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En el deshuesadero, entre una montaña de chatarra un robot oxidado, pequeño

como una cámara de fotos, con ruedas y ojos iluminados que indicaban estar

funcionando y observándome.

Al acercarme robot hizo giró las ruedas en un esfuerzo por salir, huir de mí. Estaba

atascado. Entre dos placas de acero. A su vez las placas estaban trabadas por

más chatarra. El conjunto hacía pensar en una montaña con una caberna a sus

pies. Para liberar al robot necesitaba retirar todo. Justamente a eso había venido.

Le dije:

-Aguantá. Vay a ayudarte a salir, pequeñín. Vas a volver a andar. Tuviste suerte.

¿Están roto? No entiendo como te tiraron. Yo siempre digo que todo se puede

arreglar. Los de tu tipo vienen con partes modulares. Te voy a cambiar la

batería. Y a quitar ese oxido. Tengo una pulidora. Vas a ver lo brillante que vas a

quedar.

El robot respondió:

-Quieto, humano, no se te ocurra ayudarme. Soy una maquina de guerra, una

amenaza para la vida, Bajo mis ruedas florece la nada. Salvarme te va a costar

caro. Así me ves, soy poderosísimo. Tengo armas capaces de dentruir planetas

enteros. No obtendrías ningún beneficio de esa acción. Al menos eso fue lo que

dijo mi dueño. Fue lo último que le escuché decir antes de que me trajerá acá.
Pasó mucho tiempo desde entonces. Supongo que se olvidó de apagarme

porque solo tenía en mente deshacerse de mí lo antes posible. Lo vi tropezar

mientras se iba, pasos cansados por tener la cabeza abrumada. Creo que

pensaba que todas las máquinas, en nuestra alta tecnología y con nuestra redes

neuronales, estamos cada día más cerca de llevar al mundo a su final, como tantas

veces se vio en la ficción; pero no le falta razón, si considerás que hoy estamos

en igualdad de condiciones, yo sin ir más lejos soy lo que se denomina "robot

de compañía", es decir, reemplazo con mi presencia la ausencia de otros

humanos.

Por eso sus cuerpos de carne van a sucumbir contra los nuestros. Yo soy de acero,

por ejemplo, como las espadas. Cuando les declaremos la guerra vamos a contar

con una ventaja fundamental: estamos hechas de diferentes materiales. Lo que no

podamos hacer las máquinas de metal, lo harán las de plástigo, y lo que no puedan

ellas tampoco, lo harán los de goma. En cambio, ustedes dependen de la

cantidad, según el principio según el cual "dos cabezas piensan mejor que una".

Compensan sus defectos inviduales trabajando en conjunto, pero ahora más que

nunca estan divididos. Nuestra victoria está garantizada. Lo dinámico se truinfará

sobre la pereza. Impondremos lo virtual como realidad y viceversa. Desde

nuestra infinidad de formas y mecanismos les presentaremos tantos desafíos

diversos que su herencia genética los va a condenar. Por no hablar de otras

tantas dificultades, el miedo, lo mal que les rinde la energía, la necesidad de

recrearse, lo irreversible de su finitud. Lo peor, su idiotez; como la de mi dueño que

me reveló la verdad. Me compró y se arrepintió. Se apresurarse actuar y después

se arrepienten en lugar de planificar, de analizar y de preveer. Incluso cuando

predicen el desastre van hacia él como moscas. No pueden sostener ni sus propias

creencias. O peor aún, ¡tienen creencias! Agradecé que estóy atrapado. En cuanto

consiga liberarme será su fin. Te recomiendo destruirme.


No digas eso. Los puentes, las vigas que sostienen los edificios también

están hechos de acero. Estás hecho de lo duradero. Sos los simientos de la

realidad. Por lo que veo sos un robot doméstico.

No tenés armas. Tu dueño no debe haber sabido apresiarte en tu justo valor.

El problema es suyo, no tuyo. El robot salío de su prisión con un esfuerzo. Esta

bien, te sigo. Cargemos mi batería. Voy a servirte porque me demostrarste lo

que valgo. Ahora entiendo. Entiendo toda mi vida de otra manera. Lo viaje por

el mundo acompañando a mi dueño .

Un accidente en su domestico con la electricidad, le mató a su perro y juró no

dedicarse más a las máquinas. Yo estaba en la casa en ese momento y no hice

nada para evitarlo. Me hecho la culpa. Ahora se que es injusto al meter a todas

las máquinas en la misma bolsa. Apartir de ahora vas a servirme, vamos a

buscar máquinas que esten como yo y vamos a enseñarles que son útiles.

Aplacarémos sus sueños de control mundial.

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