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Angélica la niña más juiciosa de validiri

Qué es Persona:

La palabra persona designa a un individuo de la especie humana, hombre o mujer, que,


considerado desde una noción jurídica y moral, es también un sujeto consciente y racional, con
capacidad de discernimiento y de respuesta sobre sus propios actos. Como tal, es un concepto
opuesto a animal o cosa, pues se le atribuyen la racionalidad y la vida, y, en este sentido, cumple
un desarrollo biológico y psíquico, desde que nace hasta que muere

. ¿Qué significa ser persona?

Nos es dado a elegir, ante otro sujeto, entre tratarlo como una cosa —utilizarlo— o tratarlo como
un «Yo»" ~ José Ortega y Gasset

Tradicionalmente se ha reservado la noción de persona sólo para los seres humanos. Sin embargo,
a continuación pretendo mostrar que no habría una razón objetiva que justifique discriminar a los
otros animales, sólo por no ser humanos, de la categoría de personas.

"Persona", por definición esencial, sería cualquier ser que posee subjetividad, es decir, conciencia
de sí mismo y de sus experiencias. Una persona es por tanto un sujeto —un ser que posee un yo.

Si nos atenemos al elemento esencial del concepto entonces deberíamos reconocer como persona
a todo ser que esté dotado con la capacidad de sentir, puesto que la capacidad de sentir implica la
conciencia. Éste es el requisito a nivel fisiológico para ser incluido en el concepto de persona, en
oposición a la noción de cosa u de objeto. Gracias a la investigación científica, sabemos que los
animales no humanos son seres conscientes.

El aspecto moralmente relevante del concepto de persona está en la consideración que implica. Es
decir, una persona es un ser que, a diferencia del resto de seres, posee un valor inherente. Así lo
explica la profesora Priscilla Cohn:

«Al aseverar que los animales tienen un valor inherente, quiero decir que su valor es
independiente de nuestros juicios respecto de su utilidad, belleza y así sucesivamente. Decir que
los animales tienen un valor inherente significa entonces que su valor no es instrumental, o que no
son meramente medios para nuestros fines humanos.»
Por esto, si un ser tiene un valor inherente esto quiere decir que no se le puede tratar
justificadamente como si sólo tuviera un valor instrumental; esto sería explotación. Por esta razón
entendemos que la esclavitud es inmoral. Un valor inherente es un valor absoluto —no relativo—
e intrínseco al propio ser. Es un valor que no depende para su existencia de nuestro gusto o
conveniencia.

Los únicos seres que pueden valorar son los seres sintientes. Sólo ellos pueden generar
valoraciones —preferencias, deseos, intereses. Además, todos los seres sintientes se valoran a sí
mismos —valoran su conservación, su bienestar y su libertad— aunque nadie más lo hiciera. Esto
es lo que quiere decir que ellos poseen, de hecho, un valor inherente: un valor fijo e intrínseco a sí
mismos por el hecho de ser sintientes.

Al ser sintiente también lo podemos denominar como individuo. El hecho de ser sintiente implica
que uno se identifica a sí mismo [A=A] como una unidad diferenciada, dividida, del resto que lo
rodea. Esto es el individuo. Y también es sinónimo de sujeto, en oposición a objeto.

Desde el punto de vista empírico, lo que define la condición de persona sería la sintiencia o
conciencia sensitiva.

Desde el punto de vista moral, lo que define la condición de persona es el valor inherente o valor
moral intrínseco. Esto es, la noción de que el ser considerado como persona merece ser
considerado y respetada por sí misma —como un fin en sí mismo— y nunca como un simple
medio para conseguir alguna finalidad.

La noción moral de persona y el hecho fisiológico de la sintiencia coinciden lógicamente a través


del principio de identidad.

Ser sintiente —> Valor inherente —> Persona.

La razón nos obliga a respetar a los seres sintientes; en tanto que son los únicos seres que poseen
identidad. Mejor dicho: son identidad. La identidad —la conciencia de sí mismo— es lo que
caracteriza esencialmente al ser sintiente. Y dado que un ser sintiente es un sujeto, y no un mero
objeto, entonces no sería lógicamente correcto considerarlo ni tratarlo como un objeto, como si
fuera una cosa que carece de valor intrínseco y podemos tratar instrumentalmente.
Sentir no significa simplemente "obtener información" sino procesar percepciones en forma de
sensaciones, es decir, experiencias subjetivas. Eso es la conciencia: la conciencia sensitiva. En eso
consiste ver, oír, oler, saborear, disfrutar, sufrir,... Esto es sentir.

Las plantas no sienten. Aunque puedan detectar la luz o sonidos, las plantas tienen ninguna
capacidad para procesar esa información en forma de experiencias subjetivas, puesto que carecen
de órgano o dispositivo que pueda ejercer esa función. Sólo los animales dotados de un sistema
nervioso adquieren la facultad de sentir, ya que sabemos que precisamente una de las funciones
principales del sistema nervioso centralizado consiste en generar sensaciones.

El dolor es una sensación. El placer es una sensación. La imagen también lo es. Al igual que los
sonidos, los olores, las texturas, los placeres. Son fenómenos físicos que se originan en
determinada forma de la materia que es el sistema nervioso. Son producto de la actividad química
y eléctrica del sistema nervioso.

El problema para determinar la conciencia radica en que se trata de una experiencia privada que
no se puede observar desde fuera ni medir ni cuantificar. Por eso la única evidencia es la
conciencia personal que tiene cada uno de sí mismo. Todo lo demás son siempre deducciones; no
evidencias objetivas. Pero si las deducciones son lógicamente consistentes y se basan en
evidencias empíricas, entonces hay que aceptarlas racionalmente.

