 1992)

Historiadora, escritora y ceramista. Estudia el doctorado en


el departamento de Romance Languages and Literatures en la
Universidad de Chicago. En 2017, publicó su primer libro como
editora y coautora El Río que no vemos. Crónicas de Tizapán (2017).
Es además editora y coautora de El camino de la práctica. Yoga, barro
y movimiento  (2020).  Ha publicado ensayos, reseñas y cuentos en
distintas revistas literarias y académicas, como  Luvina,  Montreal
Writes, Este País,  Library and Information History Journal  y  Acentos
Review. 
Contacto
Instagram: @anreedl 

43
• Carla Alonzo (Yucatán, 1996)

Estudia la licenciatura en Psicología en la Universidad Autónoma


de Yucatán.  Poemas suyos han sido publicados en la revista Islario
y en La Gualdra, suplemento cultural de la Jornada Zacatecas. Es la
ganadora en la edición 2018 del Premio Peninsular de Poesía “José
Díaz Bolio”. Recibió el primer lugar en poesía en el Timón de Oro 2018.
Forma parte del Centro de Experimentación Literaria (2018). Está an-
tologada en Otras voces nos agitan (Capítulo Siete, 2019) y en No es
mi culpa si llueve (Ediciones, O, 2019). En el 2020 publicó su primer
libro de poemas La Retórica del Agua en formato electrónico con la
editorial Bitácora de Vuelos.
Contacto
Instagram: @carlateresama
Twitter: @carlateresa_

• Anahí GZ (Estado de México, 1996)

Escritora, periodista y performer feminista. Su trabajo aborda al


caos y la cicatriz como fuentes primigenias de revelaciones, de catarsis
y de resistencia política. Ha presentado su obra en diversos medios
nacionales e internacionales. Es autora del poemario Dislocaciones
(La comuna Girondo, 2020) y escribe una columna sobre moda para
la Revista Melodrama. Tiene un blog personal, donde explora su
intimidad con una perspectiva feminista.
Contacto
Instagram: @annasinache
Blog: https://www.lesbosintergalactica.com/

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• Ivana Melgoza Macías (CDMX, 1998)

Estudia Historia del arte en la Universidad del Claustro. Publicó


el poemario Gestos y ha sido becaria de la Fundación para las Letras
Mexicanas en el curso de creación literaria Xalapa 2017. Le gustan las
nubes y las fotos de perritos. 
Contacto

Instagram: @Ivana_m4

Twitter: @Ivana_m4

• Jesús Cabañas García (CDMX,1992)

Estudia la licenciatura en artes visuales en la Universidad Autónoma


del Estado de Hidalgo donde ha desarrollado su trabajo como artista.
En su  más reciente exposición “Dejar todo por todo” abordo temas
como los errores, impulsos, y la identidad. Ha participado en diferentes
exposiciones colectivas en las que destacan  “Procesos”, de la
universidad autónoma de Chapingo y “Transversal”, de la Universidad
Autónoma de Artes plásticas de Veracruz. Actualmente reside en la
ciudad de Pachuca donde se desarrolla como artista y persona. 

Contacto

Instagram: @jesus_garcía92

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este número!
45
revista estroboscopio
número 1 vol.1
el cuerpo entre líneas
octubre 2020

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