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Funcionalismo y Lingüística:

la Gramática Funcional de S. C. Dik

Daniel García Velasco

UNIVERSIDAD DE OVIEDO
Servicio de Publicaciones
Oviedo, 2003
Índice

Prólogo
CAPÍTULO 1
Funcionalismo y formalismo en la lingüística contemporánea
0. Introducción
1. Funcionalismo y Formalismo en la teoría gramatical
2. La orientación funcionalista: panorama general
3. Conclusiones
Bibliografía básica
CAPÍTULO 2
La Gramática Funcional de S.C. Dik: origen, metodología y
fundamentos básicos
0. Introducción
1. Génesis e influencias
2. Presupuestos metodológicos (o Funcionalismo en la GF)
3. Estándares de adecuación
4. Restricciones técnicas
5. La organización de la GF: panorama general
6. Conclusiones
Bibliografía básica
CAPÍTULO 3
De cómo crear predicaciones: el Fondo léxico y los Estados de
Cosas
0. Introducción
1. Aspectos generales del componentente léxico en las teorías
contemporáneas
2. El Fondo
3. Los Estados de Cosas y las Funciones Semánticas
4. La predicación no verbal
4. Conclusiones
Bibliografía básica
iv Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

CAPÍTULO 4
La estructura jerárquica de la cláusula
0. Introducción
1. La estructura de la cláusula: organización general
2. Aspecto, Tiempo y Modo
3. Operadores y satélites
4. El nivel representativo en la estructura subyacente de la cláusula
5. El nivel interpersonal en la estructura subyacente de la cláusula
6. La complementación en la Gramática Funcional
7. Conclusiones
Bibliografía básica
CAPÍTULO 5
Funciones Sintácticas y Funciones Pragmáticas
0. Introducción
1. Funciones Sintácticas
2. Funciones Pragmáticas
3. Conclusiones
Bibliografía básica
CAPÍTULO 6
Las Reglas de Expresión
0. Introducción
1. Las Reglas de Expresión: consideraciones previas
2. El modelo dinámico del componente expresivo
3. Conclusiones
Bibliografía básica
CAPÍTULO 7
Hacia una Gramática Funcional del Discurso
0. Introducción
1. Los estudios discursivos en la Gramática Funcional
2. La Gramática Funcional del Discurso
3. El componente cognitivo en la GFD
4. Conclusiones
Bibliografía básica
Bibliografía
Apéndice: glosario y traducción de términos técnicos
Índice v
Prólogo

El propósito de este libro es ofrecer una presentación actualizada de


la teoría de la Gramática Funcional del profesor holandés Simon C.
Dik. Mi intención original era realizar una exposición principalmente
descriptiva de la filosofía y organización del modelo gramatical que
proponen el profesor Dik y sus seguidores. Sin embargo, mis propios
intereses me llevaron muy pronto a incluir valoraciones críticas de
aspectos cruciales del modelo y, en consecuencia, a examinar en la
medida de mi conocimiento la adecuación de esta propuesta como
modelo de representación de la capacidad lingüística de los seres
humanos. El resultado de esta estrategia es una introducción afectuo-
samente crítica a una de las teorías lingüísticas fundamentales en el
panorama funcionalista actual, que espero sea útil tanto para estu-
diantes universitarios de humanidades como para los lingüistas inte-
resados en obtener una primera impresión de lo que esta teoría
supone.
Por otra parte, y a pesar del creciente interés que este modelo lin-
güístico viene despertando en los últimos años en el panorama inter-
nacional y en nuestro país en concreto, hasta la fecha, y exceptuando
las colecciones de artículos especializados, no existe ninguna intro-
ducción a la Gramática Funcional en lengua castellana. La presenta-
ción original de la teoría en Dik, S.C. (1978) Functional Grammar.
Amsterdam: North-Holland, fue traducida a nuestra lengua por Leo-
cadio Martín y Fernando Serrano en 1981 (Madrid: SGEL), pero, por
obvias razones cronológicas, puede hoy considerarse desfasada.
En este contexto no es de extrañar que las universidades españolas
que incluyen entre su oferta cursos relativos a esta teoría, tanto en los
estudios de licenciatura como de doctorado, lo hagan prioritariamen-
te en el marco de los planes de estudio de Filología Inglesa, dado que
tanto el alumnado como el profesorado pueden acceder a las obras
principales en inglés. Este hecho, nuevamente supuso un importante
aliciente para la elaboración de este volumen, a fin de que sirva co-
viii Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

mo presentación del modelo para aquellos investigadores y estudian-


tes que no acceden a la bibliografía especializada en lengua inglesa.
Dado el escaso intercambio de ideas existente entre los lingüistas
adscritos a modelos formalistas y aquellos que utilizan enfoques fun-
cionalistas, decidí dedicar el primer capítulo de la obra a un estudio
minucioso de las verdaderas diferencias de método entre ambas es-
cuelas a fin de desterrar en lo posible las caracterizaciones simplistas
que, en ocasiones, los formalistas vierten sobre los funcionalistas y
viceversa.
En el segundo capítulo de la obra realizo una evaluación crítica de
la Gramática Funcional a la luz de los parámetros definitorios del
funcionalismo contemporáneo que se presentaron anteriormente. El
resto del volumen ofrece una presentación de la arquitectura general
del modelo de Dik, aunque de nuevo procurando ofrecer valoracio-
nes críticas sobre diferentes aspectos del mismo. A menudo, dado el
carácter de la obra, el tratamiento de los fenómenos lingüísticos al-
canza un nivel meramente introductorio, concentrándose en ofrecer
al lector una impresión de la metodología y líneas de trabajo que
siguen los funcionalistas de Dik en sus obras. Confío, no obstante, en
que ello sirva de estímulo para la profundización en las cuestiones
presentadas a través de la bibliografía y referencias incluidas.
Mi interés por la teoría de la Gramática Funcional arranca en el
proceso de elaboración de mi tesis doctoral presentada en la Univer-
sidad de Oviedo en 1998 bajo la dirección del Catedrático de Filolo-
gía Inglesa José Luis González Escribano. Sus múltiples obser-
vaciones sin duda contagiaron en mi una mentalidad crítica necesaria
en cualquier disciplina científica e inspiraron el espíritu, que, como
señalaba anteriormente, espero haber reflejado en las páginas que
siguen.
Desde hace ya casi 10 años, el Catedrático de Lingüística General
de la Universidad de Amsterdam, Kees Hengeveld, me ha honrado
con su amistad y aliento, así como con numerosas sesiones de trabajo
en las que compartió conmigo su profundo conocimiento de la Gra-
mática Funcional en particular y de la lingüística en general. Una de
Prólogo ix

las mayores satisfacciones de mi carrera académica ha sido sin duda


haber podido colaborar con él en una publicación que ha visto la luz
en forma de artículo recientemente.
Varios colegas de la Universidad de Oviedo han tenido la amabi-
lidad de leer partes del texto y de sugerirme valiosos comentarios y
apreciaciones, por lo que quisiera en estas líneas expresarles mi
agradecimiento. Son, por orden alfabético, José Luis González Es-
cribano, Guillermo Lorenzo González, Francisco Martín Miguel y
Rodrigo Pérez Lorido. Deseo dejar constancia de modo especial de
mi gratitud al profesor Jesús de la Villa (Universidad Autónoma de
Madrid) por su exhaustiva revisión del texto y por sus acertadas ob-
servaciones. Agradezco, asimismo, las indicaciones realizadas por
los evaluadores anónimos del Servicio de Publicaciones de la Uni-
versidad de Oviedo. Como es obvio, los errores que sin duda perma-
necerán en el texto son únicamente achacables a mi persona.
Parte del material aquí expuesto se desarrolló originalmente como
notas de clase para un Curso Monográfico de Gramática Inglesa en el
que se presentaba un análisis de la oración del inglés desde la pers-
pectiva de la Gramática Funcional en el cuarto curso de los estudios
de Filología Inglesa de la Universidad de Oviedo. Las reacciones,
positivas y negativas, de tres generaciones de alumnos ante la expo-
sición, organización del material y ejemplos ilustrativos presentados
sirvieron indudablemente para realizar importantes modificaciones
en el texto que sigue, por lo que, igualmente, dejo aquí constancia de
mi agradecimiento hacia ellos.
Debo expresar asimismo mi gratitud a los profesores J. Lachlan
Mackenzie (Universidad Libre de Amsterdam) y Kees Hengeveld
(Universidad de Amsterdam) por facilitarme material aún no publi-
cado y por el permiso concedido para reproducir ejemplos y figuras
del mismo.
Finalmente, y en el plano meramente formal, dado que el volumen
contiene un número importante de citas de diferentes autores, he de-
cidido traducirlas al castellano a fin de facilitar la lectura del texto.
Todas ellas proceden de las fuentes originales en inglés y su traduc-
x Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

ción es de mi responsabilidad, a no ser que se especifique lo contra-


rio. En el mismo espíritu, se ofrece al final del libro un glosario de
términos técnicos, mayoritariamente propios de la Gramática Fun-
cional, y la traducción empleada en el texto.

Gijón, junio de 2003


A la memoria de mi madre
CAPÍTULO 1

Funcionalismo y formalismo
en la lingüística contemporánea

0. Introducción
En este capítulo pretendo ofrecer las bases necesarias para situar la
teoría de la Gramática Funcional de S. C. Dik en el contexto de la
lingüística contemporánea. La primera sección ofrece una caracte-
rización, necesariamente limitada, de las dos grandes tendencias que
existen en la investigación científica del lenguaje en la actualidad: el
paradigma formal y el paradigma funcional. Las principales diferen-
cias y puntos de conflicto entre ambas escuelas se analizan en los tres
epígrafes siguientes bajo los títulos de “forma(l) y función(al)”, “el
concepto de autonomía” y “la explicación formal y funcional”, res-
pectivamente. En la segunda sección se ofrece una breve caracteriza-
ción del funcionalismo gramatical contemporáneo.

1. Funcionalismo y Formalismo en la teoría gramatical


Viene siendo habitual, especialmente en los últimos años, dividir el
panorama que ofrece la lingüística contemporánea en dos grandes
tendencias, orientaciones o paradigmas: el enfoque funcional y el
enfoque formal. Existen, sin embargo, diversas razones por las cua-
les el uso de este tipo de etiquetas de por sí simplistas no sirven para
aclarar o explicar las grandes tensiones que hoy en día aparecen en
nuestro campo. En primer lugar, un análisis detenido del modo en
que los lingüistas emplean los términos formal y funcional muestra
inequívocamente la falta de acuerdo en lo que tales vocablos impli-
can o, simplemente, significan. Por otro lado, no faltan posiciones
metodológicas que se sitúan a medio camino o en diferentes grados
en una escala de lo que podría considerarse las posturas formal y
2 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

funcional canónicas. Finalmente, el escaso intercambio científico


entre ambas orientaciones ha contribuido en gran medida a propagar
interpretaciones inexactas de lo que supone la postura de la escuela
rival o, en ocasiones, a caricaturizar de modo simplista el método o
supuesto de trabajo del “adversario” académico.
De todo esto se deduce la necesidad de precisar, en la medida de
lo posible, las implicaciones de cada una de estas tendencias y de
situar la Gramática Funcional (en adelante GF) en el contexto meto-
dológico adecuado. Comenzaré por precisar el significado de los
términos formal y funcional (o forma y función) para tratar de deli-
mitar las principales diferencias que sancionan esta división.

1.1. Forma(l) y función(al)


Como señala Newmeyer (1998a: 8), el término “formal” es ambiguo
en dos significados. Por un lado, “formal” refiere a la forma o estruc-
tura gramatical, en oposición al significado o uso de la misma. En
una segunda acepción, “formal” se relaciona con formalización, es
decir, con la utilización de un sistema notacional matemáticamente
preciso en el que expresar las observaciones y generalizaciones del
lingüista y en el que comprobar las implicaciones de las propuestas
para otros componentes del sistema gramatical1. Resulta obvio que
esta segunda acepción es compatible con cualquier propuesta inde-
pendientemente de su orientación metodológica y, de hecho, a pesar
de lo que afirma el propio Newmeyer, ciertos modelos funcionalistas
son altamente formalizados. No extraña, por tanto, que autores como
Nuyts (1992a: 70) señalen lo irrelevante de esta acepción del término
para comprender las diferencias entre ambos paradigmas:
... a fin de evitar malentendidos es importante señalar que el formalismo no se
opone al funcionalismo en lo referente al uso de formalismos en la descripción
lingüística. Cualquier intento de modelar un objeto requiere formalización. Por
tanto, los funcionalistas, como los formalistas, utilizan notaciones formales; tan
sólo la naturaleza del sistema formal es básicamente diferente. A menudo los

1 Esta ambiguedad hace que el propio Newmeyer adopte el término “generativo”


para referirse al paradigma formal. Otros como Croft (1995) y Noonan (1998)
utilizan “estructuralista”.
Funcionalismo y formalismo 3

formalistas reprochan a los funcionalistas que no alcancen un grado suficiente


de formalización y, especialmente los investigadores de la Gramática Trans-
formacional, emplean el alto grado de formalización de su modelo para sugerir
que su enfoque es científicamente mucho más valioso y más avanzado en el
plano teórico que los enfoques funcionalistas. Sin embargo, aparte del hecho de
que es simplemente falso que las hipótesis funcionalistas nunca alcancen un
grado alto de formalización, este asunto es un criterio muy pobre en el debate.
Sí existen, no obstante, ciertas tensiones en cuanto al uso de forma-
lismos entre ambos paradigmas. Por un lado, los funcionalistas a
menudo cuestionan (i) la excesiva abstracción sobre los datos reales
que potencialmente impone la formalización y (ii) la “esclavitud” del
formalista con respecto al sistema notacional empleado que, en oca-
siones, parece esconder el propio objeto teórico y situarse en una
posición privilegiada que inconscientemente puede llevar al investi-
gador a la creencia de que la elegancia y exquisitez formal es un ob-
jetivo en sí mismo. Incluso algunos autores formalistas han señalado
con vehemencia este peligro (Anderson 1998: 112-114):
Cierto trabajo “formalista” parece guiarse por el sentido equivocado de “forma-
lismo”, esto es, formalismo por sí mismo, una aproximación a la disciplina que
permite que la investigación lingüística sea dirigida por la estética de la nota-
ción. Una cosa es permitir que las consecuencias de la formalización sugieran
hipótesis que explorar - otra cosa es actuar como si esas hipótesis fuesen resul-
tados empíricos en sí mismas (...). Por supuesto, para que un formalismo cum-
pla su cometido debería sugerir líneas de investigación, pero esas sugerencias
no deben ser interpretadas como órdenes de marcha. (...) Más que confundir la
elegancia formal en sí misma con resultados empíricos, una concepción alterna-
tiva del papel del formalismo en la lingüística sería verlo como un compromiso
con la explicitud, un modo de dar cuenta de modo total de la estructura que
creemos encontrar en el lenguaje.
Anderson ilustra sus críticas con el caso de la proliferación de cate-
gorías funcionales y su incorporación al sistema de representación
sintáctico conocido como “teoría de la X-barra”. Según el autor, es la
búsqueda de la elegancia formal en el sistema lo que ha conducido a
un tratamiento uniforme de las categorías funcionales y léxicas.
Anderson (1998: 131), sin embargo, es también crítico con los
funcionalistas por la escasa formalización que emplean (véase la cita
anterior de Nuyts), y de hecho, considera que ésta es una diferencia
4 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

crucial entre ambos paradigmas ya que implica que los análisis fun-
cionalistas son, a menudo, poco rigurosos:
En este caso, como en todos los demás, el paso crucial hacia un análisis perspi-
caz es encontrar la descomposición adecuada, la división más apropiada de un
fenómeno complejo en partes individuales coherentes. Y, por supuesto, en ese
proceso, la elección de un formalismo adecuado desarrolla un papel fundamen-
tal, puesto que sólo se obtienen los componentes listos para ser examinados tras
disponer formalmente el análisis potencial. En último término, los lingüistas de
todas las orientaciones han de ofrecer explicaciones de sus análisis formalmen-
te explícitas (...). Pero, a pesar de este compromiso, es sorprendente el escaso
número de ocasiones en que se ofrece un análisis explícito completo de la gra-
mática de las lenguas como fundamento de una argumentación funcionalista.
Existe, pues, controversia en cuanto a la relevancia del sentido “for-
malización” para sancionar y comprender las diferencias entre ambos
paradigmas. En cualquier caso, y aunque se pueda afirmar que el
énfasis en la formalización es superior en el paradigma formal (no
hay teorías formales no formalizadas y sí teorías funcionales), lo que
no parece controvertido es que este sentido no es fundamental para
iluminar la discusión, ya que, al menos, varias teorías funcionalistas,
y, en concreto la GF de Dik, son teorías explícitas y formales en este
sentido del término2 (Hengeveld 1998). Por otro lado, y a pesar de
las críticas de Anderson, la mayor o menor formalización no puede
considerarse de por sí un criterio para distinguir entre “ciencia bue-
na” y “ciencia mala”; el propio objeto de estudio delimita la posibili-
dad de utilizar mecanismos formales en su caracterización, y, en el
caso del lenguaje, dada su naturaleza “humana” el debate sigue abier-
to sobre la relevancia de la formalización para su análisis y entendi-
miento3.
Por consiguiente, para comprender con exactitud la naturaleza de
las diferencias entre ambos paradigmas, es preciso acudir al primer
sentido del término “formal” descrito al inicio de esta sección, que

2 De hecho, algunos han criticado la GF por su énfasis formal (Adrados 1991).


3 Justo es decir, sin embargo, que los avances obtenidos en el marco de la Gramá-
tica Generativa chomskyana y otros modelos formales relacionados parecen re-
frendar claramente la utilidad de la formalización en el análisis de las lenguas
naturales.
Funcionalismo y formalismo 5

ofrece una velada indicación de lo que se puede considerar la esencia


de este enfoque. El énfasis en la forma o estructura se deriva de la
creencia de que las relaciones gramaticales pueden ser investigadas
en términos propios, independientemente del significado que com-
portan o del uso que los hablantes hacen de ellas en el contexto co-
municativo. Por contra, los funcionalistas mantienen que no es
posible comprender la organización del sistema gramatical sin aten-
der a las funciones comunicativas (y otros factores que mencionaré
más adelante) que con su uso se persiguen. En palabras de Nichols
(1984: 97) (véase también Newmeyer 1998a:10):
La gramática funcional analiza la estructura gramatical, como hacen la gramáti-
ca estructural y formal, pero también analiza la totalidad de la situación comu-
nicativa: el objeto del acto de habla, sus participantes, el contexto discursivo.
Los funcionalistas mantienen que la situación comunicativa motiva, restringe,
explica o determina la estructura gramatical y que un enfoque estructural o
formal no sólo se restringe a un corpus de datos limitado artificialmente sino
que es inadecuado incluso como descripción estructural.
La cuestión que inevitablemente surge en este punto es qué provoca
la existencia de estas diferencias de intereses entre ambos paradig-
mas. Sin duda, la respuesta se relaciona con la concepción del objeto
de estudio que adopta cada uno de ellos. Para los funcionalistas, el
lenguaje es un instrumento de comunicación entre los seres huma-
nos, es decir, una entidad “diseñada” u orientada en su evolución a
satisfacer un fin claro y esencial: la comunicación. Desde esta pers-
pectiva, su estudio no tiene sentido si no se tiene en cuenta a la vez
su función primordial. Obsérvese la siguiente cita de Foley y Van
Valin (1984: 9)4:
Ciertamente, sería difícil explicar el hecho de que la cabeza de un martillo está
siempre hecha de metal pesado y el mango de madera o plástico, y nunca al
contrario, si se ignora su función primaria, puesto que un martillo podría ser
igualmente un tope de puerta, un pisapaleles o vaciador para una pipa con una
cabeza de plástico y un mango de metal. Las lenguas son mucho más complejas
que los martillos, tanto estructural como funcionalmente, pero en ambos casos
uno no puede entender la forma independientemente de la función.

4 De esta cita se omite la llamada a la nota 4 de los autores.


6 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Ahora bien, para refutar tal supuesto, uno no necesita más que no
compartir la idea de que la función esencial del lenguaje es la comu-
nicación. En tal caso parece poco pertinente emplear una metodolo-
gía funcional-comunicativa en el análisis gramatical. Esta es
precisamente la opción defendida por Chomsky, quien, en pasajes
como el que se ofrece a continuación, niega la relevancia de la fun-
ción comunicativa del lenguaje (1980: 230):
Aunque a menudo se argumenta que el fin del lenguaje es la comunicación y
que no tiene sentido estudiar el lenguaje al margen de su función comunicativa,
a mi entender, no existe ninguna formulación de esta creencia de la que surjan
propuestas sustantivas. Lo mismo cabría decir de la idea de que el objetivo
esencial del lenguaje es lograr ciertos fines instrumentales, satisfacer necesida-
des, etc. Sin duda el lenguaje puede ser utilizado para tales fines, o para otros.
Es difícil decir cuál es el “objetivo” del lenguaje, excepto quizás la expresión
del pensamiento, una formulación bastante vacua. Las funciones del lenguaje
son diversas. No está claro qué puede significar la aseveración de que algunas
de ellas son “esenciales” o “centrales”.
Es importante señalar, no obstante, que de la cita anterior no se des-
prende que Chomsky rechace la posibilidad de que entre las funcio-
nes del lenguaje esté la de establecer comunicación entre los seres
humanos. Al contrario, quizás llevado al extremo, podría admitir que
ésta es una función esencial, aunque sólo fuese por su relevancia
social. La cuestión es que, para Chomsky, al contrario que para los
funcionalistas, el hecho de que el lenguaje pueda emplearse como
medio de comunicación no supone, en principio, ninguna ayuda rele-
vante al investigador (Chomsky 1975: 58-59):
Searle mantiene que “es razonable suponer que las necesidades de comunica-
ción influyeron en la estructura” del lenguaje en su evolución en la prehistoria
humana. Estoy de acuerdo. La cuestión es ¿qué podemos concluir de tal hecho?
La respuesta es que muy poco. Las necesidades de locomoción influyeron en el
hecho de que los humanos desarrolláramos piernas y los pájaros alas. Esta ob-
servación no es muy útil para un fisiólogo interesado en la naturaleza del cuer-
po humano. Al igual que las estructuras físicas, los sistemas cognitivos han
evolucionado indudablemente de ciertas maneras, pero en ningún caso pode-
mos afirmar de modo serio que se comprenden los factores que incidieron en un
curso de evolución específico y que determinaron o influyeron de modo signifi-
cativo en su resultado. Ciertamente, si los sistemas de base genética hubiesen
sido mayoritariamente disfuncionales el desarrollo evolutivo podría haber sido
Funcionalismo y formalismo 7

abortado, y en la medida que facilitaron la reproducción diversificada contribu-


yeron a la evolución. Pero las observaciones a este nivel de generalidad no son
de gran interés (...). Sería un grave error suponer que todas las propiedades o
las propiedades interesantes de las estructuras evolutivas pueden ser explicadas
en términos de la selección natural.
Como se desprende de las citas de Nichols y Foley y Van Valin, la
oposición en este nivel es simplemente radical. Las gramáticas fun-
cionales analizan, obviamente, la estructura gramatical, pero lo hacen
desde la creencia de que viene, en gran medida, condicionada por
factores extragramaticales y, en concreto, por su función primordial
de instrumento de comunicación.
Parece también necesario señalar que los formalistas nunca han
negado la potencial relevancia e interés del estudio de factores relati-
vos al uso del lenguaje. De hecho, como señala Newmeyer (1994:
249), el programa Chomskyano también pretende dar respuesta a la
pregunta “How is knowledge of language put to use?” (Chomsky
1986a: 17). Es necesario, no obstante, precisar tal afirmación con la
siguiente cita de Van Riemsdijk (1995: 97):
Se puede concebir la lingüística como la ciencia que intenta responder tres
cuestiones fundamentales (...): (1) ¿Qué es lo que constituye el conocimiento
del lenguaje? (2) ¿Cómo se adquiere el conocimiento del lenguaje? (3) ¿Cómo
se usa el conocimiento del lenguaje?
La lingüística generativa se ha concentrado en las dos primeras preguntas y ha
dicho poco sobre la tercera. La razón es que la mayor parte de los adeptos a la
Gramática Generativa ha considerado que responder a la primera pregunta es
prioritario epistemológicamente al estudio de la tercera, que concierne a una
multitud de factores que en conjunto componen la dotación cognitiva del hom-
bre, pero que son, en principio, independientes del objeto mental que denomi-
namos conocimiento gramatical.
La realidad es, consecuentemente, que, a pesar de lo manifestado por
Chomsky, no es la prioridad de su programa investigador el estudio
del uso del lenguaje, y, en la práctica, los generativistas no parecen
muy interesados en las posibles respuestas a la tercera de las pregun-
tas enumeradas. Un funcionalista como Nuyts lo expresa convenien-
temente (1992a: 70):
8 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Chomsky defiende en teoría la necesidad de un modelo del uso del lenguaje (de
la ‘competencia comunicativa’), pero hasta el momento, no se ha visto ni rastro
del mismo y, caso de ser desarrollado, sólo recibiría una posición terciaria sin
afectar a los componentes sintáctico o semántico. Por tanto, no hay lugar para
una descripción integradora de la organización y funcionalidad del enunciado
en el modelo de Chomsky, al contrario de lo que sucede en aquellos modelos
que, emanando de la tradición funcionalista, dan cuenta de la organización es-
tructural de los enunciados (...).
Pero incluso aunque fuese posible atisbar la integración del modelo
formal chomskyano en un componente pragmático o de competencia
comunicativa ello no sancionaría de por sí la adecuación de la meto-
dología del lingüista norteamericano a los ojos de un funcionalista.5
Para los funcionalistas la diferencia radica en el hecho de que es im-
posible entender la estructura o forma de una lengua sin atender al
tiempo a factores cognitivo-comunicativos. Por tanto, el orden meto-
dológico de las tres preguntas mencionadas no es sostenible para
ellos. La pregunta (1) no tiene prioridad sobre la tercera, ya que,
simplemente, no tiene sentido formularlas de modo independiente
(véase la cita de Nichols). Algunos autores, como Dooley (1995: 7),
quieren ver una posible compatibilidad entre ambos enfoques: “Los
análisis estructurales, ya se realicen en una teoría formal o en un
marco más laxo, nutren a los enfoques funcionales”, pero en térmi-
nos estrictos tal compatibilidad no parece posible.
Ahora bien, la caracterización del paradigma antiformalista con el
término función(al), no se deriva únicamente de su concepción del
lenguaje como instrumento de comunicación y de la creencia de que
debe ser estudiado desde la perspectiva de su fin o función esencial.
El concepto “función” es un tanto más complejo de lo que podría
parecer y tiene implicaciones en toda la caracterización del sistema
gramatical. Un examen detallado de este concepto aparece en Nuyts

5Esta parece ser la estrategia seguida por Kuno (1987) con su “sintaxis funcional”,
que se postula como un componente de corte pragmático que puede ser añadido a
una teoría de la sintaxis formalista. Sin embargo, funcionalistas comprometidos,
como Foley y Van Valin (1984: 377n) rechazan de plano esta opción.
Funcionalismo y formalismo 9

(1992a: 26ss.). Siguiendo a Greenberg, Nuyts distingue tres usos del


término función en las ciencias humanas6:
(i) función en referencia al papel de la actividad de una unidad en
el mantenimiento del sistema del que forma parte. Un ejemplo de la
biología es: “la función de la vista es detectar enemigos” (“role func-
tion”).
(ii) función en referencia a la actividad de una unidad: “la función
de los ojos es ver” (“organic function”).
(iii) función en referencia al papel de la actividad de una unidad
para otra unidad en el sistema: “el corazón bombea sangre a fin de
transmitir oxígeno a los músculos” (“internal function”).
Nuyts trata de sintetizar estos usos del término función en un es-
quema general: [E ==> A] (E: entity; A: activity), que supone el sus-
tento de los varios sentidos de función. Así, los ejemplos de (ii) y (i)
podrían representarse con el esquema: [E1 ==> A1]==> [E2 ==>
A2], que indica la relevancia de una función específica (ver) para una
función superior (detectar enemigos).
En el caso del lenguaje, su concepción como instrumento de co-
municación, como sistema orientado a una actividad específica, im-
plica que las unidades que los componen operan con el fin de
contribuir a la consecución de ese fin esencial. En suma, y siguiendo
el esquema de Nuyts, la visión funcional del lenguaje supone que su
organización interna es una red funcional en el que sus diferentes
unidades cumplen una función específica (cf. Halliday 1994: xiv).
Para Nuyts (1995: 295) el lenguaje
... es un sistema empleado intencionada y sistemáticamente por el usuario del
lenguaje para lograr los objetivos formulados. Por tanto, el sistema debe de es-
tar organizado de un modo tal que permita la consecución de esos fines. El in-
vestigador, en consecuencia, debe utilizar las manifestaciones funcionales como
mecanismos ‘heurísticos’ a la hora de explorar la estructura y organización del
lenguaje como sistema cognitivo y de comportamiento. Debe, en otras palabras,
hacer uso de explicaciones funcionales al examinar las propiedades internas del
sistema lingüístico y al desarrollar modelos teóricos del mismo.

6 Para una clasificación diferente véase Nichols (1984: 99ss.).


10 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

En consecuencia, las teorías funcionales conceden gran importancia a


establecer la función de las unidades gramaticales, y de ahí que asu-
man la existencia de una correspondencia no arbitraria entre la forma
gramatical y la función que desempeña. Los modelos formales, al no
asumir la naturaleza funcional del lenguaje, no emplean esta metodo-
logía de análisis. Al contrario, creen posible, e incluso necesario, el
estudio de la forma gramatical independientemente de su función, ya
que aquélla en escasa o ninguna medida viene determinada por ésta.
La diferente concepción del objeto de estudio en ambas corrientes
se manifiesta asimismo en otros supuestos metodológicos que exami-
naré en las dos secciones siguientes: la autonomía de la gramática y
el tipo de explicación empleado.

1.2. El concepto de autonomía


Sin duda, el principal punto de fricción entre las escuelas funcional y
formal se centra sobre la hipótesis de la autonomía de la gramática,
cuya aceptación o rechazo tiene implicaciones fundamentales para la
metodología y objetivos de cada modelo. La siguiente cita ofrece una
definición sucinta del concepto de autonomía (Newmeyer 1991: 3):
Una hipótesis de trabajo compartida por todos los que emplean este enfoque
[formal, DGV] es la ‘autonomía de la forma lingüística’, la idea de que aspec-
tos centrales del lenguaje pueden y deben ser caracterizados como un sistema
cuyos elementos primitivos y principios rectores no son derivables de ni redu-
cibles a conceptos ajenos a ese sistema. Asumiré, por tanto, que la ‘lingüística
formal’, (...) incluye la hipótesis de la autonomía.
El autor mantiene, por tanto, que este postulado es el eje central del
paradigma formal. Por extensión, esta hipótesis supone que la gramá-
tica se sustenta en un componente cognitivo autónomo (Newmeyer
1992: 783). Para Van Riemsdijk y Williams (1986: 174) la tesis de la
autonomía se caracteriza como “la noción de que la gramática en
conjunto es un componente cognitivo autónomo que, en interacción
con otros componentes cognitivos, determina el conocimiento y
comportamiento lingüístico”.
Funcionalismo y formalismo 11

Es obvio que los funcionalistas rechazan de plano esta opción.


Como mencioné en la sección anterior, este paradigma sostiene que
la estructura gramatical viene condicionada, constreñida o moldeada
en gran medida por funciones y factores de naturaleza comunicativa
y cognitiva en un sentido laxo. No tiene sentido, por consiguiente,
asumir que el sistema gramatical cerebral es de naturaleza autónoma,
relacionado únicamente con otros componentes en niveles de inter-
faz. Givón (1995: xv) lo expresa del siguiente modo:
Todos los funcionalistas se adhieren al menos a una asunción fundamental sine
qua non, el postulado de la no-autonomía: que el lenguaje (y la gramática) no
puede ser descrito ni explicado adecuadamente como un sistema autónomo. Pa-
ra entender lo que es la gramática y cómo y por qué llega a ser de ese modo, se
debe hacer referencia a los parámetros naturales que dan forma al lenguaje y a
la gramática: la cognición y la comunicación, el cerebro y el procesamiento del
lenguaje, la interacción social y la cultura, el cambio y la variación, la adquisi-
ción y la evolución.
El concepto de autonomía, no obstante, precisa cierta clarificación,
ya que admite diferentes sentidos, cada uno con diferentes implica-
ciones, que no tienen por qué ser aceptados o rechazados en su con-
junto. Según Croft (1995: 493), el concepto de autonomía se divide
en dos aspectos fundamentales: autonomía de la sintaxis con respec-
to a la semántica y pragmática, es decir, la separación de la función
semiótica del lenguaje y la autonomía de la gramática, definida co-
mo la autonomía del conocimiento gramatical con respecto a la
orientación social-comunicativa del sistema. Newmeyer (1998), por
su parte, aporta una tercera interpretación de la tesis, la autonomía de
la gramática como facultad del lenguaje, que caracteriza la facultad
del lenguaje como un componente cerebral autónomo.
En lo que sigue, comentaré dos de las posibles interpretaciones de
la tesis de la autonomía: la autonomía de la sintaxis y la autonomía
de la gramática sobre el uso. Al tiempo, haré referencia a la autono-
mía de la facultad del lenguaje en el transcurso de la discusión. Nóte-
se que, como afirma el propio Newmeyer, la aceptación de la
autonomía de la sintaxis implica necesariamente la aceptación de la
autonomía de la gramática como facultad distintiva. Además, en oca-
siones, los formalistas parecen emplear los términos sintaxis y gra-
12 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

mática formal de modo equivalente, con lo que ambas hipótesis serí-


an similares7.

1.2.1. La autonomía de la sintaxis/gramática


El concepto de autonomía de la sintaxis surge ya, al menos, en Syn-
tactic Structures, donde Chomsky afirma que los factores de natura-
leza semántica no parecen tener influencia en la determinación de la
gramaticalidad de una expresión dada. La ilustración de esta hipóte-
sis se realiza con estos ejemplos sobradamente conocidos (1957: 15):
(1) a. Colorless green ideas sleep furiously
b. Furiously sleep ideas green colorless
Chomsky mantiene que el objetivo del lingüista es la creación de
un sistema capaz de generar el conjunto de expresiones gramaticales
(i.e. bien formadas) y de excluir las agramaticales. En este sentido,
tanto (1a) como (1b) son expresiones ininterpretables, pero sólo la
primera es gramatical. Así, a pesar de que semánticamente ambas
son incoherentes, tal hecho sirve de poco a la hora de determinar cuál
de ellas presenta una estructura sintáctica posible en inglés. En con-
secuencia, la gramática para Chomsky es autónoma e independiente
del significado, ya que no incide en la determinación del conjunto de
expresiones gramaticales (1957: 17). La imposibilidad de (1b) tendrá
que ser explicada en el marco de una teoría del uso o del significado.
Es necesario mencionar, sin embargo, que Chomsky no ha negado
nunca la existencia de correspondencias significativas entre la forma
y el significado, ni la transcendencia de un estudio detallado de la
relación entre la sintaxis y la semántica. Sin embargo, de nuevo, su
apuesta metodológica implica que tal estudio habrá de llevarse a ca-
bo en el marco de una teoría del uso del lenguaje, pero, para ello, el

7 Aunque, obviamente, aceptar la existencia de una facultad de la gramática autó-


noma no implica que el componente sintáctico sea autónomo dentro del mismo.
Esta parece ser la postura de modelos como Head-driven Phrase Structure Gram-
mar (HPSG), que emplea constructos teóricos con información semántica y sintác-
tica a la par (Pollard y Sag 1994). En esta sección no prestaré atención a esta
posibilidad.
Funcionalismo y formalismo 13

lingüista formalista mantiene la necesidad de estudiar la estructura


gramatical como paso previo para comprender su uso, función o sig-
nificado. El propio Chomsky consideraba que este requisito suponía
una estrategia metodológica con el fin de apartar aspectos no lingüís-
ticos, a menudo poco susceptibles de ser recogidos en una teoría lin-
güística explícita (1957: 103)8:
La motivación de este requisito formal para las gramáticas que nos imponemos
es bastante simple: parece no existir ningún otro fundamento que ofrezca una
teoría de la estructura lingüística rigurosa, eficaz y ‘reveladora’. El requisito de
que esta teoría sea una disciplina totalmente formal es perfectamente compati-
ble con el deseo de formularla de un modo tal que permita obtener interco-
nexiones sugerentes y significativas con una teoría semántica paralela.
En consecuencia, la hipótesis de la autonomía de la sintaxis en mo-
delos formalistas puede considerarse un supuesto metodológico más
que un dogma como en ocasiones parece haber querido ser interpre-
tado. La tesis de la autonomía no es más que una idealización meto-
dológica sujeta a comprobación o refutación empírica. Al tiempo,
esta separación estricta entre gramática formal y semántica, uso o
función, tiene su manifestación en la localización de la facultad del
lenguaje en la mente. En palabras de Chomsky (1975: 43)9:
El lugar de la facultad del lenguaje dentro de las capacidades cognitivas es una
cuestión que se debe descubrir, no estipular. Lo mismo cabe decir del lugar de
la gramática en el sistema de estructuras cognitivas adquiridas. Mi opinión pro-
visional es que existe un sistema de gramática formal autónomo, determinado
en principio por la facultad del lenguaje y su componente Gramática Universal.
(...). Pero más allá de esto, puede resultar imposible distinguir con precisión en-
tre componentes de conocimiento y opinión lingüísticos y no lingüísticos.
En resumidas cuentas, la hipótesis de la autonomía de la sintaxis/
gramática formal, implica que la sintaxis contiene sus propios prin-
cipios independientes, lo que se manifiesta de modo físico en la
hipótesis de la existencia de una facultad del lenguaje cerebral.

8 Para Chomsky, el estudio de las relaciones entre la semántica y la forma gramati-


cal sería el objeto de una teoría del lenguaje superior, que incluya una teoría del
uso del lenguaje, donde obviamente se debería dar cuenta del procesamiento y
entendimiento de las expresiones lingüísticas.
9 De esta cita se omite la llamada a la nota 13 del autor.
14 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Como se vio anteriormente, los formalistas apuestan por la creen-


cia de que el estudio detallado del sistema gramatical per se puede
aportar mucha luz sobre la estructura y organización de la facultad
del lenguaje. Ello no implica, desde luego, que no admitan la exis-
tencia de importantes correlaciones entre la forma gramatical y la
función, o, incluso, que el lenguaje haya podido ser afectado en su
evolución por factores extragramaticales (véase la cita de Chomsky
1975). La diferencia radica en que, como señala Newmeyer (1994:
245), difícilmente los formalistas aceptarían que sea posible encon-
trar una teoría global de la forma gramatical a partir de principios
extralingüísticos. Aún más, si tal teoría fuese posible, no invalidaría
en principio las observaciones y generalizaciones por medio de prin-
cipios que hayan podido alcanzar los formalistas10.
Es necesario señalar, por otra parte, que la autonomía de la sin-
taxis es un concepto también de cierta complejidad y con diferentes
implicaciones. Croft (1995: 494) afirma:
La hipótesis de la autonomía de la sintaxis no es algo que o bien se “tome” o
bien se “deje”; se puede dividir en tres sub-hipótesis que no han de ser acepta-
das o rechazadas en conjunto necesariamente. Son las siguientes:
(3) a. Al menos algunos de los elementos de la sintaxis son arbitrarios (arbi-
trariedad)
b. Los elementos arbitrarios forman parte de un sistema (sistematicidad)
c. el sistema es autocontenido (autocontención).
El concepto de arbitrariedad mantiene que el sistema sintáctico con-
tiene elementos y reglas combinatorias no derivables de aspectos
semánticos, pragmáticos o discursivos. Si bien parece ésta una idea
aceptada por la mayoría de los lingüistas (ni el funcionalista más
acérrimo afirmaría que todos los aspectos sintácticos son derivables
de aspectos extra-sintácticos), la arbitrariedad no tendría mayor rele-

10 Obviamente, en el transcurso de los años, los formalistas han apuntado ejemplos


para sustentar esta hipótesis de trabajo. En concreto, Chomsky ha aludido repeti-
damente al Principio de la Dependencia de la Estructura como ejemplo de una
propiedad de las lenguas naturales difícilmente atribuible a necesidades comunica-
tivas.
Funcionalismo y formalismo 15

vancia si no le acompaña el segundo de los criterios de Croft: la sis-


tematicidad del componente gramatical. Efectivamente, la sintaxis
contiene un alto grado de arbitrariedad en el sentido expuesto, pero,
además, los elementos arbitrarios forman un sistema, definido por
Croft (1995: 495) como “un conjunto de regularidades entrelazadas
que estructuran el fenómeno en cuestión (en este caso, las unidades
sintácticas y construcciones de una lengua)”. La tercera asunción
expuesta por Croft (autocontención) mantiene que el sistema sintác-
tico presenta sus propios principios y reglas independientes de los
principios que puedan presentar sistemas adyacentes. Si bien es ob-
vio que el sistema debe interactuar con otros (la semántica, por
ejemplo), se asume que sus principios y regularidades no se derivan
de ni hacen referencia a los existentes en otros componentes.
Para otros autores, sin embargo, el verdadero debate sobre el con-
cepto de autonomía se centra no tanto en la propia autonomía de la
sintaxis sino en la autonomía de la gramática, es decir, la hipótesis
formalista de la existencia de una facultad de lenguaje de naturaleza
“autocontenida” en el sentido arriba descrito. Para esta propuesta, la
gramática, definida como el conocimiento que el hablante nativo
posee de su propia lengua, es un objeto físico que interactúa con
otros componentes mentales (canales de información visual, auditiva,
nivel de representación conceptual, etc.), pero, de nuevo, mantiene
un alto grado de independencia con respecto a éstos y especificidad
en sus constructos y operaciones.
En este punto, conviene precisar qué se entiende por gramática. Si
el concepto de gramática se interpreta como el mecanismo formal
generador de las construcciones gramaticales de una lengua, como
parece ser el caso en los escritos de Chomsky, la autonomía de la
sintaxis y la autonomía de la gramática son, en consecuencia, la
misma hipótesis. Por el contrario, si el concepto de gramática incluye
el sistema lingüístico de naturaleza semiótica e incluso aspectos co-
municativo-sociales referentes al uso del mismo (competencia co-
municativa) las dos hipótesis no son equivalentes. Desde la
perspectiva de algunos funcionalistas sería posible aceptar esta se-
gunda interpretación.
16 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Las hipótesis de la autonomía de la sintaxis y de la autonomía de


la gramática son pues similares en su concepción, pero diferentes en
cuanto que la primera podría considerarse interna al sistema gramati-
cal, mientras que la segunda sería externa. En ocasiones, los autores
no distinguen con precisión a qué tipo de autonomía hacen referen-
cia, lo que empaña un tanto la distinción.

1.2.2. La autonomía del conocimiento gramatical vs. uso


El segundo sentido de la tesis de la autonomía se refiere a la distin-
ción entre el conocimiento gramatical del hablante nativo y el uso
que de él se hace en contextos comunicativos. Esta división es so-
bradamente conocida en la tradición formalista a través de la oposi-
ción establecida por Chomsky (1965) entre “competencia” y
“actuación”. En cierto sentido, esta distinción se deriva en parte de la
tesis de la autonomía de la gramática mencionada en la sección ante-
rior, ya que la caracterización del conocimiento gramatical del indi-
viduo a través de la existencia de un objeto mental físico y autónomo
implica su presencia necesariamente incluso cuando no está siendo
utilizado. Como señala Noonan (1998), la tesis de la autonomía su-
pone que las categorías gramaticales y sus relaciones dentro del sis-
tema existen previas a su manifestación física en expresiones
lingüísticas y al contexto en que éstas se pueden producir, por lo que
pueden ser descritas sin referencia a estos factores.
De nuevo cabe preguntarse, cuál es el origen real de esta hipóte-
sis. Como se mencionó anteriormente, la tarea prioritaria del pro-
grama chomskyano es caracterizar el conocimiento lingüístico de un
hablante como paso previo para entender el uso del mismo en con-
textos de comunicación. Dada la pretensión de caracterizar la gramá-
tica de un modo explícito y riguroso, el formalista encuentra útil
separar de su tarea descriptiva aquellos aspectos del lenguaje en
principio menos susceptibles de ser recogidos en reglas y principios
coercitivos. El uso del lenguaje en contextos comunicativos está su-
jeto a un número importante de variables que pueden incidir en el
mismo: falta de atención, cansancio, situaciones de ruido, estados
emocionales (ansiedad, nerviosismo, etc.). La situación es compara-
Funcionalismo y formalismo 17

ble a la de ejecutar una receta de cocina. El autor de estas líneas co-


noce a la perfección los pasos requeridos para elaborar una sabrosa
tortilla de patatas. Desgraciadamente, esa “competencia” culinaria no
es suficiente para garantizar que la ejecución de la receta resulte exi-
tosa en todas las ocasiones. En consecuencia, mi “actuación” puede
en ocasiones distorsionar o dar una idea equivocada de mi verdadera
competencia.
Esta dicotomía implica, asimismo, caracterizar la gramática como
un ente estático bien definido, con categorías discretas, que subyace
al empleo de expresiones lingüísticas en situaciones comunicativas.
En consecuencia, el lingüista interesado en describir ese objeto men-
tal buscará sus datos no en el habla diaria o en la conversación es-
pontánea, sino en las intuiciones del hablante nativo a fin de elucidar
la naturaleza de ese conocimiento gramatical tácito. Por otro lado,
resultará legítimo, e incluso deseable, que el lingüista analice expre-
siones no posibles en la lengua objeto y, en consecuencia, no recogi-
das en ningún corpus de habla, a fin de descubrir qué factores o
principios pueden dar cuenta de modo explícito de su agramaticali-
dad.
La manifestación más radical de esta metodología se percibe en la
afirmación de que la Gramática Generativa se ocupa del conocimien-
to lingüístico de un hablante ideal en una comunidad lingüística
homogénea sin la interferencia de factores externos que pueden inci-
dir en su uso de la lengua (Chomsky 1965: 3). Tal idealización, y su
manifestación en la dicotomía competencia / actuación, puede enten-
derse como una estrategia científica, en el sentido de que la división
de un problema científico de gran envergadura en diferentes partes
permite al investigador enfrentarse a un objeto de estudio más mane-
jable, con la esperanza de unificar finalmente las teorías parciales
propuestas en una única que dé cuenta de todo el fenómeno en su
conjunto.
En la práctica, la oposición competencia/actuación implica que los
formalistas no consideran tarea del lingüista el estudio del habla es-
pontánea, el contexto en el que se produce (donde se incluirían facto-
18 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

res como la relación y situación social de los participantes en el acto


comunicativo, su edad, sexo, etc.), la variación de estilo o registros,
la intención o función comunicativa de los actos de habla, etc. Con la
agudeza que le caracteriza, Jackendoff (1997: 2-3) señala que los
generativistas han apostado metodológicamente por la posibilidad de
que se puedan descubrir y estudiar propiedades fundamentales del
lenguaje humano sin tener en cuenta los factores de naturaleza social
o comunicativa. El mismo autor señala, no obstante, que tal apuesta
no supone necesariamente afirmar que el lenguaje no posea propie-
dades derivadas del contexto social en que se enmarca.
A pesar de las matizaciones de Jackendoff, los funcionalistas re-
chazan de plano la pertinencia de esta distinción, y comienzan por
criticar la vaguedad en la caracterización de los términos “competen-
cia” y “actuación” (Nuyts 1992a: 99ss.; Noonan 1998). Igualmente,
consideran que esta estrategia metodológica es errónea e incapaz de
ofrecer un entendimiento total del lenguaje (Noonan 1998: 20):
La perspectiva estructuralista [i.e. formalista, DGV] es equivalente a observar
una célula muerta en la platina de un microscopio, en oposición a observarla in
situ, como parte de un organismo vivo: lo primero puede ser una necesidad
práctica para algún tipo de trabajo, pero por sí mismo nunca ofrecería un en-
tendimiento completo de la entidad. Este razonamiento deriva en que el lengua-
je, como producto de una entidad viva, sólo puede entenderse como un sistema
dinámico y no simplemente como un conjunto de categorías estáticas y de rela-
ciones entre estructuras.
Como he venido señalando repetidamente, para los funcionalistas el
estudio del lenguaje es relevante desde su concepción como instru-
mento de comunicación. No tiene sentido disociar el conocimiento
gramatical de su uso, ya que la motivación de la misma existencia de
ese conocimiento está en el uso que de él se deriva.
Obviamente, si el lingüista considera el lenguaje una entidad de
naturaleza dinámica, como indica Noonan en la cita anterior, el mo-
delo formalista no es adecuado, ya que no está capacitado para reco-
ger aquellos aspectos del sistema gramatical que dependen
directamente de su dinamicidad (i.e. uso). Según Croft (1995: 517),
un modo de demostrar la incorrección de la tesis de la autonomía
Funcionalismo y formalismo 19

supondría probar que la gramática del individuo adulto está sujeta a


potenciales cambios ocasionados por factores relativos al uso del
lenguaje en determinados contextos. Los formalistas asumen que la
gramática del individuo adulto es estática, y que el cambio lingüísti-
co, en el nivel de la Gramática Universal, se produce de generación
en generación. Basándose en numerosos estudios sociolingüísticos,
los funcionalistas mantienen, por contra, que muchos de los cambios
que se producen en el sistema gramatical son motivados por el uso
del lenguaje en la comunidad lingüística, con lo que la hipótesis de la
autonomía (en sus dos versiones) no es aceptable.
Una consecuencia de esta creencia es que los funcionalistas usa-
rán como datos básicos de estudio el lenguaje real, necesariamente
menos sistemático, lo que les hace favorecer la utilización de clasifi-
caciones basadas en la estadística, frecuencia, etc. que dará como
resultado la formulación de tendencias o patrones generales de com-
portamiento lingüístico más que reglas gramaticales de carácter abso-
luto. Así, en la bibliografía funcionalista abundan las referencias a
categorías de análisis no discretas, tales como prototipos, categorías
radiales, jerarquías, etc. Éste es un punto donde de nuevo se da una
importante oposición entre ambas tradiciones (Noonan 1998: 19-20)
Los modelos estructuralistas [i.e. formalistas, DGV] emplean categorías discre-
tas, es decir, divisiones arbitrarias y discretas de una realidad física que consti-
tuye un continuo no diferenciado. Existe un gran cúmulo de evidencia psicoló-
gica que sugiere con fuerza que las personas categorizan los objetos de su
experiencia en términos de categorías no discretas, por ejemplo, en términos de
categorías de prototipos, categorías de semejanza familiar y categorías radiales.
Parece razonable esperar que los principios de categorización relevantes fuera
del lenguaje lo sean también dentro del mismo. Pero incluso si nos limitamos
únicamente a las consideraciones que emanan de la investigación lingüística,
hay varias razones para suponer que las categorías discretas no son apropiadas
para el lenguaje. La investigación en los universales lingüísticos, la teoría de la
gramaticalización y la investigación sociohistórica sustentan la pertinencia de
las categorías no discretas.
Además, ello hace que sea difícil la comparación entre ambos ya que
los intereses en cuanto a la selección de datos que deben ser analiza-
dos varían enormemente. Como señala Croft (1998: 96), para un
20 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

formalista la función de una determinada contrucción en el discurso


es un dato en principio irrelevante, mientras que, para un funcionalis-
ta, lo mismo sucede con respecto al análisis de patrones de
(a)gramaticalidad de oraciones que rara vez aparecen en la comuni-
cación verbal.
La cuestión relevante en este punto es si la hipótesis de la auto-
nomía es inevitable en el enfoque formal o si su rechazo es esencial
para los funcionalistas. Aunque en principio parecería que las postu-
ras son opuestas e irreconciliables, ciertos estudios recientes parecen
sugerir que la respuesta no ha de ser afirmativa necesariamente.
Mencioné anteriormente que la hipótesis de la autonomía parece
más bien surgir de una opción metodológica en el estudio del lengua-
je sujeta a refutación empírica. Al tiempo, su postulación puede estar
ligada a la solución que Chomsky aporta para la versión lingüística
del problema de Platón: cómo es posible adquirir un sistema tan
complejo como una lengua en un espacio de tiempo tan escaso y con
una evidencia tan fragmentada. Chomsky postula la existencia de una
facultad del lenguaje que contiene una serie de principios de natura-
leza abstracta comunes a todas las lenguas. Esta facultad es un órga-
no cerebral exclusivo de nuestra especie biológica transmitido
genéticamente generación tras generación y que guía al individuo en
el proceso de aprendizaje de su lengua materna. Desde este punto de
vista, la propia facultad del lenguaje (aunque no necesariamente la
gramática a partir de él adquirida) sería un componente autónomo,
dedicado únicamente a la tarea mencionada y con principios exclusi-
vos para tal fin.
Así, la tesis de la autonomía de la sintaxis encaja con precisión en
el programa investigador chomskyano, lo cual no implica que sea
incompatible con ciertas propuestas funcionales. Como argumenta
Newmeyer (1998a) y (1998b), es posible mantener la existencia de
un sistema estructural autónomo motivado funcionalmente. La cues-
tión que se plantea inmediatamente es cómo es posible conciliar la
motivación externa de la sintaxis con su naturaleza autónoma. El
autor ilustra su propuesta con la siguiente analogía (1998a: 25):
Funcionalismo y formalismo 21

Como en tantas ocasiones en nuestra disciplina, el argumento se puede ilustrar


a través de la analogía del ajedrez. Los principios del ajedrez, como los de la
sintaxis generativa, constituyen un sistema autónomo. La disposición del table-
ro, las piezas y los movimientos posibles, no hacen referencia a principios ex-
ternos al juego. A través de la aplicación mecánica de esos principios se pueden
‘generar’ todas las partidas ‘gramaticales’. Pero la ‘autonomía del ajedrez’ no
excluye la posibilidad de que aspectos del sistema hayan sido motivados fun-
cionalmente. Quizás sus inventores idearon el conjunto de movimientos más
adecuado a fin de que resultase lo más entretenido posible o con el paso del
tiempo los jugadores influyeron sobre las reglas, por ejemplo, aceptando táci-
tamente cambios en las mismas. (...) Esos factores, por supuesto, son irrelevan-
tes para la autonomía del ajedrez. En la misma línea, la autonomía de la sintaxis
no se pone en tela de juicio por el hecho de que factores externos hayan podido
afectar a la gramática de una lengua o por el hecho de que un hablante pueda
escoger qué decir en una ocasión determinada. (...) En una palabra, la autono-
mía de la sintaxis mantiene que, como sistema sincrónico, los principios grama-
ticales poseen un álgebra interna, lo cual no excluye la posibilidad de que
presiones externas al sistema puedan conducir a un álgebra interna diferente.
En definitiva, según Newmeyer, la autonomía de la sintaxis no es
incompatible con la posibilidad de que fuerzas externas afecten al
sistema gramatical si se entiende éste desde su perspectiva sincróni-
ca. Es más, la existencia de un componente autónomo podría incluso
venir motivada funcionalmente, dada la necesidad de otorgar estabi-
lidad al sistema comunicativo y evitar que factores externos puedan
ejercer cambios radicales, derivando en problemas de comunicación
(Newmeyer 1991). Sin embargo, esta propuesta no parece más que
aceptar la influencia de factores funcionales en un plano diacrónico,
no así sincrónico, lo que supondría que la Gramática Generativa no
resulta un modelo muy útil en cuanto a su poder explicativo del
cambio lingüístico.
Como mencioné anteriormente, la influencia de factores externos
relativos al uso del lenguaje constituye para los funcionalistas una de
las principales pruebas de que la naturaleza del componente gramati-
cal no es autónoma. Idealmente, los funcionalistas desearían poder
reemplazar los principios formales por correspondencias sistemáticas
forma-función, pero tal empresa parece muy difícil y, de hecho, cier-
tos funcionalistas parecen admitir la posibilidad de que importantes
aspectos del conocimiento gramatical sean, si no autónomos, sí al
22 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

menos independientes de factores externos. Como señala Croft


(1998: 98), este hecho se deriva de la necesidad de aceptar la exis-
tencia de un grado de arbitrariedad en el lenguaje.

1.3. La explicación formal y funcional


El último factor de gran tensión entre los dos grandes paradigmas de
la lingüística contemporánea se centra en torno al tipo de explicación
que se emplea en cada uno de ellos. Necesariamente, esta sección
entronca con las anteriores, y en gran medida se fundamenta sobre el
rechazo o aceptación de la hipótesis de la autonomía de la gramática.
Dado que los formalistas mayormente aceptan la hipótesis de la
autonomía de la gramática, es obvio que las explicaciones que ofrez-
can para los fenómenos lingüísticos difícilmente podrán basarse en
factores de naturaleza extragramatical. En resumen, sus explicacio-
nes son internas, basadas en los propios principios formales del sis-
tema gramatical. El lingüista formalista construye una teoría del
lenguaje, y en la medida que el conjunto de hipótesis en forma de
principios o reglas que la conforman sea capaz de generar (i.e. prede-
cir) qué oraciones son gramaticales y cuáles no en la lengua objeto,
habrá alcanzado su ideal explicativo. El siguiente ejemplo es anali-
zado en Newmeyer (1998a: 98); en versiones precedentes de la Gra-
mática Generativa chomskyana, se propone el siguiente principio:
(2) FILTRO DEL CASO
Todo SN visible debe recibir caso abstracto
Este principio excluye expresiones como:
(3) *It is unclear who John to see
ya que el sintagma nominal “John” ocupa una posición en la que no
recibe caso, violando en consecuencia el mencionado filtro. En tér-
minos formalistas, por consiguiente, el Filtro del Caso no sólo predi-
ce la agramaticalidad de la expresión, sino que también la explica. La
esencia pues de esta explicación es derivar hechos a partir de las le-
yes o principios gramaticales formulados por el lingüista.
Funcionalismo y formalismo 23

El problema de este tipo de explicación es doble. Por un lado,


como bien señala Newmeyer, si se encontrase un conjunto de hechos
que parezcan violar el Filtro del Caso, el lingüista siempre puede
atribuir su agramaticalidad a otro principio de la gramática aún no
descubierto. En la medida en que el Filtro de Caso explique un nú-
mero importante de hechos, resultará rentable mantenerlo en la teoría
a la espera de que el progreso en el conocimiento pueda conducirnos
a una explicación para aquellos hechos no cubiertos. Esta estrategia
pone de manifiesto, para los funcionalistas, la dificultad implícita de
falsar las hipótesis formales.
Un segundo paso en el tipo de explicaciones formales está estre-
chamente ligado a la hipótesis innatista mencionada en la sección
anterior. Como señala Newmeyer (1998a: 104), la Gramática Gene-
rativa chomskyana asume, dada la complejidad y abstracción de mu-
chos de los principios propuestos, que no han podido ser aprendidos
por el niño de modo inductivo, y que, en consecuencia, forman parte
de la Gramática Universal o facultad del lenguaje transmitida genéti-
camente. Por tanto, en último caso, un formalista apelaría a la consti-
tución de esta facultad para explicar la presencia de, por ejemplo, el
Filtro de Caso en las lenguas naturales.
El cuadro es radicalmente diferente en el paradigma funcional.
Los funcionalistas suelen criticar este tipo de explicaciones internas
por su trivialidad, dado que constituyen no más que una “reexposi-
ción de los hechos en un nivel más ceñido de generalización” (Givón
1979: 5). Ciertamente, es posible admitir que el Filtro de Caso es un
principio operativo en las lenguas naturales, pero para un funciona-
lista la formulación de este principio implica buscar respuesta a la
cuestión de por qué precisamente este principio es relevante en las
lenguas y no otros. Como acabo de mencionar, un formalista podría
apelar a la constitución de la facultad del lenguaje: el Filtro de Caso
existe en las lenguas naturales porque así es la constitución de este
componente cerebral, pero tal afirmación no supone en absoluto una
explicación para un funcionalista.
24 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

En las secciones anteriores he mencionado repetidamente la im-


portancia que conceden los funcionalistas a determinar la función de
la forma gramatical. De la creencia de que el sistema gramatical vie-
ne condicionado en gran medida por la función comunicativa que
desempeña se sigue que la explicación que se ofrece a los hechos
lingüísticos ha de surgir, necesariamente, de factores relativos a la
interacción verbal, el contexto social, físico y las condiciones en que
se produce. En otras palabras, una verdadera explicación funcional
deberá tener en cuenta una serie de factores que no son de naturaleza
funcional-comunicativa propiamente, pero que en gran medida con-
dicionan el resultado de lo que conocemos por comunicación11. Entre
esos factores se incluyen los que (Dik 1986a: 9) denomina “prerre-
quisitos funcionales”:
a. Los objetivos, fines o intenciones que conseguir
b. Los medios o materiales empleados para desarrollar la solución
c. Las circunstancias en las que se desarrolla la solución
que se corresponden con las siguientes caracterizaciones:
a. El objetivo primario de las lenguas naturales es el establecimiento de
comunicación entre seres humanos; el resto de objetivos son secunda-
rios o derivados.
b. El medio primario a través de los cuales se desarrollan las lenguas na-
turales es el conducto vocal-auditivo; el resto de medios son secunda-
rios o derivados. El uso del conducto vocal-auditivo impone restriccio-
nes fisiológicas y psicológicas en el diseño y evolución del lenguaje
natural.
c. Las circunstancias en las que se utilizan las lenguas naturales pueden
dividirse en: (i) circunstancias físicas, (ii) circunstancias sociocultura-
les y (iii) circunstancias lingüísticas.
Estos requisitos funcionales en conjunción permiten un número limi-
tado de soluciones para el “problema” de establecer comunicación,
en el cual se sitúan las lenguas naturales posibles. Del mismo modo,
pueden imponer demandas opuestas sobre el sistema, lo que hace que
estos prerrequisitos compitan entre sí por manifestarse en la gramáti-

11 Esto hace que autores como Newmeyer (1998) o Dooley (1995) prefieran los
términos “explicación externa“ y “extragramatical” respectivamente.
Funcionalismo y formalismo 25

ca. En consecuencia, una lengua natural es una solución de compro-


miso ante la influencia de ese cúmulo de factores. Del mismo modo,
el cambio lingüístico recibe una explicación funcional, ya que un
cambio local puede crear tensiones en otras áreas del sistema, oca-
sionando una alteración más radical.
Un ejemplo de explicación funcional se basa en el concepto de-
nominado iconicidad, definido por Newmeyer (1998a: 114) del si-
guiente modo:
... la idea de que la forma, longitud, complejidad o interrelación de elementos
en una representación lingüística refleja la forma, longitud, complejidad o inter-
relación de los elementos en el concepto, experiencia o estrategia comunicativa
que tal representación codifica.
Aunque la iconicidad se manifiesta en áreas muy diversas de la gra-
mática y los autores en ocasiones interpretan el término de modo
muy libre, es posible ilustrar este fenómeno por medio de la relación
existente entre la realización morfosintáctica de uno o más elementos
y su ámbito o alcance semántico y otros casos más evidentes como la
reduplicación. Obsérvense los siguientes ejemplos:
(4) a. Conocí a una estudiante de lingüística muy guapa hoy
b. Hoy conocí a una estudiante de lingüística muy guapa
Sucede en muchas lenguas que los elementos adverbiales de natura-
leza temporal se sitúan en posiciones periféricas de la oración. Los
funcionalistas asumen que este orden oracional viene motivado por
el ámbito semántico del elemento adverbial. El tiempo es una catego-
ría deíctica, localiza eventos, y, en consecuencia, es esperable que
este hecho se manifieste en su expresión lingüística. En la misma
línea, ha sido ampliamente comprobado que los morfemas verbales
tienden a ordenarse universalmente con respecto al núcleo en función
de su alcance semántico. Así, cuanto más relevante sea una flexión,
más posibilidades existirán de que se una a la base. Dentro de la GF,
este es un fenómeno ampliamente estudiado, y de gran relevancia
para comprender la estructura de la cláusula que proponen.
Un ejemplo muy ilustrativo del efecto de la iconicidad en el orden
sintáctico aparece en la descripción de la película norteamericana
26 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Green Card (“Matrimonio de Conveniencia”), caracterizada por sus


promotores como
(5) The story of two people who got married, met and fell in love
La extrañeza que produce esta expresión se deriva de que, icónica-
mente, el receptor espera que el orden de las cláusulas se correspon-
da con la sucesión temporal de los eventos en la realidad. Esta
expectativa se contradice claramente con la secuencia habitual de los
hechos, lo que ocasiona el efecto mencionado.
Otro ejemplo de explicación funcional icónica surge de los efectos
de reduplicación, fenómeno por el cual, una secuencia repetida indi-
ca pluralidad, repetición o mayor intensidad (Dik 1986a: 30). En
nuestras lenguas es posible ver sus efectos:
(6) a. The boy ran and ran
b. El niño la mira mira
c. Ese chaval es tonto tonto
Es posible, en consecuencia, encontrar correspondencias importantes
entre determinados procesos gramaticales y ciertas motivaciones
externas. Desgraciadamente, con frecuencia las explicaciones basa-
das en factores externos adolecen de una cierta falta de poder predic-
tivo difícilmente achacable a los modelos explícitos formales. Según
Siewierska (1991: 9), sin embargo, la falta de reglas expresadas en
términos absolutos en los modelos funcionales no se deriva de un
menor rigor metodológico o de un análisis de pocos datos, sino de la
misma orientación funcional, que favorece el uso de tendencias, pre-
ferencias, o soluciones más o menos preferidas en función de los
requisitos funcionales mencionados por Dik. Como señalé en §1.2.2.,
el interés por el uso del lenguaje y, en el caso de la Lingüística Cog-
nitiva, por los procesos de categorización y razonamiento, favorecen
el análisis del lenguaje en términos no absolutos, capaces de dar
cuenta de la gradualidad del cambio gramatical o de la variación so-
ciolingüística. Mostraré en el próximo capítulo cómo Dik explicita la
necesidad de emplear este tipo de categorías de análisis.
Funcionalismo y formalismo 27

Por otra parte, el deseo de encontrar una motivación externa para


todos y cada uno de los fenómenos gramaticales puede conducir a
situaciones aberrantes que sitúan las explicaciones funcionales en el
marco ideal para recibir las críticas de los formalistas. En su reciente
introducción a la Lingüística Cognitiva, Dirven y Verspoor (1998)
comentan el uso sistemático de la reduplicación que parece operar en
el italiano:
(7) a. bella bella “muy bonita”
b. adagio adagio “muy despacio”
Según los autores, la construcción reduplicativa no sólo expresa un
grado de insistencia o intensificación, sino que también aporta cierta
carga emotiva y la implicación de que la palabra utilizada ha sido
bien escogida. Para los autores, la sistematicidad de este proceso en
italiano es un claro ejemplo de la influencia y manifestación de una
cultura y modo de vida sobre el sistema gramatical de una lengua
(1998: 151):
Las construcciones como la reduplicación sintáctica (...) se relacionan sin duda
con lo que se ha denominado la “cualidad teatral” de la vida italiana (...) la
“importancia del espectáculo”, “la animación extraordinaria, ... los rostros ex-
presivos, la gesticulación evidente ... que figuran entre las primeras impresiones
de cualquier persona en Italia, en cualquier parte de Italia.” Esta vitalidad y
aprecio por la demostración y exhaltación en gran medida explican la relevan-
cia de mecanismos expresivos gramaticales como la reduplicación sintáctica
(...) en la cultura italiana.
Si bien es innegable que ciertos aspectos lingüísticos (principalmente
la existencia de vocabulario específico12) pueden venir motivados
por la cultura en que se sitúa una lengua en concreto, no es menos
cierto que intentar ligar ciertos fenómenos gramaticales con estereo-
tipos y tópicos manidos que difícilmente pueden caracterizar la com-
plejidad de cualquier comunidad lingüística por reducida que sea es
una estrategia necesariamente destinada al fracaso y a la burla por
parte de quienes se oponen a explicaciones de tipo externo.

