Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ARTICULO 805
CONCORDANCIAS:
C.C. arts. 332, 343, 348, 353, 667, 674 a 679, 724, 742
REG. R.T. arts. 1 ¡nc. d), 4,12
Comentario
1. Consideraciones f!enerales
Bajo el común nomen iuris de "caducidad", los artículos 805, 806 Y 807 del
Código se ocupan de tres situaciones jurídicas bastante distintas entre sí:
1
legítima (por ejemplo, se la ha sujetado a una condición).
Aunque las tres citadas situaciones han sido colocadas bajo la denominación
de "caducidad", tanto por lo que toca al momento en que la causal se produce,
como por el origen de la causa, como por los efectos y alcances que genera,
son más las diferencias que los puntos que tienen en común. Porque, en
verdad, lo único esencial que hay en común es la tutela a la legítima de los
herederos llamados forzosos, que por una u otra razón resulta afectada
cualitativa o cuantitativamente.
Por otro lado, cabe precisar que en cuanto a la mal llamada "caducidad", no
hay en verdad "caducidad del testamento", sino extinción o ineficacia de
disposiciones testamentarias que perjudiquen los derechos de ciertos
sucesores preferentes, o que no puedan ser ejecutadas, o que el Derecho,
sustituyéndose en la voluntad del testador, considere que hay que suprimir en
todo o en parte. Por ende, el testamento como tal no caduca, a menos que
contenga exclusiva y únicamente disposiciones de tal suerte perjudiciales o no
queridas (vid. Lf.NATTA, p. 411 ).
En lo que atañe al contenido de la figura debe señalarse que los tres casos
contemplados en el numeral 805 poco tienen de común entre sí, pues
corresponden a muy distintos supuestos de invalidez o de ineficacia
sobrevenida a la confección del testamento.
Por otra parte, varios de estos supuestos que se llaman de caducidad, son
supuestos de hecho o derecho no exclusivos de la voluntad testada (excepto el
caso de desheredación), y también se aplican para la sucesión ab intestata.
Pero en la medida que la institución hubiese sido testamentaria y no por
llamamiento legal, la ley anuda unas determinadas consecuencias: o la
invalidación o la ineficacia de la designación hereditaria. Por invalidez ocurre
una privación del derecho a suceder por el heredero instituido -el ordenamiento
no quiere que el mecanismo sucesorio se abra para tal heredero- y por tanto él
no sucede; la institución como tal se invalida. Por la ineficacia, en cambio, la
institución es válida, pero resulta de imposible cumplimiento. Me parece, salvo
mejor opinión, que esta presentación es más exacta que la que formula
Lanatta, para quien "la caducidad consiste en la pérdida de eficacia del
2
testamento o de alguna de sus disposiciones no por declaración o acto del
testador, sino por sobrevenir circunstancias de hecho a las que la ley atribuye
tal efecto" (LANATTA, p. 411).
En conclusión, la (mal) llamada "caducidad" sucesoral hereditaria (para
distinguirla de la del legado) la defino como aquella situación jurídica que tiene
su origen en determinados supuestos normativos y en virtud de la cual queda
sin efecto o sin valor jurídico total o parcialmente la disposición testamentaria
que instituya uno o más herederos (sobre el desarrollo de esta definición
propuesta vid. LOHMANN, pp. 471-473).
El inciso 1) alude a los herederos mal llamados forzosos, que solamente son
aquellos citados en el artículo 724, o sea, los hijos y demás descendientes, los
padres y demás ascendientes y el cónyuge. Estos forzosos tienen derecho a
compartir la herencia con otros forzosos, o deben ser preferidos sobre los
voluntarios designados, salvo que, como ya he dicho, los "forzosos" hayan
3
recibido su legítima con legados o donaciones, pues si ésta ya se ha recibido
nada hay que impida designar a otro como heredero.
