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Material RAP1
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1. Introducción
2. Mapa conceptual
3. Las emociones
5. Función de la emoción
6. Emociones y sentimientos
8. Material de apoyo
9. Referencias bilbiográficas
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1. Introducción
Por consiguiente, en esta unidad se revisará la antropología de las emociones como impulsos en
los que se halla implícita una tendencia a la acción (Goleman, D. 1998) y los sentimientos como
componentes sensoriales de una experiencia.
2. Mapa conceptual
La antropología de las emociones es referida por Manrique, R. en 2015, como una especialización
multidisciplinaria, lo cual se debe a la naturaleza de su objeto: las emociones son fenómenos
psíquicos que involucran la dimensión del cuerpo, son pensamientos corporeizados (Rosaldo, M.,
1984).
Imagen 1.
De acuerdo con la revisión realizada por Rodríguez, T. (2008), cita que Elster, J. en 1999 identificó
los
siguientes atributos cognitivos y viscerales en las emociones:
Así mismo, las emociones hacen referencia a hechos sociales, debido a que sus manifestaciones
están pautadas por el entorno grupal y por sus formas culturales; de igual forma, con la misma
pertinencia, son consideradas hechos semióticos, significativos, comunicativos, dotados de sentido y
sentimiento (Mauss, M., 1921).
Cada interacción humana sugiere unas respuestas emocionales desde la perspectiva biológica, al
respecto Ramos, V., Piqueras, J. Martínez, A y Oblitas, L. (2009), establecen que de acuerdo con
Frijda, N. (1987), que éstas poseen componentes fisiológicos que llegan a ser indispensables para
la correcta manifestación de la conducta emocional. Existen determinadas estructuras cerebrales,
así como mecanismos hormonales y humorales, cuya actividad es necesaria para que ocurran las
emociones.
Imagen 2.
Desde la perspectiva cognitiva de las emociones, en la cual autores como Ramos, (2009), establecen
que las emociones son experimentadas continuamente; así mismo refieren que de acuerdo con
Wukmir (1967), las emociones son respuestas inmediatas del organismo que le informan de lo
favorable o desfavorable de una situación o estímulo concreto. Si la situación parece favorecer la
supervivencia, la emoción experimentada sería positiva (alegría, satisfacción, etc.), de lo contrario se
experimentaría una emoción negativa (tristeza, rabia, miedo). Las emociones son cambiantes de
acuerdo con el estímulo recibido.
Imagen 3.
En relación con los procesos valorativos, Lazarus (1966, 1968, 1982, 1984) desarrolla la idea de que
la emoción surge de una evaluación cognitiva del entorno y del interior. Para Lazarus, la emoción
y la cognición son un fenómeno unitario que sólo puede observarse disociado en circunstancias
extraordinarias (Ramos, V. et al., 2009).
De igual forma González, M. (2006) cita que algunos de los factores que influyen en el
reconocimiento de las emociones serían: el estado emocional del observador, el contexto, el
aprendizaje y la experiencia previa, la imitación y el modelado, expectativas del observador, sesgos
por las primeras impresiones y las diferencias individuales (Chóliz, 1995).
De forma general, las emociones de acuerdo a los diversos enfoques antropológicos se pueden
dividir en dos grandes dominios o visiones: naturalista-universalista y culturalista-construccionista
(Manrique, R., 2015) como se muestra en la figura 4.
A continuación, se revisará los aportes realizados por diferentes autores (ver figura 5).
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Figura 5. Teorías culturales de las emociones.
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En este punto se puede destacar el estudio realizado por Pere, G., Agulló, M. Soldevila, A. y March,
J. (2011), el cual utiliza la categorización realizada por Lazarus (ver figura 6), en la que se distinguen
tres tipos de emociones: positivas, negativas y neutras o ambiguas (Lazarus, 1991; Lazarus, 2000).
A partir de la conceptualización realizada por Piqueras, J., Ramos, V., Martínez, A y Oblitas, L.
