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HISTORIA:

En 1969, con el objetivo de iniciar un proceso de integración futura, los países del
Pacto Andino deciden llevar a cabo un acuerdo subregional sin prescindir de la
Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (LAFTA). Empezaron así a
negociar un acuerdo que conformó el primer paso para constituirse en Asociación.
ALADI fue creada con un papel mucho más flexible y más limitado para constituir
un futuro mercado unido pero sin plazos estipulados para dicha área común.
Finalmente, en 1980 los mismos once países aprobaron el Tratado de Montevideo
(agosto 1980) por el que se crea la ALADI, entrando en vigor en marzo de 1981
(substituye el antiguo LAFTA). El Tratado de Montevideo es un “tratado-marco” y,
en consecuencia, los Gobiernos de sus países miembros autorizan a sus
representantes para legislar en los acuerdos sobre los más importantes temas
económicos que interesen o preocupen a los Estados. La ALADI abrió además su
campo de acción hacia el resto de América Latina mediante vínculos multilaterales
o acuerdos parciales con otros países y áreas de integración del continente.
Asimismo contempla la cooperación horizontal con otros movimientos de
integración del mundo y acciones parciales con terceros países en vías de
desarrollo o sus respectivas áreas de integración. Por otra parte, ALADI da cabida
en su estructura jurídica a los más vigorosos acuerdos subregionales,
multilaterales y bilaterales de integración que surgen en forma creciente en el
continente (Comunidad Andina de Naciones, Grupo de los Tres, MERCOSUR,
etc.). En consecuencia, le corresponde a la Asociación – como marco o
“paraguas” institucional y normativo de la integración regional desarrollar acciones
tendientes a apoyar y fomentar estos esfuerzos con la finalidad de hacerlos
confluir progresivamente en la creación de un espacio económico común.
Finalmente, dicho tratado es un instrumento que permite un fácil acceso para
países que quieran adherirse al mismo , y facilita la creación de tratados tanto en
el si de la organización como entre los países miembros y otros países no
miembros de la región sin necesidad de concesiones de los otros miembros de la
Asociación.
El 26 de julio de 1999 la República de Cuba formalizó ante el Gobierno del
Uruguay –país sede del organismo- el depósito del Instrumento de Adhesión,
constituyéndose en el doceavo miembro pleno el 26 de agosto del mismo año.
Fuente: http://www.aladi.org
IMPORTANCIA DE ALADI PARA NUESTRO PAIS

Para el Perú de hoy la integración regional constituye un objetivo prioritario y


estratégico de política exterior con el fin de promover el “crecimiento económico
con inclusión social”, estrategia matriz de la intervención de nuestro gobierno y así
proyectarse al mundo de manera favorable y competitiva, dentro de los objetivos y
principios de nuestra organización, reafirmando el rol de la mayor importancia que
le asignamos a ALADI.
Por otro lado, requiere de una acción regional en la que la convergencia debe
sustentarse en el firme compromiso con los valores democráticos y en el
fortalecimiento del imprescindible diálogo político, convencidos de que la
integración regional debe convertirse en una opción válida para dinamizar el
desarrollo integral de nuestros países, evitando que la globalización acentúe las
asimetrías y se convierta así, en un obstáculo para la eliminación de la exclusión
social, la superación de la pobreza, la inequidad de género y la desigualdad.
Asimismo, consideramos imprescindible desarrollar e intensificar las relaciones
con los países miembros con el fin de contribuir a la creación de un espacio
económico ampliado en un solo “gran acuerdo de carácter integral” que permita
alcanzar la convergencia así como la ampliación de los flujos de comercio intra e
interregional, y en el que sea posible promover la complementación y cooperación
económica pero también el desarrollo en áreas como: la energética, la científica y
tecnológica, por mencionar algunas.
El hecho de que podamos tener un bloque regional unido como los países de la
ALADI, en épocas de crisis, nos genera significativas oportunidades para el
desarrollo del comercio inter e intrarregional que potencie esas dos cualidades
sustantivas que la caracterizan:
1.- La calidad de las exportaciones con la incorporación de mayor valor agregado
de los productos intercambiados entre nuestros países.
2.- la participación creciente, en el comercio de la región, de las micro, pequeñas y
medianas empresas. Y a no olvidar una concepción del desarrollo que pueda
traducirse y hacerse realidad en la fórmula que aspiramos de “crecimiento con
inclusión social”.
No todos los países miembros comparten los mismos criterios u opiniones sobre el
libre comercio, el mercado y el desarrollo, pero se debe hacer lo posible por
concentrarnos en temas en los que podría alcanzarse niveles de consenso, tales
como en la facilitación del comercio y asuntos aduaneros, la integración digital y
productiva, la ciencia y tecnología, los bienes culturales, así como en la promoción
del comercio orientada al mayor y mejor aprovechamiento de las preferencias
negociadas en el marco del Tratado Montevideo de 1980 (TM80) y, como ya
mencioné anteriormente, la prioritaria eliminación de las restricciones no
arancelarias.

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