12 Piénsese, por ejemplo, en el amplio número de palabras y expresiones que figu-


ran en el habla cotidiana de los hispanoblantes relativas al mundo del toreo.
28 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Una crítica tradicionalmente vertida sobre los funcionalistas radi-


ca en el hecho de que los factores externos que operan sobre las len-
guas son, por definición, de naturaleza universal, lo que conduce
inevitablemente a cuestionarse el por qué existe tanta variación es-
tructural en las lenguas del mundo. A este tipo de críticas los funcio-
nalistas responden manifestando que no es necesario desde su
perspectiva que una función o motivación externa se manifieste de
un único modo en la estructura. Los factores funcionales menciona-
dos por Dik interaccionan en modos muy complejos permitiendo un
conjunto limitado de posibilidades expresivas que, tras constituir un
sistema, darán lugar a una lengua natural.
La principal crítica que asuela la explicación funcional en este
sentido radica en el hecho de que, en ocasiones, es difícil medir el
peso de las distintas tendencias, o diseñar sistemas que permitan ex-
plicar con precisión por qué una motivación llega a incidir directa-
mente en la estructura y no otra y bajo qué circunstancias. Como
observa Nettle (1998: 456): “necesitamos modelos precisos de cómo
interactúan las diferentes motivaciones y bajo qué circunstancias
cada una de ellas habrá de manifestarse importante”. Hasta que se
alcance tal fase, el modelo de las motivaciones funcionales en com-
petencia seguirá recibiendo el peso de las críticas formalistas.
Finalmente, cabe preguntarse si los dos tipos de explicaciones
(formal y funcional) podrían eventualmente considerarse comple-
mentarias; en principio, nada impide que una explicación interna,
expresada en términos de un principio de corte estructural como el
Filtro del Caso, pueda venir motivada funcionalmente. Si tal corres-
pondencia o motivación fuese demostrada, sería posible ofrecer una
explicación o, al menos, una motivación funcional para la presencia
de un principio interno al sistema gramatical.
En principio tal estrategia sería deseable, en cuanto integraría en
gran medida los esfuerzos tanto de formalistas como de funcionalis-
tas en el avance de nuestro conocimiento del lenguaje. La práctica,
sin embargo, parece mostrar que existen muchos prejuicios excesi-
vamene asentados como para permitir que tal proceso fructifique. En
Funcionalismo y formalismo 29

primer lugar, son pocos los lingüistas que presentan un conocimiento


profundo no ya de las dos tradiciones investigadoras sino, simple-
mente, de dos modelos teóricos opuestos. Indudablemente, la com-
plejidad del campo y la proliferación de teorías con su arquitectura y
terminología específica hace que sea muy difícil mantenerse al día en
más de un marco teórico. Del mismo modo, la existencia de diferen-
tes modelos en la actualidad ocasiona una dura competencia en tér-
minos de mercado estrictos. Los lingüistas buscan así poner énfasis
en aquellos aspectos de sus respectivos modelos que más difieren de
propuestas alternativas, maximizando a veces las diferencias de un
modo un tanto artificial. En el caso que nos ocupa, es frecuente ob-
servar cómo los lingüistas prefieren sustituir las propuestas del rival
por explicaciones basadas en sus supuestos metodológicos más que
encontrar el modo en que enfoques alternativos puedan ser comple-
mentarios.
Un ejemplo que puede ilustrar esta situación se obtiene de los fe-
nómenos de extracción o subyacencia ampliamente estudiados en la
Gramática Generativa chomskyana. Los lingüistas adscritos a este
modelo han intentado unificar en una única teoría todos los fenóme-
nos relativos a la extracción, lo que ha dado lugar, en último término,
a la teoría de las barreras de Chomsky (1986b). Ha sido frecuente,
desde modelos funcionalistas alternativos, tratar de dar cuenta de
estos hechos acudiendo a explicaciones de tipo cognitivo (la dificul-
tad de procesar determinado tipo de construcciones) o pragmáticas
(la hipótesis de Van Valin acerca de la identificación entre el domi-
nio de Foco en una lengua y la posibilidad de extraer un constituyen-
te). Por contra, los formalistas han optado por intentar demostrar que
las propuestas funcionalistas no son capaces de cubrir todos los
hechos, por lo que no alcanzan el nivel explicativo de las suyas.
Por otra parte, los formalistas, aunque en algunos casos puedan
llegar a admitir la relevancia de establecer una correspondencia entre
un principio estructural y una motivación funcional, manifiestan en
la práctica que la investigación de la forma en términos propios es
una tarea legítima, independientemente de que con posterioridad se
pueda demostrar que un determinado principio ha surgido en la gra-
30 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

mática para satisfacer demandas funcionales. Esta es la estrategia


recientemente seguida por Lasnik (1998), quien tras argumentar en
contra de alternativas funcionales para el tratamiento de los fenóme-
nos de subyacencia, afirma (1998: 49)13:
He argumentado en contra de una explicación de las restricciones locales de
movimiento en términos de procesamiento exclusivamente. No he ofrecido ar-
gumentos (ni tengo objeción) contra otro tipo de explicación funcional: una que
asuma que los principios de la gramática formal han surgido para satisfacer al-
guna necesidad funcional, quizás de procesamiento. ¿Pudo esto haber sucedi-
do? Por supuesto que sí, y la investigación de este asunto es potencialmente
muy enriquecedora tanto para formalistas como para funcionalistas y sin duda
debería ser emprendida. Pero, dejando al margen el dogmatismo de cualquier
procedencia, dado el conocimiento actual, es muy difícil decidir en uno u otro
sentido. La investigación de los principios gramaticales parece una actividad
totalmente razonable incluso antes de dar respuesta a la cuestión funcional.
Otros autores, más atentos quizá a la artificiosidad de algunos de los
argumentos expuestos, optan por considerar que no existe una pola-
rización tan extrema en el tipo de explicaciones empleadas (Hudson
1994: 29; Escribano 1993: 246). Escribano incluso, considera que la
introducción de criterios basados en nociones tales como la naturali-
dad o realidad psicológica en la Gramática Generativa de Chomsky
ha ocasionado, en la última etapa minimalista, la búsqueda de expli-
caciones más allá de lo puramente interno a la gramática.
Por último, merece la pena detenerse en la importancia que los
funcionalistas asignan a los factores de constitución genética en la
explicación o justificación de fenómenos gramaticales. Como señalé
anteriormente, los modelos formalistas mantienen una hipótesis inna-
tista fuerte, y, en último término, explican la existencia de principios
de gran complejidad y de naturaleza abstracta en el sistema sobre la
hipótesis de que residen en la facultad del lenguaje transmitida gené-
ticamente de generación en generación. Como señala Noonan (1998),
en principio, está hipótesis no es necesariamente incompatible con
los postulados funcionalistas, pero, en la medida en que las explica-
ciones funcionales tengan éxito, y sea posible atribuir la existencia

13 De esta cita se omite la llamada a la nota 16 del autor.


Funcionalismo y formalismo 31

de ciertos principios a factores extragramaticales se reducirá la nece-


sidad de postular un componente lingüístico genético complejo. La
explicación funcional, en consecuencia, se opone en la práctica a la
hipótesis innatista, aunque los lingüistas funcionales suelen guardar-
se las espaldas, reservando las explicaciones innatas como último
resorte explicativo cuando no es posible una alternativa de corte fun-
cional14.

2. La orientación funcionalista: panorama general


Aunque son diversas las clasificaciones posibles del funcionalismo
contemporáneo, en esta sección pretendo ofrecer una visión somera,
pero útil pedagógicamente, en función del énfasis explicativo que las
diferentes teorías confieren a sus análisis o a la arquitectura del mo-
delo que presentan. Ni mucho menos se pretende afirmar que estas
dos tendencias constituyan alternativas opuestas en el funcionalismo
actual; muy al contrario, con mucha frecuencia las teorías participan
de ambos tipos de orientación, y su inclusión en una u otra depende
en cada caso del mayor peso concedido a la perspectiva en cuestión.
Es necesario señalar, por otra parte, que muy probablemente muchos
autores no estarán de acuerdo con esta división. Existe una cierta
tendencia (proveniente de la costa oeste norteamericana) de equipa-
rar el paradigma funcionalista con la perspectiva cognitiva única-
mente, relegando a un segundo plano las propuestas de corrientes
funcionales europeas como la propia GF de Dik, la Gramática Sisté-
mica Funcional (Systemic-funcional Grammar (SFG)) de Halliday u
otras como la Gramática del Papel y la Referencia (Role and Refe-
rence Grammar (RRG)) de Van Valin. Si bien es cierto que las coin-
cidencias entre ambas perspectivas son sustanciales en lo que se
refiere a los grandes debates de la lingüística contemporánea (véase
las secciones precedentes), no es menos cierto que tanto en su origen

14 A este respecto, Tomlin (1990: 161) distingue dos versiones en la explicación


funcional del fenómeno de la adquisición del lenguaje: la hipótesis fuerte, que
sostiene que ésta se produce por la interacción de estrategias generales de aprendi-
zaje y una rica fuente de datos lingüísticos en la interacción y la débil, que sostiene
que ciertos aspectos lingüísticos pueden ya estar disponibles en el infante.
32 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

como en su desarrollo, ambas perspectivas son significativamente


diferentes, aunque, como algunos autores han señalado recientemen-
te, muy posiblemente integrables en un único modelo cognitivo-
comunicativo que caracterice el panorama funcionalista en su totali-
dad. Así, Van Valin y LaPolla (1997) etiquetan el panorama funcio-
nalista como la perspectiva “comunicativo-cognitiva”15 y consideran
que es posible distribuir las teorías que en él se integran en una esca-
la con ambos conceptos como polos. Como prototipos de cada grupo
los autores mencionan la SFG de Halliday y la Gramática Cognitiva
(Cognitive Grammar (CogG)) de Langacker respectivamente. Gráfi-
camente, el panorama propuesto se representa de la siguiente forma:
+ comunicación + cognición

SFG CogG

Figura 1. La perspectiva comunicativo-cognitiva

Siguiendo esta clasificación, examinaré a continuación los principa-


les supuestos de ambas tendencias, ejemplificando su actualización a
través de los dos modelos mencionados.

2.1. La perspectiva funcional-cognitiva


Dentro de esta orientación linguística funcional se incluyen un grupo
de teorías e investigadores que acometen el estudio del lenguaje des-
de el interés por el modo en que el sistema gramatical es capaz de
transportar significado en el proceso comunicativo y de su relación
con otros sistemas y procesos cognitivos tales como el razonamiento,
la conceptualización, la categorización, la percepción y el conoci-
miento.

15 Aunque, un tanto sorprendentemente, los autores incluyen dentro de esta pers-


pectiva teorías como HPSG o Generalised Phrase Structure Grammar (GPSG), de
claro cariz formalista.
Funcionalismo y formalismo 33

Entre las teorías e investigadores que componen esta perspectiva


figuran, entre otros, la Gramática Cognitiva de Langacker (1987;
1991), la Gramática de Construcciones (Construction Grammar) de
Fillmore y Kay (Goldberg 1995), la teoría de los prototipos (Taylor
1989) y los estudios de Lakoff sobre la categorización (Lakoff and
Johnson 1981; Lakoff 1987). A pesar de lo que pueda parecer, la
existencia de diferentes modelos no contribuye en este caso a la
fragmentación de la perspectiva. Como ha señalado Bernárdez
(1999: 10), esta diversidad de teorías se interpreta de un modo natu-
ral ya que, en conjunto, integran un marco general, conocido ya in-
ternacionalmente como “Lingüística Cognitiva”, que presenta un
conjunto de características básicas asumidas por los diferentes lin-
güistas de cada uno de los modelos que lo conforman. Ese conjunto
de características son, en gran medida, las que señala Goldberg
(1996: 3-4), aquí adaptadas y ordenadas de diferente modo a efectos
expositivos:
1. La función primaria del lenguaje es transmitir significado.
2. La semántica se basa en la interpretación de las situaciones por parte del ha-
blante, y no en condiciones de verdad objetivas.
3. La semántica y la pragmática forman un continuo y ambas desarrollan un pa-
pel en el significado lingüístico, el cual no constituye un componente modular
diferenciado.
4. La categorización no implica condiciones necesarias y suficientes sino, más
bién, rasgos centrales y extensiones.
5. La gramática constituye un inventario estructurado de pares de forma y signi-
ficado: construcciones gramaticales y elementos léxicos. La gramática no trae
consigo un componente transformativo: la semántica se asocia directamente con
la forma final.
A continuación explicaré con más detalle cada uno de estos puntos y
su relación con lo tratado en secciones anteriores.
El énfasis semanticista de la Lingüística Cognitiva, recogido en
las dos primeras asunciones de Goldberg, tiene su origen en la clara
caracterización simbólica del lenguaje que proponen estos lingüistas.
Para Langacker (1987: 11), el lenguaje es un conjunto estructurado
de signos o expresiones que asocian una representación semántica
34 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

con una representación fonológica (véase el criterio 5 de Goldberg).


En consecuencia, el estudio del lenguaje debe ser necesariamente el
estudio del significado, es decir, una teoría del significado o de cómo
significar en el proceso comunicativo; desde esta perspectiva, por
definición, no parece tener mucho sentido la separación de los com-
ponentes gramatical y semántico.
Como señala el segundo postulado de Goldberg, los cognitivistas
optan por una semántica conceptualista, no veritativo-condicional,
basada en las “interpretaciones” (construal) que los hablantes hacen
de la realidad percibida. Como afirma Langacker (1991: 294), “el
fundamento básico de la semántica cognitiva es el reconocimiento de
nuestra capacidad para representar una situación de modos alternati-
vos”. Así por ejemplo, la variante ditransitiva ilustrada en los ejem-
plos siguientes refleja, para el mismo autor (1987: 39), una diferente
presentación de la misma escena
(8) a. John gave the book to Mary
b. John gave Mary the book
Para la Gramática Cognitiva, las expresiones (8a) y (8b) no son se-
mánticamente equivalentes a pesar de tener el mismo valor de ver-
dad, ya que cada una de ellas resalta un aspecto diferente de la
realidad expresada.
La indisolubilidad gramática/semántica (mental) postulada por es-
tos lingüistas tiene consecuencias fundamentales para la organiza-
ción de los modelos. La siguiente cita de Lakoff (1987: 228) ilustra
bien a las claras las dos primeras premisas de Goldberg:
Los objetivos primarios del lenguaje son formular y expresar los pensamientos
y comunicar, no producir secuencias de sonidos no interpretados. Si el pensa-
miento es independiente del lenguaje (como así parece ser, al menos en parte),
y si el lenguage es un modo de formular y expresar el pensamiento a fin de que
pueda ser comunicado, sería esperable que muchos aspectos (no necesariamen-
te todos) de la sintaxis del lenguaje natural dependan de alguna manera de los
pensamientos que expresan.
La consecuencia que se deriva de esta posición es que importantes
aspectos de la sintaxis (no todos, ya que el sistema ha de permitir un
Funcionalismo y formalismo 35

grado significativo de arbitrariedad) pueden haber sido motivados


por los conceptos que se pretende comunicar. En consecuencia, La-
koff rechaza explícitamente la hipótesis de la autonomía de la sin-
taxis chomskyana y se compromete implícitamente con la búsqueda
de explicaciones funcionales para los hechos lingüísticos.
De la creencia en que los pensamientos o conceptos influyen en la
estructura del lenguaje se deriva un énfasis mentalista, manifestado
principalmente en la búsqueda de puntos de contacto entre el sistema
gramatical y otras facetas de la organización cognitiva. Según Lan-
gacker (1987: 12), el lenguaje es una parte integral de la organiza-
ción mental del ser humano, por lo que es necesario que su estudio
sea compatible con lo ya conocido sobre el procesamiento cognitivo
general. Por otra parte, según el autor, no existe razón alguna para
asumir a priori la existencia de una facultad lingüística con princi-
pios y mecanismos diferentes o independientes de los que nuestra
mente emplea en otras facetas de su actividad. Dada la asunción de
que existe una gran dependencia entre los procesos cognitivos y su
manifestación gramatical, la lingüística cognitiva presta gran aten-
ción al modo en que los seres humanos conceptualizan, categorizan,
perciben el mundo, razonan, etc., con el objeto de comprender con
mayor profundidad la estructura del lenguaje.
La hipótesis de que el lenguaje forma parte integral de nuestras
capacidades cognitivas se sitúa inherentemente en contra de una con-
cepción modular de la mente como la propuesta por Chomsky. El
criterio (3) de Goldberg manifiesta este supuesto con claridad, al
desestimar la posibilidad de establecer líneas divisorias entre el co-
nocimiento lingüístico y el no-lingüístico. Es interesante observar
que, como señala Bernárdez (1999: 24), los avances en la lingüística
del texto impusieron la necesidad de obviar esta distinción absoluta,
permitiendo que dentro del significado de las palabras se incluyesen
también aspectos de conocimiento general o cultural.
El cuarto postulado de Goldberg enlaza con el uso frecuente en la
literatura funcional de categorías de análisis no discretas capaces de
recoger de modo adecuado la variabilidad inherente al uso del len-
36 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

guaje. Sin embargo, en la lingüística cognitiva, el uso de categorías


radiales no es algo que surja de su mayor rentabilidad analítica, sino
de la propia creencia (basada en investigaciones pioneras de carácter
psicolingüístico) en que, efectivamente, nuestro modo de categorizar
y entender el mundo impone la existencia de categorías difusas cuyos
miembros se ordenan con referencia a uno central. Este postulado ha
dado lugar a lo que se conoce como teoría del prototipo (Taylor
1989). Las desviaciones o extensiones de un prototipo conceptual
pueden venir motivadas por procesos metafóricos o metonímicos,
que constituyen un punto de crucial interés para la Lingüística Cog-
nitiva (véanse los trabajos clásicos de Lakoff y Johnson 1981 y La-
koff 1987).
El último postulado de Goldberg lleva a su expresión máxima la
caracterización del lenguaje como un ente de naturaleza fundamen-
talmente simbólica, y la dependencia de la estructura del significado.
Puesto que la gramática se define como un conjunto de pares forma-
significado (construcciones y lexemas), no hay lugar para el estudio
de la forma o estructura independientemente de su significado. Por
otro lado, la prohibición de las transformaciones evita la existencia
de niveles de representación intermedios en la generación de una
expresión lingüística, y, lo que es más, en consonancia con la natura-
leza simbólica del sistema, la postulación de operaciones puramente
estructurales o de nula relevancia en el plano semántico (Croft 1995).
Estas son, grosso modo, las asunciones generales de esta corriente
de investigación lingüística. Limitaciones obvias de espacio me im-
piden extenderme en la caracterización de la misma, por lo que he
preferido ofrecer una breve visión de la filosofía básica de la Lin-
güística Cognitiva, más que en un examen de su capacidad analítica
en el tratamiento de fenómenos gramaticales concretos.
Con todo, hoy por hoy, parece adecuado afirmar que la Lingüísti-
ca Cognitiva supone la alternativa más vigorosa a los modelos for-
malistas más en boga en los últimos años. Su número de adeptos ha
venido creciendo en los últimos años de modo espectacular, como
atestigua la numerosa e internacional participación en los ultimos
Funcionalismo y formalismo 37

congresos cognitivistas. Asimismo, cuentan ya con una publicación


especializada (Cognitive Linguistics de la editorial Walter de Gruy-
ter), y cada vez es más frecuente encontrar artículos desde una pers-
pectiva cognitiva en las grandes revistas internacionales del campo.
No obstante, y pese a su importancia, es necesario precisar que la
corriente cognitiva no sintetiza la totalidad de la orientación funcio-
nalista actual, y que comparte y toma análisis y fundamentos explica-
tivos de otras corrientes o estudios funcionalistas. Esta precisión es
necesaria ya que, en ocasiones, y posiblemente motivado por cues-
tiones de mercadotecnia, surgen obras que bajo una orientación cog-
nitivista introducen aspectos de la lingüística general que son cuando
menos independientes de tal corriente. Tal es el caso de la reciente
obra de Dirven y Verspoor (1998), que bajo el título Cognitive Ex-
ploration of Language and Linguistics, incorpora capítulos dedica-
dos a la pragmática, tipología lingüística, fonética y fonología, etc.
donde sistemáticamente se refiere al trabajo de autores que difícil-
mente se considerarían cognitivistas (Grice, Austin, Searle, Green-
berg, Comrie, etc.) aunque muy probablemente sí funcionalistas.
Esta estrategia de presentación parece adecuada para quien pre-
tenda justificar la ecuación “lingüística cognitiva = lingüística fun-
cional”, pero, a mi modo de ver, no refleja la realidad de la situación
del paradigma funcionalista en la actualidad. La sección que ahora
comienza, en consecuencia, pretende presentar aquellos movimientos
funcionalistas no cognitivistas, que se caracterizan por un mayor
énfasis en el estudio del lenguaje como medio de comunicación so-
cial.

2.2. La perspectiva funcional-comunicativa


Como se mencionó en la sección precedente, un concepto clave en el
panorama funcionalista es la necesidad de acometer el estudio del
lenguaje desde la vertiente de su papel como instrumento de comuni-
cación entre seres humanos. Tal postulado es universalmente com-
partido por quienes se denominan a sí mismos funcionalistas, por lo
que el título de esta sección no parece propiciar una división clara en
38 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

el panorama funcional. No obstante, y como ya mencioné anterior-


mente, el interés de esta sección radica en mostrar cómo algunos de
estos lingüistas llevan hasta el extremo esta máxima, lo que implica
la adopción de importantes estrategias en la arquitectura de sus mo-
delos teóricos. La Gramática Funcional de Dik, es indudablemente
una de las teorías contemporáneas que se han de recoger en este
apartado, pero, la teoría gramatical que con más énfasis ha intentado
llevar a la práctica este ideal es la SFG de Halliday. Por ello, y dado
que en el capítulo siguiente estudiaré en detalle la filosofía y metodo-
logía básica de la obra de Dik, me restringiré ahora a ofrecer unos
aspectos del trabajo de Halliday a fin de caracterizar la orientación
funcional-comunicativa.
En su Introduction to Functional Grammar, el linguista británico
explica en qué sentido considera su modelo funcional (1994: xiii):
Es funcional en el sentido de que está diseñado para explicar cómo se usa el
lenguaje. Todo texto, es decir, todo lo que se dice o se escribe, se desarrolla en
un contexto de uso; más aún, son los usos del lenguaje los que a través de miles
de generaciones han dado forma al sistema. El lenguaje ha evolucionado para
satisfacer necesidades humanas y el modo en que se organiza es funcional con
relación a esas necesidades; no es arbitrario. Una gramática funcional es fun-
damentalmente una gramática ‘natural’ en el sentido de que todo en ella puede
explicarse en último término en referencia a cómo se usa el lenguaje.
Esta afirmación manifiesta un funcionalismo extremo al negar, por
un lado, la existencia de arbitrariedad en la lengua (aunque esto debe
ser matizado) y al afimar que su objetivo es comprender cómo se usa
el lenguaje. El fin último no es caracterizar el sistema, ni siquiera en
términos de competencia comunicativa (noción que para Halliday no
resulta relevante), sino cómo las estructuras sirven para transmitir
significado en el contexto comunicativo. En consonancia con las
asunciones funcionales, Halliday mantiene que es el uso del lenguaje
el que ha dado forma a la estructura gramatical. En este sentido, su
compromiso no puede ser más rotundo con una metodología explica-
tiva de tipo funcional, al afirmar que las explicaciones para los
hechos lingüísticos han de surgir del modo en que se usa el lenguaje.
Funcionalismo y formalismo 39

Esta orientación hacia el uso del lenguaje se manifiesta con clari-


dad en otros aspectos de la filosofía básica del modelo así como en
su propia arquitectura. Aunque no niegue la vertiente psicológica del
mismo, para Halliday, el lenguaje es prioritariamente un fenómeno
social que surge en el contexto de una comunidad y que contribuye
en gran medida a establecer cohesión social. Como señala Martín
Miguel (1998: 20), el propio Halliday reconoce la influencia de an-
tropólogos como Malinowski o sociólogos como Bernstein en la
orientación socio-cultural de la SFG, hasta el punto de llegar a consi-
derar la lingüística como una rama de la sociología.
De esta orientación sociológica se sigue un interés por el estudio
del contexto social y cultural en el que se produce el fenómeno lin-
güístico. Halliday distingue tres parámetros dentro del contexto so-
cial: field of discourse, tenor of discourse y mode of discourse. El
primero se refiere al tipo de actividad o relación social que tiene lu-
gar durante el proceso comunicativo. Tenor of discourse, por su par-
te, hace referencia a los participantes en el proceso comunicativo y
sus relaciones sociales. Finalmente, mode of discourse refiere al tipo
de lenguaje empleado y al canal de transmisión. En su conjunto, es-
tos tres parámetros definen un interesante marco para el estudio de
las relaciones entre el sistema lingüístico y el social o pragmático
(aunque a Halliday no le guste el término), algo de lo que, como se-
ñala Butler (1990: 11), carecen modelos como la GF.
En consonancia con la línea sociológica, Halliday considera la
gramática como un conjunto de opciones de carácter convencional
compartidas por una comunidad de individuos (1970: 142). El autor
enfatiza la pertinencia de estudiar cómo el contexto determina o fa-
vorece la elección de determinadas estructuras lingüísticas. Del pre-
dominante papel social del lenguaje se deriva un aspecto
fundamental de esta teoría y algo en lo que se diferencia de modo
sustancial de la mayor parte de modelos gramaticales contemporá-
neos: su orientación paradigmática y su arquitectura descendente
(top-down).
40 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

El formalismo gramatical consiste en redes de sistemas en las que


se desciende desde los niveles más altos de organización sintáctica y
textual hasta alcanzar el léxico. Halliday lo expresa del siguiente
modo (1994: xiv):
La teoría sistémica es una teoría del significado como elección, a través de la
cual una lengua, o cualquier otro sistema semiótico, se interpreta como redes de
opciones interdependientes: ‘o bien esto, o eso o lo otro’, ‘o bien más como es-
to o bien más como lo otro’, etc. Aplicado a la descripción del lenguaje, signi-
fica comenzar por los rasgos más generales y continuar paso a paso hasta los
más específicos (...). Lo que se escoja en un sistema dará paso a un conjunto de
elecciones en otro y así sucesivamente en la medida de nuestras necesidades,
del tiempo disponible o de nuestro conocimiento.
El ejemplo más típico de la aplicación de las redes de sistemas al
estudio del lenguaje aparece en el denominado sistema de transitivi-
dad, que agrupa los medios gramaticales en los que se recogen los
diferentes eventos, procesos, sucesos o estados en que se segmenta la
realidad (Halliday 1970). Al igual que en el caso de la Lingüística
Cognitiva, Halliday observa el potencial del lenguaje como herra-
mienta capaz de fundamentar relaciones entre el individuo y la reali-
dad que le rodea. Al contrario que los cognitivistas, sin embargo,
Halliday parte de la idea de que es el propio lenguaje el que impone
una organización sobre la realidad percibida, mientras que para los
anteriores, son las propiedades de la mente las que se manifiestan en
el sistema gramatical. En un segundo término, Halliday considera
que su teoría es funcional también en su consideración de las funcio-
nes que subyacen al empleo del lenguaje en una situación comunica-
tiva. Estas “metafunciones” se definen como sigue (1994: xiii):
Los componentes fundamentales del significado en el lenguaje son funcionales.
Todas las lenguas se organizan en torno a dos tipos principales de significado:
el ‘ideacional’ o reflexivo y el ‘interpersonal’ o activo. Estos componentes, de-
nominados metafunciones’ en la terminología de esta teoría son la manifesta-
ción en el sistema lingüístico de dos objetivos generales que subyacen al
lenguaje: (i) comprender el entorno (ideacional) y (ii) actuar sobre otros (inter-
personal). En conjunción con éstos existe un tercer componente metafuncional,
el ‘textual’, que tiene relevancia para los dos anteriores.
Funcionalismo y formalismo 41

Precisamente, estas metafunciones ideacional, interpersonal y textual


son una de las aportaciones más interesantes del modelo, hasta el
punto de que las dos primeras han justificado e inspirado importantes
aspectos del desarrollo de la cláusula en la GF de Dik. Pero quizás lo
más relevante de esta propuesta, especialmente desde la perspectiva
del paradigma funcional en su conjunto, es la relación que estas tres
metafunciones del lenguaje mantienen con los parámetros de contex-
to social mencionados anteriormente. La correspondencia quedaría
como sigue:
(9) field of discourse  función ideacional
tenor of discourse  función interpersonal
mode of discourse  función textual
Esta correspondencia es relevante, ya que cada uno de los parámetros
tendría influencia sobre una red de elecciones relativa a cada una de
las metafunciones del lenguaje. Por ejemplo, teniendo en cuenta que
la función ideacional se recoge casi en su totalidad por medio del
sistema de transitividad, nos hallamos ante una propuesta que postula
la existencia de una relación directa entre el contexto social y cultu-
ral en que se desarrolla el proceso comunicativo y la codificación
lingüística. Como señala Butler (1990: 11), este aspecto es de gran
importancia para un modelo funcional, y sitúa a la SFG un paso por
delante de la GF de Dik en la búsqueda de adecuación pragmática:
Aquí, por tanto, tenemos una propuesta que nos permite predecir qué aspectos
de la situación social afectarán predominantemente la elección de tipos de sig-
nificado concretos y, en último término, la realización formal de esas eleccio-
nes de significado. Es una propuesta que, potencialmente al menos, da un
importante paso hacia una explicación pragmáticamente adecuada del lenguaje.
De modo crucial, este paso conecta el sistema lingüístico con lo que, para Dik,
formaría parte presumiblemente de una teoría pragmática de la interacción ver-
bal
El tercer aspecto en el que Halliday considera que su modelo es
funcional radica precisamente en la caracterización de cada elemento
gramatical con referencia a su aportación dentro del conjunto del
sistema (1994: xiv):
42 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

... cada elemento del lenguaje recibe explicación en referencia a su función en


la totalidad del sistema lingüístico. En este tercer sentido, por tanto, una gramá-
tica funcional es aquélla que interpreta las unidades de una lengua –sus cláusu-
las, sintagmas y demás- como configuraciones orgánicas de funciones. En otras
palabras, cada parte se considera funcional con relación al conjunto total.
Como señalé en la sección 1.1, un aspecto fundamental de la orienta-
ción funcionalista es la creencia en que el sistema gramatical consiste
en un conjunto estructurado de relaciones funcionales. La cita de
Halliday ilustra a las claras su convencimiento al respecto.
Con esto concluyo este breve repaso a los principales aspectos del
modelo hallidayano. De nuevo, al igual que en el caso de la presenta-
ción del paradigma cognitivo, he optado por presentar la filosofía
básica de la SFG, junto con algunos aspectos de su formalismo, más
que evaluar su capacidad descriptiva o explicativa de los fenómenos
lingüísticos. Desde esta perspectiva puramente metodológica, bien
cabe afirmar que la SFG es la teoría que con mayor interés ha busca-
do satisfacer los supuestos funcionales, pero precisamente, como han
señalado algunos autores (Martín Miguel 1998), a costa de sacrificar
en gran medida la precisión analítica y su poder explicativo. El for-
malismo empleado por la teoría no resulta ser lo suficientemente
explícito, lo que le ha valido las críticas por parte de tanto lingüistas
formales como funcionalistas que aspiraban a un mayor grado de
precisión analítica. La GF de Dik, como veremos a continuación,
aspira precisamente a satisfacer los requisitos funcionales sin perder
un ápice de rigor científico.

3. Conclusiones
En este capítulo he pretendido sentar las bases que permitan situar la
teoría de la Gramática Funcional de S.C. Dik en el marco de la lin-
güística contemporánea. Para ello, he comenzado definiendo las dos
grandes tendencias en la investigación actual: los paradigmas formal
y funcional. Dado el extendido hábito de trivializar posiciones, espe-
cialmente cuando son postuladas por un adversario académico, he
dedicado amplias secciones a examinar las principales diferencias
que sancionan esta división bajo los epígrafes de “forma(l) y fun-
Funcionalismo y formalismo 43

ción(al)”; “el concepto de autonomía” y “la explicación formal y


funcional”, respectivamente. Espero con ello haber contribuido a
aclarar en lo posible la situación y a precisar aspectos que a menudo
aparecen muy poco claros en determinados contextos.
La segunda parte del capítulo pretendía situar ya la GF en el mar-
co del funcionalismo contemporáneo. Para ello ilustré el panorama
con una breve caracterización de dos teorías lingüísticas que ejempli-
fican los polos cognitivo y comunicativo en que dividí el paradigma
funcional actual.

Bibliografía básica
La sección introductoria de Halliday (1994) presenta de modo claro
los fundamentos básicos del enfoque funcional al estudio del lengua-
je. Martín Miguel (1998) examina en detalle la propuesta de Halliday
desde una perspectiva metateórica. Por su parte, el primer capítulo de
Radford (1988) constituye una presentación asequible pero exhausti-
va del programa de investigación generativista. El propio Chomsky
(1986a) presenta de modo accesible su visión de los principales pro-
blemas de la lingüística. Más recientemente, Smith (1999) ofrece una
acertada introducción a los principales aspectos de la empresa
chomskyana.
Newmeyer (1998a), especialmente en sus tres primeros capítulos,
introduce las principales teorías lingüísticas contemporáneas, exami-
na en detalle el concepto de autonomía de la sintaxis y valora el gra-
do de adecuación de las explicaciones formales y funcionales.
Conviene observar también la visión de este último tema por parte de
Dik (1986a), que ofrece una detallada presentación del concepto de
explicación funcional, así como la de un funcionalista especialmente
crítico con aspectos de la propuesta de Dik, como Nuyts (1992), que,
en la sección 1.3 de su obra, trata detalladamente la oposición fun-
cionalismo / formalismo y las explicaciones funcionales y formales.
Aunque de mayor exigencia en su contenido técnico, los artículos
recogidos en los dos volúmenes de Darnell et al. (1998a; 1998b) pre-
44 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

sentan con precisión los debates abiertos entre las perspectivas fun-
cional y formal.
Existen numerosos volúmenes de presentación de las teorías lin-
güísticas contemporáneas. Entre los modelos mencionados en el ca-
pítulo resultan especialmente adecuados Van Valin y LaPolla (1997)
para RRG, Ungerer y Schmidt (1996) para la Lingüística Cognitiva,
Langaker (1987; 1991) para la Gramática Cognitiva y Halliday
(1994) para la Gramática Sistémica, entre otros.
CAPÍTULO 2

La Gramática Funcional de S.C. Dik:


origen, metodología y fundamentos básicos

0. Introducción
En este capítulo pretendo introducir la teoría de la Gramática Fun-
cional y examinar sus fundamentos a la luz de lo valorado en el capí-
tulo precedente. En concreto, mostraré hasta qué punto puede
considerarse una verdadera teoría funcional examinando las manifes-
taciones y prácticas metodológicas de los investigadores adscritos a
esta corriente. En la segunda parte del capítulo ofreceré una primera
aproximación a la estructura y organización del modelo, que servirá
como introducción a la elaboración más detallada que pretendo reali-
zar en capítulos posteriores.

1. Génesis e influencias
La teoría de la Gramática Funcional surgió como tal en 1978 con la
aparición del volumen de Simon C. Dik Functional Grammar. No
obstante, el lingüista holandés había realizado ya varios trabajos en
los que de alguna manera se abonaba el terreno para la presentación
de una versión completa de la teoría. Sin ir más lejos, ya en 1968,
con motivo de su tesis doctoral sobre la coordinación, Dik presentó
un esbozo de modelo funcional que, de acuerdo con su propuesta,
daría cuenta de manera más precisa del mencionado fenómeno sin-
táctico que otros modelos formalistas. En aquel estudio, el autor
apuntaba ya la necesidad de tener en cuenta factores semánticos y
pragmáticos para explicar de manera rigurosa tal proceso sintáctico,
optando así ya por un tipo de explicación claramente funcional o
externa en el sentido descrito en el capítulo precedente.
Desde la publicación de la versión de 1978 el número de lingüis-
tas interesados en la teoría ha venido creciendo de manera espectacu-
46 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

lar hasta constituirse en uno de los modelos funcionales más am-


pliamente aceptados16. El número de publicaciones y estudios se
cuenta ya por cientos17 y cada vez son más las universidades que
incluyen entre sus ofertas cursos relativos a esta teoría. Anstey (en
prensa) ofrece el siguiente gráfico en el que se ilustra visualmente el
desarrollo de la teoría en lo referente al volumen de publicaciones:

Total Publications

120
100
80
60
40
20
0
78

80

82

84

86

88

90

92

94

96

98

Figura 2. Evolución de las publicaciones en la GF (1978 - 1998)

Del gráfico de Anstey se desprende el creciente interés que ha susci-


tado el modelo de Dik. Resulta significativo observar que los mo-
mentos de mayor producción científica giran en torno al año 1990,
momento en el que aparece la obra de Dik (1989a) y la influyente
propuesta de Hengeveld (1989) sobre la organización de la cláusula y
el año 1995, fecha del fallecimiento de Dik, tras el cual, como no
podría ser de otra manera, se observa un descenso en el número de
publicaciones, influido sin duda por la tristeza que invadió a sus co-

16 Anstey (en prensa) ofrece una excelente exposición histórica de la evolución y


desarrollo de la GF.
17 De Groot y Olbertz (1999) recogen ya un total de 1.141 publicaciones relativas
al modelo, aunque, como señala Anstey (en prensa), la inclusión de los trabajos de
Dik en el período 1966-1977 junto con las aportaciones realizadas desde el año
1998 elevaría la cifra a más de 1.300 publicaciones.
La GF de S.C. Dik: origen, metodología y fundamentos básicos 47

laboradores y discípulos en ese momento. El congreso de Córdoba,


en 1996, parece marcar el renacimiento del modelo hasta alcanzar
cotas de producción similares a las de años anteriores.
Resulta obvio, aunque sólo sea por el nombre de la teoría, que la
GF se integra en el grupo de teorías que componen el enfoque fun-
cionalista. Sin embargo, algunos autores han observado que uno de
los aspectos que la convierten en una teoría sumamente atractiva es
su carácter ecléctico (Hoekstra 1981: 4). Ciertamente, Dik se mani-
fiesta con vehemencia en favor de una metodología funcional en el
estudio del lenguaje, como veremos a continuación. Ello no ha sido
obstáculo, sin embargo, para que el autor haya sido receptivo a las
aportaciones provenientes de enfoques de naturaleza formalista. Tal
eclecticismo ha suscitado reacciones diversas; mientras que para al-
gunos formalistas la GF no es más que una variante notacional de la
Gramática Generativa chomskyana, para los seguidores del profesor
holandés la explicitud y consistencia formal de la GF suponen una
significativa ventaja sobre otros modelos funcionalistas como la
SFG, por ejemplo.
Esta naturaleza ecléctica de la teoría viene obviamente motivada
por la herencia intelectual de la misma, encabezada por autores y
escuelas tales como Bolinger, Firth, Greenberg, Hymes, Pike, la Es-
cuela Lingüística de Praga o la teoría de los actos de habla de Austin
y Searle y otro tipo de influencias de orientación más formalista,
como la Gramática de Casos de Fillmore (Fillmore 1968) o la lógica
formal de Carnap, que subyacen en aspectos concretos de la propues-
ta dikiana. Por otro lado, el propio Dik manifestó recientemente
haberse sentido impresionado por el grado de precisión formal de la
Gramática Generativa Transformacional, y considera a Chomsky
como uno de sus grandes maestros (Mairal y Santana 1994).
No extraña, en consecuencia, que autores como Nichols (1984:
106) manifiesten lo siguiente sobre el modelo de Dik:
En muchos sentidos, la gramática de Dik es más estructural-hacia-formal que
funcionalista: bien se podría ver como una gramática formal clara y accesible
con un número de postulados funcionalistas conservadores y con un metapostu-
lado teórico que invoca la comunicación y la explicación.
48 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Croft (1995: 500; 1998: 108) también considera que la GF (y la


RRG) es una teoría a medio camino entre el formalismo y el funcio-
nalismo ya que reduce sólo parcialmente aspectos sintácticos a prin-
cipios funcionales, a la vez que mantiene una importante separación
entre semántica y sintaxis.
Conviene, en consecuencia, explorar brevemente los supuestos
básicos de la GF y las opiniones de los investigadores más significa-
dos del modelo acerca de la metodología y filosofía asumida y ob-
servar así cómo encaja el mismo en las características definitorias de
la orientación funcionalista contemporánea.

2. Presupuestos metodológicos (o Funcionalismo en la GF)


En el capítulo precedente exploré la oposición formalismo / funcio-
nalismo en la lingüística contemporánea a la luz de tres parámetros
fundamentales: forma y función, la autonomía de la gramática y la
explicación formal y funcional. En la misma línea, pretendo en la
sección que aquí comienza valorar las posiciones adoptadas sobre
cada una de esas cuestiones por la GF de Dik.

2.1. Forma y función en la Gramática Funcional


Mencioné en la sección 1.1. del capítulo anterior que el término for-
mal es ambiguo en dos sentidos, ya se refiera a la formalización en la
representación del objeto de estudio o al carácter prioritario del estu-
dio de la forma lingüística sobre la función de la misma. En lo que se
refiere al primer sentido, los funcionalistas dikianos son explícitos al
manifestar las ventajas que ofrece la formalización matemática en el
desarrollo de la teoría gramatical. Como señalé anteriormente, el
propio Dik ha manifestado haberse sentido impresionado en su día
por el grado de precisión formal del modelo de Chomsky, y conside-
ra ese aspecto su mayor aportación (Traducción de Mairal y Santana
1994: 256):
Sin embargo, yo estaba fascinado por la precisión formal de la gramática gene-
rativa de Chomsky. (...) Me gustaba el concepto de gramática generativa, pero
La GF de S.C. Dik: origen, metodología y fundamentos básicos 49

como modelo completo, preciso y exacto en lo que a sus reglas se refiere. Esa
fue la gran contribución de Chomsky, no las transformaciones.
Más recientemente, uno de los principales seguidores de la GF, Hen-
geveld (1998), establece una clasificación de los modelos gramatica-
les contemporáneos tal y como se observa en la siguiente tabla:

Formalizada No formalizada

Autónoma A B
Funcional C D
Tabla 1. Teorías lingüísticas autónomas y funcionales según Hengeveld (1998)

Según Hengeveld, la GF sería un ejemplo de las teorías tipo C, es


decir comprometidas con la orientación funcional, pero con “el obje-
tivo explícito de construir un sistema de representación formal”
(1998: 93). La relevancia de este objetivo se manifiesta con más cla-
ridad si cabe por el amplio número de trabajos que examinan el mo-
delo propuesto por la GF desde una perspectiva computacional
(véase entre otros Dik y Connolly (1989); Dik (1992); Kwee (1994);
Bakker (1994)).
En un mensaje enviado a la red funcionalista FUNKNET (25 de
mayo de 1995), Machtelt Bolkestein, una de las investigadoras más
sobresalientes en el modelo de Dik desde sus inicios, comentaba lo
siguiente al respecto del uso de formalismos en la GF:
La motivación básica de la GF para usar representaciones formales allí donde
sea posible es que pueden ser un instrumento útil a la hora de mostrar carencias
en nuestro entendimiento de los datos, porque nos fuerza a ser precisos al for-
mular predicciones e hipótesis. (...) Por supuesto, el peligro de “l’art pour l’art”
está siempre a la vuelta de la esquina, pero mi impresión es que, en lo que se
refiere a la GF, la mayoría de nosotros, y ciertamente Simon [Dik], comparti-
mos la opinión de que el formalismo es un instrumento potencialmente útil.
Es interesante observar que para Bolkestein, quizás derivado de su
especial interés por el estudio de los aspectos discursivos y pragmáti-
cos de las lenguas, la formalización se relaciona directamente con la
interpretación correcta de los datos, más que con la propia selección
50 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

de los mismos, como parece ser habitual en modelos formales de


tradición chomskyana.
En cuanto al tipo de notación formal empleado por la GF, resulta
importante señalar que se basa en dos fundamentos principales: por
un lado, la GF pretende que la construcción de su sistema de repre-
sentación venga motivada por la propia orientación comunicativa del
modelo. De este modo, la introducción de variables, niveles de repre-
sentación y demás constructos teóricos sería el resultado de la nece-
sidad de caracterizar la función primordial del lenguaje más que de
factores relativos a la elegancia, simplicidad o simetría del sistema.
En segundo lugar, la GF pretende que las representaciones subyacen-
tes de las expresiones lingüísticas revelen las propiedades lógicas
(inferencias, presuposiciones, etc.) de las mismas, desechando así la
necesidad de un sistema lógico independiente del gramatical. Vere-
mos en la sección 5 y en el desarrollo de capítulos posteriores cómo
la GF integra consideraciones comunicativas en la arquitectura mis-
ma de su modelo formal.
Pero, como quedó dicho en el capítulo precedente, la verdadera
oposición entre los paradigmas con respecto a la dicotomía for-
ma/función se centra en la pertinencia de analizar el lenguaje en tér-
minos propios o con referencia a su función primordial comunica-
tiva. Tal oposición tendría su origen en la diferente concepción del
objeto de estudio que plantean ambas orientaciones. En lo que se
refiere a la GF, Dik no puede ser más explícito al definir el lenguaje
como “un instrumento de interacción social” (Dik 1997a: 5). Al con-
trario que Chomsky, para quien, si acaso, la función del lenguaje
sería la expresión del pensamiento, Dik mantiene que su función
principal y su razón de ser es establecer comunicación entre los seres
humanos. Según Dik (1986a: 12), si la tesis de Chomsky fuese co-
rrecta, resultaría inexplicable que individuos del mismo grupo social
empleen el mismo instrumento para funciones no comunicativas.
En lo que respecta a la organización del sistema gramatical per se,
Dik también defiende su organización interna funcional, lo que casa
a la perfección con la caracterización del lenguaje como una entidad
La GF de S.C. Dik: origen, metodología y fundamentos básicos 51

diseñada a la obtención de un fin (Dik 1997a: 6), como se describió


en el capítulo anterior:
El sistema que subyace a la construcción de expresiones lingüísticas es un sis-
tema funcional. Desde el principio, debe ser estudiado en el marco de las re-
glas, principios y estrategias que rigen su uso comunicativo natural.
Quizá uno de los mayores éxitos del programa dikiano estriba, preci-
samente, en haber sido capaz de integrar consideraciones funciona-
les-comunicativas en la arquitectura misma del modelo sin renunciar
a un alto grado de formalización. Dik (1997a: 25) dedica una sección
de su obra a examinar la relevancia de las relaciones funcionales en
el análisis gramatical y propone la utilización de funciones gramati-
cales en tres niveles diferentes de la organización de su modelo:
Funciones Semánticas: especifican el papel que desarrolla una
entidad en el evento o situación descrito por la predicación en que
aparecen. Son, mutatis mutandis, equivalentes a los roles temáticos o
roles de caso de otros modelos gramaticales.
Funciones Pragmáticas: especifican el carácter informativo que
reciben los constituyentes que conforman una expresión lingüística.
Se distinguen aquí nociones como tópico o foco.
Funciones Sintácticas: especifican la perspectiva de presentación
de un evento o estado. Al contrario que en modelos formales e inclu-
so en la gramática tradicional, donde conceptos como sujeto u objeto
son de clara naturaleza estructural, la caracterización propuesta por la
GF es más bien de corte semántico. Dik sugiere que el término “fun-
ciones de perspectiva” podría recoger mejor su esencia.
Es importante señalar que estos tres tipos de funciones son consi-
derados relaciones primitivas de la teoría, no reducibles o definibles
a partir de configuraciones estructurales como se hace en la Gramáti-
ca Generativa de Chomsky, por ejemplo18. Los funcionalistas dikia-

18 En el caso de las Funciones Sintácticas, sin embargo, Siewierska (1991) consi-


dera que no son nociones primitivas en sentido estricto ya que se definen a partir
de la noción de “perspectiva de presentación del Estado de Cosas”. Volveré a este
punto en el capítulo próximo.
52 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

nos defienden la universalidad de las Funciones Semánticas y Prag-


máticas y sólo admiten para el caso de las Sintácticas la posibilidad
de que una lengua haga uso de ellas o no.
Al margen de la utilización de relaciones funcionales, resulta re-
levante examinar la funcionalidad del sistema de representación en la
creación de expresiones lingüísticas. Como ha quedado dicho, para
Dik, la principal función del lenguaje es establecer comunicación
entre los individuos pertenecientes a una misma comunidad lingüís-
tica. La comunicación es definida como una actividad social a través
de la cual el hablante efectúa modificaciones en la información
pragmática de su oyente. Estos cambios se agrupan en dos tipos fun-
damentales: por un lado, están aquéllos relativos al contenido del
mensaje, en un sentido amplio, y, por otra parte aquéllos que con-
ciernen a la relación entre el hablante y el oyente. Estas dos áreas
corresponden a las distinciones establecidas por Bühler y Halliday
entre funciones representativa (o ideacional) e interpersonal. Dik
manifiesta que es precisamente la función representativa la que con-
fiere al lenguaje la principal diferencia con otras formas de comuni-
cación, ya que permite al ser humano transmitir experiencias o
realidades no vividas más que en su imaginación (véase §5).
Lo que resulta relevante en este punto es que precisamente esas
dos funciones comunicativas que satisface el lenguaje fundamentan
distinciones elementales en la caracterización de las expresiones lin-
güísticas que propone la teoría, como se verá en el capítulo dedicado
al análisis de la cláusula. Al tiempo, la naturaleza funcional-
comunicativa del sistema se recoge en los procesos de predicación19
y referencia, obviamente inspirados en el estudio de Searle (1969),
que constituyen la esencia del componente gramatical de la GF. El
proceso de referencia es caracterizado por Dik (1997a: 127) como un
acto pragmático de naturaleza cooperativa a través del cual el hablan-
te guía a su interlocutor a seleccionar la entidad adecuada del conjun-
to total de posibles referentes. Predicar, por su parte, consiste en

19Mackenzie (2002) y Hengeveld (en prensa) sustituyen el término “predicación”


por “adscripción” (adscription).
La GF de S.C. Dik: origen, metodología y fundamentos básicos 53

asignar propiedades o establecer relaciones entre las diferentes enti-


dades seleccionadas.
Por otra parte, Dik explicita en diferentes pasajes de su obra la ne-
cesidad de estudiar las expresiones lingüísticas desde la perspectiva
de su funcionalidad comunicativa o interna al sistema. Como señala-
ba Nuyts, las consideraciones funcionales han de operar de modo
heurístico en el análisis gramatical y así lo aprueba Dik. Para el lin-
güista holandés, una diferencia formal entre dos construcciones lin-
güísticas debe estudiarse desde el punto de partida de que tal
diferencia tiene un carácter funcional y de que “no estaría en el len-
guaje sin no tuviese una tarea que realizar” (Dik 1997a: 18). Nueva-
mente, el autor es rotundo en su compromiso con la metodología
funcional.

2.2. El concepto de autonomía en la GF


Mencioné en el capítulo anterior (§1.2) que el concepto de autono-
mía en la lingüística admite al menos tres interpretaciones: autono-
mía de la sintaxis con respecto a los componentes semántico o
pragmático, autonomía del conocimiento gramatical con respecto a
su manifestación comunicativa y la autonomía de la facultad del len-
guaje.
En el contexto metodológico que he venido caracterizando en las
páginas precedentes, resulta bastante esperable que la hipótesis de la
autonomía en sus diferentes sentidos no tenga cabida. Dik (1997a: 8)
es verdaderamente explícito en el rechazo de la misma:
La semántica se considera instrumental con respecto a la pragmática, y la sin-
taxis instrumental con respecto a la semántica. Desde esta perspectiva, no hay
lugar para algo como una sintaxis “autónoma”. Por el contrario, en la medida
que se pueda establecer una división clara entre sintaxis y semántica, la sintaxis
permite a los individuos construir expresiones complejas para transmitir signi-
ficados complejos, y esos significados permiten a los individuos comunicarse
de modos diferenciados y sutiles.
Adviértase, no obstante, que una lectura atenta de esta cita no exclu-
ye la aceptación de ciertos aspectos de la hipótesis de la autonomía.
54 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Dik meramente señala la dependencia existente entre el componente


sintáctico y el semántico, pero en ningún momento afirma que los
principios de la sintaxis puedan ser reducidos a factores extragrama-
ticales. Obviamente, su rotundo compromiso con la explicación fun-
cional apunta en esa dirección, pero, como señala un funcionalista
dikiano (aunque crítico con aspectos del mismo), el funcionalismo
no excluye la posibilidad de la existencia de principios internos a la
sintaxis (Nuyts 1985: 100):
El hecho de que, según la visión funcional del lenguaje, la organización sintác-
tica de los enunciados haya de ser estudiada a la luz de factores semánticos y
pragmáticos no implica que la sintaxis no pueda tener principios de organiza-
ción estrictamente independientes (...). Simplemente implica que, ontológica-
mente, la sintaxis se emplea para expresar o recoger aspectos semánticos y
pragmáticos de los enunciados lingüísticos y que, por tanto, su uso viene de-
terminado por esos aspectos.
Si la opinión de Nuyts pudiese ser considerada la visión ortodoxa de
la GF sobre esta cuestión (sería sin duda un punto de debate en sí
mismo), bien cabría afirmar que la GF se sitúa dentro del grupo de
teorías funcionales autónomas en el sentido pretendido por Croft
(1995; 1998). La división postulada por Dik entre los componentes
gramatical y pragmático, que comentaré a continuación, parece re-
forzar esta interpretación.
En cualquier caso, la propia organización del componente grama-
tical en la GF revela el escaso papel que recibe la sintaxis y su clara
dependencia de otros módulos gramaticales. La GF, como mostraré
posteriormente, postula la existencia de un componente de reglas de
expresión específico para cada lengua, que opera como mero meca-
nismo de actualización de la información de naturaleza semántica y
pragmática presente en las representaciones subyacentes. La aplica-
ción y características de estas reglas pueden venir motivadas por fac-
tores de naturaleza funcional, como, por ejemplo, tendencias icónicas
en la ordenación sintáctica de los constituyentes.
En lo que se refiere al segundo sentido del concepto de autono-
mía, Dik, en consonancia de nuevo con los fundamentos del para-
digma funcional, manifiesta lo inadecuado de establecer una
La GF de S.C. Dik: origen, metodología y fundamentos básicos 55

distinción tajante entre los conceptos de competencia y actuación


como se hace en la Gramática Generativa chomskiana. En palabras
del propio Dik, la competencia ha de entenderse como “competencia-
para-actuar” (1988a: 3), es decir, indisociable de su servicio funda-
mental como instrumento de comunicación. Desde esta perspectiva,
resulta lógico asumir la existencia de una dependencia entre la es-
tructura y su función.
Por este motivo, Dik (1997a: 5) prefiere adoptar el término com-
petencia comunicativa de Hymes (1972), con el que pretende mostrar
que el conocimiento lingüístico de los individuos incluye no sólo la
capacidad de generar e interpretar expresiones lingüísticas, sino tam-
bién la capacidad de utilizar las mismas de un modo eficaz y apro-
piado en función de las convenciones de interacción verbal
pertinentes en su comunidad lingüística. La competencia comunica-
tiva del individuo se convierte así en el objeto de estudio del modelo
lingüístico dikiano.
Sin embargo, estos supuestos de rotunda orientación funcional se
ven un tanto empañados en la práctica. Según Dik (1997a: 3-4), un
modelo teórico que pretenda dar cuenta de la competencia comunica-
tiva de los hablantes debe estudiar dos tipos de sistemas de reglas: i)
aquéllas que definen la construcción de expresiones lingüísticas, lo
que se podría denominar el componente gramatical, y ii) aquéllas
que se centran en las convenciones que rigen la comunicación o in-
teracción verbal, módulo que podría recibir el nombre de componen-
te pragmático. Dik mantiene que el componente gramatical es
instrumental con respecto al pragmático y que las expresiones lin-
güísticas han de ser explicadas con referencia al sistema de interac-
ción verbal.
El problema que esta metodología presenta radica en que la divi-
sión entre los componentes gramatical y pragmático parece ofrecer
una prioridad metodológica al estudio de las estructuras sobre la fun-
ción comunicativa de las mismas, lo que coincide de todo punto con
la estrategia investigadora defendida por Chomsky. Dik observa que,
finalmente, el componente gramatical habrá de integrarse en el com-
56 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

ponente pragmático para obtener así un modelo total de la capacidad


comunicativa de los individuos y entender la eficacia del lenguaje
como instrumento de interacción social. No obstante, es necesario
señalar que la interacción analítica y explicativa entre ambos compo-
nentes ha sido hasta la fecha la excepción más que la norma en los
estudios desarrollados dentro del modelo. Esto se debe, en gran me-
dida, a la naturaleza de los datos y fenómenos estudiados por la GF,
prioritariamente restringidos al ámbito intraoracional. Esta situación
justifica opiniones como las vertidas por Nichols en la cita antes
mencionada. Volveré a esta cuestión al tratar los estándares de ade-
cuación de la teoría, donde se observarán las críticas que señalan
algunos autores a este respecto. Resulta importante indicar, en este
punto, que la reciente propuesta de Hengeveld denominada Gramáti-
ca Funcional del Discurso (cf. capítulo 7) supone una importante
reorganización de la arquitectura del modelo, dando respuesta en
gran medida a críticas como las mencionadas en los párrafos prece-
dentes.

2.3. La explicación funcional en la GF


La orientación explicativa funcional de la GF se recoge bien a las
claras en la siguiente cita, en la que Dik manifiesta con contundencia
su compromiso con la misma (1986a: 11):
Afirmar que un aspecto del diseño de las lenguas o del cambio lingüístico no
puede ser explicado funcionalmente es equivalente a afirmar que aún no hemos
sido capaces de encontrar una explicación funcional para ese aspecto.
Obviamente, al igual que en el caso de las diferentes afirmaciones de
Chomsky sobre su metodología, es necesario entender esta manifes-
tación como una hipótesis de trabajo encaminada a orientar al inves-
tigador a la búsqueda de explicaciones funcionales. Indudablemente,
Dik, al igual que el resto de funcionalistas, habrá de admitir la exis-
tencia de un grado de arbitrariedad en el sistema gramatical, pero,
ciertamente, se esforzará por reducir al mínimo posible el tipo de
fenómenos lingüísticos que hayan de caer en el saco de lo arbitrario,
pues, en este contexto, lo arbitrario resulta equivalente a lo inexpli-
cable.
La GF de S.C. Dik: origen, metodología y fundamentos básicos 57

Por otra parte, Dik es uno de los autores funcionalistas que con
mayor precisión ha definido su concepto de explicación funcional.
En el capítulo precedente, ya mencioné su clasificación de “prerre-
quisitos funcionales”, es decir, los factores relativos al contexto so-
cial, cognitivo y físico en que se enmarca el hecho comunicativo y su
potencial influencia sobre la estructura lingüística. Como también
mencioné anteriormente, Dik (1986a: 10) subraya la importancia de
estos requisitos, ya que su actuación conjunta impone un número
limitado de soluciones al “problema” de establecer la comunicación.
Cada una de esas posibles soluciones constituye una lengua natural y
para explicar convenientemente la estructura lingüística, el investi-
gador habrá de referirse en último término a esos prerrequisitos.
Un aspecto fundamental de los requisitos funcionales es su natura-
leza competitiva, ya que pueden imponer exigencias opuestas sobre
las estructuras lingüísticas, desestabilizando el sistema gramatical,
forzando a ajustes en el mismo y contribuyendo, en consecuencia, al
cambio lingüístico. No cabe duda, por lo tanto, de que la apuesta de
Dik se sitúa a favor de una explicación funcional no trivial, basada
en un modelo de competencia de factores funcionales. Esencialmen-
te, esto hace que se encuentre asediado por las mismas críticas que
mencioné en las secciones precedentes: los funcionalistas aún deben
proponer un modelo capaz de medir el peso de cada uno de esos fac-
tores y su mayor o menor influencia en contextos determinados. Dik
(1986a) ofrece una detallada tipología de los factores de motivación
funcional que pueden incidir en la estructura de una lengua, pero su
estudio adolece quizá de un escaso examen de las posibles interac-
ciones entre los mismos.
En cualquier caso, es muy relevante en este punto tener en cuenta
las consecuencias de esta estrategia explicativa. La consideración de
una lengua como un ente no estático, con bordes difusos, en conjun-
ción con el interés por el estudio del uso del lenguaje y no de un cor-
pus de datos idealizado implica necesariamente que las explicaciones
funcionales habrán de operar en términos no de principios absolutos
o categóricos, sino a través de tendencias o preferencias, de menor
poder predictivo que los principios formales, pero más en consonan-
58 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

cia con la concepción del objeto de estudio que plantean los funcio-
nalistas. Como mencioné en el capítulo precedente, esto lleva a los
investigadores al uso de categorías de análisis no discretas. En pala-
bras del propio Dik (1986a: 18):
Al tratar los diferentes aspectos de motivación funcional referentes al diseño y
cambio lingüístico, me referiré con frecuencia a aquéllos que son ‘preferidos’,
‘favorecidos’, ‘más eficaces’ o ‘más simples’ con relación a uno o más prerre-
quisitos funcionales. Es importante tener en cuenta desde el principio que nin-
guna de esas preferencias tiene el carácter de ley absoluta; en todos los casos,
las lenguas permiten gramáticas de las expresiones lingüísticas con propiedades
no favorecidas hasta cierto nivel de tolerancia. (…) Este principio hace que sea
difícil formular explicaciones funcionales de forma categórica e irrevocable.
Como bien señala Siewierska (1991: 9), la ausencia de este tipo de
principios categóricos en la GF debe entenderse como una conse-
cuencia de la orientación funcionalista del modelo y no de un menor
rigor metodológico o analítico. Muy al contrario, las explicaciones
pueden también alcanzar un alto nivel de formalización sin renunciar
a la posibilidad de recoger la variabilidad inherente al lenguaje.20
En consecuencia, la GF favorece el uso de categorías no discretas
en la formulación y contrastación de sus hipótesis. En concreto, Dik
(1997a: cap 2) defiende la relevancia de las jerarquías de prioridad
como mecanismo de poder explicativo y predictivo. El autor define
una jerarquía como una secuencia de propiedades de validez absoluta
o porcentual de modo tal que una propiedad posterior en la escala no
es posible en una lengua sin que las anteriores también lo sean y vi-
ceversa. Por citar un sencillo ejemplo, Hengeveld (1992b: 47) pro-
pone la siguiente jerarquía de partes de la oración de validez
universal:
(1) Verbo > Nombre > Adjetivo > Adverbio (Modo)
Según el autor, la jerarquía predice que cuanto más a la izquierda se
sitúe una categoría mayor posibilidades tendrá de figurar en una len-

20 Un ejemplo significativo de este enfoque se ofrecerá en el capítulo sexto al


comentar los diferentes principios que inciden en el orden sintáctico de los consti-
tuyentes en las lenguas.
La GF de S.C. Dik: origen, metodología y fundamentos básicos 59

gua como una parte de la oración independiente del resto. Una pro-
piedad de las jerarquías es que, como señala Dik (1997a: 31), reali-
zan predicciones sobre sistemas lingüísticos posibles. Así, (1)
predice que no será posible encontrar lenguas en las que, por ejem-
plo, exista la categoría adjetival sin que a la vez exista la nominal.
Del mismo modo, Dik señala que el punto de corte para una lengua
concreta será el área donde se observarán diferencias dialectales,
diferentes juicios de aceptabilidad por parte de los hablantes, etc.,
abonándose el campo para el cambio lingüístico.
Por ejemplo, en castellano, las cuatro partes de la oración ilustra-
das en (1) existen como categorías independientes con propiedades
semánticas y morfosintácticas específicas. Se puede afirmar, por tan-
to que el punto de corte para nuestra lengua es la categoría adverbio.
El área de inseguridad lingüística se situará en torno a ésta y a la ca-
tegoría precedente, el adjetivo. No extraña, en consecuencia, que con
frecuencia, especialmente en transmisiones deportivas, se escuchen
expresiones como:
(2) a. Induráin pedalea fácil en la subida al Tourmalet
b. Sampras golpea suave la pelota para ganar el punto
en la que los adjetivos “fácil” y “suave” reemplazan a una forma
adverbial quizá más esperable. Indudablemente, el problema de esta
explicación es apuntada por Dik en la cita anterior: la escala de Hen-
geveld aplicada al castellano no predice inseguridad en el uso de los
adverbios de modo, sino que simplemente admite tal posibilidad y lo
considera un hecho posible. Pero si tal inseguridad no existiese, ello
no invalidaría en principio la relevancia de la jerarquía, con lo que su
poder predictivo disminuye considerablemente.
Esta situación lleva a algunos formalistas a lanzar sus críticas so-
bre este tipo de explicaciones. En concreto, Newmeyer (1998a) esco-
ge el tratamiento que ofrece Dik (1989a) de la alternancia dativa en
el inglés. Según el autor, para Dik, la motivación de las construccio-
nes (3a) y (3b) son la iconicidad y la prominencia de los participantes
respectivamente:
60 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

(3) a. John gave the book to Mary


b. John gave Mary the book
En (3a) la motivación icónica se manifiesta en el hecho de que el
libro pasa de un participante (John) a la posesión del segundo (Ma-
ry). La motivación de la segunda estructura se fundamenta en la ma-
yor prominencia de los participantes humanos sobre los simplemente
animados o inanimados, como se ilustra en la siguiente jerarquía
(Dik 1997a: 35):
(4) humano > animado > fuerza inanimada > inanimado
(4) invita a situar al receptor en (3b) en una posición sintácticamente
más relevante dentro de la cláusula. Dado que “Mary” es más promi-
nente que “a book”, la gramática permite promocionar al objeto indi-
recto a la posición típica del objeto directo. Esto explicaría la dudosa
aceptabilidad del siguiente ejemplo (Quirk et al. 1985: 741n):
(5) ? I found the magnolia tree a place
Obviamente, y teniendo en cuenta que existen lenguas que sólo per-
miten la construcción icónica, lenguas que sólo permiten la construc-
ción “prominente”, y lenguas que admiten ambas, el lingüista
funcional puede optar por un modelo de competencia entre ambos
factores. Así, en español, dado que la construcción
(6) * Juan dio María un libro
no es posible, se puede afirmar que la iconicidad vence sobre la pro-
minencia de los participantes a la hora de dejar su sello en la gramá-
tica por medio de una estructura concreta. Pero, obviamente, esto no
constituye más que una racionalización post-facto (Escribano 1993)
de escasa naturaleza explicativa, una de las principales críticas que
los formalistas lanzan sobre este tipo de explicaciones. El problema
radica en encontrar mecanismos que permitan evaluar las condicio-
nes en que las diferentes motivaciones funcionales interaccionan y
bajo qué coordenadas una se impondrá sobre otra. Como señala
Newmeyer (1998b: 482-483), ésa es una tarea abrumadora en el pre-
sente estadio de conocimiento:
La GF de S.C. Dik: origen, metodología y fundamentos básicos 61

Observamos muchas correlaciones entre las propiedades formales del lenguaje


y las funciones que desempeña y, en muchos casos, es posible que la función
haya influido sobre la forma. Pero demostrar la existencia de una correlación
no es de por sí una explicación; necesitamos un panorama más explícito que el
que ahora poseemos de cómo la presión funcional externa puede conducir al
cambio lingüístico. Para complicar aún más las cosas, las funciones tiran de la
gramática desde posiciones diferentes y con fuerza desigual. Cuando las fun-
ciones entran en conflicto, ¿cómo se predice cuál ‘ganará’ manifestando sus
efectos a través de una reestructuración gramatical? Apenas estamos en posi-
ción de contestar esa cuestión en este momento.
Si bien esto es cierto, al menos el análisis funcionalista es compatible
con la existencia de ambas variantes, mientras que las explicaciones
formalistas sólo refieren a las condiciones formales en que aparecen
las estructuras, por lo que no ofrecen mucho más sobre las restriccio-
nes en la formación de la alternancia21.
En la próxima sección examinaré los estándares de adecuación
explicativa que la propia teoría se impone, y valoraré hasta qué ex-
tremo los funcionalistas dikianos han cumplido su propio programa
de investigación.

3. Estándares de adecuación
Al igual que Chomsky, Dik pretende establecer un modelo lingüísti-
co preciso que cumpla ciertos criterios metodológicos capaces de
evaluar su poder descriptivo y explicativo. Para ello, propone varios
estándares de adecuación que, dadas las obvias diferencias metodo-
lógicas con respecto a teorías formalistas, difieren considerablemente
de los propuestos en su día por Chomsky (1965) para su gramática
transformacional. Butler (1991; 1999), en quien esta sección está
inspirada, ofrece una acertada evaluación crítica del cumplimiento de
estos criterios.

21 Como mostraré en el capítulo quinto, el análisis de Dik (y, ciertamente, también


los de corte sintacticista) es incapaz de recoger todos los hechos, por lo que ni
siquiera la determinación del peso de cada factor funcional sería suficiente para dar
cuenta de este fenómeno en su totalidad.
62 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

3.1. Adecuación pragmática


En primer lugar, la teoría de la GF pretende alcanzar un ideal de ade-
cuación pragmática. Como se mencionó anteriormente, el componen-
te gramatical ha de integrarse en un componente pragmático, lo que
implica que las expresiones lingüísticas han de ser, en lo posible,
estudiadas en el contexto de su producción. Dik enfatiza el hecho de
que las expresiones lingüísticas no han de entenderse como objetos
aislados, sino como herramientas que permiten a un hablante interac-
tuar con su interlocutor en un contexto discursivo y situacional con-
creto.
Existen, sin embargo, ciertas inconsistencias en este postulado bá-
sico de la teoría. Como señala Butler (1991: 506-507; véase también
Gómez Soliño 1995), Dik no es excesivamente riguroso en cuanto a
las implicaciones del ideal de adecuación pragmática. Por un lado,
manifiesta que su modelo gramatical debe dar cuenta de la organiza-
ción de las expresiones lingüísticas dentro del marco de una teoría de
la interacción verbal superior, pero, por otra parte, expresa que tan
sólo es necesario que sea compatible con ésta. El problema de esta
pequeña distinción es muy amplio, especialmente si se tiene en cuen-
ta que las gramáticas de orientación formalista no han desdeñado en
ningún momento la posibilidad de ser compatibles con un modelo
que describa las capacidades no lingüísticas de los hablantes. Como
señalé en la sección 1.1 del capítulo anterior, una de las preguntas
básicas a las que, según Chomsky, debe dar respuesta la teoría lin-
güística es, precisamente, cómo se emplea el conocimiento lingüísti-
co. Ciertamente, como también quedó dicho, poco es lo que se ha
avanzado en la Gramática Generativa chomskyana a este respecto,
pero, a ojos de un funcionalista radical, lo mismo, poco más o me-
nos, cabría decir de la GF de Dik.
De hecho, Butler señala que es esta segunda interpretación, com-
patibilidad con una teoría (presumiblemente aún no disponible) de la
interacción verbal, la que se ha adoptado hasta el momento en el mo-
delo, a juzgar por la escasez de estudios sobre aspectos relativos a la
ilocución, pragmalingüística, cohesión discursiva, etc. en compara-
ción con otras áreas gramaticales mucho más atendidas. La GF es por
La GF de S.C. Dik: origen, metodología y fundamentos básicos 63

el momento, y a la espera de un mayor desarrollo en este aspecto,


una gramática oracional. Como señala Siewierska (1991: 2), este
punto convierte a la teoría en vulnerable a los ataques tanto de fun-
cionalistas como de formalistas. Butler (1990: 7) aventura una posi-
ble explicación para esta situación22:
Hasta cierto punto, la escasa disposición de Dik a implicarse totalmente con los
fenómenos pragmáticos y la macroestructura textual es comprensible (...) La
obra de Dik concede gran importania al rigor argumentativo, una característica
quizás más fácilmente asociable con gramáticas ‘formales’ que con las ‘funcio-
nales’. Cuando se abren las compuertas de la pragmática y de la estructura del
texto, las cosas inevitablemente se enredan y se hace más dificil argumentar de
un modo riguroso y aceptable. Transferir gran parte de esa maraña a una teoría
de la interacción verbal independiente libera al gramático funcional de una in-
cómoda carga, aunque no resulta claro en absoluto a quién correspondería pro-
veer esa teoría totalizadora.
En este sentido, parece existir cierta controversia entre los lingüistas
adscritos a esta corriente. Así, Rijkhoff (comunicación personal) se-
ñala que la GF fue desde su origen una gramática oracional y que los
aspectos de discurso no deben ser prioritarios en su desarrollo. De
hecho esta posición parece pertinente a juzgar por las palabras de
Dik (1978a: 15), donde manifiesta que una gramática funcional debe
dar cuenta de expresiones lingüísticas independientes, que define
como “no dependientes en modo alguno del contexto precedente o
subsiguiente”. Desde luego, como observa Bolkestein (1990a), esta
definición no implica que la teoría deba restringirse al estudio de
oraciones exclusivamente (una respuesta es siempre dependiente de
la pregunta previa, por ejemplo), pero en la misma página Dik conti-
núa: “En la práctica, sin embargo, nos concentraremos principalmen-
te en la estructura interna de las oraciones”.

