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Resumen
El presente trabajo es una revisión de los principales modelos microeconómicos que han analizado el problema de la
ineficiencia X en organizaciones burocráticas. A partir del trabajo seminal de Niskanen, que parte del supuesto de
que existe eficiencia productiva en las organizaciones burocráticas, analizamos posteriores trabajos que modifican
los supuestos iniciales de Niskanen con el objetivo de explicar la existencia de ineficiencia X en las agencias buro
cráticas. La conclusión a la que llegamos es que en estas organizaciones pueden existir objetivos no coherentes con
la idea de eficiencia productiva. Así, para cada modelo, analizamos las implicaciones que tal comportamiento tiene
sobre la ineficiencia X.
l. Introducción
En los últimos años es cada vez más creciente la preocupación por la eficiencia producti
va con la que se prestan los servicios públicos. Han sido muchos los trabajos empíricos; na
cionales e internacionales, que han estudiado si el sector público produce de forma eficiente,
analizando tanto la eficiencia técnica (que hace referencia a la obtención de la máxima pro
ducción posible dada la cantidad de inputs empleada) como la asignativa (dado los precios
de los factores, la combinación elegida de éstos minimiza costes). Estos dos componentes de
la eficiencia productiva han sido definidos por Farrell (1957) quien, además, desarrolla una
metodología basada en el concepto de eficiencia relativa, para medir ésta. Dicha metodolo
gía permite «construir» una frontera eficiente con las mejores unidades productivas observa
das, de forma que la (in)eficiencia de una unidad se define como un índice que mide la dis
tancia de ésta a esa frontera. A partir de este trabajo pionero, ha surgido una amplia literatura
que trata de encontrar la mejor forma de construir la frontera eficiente (empleando tanto mé
todos matemáticos como estadísticos) 1.
Sin embargo, el objetivo de Farrell era obtener una «medida satisfactoria de eficiencia
productiva» (Farrell, 1957: 253) sin ahondar en las causas de ésta. Mucho más escasa ha sido
84 ANA RODRÍGUEZ-ÁLVAREZ, JAVIER SUÁREZ-PANDIELLO
donde:
y= cantidad de output. Se supone y> O.
W(y) = presupuesto máximo que el financiador está dispuesto a dar para que la agencia sumi
nistre el nivel de output y. Se supone que W(y) crece a ritmo decreciente. Es decir,
8W(y) O 8 2 W(y) O
--> y <
ay
o
a2y
C(y) =función de coste total (refleja los costes mínimos). Se supone que crece a ritmo cre
ciente. Es decir,
aw(y) aC(y)
---<-- [3]
ay ay
donde
8W(y)
8y
Z= W(y)-P [5]
Efectivamente, en este modelo el financiador pagará a la agencia el total de sus costes
(P = C(y)). Así, dado que parayN, W(y) es igual a C(y), el valor del excedente será igual a
cero. Es decir, en el modelo de Niskanen la agencia se apropia de todo el excedente del
consumidor.
88 ANA RODRÍGUEZ-ÁLVAREZ, JAVIER SUÁREZ-PANDIELLO
W,C W(y)
o Yp y
Figura 1
Los supuestos de los que parte Niskanen acerca de la función de utilidad de los burócra
tas ha sido muy cuestionado 6 . Una de las críticas más importantes que ha recibido el modelo
de Niskanen ha sido la de los autores Migué y Bélanger (1974). Estos autores, inspirándose
en la teoría de la ineficiencia X de Leibenstein y el modelo que Williamson (1963) desarrolló
para una organización de mercado, presentan un nuevo modelo de comportamiento burocrá
tico. En primer lugar, comprueban que el director de la agencia en el modelo de Niskanen,
intentando maximizar el presupuesto, produce a un coste minimo y obtiene un residuo fiscal
(entendiendo éste como la diferencia entre el presupuesto recibido y el coste mínimo de pro
ducción) nulo. Sin embargo, Migué y Bélanger señalan que la existencia de un residuo fiscal
positivo, puede proporcionar utilidad al burócrata ya que, incluso cuando no pueda apropiar
se directamente de él, sí podrá hacerlo indirectamente reinvirtiendo en la adquisición de in
puts que le reporten utilidad, incluso aunque no sean necesarios para la producción elegida,
como por ejemplo, gastos innecesarios en personal, oportunidades especiales de ocio o una
mayor comodidad en el trabajo. Por este motivo, Migué y Bélanger (1974: 29) advierten so
bre la ironía del resultado de Niskanen: «si Niskanen tiene razón en suponer que se está ma
ximizando el presupuesto de la agencia, entonces no se podrá incurrir en ningún gasto que no
contribuya a la producción, ya que competiría con el outpub>. De esta forma se sacrifica
«cualquier otro gasto deseable».