Una primera lectura del inciso 1) parecería tener que llevar a la conclusión que
la caducidad solo se produce cuando después de la confección del acto
testamentario nacen hijos, nietos u otros descendientes, o cuando el testador
haya contraído matrimonio. Los ascendientes, pues, quedarían exclui os. Pero
eso no es del todo correcto, porque con posterioridad al testament su autor
puede haber sido adoptado generando en favor del adoptante los der chos
sucesorios y legitimarios consiguientes (vid. CORNEJO CHAVEZ,-p. 7 Y 83).
En lo que respecta al cónyuge como heredero forzoso, el Código de 1984 ha
introducido importantes novedades respecto del Código anterior. La más
significativa para estos efectos consiste en no haberse reproducido la
prohibición contenida en el artículo 770 del corpus derogado, el cual privaba al
cónyuge de la herencia si el causante falleciera antes del año de celebrado el
matrimonio, salvo que hubiesen procreado hijos. El nuevo tratamiento legal ha
prescindido de esa regla y la que recoge limitaciones temporales (artículo 826)
solo alude a la sucesión legal, pero no creo que a la calificada como forzosa,
siendo discutible la remisión que el artículo 729 hace a la sucesión intestada,
como creo ya haberlo demostrado y que es crítica también compartida por la
demás doctrina nacional relevante.
4
hipótesis. Perfectamente pudo haberse prescindido de ellas y nada hubiera
pasado. Su adscripción a la caducidad es la más perfecta muestra de cuán
artificial es esta regulación normativa.
Bien mirado, no estamos ante un genuino caso de invalidez, sino, como dice
Echecopar, de simple imposibilidad de ejecutar la voluntad del testador
(ECHECOPAR, p. 235). O para decirlo con nuestro vocabulario, es una clara
hipótesis de ineficacia de la disposición testamentaria. No es que la ley la
considere indigna de valer; es que la voluntad no puede ver cumplido su
destino.
Análogos comentarios cabe realizar sobre el supuesto legal de premoriencia
del designado como heredero. ¿Qué sentido tiene declarar caduco su
nombramiento si, por haber muerto antes que el testador, no puede ejercer
derechos sucesorios para sí ni ser tomado como referencia en favor de
representados que no tiene?
En el capítulo que el Código dedica a la representación sucesoria ya está
establecido que heredan al testador los descendientes del premuerto. Por lo
tanto, si no deja descendientes no hay sucesores en esa línea. Lo de la
caducidad, pues, resulta por entero superfluo, ya que no se ve razón de crear
una figura que tiene por objeto suprimir del mundo jurídico una designación de
heredero que de todas maneras no tiene ni va a poder tener efecto alguno, se
mire por donde se mire.
5
El segundo supuesto del inciso 2) dispone la caducidad de la institución
hereditaria que hubiera recaído en la persona de quien el testador se hubiera
divorciado o separado judicialmente por culpa propia.
El asunto carece de complejidad. Por lo demás, ya está dicho en el artículo 353
del Código, según el cual los cónyuges divorciados no tiene derecho a heredar
entre sí. Lo que aparentemente quiso el legislador reiterar en tema de
caducidad es que aunque el testamento haya designado heredero al cónyuge,
dicha designación decae ipso jure desde que el divorcio es declarado y con
efectos retroactivos. La razón de estas normas parece atendible: se supone
que la institución hereditaria se hizo en consideración al estatus matrimonial y
al afecto consiguiente.
Pero hay que tener cuidado. Tanto el divorcio como la separación judicial a la
que acto seguido me referiré, han de haber sido posteriores al testamento.
Yeso no es todo. También hay que tener tiento en cuestiones de revocación e
interpretación. Pongo un ejemplo: que el testador ya divorciado revoque
parcialmente el testamento otorgado antes del divorcio, sin incluir entre las
disposiciones que revoca aquella en la que instituía heredero a su ex cónyuge.
A mi entender, salvo que concurran otras circunstancias ilustrativas que
demuestren voluntad contraria, me inclinaría por preservar la disposición
manteniendo firme la situación hereditaria, porque todo conduciría a pensar
que al momento de revocar el testadar no quiso retractarse del deseo de que lo
heredara quien fue su cónyuge. Razones residuales afectivas tendrá quien así
actúa.
6
excepcional, debe interpretarse restrictivamente, sin agregar a la separación de
patrimonios consecuencias legalmente no previstas.
El legislador, tal vez, haya estado pensando en los casos en los qu el testadar
demanda procesalmente para justificar su decisión (artículo 751), o cuando la
desheredación es contradicha (artículos 750 y 752). Sin embargo, poco que se
mire bien se verá que si las sentencias confirman la decisión de estador, se
tiene ésta por correcta y valedera, de lo que se sigue que esta desheredación
estuvo bien hecha, no hubo institución de heredero que pueda hacerse
caducar.
y a la inversa, si la sentencia es negativa y la decisión del testador no se
justificaba, pues no hubo desheredación válida, pero en el testamento tampoco
7
ha habido institución de heredero. Y entonces el afectado deberá reclamar su
cuota de legítima por imperio de la ley, mas no porque el testador lo hubiera
instituido heres por su voluntad, que precisamente fue declarada como
intencional y deliberadamente contraria a la institución.
Por otro lado, el inciso 3) dice que caduca la institución "sí el heredero pierde la
herencia por declaración de indignidad". Eso de que el indigno pierde la
herencia es un eufemismo. Perder algo es extraviarlo; dejar de tener lo que se
tenía. La verdad con la indignidad es muy otra, porque el declarado indigno
queda excluido de la herencia al quitársele el derecho al que podía acceder. Es
decir, aunque el testador lo hubiera designado expresa o implícitamente (por
ejemplo: mis hijos, mis sobrinos) el indigno nunca sucederá jurídicamente a
quien iba a ser su causante. No puede perder lo que nunca ha tenido. Habrá
habido vocación hereditaria forzosa, habrá habido llamamiento, pero respecto
de él no puede haber delación; el indigno queda impedido de entrar a la
sucesión.
DOCTRINA
JURISPRUDENCIA
8
o que están concebidos al momento de su muerte, a condición de que nazcan
vivos"
(Exp. N° 506-95-Quinta Sala, Gaceta Jurídica N° 27, p. S-A).
9
PRETERICIÓN DE HEREDEROS FORZOSOS
ARTICULO 806
CONCORDANCIA:
Comentario
1. Definición de preterición
El Código no define la preterición. Solamente anuncia su consecuencia:
invalida la institución de heredero "en cuanto" (y esta palabrita ya es conflictiva)
se afecte la legítima del preterido. Y entonces a poco que se medite se verá
que el legislador define la causa por la consecuencia: la invalidez de la
institución de heredero. Pero esta consecuencia -que el legislador califica de
invalidez- entraña, a su vez, una petición de principio, porque dice que hay
invalidez por preterición si existe heredero designado y en cuanto se afecte lo
que Corresponda al preterido. ¿Y acaso no habrá preterición, me pregunto,
cuando se afecta la legítima porque el testador distribuye todo en legados sin
designar primero cuya institución deba invalidarse?
10
herederos forzosos. Empero esta presentación tomada del artículo 723 del
Código es incompleta para el análisis que ahora nos preocupa, porque
solamente muestra el lado negativo: legítima es aquello de lo que no se puede
disponer. ¿Qué es, entonces, la legítima? A efectos prácticos, la legítima es
una cierta porción del acervo patrimonial (ideal o ficticio) del causante,
resultante de determinar los activos, restar los pasivos y agregar las
donaciones. Una parte del valor de este acervo debe pertenecer a los
legitimarios y tienen derecho a recibirlo con motivo de la muerte de su causante
(aunque no necesariamente de él) si no lo recibieron en vida.
