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a) El actor creativo:
Stanislavsky buscaba formar un actor creativo, entiende que el trabajo con una obra de
teatro es una tarea colectiva. Para ello demanda la intervención, la creatividad de los actores.
Distinguía entre actores activos y actores pasivos.
Hay actores que no preparan nada en casa, que no estudian ni analizan la obra, que no
trabajan su papel, ni tienen iniciativa en los ensayos, solo esperan que les guíe el director y
se convierten en robots, en actores-repetidores, son los actores abúlicos, pasivos.
Pretendía crear una atmósfera creativa, un ambiente de trabajo adecuado. Este ambiente no
solo queda circunscrito a los ensayos, sino a todo el proceso de trabajo con la obra. Decía:
“el actor está embarazado del papel” Al igual que la madre trae un niño al mundo, el actor
trae un personaje al mundo.
j) Memoria emotiva:
Igual que la memoria visual pude reconstruir la imagen interior de algún objeto olvidado, lugar
o persona, la memoria emotiva puede hacer revivir sentimientos que antes ha
experimentado.
l) Dicción:
La palabra es la melodía de la obra. Es tan importante como el canto en la música. La
mala dicción provoca confusión, reconexión por parte del espectador. No se puede hablar
mecánicamente en escena, de forma irreflexiva, como loros. No se deben usar palabras sin
alma, sin sentido. Las palabras no deben estar divorciadas de las ideas, de la acción. La
misión principal de la palabra es la transmisión de las ideas, de los sentimientos, las
imágenes, los conceptos… Convertir las palabras de otra persona en suyas propias.
La palabra pronunciada en escena ha de reflejar el mundo interno, los deseos, los miedos,
las ideas… del personaje. El actor debe comprender el contenido de las palabras que va a
decir.
Las palabras deben sonar a auténticas, vestidas de auténticos sentimientos.
Aparte de las pausas lógicas (las pausas sintácticas, ortográficas) existen las pausas
psicológicas: las que convierten los silencios en elocuencia, está llena de actividad y es rica
en contenido interior.
Como en los cuadros que existe una gama de colores, así también en el lenguaje hay
distintos planos en la dicción, distinta fuerza expresiva, distinta entonación. Así se resaltará
una sílaba o una palabra, o una frase o un fragmento según la importancia dentro de la obra.
m) Ética teatral:
Para estar inspirado un actor a una hora determinada, a la hora de actuar, necesita una
disciplina, un sentido del esfuerzo colectivo. El esfuerzo creador colectivo es la raíz del arte
teatral. Dar vida a un personaje en escena no es fácil, supone mucho trabajo, hay que
dotarse de una disciplina, de un hábito y de una técnica.
Saber mantener el control, no dejarse llevar por ovaciones y alabanzas, son peligrosas
tentaciones, halagan la vanidad personal. Rechazar el exhibicionismo. “Ama al arte en ti
mismo, no a ti mismo en el arte”. El éxito es transitorio y efímero. La lucha por destacar entre
actores, directores, los celos ante el éxito de los demás, las discordias por diferencia de
salarios y de la clase de papeles en el reparto, constituyen el peor de los males de la
profesión teatral.
Crear algo a la vista de un público, palabras impuestas por un autor, decorado diseñado por
un escenógrafo, montaje realizado por un director, más los temores e inseguridades del
actor, todo ello condiciona mucho las dotes naturales del actor. Con la técnica, con la
experiencia y con la voluntad se irán superando.
Por otro lado, un uso en exceso, exagerado de la técnica puede llegar a inhibir, conducir a
una actitud hipercrítica, y dar un resultado contraproducente.
El actor debe tener amplios conocimientos: arte, literatura, pintura…
Bibliografía: