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DESARROLLO SOSTENIBLE Y SUSTENTABLE

Harrison Deivis Peña Matos


Agosto 2020

Universidad Nacional Agraria De La Selva


Facultad de recursos Naturales Renovables
Tras la reflexión sobre sostenibilidad medioambiental a nivel global, promovida al final del

siglo XX y a principios del siglo XXI, se habla cada vez más de la necesidad de conservar y

preservar los recursos de todo tipo y en todo ámbito, nacional e internacional. En cierta

medida esto es lamentable porque al hablar de esta necesidad se evidencia implícitamente el

deterioro de un derecho fundamental para todos; el derecho a un Medio Ambiente sano. Sin

embargo, estos conceptos hacen parte de la actualidad e influyen de manera importante en el

futuro a corto y largo plazo, pues se habla cada vez más de alternativas sostenibles y

sustentables para el desarrollo del planeta tierra.

Muchos autores han definido los conceptos de desarrollo sostenible y desarrollo sustentable

desde múltiples puntos de vista, pero gran parte sin alcanzar la claridad necesaria para

establecer diferencias concisas de uno sobre otro, quizás esto ocurre por las similitudes que

presentan. Algunos explican que esto se debe a una confusión causada por la mala traducción

del término inglés “sustainable development”, o también porque en muchos artículos, incluso

científicos, “sustainability” se traduce como sostenibilidad y en otros como sustentabilidad

(Ortiz & Arévalo, s.f.), sin analizar el trasfondo en cuanto a contexto, aplicación y variables que

cada concepto implica.

Recordando un poco, se encuentra que el desarrollo sostenible, es formalizado a partir de

1987 donde el concepto es presentado por la Comisión Mundial Para el Medio Ambiente y el

Desarrollo (CMMAD) de la ONU, mediante el informe BRUNDTLAN, en este se define desarrollo

sostenible como; “Satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer

las posibilidades de las generaciones del futuro para atender sus propias necesidades”. Según

este reporte, el desarrollo económico y social debe descansar en la sustentabilidad y como

conceptos claves en las políticas de desarrollo sostenible (Enkerlin, 1997). A pesar de que esta

definición vincula dimensiones en el campo social, económico y ambiental ha sido objeto de


amplias críticas por mantener un enfoque antropocéntrico (Mebratu, 1998; Baker, 2005;

Lozano,2008; Waas et al., 2011).

Por otra parte, el desarrollo sustentable aparece en diversos artículos referidos al informe

BRUTLAND, también llamado “Nuestro Futuro Común” como desarrollo sustentable en vez de

sostenible, y en general aparece en el discurso como una forma de ajustar discrepancias entre

el crecimiento económico y el equilibrio del ecosistema, conservando los recursos naturales. La

idea de sustentabilidad según Iván López (2009), es principalmente ecológica en un marco

económico que pone énfasis en el contexto social del desarrollo.

Villamizar (s.f.), afirma que el desarrollo sostenible es el término que se le da al equilibrio del

manejo del planeta en tres aspectos: económico, ambiental, social, resaltando que ningún

recurso deberá utilizarse a un ritmo superior al de su generación. Además, el mismo autor

plantea que el desarrollo sustentable exige a los diferentes actores de una sociedad

compromisos y responsabilidades al aplicar mecanismos económicos, políticos, ambientales y

sociales.Con lo anterior se tienen entonces dos relaciones importantes, el desarrollo sostenible

con la Economía Ambiental y el desarrollo sustentable con la Economía Ecológica.

