Está en la página 1de 5

13.

El mito de la “prosperity”
El nacimiento del cine sonoro americano coincidió con el famoso crack del 29.
Este chispazo bursátil irradió un crisis económica y bursátil sin precedentes. Suponía
quiebra del ciego optimismo en el sistema capitalista. En el mundo del cine, se produjo
una sacudida parecida a la económica. Tras el triunfo de Roosevelt en 1932 y la
inauguración de su “New Deal”, que promueve el reformismo en el campo económico y
social, estimulando la autocrítica en cuanto a política e intelectualismo se refiere. Este
examen crítico parece calar en la producción de Hollywood, la cual llega a la edad
adulta del cine sonoro con el examen crítico de los grandes pobres que ensombrecen el
resto del país, desde los grandes monopolios hasta el paro obrero. Por ello, un paseo por
la producción de los años 30, revela una gran vitalidad y vigor en cuanto a testimonios
sociales se refiere. Destacaremos Sin novedad en el frente de Lewis Milestone un
sólido alegato en contra de la guerra y pro pacifismo, el retablo satirico-dramatico de
Tiempos Modernos por Chaplin, contra la taylorización de la producción en los
complejos fabriles y el desempleo. Por parte de Lang se hace una furiosa critica el
expresidiaro que no puede rehacer su vida y vuelve injustamente a la cárcel en Furia.
La grave situación de los campesinos será plasmada en la magnífica producción de Las
uvas de la ira (1940) de John Ford.
También la comedia, o una parte de ella, decide olvidarse de los frívolos enredos
del mundo elegante y aristócrata, para acabar siempre de la mejor manera con la
injusticia, derrotada por algún esforzado caballero. El siciliano Frank Capra será el
adalid de esta corriente de “optimismo crítico”, que pretende demostrar la
inquebrantable salud del sistema democrático norteamericano. En Sucedió una noche,
podremos ver como el poco afortunado Clark Gable puede ascender en la sociedad
gracias a su casamiento con una rica heredera. En esta sociedad dibujada por Capra,
solo es infeliz el que quiere, pues la sociedad americana está abierta a todos y a la
prosperidad de aquel que la busca. Esto es lo que veremos con Gary Cooper en la
producción El secreto de vivir que haría que el club de fans de esta estrella lo
propusiese para presidente de los Estados Unidos. Frank Capra ha sido a veces
calificado como la “abuelita Capra” que cuenta las fabulas y cuentos de la plutocracia
vencida por un heroico caballero o una gentil secretaria, que al casarse con un
millonario arreglan su vida.
Por otro lado, será en estos años cuando el Código Hays de autocensura no
entre en su pleno vigor, creado en 1930, pero que comenzará a actuar hacia 1934 para
los miembros de la MPPD. Este tinglado de productoras orquestadas y dirigidas por la
Banca Morgan y Rockfeller, lleva tiempo sufriendo los frontales ataques de las ligar
puritanas que se horrorizan de los pantalones que lleva Marlene Dietrich o se ponen
muy nerviosas con las cosas que canta Mae West, a la conseguirán derribar con sus
ataques. Por estos años e pondrá también de moda el suicidio en Hollywood a base de
somníferos y barbitúricos como los muy sonados de Lupe Vélez o Alma Rubens. El
rigor puritano de Hays, apodado el “Zar del cine” alcanzará la moral sexual, social,
política o racial. Los productores deberían medir celosamente la longitud de los besos y
los centímetros del desnudo. Los mitos eróticos sufrirán una notable transformación. En
ello influye notablemente la incorporación de la mujer al trabajo y la mayoría de los
aspectos de la vida, lo que hace que se transforme en compañera, con mujeres que
quieren vivir su vida, libre y desenvuelta. Quedará el mito de Marlene Dietrich como la
devoradora de hombres que ha nacido con el Ángel Azul de la mano de Stenberg hasta
su ruptura sentimental y profesional en 1935. La veremos evolucionar desde sus
primeras cintas americanas de 1930 como Marruecos, devorando a Gary Cooper o en
Fatalidad que se convierte en una espía, que traiciona a su patria por amor y acaba
fusilada. El ciclo Marlene-Stenberg concluye en 1935 con el Capricho Español donde
se ve una imagen un tanto caricaturizada de la Guardia Civil, que provocaría una airada
respuesta por parte del gobierno español.