22 Como señalé en el repaso a la SFG, una de las críticas frecuentemente vertidas


sobre esta teoría se centraba en su escasa rigurosidad técnica. De la cita de Butler
se desprende que parece existir una relación inversamente proporcional entre el
compromiso con los supuestos funcionales y el nivel de formalización alcanzado
en la teoría. Así, a la GF, modelo más formalizado que la SFG, se le achaca preci-
samente lo anterior.
64 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

No obstante, a juzgar por las siguientes palabras, la posición ma-


nifestada por Dik, parece indudablemente más ambiciosa, y es aquí
donde las críticas de Butler y Siewierska cobran todo su valor
(1997a: 12):
El objetivo de la teoría de la GF es proveer los medios y principios a través de
los cuales se puedan desarrollar gramáticas funcionales de lenguas particulares.
Y el máximo objetivo de la gramática funcional de una lengua concreta es dar
cuenta de modo completo y adecuado de la organización gramatical del discur-
so en esa lengua.
Bolkestein (1990a: 24) manifiesta también la necesidad de llevar a
cabo este programa y prestar atención a los avances en disciplinas
como la gramática de textos, análisis del discurso, etc. (véase Van
Dijk (1990) para una aproximación funcional al discurso). En conse-
cuencia, la orientación de parte de los estudios e investigaciones en
la teoría se ha dirigido en los últimos años hacia tal objetivo. Así en
los recientes congresos de York en 1994 (véase Connolly et al.
1997), Córdoba en 1996 (Hannay y Bolkestein 1998), Amsterdam
1998 y Madrid 2000 (Mackenzie y Gómez González (en prensa)), el
número de comunicaciones sobre estos aspectos ha crecido conside-
rablemente, y son varios los investigadores que dedican sus esfuerzos
a subsanar esta carencia del modelo. Igualmente, la reciente revisión
de la teoría (Dik 1997a y 1997b), editada por Kees Hengeveld, inclu-
ye un capítulo sobre la integración de la GF en un marco discursivo,
aunque, ciertamente, como señala Butler (1999: 231), se trata de un
esbozo programático (véase el capítulo séptimo).
Para llevar a buen puerto esta tarea, varios autores han intentado
extender el análisis jerárquico de la cláusula (véase el capítulo 4) al
estudio de la organización del discurso (Gómez Soliño 1996; Henge-
veld 1997a; Moutaouakil 1998), mientras que otros defienden la ne-
cesidad de engarzar el componente gramatical con un componente
pragmático adyacente (Kroon 1997; Vet 1998). También existen
modelos más radicales como la Functional Procedural Grammar de
Nuyts que proponen introducir aspectos pragmáticos desde el co-
mienzo de la derivación lingüística. En cualquier caso, como señala
Butler (1999: 242), el éxito de cualquier orientación pasa por un
La GF de S.C. Dik: origen, metodología y fundamentos básicos 65

acercamiento de la GF a modelos más experimentados en este terre-


no, como la SFG de Halliday, y por el uso y estudio sistemático de
corpora de lenguaje real antes que expresiones aisladas, como ha
venido siendo habitual en el modelo. En este momento, sin duda la
aportación más relevante a esta cuestión es la denominada Gramática
Funcional del Discurso (véase cap 7) de Hengeveld (en prensa), que
puede marcar el devenir de gran parte de la investigación dentro de la
teoría. En este nuevo marco, Hengeveld combina las estrategias mo-
dulares y de extensión del análisis jerárquico de la cláusula en un
modelo integrado, que toma el acto discursivo (y no la cláusula) co-
mo unidad central de análisis, obteniendo de este modo un mayor
grado de adecuación pragmática en consonancia con las propias de-
mandas de la teoría.
Existe, no obstante, una segunda interpretación del estándar de
adecuación pragmática más compatible con lo desarrollado en la GF
hasta la fecha. Bajo esta perspectiva, la teoría será más adecuada
pragmáticamente en la medida que sea capaz de revelar aquellas pro-
piedades de las estructuras lingüísticas relevantes para comprender
su capacidad comunicativa. Así, y quizá en réplica a críticas como
las anteriormente citadas, Bolkestein (1990a: 24) señala que el estu-
dio de las expresiones lingüísticas puede realizarse teniendo presente
el que pueden exhibir determinadas propiedades derivadas del hecho
de que forman parte de una estructura u organización discursiva su-
perior. En este sentido, es posible encontrar una postura intermedia y
sostener que la GF es, al menos hasta la fecha, una gramática oracio-
nal que estudia las expresiones lingüísticas con referencia al contexto
discursivo y situacional en que se producen. La integración de nocio-
nes como las Funciones Pragmáticas, los procesos de referencia y
predicación y el nivel interpersonal en el aparato mismo de la teoría
pueden entenderse así como la consecuencia lógica del intento de
satisfacer este ideal bajo esta interpretación.

3.2. Adecuación psicológica


En segundo lugar, la teoría de la GF pretende cumplir un estándar de
adecuación psicológica. Dik (1997a: 13) expresa que su modelo lin-
66 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

güístico debe ser compatible con lo que ya se conoce acerca de las


estrategias de producción y comprensión de estructuras lingüísticas.
Este estándar encaja con precisión en la filosofía funcionalista, ya
que la misma esencia de la explicación funcional sitúa la capacidad
lingüística del ser humano en el centro de su actividad social y cogni-
tiva. Como señalaba Dik, entre los factores que potencialmente con-
tribuyen a conformar la estructura del lenguaje figuran las
circunstancias físicas, socioculturales y lingüísticas en las que se
emplea. No resultaría pertinente admitir que las condiciones físicas
del ser humano pueden influir y moldear la estructura de las lenguas
naturales y postular, al tiempo, que éstas no tienen por qué ser com-
patibles en sus mecanismos internos con otras áreas de la cognición
humana. Para que tal hipótesis fuese aceptable, el investigador habría
de separar radicalmente el mecanismo generador lingüístico de otros
módulos mentales. En otras palabras, habría que aceptar la autono-
mía de la facultad del lenguaje.
No ha de extrañar, por tanto, que, para Chomsky este criterio de
adecuación o realidad psicológica no sea relevante, ya que admite
que la facultad del lenguaje pueda tener sus propios principios exclu-
sivos e independientes de los de otras áreas cerebrales. Es indudable,
sin embargo, que Chomsky estudia el lenguaje como ventana a la
mente humana, lo que podría llevar a pensar que su teoría habrá de
ser adecuada desde una perspectiva psicológica. Sin embargo, como
señalan Van Valin y LaPolla (1997: 10), tal conclusión es incorrecta,
ya que la Gramática Generativa no admite la relevancia explicativa
de criterios externos al lenguaje:
El principio de adecuación psicológica de Dik no es aceptable para Chomsky.
Esto se refleja en la teoría de la mente de Chomsky: el lenguaje es un módulo
totalmente autocontenido, cuyo funcionamiento interno es independiente y no
accesible a otros módulos mentales como, por ejemplo, el razonamiento, la per-
cepción, la visión, el sentido común, etc.
En lo que se refiere al cumplimiento de este estándar de adecuación
dentro de la GF, parece necesario destacar algunas inconsistencias
mantenidas hasta la fecha. A pesar de que los hablantes estamos ca-
pacitados tanto para tareas de generación como de interpretación, la
La GF de S.C. Dik: origen, metodología y fundamentos básicos 67

GF se orienta más directamente hacia un modelo de producción, co-


mo reconoce el propio Dik. Ello no implica, no obstante, que no se
pretenda dar cuenta de las capacidades interpretativas de los indivi-
duos, y, de hecho, el autor se esfuerza por precisar que la organiza-
ción productiva del modelo es más una conveniencia metodológica o
expositiva que una simulación psicológica del modo en que los
hablantes generan expresiones lingüísticas. El autor (1997a: 56) ob-
serva que en las estructuras gramaticales operan dependencias tanto
en sentido ascendente como descendente. Por ejemplo, si la intención
comunicativa de un hablante le conduce a crear una cláusula impera-
tiva, será necesario que el Estado de Cosas o eventualidad denotada
en la misma pueda ser controlable por parte del interlocutor. La de-
pendencia puede ser ascendente si el proceso arranca con la selección
de un predicado verbal de naturaleza no controlable, lo que excluiría
la posible creación de una expresión imperativa.
De esta apreciación se deriva el hecho de que, como se mencionó
anteriormente, la arquitectura de la GF ha de integrarse en un modelo
pragmático superior, donde se caractericen tanto las intenciones co-
municativas de los hablantes como el conocimiento general del indi-
viduo y su relación con el componente gramatical. Tal pretensión,
como señala el propio Dik, se sitúa en una fase incipiente en este
momento, aunque los recientes avances en el desarrollo del modelo
apuntan en esta dirección, como veremos en el capítulo séptimo.
Por otra parte, la organización de la teoría no excluye la posibili-
dad, suficientemente demostrada en los estudios de naturaleza psico-
lingüística, de que el hablante pueda utilizar los diferentes recursos
que le ofrece el sistema de un modo paralelo, de tal modo que varios
componentes, en distintos niveles de la generación de la cláusula,
puedan ocuparse de aspectos diferentes en el procesamiento de las
expresiones lingüísticas.
Sin embargo, poco es lo que se ha dicho a este respecto y existen
importantes dudas en cuanto a la capacidad de la teoría como simu-
lador interpretativo. Tan sólo dentro del programa de investigación
Functional Grammar Computational Natural Language User (FG-
68 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

CNLU) iniciado por Dik (1989b; 1990) se refiere a la instalación de


un módulo interpretativo. Sin embargo, su posible validez psicológi-
ca ha sido puesta en duda con argumentos convincentes por Hesp
(1990b). En este sentido, no obstante, es preciso señalar el escaso
número de investigaciones de naturaleza psicolingüística realizadas
en el ámbito de la GF así como la limitada atención a trabajos gene-
rales desde esta perspectiva. Para que el estándar de adecuación psi-
cológica se cumpliese convenientemente, sería necesario un mayor
intercambio o asimilación de ideas y resultados provenientes de la
psicolingüística.
Existe un aspecto interesante, aunque ciertamente controvertido,
del programa dikiano FG-CNLU en el que el ideal de adecuación
psicológica se manifiesta en modo extremo. Uno de los postulados
básicos de este programa es la asunción de que las estructuras subya-
centes propuestas en la GF resultan formalismos adecuados para re-
presentar el conocimiento y, en definitiva, para almacenar
información de carácter conceptual (Dik 1986b, 1987b, 1989b,
1990). La implicación obvia de esta hipótesis es la negación de la
autonomía de la gramática, en el sentido de que tanto la representa-
ción y manipulación del conocimiento como la construcción de ex-
presiones lingüísticas operan bajo los mismos mecanismos. Esta
posición parece situar a Dik en paralelismo con las propuestas anti-
modulares de la Lingüística Cognitiva, pero sólo aparentemente.
Mientras que para éstos son los procesos cognitivos los que motivan
e influyen en la expresión lingüística, Dik parece fundamentar su
propuesta en razones puramente de simplicidad teórica. Según el
autor, la tesis de que el conocimiento conceptual es de carácter lin-
güístico excluye la necesidad de un complejo sistema de relación
entre los niveles de representación lingüístico y no lingüístico, con lo
que la organización general del modelo resulta más económica.
Esta equiparación entre las estructuras conceptuales y las estructu-
ras lingüísticas, resulta un tanto cuestionable, pues se sitúa en contra
de posiciones más admitidas en la psicolingüística que asumen la
existencia de un nivel conceptual previo al propiamente lingüístico.
Así lo han señalado con argumentos contundentes Nuyts (1990 y
La GF de S.C. Dik: origen, metodología y fundamentos básicos 69

1992a) y Hesp (1990a y 1990b), quienes, especialmente el primero,


han postulado la necesidad de dotar al modelo de un nivel conceptual
previo. Esta hipótesis ha sido llevada a la práctica para el tratamiento
de diversos fenómenos de interacción sintaxis-semántica por García
Velasco (1998). En el próximo capítulo ampliaré estas cuestiones en
relación con la organización del componente léxico en la GF.

3.3. Adecuación tipológica


Finalmente, la GF se propone cumplir un ideal de adecuación tipoló-
gica. Básicamente, Dik pretende que el formalismo teórico surja de y
sea compatible con el mayor número de lenguas posibles. Es eviden-
te que existen más paralelismos interlingüísticos en las funciones
semánticas y comunicativas que los idiomas codifican que en las
propias estructuras lingüísticas empleadas para ello. No extraña, por
consiguiente, que en consonancia con este ideal de adecuación tipo-
lógica, el componente gramatical de la GF tenga una clara orienta-
ción semántica, relegando los aspectos formales (orden oracional,
entonación, codificación gramatical) a un mero mecanismo de expre-
sión o actualización de las estructuras subyacentes, como veremos
posteriormente. Dik (1986b: 4) lo expresa del siguiente modo:
Un modelo del usuario de lenguas naturales debe, en la medida que esto sea po-
sible, ser independiente de cualquier lengua concreta. Sólo de ese modo se pue-
de dar cuenta del hecho de que la facultad humana del lenguaje es tal que
cualquier ser humano puede en principio aprender a utilizar cualquier lengua
natural. Si entendemos que el usuario de una lengua natural posee módulos de-
pendientes y módulos independientes del lenguaje, querremos maximizar los
últimos en lo posible sin bloquear el funcionamiento de los primeros. (…) Un
modo en que la GF trata de alcanzar esa adecuación tipológica es asumiendo
que las expresiones lingüísticas de las lenguas pueden ser analizadas en térmi-
nos de predicaciones subyacentes más abstractas, estructuras que contienen to-
da la información necesaria tanto para la interpretación semántica como para la
constitución formal de la expresión en cuestión. La idea es que estas predica-
ciones subyacentes, aunque no son idénticas en las lenguas, al menos poseen
propiedades estructurales idénticas, independientemente del tipo de lengua que
se trate. Las expresiones subyacentes de dos oraciones semánticamente equiva-
lentes en dos lenguas diferentes se consideran mucho más similares que las ora-
ciones mismas.
70 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

En consecuencia, la postulación de estructuras subyacentes en la GF


surge del ideal de adecuación tipológica, y de la necesaria abstrac-
ción que impone el pretender que la teoría sea aplicable a cualquier
lengua natural. Al tiempo, la teoría ha de ofrecer mecanismos que
permitan dar cuenta de las obvias diferencias estructurales y formales
que presentan las lenguas.
Por otra parte, el estándar de adecuación tipológica pretende evitar
la imposición de análisis lingüísticos fundamentados en el estudio de
un número escaso de idiomas. Por ejemplo, de la asunción chomsk-
yana de que los principios de la Gramática Universal se hallan pre-
sentes en cualquier lengua se deduce la posibilidad de su
descubrimiento a partir del estudio detallado de una única lengua.
Esta estrategia es peligrosa para un funcionalista y puede llevar a la
indeseable consecuencia de intentar encajar los hechos provenientes
de otras lenguas en los principios o reglas ya postulados para idiomas
más estudiados.
De los tres estándares, es éste quizá el que más atención ha recibi-
do. Como señala Siewierska (1991: 16), “la tipología es uno de los
puntos fuertes de la GF”, que se manifiesta, entre otros, en aspectos
tales como los principios de orden oracional y de realización de ope-
radores en la predicación y en el término, ocasionando importantes
desarrollos en el aparato formal de la teoría. Son numerosos, y en
general muy bien aceptados por la comunidad lingüística internacio-
nal, los trabajos de carácter tipológico que utilizan la GF como mo-
delo de análisis. Por otra parte, son muchos los lingüistas dikianos
que participan en proyectos y asociaciones de carácter tipológico y
que dedican parte de su investigación a este tipo de lingüística como
fuente de desarrollo y mejora del modelo teórico (véase Moreno Ca-
brera (1995) para un panorama de la investigación tipológica actual).
Al margen de los numerosos artículos sobre aspectos gramaticales
concretos en lenguas muy diversas, existen ya varios estudios de ma-
yor cuerpo que tratan un mismo fenómeno o construcción gramatical
en un número amplio de lenguas. Entre los estudios tipológicos más
relevantes hasta la fecha destacan Rijkhoff (1992), Hengeveld
(1992a) y Bakker (1994). Asimismo, Rijkhoff et al. (1993) han dise-
La GF de S.C. Dik: origen, metodología y fundamentos básicos 71

ñado un programa informático para la creación de muestras de len-


guas genéticamente dispersas.
Es necesario, no obstante, hacerse eco de las apreciaciones de Bu-
tler (1999) al respecto del cumplimiento de este estándar. El autor
ofrece interesantes porcentajes y correlaciones entre los diferentes
fenómenos gramaticales estudiados en Dik (1997a y 1997b) y el nú-
mero de idiomas utilizados en su ejemplificación para concluir que
es necesario ampliar las muestras de lenguas en áreas tales como la
predicación básica y los diferentes aspectos discursivos (anáfora,
constituyentes extra-oracionales, etc.). El problema que cabe plantear
aquí es cómo reconciliar la adecuación pragmática con la tipológica,
ya que el uso de macrocorpora textuales (como reclamaba el propio
Butler) no parece posible en el caso de las lenguas poco estudiadas,
recurriendo los investigadores a cuestionarios analíticos o traductivos
(Moreno Cabrera 1995: 57) que en modo alguno presentan los datos
en el contexto de su producción.

4. Restricciones técnicas
Dik (1997a: 18) señala el riesgo que corren las teorías gramaticales
de emplear mecanismos demasiado poderosos que excedan en capa-
cidad de generación a las propias lenguas naturales. Con el ánimo de
no caer en este error, el autor limita el uso de dos tipos de operacio-
nes, transformaciones y filtros, así como de representaciones semán-
ticas por medio de predicados abstractos, que comentaré al repasar el
componente léxico en el próximo capítulo.
Dik coincide con los modelos cognitivistas en rechazar el uso de
las transformaciones, ya que, como señalé anteriormente, son opera-
ciones estructurales que no llevan aparejado un cambio semántico, lo
que no encaja con la concepción funcional del lenguaje como una
entidad de carácter semiótico. Por otra parte, desde una perspectiva
psicológica las transformaciones se han mostrado bastante ineficaces
en tareas de interpretación (parsing) de las estructuras lingüísticas.
72 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

La ausencia de trasformaciones coincide con el carácter monoes-


tratal de la GF, que niega la existencia de niveles de representación
intermedios en la derivación de las expresiones lingüísticas. Como
señala Siewierska (1991: 11), la GF es una teoría declarativa en la
que las expresiones se construyen a través de una progresiva expan-
sión y adición de diferentes elementos hasta la caracterización total
de las estructuras subyacentes.
Existe un componente, sin embargo, en el que las operaciones de
carácter transformacional están permitidas: la formación de predica-
dos derivados. Por tanto, resulta más correcto decir que en la GF las
transformaciones se restringen en su aplicación al componente léxi-
co. Inmediatamente, por consiguiente, cabe plantearse cuál es la ra-
zón de que puedan estar presentes en un componente de la gramática
y no en otros. Si la exclusión de este tipo de reglas se relaciona tam-
bién con el ideal de adecuación psicológica, no parece fundamentado
que sea una exclusión parcial restringida a un componente únicamen-
te. Dik (1997a: 21) pretende matizar este aspecto al afirmar que estas
reglas en la GF tienen valor semántico, de contenido, quizá otorgán-
doles con ello un mayor carácter funcional y no simplemente estruc-
tural como en el caso de las transformaciones puramente sintácticas.
En la misma línea, Nuyts (1992a: 196) manifiesta que las transfor-
maciones en el léxico están motivadas funcionalmente ya que ofre-
cen “procesos sistemáticos al Hablante/Oyente para escoger una
representación verbal adecuada para un EdC conceptual”, mientras
que las que afectan al plano sintáctico organizan “una estructura ele-
gida por el Hablante/Oyente para expresar un EdC conceptual”.
Respecto a los filtros, su prohibición en el modelo se deriva indu-
dablemente del ideal de adecuación psicológica, ya que no parece
muy pertinente, como señala el autor, que la facultad lingüística ge-
nere estructuras que puedan ser arrojadas a una especie de “papelera
mental” en donde se acumularían aquellas construcciones o secuen-
cias que se destruyan en el proceso de derivación de un acto de ha-
bla. Como observa Siewierska (1991: 12), no parece haber motivo
para suponer que la facultad del lenguaje sea tan poco eficiente.
La GF de S.C. Dik: origen, metodología y fundamentos básicos 73

5. La organización de la GF: panorama general


En esta sección pretendo ofrecer una breve caracterización de la ar-
quitectura general de la gramática que propone la teoría de la GF de
Dik. En los capítulos posteriores examinaré con mayor detalle cada
uno de los grandes bloques en los que se organiza el modelo.
He mencionado repetidamente que el componente puramente lin-
güístico de la GF pretende integrarse en una teoría de interacción
verbal superior. Aunque tal integración está aún en una fase incipien-
te, Dik (1997a) ofrece los rudimentos de esa teoría, que nos permitirá
aquí enmarcar el módulo gramatical que comenzaré a desarrollar a
partir de los próximos capítulos. La siguiente figura ilustra su mode-
lo de interacción verbal (1997a: 8):

información información
pragmática PS pragmática PA
Hablante forma: Oyente construye:
anticipa
intención interpretación
reconstruye

expresión lingüística

Figura 3. La GF y el componente pragmático

La interacción verbal se activa sobre la base de un gran cúmulo de


información pragmática que poseen tanto el hablante (PS) como el
oyente (PA). Dik define la información pragmática como el conjunto
de conocimientos, creencias, asunciones, opiniones, etc. de que dis-
pone un individuo durante la interacción verbal. El acto comunicati-
vo consiste así en el intento por parte del hablante de modificar la
información pragmática de su interlocutor. Obviamente, el hablante
intentará expresar su intención comunicativa del modo más eficiente
74 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

posible, y para ello evaluará en primer lugar la interpretación que el


oyente puede asignar a la expresión lingüística sobre la base de la
información de que dispone.
El oyente, por su parte, interpreta la expresión lingüística y re-
construye la intención comunicativa del hablante. Como bien señala
Dik, en muchas ocasiones en el habla diaria se producen errores en la
reconstrucción de la intención comunicativa del hablante, pero, en la
medida en que ello no afecte a elementos cruciales en el posterior
desarrollo de la comunicación tales situaciones pasarán desapercibi-
das.
El componente gramatical se inserta dentro de este modelo de la
interacción verbal en el rectángulo etiquetado “expresión lingüísti-
ca”. Motivado por su intención comunicativa, el hablante generará
una expresión lingüística, la más adecuada para sus fines comunica-
tivos, a partir de su estimación de la información pragmática del
oyente. La estructura general básica del sistema generador de expre-
siones lingüísticas se corresponde con el siguiente esquema, adapta-
do de Dik (1986b):
La GF de S.C. Dik: origen, metodología y fundamentos básicos 75

PREDICADOS TÉRMINOS
Propiedades;
relaciones entidades

PREDICACIÓN
Estado de Cosas Nivel representativo

CLÁUSULA
Acto de Habla Nivel interpersonal

expresión
lingüística

Figura 4. La GF: estructura básica

El gráfico pretende ilustrar los dos aspectos fundamentales del pro-


ceso de comunicación que se integran en la organización misma de la
GF: los procesos de predicación y referencia y las funciones repre-
sentativa e interpersonal. La construcción de una expresión lingüísti-
ca implica, en primer lugar, la caracterización de una eventualidad o
Estado de Cosas (EdC) (“State of Affairs”) que constituye el conte-
nido básico del mensaje. Los EdCs son designados por las predica-
ciones, que resultan de la aplicación de un predicado sobre uno o
más términos, que refieren a algún tipo de entidad.
La posibilidad de describir diferentes tipos de EdC, ya sean reales
o imaginarios, constituye una de las funciones principales del lengua-
je humano, y, posiblemente, aquella que más lo diferencia de otros
sistemas de comunicación. La creación de predicaciones en la GF,
por tanto, constituye la integración de esta función representativa
básica del lenguaje en la arquitectura misma de la teoría (nivel repre-
sentativo).
76 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Pero la creación de expresiones lingüísticas no finaliza con la ca-


racterización del contenido del mensaje que se desea transmitir. El
hablante puede ahora manifestar su actitud hacia el EdC designado
por la predicación, considerándolo probable, posible, sorprendente,
etc. Al tiempo, la cláusula final habrá de recibir rasgos ilocutivos,
que especifiquen las intenciones comunicativas del hablante y su
naturaleza como acto de habla, es decir, si se trata de una solicitud de
información por medio de una pregunta o de una orden por medio de
una estructura imperativa, por ejemplo. Esta segunda parte en la
creación de una expresión lingüística corresponde al nivel o función
interpersonal, por lo que esperamos encontrar en él todos aquellos
aspectos de una expresión lingüística relativos a su función como
instrumento de creación de relaciones sociales o de interacción entre
individuos de una misma comunidad lingüística.
Resultará obvio al lector que cada uno de los componentes distin-
guidos en el gráfico anterior habrá de ser desplegado o enriquecido
de modos diversos para dar cuenta de toda la complejidad interna del
lenguaje. El siguiente gráfico (adaptado de Dik 1997a: 60) ilustra en
su totalidad el componente gramatical postulado por la GF:
La GF de S.C. Dik: origen, metodología y fundamentos básicos 77

FUND

LEXICON
predicate derived basic basic derived term
formation formation
predicate predicate terms terms

PREDICATE FRAMES TERMS

NUCLEAR PREDICATION



CORE PREDICATION
FORMATION OF CLAUSE STRUCTURE



SYNTACTIC FUNCTIONS

EXTENDED PREDICATION



PROPOSITION



PRAGMATIC FUNCTIONS

CLAUSE STRUCTURE
EXPRESSION

EXPRESSION
RULES:
form
order
prosody

LINGUISTIC EXPRESSION

Figura 5. La GF: organización general


78 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

A primera vista se puede observar la existencia de tres componentes


fundamentales: el Fondo, la estructura de la cláusula y el componente
expresivo.
El Fondo representa el “diccionario mental” del individuo, es de-
cir, el componente, donde se acumulan todas los elementos léxicos
de una lengua, (predicados y términos) así como las reglas por medio
de las cuales es posible crear nuevos elementos de un modo produc-
tivo. Su situación estratégica como iniciador del desarrollo gramati-
cal parece sugerir que es en este nivel donde se debe representar la
relación entre el componente gramatical y el componente cognitivo
y/o pragmático. Por otra parte, el origen léxico de la derivación de
estructuras pone a la GF en clara consonancia con la mayoría de las
escuelas contemporáneas, que coinciden en situar en ese punto el
arranque de la construcción gramatical.
También en consonancia con otros modelos actuales, la GF asume
una organización jerárquica en la caracterización de las expresiones
lingüísticas. Precisamente, la principal diferencia entre el modelo de
1978 y la presentación actual de la teoría en Dik (1989a) y (1997a)
radica en la adopción de una estructura estratal de la cláusula a partir
de la propuesta de Hengeveld (1989). En función de hechos observa-
dos sobre la organización de las categorías morfosintácticas aspecto,
tiempo y modo, Hengeveld postuló varios estadios estructurales en la
generación de una cláusula: predicación, proposición y cláusula. A
su vez, la predicación puede subdividirse en nuclear, central y ex-
tendida. Cada uno de los estadios distinguidos presenta un correlato
ontológico a partir de la clasificación realizada por Lyons (1977), lo
que permite al modelo relacionar de modo directo la construcción de
una expresión con las intenciones comunicativo/referenciales del
individuo. En las representaciones que la GF propone cada estrato
estructural se representa por medio de una variable, lo que permite
identificar al instante el tipo de entidad a que se hace referencia. La
siguiente tabla (adaptada de Dik 1997a: 55) muestra la correspon-
dencia ontológica y estructural que postula la GF (compárese con la
figura 5):
La GF de S.C. Dik: origen, metodología y fundamentos básicos 79

UNIDAD TIPO DE ORDEN VARIABLE


ESTRUCTURAL ENTIDAD

CLÁUSULA acto de habla 4 E


PROPOSICIÓN hecho posible 3 X
PREDICACIÓN estado de cosas 2 e
TÉRMINO entidad 1 x
PREDICADO propiedad/relación 0 f

Tabla 2. Variables, entidades y estratos en la GF

Es destacable, en este punto, el hecho de que, como se observa en el


gráfico general, la construcción de una cláusula en la GF es un fenó-
meno de naturaleza incremental, en el que nuevos elementos léxicos
(satélites, básicamente equivalentes a los circunstaciales de la gramá-
tica tradicional) y distinciones gramaticales (operadores), representa-
dos por las letras griegas  y  respectivamente, son añadidos en
cada nivel. Estos elementos aportan diferentes modificaciones en
cada uno de los estadios (tiempo, modo, aspecto, etc. y distinciones
más gruesas como lugar, instrumento, modo de acción, etc. para el
caso de los satélites), contribuyendo de modo expansivo a la configu-
ración de una cláusula. En ningún caso se permite la utilización de
reglas de naturaleza destructiva en el paso de un nivel a otro supe-
rior. Al tiempo, la estructura se enriquece con la asignación de Fun-
ciones Sintácticas y de Funciones Pragmáticas, cuyas características
y funcionamiento serán comentadas en el capítulo quinto.
Lo verdaderamente relevante de esta propuesta es su validez inter-
lingüística, en clara consonancia con el ideal de adecuación tipológi-
ca mencionado arriba. Parece un hecho común en todas las lenguas
que la ordenación de categorías como tiempo, aspecto y modalidad
con sus respectivas subdivisiones responde a un patrón universal que
sanciona la validez de este análisis y garantiza su viabilidad para el
estudio de muy diversos fenómenos lingüísticos. Igualmente, esta-
blece una hipótesis muy interesante sobre la estratificación del com-
ponente gramatical en los hablantes independientemente de su lengua
materna.
80 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

El proceso descrito hasta este momento conforma la estructura


subyacente de la cláusula que presenta una clara orientación semánti-
ca y precisa una actualización formal en la expresión lingüística fi-
nalmente realizable. Para ello, la arquitectura de la GF incluye un
componente de Reglas de Expresión responsables de los aspectos
formales, prosódicos y de orden de constituyentes de tales estructu-
ras. El formato general de estas reglas responde a un patrón que asig-
na un valor a un determinado proceso lingüístico. Un sencillo
ejemplo de su funcionamiento lo ofrece la formación del pasado en
los verbos regulares ingleses. El operador gramatical de tiempo pa-
sado (past) aplica su función sobre el operando verbal, de la siguien-
te forma:
(7) Past (predicado verbal) = predicado verbal- ed
Resulta importante destacar que las representaciones de la GF no
recogen el orden sintáctico de la expresión representada, por lo que
las Reglas de Expresión han de situar los distintos constituyentes en
su posición sintáctica correspondiente, la cual, a su vez, podrá variar
en función del carácter informativo que se le confiera a cada uno de
ellos. Existen, sin embargo, importantes estudios sobre la ordenación
universal de constituyentes que han descubierto un importante núme-
ro de principios o tendencias generales a los que deben amoldarse las
mencionadas reglas.

6. Conclusiones
Tras examinar los principios metodológicos básicos de la GF a la luz
de lo desarrollado en el capítulo anterior resulta pertinente afirmar
que la GF mantiene unos postulados funcionalistas radicales, que, sin
embargo, parecen ser modificados a la baja al leer entre líneas, y,
especialmente, al observar su propuesta de modelo lingüístico. El
resultado es un funcionalismo moderado con una alta dosis de forma-
lización teórica en la que, en momentos cruciales, se incorporan as-
pectos funcionales-comunicativos, aunque se eche en falta una
integración más sistemática del módulo gramatical en el pragmático.
La conclusión extraída es que, en consonancia con la opinión de Ni-
La GF de S.C. Dik: origen, metodología y fundamentos básicos 81

chols, la GF de Dik es una teoría de fuerte compromiso funcional,


aunque, en la práctica, aún quedan aspectos donde tal compromiso
debe desarrollarse con mayor contundencia.
En el próximo capítulo comenzaré la exploración del componente
gramatical de la GF. Si tenemos en cuenta que el ideal de adecuación
pragmática aún no se ha cumplido satisfactoriamente, cabe esperar,
dada la importante aceptación del modelo, que sea en este compo-
nente donde encontremos las aportaciones más significativas de la
teoría del profesor Dik.

Bibliografía básica
Obviamente, la presentación más exhaustiva del modelo de Dik apa-
rece en la obra póstuma del autor (1997a; 1997b). En el capítulo in-
cial del primer volumen, Dik presenta su visión del funcionalismo,
así como los estándares de adecuación a los que su teoría se somete y
las restricciones técnicas impuestas sobre la misma. Su concepto de
explicación funcional aparece en Dik (1986a) y en el segundo capítu-
lo de (1997a) el autor introduce nociones explicativas de naturaleza
funcional tales como las jerarquías, prioridades, etc.
Siewierska (1991) es un excelente trabajo de presentación crítica
de la GF en comparación y contraposición a diversos modelos lin-
güísticos contemporáneos. Anstey (en prensa) examina el desarrollo
histórico de la GF, así como los principales problemas que aún per-
manecen como desafíos para el futuro. Butler (1991; 1999) analiza
en detalle el grado de cumplimiento de los estándares de adecuación
hasta la fecha.
CAPÍTULO 3

De cómo crear predicaciones:


el Fondo léxico y los Estados de Cosas

0. Introducción
Este capítulo examina la organización del componente léxico en la
Gramática Funcional, punto de arranque de la generación de expre-
siones lingüísticas. La primera sección ofrece una breve caracteriza-
ción del léxico en modelos gramaticales contemporáneos, como
marco para situar la propuesta de la GF y valorar sus diferencias y
similitudes con las alternativas presentadas. Se observará cómo la
mayoría de los modelos se esfuerzan por derivar las propiedades de
los elementos léxicos a partir de su estructura de significado, tenden-
cia que empieza a utilizarse en la GF en recientes publicaciones.
La sección segunda comienza el análisis del léxico en la GF propia-
mente, presentando los tipos de elementos (marcos predicativos y
términos) que figuran en tal componente y examinando su estructura
y motivación. Igualmente, se introduce en esta sección el componen-
te de Reglas de Formación de Predicados, que recoge en la GF los
procesos morfológicos derivativos tradicionales. La sección finaliza
con unos breves apuntes sobre el léxico y el estándar de adecuación
psicológica perseguido por la teoría, a la vez que se presentan líneas
de investigación en progreso.
La combinación de predicados y términos da como resultado una
predicación básica o nuclear que designa un Estado de Cosas (EdC)
o eventualidad. La sección segunda del presente capítulo examina la
caracterización de EdCs que propone la GF y muestra los paráme-
tros, principalmente de naturaleza aspectual, sobre los que se funda-
mentan las divisiones propuestas. Al tiempo, la sección 3.2.
introduce las Funciones Semánticas argumentales definidas en su
84 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

mayor parte a partir de la tipología de EdCs. El capítulo concluye


con un breve análisis del tratamiento de la predicación no verbal.

1. Aspectos generales del componentente léxico


en las teorías contemporáneas
Con sorprendente unanimidad, teniendo en cuenta las importantes
diferencias en otros aspectos, los modelos gramaticales actuales con-
ceden un papel prioritario al léxico, que se convierte de este modo en
el punto de arranque del proceso de generación oracional, así como
en el interfaz entre nuestras capacidades cognitivas y lingüísticas
(Escribano 1991: 202).
Dentro del modelo más aceptado actualmente, la gramática gene-
rativa chomskyana, el léxico no ha ocupado un papel sustancial en su
organización hasta la década de los años ochenta. Aún así, y quizá
debido a la posición dominante de la sintaxis, los estudios dentro de
este componente se han centrado en gran medida en aquellos aspec-
tos de las piezas léxicas directamente relevantes para entender sus
propiedades sintácticas (roles temáticos, subcategorización, etc.).
Stowell (1992: 10) describe de la siguiente manera la concepción de
una entrada léxica en lo que se podría denominar la versión estándar
del modelo GB:
Se considera que la entrada léxica de un núcleo predicativo contiene una repre-
sentación de su ESTRUCTURA DE PREDICADO-ARGUMENTO, la cual lo
clasifica en función del tipo de situación, acción o evento, que denota, y especi-
fica los roles temáticos que asigna (Agente, Tema, Paciente, etc.).
Con este estado de cosas, gran parte de los esfuerzos de los generati-
vistas se concentran en establecer la naturaleza de los roles temáti-
cos, su asignación por parte de los elementos predicadores y su
proyección a sus posiciones sintáctica.
Existen diferentes enfoques de esta cuestión dentro de la corriente
generativista. En GB se asume una proyección directa desde el léxico
a las posiciones estructurales definidas por el modelo de la X-barra.
Tal mecanismo se define en función del principio denominado
UTAH (Uniformity of Theta Assignment Hypothesis), que mantiene
De cómo crear predicaciones: el Fondo léxico y los EdCs 85

que las relaciones temáticas idénticas resultan asimismo en relacio-


nes estructurales idénticas en el nivel de estructura profunda. A con-
tinuación, las reglas transformativas serán las responsables de la
posición sintáctica definitiva de cada argumento. Este enfoque tiene
como consecuencia que en la bien conocida alternancia causativa,
ejemplificada en (1):
(1) a. John broke the vase
b. The vase broke
el segundo argumento, the vase, recibe el mismo rol temático en am-
bas estructuras, y, por UTAH, la misma posición estructural en sus
respectivas estructuras profundas. La diferencia de posición sintácti-
ca entre ambas variantes se atribuye a la operación de reglas de mo-
vimiento por razones de asignación de caso (Jackendoff (1990: 246);
Stowell (1992: 13)).
Una posibilidad menos rígida para establecer la secuencia de los
argumentos en la sintaxis se basa en la noción de jerarquía temática.
Básicamente, esta noción consiste en un conjunto ordenado de roles
temáticos que acceden de modo escalonado a las posiciones sintácti-
cas disponibles. Curiosamente, es éste un concepto teórico que ha
sido utilizado tanto en teorías formalistas como funcionalistas sin
apenas diferencias sustanciales. De este modo, y como bien afirma
Stowell (1992: 13), una transformación como “movimiento de SN se
sitúa en competencia directa con la jerarquía temática como herra-
mienta analítica”. Teniendo en cuenta que en la GF se evita en lo
posible la utilización de reglas transformativas, resulta lógico que la
teoría favorezca una solución similar en forma de una Jerarquía de
Funciones Semánticas, como se verá en el capítulo quinto.
Sin embargo, a pesar de la orientación lexicalista del marco
chomskyano, la determinación del número de argumentos y roles
temáticos en las entradas léxicas suelen basarse en meras estipula-
ciones de carácter intuitivo. Los autores dentro de esta corriente uti-
lizan el concepto de rol temático para describir aspectos del
significado léxico que tienen repercusiones sintácticas. Sin embargo,
ciertos fenómenos de alternancias sintácticas parecen poner en duda
86 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

la capacidad de una caracterización del significado léxico basado


exclusivamente en roles temáticos. Esto ha llevado a los autores a
analizar con más profundidad el nivel temático tratando de deducirlo
de representaciones conceptuales más primitivas y sistemáticas, ca-
paces de integrar los componentes de significado responsables de
comportamientos sintácticos dispares. Como señalan Levin y Pinker
(1991: 2-3), ésta parece una evolución científica lógica: una vez ad-
mitido que ciertos aspectos sintácticos reflejan propiedades de las
piezas léxicas, se hizo necesario comprender las propiedades de las
estructuras argumentales, lo que conduce inevitablemente al estudio
detallado del significado de los predicados.
Dentro del programa de investigación conocido como Lexicon
Working Project en el MIT se han ofrecido aportaciones muy intere-
santes en esta línea. Los casos más patentes son los estudios de Rap-
paport et al. (1987), Levin y Rappaport (1988) y Hale y Keyser
(1986, 1993). Estos autores proponen la existencia de un nivel de
representación semántica previo al de estructura argumental habi-
tualmente propuesto para cada pieza léxica. Por ejemplo, Rappaport
et al. (1987) postulan la existencia de Lexical Conceptual Structures
(LCS) que dan cuenta del significado de los lexemas, y donde se
acumulan aquellos aspectos semánticos responsables de las diferen-
cias en comportamiento sintáctico entre los mismos23. La relación
entre las estructuras conceptuales y las estructuras argumentales se
realiza por medio de reglas de engarce, sensibles no a roles temáti-
cos, sino a las variables y su posición en la representación concep-
tual.
Otra teoría en la que las estructuras argumentales presentan una
relación estrecha con las definiciones de las piezas léxicas es la RRG
(Van Valin 1993a; Van Valin y LaPolla 1997). Van Valin (1993a:
33) afirma que su modelo

23 Sin duda, el autor que con más detalle ha analizado la organización del compo-
nente léxico-conceptual es Jackendoff (1990), quien postula la existencia de un
conjunto de categorías conceptuales de carácter primitivo en términos de estructu-
ras del tipo función/argumento para dar cuenta del significado léxico.
De cómo crear predicaciones: el Fondo léxico y los EdCs 87

difiere de todas las variedades de gramáticas generativas al emplear un sistema


de representación léxica más rico y considerablemente más complejo que las
habituales listas arbitrarias de relaciones temáticas. Mostraré que ésta es la úni-
ca teoría en la que la asignación de relaciones temáticas a un verbo se motiva
de modo independiente.
En esta teoría, los verbos se clasifican en cuatro categorías (States/
Achievements/Accomplishments/Activities) según la clasificación
semántica de Dowty (1979). Cada grupo se analiza en términos de un
sistema de descomposición léxica que constituye la Estructura Lógi-
ca (EL) de los predicados. Las ELs se basan en predicados estativos,
considerados los más básicos, junto con diferentes operadores de
naturaleza abstracta: BECOME, DO, CAUSE, etc. Siguiendo las pro-
puestas de Jackendoff, las variables presentes en la EL se correspon-
den directamente con roles temáticos según el tipo de EL en que
aparecen. Van Valin señala que también es posible predecir la estruc-
tura complementativa de un predicado a partir de su estructura lógi-
ca.
El enfoque de la RRG tiene consecuencias importantes para la
construcción de las estructuras argumentales, y, en este sentido, di-
fiere considerablemente del modelo dikiano. Evaluando las propues-
tas de ambos modelos, Van Valin (1990: 202) manifiesta que “dadas
las representaciones de los marcos predicativos de la GF, no parece
existir un modo obvio no añadir argumentos de un modo no ad hoc”.
Bien se puede concluir, por tanto, que la tendencia general en la
lingüística formal y funcional se orienta hacia un intento por explicar
los comportamientos sintácticos de un predicado a partir de su signi-
ficado de un modo regular y sistemático. Indudablemente, esta línea
de investigación es abrumadora en muchos sentidos, pero sin duda es
la más prometedora actualmente para comprender las propiedades de
las estructuras argumentales léxicas sin recurrir a meras estipulacio-
nes del lingüista.
Sorprende, sin embargo, que, a pesar de su clara orientación hacia
la semántica sobre la sintaxis, la GF no se haya incorporado con ro-
tundidad a esta línea de investigación. Quizá esto se deba a la, en
algunos momentos, rígida concepción del léxico por parte de Dik, y a
88 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

la estricta separación del significado léxico de otros niveles gramati-


cales en el proceso de construcción de una expresión lingüística. En
la siguiente sección ofreceré un breve repaso a las características de
este componente en la GF, que evaluaré a la luz de los avances en las
teorías mencionadas anteriormente. Como se observará en la sección
2.4., existen en la actualidad significativas propuestas dentro de la
teoría de Dik que aspiran a establecer una mayor relación entre los
componentes del significado léxico y la estructura argumental de los
elementos léxicos.

2. El Fondo
La Gramática Funcional de S.C. Dik es una teoría “ascendente” (bot-
tom-up), es decir, el generador lingüístico arranca con la selección de
elementos léxicos y su progresiva expansión por medio de diferentes
elementos hasta conformar una estructura subyacente totalmente es-
pecificada. El componente del modelo donde se acumulan todos los
lexemas de la lengua objeto se denomina Fondo (véase la figura 5).
El Fondo contiene todos los predicados y términos básicos de una
lengua, es decir, las estructuras lingüísticas que satisfacen las dos
funciones comunicativas básicas de predicar (asignar propiedades o
establecer relaciones entre entidades) y referir (guiar al interlocutor
en el proceso de identificación de una entidad específica). Igualmen-
te, en el Fondo se almacenan las reglas léxicas a través de las cuales
se pueden derivar nuevos elementos de una manera productiva; dicho
en terminología tradicional, la morfología derivativa. En este sentido,
se observa en el gráfico una subdivisión entre predicados y términos
básicos y derivados. Los predicados y términos básicos son aquellos
que aparecen listados como tales en el Fondo y que han tenido que
ser aprendidos por el individuo durante el proceso de adquisición de
su lengua. En su conjunto constituyen un subcomponente del Fondo
denominado Lexicon. Por el contrario, los predicados y términos
derivados son aquéllos que el hablante puede producir intuitivamente
a partir de las reglas morfológicas de su lengua. Dada su naturaleza
predecible no es necesario asumir su presencia entre el conjunto de
lexemas básicos.
De cómo crear predicaciones: el Fondo léxico y los EdCs 89

Al margen de los predicados, Mackenzie (2002) argumenta que


dentro del Fondo es también necesario incluir aquellos elementos
que resultan de la realización de las reglas de expresión (como la
preposición by en inglés en el Agente de una oración pasiva u otro
tipo de operadores), elementos carentes de capacidad predicativa
pero de potencial organizador del discurso como yes, well, etc., afi-
jos, secuencias perifrásticas, expresiones idiomáticas e, incluso, tex-
tos completos memorizados e inalterables, como una oración
religiosa o una fórmula ritual.
Según la GF, todos los elementos léxicos de una lengua con valor
adscriptivo se analizan en forma de predicados. Como señala Mac-
kenzie (2002: 3)
La propiedad definitoria de un predicado será el sub-acto comunicativo de ads-
cripción, que interpretaremos en su sentido habitual de asignación de una pro-
piedad a un (único) participante.
La versión ortodoxa de la teoría (Dik 1997a: 59) distingue tres tipos
de predicados: Verbales, Adjetivales y Nominales24, que se almace-
nan en el léxico no de manera aislada, sino en forma de marcos pre-
dicativos, estructuras o entradas léxicas que definen el número de
argumentos que el predicado requiere así como sus características
semánticas, es decir, su valencia cuantitativa y cualitativa. El concep-
to de marco predicativo es fundamental en la teoría ya que constituye
el patrón básico sobre el que organizar la expresión lingüística a la
vez que sirve como input para los procesos morfológicos derivativos
y para la construcción de expresiones referenciales o términos. En
consecuencia, dedicaré la sección siguiente a examinar en detalle su
estructura para luego pasar a observar su papel en los procesos men-
cionados.

2.1. Los marcos predicativos

24 Hengeveld (1992b; 1997b) y García Velasco (1996) argumentan la necesidad de


incluir la categoría Adverbio en el inventario de tipos de predicado de la GF, mien-
tras que Mackenzie (1992b) defiende lo propio al respecto de la categoría de pre-
posiciones. Recientemente, el mismo autor (Mackenzie 2001) propone la
introducción de una categoría “Ad” que uniría las de Adverbio y Adposición.
90 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Un ejemplo de marco predicativo verbal se ofrece a continuación


(Dik 1997a: 78)25:
(2) give [V] (x1: <animate> (x1))Ag (x2)Go (x3: <animate> (x3))Rec

La estructura en (2) ofrece información diversa sobre el predicado


give, que se podría clasificar en tres apartados: (i) tipo y forma del
predicado, (ii) valencia cualitativa y (iii) valencia cuantitativa.
El apartado tipo y forma del predicado refiere a los aspectos se-
mánticos o morfosintácticos relevantes para el uso adecuado del
mismo. En lo que se refiere a la forma, por convención los predica-
dos se expresan por medio de su raíz o forma base, siendo el resto de
conjugaciones derivadas a través de reglas morfológicas. No obstan-
te, un verbo como give presenta una serie de formas irregulares, no
derivables a partir de reglas productivas y que deben aparecer, en
consecuencia, listadas en el léxico con el marco predicativo. Dik
(1997a: 84) propone formalizar este hecho por medio de un paradig-
ma de formas asociadas con el marco predicativo, del modo siguien-
te:
(3) paradigm (give) = [Past gave, Past Participle given]
En cuanto al tipo de predicado, la notación de (1) meramente indica
la pertenencia de give al conjunto de predicados verbales [V] de la
lengua inglesa. Es posible, no obstante, incluir en este apartado otros
rasgos, como se observa en los siguientes marcos predicativos nomi-
nales:
(4) a. boy [N, masc.] (x1)
b. girl [N, fem.] (x1)

La introducción de los rasgos <masc.> y <fem.> es necesaria para


dar cuenta de, por ejemplo, la concordancia en género con pronom-

25 A fin de simplificar las representaciones omitiré en lo sucesivo el uso de la va-


riable de predicados ‘f’ cuando no sea relevante para la cuestión que se esté tratan-
do. Comentaré la motivación de esta variable en la sección 1 del próximo capítulo.
De cómo crear predicaciones: el Fondo léxico y los EdCs 91

bres reflexivos o con adjetivos en el caso de lenguas como el espa-


ñol.
En cuanto a la valencia cuantitativa del predicado, en (2) se espe-
cifica claramente que el verbo give requiere tres argumentos, repre-
sentados por las variables x1, x2 y x3. Los argumentos son
participantes obligatorios en el proceso o relación denotada por el
predicado y, consecuentemente, semánticamente requeridos por el
mismo. Cada una de las posiciones argumentales definidas en el
marco predicativo habrá de ser ocupada por una expresión referencial
o término para constituir así una predicación nuclear.
El apartado relativo a la valencia cualitativa hace referencia a las
propiedades que el predicado impone o exige de sus argumentos. En
concreto, observamos en (2) que cada argumento recibe una función
semántica: Agente, Paciente (Go)26 y Receptor respectivamente.
Igualmente, las posiciones argumentales incluyen restricciones de
selección que han de ser satisfechas por los elementos que las ocu-
pen. Así, por ejemplo, el Agente y el Receptor en el proceso denota-
do por el verbo give habrán de ser, típicamente, entidades animadas.
El concepto de restricción de selección empleado en la GF no exclu-
ye, sin embargo, la posibilidad de violar las mismas a fin de obtener
efectos comunicativos especiales. Este es el caso de la siguiente ex-
presión:
(5) Juan envió el paquete a New York
que nos invita a interpretar “New York” de un modo metafórico co-
mo “entidad o persona situada/residente en New York”.
En conjunto, bien se puede afirmar que el marco predicativo se
convierte en un concepto central del modelo, en tanto que define las
propiedades semánticas fundamentales de la expresión lingüística en
26 La abreviatura “Go” corresponde en realidad a la Función Semántica “Goal”,
que no coincide exactamente con el “Paciente” de otros modelos teóricos. En Gar-
cía Velasco y Hengeveld (2002) se propone reemplazar “Goal” por “Patient” (Pat),
en el sentido más habitual de esta función. Sin embargo, dado que en los escritos,
gráficos y jerarquías de Dik a los que me referiré en adelante figura la abreviatura
(Go), continuaré utilizándola en el texto, aunque con la interpretación de Paciente.
92 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

la que figura. Al margen de la información en él presente, merece la


pena también mencionar las siguientes características generales de
estas estructuras; en primer lugar, es necesario tener presente que de
la representación propuesta para los marcos predicativos no debe
entenderse que exista una relación directa con el orden lineal de rea-
lización de los elementos que en él figuran. Según Dik (1997a: 80),
un orden inverso en la secuencia de elementos del marco (1) sería
una notación válida igualmente. Para el autor, este hecho redunda en
adecuación tipológica, puesto que, como ya se señaló anteriormente,
una relación semántica equivalente o muy similar puede ser codifica-
da por medio de configuraciones sintácticas diferentes en diversos
idiomas. En consecuencia, el orden de constituyentes es una propie-
dad que se recoge en la GF por medio de reglas de expresión especí-
ficas para cada lengua, como se verá en el capítulo sexto.
Implícitamente, sin embargo, la asignación de subíndices numéri-
cos (x1, x2, x3) a los argumentos del predicado en (2) parece indicar
un tipo de orden subyacente o de jerarquía entre los mismos. Dik
reconoce tal situación, pero precisa que este orden no se relaciona
directamente con la secuenciación de constituyentes en la cláusula.
En sus propias palabras tal orden (1997a: 80):
... refleja una jerarquía de prioridad definida a partir de las funciones semánti-
cas (…), en el sentido que los argumentos Agentes son más centrales a la
predicación que los Pacientes, y éstos más centrales que los Receptores. A
partir de estas diferencias, será pertinente distinguir entre “primeros
argumentos” (como el Agente), “segundos argumentos” (como el Paciente) y
“tercer argumento” (como el Receptor).
Sin embargo, la naturaleza de la relación “más central a la predica-
ción que” no se precisa convenientemente (véase también De Groot
1989: 55). Intuitivamente, parece que esta noción hace referencia a la
prominencia conceptual de los argumentos en la configuración o
caracterización de un evento. En cualquier caso, la agrupación de
Funciones Semánticas permite a la teoría la formulación de reglas
gramaticales aplicables a todos los miembros del conjunto de funcio-
nes.
De cómo crear predicaciones: el Fondo léxico y los EdCs 93

En resumen, es posible afirmar que el marco predicativo recoge


todos los aspectos gramaticales de un predicado relevantes para su
funcionamiento adecuado en las expresiones lingüísticas en que figu-
re27. Sin embargo, resulta obvio que el conocimiento de un individuo
del predicado give o de cualquier otro, incluye también un aspecto
fundamental no recogido en los marcos predicativos; me refiero al
significado de la propia pieza léxica. Cualquier hablante nativo de la
lengua inglesa reconoce que give significa básicamente: “cause so-
mebody to receive something”, lo que precisa una formalización y
representación adecuada en la teoría.
En consecuencia, con cada marco predicativo, la GF asocia una
definición de significado, que da cuenta del significado o glosa de
cada ítem léxico. Un postulado básico de la GF es la ausencia de
predicados abstractos en estas definiciones, como se vió en el capítu-
lo anterior. Según Dik (1997a: 102), definir el significado es un
“asunto interno del lenguaje”, por lo que es imperativo emplear ele-
mentos léxicos de la propia lengua objeto para obtener las definicio-
nes adecuadas. Dik pretende con ello desmarcarse de modelos de
análisis semánticos basados en primitivos conceptuales que conside-
ra excesivamente abstractos y alejados de la lengua objeto.
El enfoque que ofrece la GF al problema de la descomposición
léxica se basa principalmente en dos conceptos: los postulados de
significado (Carnap 1956) y el principio denominado Descomposi-
ción Léxica Gradual (Dik 1978b). Un postulado de significado es
una relación de implicación unidireccional que relaciona diferentes
predicados en el léxico, creando así una red de dependencias en el
diccionario mental. Un ejemplo de este procedimiento, repetidamen-
te comentado por diversos autores, es el siguiente (Dik 1997a: 97):
(6) bachelor (x) ==> not (married (x))
Dik enfatiza el hecho de que, dado su carácter unidireccional, estas
estructuras no ofrecen una definición completa para una pieza léxica,

27 En la sección 2.4. comentaré recientes propuestas que sugieren una radical mo-
dificación del concepto de marco predicativo.
94 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

sino, tan sólo, un aspecto concreto de su significado. Por ejemplo, de


(6) no es posible inferir que toda persona “not married” es un “ba-
chelor”, pues esa primera cualidad puede aplicarse perfectamente a
una mujer, a un niño, etc. Según el autor, para obtener una definición
completa, sería necesario formular relaciones biunívocas o de equi-
valencia, posibilidad que no siempre parece resultar pertinente. Por
otro lado, también señala que, con determinados predicados, las de-
finiciones de significado deben venir acompañadas de algún tipo de
“imagen mental” para conceptos que no pueden ser expresados ade-
cuadamente por medio de material lingüístico exclusivamente. El
predicado con el que Dik ilustra esta situación es “geranium”, cuya
definición en palabras, más allá de características muy generales
aplicables a muchas plantas, parece reservada exclusivamente a es-
pecialistas en botánica. Por consiguiente, a pesar de afirmar que la
definición del significado es un “asunto interno del lenguaje”, la em-
presa parece restringirse únicamente al conocimiento léxico concep-
tual y no al perceptivo, como reconoce el propio autor.
En aquellos casos en los que pueda parecer posible obtener una
glosa en forma de relación de equivalencia, el principio de Descom-
posición Léxica Gradual garantiza que las definiciones de significado
se construyan de la manera más sencilla posible. Este principio im-
pone la utilización del predicado más especificado en cada paso de la
composición de la definición de otra pieza léxica. Así, si nuestro
léxico define “man” como “adult, male person” no sería correcto
definir “bachelor” como “unmarried, adult, male person”, puesto que
la segunda parte de esta definición equivale a la ofrecida para “man”.
Por el contrario, la definición “unmarried man” parece más apropia-
da y económica (Dik 1978b: 24).
Como ejemplo de este procedimiento, Dik (1997a: 101) ofrece las
siguientes entradas léxicas para los verbos assassinate, murder, kill
and die:
(7) assassinate [V] (x1: <hum> (x1))Ag (x2: <hum> (x2))Go <=>
murder [V] (x1)Ag (x2)Go (x3: treacherous [A] (x3))Man
De cómo crear predicaciones: el Fondo léxico y los EdCs 95

murder [V] (x1: <hum> (x1))Ag (x2: <hum> (x2))Go <=>


kill [V] (x1)Ag (x2)Go (x3: intentional [A] (x3))Man

kill [V] (x1)Ag/Fo (x2: <anim> (x2))Go <=>


cause [V] (x1)Ag/Fo (e1: [die [V] (x2)Proc ] (e1))Go

die [V] (x1: <anim> (x1))Proc <=>


come about [V] (e1: [dead [A] (x1)ø] (e1))Proc

Con el objetivo de evitar la circularidad, Dik (1997a: 102) asume la


existencia de un conjunto de predicados básicos no definibles por
medio de otros predicados. Su naturaleza, sin embargo, no ha recibi-
do mucha atención en los estudios sobre la GF, pero no resulta
arriesgado aventurar que, al menos en el caso de los predicados ver-
bales, se tratará de nociones como causalidad, estatividad, etc., que
se consideran primitivos semánticos o conceptuales en otros mode-
los. Hasta el momento, el trabajo en este subcomponente de la teoría
es escaso, y esencialmente particularizado en los estudios de Vossen
(véase, por ejemplo, Vossen 1994), quien, a su vez, se centra exclu-
sivamente en predicados nominales, y en el volumen de Faber y Mai-
ral (1999) quienes desarrollan su estudio del léxico verbal inglés
dentro del modelo Lexemático-Funcional, que integra la GF de Dik y
la Semántica Estructural de Coseriu.
Esto provoca que, en las obras de la GF, los autores duden en gran
medida a la hora de proponer posibles representaciones para las defi-
niciones de las piezas léxicas y que, al margen de los principios ge-
nerales mencionados, la falta de uniformidad en las representaciones
sea una característica general. El hecho de que la teoría ofrezca cons-
tantes desarrollos en su componente clausal hace que los autores ten-
gan a su disposición diversas opciones para representar los hechos
lingüísticos, diferencias que se incorporan en este nivel de descrip-
ción. Se hace necesario, por consiguiente, establecer criterios de ca-
rácter riguroso para así aportar coherencia a este componente
A efectos expositivos, en (8) ofrezco de nuevo el marco predicati-
vo para give junto con su definición de significado (ligeramente sim-
96 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

plificada), conformando así una entrada léxica completa con el for-


malismo propuesto en la GF:
(8) give [V] (x1: <animate> (x1))Ag (x2)Go (x3: <animate> (x3))Rec
<=> cause [V] (x1)Ag ([receive [V] (x2)Po (x3)Go])Go

Como se observa en la segunda línea de la entrada, la notación em-


pleada para construir la definición de significado es similar a la pro-
puesta para el marco predicativo lo que coincide plenamente con la
asunción de que el lenguaje sirve para definir el lenguaje.

2.2. La morfología derivativa


La gramática tradicional establece una distinción básica entre proce-
sos morfológicos derivativos y flexivos. Esta división encuentra un
reflejo preciso en la organización de la GF; por un lado, los procesos
morfológicos flexivos son tarea del componente de reglas de expre-
sión, mientras que los procesos derivativos a través de los cuales es
posible crear nuevos elementos léxicos de un modo productivo se
recogen en la GF en el componente de Reglas de Formación de Pre-
dicados (Watters 1985; De Groot 1987). Esta postura es la asumida
en Dik (1989a: 298), pero la reciente versión de la teoría en Dik
(1997a: 351) modifica un tanto esta visión en cuanto parece conceder
cierta relevancia a las Reglas de Expresión también en los procesos
derivativos. Volveré a este punto en el capítulo sexto, dedicado a las
Reglas de Expresión.
Dado que en el modelo de Dik todos los elementos léxicos de una
lengua se analizan como predicados y se almacenan en el léxico en
forma de marcos predicativos, las reglas derivativas toman estas es-
tructuras como base para la aplicación de los diferentes procesos.
Estas reglas pueden efectuar los siguientes cambios sobre un marco
predicativo (De Groot 1987: 14):
De cómo crear predicaciones: el Fondo léxico y los EdCs 97

(9) (i) Efectos sobre la valencia del predicado


(a) extensión valencial
(b) reducción valencial
(ii) Otros efectos sobre el marco predicativo
(c) modificación de la función semántica de los argumentos
(d) modificación semántica del predicado
(e) cambio de la categoría sintáctica del predicado

Como se desprende de (9), la totalidad de los elementos que figuran


en un marco predicativo puede ser afectado por la operación de una
regla de formación de predicados.
Un ejemplo típico de proceso derivativo en inglés con cambio de
categoría sintáctica es la formación de nombres agentivos (e.g. wri-
ter, drinker, learner, etc.) a partir de verbos de acción. Esta opera-
ción se recoge en la GF por medio de la siguiente regla de formación
de predicados (Dik 1997a: 10):
(10) FORMACIÓN DE NOMBRES AGENTIVOS EN INGLÉS

INPUT: pred [V, +contr] (x1)Ag/Pos...(xn) [n = 1]


OUTPUT: {Ag pred} [N] (x1)ø ... (xn)
SIGNIFICADO: “persona con la propiedad de participar
(habitualmente) en la acción de pred [V]”

Como se observa en la regla, la estructura sobre la que se aplica el


proceso es un marco predicativo verbal de acción (controlable) con
uno o más argumentos. El resultado es un predicado nominal agenti-
vo representado por medio del operador abstracto “Ag” que ocasio-
nará la aplicación de la regla de expresión que introduzca el morfema
-er en inglés. Esta concepción de los procesos morfológicos derivati-
vos tiene como consecuencia que los morfemas no tengan “existen-
cia” independiente fuera de estas reglas. Por tanto, y al contrario que
en modelos de orientación chomskyana, estos elementos no son lis-
tados en el léxico (véase De Groot 1987; Kahrel 1985)28.

28 Posiblemente, el componente de reglas de formación de predicados es uno de


los que más estudios ha producido, ya que este tipo de operaciones han sido apli-
cadas a un gran número de fenómenos en lenguas diversas. Entre los estudios más
98 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Al margen de su carácter transformacional, ya comentado ante-


riormente, una primera aproximación sobre las reglas de formación
de predicados deja ver un sorprendente potencial en sus capacidades
operativas. Prácticamente cualquier elemento del marco predicativo
puede ser afectado por las mismas. Ello implica, que las reglas ofre-
cen resultados y aplicaciones muy dispares, escondiendo a veces la
supuesta uniformidad de este componente. Incluso, recientemente,
parece permitirse que su dominio de aplicación se extienda más allá
del marco predicativo, afectando también a elementos opcionales de
naturaleza semi-argumental: los denominados satélites de predicado
(Dik et al. 1990: 49). Tal licencia constituye una importante inconsis-
tencia teórica, en la medida que la adición de satélites se realiza so-
bre el marco predicativo extraído del léxico, en el que, obviamente,
no figuran los adjuntos opcionales.
No obstante, y desde una perspectiva metodológica, las reglas de
formación de predicados cumplen un claro papel funcional: extender
el conjunto básico de propiedades y relaciones que designa una len-
gua más allá de los límites impuestos por la capacidad memorística
de los individuos.

2.3. Términos
Los elementos que ocupan las posiciones argumentales de un predi-
cado se denominan términos, y se definen como aquellas expresiones
lingüísticas que refieren a entidades en algún mundo (Dik 1997a:
61). Dik (1997a: 127) entiende el proceso de referencia como un acto
pragmático cooperativo que se establece en el proceso de interacción
verbal. Con la construcción de un término, el hablante “guía” a su

relevantes destacan Dik (1980; 1988), De Groot (1985; 1987; 1989), Kahrel
(1985) sobre la transitividad o Watters (1985) sobre el papel de la morfología en la
GF. Mackenzie (1985; 1987; 1996) ha desarrollado interesantes propuestas sobre
los procesos de nominalización. Asimismo, Dik (1985) ofrece un estudio sobre los
principios generales que restringen las posibilidades de aplicación de los procesos
derivativos. La visión más reciente de este tipo de reglas en la GF aparece en Dik
(1997b: cap 1), que ofrece una exhaustiva bibliografía de los distintos estudios
realizados sobre estos procesos en diferentes lenguas (1997b: 2n).
De cómo crear predicaciones: el Fondo léxico y los EdCs 99

interlocutor hacia la identificación de una entidad de la que desea


predicar algo. La organización interna de un término aparece así su-
jeta a principios pragmáticos, como las máximas de Grice, en cuanto
que la cantidad de información incluida en la estructura habrá de
estar en consonancia con la estimación del hablante de la capacidad
del oyente para identificar la entidad relevante. En otras palabras, el
hablante evalúa el conocimiento pragmático que posee su interlocu-
tor y buscará producir el mínimo de información suficiente para que
el mismo sea capaz de identificar el referente.
Al igual que los predicados, los términos pueden ser básicos o de-
rivados; los términos básicos son aquellos que figuran en el léxico
como estructuras hechas ya que intrínsecamente manifiestan capaci-
dad referencial. Se trata, principalmente, de pronombres y nombres
propios, elementos con escaso contenido predicativo y que actúan
como meros señaladores del referente en cuestión en cada acto co-
municativo (Dik 1997a: 152). La representación propuesta para los
pronombres, por ejemplo, se basa en dos pares de rasgos: ±Hablante
(S), ±Oyente (A), a partir de los cuales, junto con los marcadores de
género y número, se puede elaborar el sistema pronominal de una
lengua como el español.
La gran mayoría de términos, sin embargo, es derivada, y, en este
caso, creada a través de Reglas de Formación de Términos. La es-
tructura básica de los términos derivados se corresponde con el si-
guiente patrón general:

(11) (xi: 1 (xi): 2 (xi) : ... : n (xi))

La variable ‘x’ refiere a una entidad de primer orden29, que puede ser
modificada por medio de operadores de término (singular, definido,
etc.) simbolizados con la variable  La posibilidad de añadir dife-
rentes modificadores se formaliza por medio de las estructuras (xi)
que representan predicaciones abiertas sobre xi. La variable  repre-

29 Aunque como mostraré en el próximo capítulo, otras variables con referencia a


diferentes categorías ontológicas pueden aparecer también en la estructura del
término.
100 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

senta un predicado, denominado normalmente restrictor, pues su


labor modificadora tiene como resultado el restringir el conjunto
potencial de referentes para xi. Típicamente, el primer restrictor en
un término es un predicado de carácter nominal, mientras que el resto
pueden ser adjetivos, posesivos, sintagmas preposicionales o cláusu-
las relativas. Mackenzie (1992c) ofrece el siguiente diagrama que
representa, quizás de un modo visualmente más interpretable, la es-
tructura de término:

TÉRMINO

operadores variable restrictores

def; espec; prox; num ... 1º (núcleo): 2º: 3º: 4º

típicamente : nombre adjetivo poseedor cl. rel.


