18 Nuevas ideas republicanas
revolucién norteamericana se remontaba a la época del Renacimiento, a
Jos esctitos de Maquiavelo, al primer pensamiento radical inglés ejempli-
ficado por autores como James Harrington, y a partir de la una canti-
dad de polemistasingleses que, directa o indirect
a influir en el pensamiento de los colonos nort
forme a la presentacién de este autor, a revolucién norteamericana no
fue el primer acto de una visidn ilusteada de contenido finalmente liberal,
sino el iktimo episodio de una tradicién que habia comenzado en Flo-
rrencia trescientos afios atras.
De este modo, de forma pionera, esta nueva corriente histotiogriti-
glosajonas. A partir de abi, una vez abiertas estas fisuras, muchos inves-
tigadores, provenientes sobre todo de la filosofia la ciencia politica y el
derecho, comenzaron a abastecerse idealégicamente del republ 0
con el objetivo de desafiar otros consensos, prevalecientes en sus respec-
linas ¢ igualmente teiidos por el predominio de ese enfoque
de orientacién liberal. A continuacién examinaremos tres de los princi-
pales nicleos normativos en los que tales reflexiones, muchas veces dist
miles entre sf, tendieron a converger: Ia critica a la nocién liberal dela li
bertad; la reivindicaci6n de la teorfa republicana sobre el valor de la
virtud civica; yla defensa de una idea «fuerte» de democtacia, Es en e30s
‘extremos donde la critica republicana al liberalismo se pe
idez. Conviene, en todo caso, precisar que tras esta
eralismo subyacen diferentes perspectivas republicanas,
EL DEBATE SOBRE LA LIBERTAD
Uno de los primeros debates en los que convergieton muchos de es-
tos nuevos estudios de inspiracién republicana fue el referido al modo
wugnar una idea dominante en la tradicién liberal, que
identifica la libertad como una nocién «negativa», como la ausencia de
intrusiones por parte de otros (frente a una concepeién «posit
sosticne que un individuo es libre ena mn
cursos y los medios instrument
dirdn dererminar— sus propios planes de vide y, por lo tanto, su autogo-
biemno o, incluso, como algunos llegarén a sostener, su autorrealizacién
Ineroduccién 19
personal). Un individuo es libre ~parece decir el liberalismo— en ausen-
cia de interferencias indescadas de tercetas personas. Segtin Quentin
Skinner, filésofos como John Rawls
i6n de la libertad, agrega Skinner,
es la misma que sostenia Isaiah Berlin en su famoso texto Dos conceptos
de libertad, donde «se expresa como la exigencia “el mayor
‘grado de no interferencia compatible con el minimo de requisites nece-
sarios paca la vida social”».”” Y la misma que la visién presente en el co-
nocido trabajo de Ronald Dworkin Los derechos en serio,
Ia expresin de «derechos como ci
las basadas en decisiones democriticas.” Todas estas visiones, segiin
‘Skinner, coinciden en entender la libertad en un sentido simplemente ne.
gativo, un sentido a su vez demasiado estrecho."
Contea la nocién negativa, Skinner advierte que «cualquier concep-
cidn de lo que significa para un ciudadano poseer 0 perde
debe partir de lo que se considere que signifiea para una s
Por eso, a lo largo de alguna de las yertientes de la tré
republicana, los conceptos de sociedad libre, gobierno libre o repablica
libre aparecen como centrales para definir el valor que se otorga a la l-
bertad individual." Un Estado libre es aquel que, en primer lugar, no
esté sujeto a coacciones, y que, segundo, se rige por su propia voluntad,
entendiendo por tal la voluntad general de todos los miembros de la co-
munidad."” En este marco, es condicién necesatia para el mantenimiento
10. Skinner (1996), pig. 108
168). Como sefalan Spit
Isaiah Berlin e corzesponde con
Dertad de los antiguas comparada co
ue cozzoborara la hipétesis de que el republi
id, Para una excelente exposici de las eriteas de Skinner al liberalismo en tor
se Palonen (2003), eap. V.
los textos de Cicerdn, Maquiavel, Harsington, Milton 0 Sidney.
