La depilación es un proceso casi obligado para hombres y mujeres cuando llega el
verano. Muchos recurren al láser para obtener un resultado más duradero, pero muchos otros optan por la depilación con cuchilla, maquinilla o cera, métodos que aumentan el riesgo de que aparezcan los temidos pelos enquistados. “La pseudofoliculitis es una lesión inflamatoria, en forma de granos o pápulas eritematosas, que en ocasiones contiene pus y que se produce tras la depilación o el afeitado cuando el pelo, generalmente afilado, crece y en lugar de salir a la superficie, se curva encarnándose hacia el interior de la piel. En ese momento, el organismo reacciona frente a ese pelo como si fuera un cuerpo extraño, produciendo una reacción inflamatoria”, explica en detalle Ángela Hermosa, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). Las personas que tienen más riesgo de padecer este problema son, según apunta Lidia Maroñas, de la Clínica Dermatológica Internacional, aquellas que “genéticamente tienen vello abundante y duro en zonas con escasa ventilación de la piel como los pliegues (ingles, pubis, axilas) o que se rasuren el vello como método de depilación habitual”. Sin embargo, también existen otros factores que contribuyen a su aparición “como, por ejemplo, las propias características del pelo, siendo este fenómeno mucho más frecuente cuando el pelo es grueso y rizado”, añade Hermosa. Además, “es más frecuente en algunas zonas corporales como la barba y las zonas de pliegues, que están sometidas al roce, como las axilas o las ingles”. Otro factor que contribuye a la formación de pelos enquistados es la manera de eliminar el vello, “siendo más frecuente en personas que se afeitan a contrapelo para apurar mucho el rasurado, así como en pacientes que se depilan con cera”, destaca la experta de la AEDV. Además, avisa: “La obesidad y el tabaquismo también favorecen la formación de este tipo de lesiones”.