Figura 6. La estructura del término

Como ejemplo de la representación de un término en la GF, Dik


(1997a: 132) ofrece el siguiente (d = definido, 1 = singular):
(12) (d1xi: elephant [N] (xi): old [A] (xi))
“the old elephant”
La estructura mostrada en (12) podría ser parafraseada con el si-
guiente enunciado: “entidad definida singular xi tal que la propiedad
“elephant” es aplicable a xi, tal que la propiedad “old” es aplicable a
xi”. En consonancia con la interpretación del proceso de referencia
mencionado anteriormente, esta estructura podría recibir también la
siguiente formulación, que ilustra su efecto en el proceso de interac-
ción verbal (Dik 1997a: 133):
(13) Instrucción del Hablante al Oyente:
- Identifica una única entidad xi
- Pista 1: xi tiene la propiedad ‘elephant’
- Pista 2: xi tiene la propiedad ‘old’
De cómo crear predicaciones: el Fondo léxico y los EdCs 101

Es importante señalar que los términos pueden ser estructuras bastan-


te simples como la mostrada en (12) o francamente complejas si el
número de restrictores aumenta. Observemos la representación pro-
puesta para un ejemplo con una cláusula de relativo (de nuevo lige-
ramente simplificada):
(14) (d1xi: chica [N] (xi): inteligente [A] (xi): [estudiar [V] (Rxi)Ag
(xj: lingüística [N] (xj))Go])
“la chica inteligente que estudia lingüística”
En la representación de (14) se observa la acumulación progresiva de
diferentes restrictores del referente (xi). El primero de ellos, y núcleo
de la construcción, es el predicado nominal “chica”, seguido por el
adjetivo “inteligente”. El tercer restrictor es una cláusula de relativo,
construida a partir del marco predicativo para el verbo “estudiar”.
Este marco predicativo contiene dos posiciones argumentales con las
Funciones Semánticas Agente y Paciente (Go). El predicado “lin-
güística” ocupa la segunda posición argumental creando una expre-
sión referencial en el mismo. El agente de “estudiar” tiene,
obviamente, el mismo referente que toda la estructura nominal (i.e.
quien estudia lingüística es la chica inteligente), lo que se representa
en esta posición argumental por medio de un operador de relativiza-
ción (R) que permitirá a una regla de expresión introducir el corres-
pondiente pronombre relativo, y por la coincidencia de índices entre
ambas variables referenciales. Toda la predicación se rodea con cor-
chetes y se sitúa en la posición que ocuparía un restrictor más.
Una propiedad fundamental de las estructuras subyacentes en la
GF, ilustrada anteriormente para el caso de los marcos predicativos,
es el hecho de que la posición de los elementos en las mismas no
implica un orden de realización lineal similar. En consecuencia, en el
caso de la frase nominal, cabe cuestionarse cómo representa la teoría
alternancias como la ilustrada en (15):
(15) a. his brilliant last book
b. his last brilliant book
102 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Como señalan Quirk y Greenbaum (1973: 400), la variante (15a)


implica que su último libro fue brillante, sin ningún tipo de evalua-
ción sobre el resto de sus libros. En el caso de (15b), sin embargo, el
orden de adjetivos conlleva que, de sus varios libros brillantes, ha-
cemos referencia al último de ellos.
Para solucionar este tipo de problemas, Dik señala que las propie-
dades semánticas de un término pueden ser sensibles al modo en que
el mismo ha sido construido. La notación empleada en (11) indica,
por medio de la relación “:” (tal que, such that), que los restrictores
se acumulan sobre la variable en orden de izquierda a derecha, de tal
modo que cada uno de los ejemplos en (15) recibiría una interpreta-
ción diferente. Este proceso, que Dik (1997a: 133) denomina “acu-
mulación” (stacking), se opone así al concepto de carácter lógico de
conjunción de propiedades. En consecuencia, las representaciones
para (15) serían las siguientes (omito la representación del pronom-
bre posesivo):
(16) a. (xi: book [N] (xi): brilliant [A] (xi): last [A] (xi))
b. (xi: book [N] (xi): last [A] (xi): brilliant [A] (xi))

De la mencionada noción de “acumulación” se deriva así la posibili-


dad de que el orden de los adjetivos defina diferentes relaciones de
alcance semántico que se recogen en la estructura subyacente de la
frase nominal. El problema es que ese diferente orden semántico
tiene consecuencias directas para la secuenciación sintáctica de los
adjetivos, con lo que la supuesta no correspondencia lineal entre am-
bos niveles es menos evidente. Incluso aceptando el análisis de Dik,
es posible afirmar, al menos, que la notación propuesta no parece ser
la más apropiada para dar cuenta de la estructura jerárquica de la
frase nominal.
En este sentido, el trabajo de Rijkhoff (1988, 1990a, 1990b, 1992)
ofrece precisamente un importante y prometedor avance en tal direc-
ción. El autor estudia la organización de los operadores en la estruc-
tura del término en un amplio número de lenguas, con especial
interés en la determinación de su ámbito semántico de influencia.
De cómo crear predicaciones: el Fondo léxico y los EdCs 103

Sus conclusiones establecen que es preciso distinguir tres estratos de


organización en el término, denominados cualidad, cantidad y loca-
lización. En la reciente exposición de la teoría, Dik se hace eco del
trabajo de Rijkhoff, y define los operadores de esos estratos del si-
guiente modo (1997a: 161):
Los operadores de término de cualidad, en las lenguas que los poseen, proveen
una especificación del tipo de entidad a la que refiere el término.
Los operadores de término de cantidad especifican el tamaño del conjunto de
entidades a las que se refiere (medida o cantidad en el caso de incontables y
número en el caso de conjuntos).
Los operadores de término de localización indican la posición del referente en
relación con las coordenadas espaciales y con otras entidades que presumible-
mente ya ocupan un lugar en la información pragmática o en el modelo de dis-
curso del Hablante y del Oyente.
La siguiente tabla muestra las principales categorías semánticas que
se expresan por medio de operadores de término:

Operadores de Modos de ser (Aspecto Nominal)


Término de Cualidad Clasificadores de Tipo
Operadores de Colectividad
y de Individuación
Operadores de Clasificadores de Medida
Término de Cantidad Cuantificadores y Numerales
Genérico
Ordinales
Operadores de Demostrativos
Término de Localización Definido e Indefinido
Específico

Tabla 3. Los operadores de término

Como señala Rijkhoff (1990a: 167), los operadores de cualidad afec-


tan típicamente a propiedades esenciales del núcleo de la construc-
ción, por lo que el autor asume que incluyen en su ámbito semántico
a este elemento únicamente. Las distinciones recogidas en este apar-
tado incluyen nociones como masa, contable, nombre propio, nom-
104 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

bre colectivo, etc. A menudo estas divisiones no se manifiestan en


las lenguas de nuestro entorno de un modo sistemático, por lo que no
considero necesario entrar en un análisis detallado de los mismos.
Dik (1997a: 163) y Rijkhoff (1990a) ofrecen ejemplos relevantes de
estos operadores en aquellas lenguas donde se manifiestan con clari-
dad.
Los operadores de cantidad incluyen nociones como número (sin-
gular, plural, dual, etc.), cuantificación, numeración, etc. que no afec-
tan directamente a las propiedades internas del primer referente en la
construcción de un término, sino que aportan información adicional
sobre su tamaño o cantidad (e.g. tres estudiantes, varias ideas, mu-
cho dinero, etc.). Del mismo modo, expresiones como “a pound of
tobacco”, “a slice of bread”, “a litre of wine”, “a yard of thread”, etc.
son tratadas por Dik (1997a: 167) como ejemplos del subgrupo de
Clasificadores de Medida. En consecuencia, expresiones castellanas
como “tres onzas de chocolate”, “dos kilos de nabos”, “dieciséis
megas de memoria”, habrían de recibir un tratamiento similar. Así,
esta última secuencia se analiza del modo siguiente:
(17) (i 16 mega xi: memoria [N] (xi))

Sin embargo, el problema que plantea este análisis radica en el hecho


de que el clasificador de medida recibe la marca de plural para toda
la construcción, lo que claramente indica su estatuto como núcleo de
la misma. No parece adecuado, por tanto, considerarlo un operador
de término.
Debe tenerse en cuenta, por otra parte, que este tipo de expresio-
nes sirve también para individualizar nombres de naturaleza inconta-
ble, por lo que de algún modo afectan también a la naturaleza interna
de la construcción. De hecho, Van Valin y LaPolla (1997: 58), que
siguen muy de cerca las propuestas de Rijkhoff para el sintagma no-
minal, incluyen estos elementos en el grupo de operadores de cuali-
dad, en el análisis propuesta para su teoría de la RRG.
Finalmente, dentro del conjunto de operadores de localización, se
incluyen elementos de carácter gramatical que sirven para situar la
De cómo crear predicaciones: el Fondo léxico y los EdCs 105

entidad referida en parámetros espaciales (demostrativos), dentro del


discurso (definido/indefinido) o con respecto a su carácter en el con-
junto de información pragmática de los participantes en la interac-
ción verbal (específico/no específico). Como cabría esperar los
idiomas difieren en gran medida en lo que se refiere a la mayor o
menor riqueza expresiva para estas categorías. Así, por ejemplo,
mientras que el Liluet muestra un sistema demostrativo con doce
elementos, el inglés presenta tan sólo cuatro para las distinciones
“próximo” (this, these) y “remoto” (that, those) (Dik 1997a: 183).
A pesar de lo sucinto de este repaso del sistema de operadores en
el término, espero que ilustre de modo evidente la importancia de un
análisis en estratos, ya que ofrece la posibilidad de establecer un pa-
ralelismo entre la estructura jerárquica del término y la propuesta por
Hengeveld (1989) para la cláusula, que se comentará en el capítulo 4.
En cualquier caso, para el término, se hace preciso estudiar en más
detalle las propiedades de los satélites (adjetivos y sintagmas prepo-
sicionales postmodificadores) y su incidencia en esta organización
jerárquica.
Es destacable, en este punto, un aspecto fundamental de la organi-
zación de la estructura subyacente en la GF que difiere de modo ra-
dical con lo propuesto en la Gramática Generativa de Chomsky. Los
operadores, ya sean de término o de cláusula, son elementos de natu-
raleza gramatical y no léxica, por lo que no aparecen en el léxico
listados en forma de marcos predicativos con sus argumentos obliga-
torios. La GF recoge así de modo diferente ambos tipos de elemen-
tos. Por contra, la Gramática Generativa, con la introducción de
categorías funcionales en sus versiones más recientes, permite que
elementos como los cuantificadores, palabras de grado o categorías
como polaridad, tiempo, aspecto y concordancia generen proyeccio-
nes sintácticas al igual que las categorías léxicas.
La aplicación de uno o más términos a un marco predicativo da
lugar a una predicación nuclear, sobre la que han de actuar nuevos
elementos para formar una estructura subyacente totalmente especifi-
cada. La predicación nuclear es, por consiguiente, el resultado de los
106 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

procesos léxicos mencionados así como el input para el siguiente


componente en la GF. No obstante, antes de pasar a comentar la na-
turaleza de este estrato y su papel fundamental en la caracterización
de un EdC, dedicaré la próxima sección a evaluar brevemente el
componente léxico en la GF desde la perspectiva de la adecuación
psicológica.

2.4. El léxico en la GF y la adecuación psicológica


La organización del léxico propuesta por la GF ha sido examinada a
la luz de los estándares de adecuación que persigue el propio modelo
por diversos autores y desde diferentes perspectivas (Butler 1991;
1998; 1999; García Velasco 1998; Hesp 1990a; 1990b; Nuyts 1990;
1992a), por lo que resultaría tedioso realizar una compilación de las
críticas vertidas. Me restringiré, en consecuencia, a unos breves co-
mentarios sobre la estructura general de este componente, las defini-
ciones de significado y los marcos predicativos desde la perspectiva
de la adecuación psicológica que persigue la GF.
En primer lugar, y en contra de enfoques basados en la descompo-
sición por medio de primitivos semánticos, Dik (1978b) se esfuerza
en equiparar el conocimiento léxico integrado en una definición de
significado con las glosas que podría proporcionar un diccionario
para cada pieza léxica. Sin embargo, las observaciones desde la pers-
pectiva de la psicolingüística ponen seriamente en duda que la orga-
nización del léxico mental sea similar a la de un diccionario.
Aitchison (1987: 9) señala varios aspectos en los que ambos mo-
dos de ordenación difieren. Al margen de aspectos puramente forma-
les, (como la ordenación alfabética), la principal diferencia entre
ambos es que el léxico mental contiene mucha más información so-
bre una pieza léxica que la que habitualmente puede presentar un
diccionario. Los hablantes asociamos gran cantidad de información
con cada palabra, a menudo de manera muy subjetiva, algo que, por
razones obvias, un diccionario no puede reflejar. A su vez, un dic-
cionario presenta mucha más información que la que aparece en las
definiciones de significado de la GF.
De cómo crear predicaciones: el Fondo léxico y los EdCs 107

La misma autora señala que relaciones léxicas como las coloca-


ciones resultan de gran importancia no sólo a la hora de entender la
organización del léxico mental, sino también el proceso de adquisi-
ción del lenguaje. En la evolución de su desarrollo lingüístico, los
niños adquieren significados básicos de cada palabra que gradual-
mente extienden a otros usos o aplicaciones. Así, emplean adjetivos
como “frío”, “profundo” o “duro”, en su sentido físico exclusiva-
mente, sin ser conscientes de que también pueden servir para caracte-
rizar el comportamiento de los seres humanos, acepciones que
adquirirán con posterioridad.
Sin embargo, este tipo de relaciones léxicas no han recibido ape-
nas atención en el modelo dikiano. Dentro de la GF autores como
Hesp (1990b: 68) han señalado la importancia de este tipo de asocia-
ciones, ya que aceleran el proceso de interpretación de las estructuras
lingüísticas, y han reclamado su introducción en el modelo. Del
mismo modo, Butler (1998) ha señalado que el ideal de adecuación
pragmática exige su estudio detenido. Si bien en principio, este tipo
de conocimiento parece inscribirse más bien en lo que sería el ámbito
de investigación de una teoría del uso del lenguaje, es evidente que
aquellos aspectos que tienen incidencia en la producción de expre-
siones lingüísticas, y aún más, en el comportamiento sintáctico de los
lexemas, deben ser indudablemente tenidos en cuenta por una teoría
que, como la Gramática Funcional, aspira a ser pragmática y psicoló-
gicamente adecuada.
Por otra parte, como se mencionó en el capítulo precedente, uno
de los postulados básicos del programa de investigación FG-CNLU
es la asunción de que las estructuras subyacentes propuestas en la GF
resultan formalismos adecuados para representar el conocimiento y,
en definitiva, para almacenar información de carácter conceptual
(Dik 1986b, 1987b, 1989b, 1990)30. Si la tesis de Dik es correcta,
aquellos aspectos que aparecen en una estructura subyacente de la

30 Críticas contundentes a esta hipótesis han sido realizadas por Hesp (1990a,
1990b) y Nuyts (1990, 1992a) y aparecen recogidas y comentadas en García Ve-
lasco (1998) y Butler (1999).
108 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

cláusula o en una definición de significado son pertinentes asimismo


en el nivel conceptual, ya que, en la práctica, no hay diferencia entre
uno u otro. Esto implica que, por ejemplo, las Funciones Semánticas
distinguidas en la teoría definen o equivalen a los roles conceptuales
que forman parte de nuestro conocimiento. Considérense los siguien-
tes ejemplos:
(18) a. El mayordomo condujo el coche hasta el parque
b. El mayordomo asesinó a su jefe
Resulta obvio que en las definiciones de significado de los verbos
conducir y asesinar ha de figurar una entidad con la función semán-
tica Agente. Erróneamente, ello parece sugerir que, en el nivel con-
ceptual, el individuo no establece distinciones entre la diferente
agentividad de un conductor y la de un homicida con respecto a la
entidad afectada. Aunque gramaticalmente ambos roles son codifica-
dos de la misma forma, es evidente que se precisa un nivel de análi-
sis en el que ambos puedan ser distinguidos.
En otro orden de cosas, considérese la entrada léxica (8) repetida
aquí a efectos expositivos como (19):
(19) give [V] (x1: <animate> (x1))Ag (x2)Go (x3: <animate> (x3))Rec
<=> cause [V] (x1)Ag ([receive [V] (x2)Po (x3)Go])Go

Hesp (1990b: 36) señala el problema que plantea este análisis léxico
desde el punto de vista de la adquisición del lenguaje. Bajo la asun-
ción de que el niño aprende los lexemas más simples en un primer
estadio, la definición de significado en (19) carece de toda pertinen-
cia, ya que implica conocer previamente el significado del verbo re-
ceive para componer el de give. El mismo autor nos recuerda el
hecho de que los niños en ocasiones dan pruebas de “poseer” deter-
minados conceptos para los que aún carecen de la pieza léxica ade-
cuada; señalar con el dedo es un caso patente. Este hecho parece
sugerir que la adquisición de los conceptos sucede antes que la del
lenguaje, de lo que se deriva la imposibilidad de que éstos puedan ser
representados con estructuras lingüísticas como propone la GF.
De cómo crear predicaciones: el Fondo léxico y los EdCs 109

Cabe preguntarse, por tanto, cuáles son las razones que llevan al
autor holandés a defender esta controvertida idea. Básicamente, se
resumen en los cuatro puntos siguientes:
1. La tesis de que el conocimiento conceptual es de carácter lin-
güístico excluye la necesidad de un complejo sistema de relación
entre los niveles de representación lingüístico y no-lingüístico, con lo
que la organización general del modelo resulta más económica.
2. Una lengua natural es un complejo sistema de representación de
gran capacidad, por lo que parece poco lógico postular la existencia
de un nuevo sistema de similar complejidad para dar cuenta de los
procesos de conceptualización.
3. Los autores que defienden la naturaleza no lingüística del cono-
cimiento conceptual utilizan constantemente información léxica,
como palabras de alguna lengua natural, en sus ejemplos de represen-
taciones conceptuales. En consecuencia, Dik se pregunta dónde están
las supuestas representaciones no lingüísticas.
4. Defender que el conocimiento conceptual se representa por me-
dio de estructuras no lingüísticas implica que el proceso de concep-
tualización tiene un carácter universal, independiente de la
organización gramatical de cada lengua. ¿Por qué, entonces, son los
idiomas tan diferentes? ¿Por qué esconden la organización concep-
tual que supuestamente caracteriza el conocimiento almacenado en la
mente humana?
La propuesta contraria, representar el conocimiento por medio de
estructuras lingüísticas, implica que los seres humanos no comparten
el mismo conocimiento ni los mismos mecanismos de conceptualiza-
ción. Según Dik, sin embargo, esto no debe resultar extraño, ya que
el conocimiento es, en gran medida, dependiente del entorno cultural.
Del mismo modo, esta hipótesis explica el hecho de que la traduc-
ción entre lenguas rara vez encuentra equivalencias totales.
Es posiblemente en este componente de la teoría donde la postura
dikiana más se contradice con los avances más significativos del
campo. Asimismo, la calidad de los argumentos expuestos en escasa
110 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

medida pueden justificar tal posición. Si bien es cierto, como se


afirma en el primer punto, que la teoría resultaría más económica si
no se postulase la existencia de un nivel conceptual, parece evidente
que el ideal de adecuación psicológica ha de ser prioritario sobre tal
criterio, de tal modo que si nos fuerza a ello, la teoría habrá de modi-
ficarse. Por otra parte, aunque efectivamente el lenguaje podría ca-
racterizarse como un potente medio de representación, no parece que
pueda dar cuenta de todos lo procesos de conceptualización que los
seres humanos efectuamos. Obsérvese que en muchas ocasiones
nuestro conocimiento incluye más información, ideas o argumentos
de los que somos capaces de comunicar con eficiencia. Si el nivel
conceptual fuese de naturaleza lingüística, este fenómeno, la falta de
palabras para expresar nuestras ideas, no debería ser tan frecuente.
El argumento tercero no puede calificarse más que de injusto. In-
dudablemente uno de los eternos problemas de la descripción semán-
tica es la paradoja de tener que caracterizar las “herramientas”
mismas que utilizamos para describir el mundo que nos rodea. Ob-
viamente, como señalan Allwood et al. (1977: 159), o bien utiliza-
mos el propio lenguaje para describir tales herramientas o bien
proponemos algún tipo de metalenguaje, para lo cual, una lengua
natural habrá de ser necesariamente su punto de partida. Esto no im-
plica, obviamente, que los primitivos propuestos sean equivalentes a
piezas léxicas.
Respecto al cuarto argumento, afirmar que el conocimiento con-
ceptual varía en función de los idiomas parece situar a Dik en total
acuerdo con la hipótesis de Sapir y Whorf, que sostiene que la inter-
pretación del mundo exterior esta mediatizada por la lengua de cada
individuo. Sin embargo, en otro momento el autor (1997a: 126) se
manifiesta prudente sobre la misma y argumenta que muchos aspec-
tos de la realidad son tan prominentes que reciben la misma
interpretación en las diferentes lenguas.
Por otra parte, este argumento resulta paradójico. Una de las críti-
cas que frecuentemente se vierten sobre los funcionalistas es la in-
existencia de una correlación precisa entre las estructuras lingüísticas
De cómo crear predicaciones: el Fondo léxico y los EdCs 111

y las funciones comunicativas que presenta el lenguaje. Si tal corre-


lación existiera, implicaría necesariamente una similitud estructural
muy importante entre los idiomas y aportaría evidencia en favor de
una explicación de tipo funcional para los fenómenos lingüísticos. A
tales críticas los funcionalistas (y Dik (1986a) en especial) responden
señalando lo simplista de tal caracterización del paradigma funcio-
nal: de la existencia de una necesidad comunicativa, no se deriva
necesariamente que sólo exista un único modo de satisfacerla; los
idiomas pueden resolver de diferentos modos un mismo problema
funcional. Sin embargo, este mismo argumento puede emplearse en
contra del mencionado anteriormente por Dik: ante una misma con-
ceptualización o contenido semántico que comunicar, ¿por qué asu-
mir que las lenguas han de utilizar estructuras similares para
transmitirlo?
No ha de extrañar, por tanto, que hace ya 15 años, Nuyts (1985:
102) reclamara la introducción en el modelo de un sistema de repre-
sentación conceptual prelingüístico manteniendo que
la integración de ese sistema conducirá a una redefinición del papel del léxico y
a la formulación de un número de relaciones entre el léxico y ese sistema que
provocarán modificaciones en la representación de las entradas léxicas.
Un breve examen del ejemplo (19) evidencia la gran cantidad de
información que se repite en los niveles valencial y de descomposi-
ción de significado en los dos planos de las entradas léxicas propues-
tas por la GF. Si, como afirma Jackendoff (1983: 19), el significado
léxico se puede definir como “aquellas estructuras conceptuales que
se pueden expresar verbalmente”, parece deseable buscar algún mo-
do en el que ambos niveles puedan ser relacionados de un modo sis-
temático y económico. Sin embargo, resulta pertinente afirmar que
las definiciones de significado desarrollan un papel mínimo en la
configuración actual del modelo, siendo relevantes tan sólo en el
proceso interpretativo. La siguiente cita ilustra con claridad esta po-
sición (Dik 1978a: 47-48):
... la estructura léxica no se inserta directamente en la estructura subyacente de
las expresiones lingüísticas. En otras palabras, el léxico es un componente in-
dependiente en la GF que participa en la construcción de expresiones lingüísti-
112 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

cas ofreciendo marcos predicativos a partir de los cuales se construyen expre-


siones subyacentes. Las definiciones de significado se pueden emplear en inter-
pretar estas predicaciones subyacentes, pero no en su formación.
Diferentes autores (Cornish 2002; Faber y Mairal 2002; García Ve-
lasco 1998; García Velasco y Martín Miguel 1998; Portero 1997;
Schack Rassmussen 1994) han cuestionado este restringido papel de
las definiciones de significado en el proceso de construcción de una
expresión lingüística, y han propuesto diferentes sistemas de engarce
entre ambos niveles en consonancia con lo planteado en concepcio-
nes del léxico de modelos gramaticales alternativos. Como se obser-
vó en la sección inicial de este capítulo, las teorías lingüísticas
contemporáneas se esfuerzan por establecer sistemas de engarce en-
tre el componente de significado léxico y las propiedades sintácticas
de los predicados. A menudo, estos modelos caracterizan el singnifi-
cado léxico por medio de estructuras de carácter conceptual (Jacken-
doff 1990) o lógico-abstractas (caso de la RRG de Van Valin).
En la misma línea, e inspirándose en las ideas de Nuyts, García
Velasco (1998) introduce en la teoría un sistema de representación
conceptual basado en el propuesto por Jackendoff (1990) del que es
posible derivar gran parte de la información presente en los marcos
predicativos así como limitar la capacidad de las reglas de formación
de predicados a aquellos procesos morfológicos productivos que no
afectan a la valencia cualitativa de los predicados. Más recientemen-
te, García Velasco y Hengeveld (2002) han propuesto sustituir el
concepto de marco predicativo por el más general de “marco de pre-
dicación” (predication frame), que se definen como esquemas sintác-
ticos generales en los que se insertan los elementos léxicos en
función de sus propiedades semánticas. Estas propiedades se derivan
de una definición de significado abstracta de naturaleza conceptual a
través de un sistema de engarce que permite escoger un esquema
sintáctico concreto en la construcción de una expresión lingüística.
Una obvia ventaja de este sistema es que permite que un mismo pre-
dicado pueda escoger alternativamente diferentes marcos de predica-
ción, lo que da cuenta de un modo eficiente de diversas alternancias
sintácticas. Los autores han mostrado que la introducción de este
De cómo crear predicaciones: el Fondo léxico y los EdCs 113

concepto está en clara consonancia con los ideales de adecuación


pragmática, psicológica y tipológica que persigue la teoría. De este
modo, el componente léxico en la teoría sufre la reorganización ge-
neral que acertadamente había presagiado Jan Nuyts en la cita ante-
rior.
A modo de ilustración, los autores examinan un sencillo caso de
engarce entre ambos niveles. Considérese la siguiente definición para
el predicado “abrir”:
(20) abrir [V]
[f1: [CAUSAR (x1) [ESTAR abierto’ (x2)]]]
Esta entrada sugiere que el predicado “abrir” designa una relación
(representada por la variable “f”) entre dos entidades (representadas
por la variable “x”). La presencia de estas variables guía el proceso
de engarce hacia la selección de un marco de predicación transitivo.
Los marcos de predicación definen entornos sintácticos básicos
para la inserción de lexemas. Según García Velasco y Hengeveld
(2002) el inventario de marcos de predicación potencialmente rele-
vantes para las lenguas naturales debe incluir al menos marcos para
núcleos y modificadores de frases predicativas y términos, marcos
para modificadores de predicaciones y proposiciones y marcos para
predicados-término.
Los marcos de predicación se construyen a partir del formalismo
empleado en el modelo de la Gramática Funcional del Discurso
(GFD) de Hengeveld (en prensa) (véase el capítulo séptimo). Al
margen de las variables ya conocidas, Hengeveld introduce dos más
cuya función es representar la función comunicativa de las unidades
lingüísticas: la variable (R) indica la función referencial de una uni-
dad, mientras que la variable (T) indica su función adscriptiva o pre-
dicativa. De este modo, el marco de predicación para el lexema
“abrir” en su uso transitivo recibe la siguiente representación
(21) (T1: (f1: abrir [V] (f1)) (T1)) (R1: (x 1)Ag (R1)) (R2: (x2)Pat (R2))
114 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Una de las consecuencias más obvias de esta propuesta es que el nú-


mero de argumentos de un lexema, así como sus funciones semánti-
cas pueden obtenerse de la definición de significado abstracta de un
modo dinámico. El sistema permite asimismo que un mismo elemen-
to escoja diferentes marcos, lo que ofrece un nuevo escenario para el
tratamiento de las alternancias sintácticas. Como señalaré en el capí-
tulo séptimo, esta propuesta permite enlazar de modo natural el com-
ponente léxico con el componente cognitivo en el marco de la GFD
de Hengeveld.
A fin de ilustrar las ventajas de esta propuesta, es posible conside-
rar el caso de un grupo de verbos ingleses que requieren un constitu-
yente locativo o direccional como argumento obligatorio. Dixon
(1991: 94ss) denomina esta clase “el subtipo put”:
(22) El subtipo put: se refiere a causar que algo se sitúe en un lugar: e.g.
put, place, set, arrange, install, etc
Ahora bien, existen igualmente verbos en el inglés que no denotan
un tipo de movimiento pero que también pueden combinarse con un
participante direccional, ilustrando el mismo esquema sintáctico que
los pertenecientes a la clase anterior. Goldberg (1995: 152), en el
marco de la Gramática de Construcciones, denomina este esquema
“la construcción de movimiento causado” y ofrece los siguientes
ejemplos:
(23) a. They laughed the poor guy out of the room
b. Frank sneezed the tissue off the table
c. Mary urged Bill into the house
d. Sue let the water out of the bathtub
e. Sam helped him into the car
Parece posible afirmar que los constituyentes direccionales en cursi-
va son en realidad adjuntos opcionales en los ejemplos anteriores,
pero esto impediría explicar el hecho de que algunos de estos verbos
no admitan usos transitivos:
(24) a. *They laughed the poor guy
b. *Frank sneezed the tissue
c. *Sue let the water
De cómo crear predicaciones: el Fondo léxico y los EdCs 115

En la misma línea, existen verbos que participan en la construcción a


pesar de que no introducen connotaciones de movimiento en su uso
transitivo (Goldberg 1995: 153):
(25) a. Frank squeezed the ball
(no implica que la bola se mueva necesariamente)

b. Frank squeezed the ball through the crack


(implica que la bola se mueve necesariamente)
Con el análisis propuesto en García Velasco y Hengeveld (2002)
estos hechos reciben un tratamiento natural al permitir que un mismo
lexema pueda escoger marcos de predicación alternativos. Así, el
predicado “laugh” en (23a) podría insertarse en un marco que con-
tenga un argumento direccional, similar al requerido para los verbos
que se incluyen en la clase de “put”. Bien se puede afirmar, por tanto
que la fusión de lexemas y marcos de predicación contribuye a crear
el significado de una expresión de modo composicional.

3. Los Estados de Cosas y las Funciones Semánticas


Como se mencionó al final de la sección 2.3. tras insertar expresio-
nes referenciales (términos) en las posiciones argumentales definidas
por un marco predicativo se conforma el primer nivel en la organiza-
ción del enunciado que propone la teoría, la predicación nuclear.
Según Dik (1997a: 105), una predicación nuclear designa un (con-
junto de) Estados de Cosas (EdC), representados por la variable (e).
Esta entidad se define de manera general como “la concepción de
algo que puede ser el caso en algún mundo”. Tal definición implica
que un EdC es, por tanto, una entidad de carácter conceptual que no
precisa de existencia externa necesariamente.
En este sentido, resulta importante señalar la coincidencia de
planteamientos entre la GF de Dik y la orientación funcional-
cognitiva. Como señalé en el capítulo anterior, un pilar básico de esta
tendencia, sobre el que se sustenta su concepción de la semántica, es
la posibilidad que tienen los hablantes de representar lingüísticamen-
te una situación de modos alternativos. Precisamente, Dik (1997a:
116 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

124) considera que cada EdC responde a una visión o codificación de


la realidad y que no constituyen parte de ésta. Así, los siguientes
ejemplos, aunque algunos de ellos torpes o totalmente inaceptables
en inglés, ilustran diferentes estrategias expresivas que las lenguas
pueden ofrecer para expresar una misma relación (Dik 1997a: 125):

(26) a. John was very scared of the dog


b. John scared enormously because of the dog
c. John had great fear for the dog
d. Great fear came to John from the dog
e. There was great fear for John because of the dog
f. Great fear for the dog ate John
g. The dog scared John enormously
h. The dog made great fear in John
Según Dik, estas oraciones no expresan exactamente lo mismo, sino
diferentes interpretaciones o codificaciones de lo que podría ser una
misma realidad. Puesto que, para la GF, un EdC no es una entidad
con existencia en el mundo real necesariamente, los ejemplos en
(26a-h) ilustran cada uno un diferente EdC.
De esta hipótesis se desprenden ciertas consecuencias al menos
cuestionables. Puesto que para Dik el nivel de representación con-
ceptual de su modelo es de carácter léxico, estructuras lingüísticas
sinónimas no son consideradas como expresiones alternativas de un
mismo contenido subyacente, sino como diferentes conceptualiza-
ciones y, en consecuencia, corresponden a diferentes EdCs. Nuyts
(1990: 269) señala que esta propuesta implica una gran acumulación
o almacenamiento de información redundante; evidentemente, a par-
tir de una sola de esas predicaciones, un hablante es capaz de aceptar
la veracidad de todos los ejemplos en (26). Sin embargo, el sistema
asocia una estructura conceptual independiente para cada expresión,
lo cual no parece muy pertinente a juzgar por la similitud semántica
que presentan.
No obstante, el enfoque de Dik concuerda con el ideal funciona-
lista de que una variación estructural ha de ser estudiada desde la
perspectiva de que esconde igualmente una variación funcional o
comunicativa.
De cómo crear predicaciones: el Fondo léxico y los EdCs 117

3.1 La tipología de Estados de Cosas


Los EdCs pueden ser clasificados de acuerdo con una serie de pará-
metros semánticos que caracterizan su estructura temporal interna.
En este sentido, la GF se desmarca de otros enfoques en los que el
modo de acción o Aktionsart se define en función de una tipología de
predicados verbales. Para Dik, las características aspectuales de un
EdC son el resultado conjunto de las propiedades del predicado y de
los argumentos que participan en la predicación nuclear. En conse-
cuencia, la inserción de material léxico en las posiciones argumenta-
les definidas por el marco predicativo puede ocasionar una alteración
en las propiedades de los EdCs. Los siguientes parámetros definen la
tipología de EdCs que propone la GF:
(27) [±Dinámico]
[±Télico]
[±Momentáneo]
[±Control]
[±Experiencia]
Los tres primeros son los que definen propiamente la estructura tem-
poral interna del EdC, mientras que [±Control] y [±Experiencia] re-
fieren al papel de los argumentos en la predicación. En este sentido,
[±Télico] también se relaciona con la presencia o con las propiedades
de un segundo argumento, como mostraré a continuación. No me
detendré aquí en la revisión de las pruebas y fundamentación teórica
que sancionan estos cinco parámetros (véase Siewierska 1991:
43ss.), aunque en general no difieren en gran medida de las pruebas
aspectuales frecuentes en la bibliografía. A efectos expositivos, no
obstante, ofreceré, las definiciones propuestas para estos parámetros
y ejemplos ilustrativos de los mismos (véase Dik 1997a: 107ss.):
(28) [±Dinámico]

Un EdC [-dyn] es un EdC que no implica ningún cambio, i.e., en el


que las entidades participantes permanecen inalteradas en todos los
momentos del intervalo temporal durante el cual el EdC se desarrolla
(...) Los EdCs [+dyn], por el contrario, necesariamente implican al-
gún tipo de cambio.
118 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Los EdCs [-din] se denominan Situaciones, mientras que los que


presentan el valor opuesto para este parámetro reciben el nombre de
Eventos. Los siguientes ejemplos ilustran esta oposición:
(29) a. El ordenador estaba en la mesa [-din]
b. Pepe rompió el ordenador [+din]

(30) [±Télico]

Un EdC [+tel] es un EdC que alcanza un punto final natural si se rea-


liza por completo.
Es bien sabido que la naturaleza [±télica] de una predicación se rela-
ciona directamente con la presencia o las propiedades del objeto ver-
bal. Considérese los siguientes ejemplos (Dik 1997a: 108):
(31) a. Juan estaba pintando un cuadro [+télico]
b. Juan estaba pintando cuadros [-télico]
Según el autor, las características del segundo argumento de la predi-
cación determinan las propiedades télicas de la misma. Así, en el
ejemplo (31a) no parece pertinente asumir que el sujeto de la acción
esté pintando un cuadro de modo indefinido. En (31b), en cambio, es
posible asumir que Juan estuvo pintando cuadros indefinidamente
(véase De Groot 1989: 41).
(32) [±Momentáneo]

Los Eventos [+mom] se interpretan como carentes de duración: su


inicio coincide con su punto final; ocupan únicamente un punto en el
tiempo. Lo Eventos [-mom], por otra parte, ocupan un espacio de
tiempo y presentan un inicio y final diferenciados.
Es necesario señalar, en primer lugar, que el parámetro [±mom] es
solamente aplicable a los EdCs de naturaleza dinámica, es decir,
eventos. Por otra parte, en la mayoría de las ocasiones la naturaleza
puntual o momentánea de una predicación aparece determinada por
las propiedades semánticas del predicado principal:
(33) a. Juan marcó un gol [+mom]
b. Juan corría por el campo [-mom]
De cómo crear predicaciones: el Fondo léxico y los EdCs 119

En (33a) el predicado “marcar” hace referencia a una acción de ca-


rácter inherentemente puntual, sin estructura temporal interna, lo que
concede el valor [+mom] a toda la predicación. Obsérvese que la
aplicación del aspecto progresivo a la estructura fuerza una interpre-
tación repetitiva:
(34) Juan estaba marcando goles (i.e. uno tras otro)
La interacción de estos tres parámetros de carácter aspectual ofrece la
siguiente caracterización de la estructura temporal interna de un EdC
(Dik 1997a: 112):

EdC

[-din] [+din]
Situación Evento

[-tel] [+tel]

[-mom] [+mom]

Figura 7. Dinamismo, Telicidad, Momentaneidad

Los dos parámetros restantes en esta caracterización de EdCs no


hacen referencia directamente a las propiedades aspectuales de la
predicación, sino a diferentes aspectos de la participación de entida-
des en la misma. Las siguientes son las definiciones propuestas:
(35) [±Control]

Un EdC es [+con] si su primer argumento tiene la capacidad de de-


terminar su obtención.
Como señala Dik (1997a: 113), el parámetro [±control] tiene una
importante incidencia para la aplicación de diversas reglas gramati-
cales. Entre otras, el autor cita la determinación de las posibilidades
combinatorias de los EdCs con diversos adjuntos como el Beneficia-
rio o Instrumento.
120 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

[±control] es aplicable a todos los EdCs mostrados en la figura 7,


lo que da como resultado la siguiente tipología (adaptada de Dik
1997a: 114)31:
EdC

[-din] [+din]
Situación Evento

[+con] [-con] [+con] [-con]


Posición Estado Acción Proceso

[+tel] [-tel] [+tel] [-tel]


Realización Actividad Cambio Dinamismo

Figura 8. La tipología de Estados de Cosas

Los siguientes son los ejemplos de estos EdCs que ofrece Dik
(1997a: 114):

(36) Tipo de EdC

Situación
Posición Juan guardaba su dinero en un calce-
tín
Estado El dinero de Juan está en un calcetín
Evento
Acción
Actividad Juan leía un libro
Realización Juan corrió la maratón en tres horas

Proceso
Dinamismo El reloj hacía tic-tac
Cambio La manzana cayó del árbol
Finalmente, Dik introduce un último parámetro de EdC:

31Dik (1997a) no modifica la tipología de EdCs con respecto a la propuesta en el


modelo de 1989. Sin embargo, son varios los autores que han sugerido diversos
cambios en la misma. Entre los trabajos más relevantes de los últimos años apare-
cen Goossens (1990), Guerrero (1998) y Rijksbaron (1989).
De cómo crear predicaciones: el Fondo léxico y los EdCs 121

(37) [±Experiencia]

Por una Experiencia entendemos un EdC que únicamente se realiza


por medio de las facultades mentales o sensoriales de un ser anima-
do. Una experiencia es un EdC en el que un ser animado percibe,
siente, desea, concibe o experimenta algo.
El autor señala que todos los EdCs incluidos en la tipología mencio-
nada pueden presentar una versión [+exp] o [-exp]. Sin embargo, Dik
también indica que esta oposición no suele tener un impacto grama-
tical significativo en las diversas lenguas. En consecuencia, prefiere
formalizar esta noción por medio de una (sub)función semántica que
se asigna opcionalmente a los diferentes participantes en el EdC,
como mostraré a continuación.

3.2. Las Funciones Semánticas


Puesto que las Funciones Semánticas son conceptos relacionales, en
el sentido de que se definen a partir del papel que los diferentes par-
ticipantes desarrollan en una predicación nuclear, resulta lógico que
existan correspondencias entre el tipo de EdC y las Funciones Se-
mánticas que en él pueden aparecer. De hecho, el autor afirma que
estas funciones han sido diseñadas en correspondencia con la tipolo-
gía de EdC. Por ejemplo, un EdC de Acción se codifica necesaria-
mente en un marco predicativo con la función semántica Agente en
la primera posición argumental.
La GF establece una división básica entre Funciones Semánticas
Nucleares y Funciones Semánticas de Satélites. Las primeras definen
el papel que desarrollan los participantes nucleares (i. e. argumentos)
en la predicación, mientras que las segundas caracterizan el papel de
participantes o modificaciones adicionales a la misma. Como se in-
dicó anteriormente, las Funciones Semánticas Nucleares se clasifican
en funciones de primer, segundo y tercer argumento. Las siguientes
son las definiciones que se ofrecen para aquellas que pueden ocupar
la primera posición argumental (Dik 1997a: 118):
(38) Agente: la entidad que controla una Acción (=Actividad
o Realización)
122 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Posicionador: la entidad que controla una Posición


Fuerza: la entidad no controladora que instiga un Proceso
(=Dinamismo or Cambio)
Procesado: la entidad que sufre un Proceso
Cero (ø): la entidad prioritariamente implicada en un estado
Como señalé anteriormente, Dik (1997a: 119) formaliza el parámetro
[±exp] por medio de una función semántica secundaria asignable al
primer argumento en predicaciones no controladas. Esto da como
resultado las siguientes posibilidades:
(39) ProcExp: la entidad que experimenta un Proceso [+exp]
CeroExp: la entidad que experimenta un Estado [+exp]
Para los argumentos que figuran en la segunda y tercera posición del
marco predicativo Dik (1997a: 121) propone las siguientes defini-
ciones:
(40) Paciente: la entidad afectada o realizada por la operación de
algún controlador (Agente/Posicionador) o Fuerza
Receptor: la entidad a cuyo poder se tranfiere algo
Lugar: el lugar en el que se sitúa algo
Dirección: la entidad hacia la cual algo se mueve o
es movido
Origen: la entidad desde la cual algo se mueve o es movido
Referencia: el segundo o tercer término en una relación en
referencia con el cual se establece la relación
La distinción entre Funciones Semánticas para el primer argumento y
para el segundo y tercero se fundamenta, como señalé anteriormente,
en la prominencia de las mismas en la configuración de una predica-
ción. Asimismo, la agrupación de las funciones permite formular
reglas gramaticales que se aplican, por ejemplo, al primer argumento
de un marco predicativo independientemente de la función que reali-
ce. Del mismo modo, se restringe de modo considerable los marcos
predicativos posibles en las lenguas naturales. Considérese la si-
guiente tabla:

A1 A2 A3
Agente Paciente Receptor
Posicionador Lugar
Fuerza Dirección
De cómo crear predicaciones: el Fondo léxico y los EdCs 123

Procesado Origen
Cero ø Referencia

Tabla 4. Funciones Semánticas y posiciones argumentales

Según Dik, en los marcos predicativos con tres argumentos el segun-


do de ellos habrá de realizar siempre la función semántica Paciente
(Goal). En cambio, si éste no está presente, las funciones típicas de
tercer argumento (Receptor, Lugar (Loc), Dirección, Origen (So), y
Referencia) pueden ocupar la segunda posición argumental. Esto
excluye en las lenguas naturales la posibilidad de un marco predica-
tivo como:
(41) pred [V] (x1)Ag (x2)Rec (x3)Loc

que pudiera generar la expresión agramatical:


(42) *John put to Peter on the table
Como se observa en (38) y (40), las definiciones propuestas para las
Funciones Semánticas hacen clara referencia al EdC en que figuran
las diferentes entidades presentes en la predicación, lo que coincide
puntualmente con el carácter funcional o relacional de las mismas.
Sin embargo, este enfoque tiene también implicaciones menos de-
seables. Por un lado, existen funciones nucleares como Dirección,
Lugar o Referencia, en cuyas definiciones no se hace referencia al
EdC en que participan. Esto se debe a que algunas como Lugar pue-
den ser también funciones no nucleares y a que otras como Dirección
u Origen no presenten un estatuto argumental claro. La función Refe-
rencia, por su parte, ha sido criticada por ser una especie de cajón de
sastre en el que se incluyen aquellos participantes cuyo papel en la
predicación no resulta evidente. Estas imprecisiones, junto con la
aparente proliferación de Funciones Semánticas para adjuntos, ponen
en duda la posibilidad de establecer un conjunto limitado de las
mismas de validez universal en consonancia con el ideal de adecua-
ción tipológica.
Dik (1997a: 122) señala que el conjunto de funciones propuestas
no constituye necesariamente una lista definitiva, y tampoco se
124 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

muestra seguro de que sean suficientes para recoger el inventario


interlingüístico de funciones nucleares. Así, ya en Dik (1978a: 39), el
autor señalaba la dificultad de establecer su validez universal. Este
problema le obligaba a mantener una posición provisional con res-
pecto a su utilidad, pero en el modelo de 1989 (y 1997) su uso se
extiende con menores reservas.
Este problema, si bien general para todas las teorías que utilizan
este tipo de relaciones, resulta especialmente grave para la GF, pues-
to que las Funciones Semánticas pueden ocasionar la aplicación de
reglas de expresión que introducirían preposiciones o casos morfoló-
gicos según los idiomas. Este es el caso del siguiente sintagma pre-
posicional:
(43) in the room
cuya representación subyacente sería como sigue:
(44) (d1xi: room [N] (xi))Loc

La función semántica Loc ocasiona la introducción de la preposición


locativa “in”. El problema de este enfoque es que obliga a introducir
un importante número de Funciones Semánticas para poder dar cuen-
ta de la diversidad de preposiciones existentes. Así, expresiones co-
mo under the table, on the table, onto the table, at the table, etc. no
podrían reducirse a una única función semántica locativa, sino que
sería necesario establecer distinciones tales como allative, subessive,
etc. Mackenzie (1992a; 1992b) ha señalado la ineficacia de este sis-
tema ya que constituye no más que un mero ejercicio de listado de
Funciones Semánticas a partir de las preposiciones existentes en una
lengua. Por contra, para el caso del inglés, el autor propone reservar
tan sólo cinco preposiciones como expresión directa de Funciones
Semánticas y permitir el tratamiento del resto como predicados en el
léxico. Bajo esta propuesta, el análisis (ligeramente simplificado)
para el ejemplo anterior sería:
(45) (in [P] (d1xi: room [N] (xi)Ref ))Loc
De cómo crear predicaciones: el Fondo léxico y los EdCs 125

Como se observa en el ejemplo, la propuesta de Mackenzie implica


la introducción de un marco predicativo para la preposición cuya
posición argumental es cubierta con el término “the room”, que reci-
be la función semántica Referencia. La estructura en su conjunto
recibe la función semántica Lugar (Loc). Este análisis tiene la venta-
ja, según el autor, de dar cuenta de la doble naturaleza de las prepo-
siciones como elementos relacionales y como núcleos sintácticos de
la construcción en que participan.
Obsérvese, en cualquier caso, que las propuestas de estos autores
hacen referencia tan sólo a las preposiciones locativas y temporales,
por lo que aún resta mucho por decir sobre los casos de los comple-
mentos preposicionales (e.g. “depend on one’s friends”) o las prepo-
siciones que introducen satélites de primer nivel, por ejemplo (véase
el próximo capítulo).
Por otra parte, de la concepción de las Funciones Semánticas co-
mo entidades definidas a partir del EdC en que participan, se derivan
ciertos aspectos distintivos para la GF. Por ejemplo, en los modelos
generativistas actuales, y en el trabajo original de Fillmore (1968),
tanto “con la llave”” en (46a) como “la llave” en (46b) reciben el
caso o rol instrumental, mientras que para Dik la segunda recibe la
función semántica Fuerza:
(46) a. Juan abrió la puerta con la llave
b. La llave abrió la puerta
Fillmore atribuía el mismo caso a ambas secuencias sobre la eviden-
cia de que la misma función semántica sólo puede aparecer una vez
por cláusula, de ahí la agramaticalidad de “* La llave abrió la puerta
con el destornillador”. Dik, por el contrario, explica estos casos ex-
cluyendo la posibilidad de combinar instrumentales con aquellos
EdCs que presenten el parámetro [-control]. A este respecto, cabe
señalar que en la versión original de la teoría (Dik 1978a: 28) Ins-
trumento podía ser una función nuclear de use, no así en la reciente
versión de 1997. El problema de este enfoque lo presentan lenguas
como el ruso, en la que la función semántica Fuerza se gramaticaliza
por medio del caso instrumental (Comrie 1993: 910).
126 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Del mismo modo, el tratamiento de la ya comentada alternancia


causativa, ilustrada en (47) en el castellano, resulta peculiar en la GF:
(47) a. Juan rompió el jarrón
b. El jarrón se rompió
Aunque las formas de dar cuenta de esta alternancia difieren conside-
rablemente en los modelos lingüísticos, ninguno, en la medida de mi
conocimiento, asume un cambio de función semántica en la entidad
afectada en ambas variantes. La GF, sin embargo, sí lo hace. La si-
guiente es la regla de formación de predicados propuesta por Sie-
wierska (1991: 28) para dar cuenta de la alternancia causativa:
(48) FORMACIÓN INCOATIVA

INPUT: pred [V] (x1)Ag (x2)Go


OUTPUT: pred [V] (x2)Proc

Esta regla implica una reducción argumental en el marco predicativo


original. Al desaparecer el argumento agentivo, se excluye la posibi-
lidad de ejemplos como “*El jarrón se rompió por Juan”. Por otra
parte, la regla muestra un cambio en la función semántica de la enti-
dad afectada, que asume ahora el papel de Procesado. Dik (1997a:
122) justifica esta opción sobre el hecho de que el estatus semántico
de “el jarrón” no es el mismo en ambas secuencias puesto que en la
variante intransitiva no está sujeto a una manipulación externa. Pero
la verdadera razón quizás sea que este análisis presenta una ventaja
intrateórica: la GF no admite que un argumento Paciente (Go) asuma
la primera posición argumental ya que esta función, junto con la
asignación de la Función Sintáctica Sujeto ocasiona siempre la apli-
cación de la morfología pasiva por medio de reglas de expresión. De
este modo, esta función presenta una relevancia casi exclusiva para
el tratamiento de una importante operación gramatical.

3.3. Una perspectiva conceptual


En la sección 2.4. se mencionó la necesidad de dotar a la GF de un
componente de representación conceptual pre-lingüístico y se mos-
De cómo crear predicaciones: el Fondo léxico y los EdCs 127

traron algunas de sus implicaciones para la organización del compo-


nente léxico a partir de la propuesta de García Velasco y Hengeveld
(2002). La introducción de este componente tiene asimismo, impor-
tantes consecuencias para la teoría de Estados de Cosas y para la
noción de Función Semántica.
Por un lado, los Estados de Cosas formarían parte de modo natu-
ral del nivel de representación conceptual, ya que resultan de abs-
tracciones cognitivas de los distintos tipos de eventos a los que un
hablante puede hacer referencia. Dicho de otro modo, los hablantes
crean representaciones de eventos y situaciones en un plano concep-
tual para posteriormente “escoger” la expresión lingüística más ade-
cuada en función de sus objetivos comunicativos y de las
convenciones del sistema lingüístico. En consecuencia, los ejemplos
mostrados en (26) corresponderían a expresiones alternativas de una
misma secuencia conceptual, en oposición al planteamiento defendi-
do por Dik.
En lo que se refiere a las Funciones Semánticas, la introducción
de un sistema de representación conceptual y su aplicación al análisis
del significado léxico tiene como consecuencia que dejen de ser con-
sideradas primitivos de la teoría semántica. Asimismo, presenta la
ventaja de solucionar uno de los problemas endémicos que se plantea
con el uso de estas relaciones: la aparente imposibilidad de evitar la
proliferación de su número. Obviamente, el nivel conceptual puede
caracterizar un gran número de relaciones muy sutiles, pero es poco
probable que todas ellas tengan relevancia en la gramática de una
lengua. El proceso de lexicalización canaliza esas relaciones y res-
tringe su número en las estructuras conceptuales asociadas a un
lexema, distinguiéndose funciones o roles como los mencionados
(Agente, Paciente, etc.).
En cualquier caso, la relación entre el componente cognitivo y el
gramatical es una cuestión de debate en el seno de la Gramática Fun-
cional. Para algunos autores no es necerario hacer referencia explíci-
ta a aspectos cognitivos en el tratamiento de los fenómenos
lingüísticos, por lo que entienden que este componente debe conside-
128 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

rarse únicamente como adyacente al gramatical, pero no parte de


éste. Esta es básicamente la posición de Hengeveld (en prensa) en su
modelo de la Gramática Funcional del Discurso. Volveré a estas
cuestiones en el capítulo séptimo al presentar la propuesta de Henge-
veld.

4. La predicación no verbal
He mencionado en este capítulo que la GF se organiza en torno a las
funciones básicas de predicar y referir para las que se utilizan dife-
rentes unidades estructurales: predicados o marcos predicativos y
expresiones referenciales o términos. Dentro del conjunto de predi-
cados se distinguieron tres tipos, Verbales, Nominales y Adjetivales,
aunque también se mencionó la posibilidad apuntada por varios auto-
res de incluir en el léxico predicados adverbiales y preposicionales.
Sin embargo, es evidente que este inventario no recoge todos los
elementos que pueden desarrollar funciones predicativas. Con-
sidérense los siguientes ejemplos:
(49) a. That man is intelligent
b. That man is the president
c. That painting is in Amsterdam
La gramática tradicional describe las expresiones en (49) como cons-
trucciones de naturaleza predicativa, ya que en cada una de ellas se
predica una propiedad del sujeto de la oración. Así en (49a) se predi-
ca del sujeto o se le atribuye la propiedad de ser inteligente, en (49b)
la de ser el presidente y en (49c) la de estar en Amsterdam. Esto
quiere decir que las secuencias “intelligent”, “the president” y “in
Amsterdam” presentan una función predicativa y han de ser tratadas
como tales en las estructuras subyacentes de las expresiones en (49).
Intuitivamente, la primera de las oraciones no parece presentar
mayores problemas. Puesto que la teoría postula la existencia de pre-
dicados adjetivales, “intelligent” figurará en el léxico en forma de
marco predicativo. Su posición argumental será cubierta en este caso
por el término “that man” obteniéndose la siguiente representación:
De cómo crear predicaciones: el Fondo léxico y los EdCs 129

(50) intelligent [A] (d1rem x1: man [N] (x1))ø

La GF asume que el verbo copulativo “be” no es más que un elemen-


to de apoyo sintáctico, carente de significado léxico, que se utiliza
para la realización de las categorías morfosintácticas tiempo, aspecto
y modo. Estas categorías se asocian frecuentemente a predicados
verbales, por lo que las gramáticas en ocasiones recurren a la inser-
ción de un verbo copulativo si la predicación no presenta por sí mis-
ma un predicado verbal. Para el caso del inglés, Dik propone una
regla denominada “Apoyo de be” (be-support) que permite introducir
este verbo copulativo en una predicación bajo la condición de que el
predicado principal de la misma sea no verbal y de que venga acom-
pañado por un operador gramatical que exprese una de las categorías
morfosintácticas mencionadas. Comentaré los detalles y la formula-
ción precisa de esta regla en el capítulo dedicado a las Reglas de Ex-
presión. Por el momento, resulta suficiente decir que, en nuestro
ejemplo (49a), el verbo “be”, en su forma “is” realiza tiempo presen-
te, lo que se expresa en la estructura subyacente de esa expresión del
siguiente modo:
(51) Pres e1: intelligent [A] (d1rem x1: man [N] (x1))ø

La representación en (51) claramente expresa la existencia de un


EdC (representado por la variable ‘e’) localizado en el tiempo pre-
sente y constituido por una relación predicativa entre la propiedad
“intelligent” y la entidad “that man”.
Sin embargo, el análisis de las expresiones (49b) y (49c) no resul-
ta tan evidente como en el caso anterior. La presencia del artículo
“the” y del término básico “Amsterdam” indica que estas secuencias
son expresiones referenciales a pesar de que en los ejemplos operan
como estructuras predicativas. Si el lector tiene la amabilidad de
acudir al diagrama general de la organización de la GF (figura 5)
observará una flecha que conecta el componente de términos (bási-
cos y derivados) con la formación de predicados. Precisamente esa
relación expresa la posibilidad que ofrecen las lenguas naturales de
convertir expresiones referenciales en expresiones predicativas, mul-
130 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

tiplicando así de un modo muy eficiente las posibilidades de asignar


propiedades o de establecer relaciones entre participantes.
De nuevo, al igual que en el caso de las Reglas de Formación de
Predicados nos encontramos ante un mecanismo de gran generalidad
que permite la creación de múltiples relaciones o predicados, mini-
mizando así la cantidad de recursos en forma de marcos predicativos
que han de figurar en el léxico.
La formalización de esta operación se realiza por medio de la si-
guiente regla (Dik 1997a: 207)32:
(52) FORMACIÓN DE PREDICADO-TÉRMINO
input: cualquier término (t)[fs]
donde [fs] indica una función semántica opcional
output: {(t)[fs]} (x1)ø

La regla indica que cualquier término puede ser convertido en una


expresión predicativa con la posibilidad de tomar un argumento con
la función semántica Cero (ø) reservada para aquellas entidades que
participan en Estados. En consecuencia, en el caso del ejemplo (49b),
el input para la aplicación de la regla sería el término “the president”,
representado como sigue:
(53) (d1x1: president [N] (x1))

El resultado es la estructura predicativa (54), cuya posición argumen-


tal puede ser cubierta por un nuevo término como “that man” en
nuestro ejemplo, obteniéndose la representación de toda la expresión
en (55):
(54) {(d1x1: president [N] (x1))} (x2)ø

(55) Pres e1: {(d1x1: president [N] (x1))} (d1rem x2: man [N] (x2))ø

32 Esta regla presenta un problema importante: puesto que las Funciones Semánti-
cas son categorías relacionales que se definen a partir de las relaciones predica-
do/argumento y en el contexto de un EdC, no tiene sentido que un término aislado
las reciba. Distintas soluciones se han propuesto en la bibliografía (De Groot 1989:
176ss; Hannay 1990; Hengeveld 1992b).
De cómo crear predicaciones: el Fondo léxico y los EdCs 131

En lo que se refiere a la expresión (49c), la aplicación de la regla


sobre el término básico “Amsterdam” (provisto de una función se-
mántica locativa) produce un marco predicativo en el que se inserta
el sujeto de la misma:
(56) Pres e1: {(d1x1: Amsterdam [N] (x1))Loc} (d1rem x2: painting [N]
(x2))ø

Ahora bien, esta estructura predicativa es aplicable también como


restrictor en la formación de una expresión como (57a), que recibiría
la representación mostrada en (57b):
(57) a. That painting in Amsterdam

b. (d1x1: painting [N] (x1): {(d1x2: Amsterdam [N] (x2))Loc})ø

La ausencia de un operador temporal impide la introducción del ver-


bo copulativo “be”, a la vez que la presencia de “painting” como
primer restrictor da cuenta de su naturaleza como núcleo de la cons-
trucción33.

4. Conclusiones
En este capítulo he ofrecido una visión general del componente léxi-
co en la GF, así como de la clasificación de Estados de Cosas desig-
nados por las predicaciones nucleares. A pesar de que en el modo de
presentación la GF se manifiesta como una teoría de orientación pro-
ductiva, Dik enfatiza que el sistema ha de permitir el desarrollo del
procesamiento lingüístico en paralelo e incluso la toma de decisiones
de modo descendente, en aquellos casos en los que la presencia de un
elemento en un nivel superior de organización suponga la selección
de otro en un nivel inferior. En cualquier caso, espero que este pri-
mer capítulo dedicado a la organización detallada del modelo al lec-
tor le haya sido patente la orientación funcionalista del mismo,
integrada en el aparato técnico que propone la GF.

33 Para un estudio detallado de la predicación no verbal desde una perspectiva


tipológica, el lector puede consultar el excelente trabajo de Hengeveld (1992a).
132 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Bibliografía básica
Mackenzie (2002) presenta de modo claro la concepción del léxico
en la GF. De Groot (1987) y Dik (1997b: cap1) introducen los prin-
cipales aspectos de las Reglas de Formación de Predicados junto con
diversos ejemplos de su funcionamiento. La noción de Descomposi-
ción Léxica Gradual aparece en Dik (1978b) y ha sido aplicada con
exhaustividad dentro del denominado Modelo Lexemático-
Funcional, fundado por el tristemente fallecido Leocadio Martín. Sus
principales colaboradores han publicado un volumen sobre la organi-
zación del léxico inglés (Faber y Mairal 1999). Las tendencias y de-
sarrollos más recientes del componente léxico en la GF aparecen en
los volúmenes editados por Olbertz et al. (1998) y Mairal y Pérez
(2002), en el que se incluye el trabajo de García Velasco y Henge-
veld (2002). Nuyts (1992) propone la introducción en la GF de un
sistema de representación conceptual, con importantes implicaciones
para la ordenación del léxico.
El desarrollo de la estructura del sintagma nominal en la GF se
debe a diversas publicaciones de Rijkhoff, entre las que cabe desta-
car (1990a) y (1990b). En la primera el autor introduce la tipología
de operadores de término, lo que le lleva a postular una correspon-
dencia jerárquica entre predicaciones y términos.
La bibliografía existente sobre las diferentes tipologías de Eventos
o Estados de Cosas es muy numerosa. Diferentes presentaciones apa-
recen en Dik (1997a: cap 5), Siewierska (1991: cap 3), Van Valin y
LaPolla (1997: secciones 3.1 y 3.2), entre otras. Aunque bien es cier-
to que el análisis de eventualidades proviene ya de la obra de Aristó-
teles, en general los trabajos mencionados siguen total o
parcialmente las propuestas originales de Vendler (1967) y Dowty
(1979).
Las funciones semánticas recuperaron un papel fundamental en la
teoría lingüística a partir de la obra de Fillmore (1968). Siewierska
(1993) establece una comparación entre su uso en la GF y en en el
modelo de las estructuras semánticas de Jackendoff (1990). Henge-
veld (1992a) y Rijkhoff (2002) son excelentes trabajos de orientación
De cómo crear predicaciones: el Fondo léxico y los EdCs 133

tipológica sobre la predicación no verbal y la estructura del término,


respectivamente.
CAPÍTULO 4

La estructura jerárquica de la cláusula

0. Introducción
Este capítulo examina uno de los aspectos fundamentales en la orga-
nización del componente gramatical que propone la GF: la construc-
ción de una cláusula. En este sentido, enlaza directamente con el
capítulo anterior en cuanto que la selección de elementos léxicos del
Fondo constituye el paso anterior al de su organización en una expre-
sión lingüística propiamente.
El capítulo incide no sólo en la organización de la cláusula según
la GF, sino también en la caracterización de las categorías morfosin-
tácticas Tiempo, Modo y Aspecto, que en gran medida han motivado
el análisis que se presenta. La expresión gramatical de estas categorí-
as se recoge en la GF a través de operadores, cuyo papel en la orga-
nización de la cláusula será también tratado en el desarrollo de este
capítulo. De modo similar, la sección 3.2. examinará las característi-
cas de los denominados satélites, elementos opcionales de naturaleza
léxica, en gran medida coincidentes con los circunstanciales o adjun-
tos de otros modelos teóricos. Tras analizar la naturaleza de los nive-
les representativo e interpersonal, el capítulo concluye con una breve
exposición del tratamiento de la complementación en la GF.

1. La estructura de la cláusula: organización general


La principal diferencia entre el modelo de 1978 y la presentación
actual de la teoría en Dik (1997a) es la adopción de una estructura
jerárquica de la cláusula a partir de las propuestas de Hengeveld
(1987, 1988 y 1989). Indudablemente, la descripción de la organiza-
ción de la cláusula por medio de niveles jerárquicos no es, ni mucho
menos, una particularidad de la GF. Propuestas en el mismo espíritu
aparecen en la Gramática Generativa chomskyana, con su influyente
136 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

modelo de la sintaxis de la X-barra (véase Siewierska (1992) y Hen-


geveld (1998) para una comparación de las representaciones oracio-
nales en la GF y GB, y en otros modelos funcionalistas como RRG y
SFG (véase Butler (1996) para un análisis comparativo de las tres
teorías y Van Valin (1990) para RRG y GF)34.
Como se señaló en la sección 5 del capítulo segundo, una de las
propiedades fundamentales de la GF es la integración de dos funcio-
nes básicas en el aparato técnico de la teoría: las funciones represen-
tativa e interpersonal. Hengeveld (1989: 128) argumenta precisa-
mente la necesidad de caracterizar las expresiones lingüísticas con
referencia a estos dos niveles. Según el autor, en el nivel representa-
tivo, “un EdC se describe de modo tal que el oyente es capaz de
comprender la situación real o hipotética a la que se hace referencia”.
En el nivel interpersonal “esta situación se presenta de un modo tal
que el oyente es capaz de reconocer la intención comunicativa del
hablante”. Cada uno de esos dos niveles se divide en un número de
capas o estadios estructurales ordenados a partir de las nociones de
predicación y referencia ya comentadas en el capítulo anterior.
La propuesta de Kees Hengeveld se inspira en los trabajos de Fo-
ley y Van Valin (1984) y Bybee (1985), y postula la existencia de
varios estadios en la organización de una cláusula, cuya pertinencia
se justifica en función de hechos observados sobre la organización de
las categorías morfosintácticas Aspecto, Tiempo y Modo. Cada uno
de esos estadios designa una entidad ontológica distinta, según una
clasificación realizada por Lyons (1977: 440-445). La corresponden-
cia entre ambas propuestas se puede observar en la tabla 2, repetida
aquí a efectos expositivos:

34 En este sentido, resulta interesante señalar el importante número de artículos de


evaluación o comparación de la GF con otros modelos teóricos. Al margen de los
ya mencionados se incluyen en la bibliografía Kalisz y Kubinski (1997) con la
Gramática Cognitiva de Langacker; Bernárdez (1997) con la Gramática de
Construcciones de Fillmore y Kay; Siewierska (1993) con el modelo de Jackendoff
(1990); Butler (1990) y García Velasco y Martín Miguel (1998) con la SFG; Perl-
mutter (1981) con su Gramática Relacional, Mackenzie (1981) con la Gramática de
Casos; Janssen (1981) con la semántica de Montague; Brdar y Brdar Szabo (1993)
con la teoría del prototipo, etc.
La estructura jerárquica de la cláusula 137

UNIDAD TIPO DE ORDEN VARIABLE


ESTRUCTURAL ENTIDAD

CLÁUSULA acto de habla 4 E


PROPOSICIÓN hecho posible 3 X
PREDICACIÓN estado de cosas 2 e
TÉRMINO entidad 1 x
PREDICADO propiedad/relación 0 f
Tabla 2. Variables, entidades y estratos en la GF

Las unidades estructurales del margen izquierdo se corresponden con


los distintos tipos de entidades ontológicas que se sitúan inmediata-
mente a su derecha. Así, un término refiere a una entidad de primer
orden, típicamente cosas y seres animados, que puede ser localizada
en el espacio. Como se observa en la tabla, se representan por medio
de la variable ‘x’. Las predicaciones refieren a Estados de Cosas
(EdC), que pueden ser localizados en el espacio y en el tiempo35; en
la estructura oracional que propone la GF se representan por medio
de la variable ‘e’. Las entidades de tercer orden, también denomina-
das “hechos posibles”, constituyen el correlato ontológico del nivel
estructural de la Proposición, que se simboliza con la variable ‘X’.
Los hechos posibles pueden ser evaluados en función de su veracidad
o falsedad, pueden ser creídos, negados, recordados, etc. pero, al
contrario que los EdCs, no pueden ser localizados en el espacio o en
el tiempo. Como el lector adivinará, este estadio estructural marca el
inicio del nivel interpersonal en la representación de la oración. Fi-
nalmente, la cláusula designa un acto de habla, representado por la
variable ‘E’, que puede ser evaluado en función de su pertinencia en
el proceso de interacción verbal.

35 Sin embargo, en la reciente versión de su teoría, Dik (1997a: 131) señala que, al
contrario que los términos, “Predicates, propositions, and clauses are not said to
refer to entities of types f, e, X, and E, but rather to designate such entities.” Dik
asume, por tanto, el trabajo de Keizer (1991), para quien sólo los términos pueden
considerarse auténticas expresiones referenciales.
138 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Una de las escasas diferencias entre el modelo presentado por Dik


en 1989 y la edición revisada del mismo (1997a) se centra en la acep-
tación sin reservas de la variable ‘f’ para predicados. Esta idea fue
apuntada por Dik en un gráfico (1989a: 50), pero una exposición
razonada de la necesidad de esta variable no surge hasta los trabajos
de Hengeveld (1992b) y Keizer (1992). En pocas palabras, la pro-
puesta de Keizer y Hengeveld se basa principalmente en la capacidad
que poseen los predicados de servir de antecedentes en procesos ana-
fóricos. En los siguientes ejemplos se pueden observar varias expre-
siones anafóricas (so, one y it) cuyos antecedentes son predicados
verbales, nominales y adjetivales, respectivamente (Keizer 1992: 4):
(1) a. Ernest is sleeping. So is Jack.
b. Cecily saw a unicorn yesterday. Gwendolen saw one too.
c. Algernon is a fool, although he doesn’t look it.
Sin esta variable, no sería posible formalizar en las representaciones
de la GF las capacidades referenciales de estos predicados.
La inclusión de la variable para predicados plantea la cuestión de
determinar el tipo de entidades al que hacen referencia estos elemen-
tos. Keizer (1991: 6) afirma que las expresiones de nivel cero refie-
ren a la intensión (en terminología de Carnap) del predicado que
restringe la variable. Así por ejemplo, la intensión de un predicado
como azul es la propiedad de ser “azul”, que resulta ser el referente
para la expresión restringida por ese predicado (Keizer 1992: 9).
Con esta nueva propuesta, todos los predicados, independiente-
mente de su categoría sintáctica, han de recibir ahora la mencionada
variable. Así, el marco predicativo mostrado en (1) en el capítulo
anterior, se representa de la siguiente manera:
(2) a. giveV (x1: <animate> (x1))Ag (x2)Go (x3: <animate> (x3))Rec
b. (fi: giveV (fi)) (x1: <anim> (x1))Ag (x2)Go (x3: <anim> (x3))Rec

Como el lector podrá observar, la inserción de predicados (con su


correspondiente variable ‘f’) en las posiciones argumentales compli-
caría visualmente la representación hasta el punto de hacerla en al-
gunos momentos casi ininterpretable. En consecuencia, restringiré el
La estructura jerárquica de la cláusula 139

uso de esta variable tan sólo a aquellos casos en los que sea relevante
para el tratamiento del tema en cuestión.
En otro sentido, es bien sabido que las expresiones nominales re-
fieren en la mayoría de ocasiones a entidades de primer orden, pero
no exclusivamente. La ontología dispuesta en la tabla 2 permite aho-
ra representar de modo eficaz aquellos términos que refieren a tipos
diferentes de entidades. Este es el caso del siguiente grupo de predi-
cados nominales:
(3) a. (fi: colour [N] (fi))
b. (ei: meeting [N](ei))
c. (Xi: idea [N](Xi))
d. (Ei: question [N](Ei))

En (3a), el predicado nominal “colour” hace referencia a una propie-


dad, por lo que se representa a través de la variable ‘f’. “meeting”,
por su parte hace referencia a un evento, mientras que “idea” y
“question” refieren a un hecho posible y a un tipo de acto de habla
respectivamente. La inclusión de los diferentes tipos de variables
permite recoger las obvias diferencias semánticas entre estos predi-
cados.
Como primera aproximación a las características de los estadios
oracionales propuestos, obsérvese la siguiente tabla:
(4) Cláusula: (Ei: [ILL (S) (A) (Xi : etc. (Xi))] (Ei))
Proposición: (Xi : [(ei: etc. (ei))] (Xi))
Predicación: (ei: [(fi: pred (fi)) (xi) ... (xn)] (ei))
Término: (xi: [(fi: etc. (fi))] (xi))
Predicado: (fi: pred (fi))

Como se ilustra en (4), cada estructura se inserta en el estadio supe-


rior, formando así niveles de mayor complejidad. Cada uno de estos
estadios puede ser modificado por medio de elementos de naturaleza
gramatical (operadores) o léxica (satélites), representados por las
letras griegas  y  respectivamente. Estos elementos aportan dife-
rentes modificaciones en cada uno de los estadios, contribuyendo así
a la configuración de una cláusula. La siguiente tabla muestra las
140 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

posibilidades de expresión de operadores y satélites y su aportación


semántica general en los estadios relevantes:

ESTRATO OPERADOR SATÉLITE MODIFICACIÓN


PREDICADO operadores de satélites de Propiedades
predicado (1) predicado (1) adicionales del EdC

PREDICACIÓN operadores de satélites de


predicación (2) predicación (2) Localización de EdC

PROPOSICIÓN operadores de satélites de Validez de la


proposición (3) proposición (3) proposición

CLÁUSULA operadores de satélites de Estrategia


ilocución (4) ilocución (4) comunicativa del
hablante

Tabla 5. Operadores, satélites y estratos oracionales

La relevancia histórica de los operadores y de los satélites en la pos-


tulación de la estructura jerárquica de la cláusula es diferente. Como
ya señalara anteriormente, Hengeveld propuso los diferentes estadios
estructurales a partir de la organización y disposición de las categorí-
as aspecto, tiempo y modo en las lenguas. Estas nociones, en la me-
dida que reciban expresión gramatical formarán parte del conjunto de
operadores de una lengua. Los satélites fueron a continuación inte-
grados en la estructura de la cláusula de un modo natural. En conse-
cuencia, dada su relevancia para el tema en cuestión, realizaré a
continuación una caracterización prioritariamente descriptiva de las
categorías aspecto, tiempo y modo para pasar posteriormente a exa-
minar su integración en la estructura del enunciado que propone la
GF. El español es una lengua rica en construcciones de carácter peri-
frástico que expresan una gran diversidad de distinciones aspectuales
y modales. Así, y a fin de ilustrar las diferentes categorías introduci-
La estructura jerárquica de la cláusula 141

das en estas secciones, utilizaré con frecuencia ejemplos tomados del


detallado estudio de Olbertz (1998) sobre las mismas36.

2. Aspecto, Tiempo y Modo

2.1 Aspecto
Quizás la definición de Aspecto más comúnmente empleada viene
dada en Comrie (1976: 3) como: “los aspectos son modos diferentes
de observar la constitución temporal interna de un EdC”. Dik utiliza
el término Aspectualidad para englobar todo tipo de distinciones
aspectuales, tanto las expresadas léxica como gramaticalmente y re-
serva el de Aspecto “para aquellas distinciones aspectuales que reci-
ben expresión por medios gramaticales y no léxicos” (Dik 1997a:
221). El autor distingue cinco áreas de Aspectualidad37:
1. Tipo de EdC
2. Aspecto Perfectivo e Imperfectivo
3. Aspecto Fasal
4. Aspecto Perspectivo
5. Aspecto Cuantificativo
De estas cinco áreas tan sólo las cuatro últimas pueden ser expre-
sadas gramaticalmente, por lo que me referiré a ellas exclusivamente.

2.1.1. Aspecto Perfectivo e Imperfectivo


El Aspecto Perfectivo implica observar la constitución temporal del
EdC como un todo indivisible y completo. La visión del EdC se es-
tablece desde un punto de vista externo, sin hacer referencia a su
constitución interna. El Aspecto Imperfectivo, por su parte, observa

36 No obstante, esto no quiere decir que las perífrasis del español resulten siempre
de la expresión de un operador en la estructura de la cláusula. Según Olbertz
(1998: cap. 8), en función de su grado de gramaticalización pueden considerarse
bien operadores o introducirse a través de reglas de formación de predicados.
37 En Dik (1989a) tan sólo se distinguían cuatro áreas de Aspectualidad, ya que el
Aspecto Perspectivo se incluía en el Fasal.
142 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

el EdC desde un punto de vista interno, haciendo referencia explícita


a su constitución temporal. Comrie (1976: 25) propone las siguientes
subcategorías:

Progresivo

Continuo

Imperfectivo No progresivo

Habitual

Figura 9. Tipos de Aspecto Imperfectivo según Comrie (1976)

Dik, por su parte, distingue cuatro categorías dentro del campo im-
perfectivo: “progresivo”, “habitual”, “iterativo” y “continuo”. Sin
embargo, estas cuatro categorías son en realidad, según Dik, interpre-
taciones que recibe el Aspecto Imperfectivo en el acto comunicativo,
por lo que propone distinguirlas de las categorías Progresivo, Habi-
tual, Iterativo y Continuo que pueden recibir expresión gramatical en
otras lenguas.
Así por ejemplo, en castellano, una oración con Aspecto Imper-
fectivo como Juan lee puede recibir una interpretación habitual,
“Juan lee habitualmente” o continua “Juan está en el proceso de
leer”. En otros idiomas estas distintas interpretaciones pueden expre-
sarse gramaticalmente, como las formas progresivas del inglés John
is reading o del propio castellano, Juan está leyendo. En consecuen-
cia, para Dik la expresión gramatical de estas nociones se incluirá
dentro de dos grandes áreas aspectuales: el Aspecto Fasal (Progresi-
vo) y el Aspecto Cuantificativo (Habitual, Iterativo y Continuo), que
comentaré a continuación.

