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MITAD DE NADA

La primera impresión que tenemos de un lugar es


indisoluble de la experiencia arquitectónica futura y será
medida para el recuerdo de su atmósfera. Aunque sus
paredes propongan una función o recorrido somos las
personas quienes, a partir de la vivencia, daremos
sentido a los sitios.
Esta exposición devela el relieve planísimo de un
recorrido personal cuya relación con el paisaje urbano,
que ahora mismo se hincha sobre necesidades y
emociones, hace posible articular algo entendible como
un código basado en la escala y el sentir. Karen
contrapone dos ideas de vacío: El que rodea a la
perspectiva geométrica de cemento y madera, y el que
florece en los fondos de la pintura. De este cruce
entendemos que la forma y el color dependen de la
emoción y postura momentánea. Como usuarios de la
ciudad somos parte de su galope. Desde la mirada estas
piezas representan esa voluntad.

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