Organizaciones burocráticas e ineficiencia X: Una revisión de modelos 89
Ante este problema, modifican el modelo de Niskanen de manera que el burócrata elegi
rá una combinación entre dos bienes deseados: el output y el residuo fiscal. La restricción es,
como en el modelo anterior, que el coste total no sea superior al presupuesto 7.
Formalmente:
W(y) =presupuesto máximo que el financiador está dispuesto a dar para que la agencia smni
nistre el nivel de output y. Se supone que W(y) crece a ritmo decreciente. Es decir,
C(y) =función de coste total (refleja los costes mínimos). Se supone que crece a ritmo cre
ciente. Es decir,
aw(y) aC(y)
---<-- [8]
cy cy
Es decir, igual que sucedía en el modelo de Niskanen, en el modelo de Migué y Bélanger
se producirá también un nivel de output mayor que el socialmente deseable. Pero ahora el
burócrata escogerá valores positivos del residuo fiscal. Es decir, sacrifica parte del output
por un residuo fiscal positivo. En la figura 2 se comparan las soluciones de los modelos de
Niskanen y Migué y Bélanger. La agencia de Niskanen obtiene el máximo presupuesto pro
duciendo YN con costes mínimos y un residuo fiscal nulo. En cambio, en el modelo de Migué
y Bélanger se produce un menor nivel de output (yMB) a cambio de un residuo fiscal (RfMB)
positivo, que será utilizado por el burócrata para reinvertido en inputs u otros bienes que le
proporcionen utilidad. Este resultado es posible porque el burócrata, aprovechándose de la
asimetría de información de la que disfruta frente al financiador, declarará producir a unos
costes totales iguales a los ingresos totales, es decir, con un residuo fiscal igual a cero, utili
zando éste para adquirir «otros bienes deseables». De esta forma, Migué y Bélanger introdu
90 ANA RODRÍGUEZ-ÁLVAREZ, JAVIER SUÁREZ-PANDIELLO
w,c
o y
Rf
RfMB
o y
Figura 2
cen un modelo donde puede existir ineficiencia X (costes por encima de los mínimos) debido
al comportamiento optimizador del burócrata.
El propio Niskanen (1994: 274) acepta que la eficiencia productiva «no es el mejor su
puesto para construir una teoría del comportamiento de las agencias burocráticas». Por ello,
reconoce la inconsistencia de su modelo y la adecuación del modelo de Migué y Bélanger
para salvar ésta.
eficiente. No obstante, parece lógico pensar que, en su intento de maximizar su utilidad, po
dría discriminar los inputs eligiendo una combinación de ellos que no sea la óptima con rela
ción a sus precios.
En este sentido, Parkinson (1957), Tullock (1965), De Alessi (1969), Borcherding et al.
(1977), Orzechowski (1977) o más recientemente, Grosskopf y Rayes (1993) y Rodrí
guez-Álvarez y Lovell (2003) analizan organizaciones burocráticas y avalan la preferencia
de los burócratas por un determinado input 8 . Todos estos estudios parecen indicar, por tanto,
la posibilidad de ineficiencia asignativa en las burocracias.
En concreto, Orzechowski (1977), Grosskopfy Rayes (1993) y Rodríguez-Álvarez y Lovell
(2003) formalizan este argumento definiendo sendas funciones de utilidad a partir de los inputs y
los outputs. Se supone, además, que el objetivo de maximización de la utilidad está condicionado
a que el presupuesto total que recibe del financiador no sea inferior a sus costes totales.
Formalmente:
n
S.a. L W¡X¡ S: p [lO]
i=l
D 1 (y, x) ¿ 1 [11]
donde:
U(y, x) = función de utilidad del burócrata
y (y" Ys) =vector de outputs (r, s = 1, ... , m)
x(x¡, x1) =vector de inputs (i, j = 1, ... , n); se supone que 8U/8x; >O
P = presupuesto total que se supone ya asignado en el período
w(w;, w1) =vector de precios de los factores (i,j = 1, ... , n)
D¡(y, x) =función de distancia orientada al input que representa la tecnología de producción.