2.1.2. Aspecto Fasal


La estructura jerárquica de la cláusula 143

El Aspecto Fasal incide en el desarrollo temporal del EdC, con refe-


rencia a su inicio, su continuación y su final. Dik (1997a: 225) dis-
tingue los siguientes tipos:
(5) Ingresivo “John started crying”
Progresivo “John is crying”
Continuo “John continued crying”
Egresivo “John stopped crying”
Es importante señalar que los Aspectos Perfectivo / Imperfectivo y
Fasales, caracterizan la estructura interna del EdC, aportando infor-
mación adicional sobre la naturaleza del mismo, por lo que, de reali-
zarse gramaticalmente y de acuerdo con la organización de la
cláusula que postula la GF, serán expresados a través de operadores
de primer nivel (). Como veremos en las próximas secciones, los
Aspectos Cuantificativo y Perspectivo caracterizan el EdC desde una
posición externa, por lo que se recogerán a través de operadores de
predicación ().
En español existen construcciones perifrásticas que expresan las
categorías distinguidas en (5). Según Olbertz (1998: 326) el Aspecto
Ingresivo se manifiesta en las perífrasis de infinitivo “ponerse a”,
“meterse a”, “pasar a” y “empezar/comenzar a”, en ejemplos como
los siguientes de la propia autora:
(6) a. A lo mejor me pongo a estudiar marketing
b. Eso no puede pasar a ser el paradigma de la proeza periodística
c. Empecé a recuperar la vista
Del mismo modo, los Aspecto Progresivo y Continuativo se mani-
fiestan en las perífrasis “estar + gerundio” y “seguir/continuar + ge-
rundio”, respectivamente (Olbertz 1998: 329; 335):
(7) a. Ahora mismo nos están oyendo
b. La personalidad auténtica de Leonora seguía siendo para mí un
misterio
Finalmente, el Aspecto Egresivo se manifiesta en las construcciones
“dejar de” y “cesar de”:
(8) a. El tronco que está en la chimenea y que no cesa de arder
144 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

b. Había dejado de reír


Obviamente, existen importantes restricciones en cuanto a las pro-
piedades del EdC que puede combinarse con cada perífrasis, cuestión
que resultaría extremadamente prolija en el presente contexto. Para
apreciar la complejidad del asunto en su totalidad, el lector puede
consultar la mencionada monografía de Olbertz (1998).

2.1.3. Aspecto Perspectivo


El Aspecto Perspectivo refiere al modo en que se percibe un EdC
desde un punto temporal externo; en función de la información dis-
ponible en un determinado momento, indica el estado en que se en-
cuentra un EdC. Por medio de un ejemplo se puede obtener una idea
más clara de lo que esta área aspectual expresa:
(9) John is going to read
Esta oración es una muestra de Aspecto Prospectivo. El hablante,
basándose en la información que tiene a su alcance acerca de un par-
ticipante en el EdC (John), concluye que en un determinado momen-
to futuro “John leerá”. Parafraseando el ejemplo, se puede ver más
claramente la relación existente entre la información que el hablante
posee y la conclusión que de ella extrae: “John es tal (ahora) que
leerá (más tarde)”. Dik (1997a: 239) distingue cuatro tipos de Aspec-
to Perspectivo, que ilustra con los siguientes ejemplos tomados del
inglés:

(10) Prospectivo “John is going to cry”


Prospectivo Inmediato “John is about to cry”
Perfecto Reciente “John has just cried”
Perfecto “John has cried”
De nuevo el español ofrece ejemplos de perífrasis verbales con valo-
res Prospectivo (“ir a”) o Perfectivo Reciente (“acabar de”), entre
otros (Olbertz 1998: 348; 358):
(11) a. Estalis levanta otra vez la mano; va a pronunciar la palabra sar-
casmo
b. Acabo de estar en el despacho del jefe de personal
La estructura jerárquica de la cláusula 145

Dado que, como se mencionó anteriormente, las distinciones aspec-


tuales distinguidas en (10) modifican el EdC desde un punto de vista
externo, parece posible combinarlas con las presentadas en (5), que
afectan a las propiedades temporales internas del mismo. Es posible
así, construir ejemplos como los siguientes:
(12) a. Juan acaba de meterse a aprender bailes regionales
b. Pepe va a dejar de salir con su novia
En (12a) la perífrasis perfectiva “acabar de” se combina con la de
valor ingresivo “meterse a”, creando una construcción compleja. El
ejemplo (12b), por su parte, muestra la combinación de “ir a”, con
valor prospectivo, con “dejar de”, de significado egresivo. Resulta
significativo señalar en este punto que la posición sintáctica de la
perífrasis responde de modo icónico a su alcance o ámbito de modi-
ficación: aquéllas que afectan a propiedades internas del EdC se sitú-
an más próximas al predicado principal. En consecuencia, el orden
opuesto en la combinación de estas construcciones da como resulta-
do expresiones de dudosa gramaticalidad:
(13) a. ? Juan se metió a acabar de aprender bailes regionales
b. ? Pepe dejó de ir a salir con su novia
Como mostré en la sección tercera, la cuestión de la ordenación de
las categorias Aspecto, Tiempo y Modo resulta de capital importan-
cia para comprender la estructura jerárquica de la cláusula que pro-
pone la GF.

2.1.4. Aspecto Cuantificativo


Esta cuarta distinción aspectual se caracteriza, como su nombre indi-
ca, por cuantificar el número de EdCs sin aportar ninguna informa-
ción sobre su estructura interna. Dik (1989a: 204) distingue cuatro
áreas semánticas relacionadas con el Aspecto Cuantificativo: “hábi-
to”, “frecuencia”, “continuidad” e “intensidad”. Estas cuatro áreas
presentan los siguientes tipos de categorías aspectuales:
1. Aspecto Habitual: el EdC se repite de manera habitual
2. Aspecto Semelfactivo: el EdC se realiza una sola vez
146 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

3. Aspecto Iterativo: el EdC se realiza varias veces


4. Aspecto Frecuentativo: el EdC se realiza en un gran número de ocasiones
5. Aspecto Distributivo: el EdC se realiza varias veces con distintos partici-
pantes
Para el caso del castellano, Olbertz (1998) mantiene que las perífra-
sis “volver a”, “andar + gerundio” y “soler” expresan las categorías
de aspecto Iterativo, Distributivo y Habitual, respectivamente. La
autora propone, entre otros, ejemplos como los siguientes (1998:
366; 370; 372):
(14) a. Dile que la volveré a llamar esta tarde
b. Anduvo gestionándose el nombramiento
c. Los pioneros solían carecer de incentivos que les empujaran a re-
gresar

2.2 Tiempo
De manera similar a la distinción establecida entre Aspecto y Aspec-
tualidad, Dik distingue para esta categoría entre Tiempo y Tempora-
lidad. El término Temporalidad es equivalente a la expresión de
Comrie (1985: 9) “location in time”, es decir, la localización del EdC
en la dimensión temporal. Tiempo hace referencia a aquellas distin-
ciones temporales que los idiomas recogen a través de medios gra-
maticales.
Como advierte Comrie (1985), Tiempo es una categoría semántica
deíctica, en el sentido de que localiza temporalmente el EdC con
respecto a un punto de referencia. Cuando éste coincide con el mo-
mento de habla, hablaremos de “tiempo absoluto”, y cuando no lo
hace estaremos ante un caso de “tiempo relativo”.
Las relaciones temporales que el EdC puede establecer con el
punto de referencia se pueden clasificar de acuerdo con los dos si-
guientes parámetros propuestos por Dik (1997a: 237):
1. El EdC es anterior, simultáneo o posterior al punto de referen-
cia.
2. El EdC se sitúa relativamente cercano o alejado del punto de
referencia.
La estructura jerárquica de la cláusula 147

Con estos dos ejes como punto de partida, las distinciones tempo-
rales más comunes que los idiomas gramaticalizan son las siguientes
(Dik 1997a: 238):

Tiempo

Pasado No-Pasado

Pasado Presente Futuro

Remoto Reciente Inminente Remoto

Figura 10. Distinciones temporales según Dik (1997a)

Según Dik, los idiomas pueden no desarrollar estas posibilidades,


presentando únicamente elementos léxicos a fin de expresar la tem-
poralidad. En caso de gramaticalizar esta categoría, parece ser que la
distinción más básica viene dada por la oposición pasado/no-pasado.
A su vez, no-pasado se divide con gran frecuencia en el par presente
/ futuro.
Es importante para los objetivos de este capítulo aclarar la inci-
dencia de la categoría semántica Tiempo sobre el EdC. Como he
dicho anteriormente, Tiempo localiza el EdC en la dimensión tempo-
ral, sin incidir ni hacer referencia a su estructura interna, por lo que
sus aportaciones serán recogidas a través de operadores de segundo
nivel (). Como se indicó en la tabla 5, estos operadores se caracte-
rizan por localizar el EdC en diversos parámetros o dimensiones.

2.3 Modo
Si en algo coinciden los diferentes estudios acerca de la categoría
Modo es en la variedad de significados que bajo ella se incluyen y en
la consiguiente dificultad para encontrar una definición satisfactoria
que englobe a todos. Dik de nuevo establece una distinción entre
148 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Modo y Modalidad, refiriéndose con el primero a aquellas distincio-


nes modales que se expresan por medios gramaticales.
Por otra parte, existe otra categoría semántica que por su afinidad
con la Modalidad puede también ser estudiada bajo el epígrafe Mo-
do: se trata de la Ilocución. La diferencia entre Modalidad e Ilocu-
ción se centra en torno a su incidencia en la organización de la
cláusula: mientras que la Modalidad modifica el contenido de las
proposiciones, la Ilocución modifica los actos de habla como tales.
Brevemente, comentaré el análisis que la GF ofrece para ambas cate-
gorías.

2.3.1. Modalidad
Según Hengeveld (1987), tres son las principales áreas de Modali-
dad:
1. Modalidad Inherente
2. Modalidad Objetiva
3. Modalidad Epistemológica
1. Modalidad Inherente: a través de este tipo de modalidad, el ha-
blante especifica la relación entre un participante y el EdC en que
figura. En esta categoría se distinguen nociones como “habilidad”,
“volición”, “permiso” y “obligación”.
Según Dik (1997a: 241), la Modalidad Inherente no se expresa en
los idiomas a través de elementos gramaticales, sino léxicos. En rea-
lidad, este tipo de modalidad difiere un tanto del resto, pues como
advierte Palmer (1990: 2), “habilidad y volición refieren a caracterís-
ticas del sujeto de la oración más que del hablante”. Es por este mo-
tivo que también se denomina “modalidad orientada al participante”
(Hengeveld 2001). Puesto que la modalidad inherente incide en la
relación entre un participante y el EdC del que él mismo forma parte,
resulta lógico pensar, como hace Dik, que es una característica in-
trínseca del propio EdC, por lo que se recoge a través de operadores
de predicado.
La estructura jerárquica de la cláusula 149

Sin embargo, y a pesar de lo manifestado por Dik, Hengeveld


(2001), aporta ejemplos del Mapuche en los que elementos auxiliares
aparecen en la cláusula para expresar “habilidad”, llegando incluso a
distinguir “habilidad intrínseca” de “habilidad adquirida”:
(15) Pepí ku aw-la-n
INTR.ABIL trabajar-NEG- DECL.1.SG
“No puedo trabajar”

Kim tuku-fi-n
ACQ.ABIL poner-OBJ-DECL.1.SG
“Sé como ponerlo”
Estos ejemplos sugieren que es posible encontrar idiomas en los que
la Modalidad Inherente se exprese por medio de elementos gramati-
cales. En realidad, lo mismo cabría decir del inglés, lengua en la que
la “habilidad” y “volición” pueden ser expresados a través de auxilia-
res, los modales “can” y “will”.
2. Modalidad Objetiva: a través de este tipo de modalidad el ha-
blante evalúa la probabilidad, posibilidad, obligatoriedad, etc. de que
un determinado EdC se realice en la realidad. Por este motivo, la
Modalidad Objetiva recibe también el nombre de “modalidad orien-
tada al evento”. La existencia del EdC se estima de acuerdo con cri-
terios objetivos basados en informaciones generales tales como
convenciones, reglas sociales o morales, normas de conducta, etc.
“sin que el hablante asuma responsabilidad sobre estos juicios”
(Hengeveld 2001). El hablante hace esta estimación en función de
dos tipos diferentes de conocimiento, cada uno de los cuales origina
una nueva área de modalidad:
1. Evaluación según el conocimiento de la realidad general.
Este tipo de modalidad, conocida como Epistémica, refleja tradicio-
nalmente la oposición “realis/irrealis”, es decir, la consideración de
un EdC como efectivo o verdadero frente a su potencial realización.
Al tiempo, la Modalidad Epistémica cubre también el siguiente aba-
nico de posibilidades:
Cierto-Probable-Posible-Improbable-Imposible
150 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Olbertz (1998: 394) considera la construcción “poder + infinitivo” un


claro ejemplo de Modalidad Epistémica. En el siguiente ejemplo de
la autora la mencionada construcción se combina con la perífrasis “ir
a”, de valor prospectivo:
(16) El muchacho puede ir a parar a un hospicio
Dentro de la Modalidad Epistémica se puede distinguir una nueva
categoría: la Polaridad. A través de la Polaridad el hablante expresa
su evaluación sobre la posibilidad de la realización del EdC en tér-
minos extremos: el hablante o bien está seguro de que el EdC se rea-
lizará (polaridad positiva) o bien está seguro de que no se realizará
(polaridad negativa). En inglés, el uso enfático del auxiliar “do” pue-
de considerarse un caso de polaridad positiva:
(17) I DID write that essay
2. Evaluación del EdC de acuerdo con un sistema de convenciones
moral, legal o social.
Esta subárea de modalidad se denomina Deóntica y engloba las
siguientes posibilidades:
Obligatorio-Aceptable-Permisible-Inaceptable-Prohibido
Como ilustración se puede observar el siguiente ejemplo tomado del
holandés:
(18) Je moet je vader helpen
Tú debes-OBL tu padre ayudar
“Debes ayudar a tu padre”
En este ejemplo, el hablante, a través del verbo modal moeten, ex-
presa obligatoriedad basándose en las convenciones sociales o mora-
les de carácter general pertinentes en el mundo exterior. El castellano
nuevamente ofrece ejemplos de construcciones perifrásticas de con-
tenido deóntico. Este es el caso del siguiente ejemplo con la secuen-
cia “tener que” (Olbertz 1998: 392):
(19) Un libro de literatura tiene que tener un mensaje
La estructura jerárquica de la cláusula 151

La Modalidad Objetiva, según la clasificación de Hengeveld, se re-


coge por medio de operadores de predicación ().
3. Modalidad Epistemológica: por medio de la Modalidad Epis-
temológica, el hablante expresa su grado de compromiso con la ver-
dad de la proposición que utiliza, especificando la fuente de la que ha
obtenido la información. Esta categoría se puede dividir en otros dos
tipos de modalidad: Subjetiva y Evidencialidad.
En la Modalidad Subjetiva la fuente de la información expresada
en la proposición es el propio hablante, por lo que éste declara su
opinión personal acerca de la validez de su proposición y la evalúa
como cierta, probable, posible, etc., es decir, subdivisiones que per-
tenecen al campo de la modalidad Epistémica. A diferencia de la
Modalidad Objetiva, en este caso el hablante no evalúa la posibilidad
de que el EdC tenga lugar, sino que valora la proposición en su con-
junto, y lo hace expresando su grado de confianza de que sea cierta.
Un ejemplo de Modalidad Subjetiva lo ofrece el español por medio
del verbo “creer”:
(20) Creo que Juan no vendrá
en el que el hablante evalúa subjetivamente la proposición “Juan no
vendrá”.
En cambio, en el área de la Evidencialidad, la fuente de la infor-
mación no es el hablante, sino otros medios tales como la evidencia
circundante, la experiencia u otra persona, que darían origen a cuatro
sub-áreas dentro de la evidencialidad: “inferencialidad” y “predic-
ción”, ”experimentación” y “citación”.
En inglés se puede expresar “inferencialidad” a través del verbo
léxico “seem”, en un ejemplo como:
(21) It seems that John is about to leave
El uso impersonal del verbo a través del pronombre “it” indica cla-
ramente que la información ha sido obtenida partir de la evidencia
circundante.
152 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

En el español, las gramáticas normativas señalan la diferencia


existente entre la construcción “deber + infinitivo”, como expresión
de Modalidad Deóntica y “deber de + infinitivo”, que expresaría in-
ferencialidad. Sin embargo, parece evidente que esta distinción poco
a poco se va perdiendo en el habla cotidiana, ya que los hablantes
tienden a utilizar la segunda con valor de obligatoriedad.
El siguiente esquema ofrece a modo de resumen una clasificación
de las principales categorías y subcategorías modales. Como resulta-
rá obvio, es poco probable que una misma lengua recoja gramatical-
mente todas esas posibilidades. Muy al contrario, los idiomas
utilizarán distintos recursos (gramaticales y léxicos) para expresar
estas nociones. En cualquier caso, en la medida que estas categorías
vengan expresadas a través de elementos gramaticales se recogerán
en la GF por medio de operadores de los diferentes estratos.
La estructura jerárquica de la cláusula 153

Modalidad Inherente Habilidad (intrínseca/adquirida)


Obligatoriedad
Permisibilidad
Volición
Modalidad Objetiva Deóntica Obligatoriedad
Aceptabilidad/Inaceptabilidad
Permisibilidad
Prohibición
Epistémica Certeza
Probabilidad/Improbabilidad
Posibilidad/Imposibilidad
Polaridad
Realis/Irrealis
Modalidad
Epistemológica Subjetiva Epistémica

Evidencialidad Inferencialidad
Predicción
Citación
Experimentación

Como advierte Hengeveld (2001), la Modalidad difiere de las catego-


rías Tiempo y Aspecto en carecer de una función localizadora. Las
distinciones modales señaladas no afectan a la estructura interna del
EdC ni lo localizan en diferentes dimensiones, sino que lo evalúan de
acuerdo con distintos parámetros.

2.3.2. Ilocución
A través de esta categoría el hablante especifica la función comuni-
cativa que asocia con el acto de habla que expresa. Generalmente,
estos usos o funciones se especifican en el acto de habla por medio
de elementos como la entonación o el orden oracional, pero también
es posible que reciban expresión por medio de morfemas modales.
Cada acto de habla lleva necesariamente asociado un tipo de ilocu-
ción, lo que en la GF se denomina “ilocución básica”. Los tipos más
frecuentes de ilocuciones básicas son “declarativo”, “interrogativo”,
154 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

“exclamativo” e “imperativo”, que en gran medida se corresponden


con los actos comunicativos de aseverar, preguntar, exclamar y orde-
nar.
Olbertz (1998: 431) introduce una subcategoría de la ilocución
imperativa, la denominada Imperativo Exhortativo, cuya función
comunicativa reside en una solicitud por parte del hablante a fin de
que su oyente participe conjuntamente en una acción determinada.
En español esta categoría se realiza a través de la perífrasis “ir a +
infinitivo”, en ejemplos como el siguiente:
(22) Espérate, vamos a buscar ideas sobre qué podemos hablar
Las ilocuciones básicas pueden ser modificadas por medio de dos
estrategias: Mitigación y Reforzamiento. Estos dos procesos no asig-
nan un determinado tipo de ilocución básica a un acto de habla, sino
que sirven para expresar de manera más clara la intención comunica-
tiva del hablante. Como sus propios nombres indican, a través de
estos dos medios el hablante mitiga o refuerza su acto de habla. En
español es posible realizar un proceso de reforzamiento a través del
subordinador “que” en ejemplos como:
(23) ¡Que te calles!
La mitigación se manifiesta en ejemplos como el siguiente, en el que
figura la perífrasis “venir a + infinitivo” (Olbertz 1998: 434):
(24) La compasión viene a ser el antídoto del suicidio
Es importante destacar que estos procesos actúan en un nivel supe-
rior al del resto de las categorías semánticas que hemos visto. La
Ilocución incide en el acto de habla como tal, mientras que el Tiem-
po, Aspecto y Modalidad actúan durante la formación de lo que
“posteriormente” será un acto de habla.

3. Operadores y satélites

3.1. Operadores
La estructura jerárquica de la cláusula 155

Como muestra la tabla 5, cada estrato puede ser modificado por ele-
mentos de naturaleza gramatical y léxica, denominados en la GF ope-
radores y satélites respectivamente. Los operadores recogen
distinciones gramaticales, típicamente, las categorías Tiempo, As-
pecto y Modo, ya comentadas en el apartado anterior. De esta mane-
ra, se corresponden, grosso modo, con las categorías funcionales
recogidas en versiones actuales de la Gramática Generativa38, que
también han dado lugar a importantes avances en cuanto a la organi-
zación de la cláusula propuesta en ese modelo.
Una vez observadas las características generales de estas tres ca-
tegorías, parece conveniente comentar en mayor detalle su integra-
ción y relevancia en la construcción de una cláusula según la
propuesta de la GF. Brevemente, Hengeveld (1989: 131) define los
operadores como sigue:

Operadores de Predicado (1): recogen los medios gramaticales que espe-


cifican propiedades adicionales del EdC que designa una predicación.

Operadores de Predicación (2): recogen los medios gramaticales que lo-


calizan el EdC.

Operadores de Proposición (3): recogen los medios gramaticales a través


de los cuales el hablante especifica su actitud hacia la proposición que ex-
presa.

Operadores de Ilocución (4): recogen los medios gramaticales a través de


los cuales el hablante modifica la fuerza ilocutiva del acto de habla, en bus-
ca de estrategias comunicativas particulares.
Las categorías semánticas que he distinguido en el capítulo anterior
se recogen por medio de operadores en cada uno de los distintos es-
tratos, de acuerdo con las definiciones anteriores. En consecuencia,
Tiempo, Aspecto y Modo, con sus distintas subdivisiones, se repar-
ten de la siguiente manera en los cuatro niveles de operadores:

38 Aunque como señala Hengeveld (1998), la concordancia, que en el modelo


chomskyano genera una proyección sintáctica, no se recoge en la GF a través de
operadores.
156 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

1. Operadores de Predicado (1)


La principal categoría semántica recogida por medio de operadores
de predicado es el Aspecto. Sin embargo, no todas las distinciones
aspectuales distinguidas en las secciones previas modifican el primer
estrato en la organización de la cláusula. Como ya quedara dicho, los
operadores  especifican rasgos adicionales del EdC, mientras que
algunas de las categorías de Aspecto tratadas en la sección anterior
no actúan sobre su constitución interna, sino que lo observan como
un todo completo. Este es el motivo por el que tan sólo se consideran
como operadores de este estrato los aspectos Perfectivo/Imperfectivo
y los aspectos Fasales internos: Ingresivo, Progresivo, Continuo y
Egresivo. A éstos se debe añadir la Modalidad Inherente, que, como
he propuesto, puede ser expresada también por medio de operadores.
Al margen de las codificaciones gramaticales de la categoría as-
pecto, los operadores  pueden recoger también la negación de pre-
dicados en oposición a la negación con alcance sobre la cláusula
(Hengeveld 1989). Así, en el siguiente ejemplo:
(25) Charles is not unintelligent
es posible obtener dos interpretaciones en función del ámbito de la
negación. En la primera de ellas se predica del sujeto que tiene la
propiedad “not-unintelligent”, mientras que en la segunda se afirma
que no es el caso que Charles tenga la propiedad “unintelligent”.
Según Hengeveld (1989: 135), en la primera interpretación not apa-
rece como la expresión de un operador de predicado, mientras que en
la segunda resulta de la inclusión de un operador que modifica la
predicación. La negación de predicados, sin embargo, es un proceso
derivativo realizado en la mayoría de los casos a través de reglas
morfológicas que aportan el prefijo negativo correspondiente, por lo
que interpretaciones como la primera no suelen ser las más comunes.
2. Operadores de Predicación (2)
Las categorías semánticas que actúan en el segundo estrato de la
cláusula se ocupan del modo de realización del EdC y de su localiza-
ción temporal más que de su estructura interna como los operadores
La estructura jerárquica de la cláusula 157

de predicado. Tres son, según Hengeveld (1989: 135), las categorías


semánticas que se sitúan este estrato: Tiempo, Aspecto Prospectivo,
Aspecto Cuantificacional y Modalidad Objetiva, (Deóntica y Epis-
témica).
3. Operadores de Proposición (3)
Las categorías semánticas de este estrato expresan el grado de com-
promiso del hablante con respecto a la proposición que presenta. Los
dos tipos de categorías modales relevantes en este estadio de la orga-
nización del enunciado son la Modalidad Subjetiva y la Evidenciali-
dad.
4. Operadores de Ilocución (4)
Estos operadores expresan los medios gramaticales a través de los
cuales el hablante modifica la fuerza de su acto de habla. Son, por
tanto, operadores ilocutivos que expresan o bien Mitigación o bien
Reforzamiento.
Esquemáticamente, éstas son las distinciones que se pueden ex-
presar en cada categoría de operadores:

Operadores 1
Aspecto Perfectivo/Imperfectivo
Aspecto Fasal Ingresivo
Progresivo
Egresivo
Continuo
Modalidad Inherente Habilidad (intrínseca/adquirida)
Obligatoriedad
Permisibilidad
Volición
Negación de Predicado
158 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Operadores 2
Tiempo Pasado (reciente/remoto)
Presente
Futuro (inminente/remoto)
Aspecto Prospectivo Prospectivo
Prospectivo Inmediato
Perfecto
Perfecto Reciente
Aspecto Cuantificativo Habitual
Semelfactivo
Iterativo
Frecuentativo
Distributivo
Modalidad Objetiva Deóntica Obligatoriedad
Aceptabilidad
Inaceptabilidad
Permisibilidad
Prohibición

Epistémica Certeza
Probabili-
dad/Improbabilidad
Posibilidad/Imposibilidad
Polaridad
Realis/Irrealis

Operadores 3
Modalidad
Epistemológica Subjetiva Epistémica

Evidencialidad Inferencialidad
Predicción
Citación
Experimentación

Operadores 4

Ilocución Mitigación
Reforzamiento

La realización formal que pueden recibir los operadores varía de un


idioma a otro. He señalado la naturaleza gramatical (en oposición a
La estructura jerárquica de la cláusula 159

léxica) de estos elementos, pero incluso así, son muy diversas las
formas gramaticales en que finalmente pueden manifestarse: afijos,
partículas, auxiliares, etc. En la Gramática Funcional, esta diversidad
de realización se explicará a través de reglas de expresión particula-
res para cada idioma, que realizarán esos operadores en su corres-
pondiente forma final.
Las observaciones de Hengeveld sobre la expresión de los opera-
dores concluyen con una serie de hipótesis de entre las cuales merece
la pena mencionar las siguientes (1989: 141):

(26) El orden preferido de los operadores es 4 3 2 1 pred []


o pred [] 1 2 3 4

Esta hipótesis se relaciona claramente con el concepto de iconicidad


mencionado en el capítulo primero, en cuanto que la realización mor-
fosintáctica de los operadores se deriva de su ámbito o alcance de
modificación. Así, los operadores aspectuales que modifican la es-
tructura interna del EdC, se situarán más cerca del predicado princi-
pal que los operadores de predicación, que meramente lo localizan.
Del mismo modo, los operadores del nivel interpersonal (proposicio-
nales e ilocutivos) se realizarán formalmente más alejados del predi-
cado que los anteriores. Hengeveld manifiesta no haber encontrado
ejemplos en ninguna lengua en los que se expresen al mismo tiempo
operadores de cada una de las cuatro categorías distinguidas. Sin
embargo, la hipótesis se mantiene para agrupaciones parciales de
operadores. Ésta es la situación que se observa en el siguiente ejem-
plo del Hidatsa (1989: 141):
(27) wío i hírawe ki ksa c
mujer ella dormir INGR ITER PROB pred 1 2 3
“La mujer se dormía una y otra vez”
Como se observa en (27), tras el predicado principal “hírawe” se
sitúan tres elementos que realizan operadores de valor ingresivo (),
reiterativo () y de probabilidad (), conformándose con precisión
al patrón postulado por Hengeveld. La relevancia de esta hipótesis
radica en el hecho de que sanciona una motivación icónica, es decir,
160 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

una explicación típicamente funcional, para la organización de la


cláusula que propone el modelo.
Sin embargo, el orden propuesto por Hengeveld únicamente reco-
ge la organización de los operadores cuando éstos se sitúan bien a la
derecha o bien a la izquierda del predicado. Evidentemente, éste no
es siempre el caso, pues los idiomas pueden situar unos operadores a
la derecha del predicado y otros a la izquierda indistintamente. Un
claro ejemplo de esta situación la tenemos en inglés, donde el mor-
fema de pasado se une al predicado verbal en forma de sufijo “-ed”,
mientras que otros operadores se sitúan a la izquierda en forma de
auxiliares para la formación de tiempos compuestos. Para recoger
este matiz, Dik (1997a: 381) propone el siguiente esquema:

(28) [4 [3 [2 [1 [pred] 1] 2] 3] 4]

Este patrón ofrece entre otras las siguientes posibilidades combinato-


rias:

(29) a. [4 [3 [...[...[pred] 1] 2]...]...]

b. [...[...[2 [...[pred] 1]...] 3] 4]

A través de los corchetes se especifica claramente el alcance de los


operadores, bien se sitúen a la izquierda o a la derecha del predicado.
Así, aunque los idiomas empleen diferentes medios de expresión
para las distinciones de Tiempo, Modo y Aspecto, cabe esperar que
la organización y alcance semántico de los operadores refleje fiel-
mente el esquema propuesto en la Gramática Funcional.
Otra de las propiedades esenciales de los operadores es que ex-
tienden su alcance de modificación sobre los elementos que se sitúan
por debajo de su nivel. Dik (1997a: 161) lo expresa de la siguiente
manera:
Los operadores tienen “alcance”, i.e. extienden su influencia sobre una sección
de la estructura subyacente de la cláusula, en función del nivel estructural en el
que operan.
La estructura jerárquica de la cláusula 161

Así por ejemplo, los operadores de predicación actúan sobre el EdC,


mientras que los operadores de ilocución, con un ámbito más amplio,
actúan sobre toda la estructura. Esta propiedad se manifiesta en dos
de las hipótesis que propone Hengeveld (1989: 148):
Los operadores de la clase ‘n’ pueden imponer restricciones en la selección de
operadores de la clase n-1.
Los operadores con mayor alcance pueden afectar a la expresión de operadores
con menor alcance.
En consecuencia, los operadores tienen la capacidad de influir sobre
la expresión y las posibles combinaciones con otros operadores (e
incluso satélites) de inferior estrato. En la sección sexta comentaré
este hecho con más detalle al examinar el tratamiento de la comple-
mentación verbal dentro de la teoría.

3.2. Satélites
Los satélites se definen en la GF como elementos de naturaleza léxi-
ca no requeridos por el predicado principal (i.e. opcionales) que
aportan información adicional en la construcción de una expresión
lingüística. Se corresponden básicamente con los circunstanciales o
adjuntos de otros modelos y se diferencian de los argumentos de un
predicado por su carácter opcional. Su naturaleza léxica les permite
ofrecer modificaciones más finas que los operadores en cada estrato
de la cláusula. Al tiempo, es posible clasificarlos en función de su
aportación semántica, como se mostrará posteriormente.
De hecho, el tratamiento de los satélites en la Gramática Funcio-
nal se ha circunscrito, casi exclusivamente, a una clasificación tipo-
lógica de los mismos en función de dos parámetros fundamentales: el
estrato oracional que modifican y su propia aportación semántica.
Las recientes contribuciones sobre la estructura de la cláusula en la
GF han repercutido paralelamente sobre la necesidad de elaborar una
ordenación adverbial más sistemática. En el modelo de Dik (1978a)
los satélites se incorporaban a la predicación nuclear en posiciones
opcionales de acuerdo con el siguiente esquema (1978a: 26):
162 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

(30) [[pred [V](x1) (x2)... (xn)] (y1) (y2) ... (yn)]

donde la variable ‘y’ define las posiciones opcionales para los distin-
tos satélites. Este tratamiento se mantiene en De Groot (1989) y está
implícito en el análisis de Dik (1989a: 194) sobre los adverbios de
modo.
Los inconvenientes metodológicos de este análisis son palpables a
primera vista. Por un lado, no se distinguen los diversos tipos de
construcciones adverbiales; todos ellos son tratados del mismo modo
como elementos que opcionalmente pueden ser añadidos a la predi-
cación nuclear. Dada la posibilidad de que las distintas categorías
semánticas de adjuntos figuren en una misma construcción, el núme-
ro de posiciones opcionales en cada predicación podría ser poten-
cialmente muy amplio. Este problema encontró su vía de solución
con la introducción del modelo jerárquico de la cláusula.
El análisis de la cláusula en la GF ofrece así una primera defini-
ción y clasificación de los adverbios como elementos léxicos que
modifican los distintos estratos gramaticales. En consonancia con la
estructura oracional del modelo, y en claro paralelismo con las ofre-
cidas para los operadores, las siguientes son las definiciones que se
proponen para cada grupo de satélites (Dik et al. 1990: 64):

Satélites de predicado (1):

Los satélites de predicado especifican propiedades adicionales del EdC de-


signado por la predicación nuclear.

Satélites de predicación (2):

Los satélites de predicación localizan el EdC definido por la predicación


central con respecto a dimensiones temporales, espaciales y cognitivas.

Satélites de proposición (3):

Los satélites de proposición especifican la actitud del hablante en relación


al hecho designado por la proposición.

Satélites de ilocución (4):


La estructura jerárquica de la cláusula 163

Los satélites de ilocución especifican o modifican la fuerza ilocutiva del ac-


to de habla en el que se presenta la proposición.
Al igual que en el caso de los operadores, dentro de cada grupo de
satélites es posible distinguir un número de categorías diferentes en
función de su aportación semántica, que, sin embargo, mantendrán
como característica común el modificar un mismo estadio oracional
y un comportamiento sintáctico similar. Con el fin de no resultar
tedioso en este punto introduciré tales distinciones en la sección
próxima, en la que se observará la construcción de una estructura
subyacente compleja según el modelo de la cláusula que propone la
GF.
Cabe cuestionarse si, al igual que en el caso de los operadores
existe evidencia empírica que sancione esta clasificación de satélites.
Es un hecho perfectamente constatado que los adverbios no forman
una categoría uniforme. Muy por el contrario, es posible distinguir
varias clases en función de su semántica y de su comportamiento
sintáctico. Los lingüistas que siguen la doctrina funcional de Simon
C. Dik se han basado para sus análisis en la propuesta de Quirk et al.
(1985) para el inglés, quienes a su vez trabajaron sobre las ideas pre-
sentes en el estudio de Greenbaum (1969). Debido al paralelismo
entre estos trabajos y la propuesta de la GF explicaré sucintamente
los principales aspectos del análisis de Quirk et al. y Greenbaum, con
lo que se podrá apreciar la fundamentación del enfoque dikiano.
Básicamente, Quirk et al. (1985: 478-653) dividen los elementos
adverbiales ingleses en cuatro tipos fundamentales a partir de su fun-
ción dentro de la cláusula: adjuntos, disjuntos, subjuntos y conjuntos.
Los dos últimos no serán considerados aquí al extenderse fuera del
ámbito de esta exposición. Con respecto a los dos primeros, los crite-
rios para esta división giran en torno al grado de dependencia que
presentan con el resto de elementos de la cláusula. Así, los adjuntos
se integran más íntimamente con el núcleo de la cláusula formado
por el verbo y sus complementos. Esto lo demuestra su capacidad de
formar parte de procesos tales como asignación de función focal, su
capacidad de caer en el ámbito de la negación o de figurar en contex-
tos contrastivos, como ilustran los siguientes ejemplos:
164 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

(31) a. Posición focal en oraciones hendidas (cleft-sentences):


Hilda helped Tony because of his injury
It was because of his injury that Hilda helped Tony

b. Posición contrastiva en oraciones interrogativas:


Did Hilda help Tony because of his injury or to please her mother?

c. Posición contrastiva en oraciones negativas:


Hilda didn’t help Tony because of his injury but to please her
mother
Por el contrario, los disjuntos no pueden figurar en tales contextos
como se aprecia en estos ejemplos:
(32) a. Surprisingly, Hilda helped Tony
b. *It was surprisingly that Hilda helped Tony
c. *Did Hilda help Tony possibly or probably?
d. *Hilda didn’t help Tony obviously but evidently
Al margen de estos hechos, existen otras características que sancio-
nan claramente la distinción de Quirk et al. entre adjuntos y disjun-
tos. En concreto, estos últimos suelen aparecer entonativamente
separados del resto de la cláusula. Greenbaum (1969: 114) advierte
que los adjuntos pueden aparecer también en ese contexto, pero sólo
de manera muy restringida en casos marcados estilísticamente.
Por otro lado, los disjuntos son aceptables en la posición inicial de
la oración incluso si el resto de la cláusula se sitúa bajo el ámbito de
la negación. Como muestran los siguientes ejemplos, esto no es po-
sible con los adjuntos:
(33) a. Briefly/frankly/possibly/surprisingly, John didn’t open the door
b. *Slowly/with a new key/electronically, John didn’t open the door
Los hechos reseñados hasta ahora muestran que, efectivamente, los
disjuntos aparecen más desligados de la cláusula que los adjuntos,
los cuales de algún modo parecen establecer una relación más cerca-
na con el núcleo verbal y sus complementos. No obstante, la distin-
ción adjunto/disjunto resulta aún insuficiente al no dar cuenta de
diversos comportamientos que sugieren la necesidad de refinar aún
La estructura jerárquica de la cláusula 165

más esta taxonomía adverbial. Dentro de la categoría de adjuntos


Quirk et al. observan que existen ciertos elementos adverbiales que
pueden desmarcarse del núcleo oracional con mayor facilidad:
(34) a. She kissed her mother on the platform
b. On the platform, she kissed her mother
c. She kissed her mother on the cheek
d. *On the cheek, she kissed her mother
El primer elemento adverbial de lugar on the platform puede situarse
en la posición inicial de la oración, al contrario de lo que ocurre en el
segundo par de ejemplos, donde on the cheek no puede ocupar dicha
posición. La razón de este comportamiento dispar en elementos ad-
verbiales en principio tan similares se debe al hecho de que on the
platform localiza la situación descrita por la predicación verbal en su
conjunto, mientras que on the cheek localiza exclusivamente la ac-
ción o el evento descrito por el verbo. Por este motivo, los primeros
se denominan “adjuntos oracionales”, mientras que los segundos
reciben el nombre de “adjuntos de predicación”. Esta división en-
cuentra mayor evidencia empírica en casos de combinación de tales
adjuntos en una misma cláusula:
(35) a. She kissed her mother on the cheek on the platform
b. *She kissed her mother on the platform on the cheek
c. He ran the marathon slowly yesterday
d. *He ran the marathon yesterday slowly
Por otro lado, y dentro de la categoría de los disjuntos, Quirk et al.
distinguen nuevamente dos subgrupos a los que denominan “disjun-
tos de estilo” y “disjuntos de contenido” o “actitudinales”. Los pri-
meros se caracterizan por su función modificadora sobre el estilo o la
forma de la proferencia o acto de habla como tal, mientras que a tra-
vés de los segundos el hablante expresa su actitud hacia la proposi-
ción que manifiesta, la evalúa o manifiesta su grado de certeza o
duda sobre ella (Greenbaum 1969: 94).
Entre los hechos sintácticos que sancionan la validez de esta dis-
tinción semántica figuran los siguientes:
166 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

(i) Al contrario que los disjuntos actitudinales, los disjuntos de es-


tilo pueden figurar en la posición inicial de construcciones interroga-
tivas directas:
(36) a. Frankly/honestly, do you like my dress?
b. *Annoyingly/foolishly/certainly, do you like my dress?
(ii) Igualmente, los adverbios de estilo pueden situarse delante de
cláusulas imperativas, lo que no admiten los disjuntos actitudinales:
(37) a. Briefly/to put it bluntly, leave me alone!
b. *Obviously, technically, leave me alone!
De este modo, la equivalencia entre la ordenación adverbial de Quirk
et al. y la propuesta en la GF es prácticamente total, puesto que difie-
ren tan sólo en cuestiones de terminología. El siguiente gráfico
(adaptado de Dik et al. 1990: 29) muestra la correspondencia entre
ambas propuestas:

Quirk et al. (1985) Tipo de satélite correspondiente

adjuntos Nivel representativo

- predicación - satélites de predicado


- oración - satélites de predicación

disjuntos Nivel interpersonal

- de actitud - satélites de proposición


- de estilo - satélites de ilocución

Figura 11. Las construcciones adverbiales en la GF

Como se observa en la columna derecha del gráfico, la primera divi-


sión básica que establecían Quirk et al. entre adjuntos y disjuntos
corresponde en la GF a satélites de nivel representativo y satélites de
La estructura jerárquica de la cláusula 167

nivel interpersonal. Dentro de cada uno de estos niveles, los funcio-


nalistas de Amsterdam distinguen también dos subtipos, que de nue-
vo se corresponden con los propuestos por Randolph Quirk y su
equipo de lingüistas.
En otro orden de cosas, un aspecto relevante para la exposición en
curso se extrae de la siguiente cita de Dik et al., quienes comentan
(1990: 64):
Ciertas cuestiones teóricas han quedado también sin resolver. Por ejemplo, la
cuestión de si los satélites pueden ser analizados como predicados sobre las
unidades bajo su alcance (como propone Vet 1986), o si deberían considerarse
como algún tipo de modificadores diferentes a los predicadores.
Efectivamente, en Dik (1997a) los satélites se añaden a cada estadio
como modificadores adicionales, pero no se explicita en ningún caso
el tipo de relación gramatical que mantienen con el resto de elemen-
tos. Por contra, siguiendo a Vet (1986), Hengeveld (1989), y más
recientemente (1997b), propone considerar los diferentes satélites
como predicados que toman como complementos los diferentes esta-
dios oracionales. Como ya se indicó en el capítulo anterior, tal estra-
tegia tiene como consecuencia la inclusión en el Fondo de una nueva
categoría de adverbios.
A continuación examinaré con mayor detalle las características de
la estructura jerárquica de la cláusula, así como los argumentos teóri-
cos y empíricos que sustentan la clasificación y ontología propuesta.
A efectos expositivos, analizaré en dos secciones independientes los
niveles representativo e interpersonal.

4. El nivel representativo en la estructura subyacente


de la cláusula
Como ya quedó dicho en capítulos precedentes, la esencia de la fun-
ción representativa del lenguaje reside en su capacidad como instru-
mento de caracterización de situaciones o eventos ya sean reales o
imaginarios. La GF integra esta función básica del lenguaje en su
análisis de las expresiones lingüísticas por medio de la construcción
de predicaciones, que resultan de la conjunción de marcos predicati-
168 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

vos y términos, y designan EdCs. Sin embargo, la posibilidad de


añadir operadores y satélites en la construcción de un EdC permite
postular la existencia de niveles intermedios dentro de la misma pre-
dicación. A este aspecto me dirijo a continuación.
Como se mostró en el capítulo anterior, los términos se insertan
en las posiciones argumentales definidas por los marcos predicativos,
dando lugar a una predicación nuclear, cuya estructura general pre-
senta la siguiente forma:

(38) predicación nuclear: pred [] (xi: pred [N] (xi)) ... (xn)

Un ejemplo de predicación nuclear podría ser el siguiente:


(39) conducir [V] (d1xi: lingüista [N] (xi))Ag (i1xj: coche [N] (xj))Go

En la representación mostrada en (39) figuran tres predicados extraí-


dos del fondo: conducir, lingüista y coche. El predicado verbal con-
ducir presenta dos posiciones argumentales que son cubiertas por los
términos el lingüista y un coche, cuya estructura se conforma al pa-
trón general para la frase nominal mostrado en el capítulo anterior.
Los operadores y satélites que modifican este nivel se denominan
de predicado y tienen como característica común el especificar pro-
piedades adicionales del EdC designado por la predicación nuclear
(véase la tabla 5). Así, la estructura subyacente de un EdC en el que
el participante el lingüista se conceptualiza en el proceso de conduc-
ción de un coche se representa de la siguiente forma, en la que el
operador “Prog” indica Aspecto Progresivo:
(40) Prog conducir [V] (d1xi: lingüista [N] (xi))Ag
(i1xj: coche [N] (xj))Go
“El lingüista conduciendo un coche”
La estructura (40) designa uno entre los muchos EdCs posibles en los
que el participante “lingüista” figuraría conduciendo un coche. Como
mostraré posteriormente, esta secuencia descriptiva habrá de inter-
grarse en un marco definido por la variable ‘e’ de EdC, con lo que
La estructura jerárquica de la cláusula 169

adquiere capacidad referencial, permitiendo al hablante especificar a


qué situación en concreto desea hacer referencia.
Los satélites, dada su naturaleza léxica, permiten la expresión de
distinciones más finas que los operadores. Así, dentro del grupo de
los satélites de predicado 1 Dik et al. (1990: 30-32) distinguen tres
grandes dominios semánticos, donde se incluyen distintos satélites
con diferente función modificadora:

DOMINIO SEMÁNTICO FUNCIÓN DE SATÉLITE

Participantes adicionales Beneficiario, Compañía


Instrumento, Causa Interna

Modos y Medios Modo de Acción, Velocidad,


Cualidad

Orientación Espacial Fuente, vía, Dirección

Figura 12. Los satélites de predicado 1

A modo de ilustración, es posible añadir un adverbio de modo como


irresponsablemente a la predicación nuclear (40), del siguiente mo-
do:
(41) Prog conducir [V]: (irresponsablemente)Man
(d1xi: lingüista [N] (xi))Ag (i1xj: coche [N] (xj))Go 39
“El lingüista conduciendo un coche irresponsablemente”
La adición de estos elementos a la predicación nuclear da como re-
sultado una predicación central, que recibe la siguiente representa-
ción general:

39 La notación propuesta muestra a los satélites como restrictores sobre el predica-


do (Vet (1986); Hengeveld (1992b)). Como señalé anteriormente, esta no es, sin
embargo, la notación empleada por Dik (1997a). Por otra parte, con el ánimo de no
complicar excesivamente la representación de este ejemplo, no desarrollaré la
estructura interna de los satélites.
170 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

(42) predicación central: [1pred []: 1 (xi: pred [N] (xi)) ... (xn)]

Como mencioné anteriormente, una predicación nuclear designa un


EdC, que, de acuerdo con la definición de esta entidad en la GF, no
precisa de existencia extramental en la realidad necesariamente.
Cuando la predicación nuclear se inserta en una posición definida por
la variable ‘e’ adquiere capacidad referencial, y puede entonces ser
localizada en coordenadas espacio-temporales. Siguiendo a Vet
(1986), Hengeveld (1989: 133) enfatiza el hecho de que esta diferen-
cia sanciona asimismo la distinción de dos estadios en la creación de
una predicación, cuyas funciones serían predicativas o descriptivas y
referenciales respectivamente. En pocas palabras, la predicación nu-
clear describe el EdC al que el hablante desea hacer referencia (Hen-
geveld 1989: 133).
La construcción de una predicación mantiene así un claro parale-
lismo con la estructura de un término. Del mismo modo que un pre-
dicado nominal adquiere capacidad referencial por medio de la
variable ‘x’, una predicación nuclear la adquiere con la variable ‘e’,
conformando un nuevo nivel denominado predicación extendida:

(43) xi: [predicado nominal](xi)


ei: [predicación nuclear] (ei)

Cabe señalar nuevamente que la referencia en la GF se caracteriza


como un proceso pragmático y cooperativo por el que el hablante
dirige a su interlocutor hacia el tipo de entidad que desea que identi-
fique. Evidentemente, este proceso invita a la especificación de as-
pectos tales como Tiempo, que junto con distinciones como la
Modalidad Objetiva (Epistémica y Deóntica), Polaridad, Aspecto
Cuantificacional y Aspecto Prospectivo dan cuenta de las posibilida-
des de expresión de los operadores en el segundo estadio de la cláu-
sula. Del mismo modo, los satélites de este nivel pueden expresar
por medios léxicos tales categorías y otras Funciones Semánticas
como Causa, Razón, etc. que típicamente se realizan por medio de
cláusulas subordinadas. Los satélites de predicación se recogen en la
siguiente figura:
La estructura jerárquica de la cláusula 171

DOMINIO SEMÁNTICO FUNCIÓN DE SATÉLITE

Localización espacial Lugar

Localización temporal Tiempo, Frecuencia


Duración

Localización en relación Causa, Circunstancia,


con otros EdCs Condición

Localización cognitiva Razón, Finalidad

Figura 13. Los satélites de predicación 2

Todas estas categorías se caracterizan por localizar el EdC con res-


pecto a dominios espaciales, temporales y cognitivos sin afectar a su
estructura interna como en el caso del estrato anterior. La representa-
ción oracional adquiere así la siguiente forma:

 2ei: [1pred[]: 1 (xi: pred [N] (xi)) ... (xn)] (ei): 2 (ei)

predicación central

predicación extendida

A modo de ilustración, es posible incrementar el ejemplo (41) por


medio de un operador 2 de tiempo presente y el satélite 2 locativo
en el pueblo:
(45) Pres ei: [Prog conducir [V]: (irresponsablemente)Man
(d1xi: lingüista [N] (xi))Ag (i1xj: coche [N] (xj))Go] (ei): (el pueblo)Loc (ei)

“El lingüista está conduciendo un coche irresponsablemente en el pueblo”


De este modo concluye la caracterización del contenido del mensaje,
es decir, de las distinciones que permiten al hablante describir el
evento que desea transmitir a su interlocutor. A continuación, la ge-
neración de una expresion lingüística se enriquece con aquellos ele-
172 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

mentos a través de los cuales el sistema gramatical refleja la actitud


del hablante con respecto al contenido del mensaje así como factores
sociales y contextuales que potencialmente pueden incidir en el pro-
ceso de interacción verbal.

5. El nivel interpersonal en la estructura subyacente


de la cláusula
El siguiente estadio en la organización de una expresión lingüística
es la proposición, representado por medio de la variable ‘X’ que re-
fiere a un hecho posible. Este estrato marca el inicio de lo que Hen-
geveld, siguiendo a Halliday (1970), denomina nivel interpersonal,
es decir, aquél en el que el hablante formaliza sus intenciones comu-
nicativas sobre el evento que describe.
Dik (1997a: 292) señala las diferencias que existen entre un hecho
posible y un EdC como entidades ontológicas independientes, que
sancionan la adición de este estrato en la caracterización de la cláu-
sula. Así, por ejemplo, el autor observa que la siguiente expresión es
ambigua y admite dos interpretaciones:
(46) John deplored Peter’s driving
= (a) the fact that Peter drove
= (b) the way in which Peter drove
En la interpretación (a) la expresión hace referencia a un hecho,
mientras que en (b) refiere a un EdC. Igualmente, verbos como belie-
ve toman como complemento una expresión con referencia a un
hecho posible, mientras que otros como see requieren típicamente un
EdC. En consecuencia, la siguiente coordinación resulta agramatical,
ya que los complementos de ambos verbos son de diferente naturale-
za:
(47) *John believed, but Peter saw her being in London
Al contrario que un EdC, cuya existencia puede ser negada o afirma-
da o localizada en coordenadas espacio-temporales, una proposición
puede ser evaluada en términos de su veracidad o falsedad. A través
La estructura jerárquica de la cláusula 173

de operadores del tercer estrato el hablante puede especificar, por


tanto, su actitud hacia el contenido proposicional de su acto de habla
(Hengeveld 1989: 132), señalando la fuente de la que ha obtenido la
información que presenta (Evidencialidad) o su valoración de la ver-
dad de la propia proposición (Modalidad Subjetiva). Estas categorías
se realizan en inglés por medio de auxiliares modales, principalmen-
te40.
Como en el resto de estratos, también para el caso de la proposi-
ción es posible distinguir satélites que expresan a través de elemen-
tos de naturaleza léxica distinciones similares a las aportadas por los
operadores. Los satélites de proposición se corresponden básica-
mente con la categoría de disjuntos actitudinales de Greenbaum
(1969) y Quirk et al. (1985), que incluye elementos adverbiales de
diferente aportación semántica como probablemente, posiblemente,
sabiamente, según X, etc.
Continuando la expansión del ejemplo propuesto, es posible aña-
dir un operador de posibilidad, expresado en español a través de la
construcción perifrástica “poder + infinitivo” y un adverbio actitudi-
nal como “desafortunadamente”, obteniéndose así la siguiente repre-
sentación:
(48) Poss Xi:[Pres ei: [Prog conducir [V]: (irresp.)Man
(d1xi: lingüista [N] (xi))Ag (i1xj: coche [N] (xj))Go]
(ei): (el pueblo)Loc (ei)] (Xi): (desafortunadamente)AttXi)

“Desafortunadamente, el lingüista puede estar conduciendo un coche irres-


ponsablemente en el pueblo”
Con estas nuevas especificaciones, la estructura oracional queda de
la siguiente forma:

(49)

40Aunque Goossens (1985a; 1985b) propone un tratamiento diferente para los


modales ingleses por medio de operadores, reglas de formación de predicados o
como elementos léxicos en función de su grado de gramaticalización.
174 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

[3Xi: [2ei: [1pred []: 1 (xi: pred [N] (xi)) ... (xn)] (ei): 2 (ei)] (Xi): 3 (Xi)]

predicación central

predicación extendida
proposición

Finalmente, la organización de la cláusula se completa con la inser-


ción de la proposición en la posición definida por la variable ‘E’, que
designa un acto de habla. En este punto, las representaciones pro-
puestas por Hengeveld y Dik difieren ligeramente. Hengeveld (1990)
propone un marco ilocutivo cuyos argumentos son el hablante (S), el
oyente (A) y el estrato proposicional (X)41:
(50) ILL (S) (A) (X)
Este marco ilocutivo general se realiza en ilocuciones específicas
como las siguientes:
(51) Declarativo DECL (S) (A) (X)
Interrogativo INT(S) (A) (X)
Imperativo IMP (S) (A) (e1: [+control] (e1))

Estos marcos pueden ser modificados nuevamente por medio de ope-


radores y satélites que especifican diversas distinciones a través de
las cuales el hablante puede mitigar o reforzar el acto de habla. Dik,
por su parte, considera las distinciones ilocutivas (declarativo, inter-
rogativo, etc.) como operadores que modifican directamente la varia-
ble ‘E’ de acto de habla, evitando así la utilización del marco (51)
(véase Bolkestein (1992) para una evaluación crítica de ambas pro-
puestas).
Hengeveld (1990: 7) obtiene evidencia a favor de su marco ilocu-
tivo de idiomas en los que la naturaleza de los participantes en la

41 Hengeveld (1997a: 5) modifica las representaciones propuestas en (51) para el


hablante y oyente por las siguientes: (P1)S y (P2)A, con la posibilidad de intercam-
biar los subíndices, de tal modo que se pueda recoger la transición de hablante a
oyente que se produce de modo constante en la interacción verbal.
La estructura jerárquica de la cláusula 175

conversación tiene influencia directa para diversos procesos gramati-


cales. Así, por ejemplo, el autor observa concordancias de género en
el español en función del sexo de los interlocutores:
(52) a. Estoy contento (hablante masculino)
b. Estoy contenta (hablante femenino)

(53) a. ¿Estás contento? (oyente masculino)


b. ¿Estás contenta? (oyente femenino)
Estas propiedades de los participantes en la conversación pueden
ahora ser formalizadas en las posiciones argumentales para el
hablante y el oyente del marco ilocutivo. Recientemente, Rijkhoff
(1995) ha propuesto ampliar el número de posiciones argumentales
en los marcos ilocutivos para incluir “bystanders”, esto es, indivi-
duos no participantes en el acto comunicativo, pero cuya presencia
puede influir en los medios gramaticales y léxicos que los hablantes
emplean. Sin embargo, dentro de los desarrollos discursivos en la
teoría diversos autores (e.g. Vet 1998) se han opuesto a esta estrate-
gia, ya que incluye en la representación de la cláusula aspectos que, a
su entender, deben ser recogidos en un componente pragmático autó-
nomo.
Los operadores y satélites de este estrato, en consecuencia, apor-
tan modificaciones sobre estos marcos, típicamente reforzando o
mitigando la ilocución básica de la expresión. Así, en el ejemplo (54)
figuran un operador de mitigación (Mit), realizado en este caso en el
auxiliar en la forma condicional “podría”, y un satélite, “a decir ver-
dad”, que indica el modo en que se expresa el acto de habla:
(54) Ei: [Mit DECL: (a decir verdad)Man (S) (A) [Poss Xi:
[Pres ei: [Prog conducir [V]: (irres.)Man (d1xi: lingüista [N] (xi))Ag
(i1xj: coche [N] (xj))Go] (ei): (el pueblo)Loc (ei)]
(Xi): (desafortun.)AttXi)] (Ei)

“A decir verdad, desafortunadamente, el lingüista podría estar conduciendo


un coche irresponsablemente en el pueblo”
176 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Con la adición de estos elementos, y adoptando el marco ilocutivo de


Hengeveld, la estructura de la cláusula se representa de la siguiente
forma (Hengeveld 1990: 12)42:

42 En un artículo posterior, Hengeveld (1992b: 34) propone una variable “F” para
sus marcos ilocutivos, que definiría un nivel oracional de ilocución previo a la
cláusula. Por otra parte, como se observa en el gráfico propuesto, Hengeveld in-
cluye un nuevo tipo de satélites 5, que modifican la cláusula y sirven para estable-
cer coherencia discursiva (e.g. finally, to begin with, etc.)
La estructura jerárquica de la cláusula 177

(Ei: [4ILL: 4 (S) (A) (3 Xi: [ ] (Xi): 3 (Xi))] (Ei): 5 (Ei)

2ei: [1 pred []: 1 (xi: pred [N] (xi)) .. (xn)] (ei): 2 (ei)

estratos y marcos operadores satélites


xi: término : de término
pred: marco predicativo 1: de predicado 1: de predicado
ei: predicación 2: de predicación 2: de predicación
X i: proposición 3: de proposición 3: de proposición
ILL: marco ilocutivo 4: de illocución 4: de illocución
Ei: cláusula 5: de cláusula

Figura 14. Operadores y satélites en la estructura de la cláusula

Sin duda, esta organización jerárquica de la cláusula es una de las


propuestas más interesantes realizada por la GF hasta la fecha. La
validez tipológica de esta estructura es ya incuestionable y ha sido
satisfactoriamente probada en estudios sobre aspectos tan diversos
como la complementación verbal (Bolkestein (1990b); Dik y Henge-
veld (1991)), las estructuras adverbiales (Dik et al. 1990), las cláusu-
las subordinadas (Hengeveld 1996), o las relaciones intraoracionales
entre operadores de distinto nivel (véanse especialmente los artículos
en Nuyts et al. (1990) y Fortescue et al. (1992)).
Esto no implica, obviamente, que esta organización no siga siendo
objeto de investigación y refinamiento allí donde se plantee necesa-
rio. Cuvalay (1995) ofrece una recopilación de las principales pro-
puestas de modificación realizadas hasta la fecha. Tales propuestas
se agrupan en dos apartados principales: la necesidad de distinguir
más (o menos!) estratos y la pertinencia de incluir nuevas variables.
En concreto, en el nivel proposicional, Siewierska (1992: 418) se-
ñala los siguientes ejemplos:
(55) a. Fortunately, he had evidently had his own opinion of the matter
178 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

b. *Evidently, he had fortunately had his own opinion of the matter


Tanto fortunately como evidently son adverbios que modifican el
nivel tercero de la cláusula. Sin embargo, su aportación semántica es
diferente: evidently expresa Evidencialidad, es decir, la especifica-
ción por parte del hablante de la fuente de la que ha obtenido la in-
formación que presenta a su interlocutor. Por su parte fortunately
expresa Modalidad Subjetiva, categoría semántica a través de la cual
el hablante especifica su opinión acerca del contenido proposicional.
Como se puede observar en los ejemplos, fortunately puede incluir
en su ámbito a evidently mientras que lo contrario no parece posible.
Del mismo modo, Dik (1997a: 162, 219), siguiendo las propuestas
de Rijkhoff para la estructura del término, valora la posibilidad de
añadir un nivel de cuantificación para la estructura subyacente de la
cláusula. El autor observa que, típicamente, los adverbios cuantifica-
dores caen dentro del ámbito de los operadores y satélites temporales
y locativos. Así, en el siguiente ejemplo:
(56) In 1980 John visited Copenhagen twice
El satélite temporal “in 1980” localiza en el año mencionado las dos
visitas a Copenhagen. Rijkhoff apunta la necesidad de incluir un
nuevo estrato para dar cuenta de estos hechos. Dik, sin embargo,
considera necesario antes de adoptar tal propuesta realizar un estudio
más exhaustivo de las interacciones entre la Cuantificación y la Lo-
calización.
Con respecto a la posibilidad de añadir nuevas variables en la re-
presentación existen diferentes propuestas en la bibliografía reciente.
Al margen de la variable ‘f’ plenamente aceptada por Dik, Cuvalay
(1995) ha propuesto proveer el nivel de la predicación central con
una variable ‘c’. Mackenzie (1992b) ha argumentado la necesidad de
una variable ‘p’ para entidades que hacen referencia a lugares. Su
propuesta parece tener relevancia para ofrecer una generación de las
preposiciones de un modo más intuitivo. Olbertz (1998) ha propuesto
una variable ‘t’ para tiempo, y recientemente, de nuevo Mackenzie
(1998) apunta la pertinencia de una variable ‘m’ para modos de ac-
ción.
La estructura jerárquica de la cláusula 179

Una indeseable consecuencia de esta estrategia es que el valor de


las variables se desvirtúa y no queda claro su papel en la representa-
ción de la cláusula. Mencioné anteriormente que para Dik las varia-
bles que representan los niveles de predicación, proposición y
cláusula no tienen capacidad referencial sino denotativa, aunque la
diferencia entre estos dos conceptos no queda ni mucho menos clara.
Sin embargo, cuando Hengeveld introdujo la estructura jerárquica de
la cláusula, con las respectivas variables para cada estrato, explícita-
mente afirmaba que cada nivel tenía capacidad referencial. Keizer
(1991) manifiesta, sin embargo, que la presencia de variables no im-
plica necesariamente que el nivel oracional al que estén adscritas
tenga capacidad referencial. Para la autora, las variables pueden in-
troducir entidades en el discurso sin referir a las mismas de modo
obligatorio. El problema que surge con esta visión es que permite la
mencionada proliferación de variables, ya que no es necesario justifi-
car su capacidad referencial. Sobre este particular Nuyts (1992b: 94)
comenta:
El paso siguiente sería introducir una variable para entidades abstractas, otra
para aspectos temporales y la cuestión es dónde acabaríamos, porque el número
de fenómenos en el mundo es ilimitado. Ciertamente, es verdad que la gente
conoce las diferencias entre todos esos tipos de entidades y es muy probable
que tengan efectos múltiples en los hechos lingüísticos (...). Pero es redundante
representarlos como variables en la estructura lingüística: son elementos pre-
sentes en un nivel conceptual, en la representación del conocimiento general
del individuo acerca del mundo.
Curiosamente, en el mismo volumen Mackenzie (1992b: 272) intro-
duce su variable ‘p’ para lugares, a la vez que hace el siguiente co-
mentario:
..., he sugerido extender el conjunto con otra dimensión: reconociendo la exis-
tencia de una distinción básica entre referencia a entidades y referencia a luga-
res. Al tiempo, mi énfasis en lugares es una mera ejemplificación; sospecho que
será necesario introducir nuevas variables para tiempos, modos de acción y, po-
siblemente, para otras categorías ontológicas comparables.
A mi modo de ver, las variables tienen relevancia en la medida en
que identifican categorías ontológicas básicas en nuestro sistema de
percepción y de relación con el mundo que nos rodea. Estas categorí-
180 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

as, como tales, se reflejan en la organización del lenguaje y en el uso


que de él hacemos. No es pertinente, por tanto, introducir variables
por el mero hecho de que sean útiles para la formalización o descrip-
ción de fenómenos gramaticales. El razonamiento ha de ser inverso:
la determinación de categorías ontológicas es el paso previo para
comprender aspectos fundamentales de la organización del lengua-
je43. En este sentido, parece correcto asumir que, al menos, los tér-
minos y las predicaciones han de considerarse entidades de carácter
referencial dado el estatuto ontológico incontrovertido de las entida-
des de primer orden y de los eventos (véase Davidson (1967) para
una justificación en este sentido sobre los eventos).
En consecuencia, es pertinente afirmar que ambos autores tienen
su parte de razón en las opiniones expuestas en las citas anteriores.
Mackenzie acierta al afirmar que las variables han de ser introduci-
das sobre la determinación de categorías ontológicas. Nuyts, por su
parte, tiene razón al señalar que tales categorías forman parte de
nuestro conocimiento del mundo y que deben ser adscritas a un nivel
conceptual. Ello no invalida, sin embargo, el uso de variables en la
descripción gramatical. En la medida que esas categorías se mani-
fiesten o incidan en la organización del lenguaje podrán ser introdu-
cidas en el componente gramatical para dar cuenta de fenómenos
diversos, para lo cual las variables pueden ser un mecanismo nota-
cional adecuado44.

6. La complementación en la Gramática Funcional


El modelo estratificado del enunciado ofrece no sólo una caracteriza-
ción de la organización de la cláusula, sino también un marco teórico

43 Desafortunadamente, el razonamiento aquí se vuelve un tanto circular, en la


medida que, en muchas ocasiones, los criterios empleados para la identificación de
categorías ontológicas son de naturaleza lingüística.
44 Como mostraré en el capítulo séptimo, la Gramática Funcional del Discurso de
Hengeveld aporta un vía de solución para este problema al introducir variables
para los usos predicativos y referenciales de una misma expresión y un componente
cognitivo en el que recoger los aspectos conceptuales señalados.
La estructura jerárquica de la cláusula 181

en el que describir diferentes procesos y construcciones gramaticales.


Los cuatro estratos distinguidos, en combinación con los operadores
y satélites en cada uno de ellos, permiten realizar interesantes predic-
ciones con respecto a los patrones de complementación y subordina-
ción que se observan en las lenguas naturales. La teoría de la
complementación que propone la GF se resume en los siguientes
principios (Dik y Hengeveld (1991: 234) y Hengeveld 1989):
1. Cada estrato (incluidos los de complejidad inferior) puede convertirse en el
complemento de un predicado principal.
2. Los operadores que se asocian con el estrato de una construcción comple-
mento pueden expresarse dentro de ese complemento.
3. Los operadores con alcance mayor pueden afectar la expresión de operadores
con alcance menor.
Del primer principio se deduce que los cuatro estratos propuestos
pueden figurar como complementos de otros predicados. Los si-
guientes ejemplos ilustran esa posibilidad
(57) Complementos Oracionales (E)

John said: “Peter is feeding the cat”


Say (xi) Ag (Ei) Go (Direct Speech)

(58) Complementos Proposicionales (X)

John believed that Peter was feeding the cat


believe (xi) Zero Exp (Xi) Go

John knew that Peter was feeding the cat


know (xi) Zero Exp (Xi) Go

(59) Complementos Predicacionales (e)

John saw Peter feed the cat


see (xi) Zero Exp (ei) Go

(60) Complementos de primer orden (x)

John bought a book


buy (xi)Ag (xi) Go
182 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Del mismo modo, la variabilidad en cuanto a los patrones de com-


plementación de un mismo verbo puede ser recogida a través de este
enfoque. Obsérvese, por ejemplo, el caso del verbo “see”, que, al
margen de complementos predicacionales como en (59), puede tam-
bién tomar complementos de primer orden (61) e incluso proposicio-
nales (62):
(61) John saw Peter
see (xi)Zero Exp (xi) Go

(62) John saw that Peter was feeding the cat


see (xi)Zero Exp (Xi) Go

Significativamente, cuando este verbo toma una proposición como


complemento su significado varía, ya que expresa la percepción
mental de un hecho posible, siendo básicamente equivalente al verbo
“understand”. Obsérvese, por último, que este enfoque también per-
mite clasificar otras categorías léxicas en función del tipo de com-
plemento que toman:
(63) a. True [A] (Xi)
b. Fact [N] (Xi)
c. Possible [A] (ei)
d. Possibility [N] (ei)

El segundo principio de este enfoque a la complementación mantiene


que los operadores de un estrato determinado pueden ser expresados
junto con tal estrato cuando éste ocupa la posición de argumento de
un predicado. Ello no implica, sin embargo, que todos los operadores
del estrato relevante puedan aparecer con todos los predicados en
todos los contextos. En ocasiones, es posible incluir el conjunto total
de operadores, pero en otras muchas, un predicado puede imponer la
presencia de un operador determinado en la posición de complemen-
to en cuestión. Hengeveld aporta los siguientes ejemplos del español:
(64) a. Antonio no creía que Juan estaba/estuviera enfermo
b. Antonio no se daba cuenta de que Juan estaba/*estuviera enfermo
La estructura jerárquica de la cláusula 183

Como se observa en (64a), el verbo “creer” admite tanto el indicativo


como el subjuntivo en la proposición que toma como complemento.
Por contra, la construcción predicativa “darse cuenta” únicamente
permite la combinación con el indicativo. Asumiendo que el indica-
tivo expresa la certeza por parte del hablante de la proposición que
presenta, las diferencias entre ambos predicados se recogen en las
siguientes entradas léxicas, en las que se observa la presencia de un
operador de certeza (Cert) en el complemento proposicional de “dar-
se cuenta”.

(65) a. creer (xi) (3 Xi)


b. darse cuenta (xi) (cert Xi)

Por último, el tercer principio de los anteriormente mencionados


ofrece interesantes predicciones acerca de la relación entre cláusulas
principales y sus correspondientes subordinadas. De nuevo Henge-
veld (1989) ofrece ejemplos del español:
(66) a. Es cierto que la ceguera puede ser vencida
b. *Es cierto que la ceguera pueda ser vencida
c. Quizás es cierto que la ceguera puede ser vencida
d. Quizás sea cierto que la ceguera pueda ser vencida
Nuevamente el contraste en estos ejemplos se centra en torno a las
categorías indicativo / subjuntivo. Según Hengeveld, puesto que el
subjuntivo en español expresa la falta de compromiso por parte del
hablante con respecto a la veracidad de la proposición que presenta,
tal estructura proposicional resulta inadecuada como complemento
de un predicado que claramente expresa certeza (66b). Por contra, la
introducción del satélite mitigador “quizás” sanciona en (66d) la pre-
sencia del subjuntivo en la predicación complemento.
En el inglés también encontramos el siguiente ejemplo:
(67) I knew you would come
Hengeveld señala que el operador de tiempo futuro de la predicación
complemento cae en el ámbito del operador de pasado de la predica-
ción principal, lo que da como resultado un futuro en el pasado.
184 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

7. Conclusiones
En este capítulo he examinado uno de los aspectos más relevantes de
la Gramática Funcional: la organización jerárquica de la cláusula. He
mostrado que la propuesta de la GF surge de un examen minucioso
de las propiedades de las categorías Tiempo, Aspecto y Modo, que
invitan a establecer la existencia de diversos estratos en el enunciado.
Significativamente, cada uno de esos estratos hace referencia a una
entidad diferente según una clasificación independiente realizada por
Lyons. Al tiempo, se ha podido comprobar cómo las nociones de
claro corte funcional como los procesos de predicación y referencia o
los niveles representativo e interpersonal se integran de modo natural
en la arquitectura misma de la cláusula. Finalmente, he ofrecido una
breve aplicación del modelo al tratar el fenómeno de la complemen-
tación de predicados.