En la relación del desarrollo sostenible con la economía ambiental, la variable medioambiental

hace parte del modelo de desarrollo junto con otras variables que tienen el mismo peso y

busca según el economista Arthur Cecil Pigou, mejorar a través del estado constantemente las

condiciones de vida de los ciudadanos, subsanando las fallas por medio de impuestos y

subsidios. Además, debido a que esta permite sustituir los procesos ambientales y

bioquímicos, que una vez perdidos son irrecuperables, por otro tipo de capital manufacturado

por el hombre o cualquier otra tecnología, se relaciona con la Sostenibilidad Débil, que a su vez

contempla, que a mayor crecimiento económico corresponderá una mayor sensibilidad

ambiental, y que en virtud de los avances tecnológicos tendremos tiempo y recursos


suficientes para reparar los daños provocados sobre nuestros ecosistemas (Andrea Noferini,

2009)

Por su parte la sustentabilidad y la economía ecológica coloca en un primer plano aspectos

ecológicos, sociales, éticos, de gobernanza y no necesariamente en el mismo plano, lo

económico. Según lo citado en el trabajo realizado por (Ortiz & Arévalo, s.f.), Pierri (2001)

manifiesta que la economía ecológica actúa como una crítica a la economía ortodoxa y que

incluso se opone a los contenidos del informe Bruntland como también, a las tesis de la

economía ambiental por considerar que estas aún ven como una necesidad el crecimiento

económico a pesar de los límites físicos impuestos por la naturaleza y el medio ambiente. La

economía ecológica se destaca por la corriente denominada Sustentabilidad Fuerte, que

básicamente tiene una visión más amplia de lo que propone la Sostenibilidad Débil y

contradice algunos de sus puntos; propone un cambio de paradigma, donde los recursos

deben mantenerse y no pueden sustituirse por el capital elaborado por el hombre, desafiando

incluso el mismo concepto de desarrollo económico que ha venido siendo el objetivo de

nuestras ultimas civilizaciones. En términos generales, se puede afirmar que la sostenibilidad

débil se expresa más acorde con el marco teórico y empírico de la economía de mercado,

mientras que la sostenibilidad fuerte lo hace con especial énfasis en la ecología (Naredo,

1996).

De acuerdo con lo anterior, se tiene entonces que las acciones tomadas bajo la idea de

sostenibilidad, originada a partir de la economía ambiental, resultan siendo frágiles y

permisibles respecto a las problemáticas ambientales y en ocasiones dan mayor prioridad a los

objetivos económicos que a los objetivos ambientales. Por el contrario, la sustentabilidad,

original de la economía ecológica, toma una postura más radical donde prima la ecología, y se
rige función de decisiones esenciales en donde no se permite que el ambiente sea negociado

bajo ningún concepto.

Como se dijo al principio de este documento, desde la Conferencia Mundial de Estocolmo en

1972, hasta la Cumbre Mundial sobre desarrollo sostenible, Johannesburgo 2002, pasando por

la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro en 1992, la ONU a través de declaraciones y

programas ha fomentado de buena manera el desarrollo sostenible y sustentable. Sin

embargo, nos hemos acostumbrado a convivir con la “Sostenibilidad Débil”, la sociedad

debería por el contrario estar enfocada en cambiar el paradigma tradicional y empezar a

pensar diferente, colocando no en un primer plano el beneficio económico, sino, sobre todo,

contemplar que el ambiente está en medio de un crecimiento desmedido en la gran mayoría

de países.

Dicho esto, e independientemente de las diferencias entre estos dos tipos de desarrollo, la

aplicación de ambos debe ser ahora, de manera conjunta y complementaria, aceptando que

las corrientes de sostenibilidad débil y fuerte aportan en mayor medida, de una u otra manera,

desarrollo sostenible y sustentable, y que los ajustes a través del tiempo son en pro de un

mejor planeta. Debemos, además, ser conscientes de que habitamos en un lugar finito donde

los patrones de consumo son desmedidos, los recursos se consumen a mayor velocidad de lo

que son generados, se contamina más de lo que se recicla y se aprovechan los recursos no

renovables sin sustituirlos por uno renovable sostenible y sustentable, es decir, no se cumplen

los principios o condiciones para un desarrollo sostenible y sustentable. En esta medida

estamos comprometiendo los recursos y posibilidades de que las generaciones futuras

satisfagan sus propias necesidades. En este sentido la relación entre desarrollo y naturaleza,

debe regirse por los principios de la sostenibilidad y sustentabilidad donde estos guíen las
políticas de todos los países del planeta y donde el objetivo sea conseguir un mundo mejor

para nosotros y nuestros hijos, generación tras generación.


Referencias Bibliográficas

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