La gran aceptación de las producciones americanas se basaba en la amplitud de
temáticas y géneros. La comedia fue uno de los géneros triunfantes del cine sonoro de
Hollywood mientras los mejores cómicos del cine mudo abandonaban la pantalla. El
hueco que dejaría Chaplin será llenado por los hermanos Marx, Chico, Harpo y
Groucho, que llegarían procedentes del music hall. Para la comedia ligera creada por
Lubitsch es la que llevará la parte del león. Títulos como La fiera de mi niña (1938) o
Ninotchka (1939) critica soviética que nos traen como novedad unas sonoras carcajadas
de la Garbó, llenan los cines demostrando que lo que los públicos buscan en el cine es la
diversión. La comedia musical será la principal novedad del cine sonoro. Su variedad no
es muy grande, siendo en su mayoría un grupo de jóvenes emprendedores que intentan
estrenar un espectáculo musical, con un nutrido grupo de girls transformadas en robots
caracterizados por un aséptico y deshumanizado erotismo. Este género culminaría con
Calle 42.
Como se mencionó anteriormente, el nuevo género nacido en estos años, el de
los gánsteres y los presidios, el cine sonoro añadirá el regocijante y macabro sonido de
las metralletas a todo trapo y las cascadas voces de tipos duros. La ley del hampa se
transformará en Hampa Dorada de Mervyn le Roy, Rico Bandello con su purito
intelectualoide se hace sentir como el César del hampa. Esta epopeya de la depravación
con fin moralizador señala las nuevas directrices del género. Scarface (1932) trabajaría
la biografía de Al Capone, lleva el género a su culminación, con su trasfondo incestuoso
y episodios tan impresionantes como los asesinatos en el hospital o la bolera. Howard
Haks ha declarado, que se pretendía describir a la familia Capone, como si de los Borgia
se tratase. Este ciclo de violencia desatada, pronto derivo hacia los temas carcelarios. A
ellos pertenece El presidio (1930), Enemigo público (1931) o Soy un fugitivo de
Mervyn Le Roy. Mención aparte merece el Bosque Petrificado (1936) de Archie
Mayo. En él se profundiza en la imponente personalidad de Humphrey Bogart en el
papel de gánster que pierde su vida por esperar a la mujer que ama, forjando un nuevo
tipo de personaje el badgood boy que alcanzará su esplendor en la postguerra.
También el género fantástico terrorífico se reactualizo, en parte, gracias a la
aportación alemana. La Universal lanzará en 1931 Drácula y con el inglés James Whale
Frankenstein como una libre adaptación de la novela. El papel del monstruo debería
haberlo protagonizado el actor húngaro Bela Lugosi que se negó en rotundo ante el
aparatoso y horripilante maquillaje, siendo sustituido por Boris Karloff que iniciaría su
brillante carrera como especialista en personajes monstruosos. Quien más brillaría en el
escaparate de los monstruos seria Tod Browning que había demostrado ya su talento
dirigiendo repetidamente a Lon Chaney, pionero en representar monstruos y zombis. A
Tod se le apodaría el Edgar Alan Poe del cine, especialmente con su obra La parada de
los monstruos (1932). Procedentes del cine documental, Schoedsack y C. Cooper,
dieron obras maestras al género con las sádicas cacerías de hombres del conde Zaroff en
El malvado Zaroff (1932) o con la plasmación del mito de la Bella y la Bestia en la
magistral obra de King Kong (1933) en donde el entrañable gorila desempeño el papel
de víctima gracias al avance técnicos de la transparencia.
El apreciado y conocido genero de las aventuras se bifurca en diversos caminos.
Uno de ellos será el del genero exótico, donde destacará Tarzán de los monos, creado
por el novelista Borroughs, basada en la teoría de Rousseau del buen salvaje. Por otro
lado, tenemos el género colonialista, que ya llevaba cierto tiempo funcionando, con los
Tres lanceros bengalíes o La carga de la brigada ligera (1936). Las gestas del aire
penetran en la gran pantalla con obras como Alas (1927), encontrando al expiloto
Howard Hawks como un consumado especialista.
El cine romántico sufrió la mutación de las modas eróticas y de las costumbres,
consecuencia de la transformación social e la mujer. Aunque la Garbó sigue paseando
su silueta por la pantalla, nacerán otros mitos, de otro tipo de mujer, con Joan
Crawford, la selfi madre toman de origen plebeyo que se ahogaba en su San Antonio
natal que se escapa para buscar horizontes más anchos. Encontraría su suerte en Nueva
York al ganar un concurso de baile, atrayendo la atención de los jerarcas de la Metro. Su
trayectoria desde Vírgenes modernas (1928), su primer gran éxito, hasta convertirse en
la estrella número uno de Hollywood, resume su vida, hasta convertirse en la señora de
Douglas Fairbanks jr. Joan formará equipo muchas veces con Clark Gable y Jean
Harlow, quien es también la actriz que mejor define el sex appeal de la época. Fue la
primera vamp rubia de la pantalla. Interpretaría para Capra Rubia Platino (1931),
impulsando esta moda del pelo rubio, así como una revalorización del seno, a través de
sus generosos descotes. Sin embargo, los rescoldos del romanticismo siguen
alimentando los sueños de muchas jóvenes. La nota más aguda la Henry Hathaway con
una película insólita Sueño de amor eterno (1935) separada una pareja por la cárcel,
esta consigue reunirse durante sus sueños y finalmente, después de la muerte.