Bibliografía básica
La visión de la referencia y de la estructura general del término en la
GF aparece en Dik (1997a: caps. 6 y 7). Los trabajos de Keizer
(1991) y (1992) examinan y desarrollan el concepto de referencia en
función de una escala de prototipicalidad. Keizer (1992) y Hengeveld
(1992b) introducen la variable “f” para predicados y, especialmente
el segundo, muestra su utilidad para la formalización de fenómenos
anafóricos y relaciones de modificación adverbial.
La estructura jerárquica de la cláusula que adopta la GF se propo-
ne en varias publicaciones de Hengeveld, entre las que destaca
(1989), una obra sin duda fundamental en el desarrollo de la teoría.
Butler (1996) examina la estructura jerárquica de la cláusula en com-
paración con otros modelos funcionales, mientras que Hengeveld
(1998) y Siewierska (1992) hacen lo propio con respecto al modelo
chomskyano GB.
Dik et al. (1990) ofrecen una clasificación y estudio de los satéli-
tes desde la perspectiva de la ordenación jerárquica de la cláusula. En
La estructura jerárquica de la cláusula 185

lo que respecta a su estructura interna, cabe destacar dentro de la


teoría los trabajos de Hengeveld (1992b) y (1997b).
El enfoque general de la complementación en la GF aparece en
Hengeveld (1989) y Dik y Hengeveld (1991). El análisis de las cons-
trucciones complemento se detalla en los capítulos 5, 6 y 7 de Dik
(1997b). En ellos, el autor manifiesta haberse inspirado en el estudio
de carácter tipológico de Noonan (1985). Genee (1998) ofrece una
aplicación de la teoría de complementación de la GF al estudio del
Irlandés Gaélico. Su capítulo cuarto ofrece un estudio detallado del
concepto de complemento oracional.
CAPÍTULO 5

Funciones Sintácticas y Funciones Pragmáticas

0. Introducción
En este capítulo se ofrece una caracterización de las Funciones Sin-
tácticas y Pragmáticas que se proponen en la teoría de la GF. Como
ya quedara dicho en el primer capítulo de este volumen, las relacio-
nes gramaticales de naturaleza funcional ocupan un lugar fundamen-
tal en la metodología funcionalista debido a su concepción del
lenguaje como una entidad diseñada a la obtención de un objetivo:
establecer la comunicación entre los miembros de una comunidad
lingüística. Desde esta perspectiva, la gramática de una lengua es un
complejo sistema en el que sus diferentes partes realizan una función
particular a fin de satisfacer el objetivo final mencionado. La impor-
tancia de estas nociones es, por tanto, patente y a ello se debe el que
la GF analice importantes fenómenos gramaticales a partir de las
Funciones Sintácticas y Pragmáticas que paso a continuación a co-
mentar.

1. Funciones Sintácticas
La aparición de numerosos modelos gramaticales en la teoría lingüís-
tica contemporánea ha ocasionado un importante avance en nuestro
conocimiento de la estructura del lenguaje humano, pero, al tiempo,
ha provocado la redefinición de diversos conceptos analíticos tradi-
cionalmente empleados en la descripción gramatical. Hoy en día, no
resulta fácil ofrecer definiciones de validez universal para conceptos
tan familiares como la sintaxis, semántica, y, en el caso que nos ocu-
pa, nociones como sujeto u objeto, debido, en gran parte, a la dife-
rencias en cuanto a la arquitectura general de los modelos y su
diferente énfasis en uno u otro componente.
188 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

La Gramática Funcional ejemplifica esta situación con su particu-


lar caracterización de las Funciones Sintácticas que los constituyen-
tes de las expresiones lingüísticas pueden recibir. Si la sintaxis
tradicionalmente se define como aquella rama de la ciencia lingüísti-
ca que se ocupa de la disposición de las unidades gramaticales en la
expresión, cabe esperar que sus conceptos de análisis vengan defini-
dos del mismo modo a partir de las relaciones de dependencia entre
elementos en el plano de ordenación lineal.
La gramática tradicional identifica al sujeto y objeto de una expre-
sión lingüística a partir de un conjunto de propiedades morfosintácti-
cas y semánticas. Típicamente, el sujeto de una oración en una
lengua como el español es aquel constituyente que (i) concuerda con
el predicado principal en número y persona, (ii) sintácticamente se
sitúa delante del verbo en cláusulas declarativas y (iii) semántica-
mente, realiza el papel de ejecutante de la acción verbal. El objeto,
por su parte, tiende a situarse tras el verbo y se interpreta semántica-
mente como el participante afectado por el proceso verbal.
En la GF, cuestiones como la realización morfosintáctica de la
concordancia en número y persona o el orden lineal de los constitu-
yentes se realizan a través de reglas de expresión específicas para
cada lengua. En consecuencia, parece que las relaciones gramaticales
sujeto y objeto, tal y como se caracterizan en la gramática tradicio-
nal, tienen poca relevancia en el modelo, o, al menos, resulta difícil
que la GF pueda ofrecer una definición universal de las mismas. Sin
embargo, puesto que la teoría emplea estos conceptos, cabe cuestio-
narse cómo los caracteriza.

1.1. Sujeto y Objeto en la GF


De la argumentación anterior se deduce que la nomenclatura sujeto y
objeto en la GF no designa los mismos conceptos que en la gramática
tradicional. Dik (1997a: 247) mantiente la terminología tradicional,
aunque señala su diferente interpretación en la teoría e incluso reco-
noce que quizá sería más apropiada la denominación “funciones de
perspectiva” (perspectival functions), que, de hecho, el autor emplea
Funciones Sintácticas y Funciones Pragmáticas 189

en otros pasajes de su obra. Y es que precisamente ésa es la defini-


ción que se ofrece para estas funciones. Según Dik, las Funciones
Sintácticas sirven para definir la perspectiva desde la cual el hablante
desea presentar el EdC. Considérense los siguientes ejemplos:
(1) a. John ate an apple
b. An apple was eaten by John

(2) a. John gave the apple to Mary


b. John gave Mary an apple
Los ejemplos en (1) ilustran la oposición activa/pasiva en inglés,
mientras que los de (2) ilustran la denominada alternancia dativa.
Desde el enfoque de la GF, las diferentes variantes mostradas ejem-
plifican diferentes perspectivas de presentación de un mismo EdC.
Así, (1a) presenta el EdC desde la perspectiva del argumento Agente
(John), mientras que la pasiva en (1b) lo hace desde el argumento
Paciente. En consecuencia, la función sintáctica Sujeto sirve para
determinar la primera perspectiva de presentación del EdC. En el
caso de los ejemplos de (2), la variación se produce en torno a qué
participante es codificado como el objeto del predicado verbal. En
(2a) es el Paciente (the apple), mientras que en (2b) se trata del Re-
ceptor. En consecuencia, la función sintáctica objeto sirve para defi-
nir la segunda perspectiva de presentación del EdC.
Dik (1997a: 251) compara su particular interpretación de estos
conceptos con el modo en que es posible presentar un mismo evento
a través de fotografías diferentes:
Las diferencias relevantes pueden compararse con fotografías diferentes de un
mismo evento. Por ejemplo, si el evento fuese un enfrentamiento entre policías
y manifestantes, una foto podría representarlo desde el punto de vista de los
manifestantes y otra desde el punto de vista de los policías. Y esas fotos podrí-
an “contar historias diferentes”, aunque el evento retratado sea el mismo.
Sin embargo, la noción de perspectiva, aunque intuitiva, es más
compleja de lo que a primera vista podría parecer. En el caso de la
GF, como señala Siewierska (1991: 77), la fundamentación básica de
este concepto reside en la invariabilidad del EdC descrito. Dicho de
otro modo, la diferente perspectiva de presentación de un evento no
190 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

ha de suponer la alteración de los parámetros definitorios de la tipo-


logía de EdCs. Ello hace que construcciones como las siguientes, que
para otros autores podrían ser casos de diferentes estrategias presen-
tativas, no supongan la asignación de diferentes funciones sintácticas
en la teoría:
(3) Construcciones recíprocas
a. John fought Mary
b. John and Mary fought

(4) Alternancia causativa


a. John broke the window
b. The window broke

(5) Alternancia locativa


a. John loaded the truck with hay
b. John loaded hay onto the truck

(6) Pasivas léxicas (Siewierska 1991: 78)


a. The result surprised me
b. I was surprised at/with the result
El hecho de que las Funciones Sintácticas definan diferentes perspec-
tivas de un mismo EdC impone en la práctica una serie de conse-
cuencias para el modelo entre las que cabe destacar las siguientes:
1. Puesto que las funciones Sujeto y Objeto definen diferentes
perspectivas de presentación de un mismo EdC, su aplicación en la
derivación de una expresión se realiza en el estrato de la predicación
central, dado que es aquí donde concluye la caracterización del EdC.
En consecuencia, los constituyentes que pueden recibir estas funcio-
nes serán únicamente los argumentos del predicado y los satélites de
primer nivel.
2. En consonancia con el requisito de igualdad de EdC, la GF
asume que las variantes en los ejemplos (1) y (2) se derivan de una
estructura subyacente común en el nivel de la predicación central. La
GF es una teoría monoestratal, por lo que la asignación de Funciones
Sintácticas y Pragmáticas no puede conllevar la adición de un nuevo
nivel de representación en la derivación. Dicho de otro modo, una
Funciones Sintácticas y Funciones Pragmáticas 191

oración pasiva no se deriva en la GF de su correspondiente activa,


sino que ambas suponen realizaciones alternativas de la misma es-
tructura subyacente. Asumiendo que las variantes activa y pasiva
resultan de diferentes modos de expresar un mismo contenido se-
mántico, la teoría recoge la diferencia formal entre ambas asignando
la función sintáctica Sujeto al primer y segundo argumento de la
predicación respectivamente.
3. Para la GF, las Funciones Sintácticas no son conceptos de apli-
cación universal. Dik (1997a: 259) manifiesta que la postulación de
la función Sujeto para un idioma depende de modo crucial de la exis-
tencia de una oposición sistemática entre oraciones activas y pasivas
en el mismo. De no existir tal oposición, la distinción carecerá de
relevancia para esa lengua. Del mismo modo, si en una lengua no
existe una oposición como la ilustrada en el ejemplo (2), no será ne-
cesario postular la función sintáctica Objeto para la misma. Precisa-
mente, ése es el caso del español, como se observa en los siguientes
ejemplos:
(7) a. Juan envió una carta a su madre
b. *Juan envió su madre una carta

(8) a. Juan hizo un pastel para María


b. *Juan hizo María un pastel
Estos ejemplos muestran la imposibilidad en nuestra lengua de pro-
mocionar a la función de Objeto a participantes con la función se-
mántica Receptor o Beneficiario. Tal posibilidad es plenamente
pertinente en el caso del inglés, por lo que tan sólo en esta lengua
resulta útil la utilización de esta función en el sentido descrito por la
GF.
4. Dada la peculiar caracterización de las Funciones Sintácticas en
la GF, Sujeto y Objeto no se relacionan directamente con una posi-
ción estructural en la cláusula. El orden lineal en una representación
subyacente no se corresponde necesariamente con el orden sintáctico
final de los constituyentes. De hecho, parecen existir lenguas en las
que la asignación de estas funciones se formaliza en el plano expre-
sivo a través de diferentes marcadores en los constituyentes en cues-
192 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

tión sin que ello ocasione diferencias en cuanto al orden oracional.


Este es el caso del Maranao en el siguiente ejemplo (Dik 1997a:
257), en el que se observa la partícula “so” que señala el término que
funciona como sujeto:
(9) a. som-om-bali’ so mama’ sa karabao
asesinar Subj hombre Go carabao
“El hombre asesinó el carabao”

b. sombali’-in o mama’ so karabao


asesinar Ag hombre Subj carabao
“El carabao fue asesinado por el hombre”
En el mismo sentido, el autor es cuidadoso en señalar que otras va-
riaciones en cuanto a orden oracional no resultan necesariamente de
diferentes asignaciones de Funciones Sintácticas. Tal podría ser el
caso de las siguientes expresiones:
(10) a. Todos mis alumnos odian la lingüística
b. La lingüística todos mis alumnos odian
Aunque estos ejemplos suponen, al igual que los de (1), diferentes
modos de codificar un mismo EdC, obviamente, no ilustran una opo-
sición activa/pasiva, y sus diferencias pueden ser recogidas en térmi-
nos más precisos a través de reglas de orden de constituyentes (véase
el próximo capítulo) ocasionadas por la diferente asignación de Fun-
ciones Pragmáticas.
5. La asignación de Funciones Sintácticas a los argumentos de una
predicación se formula en la GF por un mecanismo sensible a las
Funciones Semánticas definidas en el capítulo tercero: la Jerarquía
de Funciones Semánticas (JFS), cuya estructura se ofrece a continua-
ción (Dik 1997a: 266)45:

45 La JFS parece no ser consistente con el requisito de que sólo los argumentos y
satélites de predicado pueden recibir las Funciones Sintácticas, puesto que Loc y
Temp son Funciones Semánticas de satélites de predicación. Sin embargo, parecen
existir razones para reinterpretar esos satélites como de predicación en aquellas
lenguas en que pueden recibir tales funciones. De hecho, los ejemplos de (23) del
capítulo anterior podrían ilustrar la existencia de satélites locativos en ambos estra-
tos en el caso del inglés.
Funciones Sintácticas y Funciones Pragmáticas 193

Ag > Go > Rec > Ben > Instr > Loc > Temp
Subj + > + > + > + > + > + > +
Obj + > + > + > + > + > +
Figura 15. La Jerarquía de Funciones Semánticas

La JFS establece un orden de asignación de las Funciones Sintácticas


por medio de una clasificación de las Funciones Semánticas en tér-
minos de una prioridad de pretendido carácter universal. Los idiomas
pueden variar en cuanto al punto en la jerarquía en el que establecen
el límite para la asignación de las Funciones Sintácticas. En cual-
quier caso, si un idioma permite la asignación de la función Sujeto
hasta el Beneficiario, por ejemplo, la jerarquía predice que en esa
lengua las Funciones Semánticas precedentes (Ag, Go, Rec) podrán
recibir también tal función. Igualmente, en la medida en que se des-
cienda por la jerarquía, la asignación de Funciones Sintácticas resulta
más marcada y se realizará con menor frecuencia en las diversas len-
guas.
La JFS es un claro ejemplo del tipo de formalismos empleados
por los funcionalistas en la búsqueda de sus explicaciones. Como se
mencionó en el capítulo segundo, este tipo de jerarquías presentan un
poder predictivo menor que los formalismos más explícitos de co-
rrientes teóricas alternativas. Sin embargo, Dik manifiesta que su JFS
permite aventurar una serie de hipótesis acerca del comportamiento
de las lenguas naturales, ya que el punto de corte para un determina-
do idioma parece el lugar más proclive a manifestar diferencias dia-
lectales o inseguridad en los juicios de gramaticalidad de los
hablantes. Dik ilustra esta situación con la posibilidad, no aceptable
para todos los hablantes, de asignar la función Sujeto al Beneficiario
en el inglés:
(11) % Peter (BenSubj) was bought a beer by John
194 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Como predice la jerarquía, las Funciones Semánticas que preceden al


Beneficiario pueden recibir la función de Sujeto, como se ilustra en
estos ejemplos:
(12) a. John (AgSubj) gave a book to Peter
b. A book (GoSubj) was given to Peter by John
c. Peter (RecSubj) was given a book by John
En el caso del español, las posibilidades parecen más restringidas, ya
que sólo los participantes con las Funciones Semánticas Agente y
Goal pueden aparecer como sujetos:
(13) a. Juan (AgSubj) dio el libro a Pedro
b. El libro (GoSubj) le fue dado a Pedro
c. *Pedro (RecSubj) fue dado un libro
En consecuencia, el punto de corte en nuestra lengua se sitúa en el
Receptor, con lo que se predice que las Funciones Semánticas si-
guientes en la jerarquía no podrán recibir la función Sujeto. Sin em-
bargo, ejemplos como los siguientes, parecen invalidar tal
predicción:
(14) a. Los cuchillos desgarraron las tripas
b. El año 1992 vio el nacimiento de la nueva estrella del tenis
En (14a) la posición de Sujeto viene ocupada por un participante de
naturaleza instrumental, mientras que el ejemplo (14b) muestra un
término con interpretación temporal. Sin embargo, como se comentó
en el capítulo tercero, “los cuchillos” no recibe la función semántica
Instrumento, ya que participa en un EdC no controlado. Del mismo
modo, “el año 1992” en (14b) no recibe la función Temporal aunque
el término sobre el que se construye haga referencia a un periodo en
el tiempo.
Ahora bien, aunque esta peculiar concepción de las Funciones
Semánticas permite rescatar la JFS, cabe preguntarse por un lado,
qué Funciones Semánticas ha de atribuirse a los sujetos de (14) y qué
tiene que decir la jerarquía sobre los mismos. Obsérvese que en la
JFS no se mencionan Funciones Semánticas aplicables a argumentos
como Fuerza, Posicionador, Cero o Procesado. Más adelante en su
Funciones Sintácticas y Funciones Pragmáticas 195

obra, Dik (1997a: 277) refina la jerarquía incluyendo en la misma las


nociones de primer y segundo argumento comentadas en el capítulo
tercero. La formulación que recibe la JFS ofrece ahora el siguiente
aspecto:

A1 > A2 > Rec > Ben


Ag Go
Pos Rec
Fo Ben
Proc Instr
ø etc.
Figura 16. La jerarquía de Funciones Semánticas (A1, A2)

Admitiendo la reinterpretación de los Sujetos en (14) como Fuerza


(Fo) y Cero (ø) respectivamente (ya que (14b) designa un estado), es
posible afirmar, que para el caso del español, las Funciones Semánti-
cas agrupadas en A1 y el Paciente (Go) perteneciente al conjunto de
los segundos argumentos, pueden recibir la función Sintáctica de
sujeto.
En consecuencia, a partir del estudio de las lenguas de nuestro en-
torno más inmediato, podría parecer que las posibilidades de asigna-
ción de las Funciones Sintácticas están severamente restringidas, lo
que, en principio, restaría relevancia a la JFS en sus dos versiones.
Sin embargo, su interés quizá resida principalmente en su adecuación
tipológica, ya que otras lenguas ofrecen una mayor libertad de asig-
nación, incluso a las Funciones Semánticas más retrasadas en la je-
rarquía.
Un factor crucial en la teoría de asignación de Funciones Sintácti-
cas que propone la GF es el de los criterios relevantes para la accesi-
bilidad a las mismas. Estas posibilidades vienen condicionadas por
un número de factores, entre los que Dik (1997a: 278) destaca los
siguientes, representados en forma de prioridades:
(15) a. definido > específico > no específico
b. 1ª / 2ª persona > 3ª persona
c. singular > plural
196 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

d. humano > animado > inanimado


e. entidades concretas > entidades abstractas
f. entidades de primer orden > entidades de orden superior
g. términos de la misma predicación > términos de predicación su-
bordinada
El autor señala que estas jerarquías pueden incidir en la asignación
de Funciones Sintácticas de diferentes modos. En algunas lenguas lo
harán en forma de restricciones absolutas, mientras que en otras co-
mo meras tendencias. Mostraré la relevancia de estas prioridades con
el análisis de dos fenómenos gramaticales: la construcción de doble
objeto y los casos de elevación de sujeto en inglés.

1.1.1. La construcción de doble objeto en inglés


Al contrario que en lenguas como el español, el inglés permite cons-
trucciones con una secuencia de dos sintagmas nominales en la que
el primero de ellos realiza la función Beneficiario o Receptor. Se dan
así alternancias como las de los siguientes ejemplos tomados de Di-
xon (1991: 283):
(16) a. I cut a slice of bread for Mary
b. I cut Mary a slice of bread

c. I brought an apple for Mary


d. I brought Mary an apple

e. I threw an apple to Mary


f. I threw Mary an apple

g. I recommended a good thriller to Mary


h. I recommended Mary a good thriller
Mencioné en el capítulo segundo el análisis que Dik ofrece para esta
alternancia y las críticas sobre él vertidas por Newmeyer (1998a). La
esencia del enfoque de Dik reside en la posibilidad de asignar la fun-
ción objeto a Receptores y Beneficiarios, motivada por la jerarquía
(15d) en los ejemplos anteriores. Según esta escala de prioridad, las
entidades humanas tienen más facilidad para recibir las funciones
Sujeto/Objeto que las simplemente animadas y éstas a su vez, más
Funciones Sintácticas y Funciones Pragmáticas 197

que las inanimadas. Esto parece concordar con hechos y observacio-


nes de lingüistas descriptivistas (Quirk et al. 1985: 741n):
(17) a. I’ve found a place for Mrs Jones
b. I’ve found Mrs Jones a place
c. I’ve found a place for the magnolia tree
d. ?I found the magnolia tree a place
Según los autores, la incoherencia de (17d) se debe a su carácter no
animado, lo que le impide asumir un papel de receptor. Por consi-
guiente, la aplicación del proceso de promoción a objeto directo pa-
rece requerir la presencia de un beneficiario animado46 y de un
paciente no animado en la estructura base. En consecuencia, la si-
guiente predicación central define la estructura más prototípica para
la asignación a un satélite beneficiario de la función sintáctica Obje-
to:
(18) [ pred [V] (x1)Ag (x2: <-anim> (x2))Go ] (x3: <+anim> (x3))Ben

Givón (1984: 174) señala que en un estudio estadístico sobre verbos


con dos objetos o verbos con un objeto y un satélite beneficiario, el
porcentaje de asignación de la función Objeto al beneficiario era de
un 84%. Significativamente, todos los ejemplos mencionados por
Givón se adaptan a la estructura definida en (18), lo que supone una
importante evidencia a favor de este análisis.
Un problema potencial para el análisis de la GF de estas construc-
ciones radica en observaciones como la de Goldberg (1995) quien,
dentro del marco de la teoría de orientación cognitiva de la Gramáti-
ca de Construcciones, aduce argumentos en favor de una caracteriza-
ción semántica de la construcción de doble objeto como
“transferencia exitosa de un objeto a un receptor”. Según la autora,
esta noción explica las diferencias entre los siguientes pares de ejem-
plos (1995: 33):
(19) a. Mary taught Bill French
b. Mary taught French to Bill

46 De hecho Givón (1984: 126) define la función Beneficiario como “el beneficia-
rio consciente de un evento instigado por un agente” (énfasis mío).
198 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

(20) a. Mary showed her mother the photograph


b. Mary showed the photograph to her mother
Al parecer, los ejemplos en (19a) y (20a) implican que la “transfe-
rencia” se realizó con éxito: en (19a) Bill aprendió al menos algo de
francés, y en (20a) su madré vió la fotografía. Tales implicaciones no
son derivables forzosamente de los ejemplos en (19b) y (20b). En
consecuencia, sería posible proponer que una transferencia exitosa
conlleva algún tipo de afectación sobre el objeto directo de la cons-
trucción. Este aspecto es crucial para el análisis postulado por la GF
ya que, si efectivamente existiese una diferencia de significado entre
ambas variantes, no sería posible proponer que ambas se derivan de
un mismo EdC. Los hechos, sin embargo, no parecen claros a juzgar
por la siguiente cita de Jackendoff (1990: 297n):
Algunas fuentes señalan una diferencia de significado entre teach French to the
students y teach the students French; supuestamente, los estudiantes serían más
susceptibles de haber aprendido francés en el segundo caso. Me han echado a
carcajadas del estrado al presentar esta afirmación en público; la distinción es
extremadamente sutil.
En suma, no parece claro que exista una significativa diferencia de
significado entre ambas construcciones que se produzca de un modo
sistemático y que pueda ser atribuida a la alternancia. Las (presuntas)
sutiles diferencias existentes podrían ser simplemente derivables de
las diferentes posiciones de los elementos en la cláusula, lo cual tie-
ne, obviamente, implicaciones en la organización de la información
dentro de la misma, pero no parecen atribuibles directamente a la
alternancia.
Existen razones, sin embargo, para concluir que la propuesta de la
GF no puede considerarse un tratamiento definitivo para esta alter-
nancia. La existencia de ejemplos como los siguientes muestra que
otros factores intervienen en el proceso (Jackendoff 1990: 196):
(21) a. Sue fixed a drink for Dick
b. Sue fixed Dick a drink

(22) a. Sue fixed the radiator for Dick


b. *Sue fixed Dick the radiator
Funciones Sintácticas y Funciones Pragmáticas 199

Según el autor la razón de la agramaticalidad de (22b) se debe a una


restricción sobre el proceso verbal, que debe implicar un acto de
creación. Intuitivamente “fixing a radiator” denota una acción sobre
un objeto ya existente. Por contra, “fixing a drink”denota la creación
de una nueva entidad. El autor señala que los verbos que permiten la
alternancia refieren a actos por parte del sujeto de los siguientes ti-
pos: creación (make), actuación (sing), hacer disponible (buy) o pre-
paración (peel).
Del mismo modo, existen verbos, en principio de naturaleza simi-
lar, que presentan diferentes comportamientos en cuanto a esta alter-
nancia (Goldberg 1995: 121):
(23) a. Joe told Mary a story
b. *Joe whispered Mary a story

(24) a. Chris baked Pat a cake


b. *Chris iced Pat a cake
Estos hechos han provocado un estudio de las condiciones requeridas
para la aplicación del proceso en función de un análisis detallado de
la semántica verbal. Goldberg (1995: 126), citando trabajos de Pin-
ker y Gropen et al., señala que es posible predecir con un alto nivel
de acierto los verbos que permiten la construcción ditransitiva en
función de su estructura semántica. Así los siguientes tipos de verbos
permiten tal construcción:
(25) a. Verbos que inherentemente significan actos de donación: give,
pass, hand, sell, trade, feed.
b. Verbos de causa instantánea o movimiento balístico: throw, toss,
flip, slap, poke, shoot, blast.
c. Verbos de envío: send, mail, ship.
d. Verbos de causa contínua o movimiento acompañado hacia una di-
rección especificada deícticamente: bring, take.
e. Verbos de posesión futura (con implicación del compromiso de
que una persona poseerá algo con posterioridad): offer, promise,
leave, refer, allocate, assign.
f. Verbos de mensaje comunicado: tell, show, ask, teach, quote.47
g. Verbos de instrumento de comunicación: radio, fax, e-mail, wire.

47 Aunque siguen existiendo casos de difícil explicación: explain, say, donate.


200 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

h. Verbos de creación: bake, make, build, cook.


i. Verbos de obtención: get, buy, find, steal, order, win, grab.
Estos análisis se enmarcan en la reciente tendencia a explicar las
propiedades sintácticas de los verbos a partir de su estructura léxica
Su poder predictivo parece importante, por lo que sería deseable po-
der incorporar estas observaciones en la GF. Obviamente, tal empre-
sa sólo puede llevarse a cabo en el marco de un modelo exhaustivo
de análisis de la estructura léxica. A partir de aquí sólo sería necesa-
rio restringir la posibilidad de asignar la función objeto a los partici-
pantes beneficiarios en las clases verbales relevantes. Junto con las
restricciones formalizadas en el marco predicativo (18) el modelo
parece obtener un alto grado de poder explicativo.
Obsérvese que esta conclusión fuerza a abandonar las restriciones
impuestas por Dik sobre la estructura léxica. Para el autor, las reglas
sintácticas no pueden actuar sobre la estructura léxica descomposi-
cional. Este análisis muestra, sin embargo, que las reglas de asigna-
ción de Funciones Sintácticas han de ser sensibles a la estructura y
campo semántico de los predicados verbales, a la vez que a jerarquí-
as como la mencionada anteriormente. En un estudio anterior (García
Velasco 1998) he mostrado cómo se puede llevar a cabo esta empre-
sa.

1.1.2. Elevación de sujeto


Un segundo fenómeno relevante para evaluar la teoría de asignación
de Funciones Sintácticas que postula la GF lo ofrece el proceso gra-
matical conocido como Elevación de Sujeto (“Subject Raising”). En
pocas palabras, este fenómeno supone que el sujeto de una predica-
ción subordinada se sitúa en la posición de sujeto de la cláusula prin-
cipal. Existen verbos, tanto en inglés como en español, que
demandan esta construcción:
(26) a. Parece [que Juan está interesado en la lingüística]
b. Juan parece [ ___ estar interesado en la lingüística]

(27) a. It seems [that John is interested in linguistics]


b. John seems [ ___ to be interested in linguistics]
Funciones Sintácticas y Funciones Pragmáticas 201

Dentro del modelo de Principios y Parámetros de Chomsky, el fenó-


meno de elevación de sujeto ha recibido especial atención, por lo que
merece la pena examinar brevemente su propuesta de análisis a fin
de contrastar su poder explicativo con el de la GF de Dik.
En el modelo de Chomsky, la elevación de sujeto se considera un
ejemplo de la aplicación de la regla transformativa “movimiento de
sintagma nominal (SN)”, que media entre la estructura profunda y la
estructura superficial en la derivación de (26b) y (27b). Así la si-
guiente sería la estructura base para el ejemplo inglés:
(28) ... seems [John to be interested in linguistics]
Tras la aplicación de la mencionada regla transformativa, el SN
“John” aparece en la posición de sujeto de la cláusula principal,
mientras que en su posición original una huella coindizada formaliza
la relación gramatical que mantiene con la predicación dependiente:
(29) Johni seems [ ti to be interested in linguistics]

La motivación para la aplicación de esta regla reside en la Teoría del


Caso, que obliga a todos los SNs a situarse en una posición estructu-
ral en la que puedan recibir caso abstracto de los elementos asigna-
dores: las categorías léxicas Verbo, Preposición y los rasgos
temporales positivos. Puesto que en el ejemplo anterior “John” figura
como sujeto de una cláusula de infinitivo, no puede recibir caso no-
minativo, lo que fuerza su ascenso a una posición fuera del ámbito de
la misma a fin de satisfacer este requisito. El hecho de que tanto en
español como en inglés el fenómeno tenga la misma motivación,
parece redundar en la adecuación tipológica del análisis. Obsérvese
que el verbo, dada su naturaleza intransitiva con un único argumento
interno no puede asignar caso acusativo (según la archiconocida ge-
neralización de Burzio), lo que no parece dejar más opción que el
movimiento en cuestión.
202 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

En inglés existen otras construcciones o categorías que admiten el


proceso. Es el caso de adjetivos como “likely” y de algunos verbos
en voz pasiva48:
(30) a. John is likely [ ___ to be interested in linguistics]
b. John is believed [ ___ to be interested in linguistics]
En ambos casos, nos encontramos ante sujetos de cláusulas no finitas
en una posición donde no pueden recibir caso.
El tratamiento para el fenómeno de elevación de sujeto en la GF
se fundamenta, como cabría esperar, en la teoría de asignación de
Funciones Sintácticas. Puesto que tal teoría se emplea asimismo en la
derivación de oraciones pasivas, existe un paralelismo entre los dos
modelos en cuestión, en cuanto que ambas persiguen un tratamiento
uniforme para ambos fenómenos49. Cabe recordar en este punto, a
modo preliminar, que la GF no admite el uso de reglas sintácticas de
carácter transformativo (por las razones ya comentadas en el capítulo
segundo), por lo que una operación como el movimiento de SN que-
da inmediatamente excluida en el modelo.
El tratamiento de este fenómeno en la GF aparece en un artículo
temprano de Dik (1979) y no varía sustancialmente en los pasajes
dedicados al mismo en la reciente presentación de su teoría (Dik
1997a y 1997b). Para Dik, el análisis de este proceso supone una
excepción a su teoría de asignación de Funciones Sintácticas puesto
que se admite la posibilidad de que las mismas puedan penetrar en la
predicación subordinada asignando la función de Sujeto de la predi-
cación principal a un término de aquélla. Con el objeto de apreciar el

48 De hecho, el movimiento de SN en la elevación de sujeto, construcciones pasi-


vas e incluso ergativas como “the door opened”, responden a la imposibilidad del
verbo de asignar caso acusativo, lo que deja el SN en una posición ilícita, forzando
su movimiento. El hecho de que la misma explicación sirva para dar cuenta de
fenómenos en principio dispares parece sancionar la validez de la misma.
49 Cláusulas complemento de acusativo con infinitivo (e.g. I believe [him to be the
best player in the team]) son tratadas en la GF como ejemplos de elevación de
Objeto. En GB, sin embargo, se asume que ilustran casos de asignación excepcio-
nal de caso, y no de movimiento de SN como la elevación de sujeto. Por ello, no
entraré en comparaciones entre ambos modelos al respecto de las mismas.
Funciones Sintácticas y Funciones Pragmáticas 203

funcionamiento de este análisis mostraré a continuación la represen-


tación de varios ejemplos:
(31) The police believed that they had stolen the apples

believe [V] (the police)ExpSubj1 (X1: [Past e1:


[Perf stealV (they)AgSubj2 (the apples)GoObj2]])GoObj1

(32) They were believed to have stolen the apples

believe [V] (x)Exp (X1: [Inf e1:


[Perf stealV (they)AgSubj1Subj2 (the apples)Go0bj2]])

Asignación excepcional de Subject1 al Agente de la cláusula complemento

(33) The apples were believed to have been stolen

believe [V] (x)Exp (X1: [Inf e1:


[Perf stealV (x)Ag (the apples)GoSubj1Subj2]])

Asignación excepcional de Subject1 al Paciente (subjeto de la pasiva) de la


cláusula complemento
La expresión en (31) muestra una oración declarativa con el verbo
believe cuyo complemento es la estructura proposicional “that they
had stolen the apples”. En la estructura subyacente del ejemplo, que
he simplificado considerablemente a fin de facilitar la comprensión
del análisis, se asignan en total cuatro Funciones Sintácticas: el tér-
mino básico “they” recibe la función sujeto de la cláusula comple-
mento (Subj2), “the apples” es el objeto de la misma (Obj2),
mientras que “the police”, primer argumento de “believe”, recibe la
función de sujeto de la cláusula principal. Finalmente, toda la cláusu-
la complemento, segundo argumento del predicado principal, recibe
la función Obj1.
El ejemplo (32) muestra de nuevo una expresión compleja con la
particularidad de que en esta ocasión, el predicado verbal “believe”
aparece en forma pasiva. Al igual que en el ejemplo (30), se observa
un caso de elevación de sujeto, puesto que el término “they” es en
204 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

realidad el primer argumento del verbo “steal”, predicado principal


de la predicación complemento. Este elemento tiene la peculiaridad
de recibir dos Funciones Sintácticas de sujeto (Subj1 y Subj2), ya
que, en realidad es el sujeto de ambas predicaciones. Este hecho ilus-
tra una nueva excepción para la teoría de asignación de Funciones
Sintácticas, ya que un mismo término recibe dos de ellas, definiendo,
por tanto, dos perspectivas, una para cada EdC de la oración.
Finalmente, el ejemplo (33) muestra un caso de asignación excep-
cional de la función de sujeto principal al paciente de la predicación
subordinada de naturaleza pasiva. Al igual que en el caso anterior,
este participante recibe dos Funciones Sintácticas.
Pero si bien el formalismo parece efectivamente ser capaz de re-
presentar los hechos adecuadamente, los propios requisitos metodo-
lógicos del paradigma funcional fuerzan a la GF a buscar una
explicación más allá de la pura formalización del proceso. Para Dik
la cuestión se reduce a dar cuenta de la preferencia en asignar la fun-
ción Sujeto del predicado principal al sujeto de la cláusula comple-
mento en vez de a la predicación en ella contenida. Es decir, la teoría
ha de explicar por qué las expresiones que muestro a continuación no
son posibles en el inglés:
(34) a. * They to have stolen the apples was believed
b. * The apples to have been stolen was believed
Según Dik (1997a: 281), la explicación radica en el peso de los fac-
tores positivos en los rasgos siguientes, derivados de las jerarquías de
prioridades mostradas anteriormente:
(35) Cláusula Incrustada Sujeto Incrustado
definido - +
humano - +
concreto - +
entidad de primer orden - +
argumento de pred. principal + -
Como se observa en (35), de los cinco factores contemplados, cuatro
favorecen la asignación de la función Sujeto al sujeto de la predica-
ción complemento. El autor, sin embargo, indica que esta suma de
Funciones Sintácticas y Funciones Pragmáticas 205

factores no es decisiva necesariamente, ya que en muchas lenguas


forzosamente el sujeto de un predicado ha de ser un argumento del
mismo. En español, por ejemplo, las siguientes construcciones resul-
tan del todo imposibles:
(36) * Ellos fueron creídos haber robado las manzanas
* Las manzanas fueron creídas haber sido robadas
Dik manifiesta que es el peso que cada lengua atribuye a estos facto-
res lo que determina la posibilidad de la elevación del sujeto. Como
se recordará de la evaluación de las explicaciones formales y funcio-
nales del capítulo primero, precisamente ahí radica la principal críti-
ca vertida a los funcionalistas por parte de sus adversarios
académicos: la imposibilidad, al menos hasta la fecha, de diseñar un
modelo que permita medir el peso de las diferentes tendencias o
fuerzas de naturaleza funcional que operan en las lenguas naturales.
En cualquier caso, la teoría de las Funciones Sintácticas que de-
fiende la GF permite dar cuenta de diversos fenómenos lingüísticos a
partir de factores externos de motivación funcional que definen la
posible asignación de las mismas a los constituyentes oracionales. A
continuación comentaré los principales aspectos de las Funciones
Pragmáticas que emplea la teoría de Dik y su incidencia en la gene-
ración de las expresiones lingüísticas.

2. Funciones Pragmáticas
La información recogida por medio de una estructura subyacente
puede ser expresada de modos alternativos en función del carácter
informativo asignado a sus distintos componentes. Tales diferencias
se formalizan en la GF a través de la asignación de Funciones Prag-
máticas, que Dik (1997a: 310) define como “funciones que especifi-
can el carácter informativo de los constituyentes en relación con el
contexto comunicativo en el que se emplean”.
Una primera clasificación de estas funciones en la teoría se esta-
blece a partir de la naturaleza de los constituyentes a los que son
asignadas. Así, se distingue entre Funciones Pragmáticas Intraclau-
206 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

sulares y Funciones Pragmáticas Extraclausulares. Las primeras son


las que han recibido más atención en los estudios de la teoría, dada la
restricción de los mismos, hasta los últimos años, a fenómenos de
naturaleza intraclausular. Con el reciente desarrollo de los estudios
de carácter discursivo, los constituyentes extraclausulares han recibi-
do más atención, y, en la segunda parte de su obra principal, Dik
(1997b) dedica un capítulo completo a los mismos.

2.1. Funciones Pragmáticas Intraclausulares


Las Funciones Pragmáticas Intraclausulares definen el estatus infor-
mativo de los constituyentes de la cláusula, en relación con el con-
texto comunicativo en que se enmarcan. Dik (1997a: 311) caracteriza
el concepto de “contexto comunicativo” a partir de su teoría de la
interacción verbal ya comentada en la sección 1.5 del capítulo se-
gundo. Para el autor, en el acto comunicativo el hablante primero
evalúa la información pragmática que posee su interlocutor a fin de
efectuar los cambios pertinentes en la misma del modo más eficiente
posible. En consecuencia, el hablante a menudo incluirá en sus ex-
presiones información presumiblemente conocida por el oyente que
servirá como sustento o marco para la información nueva por medio
de la cual modificará el conocimiento pragmático de éste. Dik es
cuidadoso en señalar que los conceptos “información nueva” e “in-
formación conocida” han de entenderse desde la perspectiva de la
estimación del hablante del conocimiento pragmático de su interlo-
cutor. En ocasiones tal estimación puede ser errónea lo que puede
conllevar la necesidad de reorganizar la interacción verbal.
La GF distingue dos Funciones Pragmáticas Intraclausulares: Tó-
pico y Foco, que, desde el punto de vista del proceso de interacción
verbal, se asocian en gran medida, aunque no siempre necesariamen-
te, con las dimensiones de información conocida e información nue-
va. El Tópico de una cláusula es típicamente aquel constituyente
sobre el que se predica alguna propiedad o relación. La función Foco,
por su parte, se asigna a la entidad que el hablante considera más
importante o prominente en el conjunto de la situación comunicativa,
Funciones Sintácticas y Funciones Pragmáticas 207

siempre en relación con la estimación de la información pragmática


de los participantes en el proceso verbal.
Un aspecto fundamental del tratamiento de las Funciones Pragmá-
ticas en la GF es señalado por Siewierska (1991: 148), quien observa
que no se reconoce la existencia de Funciones Pragmáticas en una
cláusula si no hay un impacto formal en la misma. Por ello, la reper-
cusión formal de estas funciones es fundamental en su análisis. Dik
(1997a: 313) señala que los idiomas ofrecen las siguientes estrategias
de codificación para señalar la presencia de un constituyente con la
función Foco o Tópico:
(37) a. El constituyente recibe una forma especial
b. El constituyente recibe un marcador que indica su estatuto.
c. El constituyente recibe una posición especial en la oración.
d. El constituyente recibe una prosodia especial.
e. El constituyente figura en un tipo de construcción especial.
La visión de la GF sobre estas construcciones aparece en trabajos
como Dik (1980: cap 10), Mackenzie y Hannay (1982) y Dik (1997b:
cap 13 y 14) y en numerosos estudios que reflejan la relación entre la
asignación de Funciones Pragmáticas y el orden oracional en diver-
sas lenguas. A continuación, mostraré en mayor detalle las propieda-
des de estas funciones.

2.1.2. Tópico
A pesar de que las funciones Tópico y Foco se asignan a constituyen-
tes dentro de la cláusula su caracterización viene dada por su rele-
vancia en el discurso. De hecho, Dik distingue claramente entre un
Tópico de Discurso (D-topic) y la función pragmática Tópico, que se
asigna a aquellos Tópicos de Discurso que reciben un tratamiento
formal especial. Como señalan Mackenzie y Keizer (1991), esta in-
terpretación ocasiona un problema en la teoría de las Funciones
Pragmáticas de la GF, ya que no existe una correspondencia clara
entre tópico de discurso y la función pragmática Tópico. Por otra
parte, los tópicos de discurso se identifican en el contexto del mismo,
mientras que las Funciones Pragmáticas se asignan dentro del ámbito
208 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

de la cláusula. Dik asume así el trabajo de De Vries (1985: 178) para


quien las Funciones Pragmáticas
presentan una posición intermedia entre el discurso y la gramática oracional;
por un lado, su asignación depende enteramente de factores discursivos de con-
texto, situación e información general y, por otro, ocasionan la aplicación de las
reglas de expresión de la gramática oracional.
Estas consideraciones ilustran así uno de los aspectos destacados al
evaluar el estándar de adecuación pragmática de la teoría en la sec-
ción 3.1. del capítulo segundo. Allí se argumentó que la GF es una
gramática oracional, pero que, a pesar de ello, satisface ese ideal al
estudiar las expresiones lingüísticas con referencia al contexto dis-
cursivo y situacional en que se producen. Las Funciones Pragmáticas
son así un claro ejemplo de esta estrategia.
Sin embargo, no todos los lingüistas adscritos al modelo de Dik
aceptan este enfoque. Bolkestein (1998) señala que existen diferentes
tendencias en cuanto al punto preciso en que se han de asignar las
Funciones Pragmáticas en la construcción de una expresión lingüísti-
ca. Así, para algunos, han de asignarse al final de la derivación o
bien entre el nivel proposicional y el de la cláusula, mientras que
otros como Nuyts (1992a) estiman que debe hacerse en un nivel con-
ceptual previo al generador oracional. Finalmente, existen autores
que, en consonancia con la teoría de la interacción verbal defendida
por Dik, consideran que la asignación de estas funciones ha de reali-
zarse antes de la derivación oracional, ya que la pragmática es el
marco envolvente del componente gramatical. Esta es la visión de-
fendida por la propia Bolkestein, Vet (1998) y Kroon (1997), sin
duda pasos previos al nuevo modelo de la Gramática Funcional del
Discurso de Hengeveld que comentaré en el capítulo séptimo.
Ahora bien, si dentro de un discurso, definido por Dik (1997a:
313) como “cualquier tipo de texto coherente (una historia, monólo-
go, diálogo, conferencia, etc.)”, es posible encontrar diferentes tópi-
cos, con diferente peso y relevancia informativa, la cuestión que se
presenta inmediatamente es cómo determinar cuál de ellos recibe la
función pragmática Tópico dentro de una cláusula. Mackenzie y Kei-
zer (1991) señalan que este proceso puede hacerse de dos modos
Funciones Sintácticas y Funciones Pragmáticas 209

según se interprete el discurso como un resultado o como un proceso.


En el primer caso, se pueden identificar los tópicos a partir de los
mecanismos morfosintácticos empleados para codificarlos; en el se-
gundo supuesto, los tópicos aparecen como entidades introducidas en
el discurso a medida que éste progresa.
A pesar de que Dik define el discurso como un producto más que
un proceso, su clasificación de los tópicos reside en una caracteriza-
ción como entidades introducidas en el mismo de un modo dinámico.
Esta estrategia sin duda es responsable de cierta confusión en la GF,
ya que, como señala Bolkestein (1998), las nociones de topicalidad y
focalidad en el discurso parecen ser de naturaleza universal, mientras
que las Funciones Pragmáticas se identifican a partir de las construc-
ciones y mecanismos específicos de cada lengua para codificarlas.
Sin embargo, Dik caracteriza los tipos de tópico en términos discur-
sivos. El autor distingue así hasta cuatro tipos de Tópicos: Tópico
Nuevo (New Topic), Tópico Dado (Given Topic), Sub-tópico (Sub-
Topic) y Tópico Restablecido (Resumed Topic). En las siguientes
líneas prestaré atención a cada una de estas categorías.
Una característica peculiar de los Tópicos Nuevos reside en que
muestran naturaleza focal y tópica al mismo tiempo. Esto se debe al
hecho de que una entidad nueva en el discurso resulta prominente en
sí misma (focal, por tanto) a la vez que introduce un nuevo tópico
sobre el que evolucionará la interacción. De hecho, como señala Dik,
los Tópicos Nuevos tienden a ocupar posiciones no iniciales en las
cláusulas en muchas lenguas, posición típicamente asociada con la
información focal. En ocasiones las lenguas emplean estructuras es-
peciales para introducir Tópicos Nuevos, como en el siguiente caso
del español con la construcción impersonal con “haber”:
(38) Había una vez [un circo que alegraba siempre el corazón] NewTop

En inglés existe también una construcción especial, denominada


“existencial” (véase Hannay (1985a) para su tratamiento en la GF),
cuya función es precisamente la de introducir un tópico en el discur-
so:
210 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

(39) There is [a dog in the garden] NewTop

En la representación de estas construcciones, Dik asume un parale-


lismo con las predicaciones no verbales comentadas en el capítulo
tercero:
(40) The dog is in the garden
Pres e1: [{(the garden)Loc} (dx1: dog [N] SubjGivTop]

(41) There is a dog in the garden


Pres e1: [{(the garden)Loc} (ix1: dog [N])SubjNewTop]

La diferencia entre ambas expresiones radica en la diferente función


pragmática que recibe el término y la presencia de un operador inde-
finido en la construcción existencial. Obsérvese que, tanto en español
como en inglés, las construcciones resultan agramaticales con un
Tópico Nuevo introducido por el artículo definido:
(42) a. * Había una vez el circo
b. * There is the dog in the garden
Obviamente, este hecho se debe a la incompatibilidad de la construc-
ción presentativa con el operador de término definido, que presupone
que la entidad que acompaña ya ha sido introducida en el discurso.
Una vez que un tópico ha sido introducido en el discurso se con-
vierte en un Tópico Dado, y las lenguas utilizan diferentes medios
para mantenerlo en el discurso en la medida en que sea relevante
para la comunicación. De Vries (1985), siguiendo a Grimes (1975),
introduce el concepto de Extensión de Tópicos, que define una se-
cuencia discursiva caracterizada por la presencia de una serie de
identificaciones de un mismo tópico. El autor comenta el siguiente
ejemplo del inglés:
(43) 1. A: Yesterday I met your brother John
2. A: He looked very pale
3. B: Yes, he has not been well for a couple of weeks now
4. A: John had better consult a doctor the way he looks.
Funciones Sintácticas y Funciones Pragmáticas 211

Según De Vries, el ejemplo (43) contiente dos Extensiones de Tópi-


co, ya que la presencia de un nombre propio en (43.4) con mayor
potencial referencial que un pronombre indica el inicio de una nueva
extensión. El ejemplo de De Vries ilustra así un caso claro de refen-
cia anafórica a fin de mantener un tópico activo en el discurso.
Las entidades introducidas en el discurso pueden, asimismo, dar
acceso a nuevas entidades inferidas a partir de nuestro conocimiento
del mundo. Hannay (1985b) denomina a tales entidades Sub-tópicos
y propone la introducción de esta categoría en el inventario de Fun-
ciones Pragmáticas de la GF. Considérese el siguiente ejemplo del
autor:
(44) I went to visit my parents yesterday. My mother is very ill.
El término “my parents” constituye un Tópico Dado en el discurso a
partir del cual es posible introducir una entidad inferida como “my
mother” en la segunda oración. Obviamente, existe una relación evi-
dente entre el Sub-tópico y el Tópico Dado en cuanto el primero
constituye un miembro del conjunto definido por el segundo. De
hecho, Hannay (1985b) considera la existencia de esta relación como
el fundamento prioritario para la creación de Sub-tópicos, lo que
formula con el siguiente principio (1985b: 57):
Formación de Sub-tópicos

Si una entidad X ha sido activada en un contexto dado, el hablante puede


presentar una entidad Y como una entidad sub-tópico si Y R X, siendo R
una relación de inferencia.
Aunque el autor reconoce la dificultad de ser exhaustivo a la hora de
recoger todas las relaciones de referencia posibles, la lista siguiente
ilustra al menos las posibilidades más comunes:
Especificación de la relación R en la regla de formación de Sub-tópicos

Parte de, miembro de, subconjunto de, ejemplo de, copia de, aspecto de,
contrario a, proyección de, asociado con
212 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Los siguientes ejemplos ilustran cada una de esas relaciones (tradu-


cidos de Hannay 1985b: 58):
(45) Es una casa bonita, pero la cocina es demasiado pequeña.

(46) El equipo jugó bien, creo, pero uno o dos de ellos aún no están en
forma.

(47) Esperaba coger un autobús para llegar a tiempo, pero cuando llegué
a la estación uno se acababa de ir.

(48) A: Vengo sufriendo insomnio últimamente.


B: Es curioso, insomino, también me viene afectando.

(49) A: Mira! Acabo de gastarme todo mi dinero en este poster de Bardot


B: Oh cielos. El mismo está en el mercado a 50 peniques.

(50) Esperaba una fiesta entretenida, pero el ambiente estaba muy tenso.

(51) Ser demasiado cuidadoso tiene desventajas, pero la dejadez puede


ser fatal.

(52) Compré a Harry un disco para su cumpleaños, pero (ellos) son tan
caros que casi me lo pienso otra vez.

(53) Juan y Pepe vinieron a verme ayer. Pedro se acaba de comprar un


coche nuevo.
Finalmente, Dik (1997a: 325) introduce brevemente el concepto de
Tópico Restablecido, que consiste en la reintroducción en el discurso
de un tópico que no ha sido mencionado durante un tiempo en el
desarrollo del mismo. En tal situación, suele ser habitual que el ha-
blante utilice referencias explícitas al hecho de que tal entidad ha
sido mencionada con anterioridad o, simplemente, expresiones ana-
fóricas de significativo contenido referencial, tales como nombres
propios, términos definidos, etc.

2.1.2. Foco
La función pragmática Foco se asigna en la GF a aquellos constitu-
yentes que el hablante considera más prominentes o relevantes en el
contexto comunicativo y a través de los cuales, fundamentalmente,
Funciones Sintácticas y Funciones Pragmáticas 213

pretende modificar la información pragmática de su interlocutor.


Según Dik (1997a: 326), los cambios que un hablante puede efectuar
en el conocimiento general del oyente se clasifican en Adiciones (el
hablante añade información al conocimiento general del oyente) y
Sustituciones (el hablante reemplaza información que, según su es-
timación, posee el oyente).
Aunque la información focal suele ser equiparada con la dimen-
sión de información nueva, Dik señala que existen casos en los que
el hablante asume que cierta información focal es conocida para su
interlocutor, pero su carácter prominente se deriva de la necesidad de
otorgar énfasis a la misma. Este es el caso del siguiente ejemplo:
(54) A: Acabo de comprarme un Peugeot
B: ¿Te compraste un PEUGEOT???
A pesar de no ser información nueva en el discurso, según Dik, el
foco de la expresión de B es “Peugeot” debido a que el hablante en-
cuentra esa información sorprendente en relación con sus espectati-
vas.
La información focal de carácter aditivo aparece en muchas oca-
siones como respuesta a una solicitud explícita de información por
parte del hablante. En este sentido, Dik señala que los pares pregun-
ta-respuesta constituyen la ejemplificación más obvia de la asigna-
ción de la función pragmática Foco. Así, en una conversación como
la siguiente (1997a: 328):
(55) A: ¿A dónde va Juan?
B: Al mercado
El hablante A carece de una información (el destino de Juan) que,
según presume, su interlocutor posee, por lo que solicita que se la
aporte. Dik señala que las preguntas con pronombre interrogativo
indican que el hablante tiene una carencia informativa. Así, la repre-
sentación para la secuencia anterior es la siguiente, donde la variable
(Q) simboliza la carencia informativa del hablante y actúa como in-
put para la inserción de un pronombre interrogativo (dónde en este
caso) en el componente expresivo:
214 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

(56) A: Int Ei: Xi: Pres ei: Prog ir [V] (Juan)AgSubjGivTop (Qxi)DirFoc
B: Decl Ej: Xj: ej: (d1xi: mercado [N])DirFoc
La información focal “al mercado” recibe la función Foco, y se pre-
senta como la diferencia entre el conocimiento pragmático de ambos
individuos. Dik (1997b) dedica un capítulo completo al estudio de
las propiedades de las construcciones interrogativas. Una observa-
ción interesante al respecto de lo tratado en esta sección se refiere al
hecho de que en las oraciones interrogativas con pronombre, tal
constituyente contiene la función Foco intrínsecamente (como se
indica en la representación (56)) lo cual explica el hecho de que la
expresión formal de estas construcciones coincida en muchas lenguas
con otras construcciones Foco, como las oraciones hendidas, o el que
se asigne una posición especial, típicamente la posición inicial de la
cláusula, reservada a constituyentes pragmáticamente prominentes.
Los tipos de Foco pueden ser clasificados en función de qué cons-
tituyente de la representación subyacente recibe esta función pragmá-
tica o a partir del valor comunicativo de la asignación de la función
Foco. En principio, cualquier elemento presente en la representación
puede recibir esta función como se observa en los siguientes ejem-
plos del español:
Funciones Sintácticas y Funciones Pragmáticas 215

(57) a. El niño no estudiará QUÍMICA, estudiará LINGÜÍSTICA


(Foco = término)

b. El niño no estudiará PSICOlingüística, estudiará lingüística


COMPUTACIONAL
(Foco = prefijo; restrictor nominal)

c. Quiero MUCHOS caramelos


(Foco = operador de término)

d. No HA estudiado lingüística, aún ESTÁ estudiando


(Foco = operador de predicación)
En cuanto al tipo de Foco definido por el valor comunicativo de la
información, Dik (1997a: 331) ofrece la siguiente clasificación que
comentaré a continuación:
Foco

Carencia Informativa Contrastivo

Interrogativo Completivo Paralelo Contra-presuposicional

Refutativo Substitutivo Expansivo Restrictivo Selectivo

Figura 17. Tipos de Foco según la GF

De nuevo las clasificaciones ilustradas en el gráfico han de entender-


se con referencia al modelo de interacción verbal defendido por Dik.
En consecuencia, la primera distinción propuesta “carencia informa-
tiva” coincide básicamente con expresiones por medio de las cuales
el hablante añade información a su oyente (completivo) o bien la
solicita a través de una estructura interrogativa (interrogativo), siem-
pre a partir de su estimación del conocimiento pragmático de su in-
terlocutor.
216 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

El segundo gran bloque en el diagrama anterior hace referencia a


oposiciones de naturaleza contrastiva entre el constituyente focal y
alguna otra pieza informativa en el discurso. Como señala Martínez
Caro (1998: 217), la diferencia entre el foco Contrapresuposicional y
el Paralelo reside en que en el primero el contraste se centra en la
información expresada por el hablante y la presupuesta por el oyente,
mientras que en el segundo, el contraste se expresa en construcciones
gramaticales paralelas, sin que se manifieste contraste en cuanto a la
información pragmática de los participantes en la interacción verbal.
La autora ilustra la diferencia con, entre otros, los siguientes ejem-
plos del español:
(58) Bueno, la mayoría de las cosas se traducen al francés, ¿no?, al espa-
ñol se traduce bastante menos, (Foco paralelo)

(59) A:¿ No crees que, por ejemplo, ahora tiene o va adquiriendo una li-
bertad excesiva?
B: No, yo creo que no; o sea que la libertad que está adquiriendo la
mujer es porque se la está dando precisamente la sociedad, no es
que ella la esté la esté tomando, sino es la sociedad la que se la da.
(Foco contrapresuposicional)
En el primer ejemplo se observa un contraste entre un constituyente
previamente introducido (francés) y el elemento señalado en negrita,
sin que exista una contradicción con respecto a la información prag-
mática presupuesta del interlocutor. En el segundo ejemplo, sí se
advierte tal contradicción, ya que existe una oposición entre lo que A
presupone con su pregunta y lo que B afirma en su respuesta. Martí-
nez Caro (1998) examina la expresión formal del Foco Paralelo en
inglés y español, observando una interesante diferencia: mientras que
en español el principal mecanismo formal de expresión de esta fun-
ción pragmática es, en diferentes formas, un orden sintáctico especial
(60,94% en su corpus), en inglés el método preferido es la prominen-
cia prosódica con un 71,14%, mientras que el anterior sólo alcanza
un 13,42%. Para cualquiera que se haya enfrentado al complejo sis-
tema entonativo de la lengua inglesa, esta diferencia no resulta extra-
ña en modo alguno.
Funciones Sintácticas y Funciones Pragmáticas 217

En lo que se refiere al foco de carácter contrapresuposicional, Dik


(1997a: 333) presenta los siguientes ejemplos y definiciones de cada
una de esas categorías:
Foco Refutativo (Rejecting Focus)
El Hablante (H) presume que el oyente (O) tiene una información X para la
cual H tiene no-X. H corrige la información de A refutándola:

A: Juan compró manzanas


B: No, no compró MANZANAS

Foco Substitutivo (Replacing Focus)


H presume que O posee una información X incorrecta, la cual se reemplaza
por una información Y correcta:

A: Juan compró manzanas


B: No, compró PLÁTANOS

Foco Expansivo (Expanding Focus)


H presume que O posee una información X correcta, pero que X no está
completa. H sabe que existe al menos otra información Y que también es re-
levante para O.

A: Juan compró manzanas


B: Sí, pero también compró PLÁTANOS

Foco Restrictivo (Restricting Focus)


H presume que O posee una información X correcta, pero también cree (in-
correctamente) que Y es el caso.

A: Juan compró manzanas y plátanos


B: No, sólo compró MANZANAS

Foco Selectivo (Selecting Focus)


H presume que O cree que X o Y son correctas, pero no sabe cuál de ellas.

A: ¿Quieres café o té?


B: CAFÉ, por favor
De nuevo se observa que las caracterizaciones de las subfunciones de
foco se realizan en gran medida en términos de relevancia discursiva,
a pesar de ser asignadas a constituyentes intraclausulares. Un aspecto
218 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

importante que se estudiará en el capítulo próximo se centra en la


interacción entre las Funciones Pragmáticas y el orden sintáctico.

2.2. Funciones Pragmáticas Extraclausulares


Resulta obvio señalar que el proceso comunicativo no se limita a una
mera conexión secuencial de cláusulas. Las lenguas naturales ofrecen
a sus usuarios un gran número de posibilidades expresivas a fin de
organizar el discurso, situar a los participantes en la interacción o,
simplemente, enmarcar las expresiones lingüísticas en el contexto
interpretativo adecuado. La mayor parte de las expresiones que se
utilizan a tal fin no forman parte de la estructura de la cláusula pro-
piamente, de ahí que Dik (1997b: cap 17) las denomine Constituyen-
tes Extraclausulares (CEC). La función principal de estos elementos
es, grosso modo, organizar el discurso y el proceso comunicativo,
por lo que su relevancia pragmática es evidente.
En cierto sentido, por tanto, el concepto de CEC es equivalente al
de función pragmática extraclausular, en la medida que la identifica-
ción de éstas en la GF se realiza a partir de una clasificación de los
tipos de CECs que pueden aparecer en las lenguas. Las característi-
cas definitorias de estos elementos son las siguientes (Dik 1997b:
381):
(i) Los CECs aparecen independientemente o separados de la cláusula por inte-
rrupciones o flexiones a modo de pausa en el contorno prosódico;
(ii) Los CECs no son nunca esenciales para la estructura interna de la cláusula
con la que se asocian; caso de ser omitidos, la cláusula constituye igualmente
un todo íntegro.
(iii) Los CECs no son sensibles a las reglas gramaticales que operan dentro de
los límites de la cláusula, aunque pueden relacionarse con ésta a través de re-
glas de correferencia, paralelismo y antítesis que pueden también caracterizar
relaciones entre cláusulas en el discurso.
En consecuencia, parece que la principal característica de estos ele-
mentos es, como precisamente su nombre indica, el mantener una
clara separación con respecto a los constituyentes que propiamente
integran la cláusula. En algunos casos, tales como los constituyentes
Funciones Sintácticas y Funciones Pragmáticas 219

Tema y Apéndice, esta separación estricta parece más difícil de justi-


ficar, como mostraré a continuación.
Dik (1997b: 384) clasifica los constituyentes extraclausulares en
cuatro grandes apartados relativos a la estructura y organización del
discurso:
(i) Gestión de la Interacción Verbal: los CECs relativos a la creación y mante-
nimiento de las condiciones de interacción necesarias para el desarrollo de un
evento discursivo.
(ii) Especificación de la Actitud: los CECs relativos al tono emocional y actitu-
dinal en que se desarrolla el discurso.
(iii) Organización del Discurso: los CECs relativos a la organización, estructu-
ración y presentación del contenido discursivo.
(iv) Ejecución del Discurso: los CECs que desarrollan un papel en la expresión
del contenido del discurso.

2.2.1. Gestión de la Interacción Verbal


Se recogen aquí los medios que el hablante puede utilizar a fin de
obtener o mantener la atención de su oyente y asegurarse de su parti-
cipación en el proceso comunicativo. La siguiente tabla muestra las
principales categorías dentro de este apartado acompañadas de ejem-
plos ilustrativos:

Saludos y despedidas ¡Hola!; qué pasa, tío!!

Llamadas Eh, tú, ven acá, por favor.

Vocativos Pedro, contéstame!

Respuestas mínimas aha; umm..

2.2.2. Especificación de la actitud


220 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Se incluyen en este apartado aquellos CECs a través de los cuales los


hablantes especifican su estado de ánimo. Son, principalmente, inter-
jecciones o, como Dik las denomina, expresivos:
(60) ¡ay!
¡¡Bravo!!

2.2.3. Organización del Discurso


Esta categoría recoge aquellos CECs que sirven al hablante para or-
ganizar y estructurar su discurso de modo tal que se asegure una co-
rrecta recepción por parte de su interlocutor. Dik distingue aquí tres
grandes grupos de Funciones Pragmáticas: Marcadores de Límite,
Orientación y Apéndice.

2.2.3.1. Marcadores de Límite


Por Marcadores de Límite se entiende los medios expresivos que
permiten al hablante señalar el principio o final del discurso o de un
segmento del mismo. La siguiente tabla muestra las principales estra-
tegias empleadas a tal efecto50:

Iniciadores Señoras y señores, bienvenidos a...

Cambio de Tópico Por cierto, ¿qué le pasa a tu hermana?

Finalizadoress en resumen; en fin...

2.2.3.2. Orientación
Con el término “orientación” Dik introduce aquellos constituyentes
extraclausulares que permiten al hablante orientar al oyente hacia la

50 Omito de esta clasificación los marcadores “push y pop”, que serán comentados
en el capítulo séptimo.
Funciones Sintácticas y Funciones Pragmáticas 221

interpretación adecuada de una expresión o a enmarcar la misma en


el contexto discursivo apropiado. Existen varios tipos de Funciones
Pragmáticas dentro de esta categoría: Tema, Condición y Localiza-
ción (Setting). Dado que es la más importante, haré únicamente refe-
rencia a la primera de ellas.
El constituyente con la función pragmática Tema se define en la
GF como aquél que introduce una entidad o un universo discursivo,
“con respecto al cual la cláusula siguiente presentará información
relevante” (Dik 1997b: 389). Intuitivamente, parece resultar obvio
que existe una estrecha relación entre las categorías Tema y Tópico,
en cuanto ambas refieren a entidades sobre las que se centra el dis-
curso (Ziv 1997). La diferencia entre ambas funciones radica preci-
samente en la oposición que sirve para clasificar las Funciones
Pragmáticas en intraclausulares (Tópico) y extraclausulares (Tema).
Así, la función Tópico se asigna necesariamente a unos de los consti-
tuyentes integrantes de la predicación básica, mientras que el Tema
ejemplifica uno de los denominados constituyentes extraclausulares,
y, como tal, muestra las características propias de los mismos, ya
presentadas con anterioridad. Obsérvense los siguientes ejemplos del
español:
(61) a. Esa pregunta no me gusta
b. Esa pregunta creo que no la voy a contestar
En (61a) la secuencia “esa pregunta” recibe la función pragmática
Tópico, ya que ocupa la segunda posición argumental del predicado
verbal “gustar”. Por el contrario, la misma secuencia en el ejemplo
(61b) ha de interpretarse como un Tema, ya que se desliga prosódica
y sintácticamente de la cláusula que acompaña. Igualmente, en con-
sonancia con el criterio señalado por Dik anteriormente, la omisión
de la secuencia en cuestión provoca efectos muy diferentes en ambas
oraciones:
(62) a. ? Me gusta
b. Creo que no la voy a contestar
La expresión resultante en (62a) parece difícilmente interpretable a
no ser en un contexto discursivo en el que se haga patente la razón de
222 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

la satisfacción del hablante. (62b), por el contrario, resulta una ex-


presión natural ya que la segunda posición argumental del predicado
“ir” queda cubierta por el pronombre “la”. Esta prueba, no obstante,
queda condicionada por el hecho de que también es posible topicali-
zar satélites, es decir, constituyentes no argumentales, que, por su
propia naturaleza opcional, pueden ser omitidos sin producir una
expresión agramatical:

(63) Con esa llave inglesa no vas a poder arreglar el grifo


cf. No vas a poder arreglar el grifo

(64) Con Tere la vida se ve de otro color


cf. La vida se ve de otro color
En cualquier caso, la existencia de ejemplos en los que es posible
combinar constituyentes de ambos tipos parece sancionar la perti-
nencia de la distinción Tópico / Tema:
(65) a. En cuanto a chicas (Tema), las morenas de pelo ondulado (Top),vaya
si me gustan
b. Por lo que a Juan respecta (Tema), al Molinón (Top), sigue yendo to-
dos los domingos
Resulta significativo el hecho de que la única posición sintáctica
disponible para el constituyente Tema es al inicio de la cláusula, lo
que encaja a la perfección con la definición de esta función como
marco de interpretación para la predicación que le sigue. Puesto que
el Tópico es una función intraclausular, no es esperable que constitu-
yentes con tal función se sitúen por delante del Tema. Así lo corro-
boran los ejemplos anteriores:
(66) a. ? Las morenas de pelo ondulado (Top), en cuanto a chicas (Tema),
vaya si me gustan
b. * Al Molinón (Top), por lo que a Juan respecta (Tema), sigue yendo
todos los domingos
Dik (1997b: 393) señala que existen dos tipos de relación entre el
Tema y la cláusula que le sigue, que representa del modo siguiente:
Funciones Sintácticas y Funciones Pragmáticas 223

(67) a. (xi)Theme , (… (xi)…)Clause


b. (xi)Theme , (……..…)Clause
El primer esquema sugiere la existencia de una relación de correfe-
rencialidad entre el Tema y algún constituyente de la cláusula. Esta
relación puede expresarse pronominalmente, como en el ejemplo
anterior (61b) o como en los siguientes de Downing (1997: 139):
(68) a. La radio no la suelo escuchar
b. Eso ya lo veremos
o con sintagmas nominales:
(69) pero la tela, lo que es muy bonito es la tela ¿eh?
Según Dik, en este tipo de relación existe una restricción fundamen-
tal para la posible combinación de un Tema con una cláusula: ha de
ser posible integrar el Tema en la posición que ocupa el constituyente
correferencial:
(70) a. no suelo escuchar la radio
b. ya veremos eso
Por tanto, si el Tema no satisface las restricciones sintácticas o se-
mánticas impuestas sobre la posición intraclausular asociada, la
construcción habrá de resultar imposible:
(71) a. * No suelo leer la radio
b. * La radio no la suelo leer
Con respecto al segundo tipo de relación entre el Tema y la cláusula,
Dik ofrece el siguiente ejemplo ilustrativo:
(72) As for the students, adolescents almost never have any sense
En esta expresión se observa una relación entre el Tema (the stu-
dents) y el sujeto de la cláusula. Recurriendo a las distinciones seña-
las por Hannay (1985b) en su caracterización de los Sub-tópicos,
parece pertinente señalar que existe una relación de “pertenencia a
grupo”, caracterizando a los adolescentes como, al menos en su ma-
yoría, ejemplos de estudiantes. En su estudio de corpus Downing
(1997: 139) señala que es difícil encontrar ejemplos de este tipo de
224 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

relación en nuestra lengua. Como muestra más aproximada, la autora


ofrece el siguiente:
(73) Además, es que los hoteles… los hoteles… por ejemplo en los salo-
nes de Santa Rita me imagino que será… vamos, la mitad de precio,
el cubierto.
En este ejemplo, el Tema “los hoteles” es especificado por “los salo-
nes de Santa Rita”, que podría considerarse como una parte de aquél.