(2009), se puede determinar que las emociones tienen alguna función que les confiere utilidad y
permiten que el sujeto ejecute con eficacia las reacciones conductuales apropiadas. Incluso las
emociones más desagradables tienen funciones importantes en la adaptación social y el ajuste
personal.
Imagen 4.
Teniendo en cuenta los estudios realizados por Frijda et al (1991), los diferentes “fenómenos” que
componen la vida afectiva pueden clasificarse de la siguiente manera, como se muestra en la figura 8
(Rosas, O. 2011).
Figura 8. Fenómenos o experiencias afectivas
• Los sentimientos son disposiciones generadas a partir de emociones subyacentes que le dan su
tono afectivo.
• Los sentimientos heredan de las emociones tanto su objeto intencional como las preocupaciones o
intereses relativos a este.
• Finalmente, los sentimientos se establecen como disposiciones según las condiciones mencionadas
anteriormente.
Cabe señalar que uno de los problemas que más ha preocupado a los teóricos de las organizaciones
ha sido, y sigue siendo, conseguir comprometer a los individuos que forman parte de la institución
para que concentren sus esfuerzos en la consecución de metas corporativas (Salvador, C. 2012). En
este sentido, se convierte el compromiso en una variable fundamental en la eficiencia, productividad
y efectividad institucional (Morgan, R. & Hunt, S., 1994; Salvador, C. & García, E., 2010).
Existen múltiples definiciones de compromiso, y todas coinciden en señalar que se trata de una
vinculación que establece el individuo con la organización (Salvador, 2005; Salvador & García, 2010;
Salvador & Hernández, 2006).
Sumado a los anterior, Meyer, Allen, & Smith (1993), proponen una conceptualización del
compromiso organizacional dividido en tres componentes como se muestra a continuación en la
figura 9:
Figura 9. Componentes del compromiso organizacional.
De acuerdo con los postulados establecidos por Salvador, C. (2012), se puede concluir que la
inteligencia emocional determina la manera en que nos relacionamos y entendemos el mundo
(Goleman, 1995; Heath, 1991; Salovey & Meyer, 1990; Salvador 6 Morales, 2009).
A su vez, dentro del concepto de inteligencia emocional se pueden definir las siguientes
competencias:
• Conocer las propias emociones, es decir, ser consciente del sentimiento que experimentamos.
• Mejorar las emociones, o lo que es lo mismo, controlar los sentimientos para que sean apropiados.
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Es así como, la inteligencia emocional es una habilidad relacionada con el dominio de los propios
sentimientos y los de los demás (Goleman, 1995, 1996, 1998).
8. Material de apoyo
• Vídeo
Inteligencia emocional.
• Artículo
9. Referencias bibliográficas
Pere, G., Agulló, M., Soldevila, A. y March, J. (2011). Conocer las emociones a través de juegos:
Ayuda para los futuros docentes en la toma de decisiones. Electronic Journal of Research in
Educational Psychology, 9 (24), septiembre, 617-640. Recuperado de
http://www.redalyc.org/articulo. oa?id=293122840007
Piqueras, J., Ramos, V., Martínez, A y Oblitas, L. (2009). Emociones negativas y su impacto en la
salud mental y física. Revista Suma psicológica, 16 (2), 85-112. Recuperado de
http://www.redalyc.org/ html/1342/134213131007/
Ramos, V., Piqueras, J. Martínez, A y Oblitas, L. (2009). Emoción y Cognición: Implicaciones para
el tratamiento. Revista Terapia psicológica, 27 (2), 227-237. Recuperado de http://www.scielo.cl/pdf/
terpsicol/v27n2/art08.pdf
Rodríguez, T. (2008). El valor de las emociones para el análisis cultural. Revista Papers (87), 145-
159.
Recuperado de http://www.raco.cat/index.php/Papers/article/view/90325/115506
Rosas, O. (2011). La estructura disposicional de los sentimientos. Revista ideas y valores, 60 (145),
5-31. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80918571001