Si D1(y, x) = 1 implica eficiencia técnica, mientras que si D1(y, x) > 1 indica ineficiencia téc
nica.
De la función lagrangiana asociada se obtiene (ver Apéndice, sección 3):
8D1 (y,x)
w, -r au~,y) 1
OX¡
[12]
8D1 (y,x)
8xj
w;-raur1
92 ANA RODRÍGUEZ-ÁLVAREZ, JAVIER SUÁREZ-PANDIELLO
Aplicando el dual del Lema de Shephard 9, el lado izquierdo de la expresión [12] repre
senta el cociente de precios o productividades marginales de los inputs que, bajo las hipótesis
del modelo, minimizan los costes de producir el nivel de output dado. A esos precios se les
t,
denomina «precios sombra» w s ( w w J). Si se cumpliese la condición de mínimo coste,
dicho cociente debería ser igual al de los precios de mercado Sin embargo, la ecuación [12]
determina que ambos ratios pueden diferir debido al comportamiento maximizador de la uti
lidad del burócrata. Es decir, dependiendo de las magnitudes de las utilidades marginales de
los distintos inputs, el burócrata elegirá una combinación que puede coincidir o no con la que
sería eficiente desde el punto de vista asignativo.
Es posible comprobar si la elección del burócrata es la de mínimo coste mediante la si
guiente comparación:
ws
---'---
w, raur1
§ W¡
[13]
w~ Wj
J
W¡-raurj
Únicamente si wf jwj y w¡jwj coinciden, el burócrata, buscando maximizar su utili
dad, habrá elegido una combinación de inputs asignativamente eficiente. En caso contrario,
se comportará ineficientemente.
Por tanto, y dado además que el valor de D1(y,x) puede ser mayor que 1, este último
modelo burocrático concluye que puede existir tanto ineficiencia técnica como asignati
va debido al comportamiento maximizador de la utilidad del burócrata. Por tanto, este
modelo explica más explícitamente la naturaleza de la ineficiencia X que el de Migué y
Bélanger.
Por otro lado, ha sido menos numerosa la literatura que se enfrenta al tema de cómo se
comportan las agencias en presencia de incertidumbre (Bendor y Moe, 1985; Bendor et al.,
1985, 1987; Krause, 2002). Esta literatura cuestiona la hipótesis de que los burócratas deseen
y utilicen el residuo fiscal para sus propios fines debido al control al que están sometidos por
parte del financiador y a las amenazas de penalización. En concreto, Krause (2002: 7) recha
za explícitamente dicha hipótesis ya que, según su criterio, «la habilidad de engañar a los po
líticos para obtener financiación excesiva sin justificar gastos es altamente improbable». Por
el contrario, el burócrata estará preocupado por mantener una buena relación con el princi
pal. Así, aunque pida un presupuesto mayor que el necesario para la actividad corriente, este
excedente presupuestario (organizational slack) se utilizará para cumplir con las tareas que
el financiador espera de él, por ejemplo, hacer frente a cambios imprevistos, obtener recursos
Organizaciones burocráticas e ineficiencia X: Una revisión de modelos 93
adicionales que puedan reducir tensiones internas potenciales, etc. Obviamente, cuanto ma
yor sea el comportamiento averso al riesgo del burócrata, más valorado será el excedente
presupuestario y viceversa.
Entonces, segím los supuestos de este modelo, un gestor que podría parecer ineficiente
desde el punto de vista técnico (utiliza más inputs de los necesarios para la producción) po
dría ser simplemente «más prudente». Sin embargo, si consideramos similar grado de aver
sión al riesgo entre todos ellos, y dado que la ineficiencia es una medida relativa, este modelo
no explicaría la ineficiencia X que se manifiesta, en términos generales, en las organizacio
nes burocráticas. Además, estos modelos de incertidumbre sólo podrían explicar la parte de
la ineficiencia X debida a ineficiencia técnica, no así la debida a ineficiencia asignativa en
costes.