2.2.3.3. Apéndice (Tail)


Así como los constituyentes con la función pragmática Tema enmar-
can la cláusula propiamente dicha situándose en una posición previa
a la misma, es posible encontrar constituyentes en una posición pos-
terior que introducen información a fin de “clarificar o modificar
(algún constituyente contenido en) la unidad a la que se adjuntan”
(Dik 1997b: 401). Esta es la situación que se observa en el ejemplo
(73), en el que el sintagma “el cubierto” realiza esta función pragmá-
tica, que en la GF, recibe el nombre de Tail (Apéndice). Lo mismo
ocurre con los siguientes ejemplos de Dik:
(74) a. He’s a nice chap, your brother
b. I didn’t like it very much, that book of yours
c. I like John very much, your brother, I mean
d. John gave the book to a girl, in the library
Intuitivamente, la definición propuesta por Dik para esta función se
cumple en los cuatro ejemplos de (74), en cuanto que todas las se-
cuencias en cursiva tienen una función clarificadora sobre alguno de
los constituyentes de la cláusula.
Geluykens (1987) ofrece un estudio de este fenómeno en el inglés.
A partir de sus datos de corpus, el autor mantiene que la introducción
de Apéndices, o, como se conoce en otros modelos, el proceso de
dislocación a la derecha, es un fenómeno propio del discurso habla-
do: de un total de 45 ejemplos de expresiones lingüísticas con Apén-
dice, 34 aparecen en este medio. Para el autor, los Apéndices
cumplen una clara función “reparadora” del discurso hablado, gene-
Funciones Sintácticas y Funciones Pragmáticas 225

ralmente no planificado de antemano, al contrario que el escrito, por


ejemplo. En el transcurso de una conversación el hablante ha de eva-
luar en décimas de segundo la información pragmática de su oyente y
producir una expresión lingüística en consonancia con sus asuncio-
nes. Pero en estas condiciones de improvisación discursiva es com-
prensible que los hablantes produzcan predicaciones incompletas
desde el punto de vista informativo que luego corrigen a través de un
Apéndice. En este sentido, los Apéndices dan muestra de la fabulosa
capacidad de procesamiento de los hablantes, capaces de reevaluar,
se podría decir, la información del oyente y estimar que debe aportar
más información a la vez que produce la expresión lingüística con la
que se asociará el Apéndice.
Según Geluykens, la motivación del uso de Apéndices proviene
del hecho de que el constituyente oracional asociado con el mismo
tiende a ocupar un lugar intermedio en una escala de naturaleza
pragmática cuyos polos serían el Tópico (información dada) y el Fo-
co (información nueva). Considérese el siguiente ejemplo (1987:
125):
(75) A: I got this lecturing job in a teacher’s training college
B: mhm
A: which is quite fun, I mean they are not universal calibre obviously
the students on the whole, but ...
El término “the students” puede interpretarse como un Sub-tópico de
“college”, pero como tal, no presentado de modo explícito en el dis-
curso. Su estatuto de constituyente dado / nuevo, se deriva precisa-
mente de esa dualidad. El hablante así asume, en una primera
instancia, la capacidad del oyente de interpretar el pronombre “they”
en referencia a los estudiantes que, necesariamemte, pueblan toda
institución educativa. En una segunda estimación decide explicitar la
referencia del pronombre a fin de evitar una posible confusión.
Sin embargo, no parece pertinente admitir que los Apéndices ten-
gan siempre una función reparadora del discurso hablado. Considé-
rense los siguientes ejemplos:
(76) a. Me dejó por otro que tenía más dinero, la muy zorra
226 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

b. Me adelantó por la derecha a 180, el muy bestia


Dentro de la GF, se podría interpretar las secuencias en cursiva como
constituyentes de naturaleza expresiva (cf. 2.2.2.) independientes de
la predicación previa, pero, dada su obvia relación con un constitu-
yente intraoracional, podrían recibir la función pragmática Apéndice
con una interpretación modificadora de carácter enfático.

2.2.4. Ejecución del Discurso


Dentro de este grupo se incluyen expresiones de escaso potencial
referencial, pero con una función discursiva clara, en cuanto pueden
satisfacer un turno en la interacción verbal. Así los ejemplos siguien-
tes incluyen expresiones que podríamos denominar “reacciones ver-
bales”, consistentes en manifestaciones que indican acuerdo o
desacuerdo con la información recibida o expresan un estado emo-
cional ante la misma:
(77) a. sí / no
b. quizás / puede ser
c. ¡vaya! / ¡vaya que sí!
d. ¡Joder! / ¡bien!
Como el lector podrá fácilmente imaginar, la interpretación de estas
expresiones puede variar en gran medida en función de la entonación
o gestos no verbales asociados con las mismas.
Dentro de este grupo existe una serie de elementos de mayor inte-
rés para el lingüista. Se trata de las denominadas coletillas (“tags”),
en expresiones como:
(78) Te gusta la lingüística, eh?
Las coletillas son concebidas en la GF como expresiones cuya fun-
ción reside en modificar la ilocución básica de la cláusula que acom-
pañan. Como se mencionó en el capítulo precedente, el estrato de la
cláusula definido por la variable ‘E’ introduce necesariamente, ya sea
a través del marco ilocutivo de Hengeveld o de los operadores de
Dik, el carácter ilocutivo del acto de habla. Las lenguas, sin embargo,
ofrecen mecanismos que permiten alterar esa ilocución básica, confi-
Funciones Sintácticas y Funciones Pragmáticas 227

riendo una función comunicativa diferente a una expresión. El ejem-


plo más obvio de este proceso es la asociación de una entonación
interrogativa con una secuencia declarativa, lo que convierte la ex-
presión en una pregunta:
(79) You will speak to the boss today?
En la misma línea, las coletillas se interpretan como constituyentes
extraclausulares cuya función consiste en modificar la ilocución bá-
sica de la predicación que acompañan. El sistema de coletillas inglés
es especialmente complejo, en cuanto que las mismas son sensibles a
la polaridad y a la formal verbal de la cláusula que acompañan:
(80) a. She is a nice girl, isn’t she?
b. She is a nice girl, *is she?
c. She is a nice girl, *doesn’ t she / *hasn’t she?
Como observa Dik (1997b: 241), una representación adecuada para
la expresión (80a) debe recoger el hecho de que la secuencia “she is a
nice girl” tiene todas las propiedades formales de una estructura de-
clarativa, mientras que la presencia de la coletilla precisamente sirve
para transformar su valor aseverativo en el de una pregunta. El autor
propone representar esta doble propiedad de la expresión del siguien-
te modo:
(81) [Tag [Decl] > Int] E: X: Pres e: {a nice girl} (she)
Como se observa en la representación simplificada, la coletilla se
interpreta como una operación que convierte la ilocución básica de-
clarativa en interrogativa, lo que da cuenta de las propiedades del
ejemplo (80a) mencionadas anteriormente.

3. Conclusiones
En este capítulo he tratado las Funciones Sintácticas y Pragmáticas
en la Gramática Funcional de Dik. Espero haber dejado constancia
de la capital relevancia de estas nociones en la arquitectura general
de la teoría, no sólo por la importancia que, en general, conceden
todas las teorías del paradigma funcionalista a establecer la función
228 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

de un elemento en el sistema gramatical, sino también porque de su


concepción depende de modo crucial el tratamiento para fenómenos
sintácticos, tales como la formación de oraciones pasivas, construc-
ción de doble objeto, elevación de sujeto y objeto o alteraciones di-
versas del orden sintáctico básico de la oración a fin de satisfacer
diferentes efectos comunicativos. En este sentido, la importante in-
teracción entre la asignación de las Funciones Pragmáticas y la posi-
ción de los diferentes constituyentes de la cláusula será un tema
sobre el que realizaré algunas precisiones en el próximo capítulo
dedicado a las Reglas de Expresión.

Bibliografía básica
Una presentación crítica de las funciones sintácticas en la GF se
ofrece en Siewierska (1991: cap. 4), que además dedica especial
atención al concepto de perspectiva. La misma autora aporta un im-
portante estudio de carácter funcional-tipológico sobre las construc-
ciones pasivas en Siewierska (1984).
El tratamiento del fenómeno de ascenso de sujeto y objeto en la
GF aparece ya en un artículo temprano (Dik 1979) y, básicamente, es
el que se recoge en el capítulo 11 de Dik (1997a).
El capítulo sexto de Siewierska (1991) ofrece una adecuada intro-
ducción al tratamiento de las Funciones Pragmáticas en la Gramática
Funcional. Hannay (1985a) presenta un estudio exhaustivo de las
construcciones existenciales en la teoría de Dik.
Finalmente, Dik (1997b) dedica el capítulo 17 a la caracterización
de los constituyentes extraclausulares. Geluykens (1987) analiza los
Apéndices en el inglés, mientras que Downing (1997) ofrece un es-
tudio comparativo del constituyente Tema en inglés y español.
CAPÍTULO 6

Las Reglas de Expresión

0. Introducción
La asignación de Funciones Pragmáticas constituye el último paso en
la creación de una estructura subyacente en el componente gramati-
cal postulado por la GF. Así, una representación totalmente especifi-
cada presenta una apariencia como la que ofrece el siguiente
ejemplo:
(1) a. Los niños empujaron el coche
b. Ei: [DECL (S) (A) (Xi: [Past ei: [empujar [V]
(dmxi: niño [N])AgSubj (d1xj: coche [N])Go] (ei)] (Xi))] (Ei)

En (1b) se acumula toda la información necesaria para la correcta


generación de la expresión lingüística que aparece bajo (1a) así como
las relaciones jerárquicas y de alcance semántico entre los distintos
estadios y operadores oracionales. Como se mencionó en el capítulo
segundo, una de las prioridades del programa dikiano se centra en
construir un formalismo de representación en consonancia con el
ideal de adecuación tipológica asumido en el modelo. Dado que exis-
ten aspectos formales obviamente específicos de cada lengua una
estrategia adecuada a tal efecto consiste en maximizar la capacidad
representativa de las estructuras subyacentes a fin de reducir la com-
plejidad del componente de la teoría que dé cuenta de esas diferen-
cias de forma entre las lenguas.
Las estructuras subyacentes propuestas por la GF cumplen perfec-
tamente este cometido, ya que presentan propiedades similares inde-
pendientemente de la lengua que se pretenda describir. La
abstracción introducida en las mismas por medio de operadores, es-
tratos, variables y funciones de diferente tipo redunda en beneficio de
este objetivo. Por ejemplo, como indica Dik (1997a: 17), es muy
probable que muchas, si no todas las lenguas, expresen la noción
230 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

“definido” en la estructura del término. El modo en que tal noción


puede ser codificada gramaticalmente varía en gran medida:
(2) a. Inglés definido [house] = the house
b. Danés definido [hus-] = hus-et

(3) a. Inglés definido [John] = Ø John


b. Catalán definido [Joan] = el Joan
El inglés utiliza el artículo “the” para expresar la noción definido al
acompañar nombres comunes. El danés, por el contrario, prefiere un
sufijo para tal cometido (2b). En el caso de los nombres propios, el
inglés no asigna ninguna marca formal, como se observa en (3a),
mientras que el catalán emplea un artículo. Lo que resulta relevante
en este punto es que, a pesar de las diferentes estrategias expresivas,
las estructuras subyacentes (simplificadas) que acompañan a los
ejemplos (2) y (3) son similares, diferenciándose tan sólo en el uso
de elementos léxicos de cada lengua.
Obviamente, el deseo de que la teoría sea aplicable a todos los
idiomas no exime de ofrecer mecanismos que den cuenta de las ob-
vias diferencias estructurales y formales que presentan. Para conver-
tir toda la información presente en una estructura subyacente como la
ofrecida en (1) en una expresión lingüística finalmente actualizable,
la teoría de la GF postula la existencia de un componente de Reglas
de Expresión responsable de los aspectos formales, prosódicos y de
orden de constituyentes de tales estructuras. En otras palabras, estas
reglas recogen las diferencias físicamente observables entre las di-
versas lenguas y constituyen el componente “más” sintáctico dentro
del aparato formal de la teoría. A continuación examinaré las carac-
terísticas principales de las Reglas de Expresión para, seguidamente,
presentar los diferentes tipos de ellas.

1. Las Reglas de Expresión: consideraciones previas


Las Reglas de Expresión se ocupan del orden, forma y contorno pro-
sódico de los constituyentes de la oración. Un primer aspecto a tener
en cuenta en lo que se refiere a su funcionamiento se relaciona con el
Las Reglas de Expresión 231

orden de aplicación de las mismas. En ocasiones no existen interfe-


rencias entre, por ejemplo, la posición sintáctica de un elemento y
sus propiedades formales, pero no es infrecuente que una misma uni-
dad presente formas alternativas en función del entorno sintáctico o
morfológico en que aparece. Obsérvense los siguientes ejemplos del
español:
(4) a. Juan compró un libro
b. ?? Juan un libro compró

(5) a. * Juan compró lo


b. Juan lo compró
Como se desprende de los ejemplos en (5), en las oraciones declara-
tivas del español, cuando el objeto directo se realiza en forma de
clítico no puede ocupar la posición postverbal que resulta natural
para un sintagma nominal (4a)51. En consecuencia, la forma del cons-
tituyente, el hecho de que venga realizado en forma de pronombre, es
fundamental para determinar la posición sintáctica a la que será ads-
crito. Ejemplos como éstos, en los que se observa una dependencia
clara entre la forma y el orden de un constituyente, hacen necesario
que la teoría estipule un orden de aplicación de las Reglas de Expre-
sión. Dik (1997a: 342) propone los siguientes principios:
(i) aplíquense todas las reglas de realización excepto las de (iii)
(ii) aplíquense las reglas de orden sintáctico
(iii) aplíquense las reglas de realización que dependan de modo esencial
del orden sintáctico
Esta estipulación, por tanto, obliga al sistema a establecer una clasi-
ficación entre reglas dependientes del orden sintáctico y aquellas que
no lo son. Esta estrategia podría así producir cierta redundancia en el
componente, en la medida que una misma regla habrá de ser sensible
al contexto morfosintáctico (o no), en función de la forma que pueda
adquirir el constituyente. Para solucionar este problema, en la recien-
te versión de su teoría Dik permite la inclusión de condiciones de

51En oraciones imperativas, por el contrario, el pronombre/clítico puede ocupar tal


posición (cf. Cómpralo).
232 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

aplicación junto con las mismas reglas, como mostraré en la sección


siguiente.
Un segundo aspecto relevante para entender el marco general de
operación de estas reglas se relaciona con el Principio de Prioridad
Léxica, cuya formulación se fundamenta sobre la existencia de irre-
gularidades morfológicas en los procesos flexivos de las lenguas.
Esta situación se ilustra muy fácilmente en la formación de pasados
verbales en el caso del inglés. Como bien sabe cualquiera que se
haya iniciado en el estudio de esta lengua, el inglés forma los pasa-
dos simples de sus verbos léxicos añadiendo el sufijo –ed a la base
verbal. La formulación de la regla de expresión relevante resulta ser
tarea sencilla:
(6) Past [pred [V]] = pred [V] -ed
En (6) se observa la presencia de un operador 2 de tiempo pasado,
que se aplica, en principio, sobre cualquier predicado verbal de la
lengua. El resultado es la introducción del sufijo –ed en la estructura
final.
Existe, sin embargo, un grupo de verbos en la lengua inglesa que
no hacen uso de tal estrategia productiva, sino que presentan formas
irregulares o impredecibles a partir de esta regla morfológica. Así por
ejemplo, el verbo sing no realiza su pasado simple en la forma in-
existente *singed, sino en la irregular sang. Es obvio que la gramáti-
ca ha de plantearse cómo impedir la generación de tales formas
irregulares ya que, al tratarse de predicados verbales, nada impide
que la regla mostrada en (6) sea aplicable a estos verbos.
En la organización del léxico que defiende la GF se asume que las
formas en él contenidas son únicamente aquellas que no pueden ser
obtenidas a través de una regla morfológica productiva. Así, los pa-
sados irregulares ingleses figurarán en el léxico directamente, ya que
no es posible para los hablantes obtener tales formas de modo regular
si no las han aprendido previamente. Para bloquear la aplicación de
reglas productivas como (6) a predicados que se comportan de modo
irregular Dik propone que el sistema revise el léxico en primer lugar
Las Reglas de Expresión 233

para comprobar la inexistencia de formas asociadas irregulares. Este


proceso se formaliza a través del mencionado Principio de Prioridad
Léxica, que Dik (1997a: 345) formula como sigue:
Al encontrar una regla con el formato general: M [X] = Y, donde Y es la
forma de X tras la operación M, compruébese en primer lugar el léxico para
determinar si la forma M de X ya está allí almacenada. Si es así, seleccióne-
se esta forma; si no es así, aplíquese la regla.
A continuación examinaré en mayor detalle cada uno de los grupos
de reglas que integran el componente de Reglas de Expresión. Co-
menzaré por aquellas que determinan la forma final de los constitu-
yentes, denominadas por algunos autores Reglas de Realización.

1.2. Reglas de Realización


Las reglas expresivas de realización pueden definirse de manera ge-
neral como aquéllas que convierten la información semántica de ca-
rácter abstracto presente en la estructura subyacente de la cláusula en
las formas lingüísticas finalmente observables. Estas reglas respon-
den al siguiente formato general (Dik 1997a: 351):
(7) Operador (Operando) = Valor
Si condicion(es)
El ejemplo más obvio de una de estas reglas es la formación de pasa-
dos en inglés formulada anteriormente en (6). Una novedad observa-
ble en (7) con respecto al tratamiento de estas reglas en la obra de
Dik (1989a), es la posibilidad de incluir en la misma regla condicio-
nes específicas para su aplicación. Esto permite, por ejemplo, esco-
ger la forma de un determinado operador en función del contexto en
el que aparece. A modo de ilustración, Dik (1997a: 351) ofrece la
realización del sufijo de plural en inglés:
(8) a. pl [pred [N]] = pred-/iz/
si el último fonema de pred es sonoro

De otro modo,
b. pl [pred[N]] = pred-/s/
si el último fonema de pred es sordo
234 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

De otro modo,
c. pl [pred[N]] = pred-/z/
Como se observa en el ejemplo, las Reglas de Expresión relevantes
operan principalmente sobre material abstracto especificado en la
estructura subyacente de la cláusula, en este caso, sobre el operador
de término pl(ural). En concreto, los elementos sobre los que pueden
actuar estas reglas son:
(i) operadores de término
(ii) operadores de cláusula
(iii) Funciones Semánticas, Sintácticas y Pragmáticas
Del mismo modo, los cambios que pueden producir las Reglas de
Realización se clasifican en los siguientes apartados:
(i) introducción de morfemas tales como afijos o partículas
(ii) reduplicaciones y mutaciones
(iii) introducción de operadores auxiliares
(iv) introducción de formas auxiliares
Mostraré a continuación ejemplos de cada uno de estos apartados.
(i) En su faceta intuitivamente más obvia, las Reglas de Realiza-
ción son las responsables de la introducción de marcas de caso, pre-
posiciones, etc. que se representan en la estructura subyacente de la
cláusula por medio de Funciones Semánticas. Este es el caso del si-
guiente sintagma preposicional
(9) en la habitación
(d1xi: habitación [N] (xi))Loc

La función semántica Lugar (Loc) ocasiona la introducción de la


preposición locativa “en”. Este análisis surge de la propuesta de Dik
(1983b) para la formalización de las preposiciones, a las que no con-
sidera elementos de contenido léxico que puedan funcionar como
núcleos de un sintagma preposicional52.

52Los problemas de este análisis y enfoques alternativos fueron presentados en el


capítulo tercero.
Las Reglas de Expresión 235

(ii) En el capítulo primero se observaron ciertos efectos del proce-


so denominado reduplicación y su motivación icónica. En la medida
en que este fenómeno recoja procesos productivos y regulares en una
lengua, la GF lo formalizará a través de una regla de expresión. Este
es el caso del japonés, en el que la reduplicación total de un elemento
expresa la noción de plural:
(10) a. ie = “casa”
b. ieie = “casas”
La regla de expresión relevante podría formularse del modo siguien-
te:
(11) pl [pred [N]] => pred pred [N]
(iii) Las Reglas de Expresión pueden introducir un conjunto de
operadores auxiliares, que no aparecen en la representación subya-
cente de una estructura, pero que son necesarios para la aplicación de
una nueva regla de expresión. Como ejemplo de la utilidad de estos
operadores auxiliares, Dik (1997a: 356) ofrece la formalización de
una relación de concordancia sujeto-verbo. En lenguas como el in-
glés o el español, las formas verbales son sensibles en su flexión a
las propiedades del sujeto de la cláusula en que figuran. En el caso
del inglés, la tercera persona de singular recibe la marca morfológica
–s en las formas verbales del presente simple. Ello implica que la
regla de realización que introduzca tal elemento habrá de ser sensible
a las características del sujeto a fin de ofrecer la forma verbal ade-
cuada. Dik afirma que los operadores de tercera persona “p3” y sin-
gular “1” son intrínsecos al sujeto de la oración y las Reglas de
Expresión han de hacerlos accesibles al verbo. Para ello, el sistema
“copia” tales rasgos, que se añaden a la representación como opera-
dores adicionales sobre el predicado verbal. Finalmente, la regla de
expresión para el predicado ofrece la forma adecuada. Este proceso
se observa en la siguiente secuencia (1997a: 357):
236 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

(12) The man walk-s

ESTRUCTURA SUBYACENTE:
Pres ei: walk [V] (d1xi: man [N] (xi)) AgSubj

COPIADO:
Pres <1,p3> ei: walk [V] (d1xi: man [N] (xi)) AgSubj

REGLA DE EXPRESIÓN PARA EL PREDICADO:


Pres <1,p3> [pred [V]] = pred-s
(iv) Dentro del conjunto de Reglas de Realización, Hengeveld
(1992a: 13) establece una distinción entre Reglas de Expresión Subs-
titutivas, como las que introducen las preposiciones, y Reglas de
Apoyo. Estas últimas se caracterizan por introducir formas auxiliares
en la estructura subyacente necesarias para la aplicación de una regla
substitutiva. Como ejemplo de ellas, Dik ha desarrollado varios tra-
bajos sobre la auxiliarización del verbo copulativo be en inglés (Dik
1983a; 1987 y 1997a: cap. 8). Como se mencionó en el capítulo ter-
cero en la sección dedicada a la predicación no verbal, la GF mantie-
ne que los verbos copulativos no son más que elementos de apoyo
sintáctico para la realización de las categorías morfosintácticas Mo-
do, Tiempo y Aspecto. Dik propone así un mecanismo de inclusión
de dicha cópula en inglés a partir de una delimitación de los usos o
funciones que este elemento realiza. El formato de la mencionada
regla es el siguiente (Dik 1997a: 199):
(13) APOYO DE CÓPULA EN INGLÉS: be-support

input:  predicado [] (x1) (x2)... (xn)


condiciones:  = cualquier operador- especificado
V
output:  be [V] predicado [] (x1) (x2)... (xn)

Esta regla especifica las condiciones necesarias para la correcta in-


clusión de be en inglés. Para ello, se parte de un marco predicativo
que debe cumplir las siguientes condiciones: i) el predicado no podrá
ser verbal y ii) habrá de venir acompañado por un operador gramati-
Las Reglas de Expresión 237

cal que exprese una categoría morfosintáctica (Tiempo o Aspecto


Progresivo, por ejemplo), que se realizará finalmente en la cópula, y
que es la que realmente ocasiona la aplicación de la regla. Una nueva
regla de expresión (substitutiva) realizará finalmente la conjunción
del operador gramatical en cuestión y be en la forma final correcta
(is, was, etc.). Dik (1983a) muestra cómo esta regla puede dar cuenta
de todos los contextos en los que es necesaria la inserción de una
cópula en inglés. Por citar un ejemplo de su aplicación, considérese
la derivación de la expresión inglesa “that man is intelligent”, ya
comentada en el capítulo tercero. Su estructura subyacente sería la
siguiente:
(14) Pres e1: intelligent [A] (d1rem x1: man [N] (x1))ø

La presencia del operador temporal “Pres” en una predicación cuyo


núcleo principal resulta ser un predicado no verbal ocasiona la apli-
cación de la regla de be-support, que ofrecerá el siguiente resultado:
(15) Pres e1: be [V] intelligent [A] (d1rem x1: man [N] (x1))ø

La derivación continuaría con el mencionado proceso de copiado de


los rasgos nominales de tercera persona y singular al verbo copulati-
vo, lo que permitiría la selección de la forma “is” a través del Princi-
pio de Prioridad Léxica. La principal ventaja de este enfoque es que,
puesto que la cópula sólo aparece en aquellos contextos en los que es
necesaria, la teoría evita el uso de reglas de borrado de naturaleza
transformativa, en consonancia con las restricciones técnicas comen-
tadas en el capítulo segundo. Esta es la situación que se produce en
ejemplos como los siguientes, donde se representa una supuesta con-
versación entre dos hablantes:
(16) A: I think that John is intelligent
B: What! John intelligent!
En la segunda secuencia, sólo es necesario asumir que la estructura
subyacente no presenta ningún operador temporal, por lo que no se
dan las condiciones necesarias para la aplicación de la regla be-
support.
238 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Como Dik indica, esta estrategia de representación de los verbos


copulativos plantea la duda de su validez en el caso de lenguas como
el español que presentan dos cópulas. Dik (1997a) recoge el análisis
de Hengeveld (1986) de los verbos copulativos ser y estar en el es-
pañol. Las diferencias que sancionan la elección de una u otra cópula
en nuestra lengua se fundamentan en (i) el tipo de entidad denotada
por el argumento y (ii) la contingencia o permanencia de la propie-
dad expresada por el predicado. Considérense los siguientes ejem-
plos de Hengeveld (1986):
(17) a. La reunión es en la sala 14
b. * La mesa es en la sala 14

(18) a. * La reunión está en la sala 14


b. La mesa está en la sala 14
Como se observa en los ejemplos, el nominal eventivo “reunión” no
puede combinarse con estar, mientras que los predicados que refie-
ren a entidades de primer orden como “mesa” sólo admiten la cópula
ser. Por otra parte, las siguientes oraciones muestran la posibilidad
de intercambiar las cópulas en predicaciones adjetivales:
(19) a. Tere es guapa
b. Tere está guapa
De los ejemplos en (19) se desprende que estar aparece en predica-
ciones adjetivales cuando la propiedad predicada del sujeto se inter-
preta como temporal. En el caso de atribuirse tal propiedad de modo
permanente, es necesario emplear ser53. Según Hengeveld (1986),
precisamente este uso de estar en adscripciones de propiedades tem-
porales es equivalente a su papel en la formación de tiempos progre-
sivos:
(20) a. Juan está cantando
b. * Juan es cantando

53 Obviamente, existen excepciones a esta generalización. La más significativa de


ellas es estar muerto / * ser muerto.
Las Reglas de Expresión 239

(20a) puede interpretarse como la adscripción temporal de la propie-


dad “estar cantando” al sujeto de la expresión. El autor asume así
que, al igual que en la formación de tiempos continuos, la predica-
ción adjetival anterior presenta un operador de Aspecto Progresivo
que ocasiona la inclusión de estar:
(21) Tere está guapa
Pres e1: [Prog guapa [A] (d1x1: Tere [N] (x1))ø ]

Si la predicación no presenta tal operador, será ser la cópula inserta-


da.
En suma, las condiciones para la inclusión de estas cópulas se re-
sumen a continuación (Hengeveld 1986: 404):
“Apoyo de estar” se activa al encontrar una forma de gerundio o cuando el pre-
dicado es de carácter locativo y el término en (x1) no designa un evento.
“Apoyo de ser” se activa en el resto de casos. Cuando el predicado es adjetival
y se especifica un operador progresivo, sólo se activa si el término en (x1) de-
signa un evento.
Al margen de verbos copulativos como be en inglés o ser y estar en
castellano, de relevancia para la formación de predicaciones no ver-
bales, existen casos de elementos auxiliares que realizan funciones
de apoyo en otros entornos sintácticos. Este es el caso del auxiliar do
en el inglés, cuya existencia es excepcional en cuanto lenguas ger-
mánicas emparentadas no presentan un elemento de naturaleza simi-
lar. Siguiendo las estrategias planteadas en la GF, en García Velasco
(1995) he ofrecido una regla de “Apoyo de do” (do-support) que da
cuenta de los usos de este elemento en inglés. Principalmente, do
aparece en oraciones negativas e interrogativas como un elemento de
apoyo sintáctico para la realización de estas construcciones. En otros
casos, su función es aportar una carga enfática a la cláusula. A la vez,
do transporta o realiza la categoría semántica Tiempo y concuerda
con el sujeto en tercera persona. Ejemplos de estos usos son los
siguientes:
(22) a. I do not like the way you dress (cláusula negativa)
b. Do you have to work tomorrow? (cláusula interrogativa)
240 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

c. I DID wait half an hour (función enfática)


Asumiendo, por un lado, que el uso enfático de do puede reinterpre-
tarse como una manifestación de Polaridad Positiva, y, por otro, que
el inglés no gramaticaliza Tiempo Futuro ya que el auxiliar will per-
tenece al grupo de los modales, el formato de la regla relevante po-
dría quedar como sigue:
(23) Apoyo de do
input: predicado [] (x1) (x2)... (xn)
condiciones:  Tiempo y Polaridad - Int
  aspecto/modalidad
ß=V
output:  do [V] predicado [V] (x1) (x2)... (xn)

Esta regla indica que para la correcta inserción de do es necesario


que se cumplan las siguientes condiciones: i) un predicado verbal
deberá venir acompañado por dos operadores: polaridad (positiva o
negativa) y un operador temporal, bien presente o bien pasado y ii) la
cláusula no deberá presentar ningún operador de Aspecto o Modali-
dad. De esta manera se impide la inserción de do junto a otros auxi-
liares, evitándose la generación de oraciones como:
(24) a. *John do can go to the cinema
b. *John did have spoken
Dik (1994: 366) recoge una regla de similares características en su
implementación computacional de las Reglas de Expresión relevan-
tes para la derivación de grupos de auxiliares en el inglés.
Tras la introducción de las Reglas de Expresión de realización re-
sulta pertinente plantearse dónde se sitúa la morfología en el modelo
dikiano. La visión más tradicional es la expresada en Watters (1985)
y De Groot (1987), quienes establecen que el componente morfoló-
gico afecta en la teoría a dos módulos: el Fondo, que por medio de
las Reglas de Formación de Predicados daría cuenta de los procesos
derivativos, y las Reglas de Expresión, que recogerían los procesos
flexivos. Esta postura es la asumida en Dik (1989a: 298). Sin embar-
go, la reciente versión de la teoría en Dik (1997a: 351) modifica un
tanto esta visión en cuanto parece conceder cierta relevancia a las
Las Reglas de Expresión 241

Reglas de Expresión también en los procesos derivativos. Así, el


autor asume ahora que las Reglas de Formación de Predicados no
introducen necesariamente la forma final del predicado derivado con
su afijo o marca morfológica, sino una forma abstracta sobre la que
habrán de operar Reglas de Expresión. Dik incluso afirma ahora que
las Reglas de Expresión pueden caracterizarse como “derivativas”.
Así por ejemplo, la regla de formación de nombres agentivos
mencionada en el capítulo tercero recibía la siguiente formulación en
desarrollos previos de la teoría:
(25) FORMACIÓN DE NOMBRES AGENTIVOS EN INGLÉS
INPUT: pred [V] (x1)Ag ... (xn)
OUTPUT: pred [V]-er [N] (x1) ... (xn)
SIGNIFICADO: “persona con la propiedad de (habitualmente)
en la acción de pred [V]
Con la variación introducida, la regla no puede incluir el afijo -er, ya
que éste se obtiene tras la aplicación de una regla de expresión. En
consecuencia, Dik (1997b: 3) propone el siguiente output para (25):
(26) OUTPUT: {Ag pred} [N] (x1) ... (xn)

En el ejemplo, el elemento “Ag” ocasionará la aplicación de la regla


de expresión que introducirá el afijo -er. Este nuevo enfoque tiene
como consecuencia que todos los afijos, sean derivativos o flexivos,
son introducidos por medio de Reglas de Expresión, a la vez que
permiten recoger la intuición de que los afijos derivativos aportan
significado a la palabra derivada.
Para concluir esta sección, parece necesario ofrecer unas palabras
sobre el orden de aplicación de las Reglas de Expresión y, en concre-
to, sobre la realización de los operadores de cláusula comentados en
el capítulo cuarto. Dik propone el siguiente principio de orden de
aplicación para las reglas de realización (1997a: 362):
Las Reglas de Expresión operan de modo centrífugo, comenzando por el ope-
rador más cercano al operando y continuando paso a paso por la secuencia de
operadores.
242 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Como se mencionó en el capítulo cuarto, los operadores de la cláusu-


la se ordenan de modo icónico en función de su alcance semántico,
es decir, en función del estrato de la cláusula que modifican. La hipó-
tesis de Dik es que también la aplicación de las Reglas de Expresión
sigue este orden icónico. Este proceso se puede apreciar en toda su
complejidad en el caso de la formación de grupos verbales en el in-
glés. La mayor posibilidad de combinación de auxiliares en esta len-
gua se ilustra con el ejemplo siguiente:
(27) He may have been being interviewed by that journalist
En este ejemplo se observa una estructura de cuatro elementos auxi-
liares que acompañan a un predicado verbal. El primero de ellos es el
modal may, que expresa probabilidad. A continuación se sitúa el
auxiliar de Aspecto Perfectivo have con el participio verbal been.
Finalmente, el Aspecto Progresivo se realiza en la forma being. Al
tiempo esta forma verbal participa en la creación de la voz pasiva
que se recoge en el verbo a través de un participio. El orden de reali-
zación de estos operadores en la secuencia se corresponde, en conse-
cuencia, con las relaciones de alcance semántico definidas por la
estructura jerárquica de la cláusula. Las Reglas de Expresión necesa-
rias para la derivación de esta estructura son las siguientes:
(28) a. Pass [pred [V]] = [be [V]] [pred –ed [V]]
b. Prog [pred [V]] = [be [V]] [pred –ing [V]]
c. Perf [pred [V]] = [have [V]] [pred –ed [V]]
d. Prob [pred [V]] = [may [V]] [pred [V]]
Con el principio mencionado anteriormente, las Reglas de Expresión
habrán de operar de forma ordenada, comenzando por aquellas que
realizan los operadores más cercanos al núcleo. La siguiente repre-
sentación simplificada ofrece la secuencia que servirá como base
para la aplicación de las reglas:
(29) Prob [Perf [Prog Pass [interview [V] (that journalist) (he)]]]
La derivación del grupo verbal seguirá así los siguientes pasos, que, a
pesar de su complejidad visual, confío en que el lector pueda inter-
pretar sin grandes dificultades:
Las Reglas de Expresión 243

(30) Regla (28a)


Prob [Perf [Prog [be [V]] [interview-ed [V] (that journalist) (he)]]]

Regla (28b)
Prob [Perf [be [V]] [be –ing [V]] [interview-ed [V]
(that journalist) (he)]]]

Regla (28c) y Principio de Prioridad Léxica


Prob [have [V]] [been [V]] [be –ing [V]] [interview-ed [V]
(that journalist) (he)]]]

Regla (28d)
may [have [V]] [been [V]] [be –ing [V]] [interview-ed [V]
(that journalist) (he)]]]]

Con esto concluyo este repaso a las principales características de las


Reglas de Realización. Como se observa del resultado de la deriva-
ción anterior, la estructura en (30) no es aún una expresión válida en
inglés. Para ello, es necesario situar los constituyentes que presenta
en el orden correcto según las convenciones sintácticas de esta len-
gua. Dentro del la GF, esta tarea es llevada a cabo por un conjunto de
Reglas de Expresión a cuya caracterización dedicaré la próxima sec-
ción.

1.3. El orden sintáctico

1.3.1. Consideraciones generales


Según Dik (1997a: 393), el orden oracional no es una propiedad
“profunda” de los idiomas. En consecuencia, la organización lineal
que presenta una estructura subyacente como (1b) no se corresponde
necesariamente con la que figura en la expresión lingüística observa-
ble. Para el autor, esta representación refleja relaciones de alcance
semántico por medio de la organización jerárquica propuesta, pero
no incide necesariamente en el orden lineal de los constituyentes.
Este enfoque redunda en adecuación tipológica, pues se asume que
las estructuras subyacentes de los distintos idiomas no difieren en
244 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

cuanto al orden en ellas reflejado, sino en el conjunto de Reglas de


Expresión que sitúan cada elemento en su posición final.
Del mismo modo, al no ser esta una propiedad esencial de las len-
guas, la teoría evita la postulación de un orden oracional básico o
dominante para cada una; es perfectamente posible que un idioma
presente varios patrones de ordenamiento de constituyentes para sus
diferentes tipos de cláusulas, ya sean subordinadas, principales, inter-
rogativas, declarativas, etc. Estos patrones se recogen en la teoría a
través de los denominados Esquemas Funcionales, que definen las
posiciones sintácticas disponibles para los diferentes constituyentes
en cada tipo de cláusula. En concreto, Dik (1980: 218, 220) propone
los siguientes para el inglés:
(31) a. P1 S Vf Vi O X
b. P1 Vf S Vi O X
c. P1 Vf Vi S X

Los esquemas de (31) dan cuenta del orden secuencial de las oracio-
nes declarativas (31a), interrogativas (y otras con efectos de inver-
sión de auxiliares) (31b) y, entre otras, oraciones existenciales con
there (31c).
Obsérvese, por otra parte, que los esquemas mostrados en (31)
presentan una serie de posiciones cuya interpretación a primera vista
no parece clara. Dik (1989a: 348) define la posición P1 como “una
posición oracional inicial relevante universalmente (...) utilizada para
fines especiales, incluyendo la colocación de constituyentes con las
funciones Tópico o Foco.” En otras palabras, P1 es la posición ora-
cional donde se alojan elementos topicalizados o focalizados, por lo
que la selección de los constituyentes que ocupen esa posición habrá
de ser sensible a su carácter informativo dentro de la cláusula.
Las reglas responsables de situar los diferentes constituyentes en
las posiciones definidas por los Esquemas Funcionales se denominan
Reglas de Colocación y pertenecen al conjunto de Reglas de Expre-
sión. Los siguientes son ejemplos de Reglas de Colocación (adaptado
de Siewierska 1991: 219):
Las Reglas de Expresión 245

(32) Tópico/Foco  P1
Sujeto S
Objeto O
Verbo V
Adjunctos X
Como se desprende de (32), las Reglas de Colocación pueden ser
sensibles a diferentes tipos de elementos en la estructura subyacente,
como las Funciones Sintácticas (Sujeto, Objeto), las Funciones
Pragmáticas (Tópico, Foco), la categoría sintáctica (Verbo) o las
Funciones Semánticas, que caracterizan como adjuntos o satélites un
buen número de constituyentes.
Es importante señalar en este punto que, como se mencionó en el
capítulo segundo, la GF evita el uso de reglas de carácter transforma-
tivo, por lo que el desplazamiento de un constituyente de una posi-
ción estructural a otra es un mecanismo ilícito en la teoría.
Obsérvese, por otra parte, que entraría directamente en conflicto con
la esencia de esta propuesta, ya que una regla de movimiento necesa-
riamente implica la existencia de dos niveles de representación y de
un orden sintáctico de alguna manera más básico. En consecuencia,
Dik (1997a: 392) es cuidadoso al señalar que las Reglas de Coloca-
ción no deben ser equiparadas con reglas de movimiento, pues no
transportan elementos lingüísticos de una posición a otra. Por el con-
trario, su función es asignar una posición oracional a cada constitu-
yente entre las definidas por los esquemas oracionales.
Obsérvese, no obstante, que parece existir cierta circularidad en
estas reglas en cuanto elementos como el sujeto, objeto y verbo son
asignados a una posición con el mismo nombre. Es importante seña-
lar, por tanto, que el estatuto de esos elementos no es el mismo en
ambos lados de la flecha. Por un lado, aparecen Sujeto y Objeto co-
mo Funciones Sintácticas que establecen la perspectiva de presenta-
ción del Estado de Cosas (véase el capítulo tercero) y, por otro, la
posición estructural que recibe tal elemento en la lengua en cuestión.
Ello implica que las siglas empleadas en el esquema pueden ser re-
emplazadas por otras que simplemente indiquen la existencia de una
posición sintáctica. De hecho, Connolly (1991) cree que esquemas
246 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

con posiciones fijas como los de (31) plantean dificultades en el caso


de idiomas con un orden de constituyentes más libre, como el latín.
Por ello propone esquemas más básicos, que denomina syntactic
templates, en los que no se asignan etiquetas sintácticas a las posi-
ciones definidas. Una muestra de este enfoque se ilustra con el si-
guiente ejemplo:
(33) P1 N1 N2 N3
En este esquema, N hace referencia a posiciones para constituyentes
nucleares, que se distinguen de las posiciones especiales como P1 y
de las empleadas para situar adjuntos y otros elementos opcionales.
Un problema que subyace aún al funcionamiento de los Esquemas
Funcionales y las Reglas de Colocación se centra en torno a la posi-
ción de los constituyentes Tema y Apéndice tratados en el capítulo
anterior. Considérese los siguientes ejemplos:
(34) a. En cuanto a Juan, ¿a dónde fue ayer?
b. Fue al cine ayer, Juan, quiero decir
En (34a), la teoría asume, dada su relevancia focal, que “a dónde”
ocupa la posición P1, por lo que no existe una posición disponible
para el Tema “en cuanto a Juan”. Del mismo modo, en (34b) el
apéndice “Juan, quiero decir” aparece en la posición final de la cláu-
sula, aunque con un efecto pragmático diferente, como se vió en el
capítulo anterior. El problema surge cuando Dik permite que tanto el
Tema como el Apéndice puedan participar en un esquema sintáctico
de postulada validez universal (Dik 1980: 127):
(35) Tema, P1 (V) S (V) O (V), Apéndice
Sin embargo, es evidente, de acuerdo con las propias definiciones
provistas por el autor, que tanto el Tema como el Apéndice son fun-
ciones pragmáticas extraclausulares, por lo que su presencia en un
esquema sintáctico no parece resultar pertinente54. De hecho, otros

54 En RRG, por ejemplo, (Van Valin y LaPolla 1997: 36) se definen cuatro posi-
ciones sintácticas intraoracionales left/right detached position y pre/postcore slot.
Las segundas son intraclausulares, mientras que las primeras caen fuera de la cláu-
Las Reglas de Expresión 247

autores (De Groot (1981: 77); Siewierska (1991: 201)), hacen refe-
rencia a esas posiciones como P2 y P3 respectivamente. Dik, sin em-
bargo, no utiliza tales notaciones (P2, P3) y en la reciente versión de
la teoría (1997b: cap 17) explicita que la caracterización del Tema y
el Apéndice debe llevarse a cabo en el marco de una teoría del dis-
curso, a la vez que omite ya el uso de esquemas como (35). Induda-
blemente, el carácter intermedio de estos elementos, a medio camino
entre la cláusula y el discurso propiamente dicho, plantea problemas
desde una perspectiva de generación oracional como la defendida por
la GF.
También en (31) aparecen otras posiciones que merecen comenta-
rio. Dik propone una subdivisión de la posición verbal en Vf (forma
verbal finita) y Vi (forma verbal no finita). Igualmente, la posición X
se reserva para otros constituyentes aparte de aquéllos que han reci-
bido las Funciones Sintácticas Sujeto y Objeto (satélites, principal-
mente). Esto implica que, en su formulación, estas reglas han de ser
extremadamente sensibles a aspectos de la representación subyacente
no explícitamente representados en la misma, como, por ejemplo,
qué constituyente transportará las propiedades temporales de la cláu-
sula.
Por otro lado, es preciso señalar que las Reglas de Colocación no
actúan libremente, sino que están sometidas a las influencias de cier-
tos principios universales de orden oracional con los que Dik (1997a:
396) pretende definir una teoría general del orden de constituyentes.
La esencia de este enfoque es que los patrones sintácticos que mues-
tra una lengua son el resultado de la actuación conjunta de un núme-
ro de principios de orden sintáctico. Esos principios no definen
necesariamente el mismo orden secuencial, ni pueden ser satisfechos
por una lengua al mismo tiempo, por lo que en muchas ocasiones el
esquema final resultante será una solución de compromiso con cierta
“tensión” y, en cierta manera, inestabilidad sintáctica, lo que justifica
que las lenguas varíen su orden sintáctico en el tiempo. El enfoque

sula pero dentro de la oración. Existe un paralelismo claro, por consiguiente, con
lo propuesto por la GF, con la importante diferencia de que en la GF no se estable-
ce una distinción clara entre oración y cláusula.
248 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

de la GF al orden sintáctico constituye así un ejemplo claro del mo-


delo de explicación funcional descrito en el capítulo inicial: la teoría
de las motivaciones funcionales en competencia. En la próxima sec-
ción comentaré los principales principios de orden de constituyentes
que se recogen en la GF. Su relevancia va más allá del propio mode-
lo de Dik, ya que bien se podría afirmar que suponen un ejemplo de
una estrategia de investigación de la sintaxis, radicalmente opuesta a
la empleada por las teorías formalistas, con una larga e importante
tradición en los estudios funcionalistas y tipológicos desde los traba-
jos pioneros de Greenberg.

1.3.2. Principios de orden de constituyentes


El tratamiento del orden oracional que defiende la GF descansa, co-
mo se acaba de mostrar, en la asignación de los constituyentes pre-
sentes en la estructura subyacente de la cláusula a una posición
sintáctica de entre las definidas por los Esquemas Funcionales de
cada lengua. Es obvio, no obstante, que este proceso no puede reali-
zarse de modo indiscriminado y que existen motivaciones y restric-
ciones, tanto de carácter universal como individual en cada lengua,
para situar los constituyentes en sus posiciones estructurales. Estas
motivaciones y restricciones se recogen en la GF a través de un nú-
mero de principios de orden de constituyentes, que, en conjunto, de-
finen una teoría funcional de la sintaxis. La esencia de esta teoría se
fundamenta en las siguientes asunciones de Dik (1997a: 396), ya
avanzadas en la sección anterior:
(A1) Los patrones de orden de constituyentes de una lengua son el resultado
de un conjunto de principios que interactúan entre sí.
(A2) Cada uno de esos principios recibe una motivación funcional, es decir,
es un principio “natural” con respecto a algún parámetro de “naturali-
dad”.
(A3) Pero dos principios no definen necesariamente la misma preferencia de
orden. Un principio puede preferir el orden AB por buenos motivos,
mientras que otro, por buenas razones igualmente, puede preferir BA.
(A4) Por tanto, ninguna lengua puede conformarse a todos los principios de
orden al mismo tiempo y en la misma medida.
Las Reglas de Expresión 249

(A5) La “solución” final para el orden de constituyentes en una lengua ven-


drá, por tanto, caracterizada por cierto grado de “tensión”.
(A6) Las modificaciones en la fuerza relativa de los diferentes principios
pueden conducir a cambios (a veces radicales) en el orden de constitu-
yentes.
(A7) Allí donde los cambios alivien la tensión con respecto a un principio,
pueden crear una nueva tensión con respecto a otro.
(A8) En consecuencia, no existe una solución óptima y estable para el pro-
blema del orden de constituyentes.
Desde esta perspectiva, el orden sintáctico de una lengua debe enten-
derse como un fenómeno en cambio continuo sobre el que inciden
multitud de factores que compiten por dejar su sello en la gramática.
No extraña, en consecuencia, que una misma lengua varíe su orden
oracional a lo largo del tiempo, ni que existan diferencias sustancia-
les en este apartado entre los diferentes idiomas.
A fin de ilustrar el funcionamiento de esta teoría comentaré un
sencillo ejemplo ofrecido por Dik (1991: 271). El autor propone los
siguientes principios para dar cuenta del orden sintáctico de las cláu-
sulas condicionales:
a. Las cláusulas subordinadas, debido a su complejidad interna, prefieren la
posición final en una cláusula compleja; la cláusula subordinada, preferi-
blemente sigue a la principal.
b. Las conjunciones subordinadoras son “relatores” que conectan la cláusula
subordinada a la principal; los relatores prefieren la posición entre los ele-
mentos que relacionan.
c. Las cláusulas condicionales preceden a sus cláusulas principales preferi-
blemente.
Con estos principios en mente, considérese ahora la siguiente expre-
sión:
(36) Tienes que ahorrar, si tienes poco dinero
Como señala Dik, esta expresión se ajusta a los principios (a) y (b)
en cuanto la cláusula subordinada se sitúa tras la principal con la
conjunción relatora “si” entre ambas. Sin embargo, la expresión entra
250 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

en conflicto directo con el principio (c), que, con una clara motiva-
ción icónica, sugiere que la condición ha de preceder el resultado. En
consecuencia, la siguiente variante resulta más natural:
(37) Si tienes poco dinero, tienes que ahorrar
Sin embargo, esta nueva expresión contraviene los principios (a) y
(b). Como señala Dik, el problema se debe a que los principios (a) y
(c) son totalmente incompatibles e imponen demandas opuestas en la
sintaxis de la expresión. Ciertamente, existen otras estrategias expre-
sivas en consonancia con el principio (b):
(38) Si tienes poco dinero, entonces tienes que ahorrar
La presencia del relator “entonces” se ajusta a lo estipulado por el
principio (b). Obsérvese que este elemento no puede figurar en la
expresión si el orden de las cláusulas es el inverso:
(39) * Entonces tienes que ahorrar, si tienes poco dinero
Desafortunadamente, este análisis parece predecir que la expresión
(38) ha de resultar más natural o esperable que (37), puesto que satis-
face dos de los tres principios presentados. Esta intuición, sin embar-
go, no parece correcta. Por otra parte, como ya se indicó en el
capítulo inicial, para que este tipo de explicaciones alcance un grado
de predicción mayor sería necesario explicar por qué el tercer princi-
pio tiene más “poder” que los dos anteriores hasta el punto de moti-
var la variante más natural. Dik (1997a: 399) admite este hecho y
comenta lo siguiente al respecto de los principios de orden de consti-
tuyentes:
... hay un número de cuestiones inseguras en relación a estos principios: su in-
teracción mutua y su relativa “fuerza”. Al tiempo, ninguno de estos principios
tiene validez absoluta: es posible encontrar excepciones a todos ellos. Sin em-
bargo, la idea que subyace a los principios es que reducen el número de estipu-
laciones necesarias para definir el orden de constituyentes de las lenguas
particulares.
En consecuencia, es de esperar que estos principios recojan tenden-
cias y preferencias, más que disposiciones categóricas o absolutas.
Aunque ello pueda suponer una merma en su potencial predictivo, no
Las Reglas de Expresión 251

lo hace en lo que respecta a su potencial explicativo, en la medida


que su naturaleza no absoluta se deriva de la propia esencia mutable
del lenguaje.
Dik divide los principios de orden de constituyentes en dos tipos
fundamentales: Principios Generales y Específicos. Los principios de
orden de constituyentes de carácter general recogen un conjunto de
tendencias que afectan a diferentes áreas de la gramática y que en-
cuentran reflejo concreto en los principios de naturaleza específica.
Dik (1997a: 399ss.) propone un total de nueve principios de este
tipo, de los que, a fin de no resultar excesivamente tedioso, comenta-
ré tan sólo los que considero más representativos.
El primero de ellos, denominado Principio del Orden Icónico se
fundamenta, como su nombre claramente indica, en la iconicidad
como noción explicativa externa:
Principio del Orden Icónico (POI)
Los constituyentes se adaptan a POI si su orden de algún modo refleja icónica-
mente el contenido semántico de la expresión en que figuran.
Bien se podría afirmar que este principio no es más que la definición
que Dik ofrece para el reflejo sintáctico del concepto de iconicidad
ya introducido en el capítulo inicial. El tratamiento ofrecido ante-
riormente para las cláusulas condicionales supone una clara manifes-
tación de esta tendencia en un aspecto concreto de la gramática.
Un segundo principio de orden de constituyentes que considero
relevante comentar descansa de modo fundamental sobre la noción
de “dominio sintáctico”. Aunque la definición de este concepto no se
ofrece de modo claro, intuitivamente parece coincidir con los consti-
tuyentes o unidades estructurales que conforman las representaciones
subyacentes en la GF. Así, Dik (1997a: 397) distingue tres dominios
básicos con los siguientes elementos como núcleos:
DOMINIO NÚCLEO
Cláusula predicado principal (típicamente V)
Término primer restrictor (típicamente N)
Sintagma adjetivo adjetivo (A)
252 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Al margen del núcleo, cada uno de estos dominios puede presentar


otros elementos entre los que se incluyen argumentos, satélites y di-
ferentes tipos de restrictores. La relevancia de este concepto en este
punto de la exposición se manifiesta con claridad en el denominado
Principio de la Integridad del Dominio:
Principio de la Integridad del Dominio
Los constituyentes permanecen dentro de su dominio. Los dominios preferi-
blemente no son interrumpidos por constituyentes de otros dominios.
En cierta medida, este principio manifiesta nuevamente un grado de
iconicidad, en la medida que los elementos que conforman un domi-
nio sintáctico típicamente manifiestan relaciones de cohesión o de-
pendencia semántica. Así por ejemplo, un argumento complementa
el significado de un predicado, mientras que un satélite modifica o
aporta información adicional sobre el núcleo (y demás elementos) del
dominio. Es de esperar, en consecuencia, que ese grado de cohesión
semántica se refleje icónicamente en un grado similar de cohesión
sintáctica y en una alta resistencia a la desintegración del dominio.
Como resultará obvio, la principal excepción a este principio sur-
ge de los fenómenos de discontinuidad sintáctica, que típicamente
implican la división de un dominio y la localización de uno de sus
constituyentes en otra posición de la cláusula. Dado que la GF evita
la postulación de reglas de movimiento, resulta interesante examinar
cómo la teoría puede dar cuenta de este tipo de fenómenos. Cierta-
mente, existen otras vías para tratar estos hechos al margen de las
mencionadas transformaciones. En HPSG, por ejemplo (Pollard y
Sag 1994: 150), los fenómenos de extraposición se recogen a través
de reglas léxicas o introduciendo huellas desde el léxico en las posi-
ciones sintácticas habituales en contextos no marcados para los cons-
tituyentes desplazados. Dados los supuestos funcionalistas, sin
embargo, estas opciones tampoco parecen las más rentables para la
GF si no se relacionan de modo directo con una motivación de natu-
raleza externa. En concreto, la teoría mantiene que las violaciones
del Principio de la Integridad del Dominio resultan de la incidencia
de otros dos principios de constituyentes que presento a continua-
ción:
Las Reglas de Expresión 253

Principio del Énfasis Pragmático


Los constituyentes con funcionalidad pragmática especial (Tópico Nuevo, Tó-
pico Dado, Foco Completivo, Foco Contrastivo) preferiblemente se sitúan en
“posiciones especiales”, entre las que se incluye, al menos, la posición inicial
de la cláusula.
De este principio se deriva una conclusión de sobra conocida por
cualquier estudioso del lenguaje: la prominencia informativa de un
constituyente puede ocasionar que sea situado en una posición distin-
ta a la habitual en contextos no marcados. En la GF se asume que la
posición inicial de la cláusula es extremadamente apta para situar
este tipo de constituyentes, lo que se recoge formalmente a través de
la posición P1 en los Esquemas Funcionales. En concreto, a través
del proceso sintáctico conocido como Topicalización, lenguas como
el inglés o el castellano sitúan secuencias con esa función pragmática
en la posición inicial de la cláusula:
(40) a. El jarrón Pepe rompió _____ esta tarde
b. Linguistics I can’t study ______ any more
Los elementos en cursiva funcionan gramaticalmente como objeto
directo de los respectivos verbos, por lo que, en una oración declara-
tiva habitual, deberían situarse en las posiciones indicadas en los
ejemplos. Las oraciones en (40) suponen así una violación del Prin-
cipio de la Integridad del Dominio, en cuanto estos constituyentes
aparecen desplazados de su entorno sintáctico natural. Bien se puede
afirmar en este caso, que el Principio de la Prominencia Pragmática
vence al anterior, alterando el orden sintáctico básico a fin de produ-
cir un efecto comunicativo especial. En principio, por tanto, la asig-
nación de la función pragmática Tópico debería ser suficiente para
que una regla de colocación situase tal constituyente en la posición
P1.
Sin embargo, los hechos no pueden ser tan sencillos. Es bien sa-
bido que en la mayoría de las oraciones declarativas el constituyente
que funciona como sujeto es también el tópico de la misma. Cabe
preguntarse, por un lado, si la posición del sujeto es también P1 en
este tipo de expresiones y, en ese caso, si el sujeto únicamente ocu-
254 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

paría una segunda posición en el esquema funcional en el caso de


que otro elemento de la cláusula recibiese la función pragmática Tó-
pico o Foco. A mi modo de ver, existen dos posibles respuestas a
esta cuestión.
Como ya comenté en el capítulo anterior, la asignación de Fun-
ciones Pragmáticas dentro de la GF depende en gran medida de que
exista un impacto formal sobre la cláusula. De este modo, en una
oración declarativa con un orden esperable SVO el sujeto no recibiría
la función pragmática Tópico. Ello no quiere decir, sin embargo, que
no se reconozca el hecho de que muy probablemente será este ele-
mento el que presente la información dada de la expresión. Esto im-
plica, como resultará obvio, un importante grado de circularidad en
la definición de estas nociones. Por otra parte, algunos autores (Han-
nay 1991) defienden que la posición P1 puede ser ocupada por ele-
mentos que no parecen recibir un carácter pragmático especial, lo
que parece ir en contra de las expectativas de la teoría.
Una segunda posibilidad es asumir que el sujeto en este tipo de
oraciones efectivamente recibe la función pragmática Tópico, pero
de tal hecho no se deriva que haya de ser situado en P1. El verdadero
problema, por tanto, se centraría en determinar bajo qué coordenadas
es obligatorio u opcional situar un Tópico o Foco en P1.
En principio, como señala Siewierska (1991: 222), parece poco
relevante, en lenguas como el inglés o el español, determinar si el
sujeto de las oraciones declarativas ocupa la posición P1 o si esta
queda vacía, ya que ello no implica diferencias de orden sintáctico.
Sin embargo, desde un punto de vista teórico, esto implicaría que los
factores que determinan que el sujeto ocupe la posición inicial de la
cláusula serían de naturaleza pragmática (si se asume que ocupa P1)
o puramente sintáctica (si P1 queda vacía).
Quizá la propuesta más interesante para solucionar estos proble-
mas aparece en el trabajo de Hannay (1991), quien asume que la po-
sición P1 es siempre cubierta por el primer constituyente de una
cláusula, independientemente de que presente un carácter pragmático
especial o no. El autor sugiere que el hablante tiene a su disposición
Las Reglas de Expresión 255

diferentes opciones para formular un mensaje en modo declarativo.


Estas opciones se presentan en cinco estrategias generales con cada
una de las cuales se asocia un orden sintáctico concreto.
1. Modelo Todo-nuevo (All-new mode)
La información nueva no se presenta como más prominente, con lo
que ningún elemento recibe tratamiento especial a través del orden
sintáctico. El sujeto ocupa la posición P1.
2. Modelo Tópico (Topic mode)
Se asigna la función pragmática Tópico a un constituyente y se le
sitúa en P1. Obsérvese, que este constituyente puede ser también el
Sujeto. En consecuencia, en el siguiente ejemplo de Hannay, tanto
“yo” en (41a) como “en Londres” en (41b) reciben la función Tópico
y ocupan P1.
(41) Q: ¿Has pensado en irte a Londres?
a. No, yo no había pensado en Londres, verdaderamente
b. No, en Londres yo no había pensado, verdaderamente
3. Modelo de Reacción (Reaction mode)
El hablante escoge comenzar la expresión con la información focal o
nueva, que ocupará la posición P1. Este tipo de mensajes aparece con
frecuencia como reacción, respuesta o comentario a expresiones pre-
cedentes en el discurso. Es el caso de (42b), en oposición al modelo
todo-nuevo de (42a):
(42) Q: ¿Te mojaste?
a. ¿Mojarme? Estaba totalmente empapado
b. ¿Mojarme? Totalmente empapado estaba
4. Modelo Neutro (Neutral mode)
El hablante meramente construye una expresión focal, típicamente en
forma de cláusula sujeto que ocupa la posición final de la expresión.
Es el caso del ejemplo (43a) de Hannay (1991):
(43) Q: ¿Cómo reaccionaste ante el reciente escándalo de Harrods?
a. Bueno, no me sorprendió que el gobierno estuviese implicado
en el encubrimiento
256 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

b. Bueno, que el gobierno estuviese implicado en el encubrimien-


to no me sorprendió
5. Modelo de Presentación (Presentative Mode)
Esta estrategia permite al hablante introducir un nuevo tópico en el
discurso. Típicamente, P1 recibe un elemento que de algún modo
enmarca o presenta al tópico. De no utilizar esta estrategia, P1 será
ocupado por un sujeto pronominal como en el caso del modelo neu-
tro. Así en (44a), un sintagma locativo ocasiona que el nuevo tópico
ocupe una posición más retrasada en la expresión, mientras que en
(44b) la construcción existencial sirve, precisamente, para introducir
un nuevo tópico, reservándose la posición P1 para el pronombre se-
mánticamente vacío “there”.
(44) a. Into the courtyard walked a beautiful woman
b. There arrived three people at the party
Una de las ventajas del análisis de Hannay es que vincula de modo
directo las estrategias comunicativas del hablante con la sintaxis de
las expresiones, sancionando así el análisis del sistema lingüístico
como organización funcional. Por otra parte, su propuesta parece
implicar que los hablantes realizan primeramente elecciones al res-
pecto de sus intenciones comunicativas para luego construir una ex-
presión lingüística acorde. Como mostraré en el capítulo próximo,
esta posibilidad encaja perfectamente con la más reciente derivación
de la GF, la denominada Gramática Funcional del Discurso de Hen-
geveld (en prensa), que se caracteriza principalmente por proponer
un proceso de derivación que arranca de las intenciones comunicati-
vas de los hablantes.
Un segundo principio de orden de constituyentes que puede forzar
una violación del Principio de la Integridad del Dominio es el deno-
minado Principio del Incremento de la Complejidad, que se formula
del modo siguiente:
Principio del Incremento de la Complejidad
Preferiblemente, los constituyentes se disponen en un orden de incremento de
su complejidad.
Las Reglas de Expresión 257

Una formulación más explícita de este principio se denomina


LIPOC, “Orden de constituyentes preferente para todas las lenguas”
(Language-independent preferred order of constituents), y se formu-
la del modo siguiente (Dik 1997a: 411):
(45) De no intervenir otros factores, los constituyentes se ordenan prefe-
rentemente incrementando su complejidad, del modo que se define:

(i) clítico < pronombre < sintagma nominal < sintagma adposicional
< cláusula subordinada;
(ii) para cualquier categoría X: X < Y co X;
(iii) para cualquier categoría X e Y: X < X [sub Y]
(co = coordinador, sub = subordinador)
LIPOC formaliza la intuición de que la información presente en una
cláusula se procesa de modo más eficiente si los constituyentes se
ordenan incrementando su complejidad. Aunque no existe una expli-
cación clara para este fenómeno, muy posiblemente esté en relación
con la capacidad de procesamiento psicológico de la mente humana.
Lo que es cierto, es que son diversas las construcciones que parecen
venir motivadas por este principio. Uno de los ejemplos más claros
son los denominados efectos de extraposición, que, en el caso proto-
típico, conllevan el desplazamiento de una cláusula de la posición de
sujeto (u objeto) o simplemente desde un sintagma nominal a una
posición más retrasada en la oración. En español y en inglés existen
verbos que fuerzan la extraposición del sujeto:
(46) a. Parece que Juan ha decidido abandonar el curso de química
b. * Que Juan ha decidido abandonar el curso de química parece
Aunque en otras ocasiones, caso de las cláusulas en posición sujeto
en predicaciones adjetivales, las dos opciones son posibles:
(47) a. Es significativo que Juan haya decidido abandonar el curso
b. Que Juan haya decidido abandonar el curso es significativo
En inglés también es posible posponer una cláusula complemento o
relativa, así como otros constituyentes, desde un sintagma nominal.
Los siguientes ejemplos están tomados de Quirk et al. (1985: 1397):
(48) a. A rumour circulated widely that he was secretly engaged to the
258 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Marchioness
b. The problem then arose of what contribution the public should
pay
En español este proceso también parece posible cuando el sintagma
nominal ocupa la posición de objeto:
(49) a. He conocido a un hombre esta mañana que quería estudiar lin-
güística
b. Le regalé un libro a María que había estado buscando casi dos
años
Del mismo modo, el fenómeno denominado “Desplazamiento de
Sintagma Nominal Complejo” (Heavy-NP shift) supone una clara
manifestación del Principio del Incremento de la Complejidad. En
los siguientes ejemplos, el hueco tras el verbo indica la posición es-
perable para el objeto:
(50) a. Compré ____ esta mañana el último CD de Operación Triunfo
b. Le regalé ___ a María un libro que había estado buscando casi
dos años
Como señalan Quirk et al. (1985: 1398) y, tímidamente, el propio
Dik (1997a: 438), a menudo el constituyente desplazado hacia la
derecha suele asimismo ser el foco de la expresión en que figura.
Esto implica que, posiblemente, el hecho de que sea situado al final
de la cláusula puede deberse también a que ésa es una posición en
gran medida asociada con la información focal en oraciones declara-
tivas. Esto podría explicar el que en ocasiones LIPOC no sea respe-
tado debido a lo que parecen ser razones pragmáticas. En inglés,
Quirk et al. (1985: 1399) señalan que éste es el caso de los reflexivos
enfáticos en expresiones como:
(51) a. The driver told me himself
b. Did you paint the portrait yourself?
Los autores observan una restricción a este proceso: el sintagma no-
minal correferencial con el reflexivo ha de ocupar la posición de su-
jeto:
(52) I showed Ian the letter myself/*himself
Las Reglas de Expresión 259

En la misma línea, Aarts (1997: 188) señala que no es posible pos-


poner el complemento de una preposición:
(53) * I sent a postcard to ___ yesterday my cousing in London
En este contexto, parece, por tanto, que el Principio de la Integridad
del Dominio vence sobre LIPOC, impidiendo la aplicación de la
posposición del sintagma nominal.

1.4. Prosodia
Una misma secuencia gramatical puede recibir diferentes contornos
prosódicos. En la medida en que estas diferencias de naturaleza pro-
sódica impliquen un cambio pragmático o semántico deben recogerse
en la estructura subyacente de la cláusula que propone la GF y mani-
festarse en la expresión lingüística final a través de Reglas de Expre-
sión.
Como señala Siewierska (1991: 42), las Reglas de Expresión en-
cargadas de dotar a las expresiones lingüísticas de sus aspectos pro-
sódicos son las que menor atención han recibido hasta el momento.
Ciertamente, diez años después de la publicación de su obra, esa
afirmación continúa vigente, en cuanto que poco más se ha añadido
sobre el tema que el capítulo final de Dik (1997a), que a su vez coin-
cide plenamente con el incluido en la versión anterior de 1989. En
cualquier caso, y como el mismo autor indica, lo ofrecido en ese ca-
pítulo es poco más que una exposición general de los problemas rela-
tivos al estudio de los fenómenos prosódicos.
Dada la relación entre constituyentes con valor informativo espe-
cial (Tópico, Foco) y la carga acentual o enfática, un punto de indu-
dable interés para una teoría funcional de la fonología se centra en el
impacto prosódico de estos constituyentes. Ciertamente, no es posi-
ble establecer una correspondencia biunívoca entre las Funciones
Pragmáticas y la carga acentual concreta de un constituyente tópico o
foco, pero existen importantes tendencias que merecen ser tenidas en
cuenta. En el caso de los diferentes tipos de tópico, Dik (1997a: 456)
observa las siguientes correlaciones:
260 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Tópico Nuevo: típicamente recibe la carga acentual más significa-


tiva de la expresión en que figura.
Tópico Dado: típicamente no recibe carga acentual especial (sal-
vo en casos de contraste con otro Tópico Dado).
Subtópico: reciben cierto grado de carga acentual, a fin de con-
trastar con otros posibles subtópicos del mismo Tópico Dado.
Tópico Reanudado: al igual que el anterior, recibe cierta carga
acentual ya que los Tópicos Reanudados operan como recordatorios
de tópicos que han podido quedar oscurecidos en el desarrollo del
discurso.
Se observa con claridad, por tanto, que existe una importante rela-
ción entre la relevancia informativa de un constituyente tópico y su
expresión a través de mecanismos suprasegmentales. En lo que se
refiere a la formalización de las reglas responsables de los rasgos
fonológicos de la expresión, De Groot (1989: 26) propone que las
Funciones Pragmáticas puedan introducir valores prosódicos sobre
constituyentes a los que luego se les asigna una posición en la cláu-
sula a través de Reglas de Colocación:
(54) a. Top  mid stress
b. mid stress  P1
Sin embargo, dado que, como se señaló anteriormente, la correspon-
dencia entre el valor informativo de un constituyente y sus propieda-
des prosódicas no es bidireccional, la GF precisa una teoría o
conjunto de principios (quizás en el mismo espíritu que el conjunto
de principios de orden de constituyentes) que restrinja o de algún
modo dé cuenta de las posibilidades de asignación de rasgos prosódi-
cos a los constituyentes de una estructura subyacente. Es obvio que
aún se está en una fase muy alejada de ese ideal.