Chaplin, en cambio, es un humanista que reconoce bien la sociedad en la que
vive y sabe de sus lacras e injusticias, que ha padecido en sus propias carnes. Esta
concepción de la vida se muestra plenamente en Luces de ciudad (1931) donde el
pobre vagabundo idealista será zarandeado por los avatares de la vida, cuando salva a
un millonario borracho a punto de suicidarse. Cuando esta borracho, es muy amistoso y
lo protege, más cuando esta sereno, lo repudia. Intenta el vagabundo que el millonario
pague una operación para curar a su amiga ciega, lo que le llevará a la cárcel ante otro
cambio de humor del millonario. El espíritu polémico de Chaplin se despliega en todo
su apogeo con Tiempos Modernos (1936) donde hace un balance pesimista del
supercapitalismo y la deshumanización de la ultra tecnificación: el enloquecedor trabajo
en cadena, la máquina que ahorra el tiempo que lo obreros invierten en comida, etc. No
es tanto una crítica a la industrialización, sino hacia la explotación del hombre por el
hombre. La aceptación plena del sonido, no se dio hasta su tal vez obra más conocida,
El Gran Dictador (1940) sátira feroz contra las dictaduras nazi y fascista que Chaplin
realiza a pesar de las protestas de la embajada alemana. Chaplin realizo una creación
magistral de dos papeles distintos, Hynkel (Hitler) y de un pobre barbero judío
perseguido por el dictador.
Por último, nos queda hacer mención a Ford que tendrá su mayor apogeo
productivo a la década que sigue a la gran crisis. Ford asimilo las lecciones del
Kammerspielfilm alemán, creando los títulos más sólidos de su carrera. En la Patrulla
Perdida (1934) aparece el hermetismo atmosférico que protagoniza sus películas a
través de la aventura de una patrulla inglesa acosada por los árabes en el desierto, los
cuales los someten a un angustioso cerco. Esta atmosfera angustiante también se deja
ver en El delator (1935) que transcurre en doce horas, en la noche de un nubloso
Dublín. Es el drama de un delator que pretende entregar a la policía al jefe de la
organización nacionalista a la que pertenece.
Esta concentración dramática y la opresión ambiental de estos dramas fatalistas
se relajará en la Diligencia (1939) merced a su rodaje en esplendidos paisajes de Nuevo
México. Este western magistral sigue siendo fiel a las leyes de construcción dramática
de Ford. El espectador vive la historia de un grupo de personas unidas por el destino, los
conflictos nacerán de esa forzada convivencia. Después Ford realizara la magistral Las
uvas de la ira calificado como uno de los títulos más vigorosos de la filmografía
americana. Asistimos, de nuevo, a la odisea de un grupo humano campesino, que ha
perdido su granja a causa de la crisis, deambulando por las carreteras en una lucha por
la supervivencia.
William Wyler compartirá el palmarés junto con Ford en el olimpo de los
productores más afamados de Hollywood. Alsaciano, educado en Francia y Suiza,
aterrizaría en 1921 en Hollywood. Después de realizar una veintena de westerns para la
Universal, Wyler comenzó a destacar por sus concienzudas adaptaciones de clásicos
novelescos como son Cumbres Borrascosas, El abogado, Desengaño o la Loba. Con
este autor ponemos sobre el tapete la espinosa cuestión del cine literario, que aporta al
cine una revalorización del dialogo y guion. Wyler llevaría a estructurar sus películas en
largas escenas sostenidas por la acción y diálogos de los personajes que evolucionan en
el decorado. Para ello, se utilizarán películas súper sensibles de Kodak, con ella los
personajes y el decorado evolucionan sin perder nitidez la escena, apareciendo
vinculados a la escena de forma natural. La cámara se ira moviendo, colocada a
diferentes distancias, sin tener que fragmentar la escena mediante montaje. Con ello se
revaloriza muchísimo más de lo que ya se estaba al actor, los diálogos y el decorado. El
fenómeno del cine literario al servicio del realismo psicológico tenido de
individualismos va asociado por la incorporación de directores de procedencia teatral.
El mayor éxito del cine sonoro americano nacerá también de la traducción de un best
seller, de una novela sudista nada menos, Lo que el viento se llevó (1939) iniciada por
George Cukor y concluida por Víctor Fleming que impone de forma definitiva el
Technicolor.

También podría gustarte