El modelo de Niskanen supone que el burócrata tiene un fuerte incentivo para recabar in
formación sobre su situación (y para ocultársela al financiador). Por su parte, el financiador
tiene menos incentivos para conocer las actividades de la agencia por lo que se muestra pasi
vo en el proceso de negociación. Ello unido a que en dicho proceso las agencias saben mu
cho más acerca de los costes y del proceso de producción de los servicios que los dirigentes
implica que, aunque en teoría existe un monopolio bilateral entre el financiador y el burócra
ta, la diferencia de información y de incentivos otorga al burócrata liD papel dominante en el
proceso de negociación.
Formalmente, este modelo parte de que el fmanciador puede obtener información sobre
la verdadera función de costes (C(y)), adquiriendo así poder sobre la agencia. Entonces, a di
ferencia del modelo de Niskanen, puede capturar el excedente del consumidor o beneficio
neto (Z) que ya hemos definido como la diferencia entre su disponibilidad a pagar por cada
1midad de output (W(y)) y el presupuesto que realmente paga (P).
Matemáticamente:
aw(y) aC(y)
--- --- [16]
ay ay
Es decir, a diferencia del modelo de Niskanen, la ecuación [16] implica que la valora
ción marginal del output es igual a su coste marginal. Es decir, si el fmanciador consigue una
información perfecta sobre la función de costes de la agencia, ésta producirá el nivel de out
put que coincide con el óptimo social y lo hará con costes mínimos (yP en la figura 2). De
esta forma, el financiador se apropiará de todo el excedente del consumidor (Z).
Sin embargo, Niskanen (1975) argumenta que los costes de estas actividades de con
trol por parte del financiador son tan altos que desincentivarán a éste a ponerlas en mar
cha, por lo que el modelo de Breton y Wintrobe no implicaría cambios relevantes en el
propuesto por él.
En este mismo sentido, Miller (1977) advierte a Breton y Wintrobe (1975) que están co
metiendo el mismo error del que acusan a Niskanen: «mientras que sostienen que Niskanen
yerra al suponer una legislatura pasiva, Breton y Wintrobe parecen suponer un director de
agencia pasivo». En el mejor de los casos, los gastos en instrumentos de control llevarían a
obtener una información parcial de los costes. En este caso, la solución (16) se modificaría
de la siguiente forma:
aw(y) ac*(y)
[17]
ay ay
Donde C*(y) es la función de costes a la que tiene acceso el financiador después de sus
gastos en instrumentos de control, siendo ésta superior a la de costes mínimos (C(y)) si la in
formación adquirida no es perfecta. Ahora la agencia produciría Yz (ver figura 3) siendo el
nuevo presupuesto P* = C*(y). En este caso, el excedente social debe dividirse entre el finan
ciador (que obtendría z* = W(y)-P*) y el burócrata cuyo residuo fiscal será (R/ = P*-C(y)).
Así, este modelo concluye que, en la medida en que el burócrata pueda ocultar información
sobre C(y) al financiador, existirá un residuo fiscal positivo (ya que P* > C(y)), lo que expli
ca la existencia de ineficiencia X.
Tras esta crítica al modelo de Breton y Wintrobe (1975), Miller (1977) plantea una situa
ción en la que el financiador decide el presupuesto y la agencia decide qué cantidad de éste
dedica al residuo fiscal y qué cantidad a la producción del output, utilizando como base un
juego simultáneo tipo Cournot. Con ello, introduce la teoría de juegos en el análisis de las
Organizaciones burocráticas e ineficiencia X: Una revisión de modelos 95
w,c
C*(y)
P*
o y
Figura 3
burocracias. Moene (1986) depura este modelo planteando la posibilidad de un juego no si
multáneo. Supone dos posibilidades:
b) El jinanciador «mueve» primero. Este modelo supone que, a través de las sucesi
vas negociaciones sobre el presupuesto entre agente y financiador, este último podría llegar a
conocer la respuesta de la agencia (en términos de output) ante cambios en el presupuesto (es
decir, conocer la función y= F(P)).
Bajo este supuesto, el financiador intentará negociar el presupuesto que maximiza el ex
cedente (Z), teniendo como base su información sobre la función y = F(P).
Matemáticamente:
lidad positiva, aprovechará su ventaja informativa para aumentar el residuo fiscal a media
que aumente el presupuesto. En este caso (ver Apéndice, sección 5) se cumple que:
aw(y) aqy)
--->- [20]
ay ay
tica (agente), y b) existe un conflicto de intereses entre ambos que se complica debido a la
existencia de asimetrias de información.
En este sentido, Miller y Moe (1983) proponen medidas de control para forzar a la
agencia a revelar sus verdaderos costes 10 . McCubbins y Schwartz (1984) defienden el
control ex post (premiando la obediencia y castigando la desobediencia). McCubbins et al.
(1987, 1989), por el contrario, enfatizan el control ex ante, diseñando procedimientos que
promuevan la obediencia desde el principio, para que la actividad de las agencias favorez
ca los intereses del principal. Moe (1990), Horn (1995) o Moe (1997) critican este enfoque
argumentando que las burocracias se crean para impedir que en el futuro otro Congreso,
con otros intereses, pueda controlar la burocracia. Por ello, para evitar que sirvan intereses
de los grupos en el poder (tanto presentes como futuros), las agencias burocráticas son
creadas como organismos independientes de organización con unas normas precisas, conti
nuas y uniformes.
No obstante, Meier y Krause (2003) han señalado ciertas limitaciones asociadas al mo
delo agente principal:
En definitiva, parece que la cuestión relevante es: ¿quién controla la burocracia? Como
señaló Moe (1984), en un extremo se encuentra Niskanen quien argumenta que las relaciones
entre agente-principal están dominadas por la agencia, mientras en el otro extremo, Breton y
Wintrobe (1975), argumentan todo lo contrario. Entre medias de ambas posturas existen infi
nitas respuestas, en función de los supuestos que tengan en cuenta los distintos modelos.
A modo de resumen, en esta sección se ha intentado esquematizar las repercusiones que
los distintos supuestos de los que parten los modelos analizados tienen sobre la ineficiencia
X de las agencias. La mayoria de ellos concluyen que los burócratas aprovecharán la infor
mación asimétrica para obtener un residuo fiscal que utilizarán en su propio beneficio, lo que
explica la ineficiencia productiva caracteristica de estas organizaciones.
Una vez que se ha justificado la presencia de dicha ineficiencia, la siguiente cuestión es
si existe solución a este problema, y si es así cuál es esta solución. Siguiendo a Przeworski
(1996), a continuación sintetizamos las medidas que se han apuntado para reducir los proble
mas de eficiencia de las agencias burocráticas 11 :
1) Creación de incentivos dentro de la agencia burocrática (sueldos altos para atraer
agentes de alta calidad, posibilidades de promoción, etc.).
2) Establecimiento de controles o frenos institucionales para evitar corrupción e inefi
ciencia. Sin embargo, ya hemos adelantado lo dificil que puede ser llevar esto a la práctica.
Los controles se suelen realizar vía producción (controlando la actividad de los burócratas
que haga posible la pérdida del empleo o el traslado en caso de mal desempeño, etc.). Pero,
como ya hemos señalado, el output de las agencias burocráticas es muy dificil de medir, lo
que puede ocasionar que los burócratas desvíen su atención a la producción que está siendo
observada (outputs visibles) descuidando los outputs no visibles (Lindsay, 1976).
3) Creación de múltiples principales o múltiples agentes con objetivos disonantes (por
ejemplo, algunas agencias que deben gastar y otras que deben reducir el gasto).
4) Creación de competencia, sea entre agencias estatales y privadas, o entre agencias
estatales. Aunque esto pueda ocasionar un aumento inicial de los costes, la competencia faci
litarla un mayor control y por tanto mejoras de eficiencia (Mueller, 1989). Sin embargo, en
este sentido es preciso recordar a Faith (1980) quien apuntó que al aumentar la competencia
entre agencias, éstas pueden aumentar sus actividades de rent seeking gastando recursos en
promocionarse frente a la competencia para obtener mayores «rentas» o, por el contrario, po
drian coludir (Tirole, 1986), lo que dificultaría aún más la posibilidad de control.
5. Discusión y conclusiones
A la hora de analizar la eficiencia con la que se suministran los bienes y servicios finan
ciados por el gobierno es necesario detenerse previamente a analizar sus especiales caracte
rísticas. Este sector se caracteriza por la existencia de comportamientos e incentivos no coin
cidentes con los postulados de la teoría neoclásica tradicional. Por este motivo, en este
Organizaciones burocráticas e ineficiencia X: Una revisión de modelos 99
trabajo se han repasado los principales modelos que han intentado dar una explicación al
problema de la eficiencia productiva en organizaciones burocráticas.
El análisis parte del trabajo seminal de Niskanen quien concluye que, bajo el supuesto de
que el burócrata busca maximizar su presupuesto, intentará producir lo máximo posible y
será eficiente desde el punto de vista productivo. Sin embargo, los modelos posteriores criti
can esta hipótesis justificando la posible existencia de ineficiencia X (en términos de inefi
ciencia técnica y/o asignativa) en las burocracias. Es decir, los burócratas pueden actuar si
guiendo criterios diferentes del de maximización del output y/o minimización de costes. Este
análisis puede servir para arrojar cierta luz sobre la naturaleza y el origen de la ineficiencia
productiva en organizaciones burocráticas.
Resta ahora al análisis empírico, la contrastación de estas teorías mediante la medición
de dicha ineficiencia X, siguiendo la idea pionera de Farrell. Sin embargo, consideramos cru
cial que, en este análisis, se tengan en cuenta los modelos de comportamiento burocrático
aquí presentados. No obstante, las hipótesis de la teoría microeconómica de la burocracia no
siempre han orientado el análisis empírico. En este sentido, han sido numerosos los trabajos
que utilizan funciones económicas tales como la función de producción (que implica el su
puesto de maximización de la producción dados unos factores productivos) o la función de
costes (que implica el supuesto de que los agentes buscan la minimización del coste). Obvia
mente, estos supuestos son, cuanto menos, cuestionables a la vista de las conclusiones obte
nidas en este estudio. Por tanto, antes de llevar a cabo cualquier trabajo empírico sobre buro
cracias, se impone la previa consideración de qué supuestos estamos dispuestos a admitir,
eligiendo la tecnología adecuada a cada caso. Button y Weyman-Jones (1992); Leibenstein y
Maital (1992); Grosskopfy Rayes (1993) o Rodríguez-Álvarez (2001) sugieren, además, el
empleo de técnicas alternativas que no incluyen dichos supuestos y que, por tanto, podrían
ser más convenientes en el estudio de organizaciones burocráticas.
Apéndice
l. El modelo de Niskanen
La función de Lagrange correspondiente al sistema [1]-[2] será:
y::: O; Y aL =O
= [A.2]
ay
aL
- = W(y) -C(y);:: O [A.3]
o'A
100 ANA RODRÍGUEZ-ÁLVAREZ, JAVIER SUÁREZ-PANDIELLO
aw(y) aC(y)
--<-- [A. S]
ay ay
b) Si A.= O la solución será a~y) =O. Esta solución es un caso especial en el modelo
de Niskanen. Si la demanda es relativamente inelástica, la agencia se encontrará en la «re
gión restringida por la demanda». Si esto es así, el burócrata no tiene ningún incentivo a ser
eficiente sino que, por el contrario, se espera que produzca a unos costes superiores a los mí
nimos.
[A.9]
aL
-=W(y)-C(y)-Rf=O [A. lO]
aA.
Suponiendo, Rf> O; y> O, a partir de {A. S] y [A.9] se llega a:
En caso de no saturación,
8U(Rf,y) >O
cy
y
8U(Rf,y) O
---'--':.___:_::_-'-- > '
cy
por tanto:
aw(y) C(y)
--<- [A.l2]
cy cy
[A.13]
aL - 11 aL
-=P- LWX· 20· 'A20; A-=0 [A.15]
a~c i=I ' 1 , a~c
aL
-=-l+D1 (y,x) 2 O; e 2 O; [A.16]
ae
Suponiendo x(x;, x) >O, a partir de [A.14] se deduce:
[A.17]
ax¡ 1
ax¡
102 ANA RODRÍGUEZ-ÁLVAREZ, JAVIER SUÁREZ-PANDIELLO
-laU(y,x)j
aD¡(y,x)
W¡ m¡
A
ax¡
[A.18]
[A.20]
[A.21]
aL
aA = P-C(y) ~O; A~O; AaL =0 [A.22]
aA
Suponiendo y> O; P >O, de [A.20] y [A. 21] se deduce que:
aw(y) = aC(y)
ay ay [A.23]
5. El modelo agente-principal
La función de Lagrange asociada al problema [18]-[19] viene dada por:
L = W(F(P))- P [A.24]
Organizaciones burocráticas e ineficiencia X: Una revisión de modelos 103
1
[A.26]
BF(P)
aP
BC(y) 1
---<--
ay BF(P) [A.28]
aP
Notas
l. Para una revisión de esta literatura ver Lovell y Muñiz-Pérez (2003).