11
ha dispuesto ni directa ni indirectamente sobre bienes en valor equivalente a la
cuota que como intestado habría de corresponder allegitimario.
Ahora bien, nótese que la norma estatuye la preterición "en cuanto resulte
afectada la legítima". ¿Qué significado debemos dar a estas expresiones? A mi
entender, "en cuanto" no se ha empleado como equivalente de quantum o
cantidad, sino como sinónimo de "cuando". De esta manera, la regla habría que
leerla así: hay preterición, y en su caso podrá ser invalidada la institución de
heredero, cuando el testador omita mencionar allegitimario y además
precisamente por la omisión lesione su legítima (del forzoso preterido, se
entiende). Porque me parece clarísimo que si el testador no incluye
allegitimario como heredero, pero de otro modo ha cumplido con pagarle su
legítima (digamos con donaciones en vida o con legados), ellegitimario ha visto
satisfechos sus derechos legales y no tiene por qué reclamar más.
2. Efectos de la preterición
12
a) La invalidación
La segunda parte de esta regla de preterición estatuye que luego de haber sido
pagada la legítima del preterido, la porción disponible de la herencia pertenece
a quienes hubieran sido instituidos indebidamente herederos, cuya condición
(sic) legal pasa a ser la de legatarios.
La disposición normativa es clara en el mandamiento pero su aplicación puede
ofrecer algunas dificultades.
Lo primero que hay que precisar es eso de pago de la legítima. Esta expresión
hay que tomarla con pinzas. Lo que me parece que ha querido decirse es
atribución de su legítima (y tampoco es del todo exacto) al indebidamente
preterido. En efecto, la legítima, en realidad, es un derecho de cuota sobre una
porción ideal de la herencia más donaciones, y la invalidación que se declare
por preterición no es título atributivo automático de la herencia, sino
descalificación del derecho de otro. Como hemos tenido ocasión de ver,
después de la invalidación se precisa de una resolución que declare al
preterido como heredero legal, a fin de otorgarle el título correspondiente en el
que no fue investido por el testador.
13
Por efecto de la invalidación de la disposición institutoria, el sujeto queda
privado de la posición hereditaria que tenía y, por consecuencia, de los
derechos sucesorios respectivos en lo que se superponían a los de preterido.
Al preterido, como hemos dicho, solo se le reconocerán formalmente esos
derechos después de ser declarado heredero. En esto se diferencian
claramente la preterición del menoscabo.
El problema estriba en que al indebidamente instituido como heredero y cuyo
nombramiento se invalida, solo se le reputaría legatario por la porció disponible
de la herencia, luego (después) del pago de la legítima del preterid . Y eso no
es lógico, ni cierto, ni siempre posible. Veamos:
- Los legados, por su naturaleza, recaen sobre el neto de la masa hereditaria
(es decir, el legatario no responde por las deudas y pasivos del causante, sin
perjuicio de los que afecten al bien legado) y de ordinario se especifican en
bienes determinados, salvo lo dispuesto en el artículo 756. Esta salvedad
implica que el legado equivale a una arte alícuota -o sea, proporcional- de la
herencia, o que un mismo bien o derecho se adjudica en conjunto a dos o más
legatarios.