(1984), pp. 301.Entroduceisn 21
bbargo, en contra de lo que parecen sostener los liberales, no toda interfe-
rencia en mis cursos de a
de accién, y vit
aguella en donde alguien «puede imerferir de mane
eleeciones de la parte dominada: puede interferir, en pal
de un interés 0
sona afectadan.
lar, « partir
sentido, un republicano pod it opinin no necesariamente compartidos por la per
in cuando no sufta de coe
que una persona carece de
ior parte de
persona
icana ha atendido ma-
vis profunde de la bert
eral ha quedado extrafamente
interferencia.”
un teas
eee arrancar también de
en terminologi22, Nuevas ideas republicanas
Ottos autores republicanos, en cambio, han optado por estratesi
algo diferentes a las seguidas por Skinner o Pettit:* Michael Sandel p
rece ser el fil6sofo que ha llevado més lejos el republicanismo en su en-
frentamiento con el liberalismo y, en particular, en su biisqueda de una
reformulacién del concepto de libertad. En pri
ner o Pettit, Sandel también considera que el republicanismo se distingue
del liberalismo, ante todo, por el modo en que entiende la idea de liber-
tad, Como ellos, Sandel caracteriza el liberalismo como tina postuta gt
defiende la libertad como no interferencia, y conforme a la cu
no debe tomar partido en relacién con las concepciones
individuo, ya sea prestando su fuerza en favor de una ciert
particular 0 tornando més dificil para algunos la persecu
nes de vida que preficren. Ahora bien, Sandel, ad
ca la idea de «libertad p
el go
» En su opini¢
sno sea neutral frente a visiones del
dos para recurric a argumentos morales y re
ligiosos en los debates politicos. La idea de ue iste on la
capacidad de elegir nuestros propios fines in ta la posi
bilidad de que los liberales presten atencién a lo que significa la pérdida
dela agencia colectiva y la erosién de la comunidad,” Asentado en este
«{la} insistencia en que
jen que compiten entre si
Rawls o Ronald Dworkin bers ale izguierda-de-centrc). Petit admite que emachos
Aiberaes de izquiea se senisian ineémados con esta forma de encs
* entienden su bers mis crea dela posicin republicna ge de
‘ny; Petit (1997), pg 7. Per, de orks maners, nse en que anbas corsenes de i
betalsmo comparten una misma concepcén dela libertad como no iteferencia,y que lo
«ve ls dsingu es simplemence que ls iberles igualtaros organ tambicn un valor nm
portance an igualdad. No obstane es dif ver asta qu puntos objecionesnoseian
salvadasapropiadamente por un principio como el principio de
id defen
24. Una critica no infrecuente, aunque pueda parecer paraddjca en relacién con lo que
se dir después, esla que destaca el career elitist de republic inl
‘ads neorromana). Con solvente erudici6n histriea ac lo ha hecho Maddox (2002)
25, Sandel (1998), pig, 328. A pesar de que tanta para Sandel como pars Skinner ef
concepro de autogobierno es clave para defini el propio concepto de libertac, exsten di
ferencias clanis entre sus plantea
mesa vitos, pend preservaclabie pad dscns bj proc
de los derechos de libertad ncg Peas
—
Introduccin 23
tipo de convicciones, defiende una posicién que vincula la libertad con el
autogobierno, con la capacidad dela comunidad para tomar el control de
sus propios destinos. El logro del autogobierno —asume Sandel— re-
guiere la presencia de ciudadanos dotados de ciertas cualidades de ca-
riicter, de ciertas disposiciones morales que los lleven a identificarse con
la suerte de los demés y, en definitiva, con los destinos de su comunidad.
Y esto, a su ver, requiere dejar de lado la idea liberal del Estado neutral,
para reemplazala por un Estado activo en materia moral, y decidido a
«cultivar la virtud» entre sus cindadanos*
gunos republicanos parecen poner el énfasis en la participacién politica
como algo intrinsecamente valioso —y defienden asf una idea robusta de
Ja libertad «positiva»—, mientras que otros mantienen que la concepcién
republicana de la libertad se diferencia tanto de la nocién negativa casi
ca come de la positiva
Ciupapania ¥ vinTuD civica
tica republicana al ideal liberal de la libertad vino
jemente, del cuestionamiento della relacién Esta-
do-citdadania, Conforme a la versién liberal impugnada, el Estado debe
set fundamentalmente tolerante y respetuoso con los derechos de todos.
Debe aceptar las decisiones de cada individuo respecto de su propia vida,
Jo cual exige de aqueél un firme compromiso con el ideal de la neutral-
dad, Un Estado seria debidamente neutral en la medida en que no inter-
firiera en las clecciones vitales de sus miembros, ya sea para alentar algu-
nas decisiones o para desalentar otras, El Estado, se dice, no debe «tomar
partido» por ninguna concepeién moral particular, debe «abstenerse> de
cualquier tentacién al respecto para convertirse, en todo caso, en un gi
rante de las opciones morales de sus miembros. En este sentido, taml
el gobierno debe estar preparado para actuar con une ciudadanta pasiva
La compartida
acompaiiada, indefect
Para Sandel. en cambio. cl antogobierno se traslada a todos los dt
personal aqui, la froncera entre esferapiblicay esfera privada del ciu-