2. Como señaló Leibenstein (1966: 412), la ineficiencia X «pennite sugerir un enfoque de la teoría de la empresa
que no depende del supuesto de minimización de costes por parte de todos los empresarios. El nivel de coste
unitario es función, en alguna medida, del grado de ineficiencia X». Así, la ineficiencia X explica la ineficien
cia en costes (ya sea ineficiencia técnica o asignativa en costes). En este sentido, es importante señalar que el
trabajo de Leibenstein (1966) compara la ineficiencia X con la ineficiencia en la asignación de bienes (debida
al poder de mercado). Esta ineficiencia asignativa nada tiene que ver con la ineficiencia asignativa en costes,
pero el empleo de la misma tenninología para describir conceptos distintos puede dar lugar a cierta confusión.
3. Para argumentar su teoría, Leibenstein (1975: 582) utiliza «suposiciones que están en contraste con el princi
pio de comportamiento maximizador (optimizador) de la teoría microeconómica convencional», sugiriendo
104 ANA RODRÍGUEZ-ÁLVAREZ, JAVIER SUÁREZ-PANDIELLO
que el individuo no se comporta ni «totalmente racional» ni «irracionalmente», sino que escoge algún grado de
racionalidad tal como este ténnino es usado por los economistas (p. 582). Esta teoría ha sido muy debatida,
siendo quizás la crítica más dura la que planteó Stigler (1976) quien cuestiona la idea de irracionalidad en el
comportamiento individual al explicar que los trabajadores eligen entre diversas opciones (trabajo, paz, tiem
po de ocio, calidad de vida, etc.) buscando maximizar su utilidad, lo que probablemente no maximizará el be
neficio empresarial. Por ello, desde el punto de vista de Stigler, la llamada ineficiencia X no sería sino conse
cuencia de un fallo en la observación de lo que realmente maximizan los iudividuos. Al margeu de este debate,
lo que sí parece claro es que Leibenstein y su coucepto de ineficieucia X ha abierto la puerta al desarrollo de
nuevas teorías microeconómicas, altemativas a la ueoclásica tradicioual, que intentan explicar la naturaleza de
la ineficiencia.
4. Referencia indirecta (ver Gerth y Mills, 1946).
5. Aunque el modelo de Niskanen explica el tamaño del sector público, uo sirve para analizar su crecimiento. En
este sentido, Tullock (1974) explica cómo a los empleados de las agencias burocráticas les interesa aumentar
el número de burócratas ya que, así, dispondrán de mayor poder político para aumentar su salario en el si
goiente período. Esta teoría explicaría además el crecimiento temporal del sector público y no sólo su tamaño
[ver también, Buchanan y Tullock (1977) o Bush y Denzau (1977)].
6. Ver, por ejemplo, Margolis (1975).
7. Si se supone que el residuo fiscal es positivo, esta restricción será satisfecha siempre.
8. Excepto De Alessi (1969), que supone preferencia por el input capital, y Grosskopfy Rayes (1993), que no es
pecifican ninguna preferencia a priori, todos estos autores consideran que existe preferencia por el factor de
producción trabajo.
9. El dual del lema de Shephard nos dice que:
siendo
w¡'(y,x)
el precio sombra del input i que minimiza costes dados (y, x).
10. Ver Mueller (1989) o Kraan (1996) para un desanollo formal del modelo.
11. Para una discusión sobre este tema, ver también Albi et al. (1997).
Referencias
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Bendor, J. y T. Moe (1985), "An Adaptative Model ofBureaucratic Politics", American Political Sci
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Abstract
This paper is a survey ofthe main microeconomic models which have analysed the problem ofX-inefficiency in bu
reaucratic organisations. Beginning with the seminal model of Niskanen, which assumes productive efficiency in
bureaucracies, we analyse subsequent papers which modify the assumptions ofthe Niskanen model in order to ex
plain X-inefficiency in public agencies. The conclusion ofthis paper is that in these organisations, incentives can
exist which are not consistent with the idea ofproductive efficiency. For each model studied, we analyse the implica
tions ofthis behaviour for X-inefficiency.