14
Esto hay que entenderlo con cuidado y no ad pedem litterae. Lo que se ha
querido expresar es que por efecto y consecuencia de la invalidación, se debe
hacer un recálculo de a cuánto asciende la cuota legitimaria del preterido y su
respectivo valor, para de esa manera determinar la porción ideal disponible
remanente a la que el invalidado tiene derecho a raíz de la invalidación. En
otras palabras, por efecto de la invalidación, y en la medida y quantum de lo
disponible, se produce una sustitución ideal, de modo que quien era heredero
deja de serio y -según la norma- pasa a ser legatario, como si siempre lo
hubiera sido. Lo contrario, o sea la interpretación literal de la norma, es
inadmisible en la mecánica sucesoral, porque supuestamente en una fecha se
produciría la invalidación, en otra fecha el pago de la legítima y en otra fecha
ulterior la conversión a legatario. Eso no es razonable, porque se es sucesor
desde la muerte del causante, como heredero o como legatario, y lo que hace
la ley en este artículo es atribuir una interpretación a la voluntad del testador
como si ese hubiera su deseo desde que hizo el testamento, y con eficacia
desde su deceso. No puede haber, en suma, vacío temporal alguno entre la
invalidación del nombramiento de heredero y la conversión a legatario del así
nombrado, siempre que en la porción disponible quede lugar para incluirle. Son
cosas automáticas; es un cambio de un derecho por otro, con independencia (o
con limitación) de los bienes sobre los que a la postre deba recaer ese
derecho.
Solo un punto final para cerrar este largo comentario sobre la preterición. Yes
que bien puede suceder que al convertir en legatario al heredero mal
nombrado, éste termine resultando beneficiado, pues la parte de libre
disposición acaso resulte ser superior a la de la cuota del preterido, en
particular porque el legatario no responde por las deudas de la herencia, salvo
disposición contraria del testador, según el artículo 879 del Código.
DOCTRINA
15
(Exp. N° 506-95-Quinta Sala, Gaceta Jurídica N° 27, p. S-A)
16
MENOSCABO DE LA LEGITIMA
ARTICULO 807
CONCORDANCIA:
Comentario
Al igual que la de preterición, esta figura nada tiene que ver con la caducidad.
Ni caducidad del testamento, ni de disposiciones testamentarias, ni invalidez
alguna; simple reducción de las disposiciones que menoscaben la legítima y
correlativo complemento de lo que corresponda a ésta.
Lo que nuestro Código Civil regula en el artículo 807 es una pretensión bifocal.
La actío ad supplendam legítímam es pretensión que persigue el incremento de
la cuota asignada hasta lo que por legítima corresponda y, por efecto natural, la
reducción de lo atribuido a otro u otros o que, sin estar atribuido a nadie en
especial, lesiona la legítima (por ejemplo, una condición).
Cabe precisar que la norma del artículo 807 se refiere a todas las disposiciones
testamentarias, mencionadas legalmente o no, cualquiera que fuera su
17
naturaleza, y sin otras excepciones que las categorizadas como de caducidad o
de preterición (en cuanto al desarrollo de esta opinión vid. LOHMANN, pp. 508-
509).
Por otro lado, en lo que concierne al carácter del menoscabo Lanatta parece
restringir el concepto a una cuestión de reintegro de diferencia. De esta
manera, según entiendo, relaciona el menoscabo con la reducción de lo
excesivamente entregado o adjudicado a otro (vid. LANATTA, p. 112).
- Objeto de la pretensión
18
El contenido concreto dependerá, por supuesto, de cada testamento particular
y de la índole de las disposiciones presuntamente dañinas. Pero aquí interesa
señalar que el objeto de la pretensión no versa sobre el derecho a tener cuota
legitimaria (por donación, herencia o legado), que no es punto de controversia,
sino sobre las disposiciones que en su ejecución ocasionan que en los hechos
esa legítima quede mermada en su quantum o en su poder de goce. De ello se
sigue que, si bien atacando el testamento, el reclamo persigUe la integración
material de la legítima agregándole los bienes o derechos sucesorios, o su
equivalente en dinero, en la cuantía suficiente para completarla.
19
A mi modo de ver no se trata de una genuina petición de herencia. En efecto, la
pretensión cuestiona la disposición testamentaria: es decir, aunque se dirige y
demanda directamente contra el sucesor beneficiado con la disposición que se
considera excesiva, el objeto de impugnación es el acto que le atribuye ese
derecho y que menoscaba la legítima de un heredero.
DOCTRINA
20