2. El modelo dinámico del componente expresivo


Es un hecho incuestionable que la GF no ha prestado excesiva aten-
ción al funcionamiento preciso de las Reglas de Expresión. En la
Las Reglas de Expresión 261

mayoría de los estudios de los fenómenos gramaticales los lingüistas


adscritos al modelo se contentan con proponer estructuras subyacen-
tes bajo la asunción, a menudo aventurada, de que su conversión en
la expresión lingüística final no ha de plantear ningún problema. Este
estado de cosas es sin duda responsable de que las potenciales incon-
sistencias en el funcionamiento de estas reglas sean desconocidas.
Quizá el intento más ambicioso hasta la fecha de formalizar con
rigor este componente emana del trabajo de Bakker (1999; 2001) y
Bakker y Siewierska (en prensa). Bakker (2001: 19) señala que exis-
ten serios problemas en el componente expresivo en cuanto no per-
mite generar adecuadamente formas gramaticales que dependen de
modo crucial del orden sintáctico, como el siguiente ejemplo del
holandés:
(55) a. Jij speel-t goed vandaag!
Tu jugar-2SG bien hoy
¡Juegas bien hoy!

b. Vandaag speel je goed!


hoy jugar-ø tu bien
¡Hoy juegas bien!
El ejemplo (55a) muestra una oración con orden declarativo básico
SV. En este caso, la segunda persona del singular se realiza en el
morfema “t” añadido como un sufijo a la base verbal. El holandés es
una lengua de las denominadas V2, es decir, sitúa la forma finita del
verbo en la segunda posición de la cláusula lo que ocasiona la inver-
sión verbal si la posición P1 es ocupada por un adverbio u otro cons-
tituyente. Este es el caso de (55b), en el que, sin embargo, se observa
que la forma verbal no presenta el sufijo antes mencionado. Como
señala Bakker (2001), si las Reglas de Expresión generan en primer
lugar las formas gramaticales para luego asignarles una posición sin-
táctica no parecer haber un modo claro de determinar si el sufijo ha
de ser generado o no.
En la sección primera de este capítulo, ya comenté que este tipo
de problemas forzaba a Dik a estipular que aquellas reglas de reali-
zación en alguna medida dependientes del orden sintáctico habrían
262 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

de aplicarse en último lugar. Bakker, sin embargo, propone un siste-


ma alternativo en el que las dos primeras etapas del funcionamiento
de las Reglas de Expresión (realización y orden sintáctico) se funden
en un único proceso. El punto de arranque de la derivación en el
componente expresivo son los habituales Esquemas Funcionales, que
ahora se enriquecen con una estructura de constituyentes arbórea en
la que se realizan los elementos presentes en las representaciones
subyacentes. Como ejemplo de las estructuras propuestas, el autor
ofrece el siguiente ejemplo:
(56) Decl E1: [X1: [ Pres e1: [ Prog [ grow [V]
(dm x1: tree [N]: (d1prox x2: theory [N])Poss)Zero Subj]]]]

“The trees of this theory are growing”


Esta representación subyacente recibiría la siguiente formulación en
lo que se refiere a su derivación a través del componente expresivo:
MAIN CLAUSE

P1 VFIN VINFIN
TERM (SUBJECT) [IMPRF, PRES, PL, 3] VERB
[GERUND]

are growing
DET NOUN NOMRESTR
[DEF] [PL]

the trees TERM

ADPOS [PROX, SG] NOUN


[POSS]

of this theory
Figura 18. Representación arbórea en el componente expresivo de Bakker (2001)
Las Reglas de Expresión 263

Como se observa en el ejemplo, en los diferentes niveles de expan-


sión aparecen plantillas o esquemas generales para los dominios re-
levantes en las representaciones subyacentes. Así, “P1 VFIN
VINFIN” en el segundo nivel es uno de los Esquemas Funcionales
para la cláusula. Del mismo modo, se proponen esquemas para el
término que ocupa la posición P1 (DET NOUN NOM(inal)
RESTR(ictor)) y para el restrictor nominal (ADPOS NOM). Cada
uno de esos esquemas se llena con la información gramatical y léxica
proveniente de las representaciones subyacentes. Las Reglas de Co-
locación distribuyen los diferentes elementos en el esquema. Es im-
portante señalar que el componente expresivo que propone Bakker es
dinámico en el sentido de que las estructuras se construyen “en lí-
nea”, por lo que la figura anterior ha de verse como una representa-
ción visual estática de lo que pretende ser un proceso dinámico55.
Este desarrollo del componente expresivo tiene como consecuen-
cias deseables el que el sistema provee posiciones sintácticas con la
inserción de los esquemas en cada nivel de la derivación. Las catego-
rías gramaticales y léxicas ocupan esas posiciones de modo tal que se
produce una situación recurrente de creación y rellenado de las posi-
ciones sintácticas. En consecuencia, es posible posponer la determi-
nación de la forma final de los lexemas y de los elementos
gramaticales hasta el momento en que sea necesario expresarlos. Por
tanto, en el caso de las interdependencias entre forma y orden sintác-
tico, como en el ejemplo (55) del holandés, el sistema permite repre-
sentar tanto los rasgos gramaticales de “segunda persona, singular”
que se realizarán en el sufijo “-t” o no según el esquema sintáctico
con el que se combinen.
La introducción de un sistema de representación de constituyentes
en el aparato técnico de la teoría como el que propone Bakker plan-
tea una serie de cuestiones dentro del ámbito de una teoría funcional.
Por un lado, parece ahora posible afirmar que una reducción tan radi-
cal del papel de la sintaxis en la organización de la gramática como

55 Para una exposición detallada de la derivación del componente expresivo con-


súltense las obras indicadas.
264 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

la que propone la GF no es sostenible si no conlleva una simplifica-


ción del proceso de generación oracional. Ciertamente, esto no im-
plica de por sí una refutación de las propuestas funcionalistas, en la
medida que, como se señaló en el capítulo inicial, es siempre necesa-
rio admitir que al menos algunos aspectos del sistema lingüístico son
arbitrarios. Sin embargo, la propuesta de Bakker invita a pensar que
la GF ha sido demasiado ambiciosa al intentar reducir la sintaxis a la
mínima expresión.
Incluso dentro de su propia propuesta, Bakker (2001: 35) se es-
fuerza por defender la motivación icónica de la estructura de ramas.
Sin embargo, los árboles propuestos contienen tanto rasgos formales
como funcionales. Bakker mantiene que los rasgos funcionales se
derivan de las estructuras subyacentes, mientras que los formales se
crean en el proceso mismo de expansión del árbol. Resulta significa-
tivo que el autor incluya categorías sintácticas como Determinante
(Det) y Adposición (Adpos), que, aunque no aparecen en la versión
ortodoxa de la categoría, parecen necesarias desde un punto de vista
sintáctico, como es sobradamente reconocido en otras teorías.
Por otra parte, el sistema propuesto por el autor implica la multi-
plicación de los Esquemas Funcionales para dar cuenta de las diver-
sas posibilidades expresivas no sólo en el dominio de la cláusula,
sino también en el término. En consecuencia, la GF parece aceptar la
tesis de otras teorías de orientación funcionalista como la RRG (Van
Valin y LaPolla 1997) que admiten la existencia de un “syntacticon”
o inventario de las construcciones sintácticas posibles de una lengua.

3. Conclusiones
En este capítulo he repasado las principales características del com-
ponente de Reglas de Expresión que propone la GF. Dada la orienta-
ción semántica de las representaciones subyacentes que postula la
teoría, el componente expresivo integra un conjunto de reglas hete-
rogéneas cuya función primordial consiste en convertir las anteriores
en las expresiones lingüísticas finalmente observables. En conse-
cuencia, es aquí donde se acumulan los mecanismos que permiten
Las Reglas de Expresión 265

dar cuenta de las diferencias formales entre las lenguas, con lo que su
existencia en el modelo sirve claramente en la búsqueda del ideal de
adecuación tipológica que se comentó en el capítulo segundo.

Bibliografía básica
El componente expresivo se presenta de modo detallado en los capí-
tulos 14 y 15 de Dik (1997a). El tratamiento de fenómenos concretos
como la auxiliarización de los verbos “do” y “be” en inglés aparece
en Dik (1994) y García Velasco (1995) para el primero y Dik (1983a)
y (1987a) para el segundo de ellos. Hengeveld (1986) presenta el
tratamiento de las cópulas “ser” y “estar” del castellano.
Dik (1997a: cap 17) presenta su teoría de orden de constituyentes
y Rijkhoff (2002) utiliza la misma estrategia en el análisis del orden
sintáctico en el sintagma nominal. Una aplicación exhaustiva de la
misma aparece en Connolly (1991). Igualmente, Hannay (1991) ofre-
ce una interesante propuesta (los “modelos pragmáticos”) que pre-
tende dar cuenta del orden oracional desde la perspectiva de las
intenciones comunicativas de los hablantes.
Finalmente, Bakker (1999) y (2001) propone integrar un análisis
de constituyentes dentro de su modelo dinámico del componente
expresivo.
CAPÍTULO 7

Hacia una Gramática Funcional del Discurso

0. Introducción
El capítulo final de la obra de Dik (1997b) recibe precisamente el
título equivalente en inglés al del que ahora comienza: Towards a
Funcional Grammar of Discourse. Resulta obvio, tras las considera-
ciones presentadas en el capítulo primero, que una gramática de
orientación funcionalista habrá de contar entre sus objetivos funda-
mentales el estudio exhaustivo de las expresiones lingüísticas en el
contexto comunicativo. Como bien señala Dik (1997b: 409), los in-
dividuos “no hablan con oraciones aisladas, sino que las combinan
en secuencias más largas y complejas que podemos denominar con el
término general “discurso””. En consecuencia, según el autor, una
gramática funcional debe mostrar cómo los individuos son capaces
de combinar oraciones en secuencias de conversación o expresión
escrita de modo coherente.
Ciertamente, hasta la fecha, el trabajo realizado en este sentido
por los autores adscritos a la GF ha sido más bien escaso. En los úl-
timos años, sin embargo, han surgido diferentes estudios y propues-
tas, de mayor o menor envergadura, que apuntan de modo
prometedor hacia una nueva y más ambiciosa organización para el
modelo de Dik. En concreto, la reciente propuesta de Hengeveld (en
prensa), denominada Gramática Funcional del Discurso (GFD), su-
pone posiblemente la modificación más importante en la teoría desde
que el propio autor propusiese la estructura jerárquica de la cláusula
(cf. capítulo 4) a finales de los años ochenta.
En este capítulo pretendo pasar revista a los estudios de naturaleza
discursiva realizados dentro del marco de la GF, y, en concreto, a la
mencionada propuesta de Hengeveld, que sin duda supondrá un im-
portante estímulo y marcará la línea investigadora en los próximos
años dentro del modelo. El capítulo tiene así cierta perspectiva histó-
268 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

rica, en cuanto recoge la evolución de los estudios en esta área que


han dado lugar a la mencionada GFD.

1. Los estudios discursivos en la Gramática Funcional


Como ya quedó dicho en el capítulo segundo, Dik (1997a: 3-4) de
modo explícito defiende que dar cuenta de la competencia comunica-
tiva de los hablantes implica desarrollar el estudio de dos sistemas de
reglas: i) aquéllas que recogen el modo en que los individuos cons-
truyen expresiones lingüísticas, lo que se podría denominar el com-
ponente gramatical, y ii) aquéllas que se centran en las convenciones
que rigen la comunicación o interacción verbal, módulo que podría
recibir el nombre de componente pragmático. Mencioné al tiempo, el
problema metodológico de este enfoque, que parecía conceder mayor
peso al primero de estos sistemas, el cual finalmente debía integrarse
en el segundo. Sin duda, ésta no parece ser la opción defendida por
quienes comparten la filosofía básica del paradigma funcional. De
hecho, esta estrategia ha tenido como efecto que la mayor parte de
los estudios gramaticales dentro de la GF ha sido tradicionalmente de
carácter intraoracional. Igualmente, para algunos autores, una segun-
da indeseable consecuencia ha sido el que ciertos aspectos de natura-
leza discursiva (Funciones Pragmáticas, ilocución, conversión
ilocutiva, etc.) han caído en la GF dentro del ámbito de análisis de la
cláusula, cuando, en realidad, deberían formar parte de ese segundo
sistema de reglas al que Dik hace referencia.
Ciertamente, Dik señala que el componente gramatical habrá de
integrarse en el componente pragmático para obtener así una caracte-
rización fiel y exhaustiva de la capacidad comunicativa de los indivi-
duos. El último capítulo de su obra recoge precisamente los
fundamentos que habrá de recoger una gramática funcional del dis-
curso. En la próxima sección comentaré los aspectos principales de
su propuesta.
Hacia una Gramática Funcional del Discurso 269

1.1. El discurso en Dik (1997b)


Según Mackenzie y Keizer (1991), el término “discurso” puede ser
interpretado de dos modos diferentes. Por un lado es posible entender
el discurso como un producto finalizado, el resultado de una secuen-
cia de interacción comunicativa entre miembros de una comunidad
lingüística. En una segunda interpretación, el discurso puede verse
como una actividad dinámica, es decir, el proceso mismo de creación
de texto discursivo. Para los autores, en la versión de la GF de 1989,
Dik empleaba de modo un tanto inconsistente ambas acepciones en
pasajes diferentes de su obra.
En el capítulo final de Dik (1997b), el autor mantiene en cierta
medida esta doble concepción dinámica y estática del discurso, aun-
que, como mostraré a continuación, parece más explícito en su com-
promiso con la versión dinámica del mismo. En su caracterización
del desarrollo discursivo, Dik (1997b: 412) defiende la relevancia de
su modelo de interacción verbal, ya presentado en el capítulo segun-
do y que aquí repito a efectos expositivos:

información información
pragmática PS pragmática PA
Hablante forma: Oyente construye:
anticipa
intención Interpretación
reconstruye

expresión lingüística

Figura 3. La GF y el componente pragmático

La interpretación dinámica del discurso, con el cambio continuo en


los roles de hablante y oyente, supone así un proceso de modifica-
ción y actualización de la información pragmática de cada interlocu-
tor después de los respectivos turnos e intercambios verbales. Para
270 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Dik, este proceso implica tres etapas fundamentales: en una primera


fase, tanto el hablante como el oyente activan aquellas secciones de
su información pragmática general que consideran relevantes a priori
para el desarrollo de la interacción. Seguidamente, construyen un
Modelo Discursivo, es decir, una caracterización dinámica y mutable
a corto plazo del desarrollo del acto comunicativo. Finalmente se
producen las mencionadas modificaciones en el conocimiento prag-
mático general de cada interlocutor a tenor de la información adqui-
rida en la interacción.
En un afán de concreción, el autor se centra en tres perspectivas
fundamentales de estudio del discurso, que formula a través de tres
preguntas que paso a comentar (1997b: 414):
(Q1) Cuando se inicia o ejecuta un evento discursivo, ¿qué decisiones del
hablante tienen implicaciones para un conjunto de cláusulas más que pa-
ra las cláusulas individuales que componen en discurso?
En otras palabras, y desde la perspectiva del analista, (Q1) invita a
valorar si existen aspectos de la gramática de una lengua que no de-
penden de la cláusula como unidad sintáctica sino de unidades lin-
güísticas superiores. En la medida que existan tales elementos, la
teoría habrá de introducir el aparato técnico necesario para dar cuenta
de ellos.
En términos más generales, la primera de las preguntas planteadas
por Dik hace referencia a las decisiones globales que afectan al con-
junto de cláusulas que conforman un discurso. Al margen de la deci-
sión misma de participar en un evento discursivo, el hablante ha de
escoger entre una serie de opciones que Dik (1997b: 416ss.) clasifica
en seis apartados generales que aquí ofrezco de modo esquemático:
1. Género discursivo: conversación, entrevista, conferencia, carta,
etc.
2. Estilo discursivo: formal/informal, familiar/cortés, etc.
3. Mundo discursivo: ficticio, hipotético, factual, potencial, etc.
4. Ilocución discursiva: orientación ilocutiva general del discurso,
que en gran medida condiciona las ilocuciones básicas de las
cláusulas que lo componen.
Hacia una Gramática Funcional del Discurso 271

5. Decisiones temporales: orientación temporal general del discur-


so, que en gran medida condiciona las propiedades temporales de
las cláusulas que lo componen.
6. Introducción y encadenamiento de Tópicos: organización ge-
neral del discurso en torno a las entidades caracterizadas como
Tópicos de Discurso (véase cap. 5).
(Q2) Considerado el discurso como un producto concluido, ¿qué tipos de pa-
trones estructurales se pueden discernir en el mismo? ¿Cuáles son los
niveles de organización del discurso? ¿Qué unidades figuran en cada ni-
vel y cómo se combinan en unidades mayores?
Obviamente, es aquí donde nuevamente surge la interpretación está-
tica del discurso señalada por Mackenzie y Keizer (1991). Aunque el
autor caracteriza el discurso como un ente dinámico, como mostré
anteriormente, es evidente que la interpretación estática es extrema-
damente útil para el investigador, en la medida que permite observar
patrones generales de organización en el mismo.
En la caracterización del discurso, Dik asume una estructura je-
rárquica estratificada, lo que enlaza directamente con algunas de las
propuestas que comentaré en la próxima sección. Es importante se-
ñalar, porque coincide plenamente con la propuesta de Gómez Soliño
(1996), que Dik apunta la pertinencia de extrapolar los niveles inter-
personal y representativo al análisis de la estructura del discurso.
Finalmente, Dik plantea la siguiente cuestión:
(Q3) ¿Qué factores contribuyen a establecer la coherencia discursiva, tanto
localmente (los diversos modos y medios que indican continuidad en los
niveles altos, más que discontinuidad entre cláusulas consecutivas) y,
más globalmente, en cómo determinar si los episodios discursivos com-
pletos son coherentes o incoherentes?
El autor se refiere con esta pregunta a los elementos que permiten
establecer coherencia discursiva, es decir, los mecanismos que posee
la gramática para garantizar que una secuencia de expresiones lin-
güísticas constituye una unidad comunicativa con cohesión y estruc-
tura interna. Entre los aspectos a los que, muy brevemente, se refiere
el autor se incluyen: la ordenación icónica de las cláusulas (véase
272 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

cap.1), estrategias para establecer la continuidad de los tópicos o la


focalidad discursiva.
Dik admite la gran complejidad que supone enfrentarse al análisis
del discurso. A mi modo de ver, su propuesta ha de considerarse úni-
camente una exposición esquemática de los aspectos del discurso que
deben integrarse en la GF. El fallecimiento del autor nos impedirá
ver sus ideas al respecto de cómo llevar a la práctica este programa
de investigación. En cualquier caso el último capítulo de su obra
revela la aceptación de un importante desafío para cualquier teoría
lingüística de orientación funcional: el desarrollo e integración del
análisis del discurso en su arquitectura general.
Sin duda heredado de la orientación de los estudios dentro de la
GF, centrados casi exclusivamente en el análisis de la cláusula, se
han seguido dos caminos fundamentales a la hora de hacer frente a
ese desafío: la expansión de la estructura jerárquica de la cláusula
(upward layering) y el enfoque modular (modular approach) (Han-
nay y Bolkestein 1998). El primero supone la extensión de los meca-
nismos de análisis empleados en el componente gramatical para dar
cuenta de los fenómenos de naturaleza discursiva. Los trabajos más
relevantes en este sentido son Gómez Soliño (1996), Hengeveld
(1997a) y Moutaouakil (1998). El segundo de estos enfoques ejem-
plifica la necesidad de crear un componente pragmático o discursivo
autónomo, aunque obviamente engarzado con el gramatical en un
nivel de interfaz, para dar cuenta de fenómenos propiamente discur-
sivos, evitando así su trasvase a partes del componente gramatical.
Ejemplos de esta estrategia aparecen en Kroon (1997), van den Berg
(1998), Bolkestein (1998) y Vet (1998).
Sin embargo, estos dos enfoques mencionados sufren problemas
metodológicos. La estrategia de expansión de la estructura jerárquica
del enunciado, supone, al menos implícitamente, conceder más peso
a lo gramatical y menos a lo pragmático-discursivo, ya que las
herramientas analíticas del primer componente se traspasan al segun-
do, lo que no parece estar en consonancia con los supuestos funcio-
nalistas. La estrategia del enfoque modular concede gran
Hacia una Gramática Funcional del Discurso 273

independencia a ambos componentes, con lo que de nuevo no se ob-


serva la influencia directa de la función comunicativa del lenguaje
sobre la forma gramatical, tal como defienden los funcionalistas.
Quizá la aportación más interesante de la GDF de Hengeveld ha sido
precisamente integrar estas dos tendencias en un modelo de gramáti-
ca funcional reorganizado. En las próximas secciones comentaré los
aspectos principales de las dos propuestas, y, finalmente, de la GFD
y sus perspectivas de futuro.

1.2. La estructura jerárquica del discurso


No resulta sorprendente en modo alguno que la aportación más im-
portante hacia la extensión del análisis jerárquico de la cláusula al
discurso provenga precisamente del autor que introdujo el primero en
la GF. Hengeveld (1997a) propone una estructura jerárquica del dis-
curso bajo los mismos parámetros y estructura que organizan su aná-
lisis jerárquico de la cláusula. El autor articula su propuesta en dos
ejes diferentes: el eje jerárquico y el eje relacional. El primero de
ellos se ocupa de las relaciones discursivas entre unidades de diferen-
te estrato o tamaño. El segundo se ocupa de la relación de unidades
de estrato similar en la secuenciación del discurso.
En lo que respecta al eje jerárquico, Hengeveld manifiesta la ne-
cesidad de introducir en la representación de la teoría unidades de
análisis que permitan recoger, en concreto, el modo de discurso (e.g.
narrativo, diálogo, etc.), el tipo de discurso (e.g. historia corta, chis-
tes, etc.) y las partes del discurso (episodios o moves). Según el au-
tor, existen elementos en las lenguas cuya función discursiva se
asocia directamente con cada una de esas tres categorías. Para repre-
sentarlos formalmente el autor propone la introducción de un nuevo
componente en la organización de la GF: el Nivel Retórico (clara-
mente reminiscente del Nivel Textual de Halliday), que se situaría
por encima del nivel interpersonal en la representación de la cláusu-
la. La siguiente figura muestra la organización general propuesta por
Hengeveld (1997a: 4):
(D1: [(T1: TYP (T1)) (M1: [speech act] (M1)) ... (Mn)] (D1)) Nivel Retórico
274 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

(E1: [F1: ILL (F1) (S) (A) (X1: [predication] (X1))] (E1)) Nivel Interpersonal

(e1: [(f1: pred [] (f1)) (x1) ... (xn)] (e1)) Nivel Representativo

Figura 19. La organización jerárquica del discurso de Hengeveld (1997a)

El nuevo nivel retórico, representado con la variable (D), contiene


como unidades básicas un Marco Discursivo (T), en el que se contie-
nen las relaciones entre los diferentes episodios (M) que constituyen
un discurso. Obsérvese que el acto de habla, producto final del sis-
tema de generación oracional descrito en el capítulo cuarto, se inte-
gra de modo natural en el nivel retórico como punto de arranque del
componente discursivo. La correspondencia es intuitivamente clara:
cada acto de habla constituye un episodio discursivo, y la secuencia
de episodios forma parte de un marco discursivo en el que se repre-
senta el tipo de discurso (TYP).
Las unidades estructurales junto con sus correspondientes varia-
bles quedan ahora como sigue (Hengeveld 1997a: 4):
Hacia una Gramática Funcional del Discurso 275

VARIABLE DESIGNACIÓN UNIDAD SUBYACENTE

Nivel Representativo
x Individuo Término
f Relación o Propiedad Marco Predicativo
e Estado de Cosas Predicación

Nivel Interpersonal
X Contenido Proposicional Proposición
F Ilocución Marco Ilocutivo
E Acto de habla Enunciado

Nivel Retórico
M Episodio Párrafo
T Tipo de Discurso Marco Discursivo
D Discurso Texto

Tabla 6. Unidades en la estructura jerárquica del discurso de Hengeveld (1997a)

En lo que respecta al eje relacional, Hengeveld (1997a: 6) señala la


existencia de dos tipos de estrategias en la formalización de relacio-
nes entre unidades del mismo nivel: estrategias combinatorias y es-
trategias de encadenado. La diferencia entre ambas se reduce al
ámbito o alcance de la relación entre las unidades. Las combinatorias
recogen relaciones al mismo nivel entre unidades dentro de un mis-
mo nivel textual. Las segundas recogen relaciones entre unidades del
mismo nivel a través de diferentes unidades textuales o discursivas.
Las estrategias combinatorias son de dos tipos básicos: paratácti-
cas e hipotácticas. Como se mostró en el capítulo cuarto en el análi-
sis de la complementación verbal, las relaciones hipotácticas pueden
afectar a cualquier estrato en la cláusula. Es de esperar, por tanto, que
se establezcan relaciones similares a partir de las nuevas unidades
jerárquicas propuestas para el análisis del discurso (M) y (D). De
hecho, Hengeveld ilustra su propuesta con el siguiente ejemplo, en el
que se observan dos párrafos integrados en una relación de depen-
dencia dentro del mismo episodio discursivo:
276 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

(1) a. but we had a seamstress


b. and we were calling her Mietje
c. But I think we were calling everyone Mietje back then
d. you know, I don’t know why
e. but anyway,
f. so that was also a Mietje.
g. And uh – she was from Belgium.
h. And there were – she was a Belgian refugee,
i. ‘cause during the war, during the First World War
j. all those refugees were coming from Belgium,
k. and they were coming to Zealand
l. and they were looking for work there.
m. And so SHE was our seamstress, (...)
Los párrafos introducidos por las conjunciones but y ‘cause represen-
tan episodios discursivos que de algún modo complementan y, por
tanto, dependen de otro nivel estructural.
En lo que se refiere a las estrategias de encadenado, el mismo
ejemplo anterior ilustra la existencia de relaciones entre unidades
estructurales del mismo nivel, pero, al contrario que en el caso de las
estrategias combinatorias, a través de los límites impuestos por las
unidades estructurales de mayor nivel. Así, en (1) se observa el enca-
denamiento de expresiones de naturaleza referencial a través de los
límites de las cláusulas. Así, se observa una cadena de tópicos (topic
chain), cuyo primer referente es seamstress en la línea (a), continua-
do por her en la línea (b), that, en la línea (f), she en la línea (g),
nuevamente she en la línea (h) y finalmente SHE en la línea (m). Por
poner otro ejemplo, las obvias dependencias temporales y aspectua-
les entre los eventos que constituyen una unidad discursiva, típica-
mente reflejadas a través de la morfología verbal, constituyen una
estrategia de encadenado a través de unidades, afectando en este caso
a entidades de segundo orden. Con los dos tipos de estrategias co-
mentadas la estructura jerárquica y lineal del discurso se representa
ahora del modo que sigue (Hengeveld 1997a: 9):
Hacia una Gramática Funcional del Discurso 277

(D1)

(T1)
(M1) -------------- (M2)

(E1) ------ (E1 + n) (Ez - n) ------ (Ez)

(F1) ---------------------------------- (F2)


(X1) -------- (X1 + n) ------------- (Xz - n) -------- (Xz)

(e1) ---------------- (e1 + n) ---------------- (ez - n) ---------------- (ez)

(f1) ------------------------------------------------------------------------(fz)
(x1) --------- (x1 + n) ---------------------------------------------- (xz - n) -----------(xz)

Figura 20. La estructura jerárquica y lineal del discurso según Hengeveld (1997a)

Los ejes jerárquicos y relacionales aparecen ahora representados de


modo vertical y horizontal respectivamente. Las líneas gruesas indi-
can la existencia de una conexión jerárquica, mientras que las líneas
de puntos indican una conexión relacional, que, como quedó dicho,
puede entenderse bien dentro de una misma unidad estructural, o a
través de ellas. Hengeveld muestra cómo este nuevo marco ofrece los
parámetros necesarios para recoger todos los aspectos relativos al
fenómeno de la cohesión discursiva.
Moutaouakil (1998) elabora esta estructura (aunque incluyendo
las propuestas de Cuvalay (1995) para el nivel expresivo) e introduce
operadores discursivos, que, al igual que los propuestos para la cláu-
sula, pueden ejercer influencia sobre operadores y elementos situados
en un nivel inferior en la organización de la cláusula.
278 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Aunque publicado un año antes que el artículo de Hengeveld,


Gómez Soliño (1996) ofrece una interesante extensión del análisis
presentado por el primero. Gómez Soliño considera que a la hora de
abordar el análisis del discurso resulta necesario plantearse la si-
guiente cuestión (1996: 56):
¿Es el valor global tanto representacional como interpersonal de un determina-
do texto/discurso la suma de los respectivos valores locales, tanto representa-
cionales como interpersonales de la totalidad de los enunciados que lo
componen? O, dicho con otras palabras, ¿es el texto/discurso el resultado de
una agregación ascendente (bottom-up) de enunciados o un producto de la im-
plementación descendente (top-down) de ciertos patrones discursivos, tanto de
naturaleza interpersonal como representacional, previos a la emisión de enun-
ciados? (En español en el original, DGV)
Para el autor, la propuesta de Hengeveld parece sugerir, con su es-
tructura ascendente, que los aspectos interpersonales y representa-
cionales se restringen únicamente al interior de cada cláusula. Sin
embargo, Gómez Soliño considera que también dentro del discurso
es posible establecer una distinción entre niveles representativo e
interpersonal, del mismo modo que se propone en la organización de
la cláusula. Esto implica distinguir dos dimensiones de análisis: el
texto y el enunciado. La propuesta del autor se recoge gráficamente
en el siguiente cuadro:

DIMENSIÓN NIVEL ESTRATO


género
interpersonal
Discurso mensaje
textualización extendida
representacional
textualización básica
ilocución
interpersonal
Enunciado proposición
predicación extendida
representacional
predicación básica
Hacia una Gramática Funcional del Discurso 279

Tabla 7. La estructura jerárquica del discurso de Gómez Soliño (1996)

Obviamente, cabe preguntarse cómo caracteriza el autor los niveles


interpersonal y representacional en el discurso. Del mismo modo que
en la formación de predicaciones el hablante sitúa entidades en el
marco eventivo definido por un predicado en concreto, el discurso
tiene como unidad básica bloques textuales o párrafos que se sitúan
en un marco textual, cuya instanciación dará lugar a textualizaciones
concretas a través de las cuales el hablante designa un estado del
mundo.
Los bloques textuales realizan funciones retóricas concretas. Por
ejemplo, en la tradicional estructura del texto narrativo existen tres
bloques textuales básicos que realizan las funciones retóricas de ex-
posición, nudo y desenlace. El marco textual en el que se integran es
obviamente el de la narración, cuya textualización concreta dará lu-
gar a una textualización narrativa. Al igual que en la estructura de la
cláusula, por tanto, bien se puede interpretar la narración como una
estructura de propiedades predicativas, ya que define la naturaleza de
la relación que se establece entre los bloques textuales. Su utilización
en un acto comunicativo articulará una textualización narrativa,
equivalente al acto de habla como unidad comunicativa en la interac-
ción verbal. La diferencia entre una textualización básica o nuclear y
una textualización extendida se fundamenta a partir de la existencia
de satélites textuales, cuya función retórica consiste en localizar otros
bloques textuales de naturaleza argumental en un punto del discurso,
añadiendo información adicional que permita al oyente interpretar
adecuadamente los mensajes transmitidos. Su función es, por tanto,
equivalente a la de los satélites temporales o locativos en la estructu-
ra oracional, que también fundamentan el paso del estrato de la pre-
dicación nuclear a la predicación extendida.
En lo que respecta al nivel interpersonal del discurso, Gómez So-
liño mantiene que existen aspectos relativos a la actitud y evaluación
del hablante y oyente respecto al discurso que no pueden considerar-
se de naturaleza intraoracional. Así por ejemplo, las lenguas ofrecen
mecanismos expresivos a fin de indicar la factualidad o ficcionalidad
280 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

de un texto (el Mundo Discursivo de Dik 1997b). Éste es el caso de


expresiones tales como “una vez” o “once upon a time” en inglés,
que invitan a interpretar lo que se relata a continuación como un su-
ceso de naturaleza ficticia. En este nivel el autor propone la existen-
cia de un marco discursivo (compárese con el marco ilocutivo del
enunciado) cuyos argumentos serán el mensaje y los participantes en
la interacción verbal, lo que permite la formalización de aspectos
relativos a las relaciones sociales entre los mismos (uso de formas
como “tú” o “usted”) o a sus propiedades personales (sexo, posición
social, etc.). El autor, siguiendo el estudio de Rijkhoff (1995), cita el
caso de algunas lenguas australianas en las que los hablantes tienen a
su disposición repertorios léxicos diferentes en función del sexo de
los familiares presentes en la conversación. A este conjunto de op-
ciones discursivas que se presentan a un emisor a partir de las fun-
ciones comunicativas que se desempeñen se denomina género del
discurso.
Uno de los atractivos más obvios de las propuestas de Hengeveld
y Gómez Soliño es la búsqueda de un paralelismo formal entre la
estructura del enunciado y la estructura del discurso. Sin embargo,
uno no puede más que pensar en este punto en las críticas que los
autores funcionalistas a menudo vierten contra el excesivo uso de
representaciones formales. En ocasiones, los formalistas han podido
ver en la búsqueda de la elegancia y simetría formal un objetivo en sí
mismo. La Gramática Funcional, como teoría formalista en este sen-
tido del término, ha podido pecar aquí del mismo defecto en la ex-
tensión del análisis oracional al discurso.
En cualquier caso, el análisis de Gómez Soliño, en cierta medida
constituye un eslabón de enlace hacia la próxima sección, en cuanto
combina la extensión del análisis oracional con la adición de un nue-
vo componente o dimensión discursiva al margen del meramente
gramatical.

1.3. El enfoque modular


Hacia una Gramática Funcional del Discurso 281

La estrategia de integración de aspectos discursivos ejemplificada en


el trabajo de Hengeveld (1997a) presenta importantes puntos de con-
tacto con la principal propuesta dentro de la alternativa que ahora
comento. De hecho, Hengeveld manifiesta haberse inspirado en la
tesis doctoral de Kroon sobre partículas discursivas en el latín a la
hora de fundamentar su propuesta de integración del discurso en la
GF. Resulta significativo, no obstante, que a partir del mismo estu-
dio, la autora defienda precisamente un enfoque opuesto al comenta-
do anteriormente.
Kroon (1997) parte en su estudio del análisis de satélites discursi-
vos, en el que se incluye un conjunto heterogéneo de elementos cuyo
rasgo común es que “indican, de un modo u otro, cómo se integra
una unidad textual en el contexto discursivo verbal o no verbal”
(1997: 17). La autora señala que entre ellos figuran los siguientes del
inglés: well, you know, but, o so. Según la autora, estos elementos,
que entrarían dentro del grupo de constituyentes extraclausulares (cf.
cap. 5), ofrecen un interesante punto de partida para el estudio de la
estructura y organización del discurso.
En su análisis, Kroon asume que la estructura del discurso consis-
te en un complejo sistema de relaciones jerárquicas y lineales, aspec-
to en el que coincide plenamente con el análisis de Hengeveld. En la
estructura jerárquica del discurso la autora, siguiendo estudios pre-
vios en la tradición discursiva, hace uso de tres unidades: actos, epi-
sodios e intercambios, que se definen en términos comunicativos a
partir de su función en el discurso. Kroon ofrece el siguiente ejemplo
(1997: 20):
(2) Estructura jerárquica:
A: Me sobra una entrada para acto
la Orquesta de Cámara de Santa Fe
-episodio
¿Te interesa? acto
intercambio
B: Sí, genial acto - episodio
282 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

En lo que se refiere a la estructura relacional del discurso, al igual


que Hengeveld, la autora trata aquí las relaciones que se dan entre
unidades discursivas del mismo rango. Distingue tres posibilidades
fundamentales, todas ellas entendidas como operativas sobre las uni-
dades del discurso: coordinación o parataxis, subordinación o hipo-
taxis y relaciones de interacción, que se establecen entre los
episodios de un intercambio. La autora aporta ejemplos de partículas
latinas cuya función es precisamente indicar relaciones de dependen-
cia en el discurso. En lo que se refiere a las relaciones de interacción,
en el ejemplo anterior se observan dos episodios: el episodio A su-
pone una “invitación”, mientras que la reacción de B puede conside-
rarse desde la perspectiva de su función en la interacción como una
“aceptación”.
En la última sección de su artículo, Kroon plantea la necesidad de
integrar estas nociones discursivas en la GF. La posibilidad de ex-
tender el análisis jerárquico de la cláusula al discurso, tal como hace
Hengeveld (1997a), presenta un problema en su opinión. En el estu-
dio de Hengeveld, el acto de habla, representado por la variable ‘E’,
supone la unidad de análisis mínima en el nivel retórico. Esta unidad
podría caracterizarse como una expresión lingüística cuyas propieda-
des ilocutivas se definen de modo gramatical, es decir, a partir de los
elementos o unidades intraoracionales que las codifican. Sin embar-
go, Kroon mantiene que la unidad discursiva mínima es el acto dis-
cursivo, que se define y caracteriza a partir de su función
comunicativa en el contexto de la interacción verbal.56
Por citar un ejemplo ilustrativo, los constituyentes Tema y Apén-
dice, (cf. cap. 5), aunque de naturaleza extraoracional, aparecen en el
análisis de Dik dentro del mismo acto de habla (E). Sin embargo,
Kroon considera que forman un acto discursivo independiente del

56 De hecho, la interpretación de la variable ‘E’ ha sido objeto de debate en la


comunidad de la GF. En las representaciones de Dik y Hengeveld la variable E
introduce el estrato de la cláusula, que refiere a un acto de habla. Sin embargo,
Bolkestein (1992) y Vet (1998), entre otros, señalan los problemas que esto plan-
tea, ya que una cláusula no refiere a nada, sino que se utiliza como un acto de habla
en el discurso.
Hacia una Gramática Funcional del Discurso 283

aportado por la cláusula. En consecuencia, propone la siguiente or-


ganización para la integración del discurso en la GF (1997: 30):

Estructura de discurso

intercambio > episodio > acto discursivo

acto de habla > contenido proposicional > estado de cosas

Estructura oracional

Figura 21. El enfoque modular de Kroon (1997)

Como bien señala la autora, bajo esta propuesta, la prioridad funda-


mental para la GF habrá de ser la formalización precisa de la co-
nexión entre ambos módulos. En cualquier caso, como mostraré a
continuación, importantes aspectos de la propuesta de Kroon han
sido integrados en la nueva Gramática Funcional del Discurso de
Hengeveld.

2. La Gramática Funcional del Discurso


Hengeveld (en prensa) supone la reorganización más radical de la
Gramática Funcional de Dik en un ambicioso intento por dar res-
puesta a las propias demandas de adecuación pragmática que la teo-
ría se impuso desde sus comienzos57. En la introducción a su trabajo,
el autor reconoce la decisiva influencia que su propuesta ha recibido
de todo el grupo de funcionalistas de Amsterdam, lo que contribuye

57 Anstey (en prensa) ofrece una exposición de la evolución histórica de la Gramá-


tica Funcional con especial referencia al modo en que la nueva propuesta de Hen-
geveld, la Gramática Funcional del Discurso (GFD), enlaza con versiones
anteriores de la teoría.
284 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

más si cabe a subrayar el carácter integrador de la misma como mar-


co de trabajo para todos aquellos lingüistas interesados en la GF.
Es necesario señalar que la Gramática Funcional del Discurso
(GFD) supone mucho más que la mera integración de los aspectos
discursivos en el marco de la GF. Aunque este aspecto es fundamen-
tal, lo cierto es que la GFD se presenta como un modelo total de las
capacidades lingüísticas del individuo, y, en ese sentido, supone una
nueva etapa y un marco general de trabajo sustancialmente diferente
para los lingüistas adscritos a la GF. Si bien las relaciones con pro-
puestas previas son obvias, no es menos cierto que el grado de reor-
ganización de la arquitectura que supone esta nueva apuesta invita a
pensar que, globalmente, estamos ante el nacimiento de un nuevo
modelo.
La esencia de la GFD se deriva de dos aspectos fundamentales: (i)
la constatación de que gran parte de la interacción verbal se desarro-
lla de modo eficiente a través de unidades lingüísticas más pequeñas
que un enunciado completo (Mackenzie 1998a), lo que implica que
la gramática ha de permitir la generación de tales secuencias como
actos discursivos y no como oraciones y (ii) la integración de los
enfoques expansivo y modular (comentados anteriormente) en una
misma propuesta.
Sin embargo, la apuesta más novedosa de la GFD radica en su
orientación descendente, al contrario que en la GF, orientada hacia la
producción desde el léxico. Como bien señala Anstey (en prensa), la
GFD es un modelo centrado en la pragmática, al contrario que la GF,
que se podría considerar un modelo centrado en el análisis de la cláu-
sula. En consecuencia, la GFD se distingue así de otros modelos con-
temporáneos, tanto formales como funcionales, que coinciden en
señalar el componente léxico cómo el punto de origen de la genera-
ción oracional. Por el contrario, la GFD concibe ahora la creación de
una expresión como un proceso descendente en el que se parte de
una intención comunicativa que conduce a la selección y codifica-
ción gramatical de un segmento informativo para a continuación arti-
cular la expresión misma. Hengeveld refiere aquí al trabajo de Levelt
Hacia una Gramática Funcional del Discurso 285

(1989) quien demuestra con evidencia de naturaleza psicolingüística


la pertinencia de esta orientación. Nótese, al tiempo, que esta posi-
ción alinea ahora a la GF con la SFG de Halliday.
La organización general del modelo aparece en el siguiente gráfi-
co tomado de Hengeveld (en prensa):
286 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

La GFD muestra la existencia de tres niveles en la organización de la


gramática: los ya familiares niveles interpersonal y representativo y
la adición del denominado nivel de expresión, que tiene como parti-
cularidad recoger aspectos sintácticos de las expresiones lingüísticas
de modo explícito. Como bien señala Anstey (en prensa), existe una
clara correspondencia entre cada uno de esos componentes y las tres
grandes áreas de la descripción lingüística:
(3) Pragmática  Nivel Interpersonal
Semántica  Nivel Representacional
Sintaxis  Nivel de Expresión
La diferencia fundamental con respecto a etapas anteriores es que
estos tres niveles se organizan de modo autónomo, y se relacionan a
través de diferentes tipos de reglas de enlace. Cada uno de estos ni-
veles tiene sus propios estratos y variables conformando una estruc-
tura jerárquica. Los niveles se comunican a través de reglas de
proyección (mapping rules) y reglas de expresión.
Cada uno de los niveles se conecta con dos componentes genera-
les: el cognitivo y el contexto comunicativo, en el que se acumulan la
información pragmática general del individuo y la inmediatamente
relevante o accesible en el contexto de la interacción verbal. Este
segundo componente supone la integración de la propuesta modular
hacia el análisis del discurso. Siguiendo la estructura misma del tra-
bajo de Hengeveld, en las siguientes secciones repasaré la estructura
y organización de cada uno de los niveles mencionados.

2.1. El nivel interpersonal


La estructura jerárquica del nivel interpersonal aparece representada
en la siguiente figura:

(M1: [(A1: [ILL (P1)S (P2)A (C1: [...(T1) (R1)...] (C1))] (A1))] (M1))

Figura 23. El nivel interpersonal en la GFD


Hacia una Gramática Funcional del Discurso 287

Esta estructura recoge aspectos de las propuestas de integración del


discurso comentadas en las secciones precedentes. Por un lado, aun-
que Hengeveld señala la existencia de unidades discursivas superio-
res, la unidad central de análisis en este nivel es el episodio o move
(M), que el autor, siguiendo el trabajo de Kroon, define como la uni-
dad mínima del discurso que satisface un turno en la interacción. Los
episodios se consideran unidades fundamentales en cuanto expresan
una intención comunicativa (invitaciones, propuestas, recomenda-
ciones, preguntas, etc.) por parte del hablante.
Al contrario que en su propuesta de 1997, los episodios no se
componen de actos de habla, sino de actos discursivos (A), de nuevo
según el análisis de Kroon. Esta propuesta tiene como ventaja el eli-
minar la inconsistencia señalada por varios autores al respecto de la
interpretación de la variable ‘E’ como cláusula o acto de habla. Co-
mo se señaló en las secciones precedentes, Kroon (1997) argumenta-
ba que el acto de habla no era equivalente al acto discursivo, como se
desprendía de la propuesta de Hengeveld (1997a).
Dentro de cada episodio es posible encontrar más de un acto dis-
cursivo, incluso dentro de los límites de un mismo enunciado. Así,
Mackenzie (en prensa) sugiere que la expresión:
(4) Oh, my God, it’s on fire, my hair
contiene tres actos discursivos, por lo que su representación simplifi-
cada sería:
(5) (M1: [(A1, A2, A3)] (M1))
Cada acto discursivo se caracteriza en función de su ilocución, repre-
sentada en forma de un marco ilocutivo con los participantes en el
hecho comunicativo como argumentos. Aunque este marco ya se
recogía en la representación de la cláusula comentada en el capítulo
cuarto, la notación varía ahora ligeramente, ya que se sustituyen las
variables (S) y (A) por (P1)S y (P2)A a fin de permitir el cambio con-
tinuo de roles hablante/oyente en la interacción comunicativa (Hen-
geveld 1997a). Hengeveld señala que el marco ilocutivo recoge
aquellos aspectos ilocutivos que reciben codificación gramatical.
288 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

A mi modo de ver, esto permite solucionar un problema en las re-


presentaciones de la GF señalado por Moutaouakil (1996). Es bien
conocido que existe una significativa correspondencia entre tipo de
oración (aseveración, pregunta, orden, etc.) e ilocución básica (decla-
rativa, interrogativa, imperativa, etc.) que, sin embargo, no parece
tratarse de una correspondencia total. El autor señala que una expre-
sión como (1996: 219):
(6) Some tea!
puede interpretarse según el contexto como una orden, una solicitud
o una propuesta. Mackenzie (1998a: 277) adapta la propuesta de
Moutaouakil y propone las siguientes representaciones para cada una
de esas posibilidades:
(7) a. (M1: [ORDEN (P1)S (P2)A (U1: [some tea])])
b. (M1: [PETICIÓN (P1)S (P2)A (U1: [some tea])])
c. (M1: [OFRECIMIENTO (P1)S (P2)A (U1: [some tea])])
De las representaciones de Mackenzie se desprende que los predica-
dos abstractos ORDEN, PETICIÓN y OFRECIMIENTO, se interpre-
tan como ilocuciones básicas ya que suponen realizaciones del marco
ilocutivo de Hengeveld. Un problema de este análisis para la GFD es
que Hengeveld restringe el marco ilocutivo a la codificación grama-
tical de la ilocución de una expresión. Las órdenes o propuestas son
actos comunicativos que no tienen una codificación sistemática en
las expresiones lingüísticas, al menos en las lenguas de nuestro en-
torno. Obviamente, es frecuente asociar diferentes contornos prosó-
dicos con una misma expresión para efectuar distintos actos
comunicativos, pero no necesariamente. La expresión some tea pue-
de adquirir los valores indicados sin ningún cambio formal asociado.
Por ello, dentro de la GFD quizás el análisis más adecuado para el
ejemplo anterior supondría tratar estos elementos como operadores
del acto discursivo:
Hacia una Gramática Funcional del Discurso 289

(8) a. (M1: [(Orden A1: [IMP (P1)S (P2)A (C1: [some tea] (C1))] (A1))] (M1))

b. (M1: [(Petición A1: [IMP (P1)S (P2)A (C1: [s. tea] (C1))] (A1))] (M1))

c. (M1: [(Ofreci. A1: [IMP (P1)S (P2)A (C1: [some tea] (C1))] (A1))] (M1))
Opcionalmente, los operadores de acto discursivo podrán ocasionar
la introducción de contornos prosódicos específicos.
Por otra parte, el tercer argumento del marco ilocutivo no es ahora
el contenido proposicional, que en la GFD se traslada al nivel repre-
sentativo, sino el contenido comunicado (C), que se construye a par-
tir de actos referenciales (R) y predicativos o adscriptivos (T). La
introducción de la variable (C) permite así distinguir entre la infor-
mación comunicada en un acto discursivo y el tipo de entidad a la
que se desea hacer referencia.
Como se comentó en el capítulo cuarto, existía cierta controversia
en cuanto a la interpretación de las variables de entidades en las es-
tructuras subyacentes, lo que llevó a Dik, en la versión de la teoría de
1997, a asumir que sólo los términos son expresiones puramente
referenciales, mientras que el resto de variables designaban sus res-
pectivas entidades. La introducción de las variables (T) y (R) permite
ahora distinguir entre el tipo de entidad descrito a través de material
lingüístico y el acto comunicativo (adscripción o referencia) realiza-
do por el hablante por medio de esa expresión. Como se indica en
García Velasco y Hengeveld (2002), estas variables pertenecen a un
nivel que se podría denominar de interacción, ya que formalizan la
función comunicativa que realiza un hablante por medio de las enti-
dades descritas. En principio, ambos niveles son independientes, lo
que implica que cualquier tipo de entidad puede construirse como un
referente o como un predicado. Como muestra de la utilidad de esta
distinción, considérense los siguientes ejemplos (García Velasco y
Hengeveld 2002: 110):
(9) a. He saw the child (R1: (x1) (R1))
b. He saw the child make a painting (R1: (e1) (R1))
290 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

En (9a), el término “the child” constituye un acto referencial (R)


construido a partir de la designación de un individuo (x), mientras
que en (9b) es un EdC (e) el que contribuye a la caracterización el
acto referencial. Igualmente, la descripción de una entidad de primer
orden puede utilizarse en un acto referencial como en (10a) o en un
acto adscriptivo como en (10b):
(10) a. I’m looking for a carpenter (R1: (x1) (R1))
b. My neighbour is a carpenter (T1: (x1) (T1))
En consecuencia, ahora es posible distinguir con claridad entre las
entidades semánticas (posiblemente de naturaleza conceptual y, por
tanto, relevantes en el componente cognitivo) y las funciones comu-
nicativas de referencia y predicación.
En resumen, como señala Anstey (en prensa), el nivel interperso-
nal parece recoger todos los aspectos pragmáticos que tienen impacto
formal en una expresión lingüística.

2.2. El nivel representativo


Posiblemente, es el nivel representativo el que menor modificación
ha recibido con respecto a la versión anterior de la GF. La notación
propuesta para este nivel es la siguiente:

(p1: [(e1: [(f1) (x1)] (e1))] (p1))

Figura 24. El nivel representativo en la GFD

El nivel representativo se construye a partir de predicados del léxico,


representados del modo habitual a través de la variable ‘f’ que, com-
binados con expresiones referenciales o términos (x), permiten al
hablante caracterizar Estados de Cosas (e). Es importante señalar, no
obstante, que, como se observa en la figura, el nivel de la proposi-
ción, representado ahora a través de la variable (p), se incluye en la
GFD dentro de este nivel, mientras que en la estructura de la cláusula
Hacia una Gramática Funcional del Discurso 291

propuesta por Hengeveld y comentada en el capítulo cuarto, suponía


el primer estadio en el nivel interpersonal. Sin embargo, la introduc-
ción del contenido comunicado (C) como argumento del marco ilo-
cutivo en el nivel interpersonal de la GFD desplaza este estrato de
ese nivel. Lo que no se justifica adecuadamente es la razón por la que
la proposición pasa ahora al nivel representativo, cuando los opera-
dores y satélites que lo modifican no parecen contribuir a la caracte-
rización del EdC que el hablante desea construir.

2.3. El nivel de expresión


Una de las diferencias fundamentales entre la GFD y la GF propia-
mente es la adición de un nuevo nivel de representación no existente
en las versiones precedentes: el nivel de expresión. Su organización
jerárquica aparece en la siguiente figura:

(Para1: [(S1: [(Cl1: [(PrP1: [(Lex1)] (PrP1)) (RP1: [(Lex2)] (RP1))] (Cl1))] (S1))] (Para1))

Figura 25. El nivel de expresión en la GFD

Hengeveld define el nivel de expresión como aquél que recoge la


estructura de constituyentes de las expresiones lingüísticas. El autor
enfatiza que la representación de la figura anterior debe entenderse
como una versión simplificada o aproximada de la naturaleza de este
nivel, ya que es necesario, por un lado, ser sensible al hecho de que
las lenguas varían en gran medida en sus posibilidades expresivas, a
menudo empleando métodos más refinados que lo expuesto en la
figura. En cualquier caso, las unidades representadas de modo jerár-
quico son el párrafo (Para), la oración (S), la cláusula (Cl), sintagmas
predicativos (PrP), sintagmas referenciales (RP) y lexemas (Lex).
Hengeveld argumenta la necesidad de añadir este nivel en la ar-
quitectura general de la Gramática Funcional a partir la existencia de
expresiones de carácter metalingüístico cuya característica principal
es que permiten la introducción de unidades del nivel de expresión
292 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

en el nivel interpersonal a través del contexto comunicativo (véase la


figura 22). Considérese el siguiente ejemplo del autor:
(11) This concert, if you want to call it that, isn’t exactly what I was wait-
ing for
En este ejemplo, el pronombre “that” refiere a la palabra, que no al
concepto, “concert”. Este lexema, por tanto, ha de estar disponible en
el nivel representativo a fin de que pueda servir como antecedente en
el proceso anafórico.
A pesar de que Hengeveld parece justificar la necesidad de este
componente a partir de casos muy concretos, Anstey (en prensa), sin
embargo, señala que el grado de representación de la estructura sin-
táctica de las expresiones lingüísticas ha sido un problema de apari-
ción recurrente en la evolución de la GF. Obviamente, en consonan-
cia con los principios generales del funcionalismo (véase el primer
capítulo), Dik dispuso una estructura subyacente fundamentada a
partir de dependencias de carácter semántico y relaciones funciona-
les. Las consideraciones puramente sintácticas quedaron reducidas al
mínimo, principalmente en forma de actualización formal en el com-
ponente de reglas de expresión. Esta estrategia parece haber sufrido
problemas a la hora de dar cuenta de fenómenos gramaticales y de
describir lenguas tipológicamente dispersas58. La introducción de
este nivel permitiría así la clasificación de unidades sintácticas en un
repertorio individualizado para cada lengua. Hengeveld, sin embar-
go, no es muy explícito en cuanto a la caracterización de esta estruc-
tura de constituyentes ni en cuanto a las ventajas que se obtienen con
su introducción. Por otra parte, las Reglas de Expresión, que en la
versión anterior operaban como herramientas de conversión de mate-
rial abstracto en expresiones lingüísticas observables deben recibir
ahora una función diferente, ya que actúan como mecanismos de
enlace entre el nivel de expresión y los dos restantes.

58 Obsérvese que el enfoque dinámico de las Reglas de Expresión de Bakker, pre-


sentado en el capítulo anterior, supone un intento diferente de solucionar este pro-
blema.
Hacia una Gramática Funcional del Discurso 293

2.4. Ejemplificación del funcionamiento de la GFD


Una vez presentada la estructura general de la GFD, en esta sección
pretendo ofrecer un breve repaso a su funcionamiento y a las princi-
pales diferencias y ventajas con respecto a versiones precedentes.
Como se mencionó anteriormente, la introducción de tres niveles
de análisis independientes permite la simplificación de ciertos aspec-
tos en las representaciones. En concreto, durante la evolución de la
GF ha existido cierto debate en cuanto a la representación de expre-
siones lingüísticas que no constituyen una unidad sintáctica oracio-
nal, pero que desarrollan un acto de habla o discursivo y, por tanto,
presentan total independencia formal en la interacción comunicativa.
De hecho, los análisis del habla espontánea manifiestan que gran
parte de nuestra interacción se desarrolla por medio de estas unida-
des. La existencia de expresiones fragmentarias de incuestionable
valor comunicativo plantea el problema de su representación en la
teoría. Como bien señala Moutaouakil (1996: 225), parece esperable
que, de acuerdo con el estándar de adecuación psicológica y el prin-
cipio general de economía en las representaciones, las estructuras
subyacentes en la GF incluyan únicamente aquella información nece-
saria para la generación de la expresión en cuestión.
Sin embargo, en su análisis de los pares pregunta-respuesta, Dik
(1997a: 329) ofrece la siguiente representación para la mini-
conversación (12), ya comentada en el capítulo quinto:
(12) A: ¿A dónde va Juan?
B: Al mercado
B’: Decl Ej: Xj: ej: (d1xi: mercado [N])DirFoc
La secuencia “al mercado” se analiza por tanto como un acto de ha-
bla declarativo incluyéndose en la representación todos los estratos
jerárquicos de la cláusula. Obviamente, la información relevante para
cada uno de esos estratos es algo que el hablante puede reconstruir a
partir del contexto.
El problema de este análisis se centra en decidir si es necesario
asumir que todos los estratos en la organización de la cláusula han de
294 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

estar presentes en la representación en expresiones de este tipo. Hen-


geveld (1992b: 41) parece sugerir que en el caso de las interjecciones
tal suposición es incorrecta, y las analiza eliminando los estratos de
la predicación y proposición:
(13) Ouch!
(E1: (fi: OuchInt (fi)) (EI))
Por otra parte, en el marco ilocutivo que Hengeveld (1990) propone
para las oraciones imperativas (véase cap. 4) se observa la ausencia
del estrato proposicional, lo que sugiere su irrelevancia en este tipo
de construcciones:
(14) Imperativo IMP (S) (A) (e1: [+control] (e1))

En la misma línea, Moutaouakil (1996) argumenta que el estrato


proposicional es únicamente necesario en oraciones declarativas, por
lo que propone reservarlo para este tipo de expresiones solamente.
La GFD ofrece el marco adecuado para llevar a efecto estas observa-
ciones, ya que los diferentes niveles operan de forma autónoma e
introducen únicamente aquellos aspectos relevantes en cada uno de
ellos.
A continuación comentaré algunos de los ejemplos que Henge-
veld propone para ilustrar el funcionamiento de la GFD. Siguiendo
su propio modo de presentación los ejemplos se organizan en tablas
con tres filas, una para cada uno de los niveles distinguidos en el
modelo. A fin de evitar la complejidad visual, las representaciones se
restringen a la secuencia en cursiva en cada ejemplo. El análisis de
este segmento se incluye entre líneas verticales.
En consonancia con la orientación descendente de la GFD, Hen-
geveld asume que la intención comunicativa supone el primer paso
en la creación de una expresión lingüística. Si un hablante desea ex-
presar su frustración al respecto de una situación determinada puede
seleccionar directamente una pieza léxica del Fondo. En el caso del
inglés, puede utilizar la forma damn (“maldición”), carente de conte-
Hacia una Gramática Funcional del Discurso 295

nido semántico, por lo que, en su representación, el nivel representa-


tivo no contiene ningún tipo de información:
(15) Damn!

(A1: [EXPR (P1)Sp (P2)Addr (C1) ] (A1))


-----
(Lex1)

La interjección “ouch”, comentada anteriormente recibiría un análisis


similar.
En el caso de que el hablante desee llamar la atención de una per-
sona presente en el hecho comunicativo podrá realizar un acto dis-
cursivo de naturaleza vocativa, para lo cual podrá, simplemente,
pronunciar el nombre del individuo en cuestión. Como se recordará
del capítulo tercero, los nombres propios son términos básicos ya que
poseen capacidad referencial intrínseca. Carecen, al igual que los
lexemas de naturaleza expresiva, de contenido semántico, por lo que
nuevamente el nivel representativo quedará vacío. El hablante se
“traslada” así del nivel interpersonal directamente al nivel expresivo:
(16) Juan!

(A1: [VOC (P1)Sp (P2)Addr (C1: [ (R1) ] (C1))] (A1))


-----
(Lex1)

Considérense ahora los siguientes ejemplos del autor:


(17) a. La Plaza Santa Ana es el mejor lugar para ir
b. Quiero saber si la Plaza Santa Ana es el mejor lugar para ir
Ambos ejemplos contienen la misma proposición expresada por me-
dio de una cláusula. En (17a) la proposición coincide con el conteni-
do comunicado (C) por el hablante, por lo que su representación es la
siguiente:
(18)
296 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

(A1: [DECL (P1)Sp (P2)Addr (C1) ] (A1))


(p1)
(Cl1)

En el caso de (17b), la proposición se inserta en la segunda posición


argumental del verbo “saber”, constituyendo un acto referencial. La
representación del nivel interpersonal queda ahora como sigue:
(19)

(A1: [DECL (P1)Sp (P2)Addr (C1: [ (R1) ] (C1))] (A1))

Estos ejemplos permiten ofrecer una primera caracterización de la


GFD de Hengeveld. Son muchos, como el propio autor reconoce al
final de su trabajo, los aspectos del nuevo modelo que aún quedan
por desarrollar. En concreto, la estructura de los componentes cogni-
tivo y comunicativo y su interacción con los tres niveles propuestos
será sin duda materia de debate en los próximos años entre los lin-
güistas adscritos al modelo de Dik.

3. El componente cognitivo en la GFD


En el desarrollo del capítulo tercero mencioné la necesidad de dotar a
la teoría de la GF de Dik de un componente conceptual pre-
lingüístico cuya inclusión tendría como efecto una importante modi-
ficación en la estructura del componente léxico. La propuesta de
García Velasco y Hengeveld (2002) apuntaba ya en esa dirección, al
asumir que el significado léxico se constituía a partir de abstraccio-
nes convencionales de las estructuras conceptuales. La introducción
de un componente cognitivo en la GFD permite plantearse su estruc-
tura y su relación con el resto de componentes de la gramática.
Sin embargo, Hengeveld no ofrece mucha información acerca de
las características de su componente cognitivo. El autor simplemente
afirma que los tres niveles anteriormente presentados interactúan con
el componente cognitivo y con el comunicativo, que se describen del
siguiente modo:
Hacia una Gramática Funcional del Discurso 297

El componente cognitivo representa el conocimiento (a largo plazo) del hablan-


te, tal como su competencia comunicativa, su conocimiento del mundo y su
competencia lingüística. (...) El componente comunicativo representa la infor-
mación lingüística (a corto plazo) derivable del discurso precedente y la infor-
mación no lingüística, perceptiva, derivable de la situación comunicativa.
Sin embargo, Hengeveld ha sido cuidadoso al caracterizar la GFD
como un módulo lingüístico y el componente cognitivo como un
componente no lingüístico adyacente, a pesar de que pueda contener
información lingüística o comunicativa. En mi opinión, esta posición
no cumple uno de los fundamentos básicos del funcionalismo presen-
tados en el capítulo inicial de este volumen. Si la gramática es un
módulo independiente que interactúa a diferentes niveles con un
componente cognitivo, parece fácil concluir que su posición en el
conjunto de capacidades mentales del individuo es la de una facultad
autónoma. No ha de extrañar, por tanto, que los formalistas vean la
interacción cognición-gramática como una proyección directa desde
la estructura conceptual a la sintaxis (Jackendoff 1997).
Sin embargo, los funcionalistas asumen preferiblemente que nues-
tras capacidades lingüísticas resultan de la especialización de siste-
mas cognitivos generales. Una hipótesis razonable, por tanto, podría
asumir la existencia de un nivel semántico intermedio entre el com-
ponente cognitivo y la sintaxis. Dado que la GFD incorpora un nivel
de expresión sintáctico y que, como se vió en el capítulo anterior,
autores como Bakker (2001) proponen la introducción de un análisis
de constituyentes en el mismo, ese nivel podría corresponderse con
el nivel representativo de la GFD. Obviamente, el problema funda-
mental se centraría en establecer la naturaleza de la relación de en-
garce entre ambos.
De un modo un tanto simplista, parece posible afirmar que la
construcción de una expresión lingüística supone un proceso en el
que una representación indivisa se segmenta en partes concretas a
partir de las posibilidades convencionales ofrecidas por cada lengua.
Sin embargo, existe evidencia que apunta hacia la posibilidad de que
los hablantes operen de modos “creativos” sobre las estructuras gra-
maticales a fin de obtener diferentes efectos comunicativos. Así por
298 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

ejemplo, verbos aparentemente sinónimos pueden mostrar compor-


tamientos sintácticos dispares como influencia del conocimiento con-
textual o cultural del individuo.
Considérese el caso de los verbos ingleses jog y run. En el modelo
de Jackendoff estos verbos comparten la misma estructura léxico-
conceptual, pero difieren en el conocimiento perceptivo que el
hablante asocia con cada uno de ellos. Según Jackendoff (1990), los
aspectos del significado léxico que deben recogerse en la estructura
conceptual son aquéllos que pueden suponer una diferencia sintácti-
ca. Así, las diferencias entre verbos con una representación léxico-
conceptual similar se codifican en complejo modelo tridimensional
sin relevancia para la sintaxis (1990: 34):
¿Cómo se distingue, digamos, “correr” (running) de “hacer jogging” (jogging)
“lanzar” o “arrojar” de “tirar”? Si las entradas léxicas de estos verbos contienen
un modelo de representación tridimiensional para las acciones en cuestión, no
es necesario realizar ninguna distinción en la estructura conceptual. La primera
clase de verbos serían tratados en la estructura conceptual como verbos de
movimiento, la segunda como verbos de propulsión. (...) Las diferencias que
aparecen en la estructura tridimensional no tendrían, en hipótesis, efectos
sintácticos. Por ejemplo “correr”, “hacer jogging” y “andar a zancadas” (lope)
son sintácticamente paralelos, al igual que “lanzar”, “arrojar” y “tirar”. Así, los
componentes de cada conjunto pueden ser idénticos en la estructura conceptual
y diferir sólo en el modelo tridimensional asociado.
En contra de esta opinión, Taylor (1996) ha mostrado que existen
importantes diferencias de significado entre estos verbos que resultan
difíciles de recoger en un modelo perceptivo tridimensional. En con-
creto, el autor mantiene que la actividad de “hacer jogging” se carac-
teriza en función de un estilo de vida occidental que enfatiza el culto
al cuerpo, la salud y la forma física. Aunque “hacer jogging” puede
considerarse un tipo de “correr” los dos verbos no son intercambia-
bles en todos los contextos, lo que prueba la relevancia lingüística
del conocimiento conceptual asociado a cada uno:
(20) a. Bruce ran against Phil
b. * Bruce jogged against Phil
(21) a. He ran to get to the airport
b. * He jogged to get to the airport
Hacia una Gramática Funcional del Discurso 299

(22) a. He ran away from the police


b. * He jogged away from the police
Según Taylor, la agramaticalidad de las expresiones con el verbo jog
se relaciona con la naturaleza de la actividad que denota. Hacer “jog-
ging” no puede considerarse una actividad competitiva (cf. 20b) y su
objetivo no parece ser el llegar a un destino del modo más rápido
posible (21b) o desplazarse desde una posición concreta (22b). En
consecuencia, nuestro conocimiento general sobre esta actividad
puede influir en su comportamiento sintáctico, por lo que debe for-
mar parte del significado asociado al lexema.
Por otra parte, la interacción entre el componente cognitivo y el
nivel representativo puede operar en la dirección contraria. Así, una
construcción sintáctica, definida a partir de las posibilidades conven-
cionales de una lengua, puede contribuir a la caracterización de un
EdC en el componente cognitivo. Según Ramchand (1998), en el
Gaélico Escocés el significado de una pieza léxica varía en función
de las propiedades aspectuales de la construcción en la que figura.
Considérese los siguientes ejemplos (Ramchand 1998: 81):
(23) a. Tha Alasdair ag iarraidh biscaid
Be-PRES Alasdair ag want-VNOUN a biscuit
‘Alasdair wants a biscuit’

b. Tha Alasdair air biscaid iarraidh


Be-PRES Alasdair air a biscuit want-VNOUN
‘Alasdair has got/requested a biscuit’
‘Alasdair has wanted a biscuit’
Para Ramchand, el verbo irraidh- “want” es de naturaleza estativa y
su primer argumento recibe la función semántica Experimentante.
Esta es la interpretación que se obtiene que en el ejemplo (23a), en el
que la partícula ag indica aspecto imperfectivo. Sin embargo, en el
caso de que la interpretación aspectual varíe, como en el ejemplo
(23b), en el que la partícula air indica aspecto perfectivo, el signifi-
cado del verbo varía también, la construcción se torna no estativa y el
sujeto recibe la función semántica Agente. Según Ramchand, esta
300 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

diferencia semántica no es responsabilidad del verbo, sino de la


construcción aspectual en la que figura59.
Parece necesario afirmar, por tanto, que la relación entre el com-
ponente cognitivo y el nivel representativo ha de considerarse gra-
dual y no tan estricta como parece derivarse de la organización
general de la GDF de Hengeveld. En mi opinión, la propuesta de
García Velasco y Hengeveld (2002), presentada en el capítulo terce-
ro, permite una transición más natural de uno a otro. Por un lado, al
caracterizar el significado léxico en términos de estructuras léxico-
conceptuales no se excluye el acceso a un componente cognitivo que
potencialmente pueda influir en el comportamiento sintáctico de un
lexema. Por otra parte, los marcos de predicación podrían enrique-
cerse con diferentes operadores según las propiedades de cada lengua
(aspecto perfectivo/imperfectivo para el Gaélico Escocés, por ejem-
plo), con lo que el significado de una expresión resultaría de la fu-
sión del significado léxico con el aportado por el marco sintáctico
mismo.

4. Conclusiones
Este capítulo pretendía ofrecer una visión panorámica de los estudios
de naturaleza discursiva realizados en el marco de la GF de Dik. Tras
comentar los aspectos del discurso que, según el propio profesor
holandés, debían ser tenidos en cuenta por una gramática funcional
del discurso, comenté las principales propuestas teóricas de integra-
ción del discurso en la GF. Estas propuestas se agrupan en dos ten-
dencias principales: la extensión del análisis jerárquico de la cláusula
al discurso y la introducción de un módulo pragmático-discursivo
autónomo. A continuación, se expusieron los principales aspectos de
la nueva, y aún sin publicar, propuesta de Hengeveld denominada
Gramática Funcional del Discurso. Este modelo supone una signifi-
cativa reorganización de la arquitectura de la GF, hasta el punto de
que bien se puede afirmar que la unidad central de análisis deja de

59La misma conclusión se ofreció en el capítulo tercero a partir de la construcción


denominada de movimiento causado.
Hacia una Gramática Funcional del Discurso 301

ser el enunciado, con la cláusula como correlato estructural, para


convertirse en el acto discursivo, cuya expresión final puede llevarse
a cabo por medio de diferentes unidades del nivel de expresión. En
consecuencia, y aunque aún será necesario esperar un tiempo para
alcanzar a apreciar el impacto de la GFD, es bien cierto que su sus-
trato filosófico no puede estar más en consonancia con la metodolo-
gía funcional, lo cual ya de por sí supone un avance a tener en cuenta
con respecto a la versión previa de la GF. Por último, ofrecí unas
reflexiones acerca de la posible naturaleza del componente cognitivo
en la GFD y su relación con el nivel representativo.

Bibliografía básica
La presentación del modelo de la GFD aparece en un artículo aún sin
publicar de Hengeveld (en prensa). En el mismo volumen, Anstey
(en prensa) ofrece una evolución histórica de la GF y examina su
relación con la nueva propuesta de Hengeveld.
Como he señalado anteriormente, Dik (1997b: cap. 18) presenta
un esbozo de los fundamentos de una potencial gramática funcional
del discurso. Una propuesta en el mismo espíritu se ofrece en Van
Dijk (1990). La perspectiva jerárquica hacia los estudios discursivos
en la GF se defiende en Gómez Soliño (1996), Hengeveld (1997a) y
Moutaouakil (1998). El enfoque modular se observa en las propues-
tas de Kroon (1997), Bolkestein (1998) y Vet (1998), entre otros.
Mackenzie (1998a) señala el problema que plantea para una gramáti-
ca oracional como la GF la frecuente aparición de unidades discursi-
vas menores que el propio enunciado en la interacción verbal.
Nuyts (1992) es posiblemente el primer intento de dotar a la GF
de un componente conceptual pre-lingüístico. Anstey (2002) hace lo
propio en el marco de la GFD de Hengeveld.
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Apéndice: glosario y traducción de términos técnicos

Acto de Habla Speech Act


Agente (Ag) Agent
Beneficiario (Ben) Beneficiary
Cero (Ø) Zero
Compañía (Com) Company
Constituyente
Extraclausular (CEC) Extra-Clausal Constituent (ECC)
definición de Significado Meaning definition
Descomposición Léxica
Gradual Stepwise Lexical Decomposition
Dirección (Dir) Direction
Episodio Move
Esquema Funcional Functional Pattern
Estado de Cosas (Edc) State Of Affairs (SoA)
Estándares de Adecuación Standards of Adequacy
Pragmática Pragmatic
Tipológica Typological
Psicológica Psychological
Evento Event
Extensión de Tópico Topical Span
Foco Focus
Fondo Fund
Fuerza (Fo) Force
Funciones Pragmáticas Pragmatic Functions
Funciones Semánticas Semantic Functions
Funciones Sintácticas Syntactic Functions
Instrumento (Ins) Instrument
Jerarquía de Funciones Semantic Function
Semánticas (JFS) Hierarchy (SFH)
Lugar (Loc) Location
Marco Frame
Discursivo Discourse
Ilocutivo Illocutionary
Predicativo Predicate
318 Funcionalismo y lingüística: la Gramática Funcional de S. C. Dik

Modo (Man) Manner


Operadores Operators
de Predicado Predicate
de Predicación Predication
de Proposición Proposition
de Ilocución Illocutionary
Operadores Auxiliares Auxiliary Operators
Operadores de Término Term Operators
de Cantidad Quantifying Term Operators
de Cualidad Qualifying Term Operators
de Localización Localizing Term Operators
Origen (So) Source
Paciente (Go) Goal
Posicionador (Pos) Positioner
Postulado de Significado Meaning Postulate
Predicación Central Core Predication
Predicación Extendida Extended Predication
Predicación Nuclear Nuclear Predication
Predicado Predicate
Procesado (Proc) Processed
Proposición Proposition
Receptor (Rec) Recipient
Referencia (Ref) Reference
Reglas de Apoyo Supportive Rules
Reglas de Colocación Placement Rules
Reglas de Expresión Expression Rules
Reglas de Formación
de Predicados Predicate Formation Rules
Reglas de Formación
de Términos Term Formation Rules
Reglas de Realización Form-determining
Expression Rules
Reglas Substitutivas Replacive Rules
Restricciones de Selección Selection Restrictions
Restrictor Restrictor
Satélites Satellites
Apéndice 319

Situación Situation
Término Term
Tiempo (Temp) Temporal
Tópico Topic

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