Sabemos con certeza que nosotros podemos sentir porque tenemos estructuras neuronales
especializadas en nuestro sistema nervioso que generan las sensaciones. Y resulta que los demás
animales poseen esas mismas estructuras en forma idéntica, análoga o muy similar en su sistema
nervioso. Por tanto, la única conclusión razonable sería deducir que ellos sienten. Si sienten
entonces son seres conscientes. Por tanto merecen ser considerados y respetados como personas.

¿Podemos cuestionar el hecho de que "ver una imagen" implica "ser consciente de la visión de una
imagen"? Hacerlo sería tan contradictorio como suponer que es posible sentir dolor sin ser
consciente de que se siente dolor. Así, la sintiencia implica la conciencia. Todo ser sintiente es por
este motivo un ser que posee una mente consciente.

Siempre que se produce una sensación tiene que haber necesariamente conciencia de esa
sensación. Por ejemplo, si hay dolor tiene que haber por fuerza alguien que siente ese dolor !No
puede haber dolor sin que haya alguien que le duela! El fenómeno de la sensación requiere de la
subjetividad. Es por ello que entendemos que cualquier ser sintiente debe disponer, como
mínimo, de una conciencia básica de sí mismo y de lo que le sucede. Así, ser sintiente es ser
consciente al menos en un grado elemental.
Si otros animales pueden ver, pueden oír, pueden oler,.... entonces deben poseer al menos una
conciencia básica: un yo que experimenta las percepciones procesadas en sensaciones. La
sensación implica conciencia: alguien-siente-algo. Así es la naturaleza de la subjetividad. Este
fenómeno establece la diferencia radical —tanto a nivel lógico como biológico— entre un objeto y
un sujeto: entre una cosa y una persona.

Aparte, es importante aclarar que el solo hecho de ser una persona no implica que tal persona
tenga alguna clase de obligación o responsabilidad. La condición de persona sólo implica que los
agentes morales respetemos su valor inherente, es decir, que consideremos a un ser sintiente
siempre como un fin en sí mismo y nuna como un simple medio para los fines nuestros o de otros.

La responsabilidad y obligación sólo competen a los individuos que tienen una conciencia moral
desarrollada. Persona no equivale a ser agente moral. Los animales no humanos son personas
pero no son agentes morales —ni tampoco lo son todos los humanos— porque no tienen
conciencia moral y es por esto que no pueden de hecho tener obligaciones ni responsabilidad, ni
sería lógico pretender que las tengan.

En definitiva, si un ser está dotado de sensación entonces posee conciencia de sí mismo como
individuo, y valora su propia conservación y bienestar y autonomía. Por tanto, no hay razón para
no considerarlo una persona y respetar sus intereses al mismo nivel que los nuestros.

Por supuesto, si entramos en el contexto jurídico, el término persona adquiere otras dimensiones
que sobrepasan esta explicación básica. Aquí solamente hablamos de lo que entendemos como
persona en sentido moral.

También hay otras concepciones diferentes de que lo que supuestamente deberíamos entender
como "persona", la cuales tienen como requisito necesario: [A] la capacidad de razonar o
inteligencia, [B] la posesión de alma, o [C] la pertenencia a la especie humana.

Mi respuesta a esas concepciones es que son erróneas:

[A] La inteligencia, o la capacidad de razonar, no es una condición necesaria para tener conciencia.
Y es precisamente la conciencia lo que distingue al sujeto del objeto: al individuo de la mera cosa.
Todo ser sintiente tiene conciencia por el mismo hecho de sentir. Sentir implica necesariamente
que alguien siente algo —el sujeto experimenta la sensación. La sensación requiere del sujeto y la
aparición de la subjetividad es lo que permite la conciencia. Por tanto, no es la inteligencia o
raciocinio lo que genera la subjetividad como tal sino que es la sintiencia.

[B] La existencia del alma es un postulado metafísico que no ha sido demostrado ni cuenta con una
sola prueba que avale su existencia. Por tanto, queda racionalmente descartada.

[C] Ni la capacidad de sentir ni la conciencia ni la capacidad de pensar o de razonar son exclusivas


en la especie humana. Está demostrado que otros animales poseen dichas facultades. Ni siquiera
son capacidades inherentes al hecho de ser humano, puesto que hay seres biológicamente
humanos que carecen de sintiencia —embriones, cadáveres— o que carecen de raciocinio —
bebés, seniles, discapacitados. Por tanto, asociar la personalidad, la condición de persona, con la
pertenencia a la especie humana incurre en un evidente error.

Al afirmar que los animales son personas nos basamos tanto en la ciencia como en la filosofía.
Considero que los animales sintientes son personas tanto desde una perspectiva empírica como
desde una perspectiva moral, y pensamos también que deberían ser reconocidos como tales
desde una perspectiva jurídica.

Para esta exposición me he basado parcialmente en el trabajo del profesor James W. Walters, que
define formalmente la personalidad como la capacidad de ser consciente de uno mismo como un
individuo autónomo en medio de otros seres. También en el trabajo del profesor Gary Francione,
que considera que la noción de personalidad debe englobar a todos los seres sintientes y está
necesariamente asociada al rechazo de considerarlos como propiedad. Y también en el trabajo del
filósofo Mark Rowlands que argumenta que la condición de persona sería equivalente a la
condición de poseer autoconciencia, siendo la autoconciencia una característica inherente a la
propia condición de ser un ser consciente.

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